Academia St. Michael's de Magia y Hechicería

Capítulo 5 – El Dilema de las Cuatro Casas

Parte 1

Sala común de Gryffindor – Mañana

Es una nueva mañana. El sonido de los pájaros afuera de la habitación que comparto con mis amigas de Gryffindor resuena contra la ventana, mientras descanso en la calidez de mi cama aún recordando aquella apasionante noche de calor que compartí con Yuuna hace unas semanas.

Aún lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Después de habérmele declarado en la cima de aquella lechucería, Yuuna me tomo en sus brazos y nos acostamos sobre su manta para unirnos en una sola tanto en alma como en cuerpo.

Si cierro los ojos, todavía puedo sentir el calor de sus labios besando los míos, así como el calor y la humedad de sus otros labios carnosos en mis dedos.

Fue una noche bastante apasionante y desde entonces, nuestra relación se ha transformado en un frenesí sin fin de sexo apasionado.

Siempre que encontraba la oportunidad, Yuuna lo aprovecha para secuestrarme ya sea de mis clases o donde quiera que este para darme todo su amor en cualquier parte del castillo.

Para este punto, creo que el único lugar en el que no lo hemos hecho todavía sería la oficina de la directora y las salas comunes de nuestras compañeras de otras casas. Jamás imaginé que la apreciada Yuuna-sama, a quien todas en el castillo adoran y admiran fuera una completa pervertida. Aunque por otra parte, me alegra mucho saber que soy yo la que despierta ese instinto en ella (por más vergonzoso que sea).

Río alegre al pensar en ello en mi cama, cuando mis compañeras de cuarto, Aoi, Misaki y Rin, entran a la habitación que comparto con ellas en el castillo.

– Buen día, Nanami-chan – me saluda alegre Aoi.

– ¿Nanami? ¿Cómo es que aún no te levantas? ¿Es que acaso no piensas levantarte a desayunar? – me pregunta algo molesta Misaki.

– Todavía no tengo hambre – les respondo con una gran sonrisa aún somnolienta.

– ¿Tuviste una buena cena anoche con tu novia secreta? – pregunta pícara Rin.

– Ri-Rin-chan – algo avergonzada.

– Como sea, aunque hoy sea fin de semana, no es excusa para que te andes levantando tan tarde.

– Lo que Misaki-chan quiere decir, es si ¿no deseas arreglarte para salir con nosotras? Iremos a comprar unos dulces a Honeydukes y de ahí a almorzar a las tres escobas ¿Gustas venir?

– Si gustas, puedes traer a tu novia secreta para presentárnosla.

– A-Agradezco la invitación, pero… digamos que ya tengo otros planes para hoy.

– Descuida, lo entendemos. Todavía siguen en su fase de luna de miel ¿cierto? Seguro que quieren aprovechar todo el día para pasarla juntas y darse mucho amor a la otra – comenta divertida Misaki.

– Sólo asegúrense de dejarla una buena propina a la mucama para lavar bien sus sabanas – comenta pícara Rin.

– ¡Ri-Rin-chan!

– Bien, bien ¡nos vemos más tarde, Nanami!

– ¡Diviértete en tu cita!

– ¡Igual, chicas!

Ya después de haberse reído, mi trío de amigas se prepara para salir pero antes de hacerlo, se topan con Rikka a la entrada.

– Buen día, Rikka-chan ¿Vienes de desayunar con Sayuki-chan?

– Buen día, chicas. Así es, aunque desearía que no fuera algo tan notorio – comenta algo avergonzada pero feliz de su relación.

– Que bueno. Nosotras iremos a Hogsmeade a pasar el día ¿Gustan Sayuki y tú acompañarnos?

– Suena divertido, quizás las alcancemos más tarde pero antes, debo de hablar con Nanami. ¿Saben si sigue aquí?

– ¿Hablas de la soñadora durmiente? Esta en la habitación todavía fantaseando sobre su noche de pasión con Yuuna-sama.

– Es muy tierna creyendo que su relación todavía es un secreto, con lo acarameladas que se ven juntas, no es de sorprender que ya toda la escuela lo sepa. Quisiera que nos confesara ya su relación con ella.

– Seguro que lo hará pronto, después de todo, irán juntas al baile de navidad.

