Después de que Cruz Ramirez debutó en la carrera de las 500 de Florida como reemplazo de Rayo McQueen para el equipo Rust-eze y haber vencido a Jackson Storm, Cruz Ramirez se convirtió en la ganadora de la Copa Pistón en el año 2017.

Tras su victoria, Tex Dinoco le propuso firmar un contrato con el equipo Dinoco, el cual ella aceptó y se convirtió en el reemplazo de Cal Weathers, sobrino de Strip "El Rey" Weathers.

Ramirez compitió para el equipo de Dinoco durante un par de meses, y a pesar de la importancia del equipo en el mundo de las carreras, Cruz le agradeció a Tex por haber creído y confiado en ella. Sin embargo, ella sabía que fue Rust-eze fue quien primero había depositado su confianza en ella y que ahora deseaba competir para Rust-eze .

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Mientras tanto, en Radiador Springs, las cosas transcurrían con aparente normalidad . Recién había amanecido en el tranquilo pueblito, y como cada mañana de costumbre, a las siete en punto, dicha tranquilidad fue interrumpida cuando la Diana Militar Americana comenzó a sonar y un hombre mayor llamado Sargento, con cabello castaño y vestido con un traje militar, izó la bandera de Estados Unidos para después rendirle honores. Segundos después, la Diana Militar Americana fue interrumpida por la música de una banda que provenía del patio de su vecino, Filmore.

—¡¿Puedes apagar esa irrespetuosa basura?! —grito Sargento con cierta molestia hacia el patio de su vecino al escuchar que su Diana Militar Americana había sido interrumpida.

—Respeta los clásicos hermano, ¡Es Hendrix! —respondió Filmore.

Y con todo ese alboroto rutinario los pueblerinos despertaban y comenzaban sus actividades cotidianas.

Una mujer con cabello rubio platino, maquillada con sombras de color azul turquesa, estaba vestida con un llamativo vestido corto del mismo tono que sus sombras. Completando su atuendo, llevaba puesto un delantal blanco. La mujer caminaba por la calle principal del pueblo mientras se preparaba para abrir las puertas de su acogedora cafetería llamada "El café V8 de Flo" .

—¡Buenos días Flo! —saludo una anciana de largo vestido a la mujer.

—¡Buenos días Lizzie! — le sonrío a la anciana—. Hoy es una mañana muy hermosa, ¿no crees?

La anciana asintió con una sonrisa cálida y amable, y enseguida Flo abrió las puertas de su cafetería. Segundos después, un hombre de ascendencia mexicana, atravesó la entrada principal. Dicho hombre tenía el cabello castaño y un bigote imponente. Vestía un extravagante traje de un vibrante color morado, que destacaba por su brillo y elegancia.

—¡Uy Ramon, Ramon! ¡Hoy estás que ardes! —exclamó Flo al ver a su marido luciendo aquel deslumbrante traje morado.

—¡No más que tú, bombón! —respondió Ramon con una amplia sonrisa, antes de darle un cálido beso a su amada esposa.

Por otro lado, en las pintorescas calles de Radiador Springs, dos hombres de origen italiano se encontraban ocupados preparando su negocio de llantas, conocido como "Luigi's Casa Della Rueda". El primero de los hombres, con cabello castaño y un imponente bigote que evocaba el estilo italiano clásico, lucía un elegante chaleco y unos pantalones de un color amarillo.

Por su parte, el segundo hombre, de cabello negro, se destacaba por su vestimenta completa de tono azul, que incluía un pantalón, una camisa, una chaqueta y una boina a juego. Dicho hombre era de estatura menor que la de su compañero.

Al lugar arribó otro hombre mayor con cabello y bigote, que vestia un uniforme completo junto con un sombrero de color negro. En su pecho lucía una placa con forma de estrella, en la que estaba inscrito el título "Sheriff".

—¡Buenos días Luigi y Guido! — saludo el hombre mayor a los italianos.

—¡Buongiorno! —respondió el hombre con vestimenta color azul alegremente, mientras acomodaba una pila de ruedas que se encontraba afuera de su negocio.

—¡Buongiorno Sheriff! —el hombre con vestimenta amarilla también saludó alegremente al hombre mayor—. Parece que hoy no te quedaste dormido, ¿no es así? —dijo el hombre con un tono burlón.

El Sheriff torció los ojos hacia arriba y después soltó una risa.

Mientras tanto, un hombre rubio alto de complexión un poco musculosa, vestía pantalones cafés y una camiseta color rojo, se encontraba tranquilamente regando las flores que estaban alrededor de la estatua de Stanley quien fue el fundador de Radiador Springs en 1909. Este hombre se trataba de Rojo, el bombero del pueblo.

