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Capítulo 72
— Ed, recuerda y ten en mente esto. Lo que nos diferencia de las bestias salvajes es el autocontrol y la compasión… los verdaderos monstruos son aquellos que se dejan llevar por sus instintos, causando sufrimiento en otros solo por que pueden hacerlo. —
Kodlak a Edzard cuando este conversaba con el en Jorrvaskr.
Ante los ojos de los dos jóvenes se alzaba una de las vistas más espantosas y repugnantes que cualquier ser humano podría presenciar. Sin embargo, el olor que acompañaba a esa vista solo intensificaba los sentimientos de horror que ellos experimentaban. El aroma de aquella sala era el dulce y empalagoso olor de muerte, mezclado con el hedor de cientos de cuerpos en descomposición, aderezado con el aroma de químicos y fármacos.
La potente combinación de olores provocó que Karna, quien poseía un sentido del olfato normal, sintiera las peores náuseas de su vida. Estas náuseas eran tan intensas que el joven estuvo a punto de vomitar… de hecho, unos pocos segundos después de haber percibido ese olor por primera vez, el joven se giró y vació el contenido de su estómago en el suelo.
Junto a Karna, Edzard se mantenía firme, pero su rostro demostraba que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no vomitar, pues sus sentidos amplificados le hacían percibir todo de manera intensificada. Aun así, los ojos de Edzard permanecían fijos en lo que había en la sala.
La sala era blanca, o al menos lo había sido anteriormente, pues en ese momento, estaba llena de oscuras manchas rojas por todos lados. Aquellas manchas eran de sangre seca, pues esta habitación parecía más un cementerio que un área médica… no, era algo peor que un cementerio, este lugar parecía una carnicería donde cientos de pollos habían sido recién sacrificados. Sin embargo, lo que había sido sacrificado no eran animales, sino lo que parecían ser fetos humanos en diversos estados de desarrollo.
Estos fetos estaban apilados unos sobre otros, creando auténticas montañas de cadáveres. Todos ellos presentaban diversos tipos de heridas, que iban desde cortes pequeños hasta cuerpos descuartizados y dejados como carne picada. Aquellas montañas de cadáveres aun escurrían algo de sangre, la cual se dirigía hacia unas canaletas cercanas. La cantidad de sangre seca en la canaleta indicaba que estos restos de embriones no eran recientes.
'Parece que estos embriones llevan aquí más de una semana…' pensó Edzard con ira al ver los cuerpos de pequeños niños que no habían llegado siquiera a respirar una vez en este mundo. Sin embargo, su ira se convirtió en sorpresa cuando se percató de algo peculiar. Comenzó a caminar y se acercó a uno de los fetos muertos, el cual parecía ser el más desarrollado de los que estaban en esa pila. Tomándolo con delicadeza, observó con determinación ese cadáver.
'Este tono dorado de piel… ¡Es más que obvio, es un Altmer!' pensó con sorpresa y sobre todo asombro al descubrir la identidad de este nonato. Soltando aquel feto de la manera más delicada que pudo, Edzard dio un paso hacia atrás, algo que fue observado por Karna.
"¿Sucede algo?" preguntó el joven al ver cómo Edzard retrocedía.
Al oír la pregunta, Edzard se maldijo internamente por ese descuido. No era muy común en él, pero no siempre era el perfecto guerrero y mago que muchos creían, pues había momentos como estos que le hacían parecer un joven de su edad.
"No… solo me sorprendí al ver esto." Respondió Edzard de manera calmada mientras volvía a mirar la sala.
La respuesta de Edzard no sorprendió en lo más mínimo a Karna, pues según los informes de los pocos espías que tenían en las tres facciones, la facción de los héroes había aprendido la personalidad y forma de ser de los luchadores más capaces del pacto de Kuoh. Y en esos informes siempre se detallaba que Edzard era alguien calmado, práctico y decidido, sobre todo cuando se trataba de los daedras. Sin embargo, cuando lo vio retroceder, Karna vislumbró por un instante que Edzard se comportaba como cualquier humano. A pesar de que quisiera seguir pensando en ello, no pudo hacerlo, pues se vio obligado a salir de sus cavilaciones cuando el dragón comenzó a caminar por la habitación.
Edzard caminó por la sala, buscando cualquier indicio que le permitiera entender cómo es que estos fetos de Altmers habían terminado en este lugar. El joven dragón comenzó a inspeccionar todo lo que tenía a su alcance, revisando estantes, rincones y otros muebles.
Las acciones de Edzard fueron imitadas por Karna, quien, aunque no comprendía bien qué sucedía, comenzó a hacer lo mismo.
"¿Qué estamos buscando?" preguntó el joven humano mientras revisaba los cajones de un estante.
"Algún tipo de documento que nos indique de dónde provienen todos estos fetos muertos." Respondió Edzard, revisando un estante lleno de historiales clínicos. Tomando estos folios, el hijo de Akatosh comenzó a ojearlos rápidamente.
Con cada palabra que leía, la ira comenzaba a surgir dentro del cuerpo de Edzard. Esto se debía a que estos folios eran, ni más ni menos, el historial de investigaciones del maldito proyecto diseñado por Euclid.
Día XX de XXXXXX del 20XX
Los sujetos primarios del proyecto han mostrado poca tolerancia al primer material genético implantado. Sus cuerpos han terminado por generar mutaciones muy desagradables, las cuales han provocado la muerte de todos ellos.
Seguiremos estudiando estas reacciones para buscar una forma de eliminarlas.
Día XX de XXXXXX del 20XX
Hemos tenido un avance gracias a que Euclid-sama se ha involucrado de manera personal en el proyecto.
De los quinientos sujetos de prueba, solo han muerto doscientos en los primeros veinte minutos. Esto muestra un aumento en la tasa de compatibilidad entre ambas especies. Sin embargo, esto es aún insuficiente como para poder cumplir con las expectativas puestas en el proyecto.
Día XX de XXXXXX del 20XX
¡Eureka! Tras varios días de continua y ardua investigación hemos logrado encontrar la forma de crear al primer híbrido Nirmniano y terrícola que ha sobrevivido al proceso. Sin embargo, este no es muy estable y tememos que no vivirá más de dos años desde su conversión.
Aun así, Euclid-sama dice que eso no importa, pues estos híbridos están destinados a ser tropas de choque.
Día XX de XXXXXX del 20XX
Debido a que el proceso para crear a Marcus tomó más tiempo del previsto, Euclid-sama ha decidido usar otro método. Para esto, él ha hecho una alianza con un príncipe daédrico el cual ha tenido por bien entregarnos a veinte mujeres Altmer.
Hemos extraído de las mujeres todos sus óvulos, los cuales han sido fecundados con esperma de los bancos de esperma de los humanos, para de esa manera crear fetos, los cuales serán sometidos a crecimiento acelerado para que alcancen una madurez perfecta para la obtención de células madre.
Tras leer ese último párrafo, Edzard cerró la carpeta, pues no necesitaba ser un genio para saber qué seguía. Llevándose una mano a la frente, soltó un fuerte suspiro. Aquel suspiro fue oído por Karna, el cual se acercó a él, pues sintió curiosidad por saber qué había visto el dragón para suspirar de aquella manera.
"¿Qué sucedió?" preguntó Karna al acercarse a Edzard.
"Esto." Respondió de manera rápida el hijo de Akatosh mientras le lanzaba el dosier a Karna.
El joven humano atrapó el dosier fácilmente, demostrando que poseía reflejos muy bien entrenados. Con aquel documento en mano, Karna comenzó a leerlo y con cada página que leía, el color de su pálido rostro se hacía aún más pálido. Cuando terminó de leer, giró su cabeza, mirando a Edzard a los ojos.
"¿Es cierto esto?" preguntó con voz asqueada y completamente sorprendida el joven.
"Sí, me temo que es verdad." Respondió Edzard, quien vio cómo su respuesta hacía que el joven cayera de rodillas al suelo mientras se agarraba el pecho. Aquella acción del humano provocó que Edzard se acercara rápidamente a él, colocando una mano en su hombro. "¿Estás bien?"
La respuesta de Karna ante la pregunta de Edzard fue negar con la cabeza, pues no se sentía para nada bien. Desde el momento en que leyó que algunas mujeres habían sido usadas para esto, sintió que algo en su alma se agitaba, algo que hizo que su cuerpo se estremeciera de dolor.
Al ver la respuesta de Karna, Edzard se preocupó ligeramente por él, por lo que decidiendo ayudarlo, movió su mano y usó un poco de magia de Restauración para curarlo de lo que sea que le pasaba.
Ante el total asombro del joven humano, este comenzó a sentirse un poco mejor. Tras unos pocos segundos de curación, Karna ya no sentía tanto dolor como antes, por lo que pudo ponerse de pie.