– Me alegra oírlo – les responde Rikka – bueno, iré con ella. Nos vemos más tarde, chicas.

– Igualmente, Rikka-chan.

Una vez se van, Rikka llega a la habitación y toca a la puerta para llamar mi atención.

– Buen día, Nanami.

– Buen día, Rikka ¿Vienes de con Sayuki-chan?

Pero al saludarla, noto una mirada de tristeza en su rostro que hace que me preocupe.

– Rikka-chan ¿Esta todo bien?

De inmediato me levanto y siento con las piernas cruzadas sobre mi cama, aún con mi pijama.

– ¿Pasó algo entre ti y Sayuki-chan?

– Algo así, aunque esa no es la razón de que este así. Se trata de Mai-senpai.

– ¿Uh?

Ambas salimos de la habitación y nos dirigimos a la sala común, donde observamos a Mai toda decaída y desanimada, mirando la chimenea encendida de la sala.

– Ha estado bastante distraída las últimas semanas durante las prácticas de quidditch y no parece poder concentrarse. En otras palabras, se le ha visto bastante deprimida.

– ¿Deprimida? ¿Mai-senpai?

Ahora que la veo bien, jamás había visto a Mai con ese rostro, como si estuviera tratando de aguantar las lágrimas en lo muy profundo de su interior.

Como sus compañeras de casa y amigas, decidimos ir con ella y nos unimos con ella en la sala.

– Buenos días, Mai-senpai.

– Chicas, buenos días ¿Se están preparando para salir?

Nos pregunta con su sonrisa confiable de hermana mayor cuando nos ve, sin embargo se ve algo raro en ella. Como si se estuviera forzando a sonreír.

– Mai-senpai ¿Estás bien?

– Por supuesto ¿Por qué lo preguntan? ¿Ustedes están bien?

– Mai-senpai.

Sin embargo, poco a poco su sonrisa va desapareciendo y se vuelve a sentar, no queriendo que la veamos.

Sin decir nada más, nos sentamos con ella en los sillones de la sala junto a la chimenea, hasta que se siente lista para hablar.

– ¿Qué sucedió?

– ¿Gustas platicárnoslo?

– Chicas…

Reuniendo algo de aire, Mai empieza a hablar.


Flashback – Hace unas semanas

Tras la persecución que Mai y Reo habían protagonizado en los pasillos de la escuela, Reo se le confesó a Mai confesándole sus verdaderos sentimientos hacia ella y huyó corriendo antes de que Mai pudiera interrogarla o darle una respuesta al respecto (aunque aún si se hubiera quedado, Mai estaba tan sorprendida y petrificada por la confesión, que no habría sabido que decir).

Por supuesto que después de huir, las maestras las habían atrapado a ambas y habían recibido su respectivo castigo.

Mai por su parte, había recibido una suspensión de 1 semana por haber corrido y lanzado hechizos por el pasillo. Mientras que Reo por otra parte, al haber petrificado a una maestra, había sido suspendida durante todo el mes por lo que ahora incluso, no podría asistir al baile de navidad (y ni idea sobre qué hará para no reprobar sus materias y repetir el semestre).

Al enterarse de esta injusticia, Mai fue de inmediato con la directora para explicarle que había sido ella la que inició la persecución y suplicar que le levantara el castigo a Reo.

– ¡Por favor! Si Reo actuó de esa manera, fue solamente porque yo la forcé a hacerlo. No es justo que se pierda el resto del mes escolar por un error que cometimos ambas (y también, que ya no podrá ir al baile de navidad).

Aunque después de haberlo hablado con ella, la directora le explicó que en realidad fue piadosa con su castigo.

– Después de todo, cuando la profesora Runa se enteró de lo que le hicieron a la profesora Takako, ella se puso Furiosa y me exigió la expulsión inmediata de ambas.

– ¿Expulsión? – pregunta temblorosa.

– Así es, después de todo, el ataque de una alumna a una profesora es una acción bastante grave. Aunque afortunadamente, no cedí ante su petición, debido a la intervención de la profesora Takako por ustedes. Quien a pesar de lo que le hicieron, las defendió después de haber sido exitosamente des petrificada con la poción de mandrágora de las profesoras Sarasa y Chiaki.