Momentos después llegó otro hombre de cabello café oscuro que vestía una camisa de cuadros color amarillo y un overol color cafe. Dicho hombre se trataba nada más y nada menos que de Tom Mater, mejor conocido como Mate, el mejor amigo del Rayo McQueen.

—¡Buenos días Rojo! —saludo Mate al bombero con esa alegría que siempre lo caracterizaba—. Esas margaritas se ven muy bonitas, haces un muy buen trabajo —mencionó el castaño con una sonrisa al ver que Rojo se encontraba regando las flores.

Rojo no respondió con palabras, como era su costumbre, pero en cambio, respondió con una cálida sonrisa a Mate al escuchar el cumplido. Luego volvió su atención a seguir regando las flores.

Todo parecía transcurrir con tranquilidad y normalidad en Radiador Springs, como era habitual, pero…¿que había del hotel "Cozy Cone"?

Los rayos del sol se filtraban por la ventana de la habitación en la que se encontraba un hombre de cabellos dorados y ojos azules que estaba recostado en la cama, cubierto por las sabanas. La intensa luz solar que entraba por la ventana golpeaba directamente en el rostro del hombre, lo que provocó que despertara abruptamente. Segundos después, aquel hombre se dio cuenta que en la cama en la estaba recostado nuevamente no se encontraba su pareja.

—Otra noche más que Sally y yo no dormimos juntos… —musitó McQueen para sí mismo, dejando escapar un suspiro de resignación.

Sin más, McQueen se levantó de la cama un poco desanimado, salió de la habitación y se dirigió al baño. Una vez dentro, abrió el agua de la llave del lavabo y se lavó la cara. Cuando terminó, se secó la cara con una toalla, con sus dedos intentó acomodarse de la mejor manera sus rubios cabellos. Quedó mirándose a sí mismo en el espejo, mientras se perdía en algunos de sus pensamientos, tratando de encontrar respuestas a las dudas que lo aquejaban.

Cuando McQueen abrió la puerta del baño para salir, se encontró con Sally, quien parecía estar más arreglada que de costumbre. Vestía una camisa y pantalones azules que resaltaban su elegancia, combinados con unos tacones que realzaban su figura. Su largo cabello negro y largo lucía especialmente sedoso, cayendo en suaves ondas sobre sus hombros.

—Buenos días, Sally… —dijo McQueen con un tono un poco desanimado.

—Buenos días, McQueen —respondió la pelinegra, intentando darse la vuelta, pero McQueen la tomó del brazo para impedirlo.

—¿Cuándo hablaremos sobre esto? —manifestó McQueen con cierta desesperación, consciente de que las cosas entre él y Sally ya no iban bien. Había una tensión entre ellos, pero cada vez que McQueen intentaba abordar el tema, Sally lo evitaba o terminaban discutiendo.

—¿Sobre qué? —preguntó Sally, aunque sabía perfectamente a qué se refería el rubio.

—Lo sabes muy bien, Sally. Sobre nosotros, sobre lo que está pasando entre nosotros. Ya no es lo mismo que antes, y cuando intento hablar contigo, siempre evitas el tema o terminamos peleando... —suspiró McQueen mientras sostenía el brazo de Sally.

—No sé de qué hablas, McQueen —se soltó del agarre de McQueen—. Tengo muchas cosas que hacer, y tú solo estás haciendo que pierda mi valioso tiempo —dijo Sally con molestia, tomando su bolso y alejándose.

—¡Bien! Si es lo que quieres —exclamó McQueen, con un tono de resignación—. Sabes que hoy son las 400 de Dinoco y tengo que apoyar a Cruz Ramírez como su jefe de equipos. No quiero seguir más con esta absurda discusión. No me esperes despierta, tal vez no vaya a llegar a dormir —añadió y salió de la habitación con paso decidido.

Más que molestia, lo que en verdad sentía McQueen era tristeza. Le dolía en lo más profundo de su ser, aunque no lo aparentaba. Le dolía que aquella chica que había conocido hace 11 años ya no era la misma. Recordaba con nostalgia los momentos felices que habían compartido juntos, los sueños que habían construido y las promesas que se habían hecho. Pero ahora, todo parecía desmoronarse lentamente entre ellos.

Él sabía que su relación podría estar a punto de acabar, y eso lo abrumaba. La incertidumbre lo atormentaba, y mientras se dirigía hacia el "Café V8 de Flo", una sensación de vacío lo invadió por completo.