"Gracias." Agradeció Karna de manera sincera, aunque el joven estaba confundido de la razón por la que Edzard lo había ayudado y se lo hizo saber.
La respuesta que recibió no fue una que hubiese esperado el joven humano. Esto debido a que no esperaba ningún tipo de respuesta de parte del joven dragón.
"No hay de qué." Respondió Edzard de manera tranquila, para luego mover su mano derecha, creando una línea de magia purpura.
Aquella línea purpura era el resultado del uso del hechizo de Clarividencia, lo que le mostró a Edzard el camino a seguir para encontrar su objetivo… y ¿Cuál era su objetivo actual?, pues solo era uno… Encontrar a las mujeres Altmer que se mencionaban en los informes de los científicos. Por ello, usando este hechizo, él vio la dirección en donde estaban, por lo que sin perder tiempo, comenzó a correr hacia ese lugar, siendo seguido por Karna.
El grupo de ambos jóvenes corrió a gran velocidad, enfrentándose a varios enemigos, los cuales comenzaron a aparecer cuando llegaron a los pisos inferiores de la base.
"¡Corran!" fue el grito de uno de los demonios que había en el lugar, el cual miraba con horror la escena que se extendía frente a él.
Frente al demonio se encontraban los cuerpos de todos sus compañeros, aquellos que tenían la suerte de aun tener su cuerpo físico, pues varios se habían convertido en cenizas. Los rostros de todos los cadáveres tenían muecas de absoluto terror y dolor, pues no habían muerto de manera pacífica, sino que habían sido asesinados de maneras muy brutales. Algunos de ellos tenían las cabezas reventadas contra las paredes, otros tenían las mandíbulas arrancadas, finalmente otros tenían agujeros en sus pechos, demostrando que sus corazones habían sido arrancados.
El demonio se dio la vuelta, tratando de huir, pero no logró dar un solo paso para escapar, pues una flecha de fuego impactó en su hombro.
"¡AHHHH!" gritó de dolor el demonio, pues aquella flecha quemaba su piel lentamente, causando la aparición de varias ampollas en las cercanías de la zona de impacto. Gracias al dolor que sentía, el demonio terminó por caer al suelo.
"¿A dónde crees que vas?" preguntó Edzard, el cual estaba a espaldas del demonio.
La mano de Edzard estaba manchada de un rojo muy intenso, lo que indicaba que había estado matando con sus propias manos a los demonios. El joven dragón comenzó a caminar lentamente, pues este era el último demonio de la zona. Al verlo llegar, el demonio intentó huir, pero debido a la herida de su hombro y el dolor constante de la herida hizo que no pudiera levantarse. Aun así, pese a que no podía levantarse, intentó huir arrastrándose, pero no logró moverse mucho, pues su cráneo fue perforado por una lanza de hielo, cortesía del hijo de Akatosh.
Al ver al último demonio del lugar, el cual era la penúltima planta, Edzard siguió caminando.
"¿Era necesario matarlos con tanta violencia?" preguntó Karna, el cual se acercó a Edzard con cautela
"Tal vez no, pero eso no importa ahora." Respondió Edzard, el cual caminó por el pasillo como si nada.
Aquella reacción de Edzard provocó que Karna sintiera un escalofrío, aun así, siguió caminando junto al hijo de Akatosh.
El dúo continuó caminando tranquilamente, llegando finalmente a dos puertas, las cuales no eran como el resto de las puertas de esta base. La mayoría de las puertas de este lugar eran las típicas puertas automáticas que se encuentran en los hospitales o en los laboratorios, pero estas puertas eran diferentes. Ambas puertas eran similares a las que se encuentran en las bóvedas de máxima seguridad de los bancos, es decir, puertas hechas de acero, extremadamente gruesas y reforzadas.
Ambos jóvenes se detuvieron frente a ambas puertas, sin embargo, solo Karna estaba sorprendido de encontrar algo como esto aquí. Edzard, por su parte, había esperado algo así, pues era común para los seres de este mundo usar este tipo de puertas para proteger objetos de gran valor.
"¿Es aquí?" preguntó Karna, esperando que este fuera el lugar que buscaba.
"Sí, lo que busco está en ambas puertas." Respondió Edzard, quien miraba ambas puertas de manera analítica, sopesando cuál abrir primero.
La respuesta de Edzard provocó que Karna se confundiera, pues no esperaba aquello. Esto se debía a que normalmente lo que alguien buscaba solía estar en una sola habitación, pero parecía que este no era el caso.
"Recuerdas que me preguntaste por qué fui tan violento con esos demonios, ¿verdad?" preguntó Edzard mientras caminaba hacia una de las puertas, específicamente la que estaba a la izquierda. El joven dragón no tuvo la necesidad de voltear, pues sabía que el joven humano asentiría, por lo que decidió mostrarle la causa de su actuar. Así que, acercándose a la puerta, hizo que su brazo izquierdo se llenara de magia de destrucción, precisamente, escarcha. Dando un paso hacia atrás, lanzó varios potentes golpes, los cuales impactaron en las bisagras de la puerta.
¡CRAC!
El sonido de las bisagras rompiéndose gracias a la fuerza del golpe, así como al hielo que se había formado por el impacto, llenó la sala, para luego caer hacia atrás. La puerta hizo un estruendo al momento en que cayó, levantando también algo de polvo.
"Andando." Ordenó Edzard mientras comenzaba a caminar hacia el frente.
Tras aquellas palabras, Karna siguió al dragón y cuando entró a la sala, rápidamente se quedó quieto como una estatua. Esto se debió a lo que vio en el interior de la sala.
En el interior de la sala se encontraban los cadáveres de las veinte mujeres Altmer que se mencionaban en los dossiers que habían leído anteriormente. Las mujeres estaban desnudas, mostrando signos de tortura física, pues tenían varias heridas que iban desde arañazos hasta moretones de golpes. Sin embargo, eso no fue lo único que esas pobres mujeres sufrieron, pues Karna se dio cuenta de que ellas habían sido abusadas sexualmente en varias ocasiones, pues había restos de semen seco entre sus piernas.
La escena provocó que el joven sintiera que la ira comenzaba a aflorar en su interior, pero antes de que hiciera algo, sintió una mano sobre su hombro. Girando el rostro, vio que era Edzard.
"Parece que eres como pensé que serías." Dijo Edzard con voz tranquila, causando confusión en Karna.
"¿Qué?"
"La razón por la que te mostré esto es para ver tu reacción. Pensaba que por tu pasado como miembro de la facción de los héroes podrías ser indiferente con las vidas de otros seres, pero me he equivocado." Respondió Edzard de manera tranquila, esbozando una sonrisa de confort al mirar a Karna. "Te diré dónde te quedarás en mi palacio cuando esta misión termine."
Los ojos de Karna se abrieron y toda la ira que sentía se esfumó al oír esas palabras. La duda, junto con la sorpresa, comenzaron a aflorar en el humano, pues no esperaba que esta fuera su prueba. Aun así, no sabía cómo reaccionar. Sin embargo, antes de que dijera algo, Edzard volvió a hablar.
"¿Crees que puedes ayudarme a envolver los cuerpos de estas mujeres?" preguntó Edzard, moviendo su mano y sacando algunas capas de lino negro de su bolsa encantada.
Al oír esta pregunta, Karna inmediatamente lo miró antes de responder. "C-c-claro. No tengo ningún problema."
La voz del joven humano estaba acompañada de un ligero tartamudeo, pues aún estaba procesando lo que había oído. Tras aquellas palabras, se acercó a Edzard y tomando una de las capas, comenzó a ayudarlo a cubrir los cuerpos de las mujeres.
La acción de cubrir a todas las mujeres les tomó un poco más de media hora, pues tuvieron el cuidado de colocarlas de la mejor manera posible.
"Terminamos…" dijo con algo de pena Karna al ver a todas esas mujeres muertas.
"No, aún no." Señaló Edzard, llamando así la atención del joven humano.
"¿Qué? ¿Por qué dices eso?"
"Porque lo otro que me interesa está al lado de esta habitación." Respondió Edzard mientras comenzaba a alejarse de la habitación. "No te preocupes, ellas tendrán un entierro digno… me encargaré de eso."
Una sonrisa apareció en el rostro de Karna al oír las palabras de Edzard, por lo que sin perder tiempo comenzó a seguirlo. Finalmente ambos estuvieron fuera de la sala, observando la otra puerta.
"¿También la tirarás abajo como la otra?" preguntó Karna, preparándose para ver cómo la puerta caería.
"No." Respondió Edzard mientras negaba con la cabeza. "Eso fue para darle más impacto a lo que verías allí. Para esta, usaré algo más de sutileza."