– La profesora Takako… hizo eso ¿por nosotras? – sorprendida – pero entonces ¿Por qué castiga sólo a Reo de esa manera y no a mí?

– Supongo que tendrás que averiguarlo ¿no es así? Diviértete, gatita.

Al escucharla decir eso, Mai se retira furiosa de la sala sin poder decirle nada más al respecto.

Tras finalizar su propia semana de castigo encerrada en su sala común, Mai salió directa hacia la sala común de Slytherin en las mazmorras donde se encontró con Miya, quien venía regresando del gran comedor.

– Buen día, Miya-san – la saluda.

– Mai-senpai – algo sorprendida – Buen día a ti también.

Mai observa la charola que lleva Miya con ella, llena con comida y algunos dulces del gran comedor. "Deben ser para Reo, ya que como parte de su castigo, no puede salir para nada de su sala común" piensa algo triste.

Ver que le traigan la comida como si fuera una prisionera, hace que Mai se sienta aún más mal de lo que ya se siente, pero se controla para no llorar y le pregunta.

– Miya-san ¿Crees que podrías hablarle a Reo para que salga unos minutos? O ¿Podrías permitirme la entrada sólo unos segundos? Sólo quiero decirle que…

Pero entonces Mai se calla, ya que honestamente, no tiene idea de que decirle.

Sin embargo, al ver que no dice nada más, Miya apenada le responde.

– Lo siento, Mai-senpai, no puedo hacerlo. Sabes que no esta permitido que salga y además… – traga saliva, algo triste y le dice – Ella dice que no quiere volver a tener nada más contigo.

Es lo mismo que Reo le había dicho la última vez que la vio.

– Ya veo. Entonces… ¿Podrías por lo menos darle estas libretas? Son los apuntes que he tomado para ella, para que no se atrase en sus estudios.

Miya no responde nada. Sólo toma los libros que le entrega Mai sin decir nada.

– Lo lamento.

Finalmente, Miya hace una reverencia algo triste y entra a su sala común.


De vuelta al presente

– A pesar de lo que me dijo, continué yendo a su sala común cada día con la esperanza de encontrármela y decirle que lo siento. Jamás fue mi intención que la suspendieran y yo…

Mai ya no lo soporta más y baja la mirada para que no la veamos llorar.

Ambas intentamos consolarla sin decir nada, sólo acariciamos su espalda, sintiéndonos tristes por ellas y deseando que hubiera algo que pudiéramos hacer por ellas.

Especialmente ya que también cuando Mai menciona a Miya, me acuerdo de mi amiga Risa, quien también se encuentra pasando por un mal momento con una chica de Slytherin.

"Es la primera vez que escucho hablar de ella desde lo que sucedió entre Risa y ella. Me pregunto cómo estará".

Me preocupo por ambas, especialmente por Risa quien según Sara, no ha salido para nada de su habitación más que para almorzar y tomar clases.

Cosa que me ha tocado ver de primera mano, cuando va a clases o almorzar con nosotras e intento hablar con ella, pero siempre que le pregunto, ella se limita a mostrar una sonrisa triste y me dice.

– No quiero hablar de ello.

Mai-senpai, Reo-senpai, Miya-san, Risa-chan. Me pregunto si hay algo que pueda hacer por ellas para que puedan volver a sonreír.


Sala común de Hufflepuff

Mientras tanto en la sala común de Hufflepuff, Sara y Sayuki observan a Risa en su habitación, quien se encuentra acostada sobre su cama dándoles la espalda sin ninguna intención de levantarse o voltear a verlas.

– Vamos Risa, tienes que levantarte. Es fin de semana, vamos a hacer algo juntas. Seguro que te sentirás mejor si solo…

– Ahorita no, Sara, por favor. Sólo… déjenme sola.

– Risa-chan…

Sara y Sayuki salen de la habitación sintiéndose bastante tristes y van a sentarse a los sillones bajo la preciosa luz natural de la sala común de Hufflepuff.

– ¡No soporto más verla así! – dice Sara frustrada – No sale para nada, no esta comiendo bien, ni tampoco duerme del todo. Me sorprende que aún no se haya atrasado en sus estudios.

– Tal y como se esperaría de una representante de clase – dice Sayuki con la intención de bajar un poco la tensión, pero de inmediato se arrepiente – Lo lamento, yo también me siento bastante mal por Risa-chan, pero… me duele decir que no hay nada más que podamos hacer por ella. Debió de dolerle mucho lo que sucedió con Miya-san después de la clase de herbología.

