Galaxy Angel – La novelización
Por Fox McCloude
Disclaimer: Galaxy Angel y todos sus personajes son propiedad de BROCCOLI. Todos los derechos reservados.
Escalas de fortuna (2-4)
Ahora que la nave se encontraba en Chrono Drive, y que no tendrían que preocuparse por ataques enemigos por un rato, Takuto decidió que era tiempo de estrechar lazos con sus nuevas subordinadas. Después de todo, el Comodoro Luft le había dicho que esa era la clave para sacar el poder de los Emblem Frames en combate. Nunca creyó sentirse tan afortunado por haberse enlistado en la milicia de Transbaal.
Y efectivamente, cuando llegó al salón de té, todas las miembros estaban sentadas alrededor de una mesa comiendo pasteles y tomando té. Estuvo a punto de acercarse a saludarlas, hasta que empezó a captar algunos fragmentos de su conversación.
– ... ¿De verdad estaremos bien? – preguntó Ranpha. – Digo, si vamos a tener que aguantarnos a un tipo como ése de comandante. Forte-san, ¿tú no opinas lo mismo?
– Hmm, supongo que sí... – respondió la aludida.
Las palabras de Ranpha y Forte lo hicieron detenerse en seco. ¿Estaban hablando de él? No, no tenía sentido preguntárselo, definitivamente estaban hablando de él. Aún no se percataban de su presencia, así que se alejó discretamente para ocultarse tras una columna y evitar que lo vieran, pero aguzó el oído para seguir escuchando.
– Digo, fue rápido en ir a chequear los Emblem Frames, así que supongo que entiende bien su trabajo. – continuó Forte. – Aun así, creo que todavía está muy verde...
– Estoy de acuerdo. – replicó Ranpha. – Para mí es un tipo muy despistado e indeciso. Parece estar motivado, pero ¿de verdad podrá hacerlo...?
– T-todo estará bien. – Esta vez fue Milfie quien habló. – Antes de la última pelea, Takuto-san nunca había comandado a nadie, ¡y ya ven que lo hizo muy bien a pesar de eso!
– Si fuera sólo eso, entonces no es nada. – dijo Forte. – Mint, ¿tú qué opinas?
– Puedo decir con certeza que no es alguien ordinario. – replicó. – Es la primera vez que veo a alguien reaccionar así ante mis habilidades.
Sus habilidades... por supuesto, Mint estaba hablando de su telepatía. No mintió al decir que pensaba que era una habilidad asombrosa. ¿De verdad era el primero que pensaba eso?
– Hrm... no sé qué habrá pasado, pero tú siempre eres muy cautelosa al considerar las cosas. – respondió Forte.
– No puedo decirlo con certeza. – Mint siguió hablando. – Puede que sea interesante, pero sigo sin saber si es un comandante competente.
– ¿Tú qué piensas, Vanilla? – preguntó ahora Ranpha.
– ... Yo sólo sigo órdenes. – respondió con el mismo tono monocorde habitual.
– Ah, bien... – replicó Ranpha con indiferencia, y él pudo escuchar como sonaba el tintineo de su taza. Probablemente estaba tomándose un sorbo de su té.
– Como sea, sin nuestro apoyo, ese comandante no podrá ganar. – declaró Forte tajantemente. – No tenemos más opción que seguirlo.
– Es cierto. – dijo Milfie. – ¡Demos lo mejor de nosotras!
– Ahhh, supongo que es inevitable. – suspiró Ranpha.
Takuto se apretó el pecho de su uniforme. La verdad, oír esas palabras de la Brigada Angel le había dolido un poco. Lo más triste era que no podía evitar pensar que tenían razón. En efecto, nunca había comandado una batalla antes, y si había ganado limpiamente había sido más gracias a ellas que a su propio esfuerzo.
Allí se iba su plan de "estrechar lazos". Ahora no podía simplemente aparecerse frente a ellas. Pero tampoco podía irse sin más.
– Bien... tengo otras cosas que atender, así que... – dijo Vanilla.
– Sí, yo también. – dijo Forte. – Ya me voy.
Y esa fue la señal para Takuto de saber que tenía que desaparecerse. Su cuerpo se puso en automático y de inmediato corrió hacia la puerta de salida, antes de que alguna de las Angels se percatara de que estuvo allí. No quería que lo encontraran espiando.
Takuto siguió corriendo hasta dar la vuelta en el pasillo, y una vez que oyó los pasos de las Angels alejándose, se apoyó en la pared, tratando de recuperar el aliento.
– *Fiu*, logré escaparme. Sobreviví... – dijo, regulando su respiración, y luego apoyó la cabeza contra la pared y miró hacia el suelo. – ¿Ahora qué hago? Si de verdad todas en la Brigada Angel piensan eso de mí...
– ¿Oh...? ¿Takuto-san?
– ¡¿Uwaa?! – El comandante se sobresaltó, y al voltear efectivamente vio parada frente a él a Milfie. Intentó mantener la compostura, pero no tuvo mucho éxito. – Mi-Milfie... ¿regresaste?
– Sí, es que olvidé algo. – La pelirrosa lo miraba confusa. – ¿Tú qué haces aquí...?
– ¿Eh? Bueno, yo...
Los engranajes echaron a andar. ¿Debería decirle la verdad o fingir que no pasaba nada? Milfie había sido muy amable con él desde que llegó al Elsior, y no se sentiría bien por mentirle. Por otra parte, después de oír que lo defendió cuando las otras estaban diciendo esas cosas de él, aunque le conmovió, no sabía cómo reaccionaría y si eso podría provocar discordia con las demás Angels. Y eso sería contraproducente.