Tras esas palabras, Karna observó cómo Edzard se acercaba a la puerta. Al colocar una mano frente a ella, vio cómo brillaba de un color dorado. Lentamente, comenzó a mover la mano, lo que fue acompañado por el sonido de los engranajes de la cerradura en movimiento. Unos minutos después, Edzard tomó el pomo de la puerta y, tirando de él, la abrió. Un fuerte chirrido agudo resonó mientras las bisagras crujían al abrirse la puerta.
"Parece que ya podemos entrar." dijo Edzard tras abrir completamente la puerta. Tras esas palabras, el hijo de Akatosh y Karna procedieron a entrar en la sala, manteniendo la guardia en alto por si había enemigos allí dentro.
Al entrar, lo primero que encontraron fue oscuridad, ya que el lugar estaba completamente oscuro. Sin embargo, antes de que alguien dijera algo, las luces automáticas del lugar se encendieron, iluminando todo el lugar.
"Por Indra…" murmuró Karna al ver lo que había en el interior de la sala.
El interior de la sala era similar al de un laboratorio médico convencional del mundo humano, excepto por un detalle en particular: su tamaño. Esta sala era extremadamente grande. A ojos de Karna, esta sala debía medir más de doscientos metros.
"¿C-c-cómo es posible?" preguntó Karna con total asombro al ver el tamaño de la habitación. "¿Cómo han logrado tener un lugar tan grande en lo que parece ser un espacio tan pequeño?"
"Magia." respondió Edzard de manera simple, sorprendiendo a Karna.
"¿Qué quieres decir?"
"Este lugar es más grande debido a que usan magia para expandir el espacio dentro de una estructura. Pero eso no debería sorprenderte." respondió Edzard mientras comenzaba a bajar por las escaleras. "Lo que debería sorprenderte son esas cápsulas que están repartidas por todo el lugar."
Las palabras de Edzard hicieron que el joven mirara el lugar y se diera cuenta de que era cierto, pues toda la sala estaba repleta de filas y filas de varias cápsulas de vidrio ovaladas.
"¿Qué son esas cápsulas?" preguntó Karna, comenzando a bajar y acercándose a la más cercana a su posición.
"Son la fase final del proyecto de hibridación artificial de Euclid." respondió Edzard, quien estaba frente a una de las cápsulas.
Las cápsulas eran estructuras esferoides, hechas de lo que parecía ser vidrio templado. En la parte inferior había una base de piedra rectangular, pero no había cables ni nada de tecnología, solo estaba la piedra grabada con decoraciones.
"Así que este es el famoso proyecto de hibridación que mencionaban esos dosieres…" se dijo con asombro Karna mientras miraba la cápsula, observando cómo esta estaba repleta de un líquido de color rojo espeso, que parecía ser sangre. Entrecerrando los ojos, el joven humano vio un cuerpo flotar en el interior de la cápsula.
"¿Ese es un…?" la pregunta que estaba a punto de hacer murió en su garganta cuando se dio cuenta de que en el interior de la cápsula había una persona, más precisamente… "¡¿Un niño?! ¡¿Por qué en el nombre de lo más sagrado hay un niño aquí?!"
El grito de Karna llamó la atención de Edzard, quien dejó de mirar a la persona en la cápsula frente a él, que era una mujer de unos veintitantos años. Sin perder un solo segundo, corrió hacia donde estaba Karna y observó el interior de la cápsula… al ver lo que había dentro, el rostro de Edzard se puso algo pálido, pero un segundo después frunció el ceño y apretó los puños. Moviendo su mano a su bolsa encantada, Edzard sacó de allí el artefacto que solían usar para comunicarse con el resto de los líderes del pacto.
Presionando un botón de aquel objeto, Edzard llamó a Azazel, quien apareció en una proyección mágica.
"¿Qué sucede, Ed?" preguntó Azazel con voz soñolienta en cuanto vio a Edzard.
El líder de los caídos estaba vestido únicamente con una bata, lo que indicaba que había estado relajándose hasta hace poco. Al verlo así, Edzard frunció el ceño un poco más, pues le había dicho a Azazel que estuviera atento por si necesitaba su ayuda en algo.
"Necesito que envíes a varios Caídos de confianza, junto con varios médicos." respondió Edzard de manera rápida y seria, tomando por sorpresa a Azazel.
"¿Qué sucedió?" preguntó el caído al darse cuenta de que el hijo de Akatosh hablaba de manera muy seria.
"Encontramos una base del proyecto de Euclid… hay algunos sujetos del experimento. Necesito ayuda para hacerles un chequeo médico y saber si es seguro moverlos, para llevarlos a otro lugar para que puedan ser interrogados."
Al oír aquello, Azazel frunció el ceño un segundo, pero asintió.
"Bien, te voy a enviar a varios equipos… irán lo más rápido posible."
"De acuerdo, los esperamos."
Mientras Edzard se encontraba en África descubriendo los secretos oscuros del proyecto de Euclid, en el Inframundo, más precisamente en el laboratorio de Ajuka, se estaba llevando a cabo una reunión.
En el despacho personal de Ajuka se encontraban reunidos los cuatro maous, es decir, los líderes de los demonios. A diferencia de otras ocasiones, esta reunión era clandestina, pues no había, ni existiría, un registro de ella.
"Entonces, Ajuka. ¿Qué han descubierto los doctores? ¿Es posible salvar a Lilith-sama?" preguntó Sirzechs, esperando que su amigo tuviera buenas noticias.
Aunque solo Sirzechs había hecho la pregunta, la verdad era que los otros maous también deseaban saber si la esposa del Lucifer original podía ser salvada. Por ello, estaban atentos a las palabras que diría Ajuka.
El poseedor del título de Beelzebub miró a sus amigos mientras recordaba lo que había leído en el último informe que le habían enviado los médicos encargados de examinar el estado de salud de la madre de los demonios. Recordando cada detalle de aquel informe, Ajuka soltó un suspiro. Este suspiro provocó algo de preocupación en sus amigos, pero aquellas preocupaciones se extinguieron cuando vieron que él sonreía.
"Al parecer tenemos suerte." respondió Ajuka, infundiendo esperanza en sus amigos maous.
"¿Cómo así?" preguntó Serafall, quien tenía un rostro de alegría por esas palabras.
"Al parecer, hay posibilidades de que podamos salvarla".
La respuesta que dio Ajuka provocó que todos los demonios presentes sintieran que un enorme peso había sido levantado de sus hombros. Esto era como consecuencia de que habían tenido la responsabilidad de cualquier posible final que tuviera la madre de los demonios. Sin embargo, ahora que sabían que había posibilidades de salvarla, todos estaban más tranquilos.
"¿No estás bromeando, verdad?" preguntó Falbium, quien estaba en una especie de estado de negación ligero, pues aún no podía terminar de creer lo que habían escuchado.
"Sabes que no soy alguien que bromea con temas como estos, Falbium." respondió Ajuka mientras movía su mano para conjurar una pantalla holográfica.
La pantalla, que surgió de un círculo mágico, comenzó a mostrar una gran cantidad de información técnica sobre el estado de salud de Lilith. Ya con la pantalla desplegada, Ajuka se levantó y comenzó a caminar hacia ella. Parándose al lado, comenzó a explicar la información presente allí.
"Como pueden ver, los análisis realizados sobre el cuerpo de Lilith-sama han dado como resultado que, en efecto, su cuerpo presenta varias zonas con necrosis. Las zonas más afectadas visiblemente son: partes de sus extremidades tanto superiores como inferiores, siendo las superiores las que tienen la mayor cantidad de porcentaje de tejido necrótico".
Las palabras de Ajuka se vieron interrumpidas cuando Serafall levantó la mano, llamando la atención del actual Beelzebub.
"Sí, Serafall… ¿Qué sucede?" preguntó Ajuka, sintiendo que su amiga había levantado la mano solo para molestarlo ligeramente.
"¿Qué tan extendido está? Quiero decir, ¿si está todo en un solo punto o está distribuido en porciones pequeñas?"
Al oír la sensata pregunta de Serafall, Ajuka parpadeó sorprendido, pero tras superar su sorpresa, sonrió. Moviendo su mano, hizo que la información mostrada por la pantalla cambiara, enfocándose en la información de la necrosis en las extremidades de Lilith.
"Como puedes ver, la necrosis en sí no está muy concentrada en un solo lugar, si no que está distribuida de manera dispersa por las cuatro extremidades de Lilith-sama." respondió Ajuka a la pregunta de Serafall.
"Eso es increíble… ¿verdad?"
"Sí, lo es. Eso indica que la necrosis no está del todo extendida por sus extremidades, lo que evitará la amputación de los miembros." respondió Ajuka mientras volvía a mover su mano, cambiando otra vez la información que se mostraba. "Por otro lado, si bien varios de los órganos internos de Lilith-sama están casi en buen estado, me temo que hay otros que han sido afectados por la necrosis".