– Eso es lo que más me molesta – dice Sara – Ni siquiera nos ha querido decir lo que sucedió entre ellas ¿Cómo vamos a ayudarla si no dice lo que pasó?

– Supongo que sólo debemos esperar a que este lista y quiera contárnoslo.

– Lo sé, pero… solamente no quiero verla más así – le dice Sara como si estuviera a punto de empezar a llorar, preocupada por su amiga.

Sayuki la consuela mientras Risa escucha toda la conversación entre ambas desde su habitación.

Con dolor en su corazón, recuerda la última vez que habló con Miya hace unas semanas.


Flashback

Fue el día en que me llevó a la sala de menesteres para usar la chimenea de allí con polvos flu para dirigirme a la lechucería y poder confesarme a Yuuna.

Me sorprendí mucho cuando llegamos a aquel pasillo y de pronto apareció una puerta en esa enorme pared. Pero aún más cuando entramos y vi que Miya estaba allí.

– Risa – dice Miya sorprendida al vernos – ¿Qué hacen aquí?

– Miya, necesitamos tu ayuda.

Después de darme los polvos flu, entré a la chimenea y así, desaparecí para teletransportarme a la lechucería.

Después de haber desaparecido, Risa y Miya se quedaron en completo silencio, sin tener idea de que decir a la otra, hasta que Miya esta a punto de ser la primera en hablar.

– Risa, yo…

Sin embargo, Risa la interrumpe y le dice.

– Gracias por haber ayudado a Nanami, Miya. Significa mucho para mí.

– Risa…

Vuelven a quedarse en silencio unos segundos, hasta que Risa vuelve a hablar.

– Ya no estoy molesta contigo, Miya. Sin embargo… creo que necesito estar un tiempo separada de ti.

– ¿Uh?

– Por favor, no hables conmigo hasta que hayas resuelto tus conflictos y seas más honesta contigo misma ¿Sí?

– Risa…

Sin decirle nada más, Risa sale de la sala de menesteres y deja a Miya sola.

Y no se han vuelto a hablar desde entonces.


De vuelta al presente

Mientras Sara y Sayuki se preguntan que pueden hacer para ayudar a Risa, Sara se fija en la hora y le dice a Sayuki.

– Caracoles, ya me tengo que ir. Tengo que reunirme con Kaede para nuestra clase de baile.

Sara toma sus cosas, pero antes de salir voltea con Sayuki y le dice.

– Se que tenías planeado tener una cita hoy con Rikka, pero de ser posible ¿Crees que podrías quedarte un rato aquí con Risa? Al menos hasta que vuelva. No quisiera que se quedara aquí sola.

– Descuida, me escribió Rikka para decirme que no podrá salir pronto el día de hoy, al parecer Nanami y ella también están ocupadas con Mai-senpai.

– Ya veo – dice Sara algo triste por sus amigas – Te prometo que no vamos a dejarlas así, Sayuki. Si hay algo que podamos hacer por ellas, te aseguro que lo averiguaré.

– Sara-chan. Realmente somos muy afortunadas de tenerte como amiga.

– Y yo a ustedes. Nos vemos más tarde, Sayuki.

– Seguro, Sara.

Risa escucha esto desde su cama y se siente aún más triste al saber que Sayuki ya no irá a su cita con Rikka por ella.

– Desearía hacer algo para dejar de sentirme como se siento.


Sala común de Ravenclaw

Kaede POV

Más tarde ese día, después de haber finalizado con mis lecciones de baile con Sara por este día, regreso a mi sala común a lo alto de la torre este donde al llegar, me siento en uno de los sillones de la sala para quitarme las zapatillas y las calcetas para poder sobarme mis pies.

– Auch ¿Por qué bailar debe ser tan complicado?

Después de que Sara se lo hubiera pedido a su mamá (alias, mi tía), la profesora Sarasa nos había conseguido un espacio libre en uno de los invernaderos para practicar nuestras lecciones de baile, después de que la directora Rena nos haya pedido a Sara y a mí que abriéramos el baile de navidad.

