25: Robado

Una voz interrumpió la vida cotidiana, desde los cielos se hizo presente, se impuso y ordenó alzar las manos. La persona misteriosa, a veces amable y a veces violenta, decía que los humanos debían dar su energía para derrotar al terrible Majin, que esa sería la forma de acabar con el genocida que había reducido ciudades a lugares fantasma. Los habitantes de la tierra tuvieron miedo, muy pocos quisieron confiar en que del cielo venía ayuda, creían que era una trampa.

"¡Soy yo, Mr. Satán!"

Nuestro héroe volvió a nosotros. No fue vencido, no nos había abandonado. Una vez más había sido valiente, fue hasta los confines del mundo a buscar cómo derrotar al enemigo de la humanidad.

¡Él nos salvará! ¡Satán! ¡Satán! exclamaba la gente en las calles, en todo el globo terráqueo…

Goten se escondió tras su libro, quería reírse de lo que su compañero leì en voz alta de su libro de texto. No podìa creer que las clases de historia incluyeran a Mr. Satán y como salvó al mundo. Es decir, ya lo sabía, Gohan lo contó durante la cena de sus primeros días en la escuela. También sabía que sus padres y los demás adultos estaban de acuerdo en que èl ya una vez salvador de la Tierra continuará siendo el estandarte de la paz, al fin y al cabo a Son Goku lo único que le importò fue derrotar y pelear…

¡Auch!

Un piquete en el cuello, como de avispa, le hizo voltear y ver dónde se había ido el bicho, pero lo que descubrió fue a Trunks fuera de la ventana del salón, llamándole con la mano y poniendo un dedo en su labio para que no dijera nada.

— Maestro, ¿puedo ir al baño?

— Vaya.

Apenas cerr ó la puerta tras él y Trunks ya le había jalado para irse a un rincón bajó la escalera.

— ¿Qué pasa?

— Hoy y mañana no podré ir a casa contigo. Sin querer rompí una computadora…

— ¿Eh? ¿Cómo hiciste eso?

— No es importante— la restó importancia y Goten estaba seguro de que había hecho una estupidez—. El punto es que me debo quedar durante dos días a ayudar a algún club que lo necesite.

— Eish…ya qué— frunciò los labios Goten—. Me lo pudiste decir en el almuerzo.

— Si, pero debo aprovechar el tiempo.

Goten iba a preguntar a que se referìa, pero Trunks ya le estaba besando contra la pared. Le tomó del rostro y Goten solo pudo poner sus manos en los costados del sacò de su novio.

Fue un beso corto, rápido y parecía divertido porque Trunks estaba sonriendo.

— Nos vemos.

Le soltó y se fue corriendo por el pasillo, dejando a Goten sin palabras y tan rojo que cuando volvió al sal ó n sus compañeros querían llevarlo a la enfermería.

Para la hora del almuerzo, Fayra dijo que todos deberían almorzar juntos y que Goten nunca los acompañaba. Por un momento se sintió mal por no pasar tiempo con sus amigos, pero cuando dijo "puedes decirle a Trunks que venga" supo que en realidad no era que le quisiera a él.

— Anda, deja de hacerte del rogar—Chok le rodeó el cuello y lo jaló para irse a la cafetería.

— Si, si voy. Solo irè a decirle a Trunks y sino le dejaré el almuerzo que mi mamá le preparó.

— Uy, que consentido—se burló Chok y le empujó para que se apurara.

Encontró a Trunks a mitad del camino, iba acompañado de Kompas pero les dejó para que pudieran hablar un momento a solas.

— Iba a buscarte, mis amigos quieren que almuerce con ellos.

— Si, Chok también me dijo lo mismo— le extendió la caja del almuerzo—. Mamá hizo esto para ti, dice que no debes comer siempre de la cafetería.

— ¡Genial, comida de la tía Milk! — le brillaron los ojos a Trunks, cualquier cosa que estuviera dentro era seguro que sería delicioso.

— Bien, nos vemos.

— Nos vemos.

Trunks le jaló antes de que él se diera la vuelta y le volvió a robar un beso. Goten volvió a enrojecer y le empezó a gritar a Trunks que se fue corriendo por el pasillo.