La nueva información proporcionada por Ajuka provocó que la tranquilidad que sentían al saber que la necrosis no se había expandido por el cuerpo de Lilith se esfumara, volviéndolos a sumergir en la preocupación.
"¿Qué tan malo es?" preguntó Sirzechs, quien era consciente de que la vida de Lilith peligraba por la presencia de necrosis en varios órganos. Aun así, el actual Lucifer esperaba que ningún órgano importante estuviera afectado, o que, de estarlo, que no fuera muy grave.
"No es extremo, pero sí es preocupante." respondió Ajuka, volviendo a mover su mano.
En la pantalla apareció la información, mostrando la lista de los órganos afectados, junto con el porcentaje de necrosis encontrada en cada uno. La información mostrada fue como un balde de agua fría, pues demostraba que varios órganos estaban afectados, algunos de ellos siendo órganos vitales.
'De todos los órganos, los menos afectados son los pulmones, el corazón y el cerebro… pero los más afectados son los riñones, el páncreas y el útero…' Pensó Sirzechs al ver la información que mostraba la pantalla.
"¿Los médicos han dado algún veredicto para saber si podremos tratar la necrosis?" preguntó Falbium tras superar su sorpresa.
La primera respuesta que obtuvieron de Ajuka fue que este se quedara en silencio. Esto preocupó a los demonios, pues temieron que no hubiera una cura, pero en ese momento recordaron que Ajuka había mencionado que al parecer la suerte estaba de su lado. Por eso, comenzaron a pensar que su amigo solo estaba que los molestaba con ese silencio.
"Ajuka… Espero que tu silencio no sea una broma de mal gusto." preguntó Serafall, quien tenía los cachetes inflados, pues se estaba comenzando a malhumorar por el silencio de su amigo.
Al oír a Serafall, Ajuka sonrió, pues era cierto… él quería hacerles una pequeña broma, pero ya era hora de dejar eso de lado. Por lo que, tosiendo falsamente, volvió a llamar la atención de sus amigos.
"Bueno, para responder a la pregunta de Falbium. La verdad es que luego de correr varias simulaciones los médicos han logrado encontrar una forma de salvar a Lilith-sama de la necrosis, dejándola casi en el mismo estado que estaba cuando el Lucifer original vivía".
En el momento en que ellos oyeron las palabras de Ajuka, se sorprendieron a tal punto que se levantaron de sus sillas.
"¿E-e-estás seguro?" preguntó Falbium, quien no podía creer lo que oía.
"Falbium tiene razón, Ajuka. ¿Estás seguro de que es posible aquello?" preguntó Sirzechs, quien estaba meditando las palabras de su amigo. La mente del actual Lucifer estaba tratando de descubrir si era posible que Lilith pudiera volver a estar cien por ciento sana.
"Sí…" respondió Ajuka, llamando la atención de todos. "Pero… hay un ligero problema…".
La mención de un posible problema provocó que todos lo miraran de nuevo, esperando que no fuera algo grave. Sin embargo, lo que oyeron fue algo que no esperaban.
"Para lograr salvarla, tendremos que pedirle ayuda a Edzard".
Cuando Ajuka mencionó el nombre del hijo de Akatosh todos se quedaron en silencio un segundo, para luego soltar suspiros mientras se dejaban caer en sus sillas.
"Hahhh… Por un segundo me asustaste, Ajuka." comentó Serafall con una sonrisa.
"Sí, pensé que realmente tendríamos un problema muy grande que sortear, pero parece que no es así." señaló Falbium con una sonrisa en el rostro.
Ambos líderes de los demonios estaban tranquilos, pues no consideraban que pedirle ayuda a Edzard fuera algo muy complicado. Sin embargo, Sirzechs y Ajuka no compartían el mismo optimismo que sus amigos. Esto se debía a que ellos conocían bien cómo actuaba Edzard. Sí, él los había ayudado con el tema de la Khaos Brigade, pero eso había sido más que todo gracias a que los daedras habían estado metidos en ello. Sí, también había ayudado a la madre de Sairaorg, pero eso se debía más que todo a que había sentido empatía por el joven demonio. Sin embargo, eso no era lo mismo con Lilith. El joven dragón no tenía algún vínculo con ella, ni tampoco tenía la necesidad de ayudarlos, pues este tema no era sobre los daedras.
Ambos líderes demonios estaban tan sumidos en sus pensamientos que no notaron cómo sus rostros comenzaban a hacer expresiones que indicaban que estaban pensando mucho sobre algo. Esto llamó la atención de Serafall y Falbium, quienes se confundieron, por lo que hablaron.
Las palabras de los dos demonios llamaron la atención de Sirzechs y Ajuka, quienes comenzaron a compartir sus dudas con ellos. La mención de estas dudas provocó que los dos líderes más optimistas de obtener la ayuda de Edzard comenzaran a dudar de qué tan fácil sería obtener esta ayuda.
"¿Creen que si le ofrecemos oro y dinero nos ayudará?" preguntó Serafall, esperando que esto fuera suficiente.
"No lo creo." respondió de manera rápida Ajuka. "Recuerda que el chico es rico, no creo que le interese mucho tener más dinero."
"Entonces, ¿qué podríamos ofrecerle?" preguntó Falbium, llevándose la mano a la sien.
Las palabras del líder de los demonios provocaron que sus amigos se pusieran igual, pero fue en medio de este momento de reflexión que algunos se dieron cuenta de algo.
'¿Por qué estamos tan preocupados en cómo ganarnos a Edzard si no sabemos qué necesitamos de él?' fue la pregunta que todos se hicieron en sus mentes. Fue en este momento en que todos ellos se dieron cuenta de la horrible verdad, por lo que sin perder un solo segundo, miraron a Ajuka.
El actual Beelzebub se dio cuenta de que sus amigos lo miraban, por lo que preguntó qué pasaba.
"Ajuka-chan… ¿Por qué necesitamos pedirle ayuda a Ed-chan?" preguntó Serafall.
Al momento en que Ajuka escuchó la pregunta de Serafall, se dio cuenta de que había olvidado contar todo. Esto fue como un golpe directo a la psique de Ajuka, quien no había cometido este tipo de errores nunca. Fue gracias a ello que el super demonio se quedó en blanco por un tiempo, preocupando a sus amigos. Sin embargo, logró volver en sí tras unos pocos segundos. Cuando al fin volvió en sí, Ajuka les dijo por qué necesitaban la ayuda de Edzard.
"Necesitamos que Edzard acceda a que su esposa y que la joven Valerie nos ayuden a curar a Lilith-sama."
"Espera… ¿Nos estás diciendo que la ayuda que necesitamos no es de Ed-chan, sino de Asia-chan y de Valerie-chan?"
"Así es…" respondió Ajuka, desviando la mirada cuando Serafall le hizo la pregunta. "Necesitamos los sacred gears que ambas tienen. Según las simulaciones que corrimos, el uso de «Twilight Healing» y de «Sephiroth Graal» puede curar del todo a Lilith-sama."
La confirmación por parte de Ajuka hizo que los demonios presentes suspiraran, pues se dieron cuenta de que estaban enfocando mal sus esfuerzos, pues debían de convencer a Asia y a Valerie… al menos así pensaron unos segundos, pues luego se dieron cuenta de algo… Ninguna de ellas haría esto sin que Edzard lo supiera, en especial Valerie, quien no usaba para nada su sacred gear.
"Así que, debemos de convencer a Asia-san y a Valerie-san… la primera es fácil de convencer, la última… me temo que no." dijo Sirzechs, recordando que, de la información que tenían sobre el grupo de Edzard, Valerie no usaba su sacred gear por temas muy personales. Esto hacía que literalmente ella no estuviese dispuesta a ayudarles.
"Debemos de convencerlas a ambas… ya que solo ellas pueden hacer que Edzard también nos ayude." dijo Ajuka, llamando la atención de sus amigos.
"No entiendo, Ajuka. ¿No se supone que solo necesitamos a Asia-san y a Valerie-san para esto? ¿Por qué dices que también necesitamos a Edzard-san para esto?" preguntó Falbium, el cual estaba comenzando a confundirse con lo que su amigo decía. Aunque, no fue el único, pues el resto de sus amigos también estaban confundidos.
Al oír las preguntas de sus amigos, Ajuka volvió a soltar un suspiro, pero esta vez comenzó a contar bien lo que pasaba. Resulta que, si bien era necesario que Asia y Valerie usaran sus sacred gear para curarla, era necesario que Edzard usase magia de la mente para poder hacer que la mente de Lilith volviese a despertar, pues debido al tiempo que había pasado en este estado, su actividad cerebral era mínima. Por ello, los médicos esperaban que la magia de la mente de Edzard permitiese que la mente de Lilith despertase del todo.
Ahora que todos sabían el panorama completo, comenzaron a ver que era necesario tener la ayuda de Edzard. Sin embargo, nadie podía llegar a una solución capaz de convencerlos de que Edzard aceptaría.