Por lo que desde ese día, Sara y yo nos hemos visto después de clases e incluso los fines de semana en ese invernadero para seguir practicando.

Y aunque hemos practicado mucho y siento que estoy mejorando, me es muy difícil ya que siento que tengo 2 pies izquierdos (si es que siquiera eso es posible).

En todo caso, la razón de que ahora este preocupada es que Sara finalizó la sesión de baile más temprano que de costumbre.

Sara ¿Esta todo bien? – le pregunté preocupada.

– Sí. Lo lamento, es solo que estoy algo preocupada por mis amigas

– Sara.

Después de que me contara lo sucedido con Risa, me pregunta.

– ¿Crees que podamos dejar hasta aquí la lección de hoy?

– Descuida, se que ahora debes estar con Risa. Después de todo, ver lo mucho que te preocupas por tus amigas es una de las múltiples razones por las que me enamore de ti.

– Kaede-chan.

Después de besarnos, salimos del invernadero y nos despedimos antes de volver a nuestra respectiva sala común, quedando de retomar nuestras lecciones al otro día.

Ahora, mientras continúo pensando en eso al tiempo que descanso mis pies sobre uno de los sillones de la sala, no me doy cuenta cuando Yuuna llega conmigo por detrás y me da un pequeño beso en la mejilla.

– Buen día, Kaede.

– ¡Kyaaa! ¿Yuuna?

Yuuna sonríe alegre al ver mi reacción.

– Muoh ¿A qué se debió eso?

– A nada, solo quería saludarte.

Al ver mis pies descalzos descansando sobre el sillón, llega a una deducción.

– ¿No es algo temprano para que regresaras de tu clase de baile con Sara?

– Lo es, pero andaba algo distraída pensando en la situación de Risa y Miya, y me comentó si podríamos terminar la clase de hoy más temprano.

– Ya veo.

Sin decir nada más, Yuuna se sienta a mi lado y toma mis pies para masajearlos con sus manos.

– ¿Qué me dices de ti? ¿No ibas a tener una cita con Nanami todo el día?

– Así era, pero ella también se encuentra ocupada atendiendo a Mai-san. Me dijo que si se desocupaba, quizás nos veríamos más tarde.

– Ya veo.

Al ser ambas amigas cercanas de Mai, estamos familiarizadas con su situación actual con Reo y lo deprimida que ha estado.

– Es una lastima que nuestras amigas se encuentren así ahora. Ojalá hubiera algo que pudiéramos hacer por ellas.

– Lo sé, también me duele verlas así – me confiesa Yuuna – pero lo mejor que podemos hacer ahora, es simplemente darles nuestro mayor apoyo y hacerles saber que estamos allí para ellas cuando quiera que lo necesiten.

– Yuuna-san.

Mientras continúa masajeando mis pies, la entrada de la sala común se abre y Shizuku entra por ella.

– Buenas tardes, chicas.

– Buenas tardes, Shizuku-senpai.

– ¿No es algo temprano para que estén aquí? Pensé que ambas pasarían el fin de semana con sus parejas.

– Así era, pero ambas están ocupadas lidiando con crisis amorosas.

– Ya veo. Si hay algo con lo que pueda ayudar, no duden en comentármelo.

– Por supuesto, muchas gracias, Shizuku-senpai – le contesto.

Yuuna por otra parte, al escuchar que Shizuku comenta eso, sonríe y dice.

– Así es. Quizás deberíamos todas tomar como ejemplo a Shizuku-sama y su relación hyper sexual con Eris-sama ¿no lo crees?

– ¡¿Eeeeeeeehhhhh?! ¡¿A-A qué se debe ese comentario si puedo saber, Yuuna-san?! – pregunta avergonzada Shizuku.

– Vienes de hacer el amor con Eris-sama ¿No es así?

– E-Eso…

Shizuku se pone roja como un tomate de la vergüenza, no puede negarlo.

Por lo que Yuuna solo ríe y le comenta.

– Lo lamento. Es sólo que cuando se trata de parejas amorosas, es imposible no admirarlas y pensar en la maravillosa relación que tienes con Eris-senpai. Después de todo, salir con una chica Slytherin no debe ser una tarea fácil, nada más mira cómo se la están pasando Mai-san y Risa-san por intentarlo. No es de sorprender que nuestras novias estén tan ocupadas al tener que lidiar con eso. Quizás como nuestra senpai ¿Podrías compartir con tus kouhais algunos consejos sobre cómo tener una relación amorosa tan exitosa y sin peleas con una Slytherin? Para que podamos ayudar a nuestras novias y amigas, por supuesto.