Después del almuerzo tocaba la clase preferìa de Goten: deportes, solo que en esa ocasiòn no estaba feliz de lo que habían elegido. La mayoría optó por hacer equipos de chicos y chicas para jugar voleibol. Cuando es fútbol o incluso basketball está bien, puede controlarse un poco más, pero todo lo que requiere golpear cosas contra otra persona le cuesta por controlarse. Fingió que se lastimó la mano y se quedó sentado en las bancas, enfurruñado por no poder jugar con sus compañeros de clase.

— ¡Trunks!

Fayra salió corriendo y Goten vio que efectivamente, Trunks iba pasando tras los ventanales, estaba cargando unas cajas.

— Ah, hola— se detuvo por educación, pero le lanzó una mirada a Goten para que no les dejará solos. El menor se rió, y pese a la mirada molesta de su amiga se levantó para ser "el mal tercio".

— ¿Qué llevas ahí?—preguntó la chica.

— Registros de exámenes, me pidieron ayuda los de tercero.

— Se ven muy pesadas…

— Si, lo son…— la voz de Trunks fue de falso pesar, Goten volteò los ojos con media sonrisa.

— Me gustaría ayudarte.

— Gracias, pero en verdad están pesadas. Ah, pero Goten puede ayudarme, ¿verdad?

— Ah, si…

— No puedes— Fayra volteò hacia su amigo, con esa mirada de mamá enojada—. Te lastimaste la mano, ¿quieres empeorarlo?

— Cierto— chasqueó molesto de su propia mentira.

— ¡Fayra!

El maestro le llamó la atención para que regresara y entrará a jugar en un cambio de jugadores. Trunks negó varias veces con la cabeza y Goten se encogió de hombros.

— Bueno, que se mejore tu mano— se burló del menor.

— Gracias— masculló y se estiró para empujarlo a que continuara.

Dio un rápido escaneo a todo el lugar, nadie estaba prestandoles atenciòn. Nuevamente aprovechó aquel momento para inclinarse y robarle otro beso e irse corriendo. Goten se quiso meter por la ventana y perseguir a Trunks, pero el maestro llegó y le jaló de la camisa para arrastrarlo.

— Ya que tienes mucha energía y tus piernas están bien, dale unas vueltas a la cancha hasta que se te vaya el aire.

Maldito Trunks…

La hora de la salida de clases llegó demasiado rápido, Trunks se recostó en la mesa y se quejó amargamente. No quería quedarse a ayudar a clubs dónde ni siquiera pidió entrar.

— Trunks, ya te aparte— Rulah le palmeó el hombro, Trunk dijo un "¿disculpa?" ofendido, pero la chica solo sonreía muy quitada de la pena—. Necesitamos tus músculos para mover muchas cosas, así que te esperamos en los jardines. Anda, anda.

Todos se fueron enseguida, Trunks se tomó su tiempo para guardar sus libros y bajar los escalones de su lugar. Abrió la puerta para salir del salón, pero se encontró con un sonriente Goten.

El más joven le empujó por el pecho, pateó la puerta para cerrarla tras ellos y luego le atrajó hacía él por la corbata, le iba a enseñar como era en verdad robar besos.

Trunks se rió entre sus labios y le siguió la corriente, todos los del club podìan esperar, o irse al demonio, lo que màs le conviniera, no iba a irse corriendo por ellos cuando Goten se le colgaba del cuello y le besaba como justo le hubiera gustado hacer durante todo el dìa.

A ciegas y tropezones caminaron de espaldas hasta el escritorio. Trunks se sentó y Goten se acomodo entre sus piernas. Se jalaban entre ellos, del cabello o los sacos. Goten se burlaba con un "¿a eso llamas besar?" y Trunks contestó con un "Ya verás" y le hizo jadear.

— Sabía que estarían aquí.

Una voz femenina les hizo separar de golpe, creyeron que serìa una maestra, pero era Mai que les veía con fastidio desde la puerta.

— Ah, hola— Goten sonrió y se acomodó el uniforme.

Trunks se les quedó viendo extraño, ¿era el único sorprendido porque Mai no estuviera sorprendida de verlos juntos?

— ¡Trunks, maldito mocoso irresponsable! No me he podido ir a casa porque me mandaron a buscarte—sé acercò y jalò a Trunks de una oreja.

— ¡Duele, duele! ¡Goten!

Su novio le mostró la lengua y con la mano les despidió a ambos. Se estiró de brazos y satisfecho tomó rumbo para irse a descansar.