"Esto no tiene cuándo acabar." dijo Sirzechs con voz algo cansada, pues pese al tiempo que llevaban pensando en una posible solución, no habían llegado a nada.
"Creo que el mejor enfoque para tratar esto es el enfoque directo." dijo Ajuka, el cual decidió este enfoque porque sabía que Edzard era alguien que prefería no ir por las ramas cuando se trataba de asuntos importantes.
"Sí, estoy de acuerdo con Ajuka-chan." señaló Serafall con una sonrisa. "Ed-chan es alguien franco y directo, también es sensato. Así que, si le explicamos lo que necesitamos, estoy seguro de que él comprenderá y nos ayudará."
"Es verdad. Él es sensato." dijo Sirzechs con una sonrisa, para luego darse cuenta de algo. Levantándose, miró a sus amigos. "Y ya sé cuándo podemos hablar con él sin levantar sospechas."
"¿Cuándo?" preguntó Falbium.
"En la presentación formal de Ingvild ante el inframundo." respondió Sirzechs con seriedad. "Es el momento perfecto. Estoy más que seguro de que Edzard-kun estará en la ceremonia, y como todos los ojos estarán enfocados en Ingvild, podremos hablar con él sobre esto. ¿Les parece un buen plan?"
Al oír la pregunta de Sirzechs, todos los líderes de los demonios se miraron y tras pensarlo unos segundos, asintieron.
"Bien, hablaremos con Edzard en la ceremonia de Ingvild."
El sol brillaba en lo alto de la Ciudad del Vaticano, la sede del poder de la Iglesia Católica y uno de los lugares a donde más religiosos del cristianismo viajan cada año. Mientras miles de feligreses caminaban por las tranquilas calles del país más pequeño del mundo, en la Capilla Sixtina se encontraban reunidos todos los altos cargos de la Iglesia Católica en medio de una acalorada reunión.
"¡¿Cómo es posible que un número tan grande de exorcistas ose revelarse contra la santa Iglesia en estos momentos?!" fue el grito de uno de los cardenales presentes.
"¡No lo sabemos, pero esto no se puede permitir!" gritó otro de los cardenales presentes mientras golpeaba el reposabrazos de su silla, creando un fuerte estruendo. "¡Si nuestros enemigos se enteran de esta rebelión, seremos vistos como débiles!"
"¡¿Y qué propones?! ¡¿Matarlos?!" gritó otro cardenal, el cual se puso de pie mientras gritaba. "¡Hacer eso solo nos granjeará más mala reputación! ¡Debemos ser más listos en esto!"
"¡¿Y cuál es tu gran idea para esto?! ¡¿Dejar que se vayan como si nada?! ¡Eso es peor, no podemos dejar puntas de lanza que nos apunten mientras estamos en guerra con demonios extra dimensionales!"
Los gritos de los cardenales continuaron, cada uno dando ideas para lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, de todos los reunidos, había uno que estaba en silencio y ese era el Cardenal Vasco Strada. El anciano miraba lo que pasaba y sentía decepción y sobre todo, preocupación por lo que ocurría.
La razón por la que él sentía esto era simple, estaba decepcionado por lo que estaba ocurriendo. Esto era gracias a que los cardenales estaban gritándose como niños pequeños, lanzando ideas de soluciones estúpidas y sin sentido. La preocupación surgía por el hecho de que lo que estaba pasando en este momento era algo de gran preocupación para todas las fuerzas que tenía la Iglesia Católica.
'De todos los momentos en que podía surgir este tipo de división, tenía que ser en este momento.' Pensó el viejo cardenal mientras recordaba la noticia que había recibido antes de que iniciara esta reunión de emergencia de los Cardenales.
La noticia que había causado todo este revuelo era simple, pero a la vez peligrosa… Y es que ese mismo día, a pocos minutos de que rompiera el alba, más del veinte por ciento de los exorcistas que pertenecían a las diversas iglesias del cristianismo se habían separado de la Iglesia, anunciando que ya no seguirían órdenes de nadie de la Iglesia y que lucharían contra ella para volver al camino de Dios.
Aquella noticia recorrió todo el cristianismo como un mechero de pólvora, provocando que en este momento haya reuniones de todas las ramas cristianas. Eso quiere decir, que en este mismo momento, todas las iglesias cristianas estaban teniendo sus reuniones para tratar con esto.
'Sabíamos que la firma de la paz entre las tres facciones causaría este tipo de división, pero también teníamos la esperanza de que la aparición de los daedras pudiese mitigar estas divisiones al obligarnos a enfocarnos en un enemigo en común… pero parece que nos hemos equivocado…' pensó con pesar el viejo cardenal.
La razón de que algo tan sencillo, y siempre infalible, como lo es la búsqueda de un enemigo en común para dejar atrás viejas rencillas había fracasado era gracias a que muchos de los exorcistas rebeldes habían comenzado a creer que los demonios y los ángeles caídos estaban confabulándose con estos daedras para destruir a la humanidad. Aquella era una razón más que válida, pues seguía los paradigmas que se tenían sobre los demonios en el cristianismo. Sin embargo, los exorcistas que estaban creyendo esto habían olvidado algo importante, los demonios también estaban siendo atacados por los daedras.
La mente del anciano cardenal comenzó a divagar en los acontecimientos actuales, pero se vio forzado a volver a la realidad cuando el actual Papa levantó su mano, callando de esta manera la sala.
El actual Papa era un anciano, cuya cabeza estaba calva. Vestía una túnica papal de color blanco puro con los respectivos adornos que usaba alguien de su estatus. Él se levantó con algo de dificultad, pues sus articulaciones no eran como en su juventud. Aun así, pese a que el tiempo le había pasado factura a su cuerpo, la mirada y la voluntad que poseía no habían envejecido ni un poco.
"Mis Cardenales." dijo el Papa con voz firme, provocando que todos lo mirasen. "Se ha hecho esta reunión para buscar una salida pacífica, coherente y sensata a los acontecimientos que están pasando actualmente en el mundo, en especial con esta rebelión por parte de nuestros exorcistas. Sin embargo, no son soluciones las que oigo, sino acciones que solo traerán más caos al catolicismo… ¡Eso es algo inaceptable! La institución que representamos está pasando por una de las crisis más grandes desde los grandes cismas de antaño, y ahora mismo no estamos dando soluciones solo acciones que traerán más problemas a nuestras puertas. Por eso, solicito que piensen en verdaderas soluciones para este problema."
Cada una de las palabras dichas por el Papa fueron golpes de realidad para los Cardenales, los cuales bajaron las cabezas de manera avergonzada, pues se dieron cuenta de que sus palabras no conducirían a nada bueno para la Iglesia Católica.
Fue gracias a las palabras del Papa que la sala de la Capilla Sixtina quedó en silencio, algo que le permitió al viejo Cardenal Strada pensar en una posible solución. Es gracias a ello, que lentamente comenzó a levantarse de su silla, llamando así la atención de todos los presentes.
"Vaya, parece que el Cardenal Strada es el primero en proponer una posible solución." dijo el Papa con voz tranquila, pues él conocía al viejo Cardenal y sabía que él no era un charlatán, sino que era una persona sensata, algo que necesitaban en este momento.
"Su Santidad, compañeros Cardenales y líderes de los exorcistas." habló con fuerza Vasco, haciendo que su voz se escuchara por toda la sala. "He oído todo lo que habéis estado diciendo desde que inició esta reunión… Y para mí, todos sus puntos son válidos. Sin embargo, creo que estamos perdiendo de vista el punto fundamental de lo que podríamos considerar el objetivo de esta reunión."
Las palabras del viejo Cardenal captaron la atención de los presentes, quienes comenzaron a escucharlo más atentamente.
"Como saben, nuestro mundo está siendo atacado por los Daedras, seres inmortales de otro mundo que son más peligrosos que muchos de los seres sobrenaturales que aquí habitan. Ellos han demostrado que no tienen contemplación alguna para matar o llevar a cabo sus planes. Si es que a alguien se les puede dar el sufijo de demonios es a ellos. Por eso, cada soldado que perdemos en nuestro lado es un potencial aliado de ellos. Por ello, no podemos dejar que los exorcistas que se han alejado de la Iglesia se unan a ellos. Sin embargo, eso no quiere decir que esté de acuerdo con las ideas de matarlos a todos." dijo Vasco, observando las reacciones de todos los Cardenales y otros líderes de la Iglesia Católica reunidos. No fue ninguna sorpresa cuando vio que algunos de ellos fruncían el ceño, pues se notaba que querían matar a los rebeldes. Sin embargo, también vio que otros lo miraban con mejor cara, pues ellos no deseaban muertes. Al ver que aquellos que no deseaban matar a estos rebeldes eran la mayoría, el anciano se sintió más tranquilo. Así que, con más calma comenzó a contar su idea. "Muchos de estos exorcistas se han alejado del camino trazado por la Iglesia gracias a que han sido persuadidos para creer una vil mentira. Sí, es cierto que los Ángeles caídos y los demonios del inframundo, al igual que muchos otros seres sobrenaturales, son enemigos nuestros, pero en este momento no tenemos ni el tiempo ni los recursos para enfrascarnos en luchas como estas cuando a nuestras puertas tenemos ejércitos de daedras esperando el más mínimo momento de debilidad para entrar y destrozar todo lo que conocemos."