– Yuuna-san.

Shizuku reflexiona sobre lo que le dice Yuuna y se sienta con nosotras.

– Bien, aunque primero que nada, deben saber que no todas las Slytherin son iguales. Es cierto que comparten ciertos factores en común, como que son orgullosas, necias, determinadas y no soportan que alguien más les diga que hacer o cómo hacer algo, por lo que pueden llegar a ser algo pesadas de tratar. Sin embargo, si ves más allá de eso, también hay mucho más que las conforma, algo más hermoso al igual que todas las casas del colegio.

Yuuna y yo la escuchamos atentas, mientras nos sigue platicando.

– Es por eso mismo que... digamos que mi relación con Eris, no siempre ha sido tan perfecta como la hacemos ver.

– ¿Eh?

Al decir eso, Shizuku respira y se prepara para contar su historia.


Sala común de Slytherin

Eris POV

Al finalizar mi sesión matutina de amor con Shizuku en la enfermería, regreso a mi sala común en las mazmorras del castillo para descansar un rato, antes de volver a vernos más tarde ese día.

– Shizuku olía muy bien este día y su sabor allá abajo es tan inigualable, es imposible que me canse de ella.

Pienso mientras aún huelo el aroma de su perfume mezclado con sus jugos en mi uniforme, con los colores verde esmeralda de mi casa.

– Huele a Shizuku, no puedo esperar a verla más tarde.

Con ese pensamiento, entro a la sala común de mi casa mientras me termino de peinar y acomodar el bracier para que mis compañeras no noten lo que hicimos (aunque realmente no me importaría que lo supieran) cuando al entrar, escucho una discusión a viva voz en la sala.

"¡CRASH!"

Escucho cuando cae una bandeja de plata y al llegar a la sala, encuentro a las responsables de esta discusión. Reo y Miya.

– ¡¿Por qué tienes que ser así?!

– ¡¿Por qué no puedes escucharme?!

Al verlas discutir de esa manera, de inmediato voy con ellas enfadada y las agarro de una oreja a cada una para regañarlas.

– ¡Auch! Auch, Auch.

– ¡Auch!

– ¡¿Se puede saber qué es lo que están haciendo ustedes dos, par de brutas?! ¿Estaban discutiendo? ¿En serio? ¿No creen que ya se han metido en suficientes problemas? Especialmente tú, Reo. ¿Acaso tienes tantas ganas de que te expulsen por andar peleándote con una de tus kouhais? ¡¿Eh?!

Les grito enfadada, a lo que Reo me responde con un grito aún más fuerte mientras golpea mis senos tras el uniforme.

– ¡NO Estábamos Discutiendo, Estúpida Pechugona Inflada!

– ¿Ah, no?

Al escucharla decir eso, las suelto de las orejas, permitiéndoles un segundo para que recuperen.

– Entonces ¿Qué fueron todos esos gritos que escuché al entrar?

– Bueno…

– Simplemente estábamos discutiendo con nosotras mismas en voz alta.

– ¿Ah?

Nos sentamos en la sala y me explican que después de que Miya regresara a la sala común, le había dado a Reo los apuntes que Mai había estado haciendo para ella durante las clases.

– ¿No vas darles una leída?

– No quiero.

– Esta bien.

Miya estaba a punto de irse a su habitación, cuando Reo empieza a gritar.

– ¡¿Por qué esa maldita no puede dejarme en paz?!

Y es que desde que terminó su castigo, Mai no había parado ni un día de venir a la entrada de la sala común, para entregarle sus apuntes del día a Reo cuando Miya le traía la comida, con la esperanza de que Reo saliera para hablar con ella.

Cosa que no había hecho hasta el momento, ni se había molestado en abrir los apuntes que Mai había hecho para ella.

– ¿Qué planeas hacer? – le pregunta Miya – ¿Acaso piensas dejar de estudiar hasta que salgas de aquí y mágicamente pasar el semestre?

– No veo porque no, te funciona a ti ¿No?

– Tú y yo no estamos al mismo nivel.