Al terminar de mencionar esas palabras, el anciano cardenal comenzó a caminar hasta que estuvo en el centro de todos.
"Sí, puedo verlo. Muchos de ustedes piensan que soy un estúpido por decir esto." dijo Vasco al ver cómo varios de los presentes fruncían el ceño con sus palabras anteriores. "Pero quiero que lo piensen bien… Muchos de estos 'rebeldes' son exorcistas más que veteranos que tienen capacidades y habilidades más que destacadas… ¿Realmente podemos permitirnos perder esta mano de obra?"
Dejando la pregunta en el aire, Vasco comenzó a ver cómo los presentes comenzaban a reaccionar de diversas maneras. Las reacciones iniciales fueron las esperadas, algunas críticas por parte de los más radicales de los presentes.
"¡Cierra la boca, anciano!" / "¡Para eso hablas, no nos hagas perder el tiempo!" / "¡Tu plan es una mierda!"
Los gritos comenzaron a aumentar, provocando que la sala se volviese un caos, en especial cuando los conservadores y aquellos que respetaban a Vasco comenzaron a insultar a los que habían gritado primero.
"¡Cierren la boca, no saben a quién insultan!" / "La idea de Vasco es mejor que toda la mierda que han estado soltando!"
Los gritos y los insultos comenzaron a ir y venir, provocando algunas peleas verbales en toda la sala. Algunas de estas peleas verbales casi se volvieron peleas físicas, pues algunos de los presentes eran jóvenes con la sangre algo caliente. Sin embargo, para la buena suerte de todos, el Papa era alguien que no disfrutaba de este tipo de espectáculos tan deplorables, por lo que levantándose, gritó.
"¡SILENCIO!"
El grito del Papa provocó que todos los sonidos y acciones que se hacían en la sala se detuvieran abruptamente.
Todos los presentes dejaron de hacer lo que estaban haciendo y miraron al líder de su iglesia. Muchos de ellos se estremecieron al momento en que vieron cómo este los miraba como si fuesen hormigas. Muchos de los que miraban al Papa estaban tan aterrados que estuvieron por soltar el contenido de sus estómagos en sus pantalones. Sin embargo, por alguna intervención divina no lo hicieron, lo que evitó que un lugar tan especial como la Capilla Sixtina oliera a mierda.
"La forma en cómo se comportan deja mucho que desear… ¡¿Qué creen que pensarían nuestros feligreses si los vieran de esta manera?!" gritó el Papa mientras miraba a todos los presentes. "¡Yo se los diré… Pensarían que no somos diferentes de las bestias salvajes que corretean por el mundo!"
Aquel grito provocó que los presentes, salvo Vasco, se estremecieran, pues no habían visto al Papa actuar así en su vida. Lamentablemente, nadie pudo decir algo, pues este miró a Vasco y le ordenó que continuara hablando, pues sentía que su plan era el más sensato hasta ahora.
"Hasta el momento tu idea parecer ser la más sensata, Cardenal Strada… pero hay un problema… No nos has dicho en qué consiste tu idea para tratar con los exorcistas rebeldes…" dijo el Papa, volviéndose a sentar en su silla.
Cuando Vasco lo vio sentarse, supo que el Papa quería que él siguiese narrando su plan, por lo que sin pensarlo dos veces, continuó.
"Gracias, su santidad." dijo Vasco mirando a sus compañeros, los cuales se habían calmado y ahora estaban sentados en sus sillas. El viejo cardenal sabía que estaba por jugarse el todo por el todo aquí, pues sabía que si fallaba, todo este asunto podía escalar hasta convertirse en algo más peligroso para la iglesia. Aun así, el viejo cardenal contaba con información que ni siquiera el Papa conocía, y para su suerte, había recibido el permiso del arcángel Michael para usarla.
La respuesta del Papa ante las palabras de Vasco fue un solo movimiento de la mano, la cual era la señal para que este continuase y contase su plan.
Mirando a todos sus compañeros, Vasco tomó algo de aire y comenzó a hablar. "Muy bien, dado que tengo el permiso de su santidad, comenzaré a contarles mi plan. En esencia, mi plan es el de traer nuevamente a los exorcistas a nuestro lado."
La frase contundente de Vasco hizo que todos lo volvieran a mirar, pero esta vez nadie dijo nada. Fue gracias a ello, que el anciano cardenal pudo seguir hablando.
"Sí, sé que mi plan parece loco y simple, pero es el que mejor posibilidad de éxito tiene para traerlos nuevamente a nuestro lado evitando que mueran. Y ahora, estoy seguro de que todos están preguntándose, ¿Cómo planeas hacer eso? la respuesta es fácil… ellos han recibido información errada sobre los Daedra, pero yo conozco a dos personas que han visto de primera mano lo que ellos hacen…"
La nueva información brindada por Vasco provocó que todos los presentes mirasen a Vasco. Todos comenzaron a pensar en la identidad de esas dos personas, y llegaron a la conclusión de que eran sobrevivientes de los ataques de los Daedra… sin embargo, la respuesta que estaban por oír no sería la que imaginaban.
"¿Quiénes son las personas que mencionas, Cardenal Strada?" preguntó el Papa con curiosidad en su voz, pues deseaba saber quién era tan importante en el plan de Vasco.
La curiosidad del líder de la iglesia de Roma era algo compartido por varios de los presentes, en especial aquellos que conocían a Vasco, pues sabían que el viejo Cardenal tenía buen ojo para los subordinados.
Al ver que estaba en la mira de todos, Vasco solo sonrió mientras se preparaba para soltar una bomba que nadie en esta sala esperaría.
"Los nombres de esas dos personas son… primero, la ex doncella santa que fue excomulgada por curar a un demonio con su sacred gear, la joven que fue dada por muerta tras estar desaparecida por varios años… Asia Argento."
Al momento en que los labios de Vasco terminaron de decir esas palabras la sala quedó en un silencio total, pues todos estaban aún intentando comprender lo que decía el viejo Cardenal. Cuando todos al fin comprendieron las palabras del anciano, el silencio del lugar se rompió.
"¡¿Qué has dicho?! ¡¿Cómo que esa bruja está viva?!" preguntó en gritos uno de los principales cardenales, aquel que estaba a cargo del área de la iglesia a la que había pertenecido Asia en el pasado. El Cardenal se había parado, mostrando pánico en su rostro, pero no solo ello, pues también mostraba algo de asco. "¡¿Cómo puedes siquiera pensar en que esa bruja puede ser de utilidad para algo que no sea ayudar a nuestros enemigos?!"
El grito del Cardenal provocó que otros, aquellos que pensaban igual que él, se unieran a él, llenando el lugar de gritos. Sin embargo, pese a los gritos, Vasco no hizo nada, solo se quedó impasible, pues sabía que ellos no tenían ni idea de a quién estaban insultando.
Al ver que toda la sala seguía en caos, el Papa estuvo por detenerlos, pero para su completa sorpresa, Vasco levantó su mano y sacó la copia que tenía de la espada Durandal. El aura sagrada de aquella arma llenó el lugar de poder sagrado, provocando que todos se calmaran.
"Espero que ya se hayan calmado y no me hagan usar esto contra ustedes." dijo con voz tranquila Vasco mientras usaba algo de intimidación para solucionar esto.
Al ver que todos estaban en silencio, el Cardenal miró a quien fue el Cardenal asignado al área a la que pertenecía la Iglesia de Asia Argento. Frunciendo un poco el ceño, recordó cómo intentó llegar antes para evitar que Asia fuese excomulgada, pero no lo había logrado. Sin embargo, ahora mismo una parte de él estaba algo agradecida de que no lo hizo, pues si ella nunca hubiese viajado a Nirm, nunca hubiese conocido a su esposo y este mundo no tendría a alguien como él para ayudar en su defensa. Así que, sabiendo que debía de hablar, guardó su espada y abrió la boca.
"Veo que ya están más tranquilos, por lo que comenzaré a responder preguntas. Lo primero, Cardenal Spinola… Sí, la joven a la que llamas bruja está viva… y como un consejo, te recomiendo no volverle a decirle bruja más. Ahora, sobre el otro tema… ¿Si pienso que ella será útil en esto? …pues sí… ella es más útil que cualquiera de los que estamos aquí."
Las nuevas palabras de Vasco provocaron que todos se confundieran, pues no entendían bien por qué el viejo cardenal decía aquello. Por ello, el propio Papa, el cual también estaba confundido, decidió preguntarle a Vasco por qué decía esas palabras.
Al oír la pregunta de su Santidad, el cardenal decidió mirarlo y contar una noticia que muy pocos sabían… pues por extraño que pareciese, solo aquellos que habían estado en la batalla en el pueblo natal de Asia sabían de que ella estaba viva…
"Su Santidad, Cardenales, líderes de los exorcistas… Muchos de ustedes supieron sobre el ataque de los daedras a aquel pueblo en la Toscana Italiana… ¿verdad?" La pregunta que salió de la boca de Vasco fue respondida por asentimientos, pues todos los presentes sabían de ese suceso. "Pero lo que estoy seguro es que nadie sabe la identidad de aquellos dos individuos que detuvieron esa invasión, ¿verdad?"
Los rostros de los presentes se volvieron pálidos al comprender las palabras que decía Vasco, pues comenzaron a entender lo que quería decirles.
"N-n-no… E-e-estás equivocado… ¡Tienes que estarlo! ¡Esa bruja no puede ser uno de esos individuos!" gritó el Cardenal Spinola, el cual era un anciano casi de la misma edad que Vasco, salvo por la diferencia de que él tenía una espesa melena de cabellos blancos.
El miedo del Cardenal Spinola provenía del miedo de saber que la mocosa a la que él había excomulgado hace tanto tiempo se hubiese vuelto alguien tan fuerte. Sin embargo, aquel miedo que sintió no se compararía para nada con lo que estaba por sentir al oír las siguientes palabras que diría Vasco.
"No estoy mintiendo, Cardenal Spinola… ¡Aquella joven a la que nuestra organización echó como un perro sin hogar por aquel error no murió, sino que vivió y no solo eso, sino que en este momento ella es una de las personas que más puede decirnos de los daedras!" el grito que soltó Vasco era el cúmulo de lo que había sentido cuando vio con impotencia que no podía ayudar a Asia hace años. "¡Pero eso no es lo peor, lo peor es que la otra persona que puede ayudar con esto es el esposo de Asia Argento!"
Cuando el viejo Cardenal terminó de decir aquello, toda la sala cayó en un silencio sepulcral, pues nadie, absolutamente nadie había podido pensar en que Asia estuviese casada.
"¡¿Q-q-q-qué?!" Fue lo único que pudo salir de la boca del Papa, pues este estaba que aún no podía creer que Asia estuviese viva… esto se debía a que nadie le había comentado esto… fue gracias a ello que al fin se dio cuenta de algo, él no había sido notificado y estaba seguro de que sus iguales de las otras ramas del cristianismo tampoco habían sido notificados.
"Lo que oyeron." dijo Vasco Strada, pues no quería irse por las ramas. "La joven Asia Argento está viva, y se encuentra casada… con quien, por ahora solo diré que alguien tan capaz que los propios líderes de las facciones bíblicas lo consideran una especie de igual en términos de poder."
Si antes todos estaban asombrados, ahora estaban paralizados, pues las noticias que estaba soltando Vasco a diestra y siniestra estaban que provocaban que varios de ellos estuviesen por tener una aneurisma.
Aun así, pese a que muchos estaban asombrados por lo dicho por Vasco, hubo algunos que aún pudieron preguntar algunas cosas… y lo primero que se preguntó fue por qué no se había notificado de que Asia estaba viva y había contraído nupcias con alguien.
"La razón de esto fue simple, cuando encontramos a la joven Asia, todos los que estuvimos allí fuimos testigos de su poder. Aquel no era mucho en ese tiempo, pero ahora mismo, eso es diferente. En aquel entonces podía considerarle a la par de un demonio de clase media, pero ahora… la cosa es distinta, ella está al mismo nivel que un demonio de clase alta…" dijo Vasco recordando el informe que había leído sobre Asia.
La mención del nivel de poder de Asia provocó que varios de los presentes tuviesen un escalofrío, pues no entendían cómo era posible. Esto se debía a que su sacred gear era uno de apoyo y no de ataque. Sin embargo, fue el Papa el que hizo la pregunta esta vez.
La respuesta de Vasco fue sencilla, pues mencionó que Asia había alcanzado un balance breaker diferente al esperado para su sacred gear. Esto hizo que todos se sintieran desconcertados, pues entendían que debió de haber pasado para que el balance breaker de Asia cambie así. Ante esto, Vasco se preparó para soltar la bomba…
"La razón por la que el Balance Breaker de la Hermana Asia es como es, se debe a la experiencia que ha vivido desde su excomunión. Lo que estoy por contarles es un secreto que solo lo saben los serafines y algunos otros miembros selectos del cielo y de la Iglesia…" dijo Vasco, observando cómo la anticipación se hacía visible en los rostros de los presentes. "La hermana Asia ha vivido desde el día de su excomunión en otro mundo… un mundo que ha sido atacado constantemente por los daedras desde hace eones…"
La incredulidad se pintó en el rostro de todos los que oyeron las palabras de Vasco, pues no esperaban esa noticia. La mente de todos ellos comenzó a trabajar a mil revoluciones por segundo, tratando de encontrarle sentido… sin embargo, pese a sus intentos ninguno podía entender… al menos así fue hasta que el mismísimo Papa se dio cuenta de lo que Vasco les estaba contando.
La mente del líder de la iglesia de Roma estaba completamente en shock al enterarse de que él, el líder del cristianismo católico había sido excluido del conocimiento de este secreto. Lentamente, comenzó a ponerse de pie, pues quería respuestas sobre esto. Sin embargo, antes de que lograse pronunciar alguna palabra de su boca, Vasco se le adelantó.
"Muchos de ustedes de seguro se están preguntando por qué no se les dijo o avisó de esto, ¿verdad?" preguntó Vasco, ganándose varios asentimientos. "La respuesta a esto es simple, el tema a tratar era muy delicado en ese momento… Piénsenlo… Se estaba presenciando el inicio de la invasión de los daedras, los cuales en ese entonces eran enemigos desconocidos… Fue por ello por lo que el cielo decidió que se mantendría la información en absoluto secreto, pues no se tenía información de lo que sucedía. Sin embargo, el tema de la información se solucionó cuando ocurrió la reunión en Kuoh de las tres facciones, lo que permitió desclasificar lo que sucedió en ese lugar. Aunque, fue en ese momento en que Lord Michael decidió no decir nada acerca de la hermana Asia."
"¿Por qué?, Vasco… ¿por qué el cielo decidió que una ex santa doncella excomulgada merecía ser mantenida en secreto?" Preguntó uno de los Cardenales presentes, el cual sentía curiosidad por saber cuál era la razón por la que el cielo había blindado a la ex santa doncella.
"Por su esposo…" respondió de manera franca y rápida Vasco.
Aquella respuesta hizo recordar a todos los presentes que Vasco había mencionado que el esposo de Asia era alguien a quien los líderes de las tres facciones tenían en muy alta estima. Esto terminó provocando que todos sintiesen curiosidad por eso. Afortunadamente, Vasco les dio una respuesta rápida, pues se dio cuenta de que ellos deseaban saber quién era el esposo de Asia.
"El esposo de la hermana Asia es…" las palabras de Vasco se atragantaron en su garganta, pues no sabía cómo expresar correctamente lo que era el joven. Por una parte no podía decir que era humano, pues no lo era. Por otra, no podía decir que era un dragón, pues no lo era… al menos en los estándares de este mundo… así que, sabiendo que al mencionar lo que era, tendría que abrir la caja de pandora sobre lo que sabía, tomó una bocanada de aire, pues sabía lo que se vendría… "El esposo de la hermana Asia se llama Edzard Rolandson y es un pariente lejano de la misma, pero no solo eso… el joven es originario del mundo que anteriormente mencioné, un mundo que ha sido atacado por los daedras desde la creación de este, según sus mitos. El joven es un veterano de guerras y es conocido actualmente por muchos en el mundo sobrenatural que lo han visto como el «El tercer dragón celestial»."
La mención de un título tal como aquel fue un golpe de realidad y un baño de agua fría para todos los presentes, los cuales casi mojan sus pantalones. La verdad era que ellos habían oído sobre el llamado tercer dragón celestial, el dragón emperador negro, el dragón que asesinó a Loki, pero solo habían oído rumores sobre él. Sin embargo, ahora sabían la identidad de este dragón… aunque, fue en ese momento en que se dieron cuenta de que Vasco había llamado al tercer dragón celestial joven humano, lo que causó confusión en ellos.
"Cardenal." llamó el Papa, pues fue el primero en darse cuenta de la forma en cómo Vasco había llamado a Edzard. "¿Por qué dice que el tercer dragón celestial es un joven humano?"