– ¿Ah, No? ¿Y qué me dices tú, niña genio? ¿Acaso no también no has vuelto a hablar con la pelirosa hufflepuff?

– No metas a Risa en esto.

Por otra parte, Miya aún continuaba bastante frustrada y molesta con Risa por todo lo que había sucedido entre ambas desde la clase de herbología.

Aunque en realidad, con quien más estaba molesta era consigo misma, ya que no se había animado a ser sincera con Risa y decirle realmente lo que sentía. Y debido a eso, la había lastimado.

Lo que parecía que un principio sería una discusión entre ambas Slytherin, poco a poco fue escalando hasta el punto en que dejaron de prestar atención a la otra y simplemente empezaron a discutir en voz alta sobre sus respectivas "parejas".

Es entonces cuando entré a la sala y las escuché gritando.

– Vaya, así que eso fue lo que pasó ¿Eh?

– Así es. ¿Ya ves? No había necesidad de que llegaras a regañarnos.

– ¿En serio? Entonces, díganme ¿Ya llegaron a una solución con sus novias?

– ¡¿Eh?! Ellas… no son nuestras novias – voltean a lados opuestos sonrojadas.

– Ni siquiera nos hablan – dice Miya molesta, aunque con algo de tristeza en su tono. Realmente la lastima que Risa ya no le hable.

– Ya veo. Pero me pregunto ¿Cómo esperan que ellas hablen con ustedes, si ustedes no las escuchan?

– ¿Uh?

– Piénsenlo. Reo, Mai ha estado viniendo a verte todos los días, pero tú nunca has querido escuchar lo que tiene que decir.

– Bueno… eso es porque…

– Y tú, Miya. Si bien es cierto que Risa te pidió que no le hables, te pregunto ¿Realmente Risa aparenta que no quiere que le hables? O ¿Será que en realidad tienes miedo de escucharla?

– Yo… yo no…

Miya se voltea sonrojada, avergonzada de que le este diciendo la verdad.

– Ay chicas. Si siguen siendo así de orgullosas, jamás lograrán llevar sus relaciones a donde quieren que estén.

– ¡¿Y qué se supone que hagamos si ellas no quieren nada que ver nosotras?! Somos Slytherin, el orgullo es lo que nos define. ¿Se supone que debemos renunciar a ello para ir con ellas y suplicarles que nos perdonen?

– ¿Tan malo sería? Pero no, no les estoy diciendo que hagan eso.

– ¿Entonces?

– Veamos…

Lo pienso bien. Las siguientes palabras que elija deben ser bastante cuidadosas si quiero darme a entender correctamente, así que les digo.

– Muy bien, lo primero que necesito que hagan, es que me hagan un espacio entre las dos.

– ¿Uh?

– Con permiso.

– ¡Oye!

A la fuerza me hago un espacio para sentarme entre ellas dos, sobre el sillón en el que están ambas sentadas.

– Y ahora…

– ¡¿Eh?!

Tomo las cabezas de ambas y las acuesto sobre mis muslos, en una pierna a cada a una mientras acaricio sus cabezas.

– ¿E-Eris-senpai?

– ¿Qué crees que estás haciendo?

– ¿Qué parece que estoy haciendo? Les doy un masaje para que se relajen, obviamente.

– ¿Y por qué tienes que hacerlo así?

– De esta manera, puedo acariciarlas a ambas al mismo tiempo sin mucho esfuerzo. Además, dicen que mis muslos tienen propiedades mágicas curativas ¿No lo sabían?

– Estoy segura de que esa es una mentira – me contesta Miya, aunque tampoco protesta más y se deja acariciar por mis manos.

Continúo acariciando las cabezas de ambas mientras descansan sobre mis muslos como si fueran un par de cómodas y esponjosas almohadas.

Y ya que se han relajado, les digo.

– Bien, ahora que están relajadas, les voy a contar una historia que quizás pueda ayudarlas a mejorar su situación con sus novias.

– Que no son nuestras…

– Y quizás – interrumpiéndola – también a resolver su problema respecto a lo que en realidad significa ser una Slytherin.

Reo y Miya me escuchan con atención, descansando sus cabezas sobre mis muslos.

– Esta es la historia de cómo Shizuku y yo nos hicimos novias.