Al momento en que aquellas palabras salieron de la boca del líder del catolicismo, susurros comenzaron a llenar la sala. La mayor cantidad de susurros eran sobre por qué un dragón celestial era referido como un humano. Esto hizo que Vasco se preparara para contar todo lo que sabía sobre Edzard, pero antes de hacerlo solicitó un juramento de silencio, pues no quería que esto, lo que era información clasificada de rango SSS se hiciera pública… Al menos no hasta que el dueño de esta información decidiera hacerlo público.
Conforme la boca de Vasco se movía soltando piezas de información relacionadas con Edzard los semblantes de cada uno de los presentes en la sala comenzaban a cambiar, primero cambiando de la curiosidad hacia el terror. Los cambios de semblantes se debían a cada parte de información que aprendían, primero aprendieron que era un humano que era más poderoso que un humano ordinario, para luego dar paso al título de héroe de los Pergaminos Antiguos, algo que los dejó completamente aterrados por el potencial que tenía, para finalizar con la dragonificación que había sufrido… todo esto provocó que más de uno mojara las túnicas que llevaban, pero pese a ello nadie se quejó del olor, pues todos estaban pensando lo mismo.
'No debemos de hacer enojar a este sujeto.'
Tras varios minutos donde nadie dijo nada sobre esto, el silencio sirvió como una respuesta para Vasco quien vio que había cumplido una segunda misión propia en esto. La segunda misión que se había dado el viejo Cardenal había sido simple, hacerles ver que Asia Argento estaba fuera de los límites de influencia que podían tener algunos de ellos. Puede que ahora estuviesen asustados, pero el viejo Cardenal sabía que la Institución a la que pertenecía no era la mejor y, solo era cuestión de tiempo para que algún tarado intentase hacer algo contra Asia, tal como lo habían hecho no hace mucho un grupo de Exorcistas renegados que se habían topado con esa información por la Khaos Brigade.
'Espero que esto sirva de disuasión, pero por lo que vi en un principio, puede que alguno que otro haga alguna estupidez… tendré que informar esto a Lord Michael, para que prevenga al joven Edzard…' Fue lo que pensó el viejo Cardenal.
"H-has dejado claro tu punto, Cardenal Strada…" Comentó el Papa tras superar su sorpresa. "E-este joven… Edzard, ¿Crees digno de una tarea como la que estás sugiriendo?"
"Por supuesto." respondió de manera rápida Vasco mientras daba un paso al frente. "El chico ha demostrado que está dispuesto a ayudar en todo lo que pueda si se trata de los daedras… Estoy seguro de que él podrá, de alguna manera, hacer que estos exorcistas vuelvan a luchar junto a nosotros contra nuestro verdadero enemigo."
La manera en que una figura tan respetada dentro de la iglesia como Vasco, quien a pesar de su estatus aún contaba con detractores dentro de la institución, otorgaba un voto de confianza de tal envergadura a alguien ajeno a la iglesia, hizo que varios de los presentes se percataran de la confiabilidad de este joven. Sin pensarlo dos veces, el Papa aceptó su propuesta. No obstante, dejó en claro que, si este plan fallaba, aquellos exorcistas serían juzgados de acuerdo con lo que dictaba la ley ordinaria, es decir, serían eliminados.
Al escuchar esto, Vasco accedió, aunque la idea de eliminar a exorcistas que podrían ser útiles en estas invasiones no le agradaba, estuvo de acuerdo en acatar la ley.
"Muy bien… entonces, concluimos esta reunión… Ahora, quiero saber… ¿Cuándo les comunicarás esto a ambos?"
La pregunta del Papa reveló un problema, ya que no era sencillo contactar con Edzard en estos momentos, dado que lo último que se sabía de él era que estaba en medio de misiones importantes. Afortunadamente, había recibido información sobre un evento al que tanto Edzard como Asia estarían invitados…
"Se lo comunicaré pronto, cuando los vea en una ceremonia en el inframundo."
Edzard se encontraba junto a Karna, observando cómo cientos de Ángeles Caídos movían de la mejor manera posible la enorme cantidad de cápsulas. Los Grigoris habían llegado unos pocos minutos después de la llamada de Edzard a Azazel. Habían llegado de manera ordenada y estaban siendo liderados por el padre de Akeno, Baraqiel.
El Cuerpo de los Grigori había llegado y rápidamente había organizado sus fuerzas para que comenzaran a mover las cápsulas. Inicialmente, varios médicos y científicos, que conformaban el quince por ciento de los ángeles enviados, comenzaron a examinar las cápsulas y a medir los signos vitales de cada uno de los que estaban dentro de las cápsulas. Tras casi tres horas, entregaron un informe rápido, en el cual afirmaron que era posible moverlos con las cápsulas, ya que estas eran completamente independientes de cualquier fuente de energía.
Por ello, Baraqiel le informó que Azazel deseaba que los llevaran a los laboratorios de los Grigori para realizar los chequeos médicos necesarios.
Al escuchar esta petición, Edzard inicialmente se sintió molesto, pero se percató de que no contaba con los recursos para llevar a cabo algo como esto, por lo que al final terminó aceptando. Tras aceptar esto, decidió colaborar con la movilización de las cápsulas, por lo que creó un portal hacia el territorio de los Grigori usando su Shadowkey.
Gracias a este portal, el lugar actualmente estaba casi vacío, quedando lo suficiente para que fueran necesarios tres viajes de cada uno de los Caídos encargados de moverlas.
"¿Cómo va el traslado, Baraqiel?" preguntó Edzard de manera tranquila, mientras mantenía la puerta del portal abierta usando su magia como si nada.
El líder de los Grigori miró a Edzard antes de responderle. Estaba asombrado por la capacidad del chico de tutear a alguien como él, sin usar algún tipo de honorífico. Aun así, comprendía que él no había recibido ese tipo de educación, pues en su cultura solo se usaban pronombres u honoríficos al hablar con nobles.
"Van bien, ya casi terminamos." dijo Baraqiel, quien miró al lado de Edzard, observando a Karna.
El Ángel Caído había visto al joven cuando llegó y se había sentido confundido por su presencia, pues no lo había visto en las pocas veces que había visto a Edzard. Por ello, decidió preguntarle quién era y cuando supo su identidad, casi se va para atrás.
Su primer instinto había sido atacarlo, pues era un miembro de la Khaos Brigade, pero Edzard se había interpuesto diciendo que Karna ya no pertenecía a esta organización y que él respondería por sus acciones. Esta acción lo tomó por sorpresa, por lo que se detuvo en seco, ya que no era tan imprudente como para luchar contra Edzard. Tras ello, decidió preguntarle por qué hacía esto.
La respuesta que recibió fue confusa, pero a la vez esclarecedora. Esta respuesta le permitió entender un poco la situación de Karna, pero aun así, él no estaba seguro de confiar en él. Sin embargo, Edzard le dijo que el asunto con Karna ahora era problema de él, por lo que no debía preocuparse, pues si descubría algo que diera la más mínima indicación de traición, él mismo arrancaría la cabeza del humano de su cuerpo.
Aquella expresión hizo que Baraqiel sintiera un ligero escalofrío, pues la voz de Edzard había sido mortal y fría. Pero, aun así asintió, pues vio que no mentía. Tras esto, el Caído informó por qué había estado allí y comenzaron toda la operación, pero nunca le quitó los ojos de encima a Karna.
"Bien, eso es bueno." dijo Edzard, para luego abrir los ojos como platos cuando sus instintos de supervivencia se activaron, pero no fueron sus instintos normales los que se activaron, sino aquellos que solo se activaban cuando un tipo de ser se acercaba. Al percatarse de esto, el exgeneral imperial no perdió tiempo y moviendo su mano, creó una esfera de magia, la cual liberó en forma de un hechizo.
La acción de Edzard tomó a Baraqiel y a Karna por sorpresa, pues no entendían por qué él hacía esto. Sin embargo, no tuvieron tiempo ni de decir algo, pues todo el lugar brilló por un segundo en una cegadora luz blanca.
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capítulo 72 está listo XD
Bueno, aquí vamos, tratando de retomar la rutina de volver escribir.
En este capitulo vemos que al fin se ve cómo es que obtienen las células madre para el asunto del proyecto de híbridos artificiales… he de decir que esas escenas estaban pensadas para ser más gráficas, incluso había pensado en colocar algunas escenas donde haría que Edzard encontrase videos donde los que estaban allí grababan todo lo que hacían, pero al final decidí no colocarlo.
Tambien vemos que hay algunas tramas que están surgiendo, tales como la rebelión de Exorcistas, el tema de Lilith… pero, bueno, esos asuntos se resolverán mas adelante, en lo que denomino la calma antes de la tormenta.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