– A decir verdad... estaba pasando por el salón, y las escuché hablando hace un momento. – confesó.
– ¿Eh? – Milfie se sorprendió. – Entonces tú...
– ¡De verdad lo siento! – se disculpó juntando las manos en posición de súplica. – No pretendía espiarlas, es sólo que quería hablar con ustedes, pero no pude entrar a la conversación y...
Takuto no se atrevió a levantar la mirada por unos segundos, pero pudo oír a Milfie suspirar. No sabía si le creería, pero no se sentía capaz de mentirle, luego de que fue tan amable con él aunque apenas lo conocía.
– Sí, te creo. – dijo finalmente, y al levantar la mirada, vio que de nuevo estaba sonriendo como siempre. – Puedo ver que eres alguien muy honesto.
– Milfie... gracias, de verdad. – le dijo. Casi querría lanzarse y abrazarla, pero hasta él sabía que eso sería demasiado y no quería meterse en problemas, al menos no tan pronto. – De verdad, siento mucho haberlas escuchado a escondidas.
– No, soy yo la que debería disculparse por decir esas cosas tan crueles sobre ti. – dijo Milfie. Era extraño que se disculpara, siendo que ella fue la única que lo estaba defendiendo. Forte y Ranpha claramente no confiaban en él, Mint se portó amable y dijo que lo encontraba "interesante", pero claramente tenía sus dudas, y Vanilla... bueno, con ella no habría forma de saber lo que pensaba. – Por favor no te preocupes tanto por eso. Las charlas entre mujeres a veces se salen un poco de control.
– Está bien. – dijo él, restándole importancia. – Pero... ¿de verdad las otras no confían para nada en mí?
– No creo que sea así. – aseguró Milfie. – Más bien, creo que no están seguras porque todavía no te conocen bien.
– Hmm, ¿tú crees...? – preguntó Takuto. Tampoco era que ella lo conociera mucho, la verdad se le hacía muy raro que estuviera tan dispuesta a confiar en él. No que no lo apreciara, obviamente, pero aun así se le hacía un poco extraño.
– ¡Ah, es cierto! – exclamó de repente Milfie, como si acabara de recordar algo. El repentino arrebato hizo que Takuto se sobresaltara. – ¡Tengamos un picnic!
– ¿Eh? ¿Qué dijiste?
– ¡Un picnic! ¡Sabes lo que es un picnic, ¿verdad?! – insistió la pelirrosa. Esa parte era obvia, pero...
– Eh, sí, pero quiero decir... ¿por qué un picnic?
– ¡Así podremos estrechar nuestra amistad! ¡Podemos almorzar todos juntos en el parque! ¡Vamos, hagámoslo ahora mismo!
Almorzar en el parque... ahora que lo pensaba, Milfie lo había mencionado antes, y en ese momento la idea no le pareció mala. Pero en esta situación, ¿sería lo más adecuado? ¿Especialmente luego de escuchar lo que pensaba el resto de la Brigada Angel de él?
– ¿Estás segura? ¿Te parece que sea un buen momento para un picnic?
– Mientras estemos en el Chrono Drive, no tenemos que preocuparnos por el enemigo. ¡Es el momento perfecto!
Bien, en eso sí tenía razón. El viaje por el Chrono Drive duraría varias horas después de todo, y hasta entonces no tendrían que combatir ni nada de eso. Y con Lester manejando el puente, él era libre para holgazanear y divertirse. ¿Cómo podía rechazar la invitación?
– Bien, me convenciste. Entonces, ¿hay algo que pueda hacer?
– Ah sí. Puedes ir a decirles a Ranpha y al resto mientras yo preparo el almuerzo. ¿Podrás?
– ¿Eh? ¿D-decirles yo, al resto de la Brigada Angel? – No sabía si sería capaz de hablarles luego de que escuchó eso.
– ¡Sólo necesitaría una hora para tenerlo todo listo, si trabajo súper rápido! – Milfie sonaba muy segura de sí misma. ¿De dónde sacaba esa confianza? – ¡Cuento contigo, Takuto-san! ¡Nos vemos luego!
Y sin decir más, salió corriendo antes que él pudiera protestar. Parecía que no había forma de detenerla una vez que se ponía en algo. Aunque viéndolo por el lado amable, esa energía positiva sirvió levantarle los ánimos al comandante.
– Entonces... para hacerme amigo de la Brigada Angel, tendré que ir de picnic con ellas. Y para hacerlo, tendré que invitarlas... ¿no debería ser al revés? – se preguntó en voz alta. – Bueno, esta podría ser una buena oportunidad.
Si Milfie terminaría en una hora, lo único que tenía que hacer era recorrer la nave y buscar a las demás en ese tiempo, e invitarlas al picnic. Nada difícil, ¿verdad? Excepto porque no sabría a dónde se habrían ido las demás ahora que habían terminado de relajarse en el salón de té.
– Un segundo... ¡claro! – Takuto se golpeó la cabeza. – ¿Cómo pude ser tan tonto? Puedo preguntarle a Lester usando esto.
El comunicador personal de su uniforme ya había sido configurado con la frecuencia del Elsior, así que podía usarlo para contactar al puente, sin importar dónde se encontrara dentro de la nave. De esa forma no tendría que volver allá y perder tiempo valioso. Sin tardanza, lo activó para comunicarse.
– Aquí el puente. ¿Qué sucede, Comandante Mayers? – La voz de Almo le respondió.
– ¿Almo? Ah, genial, las comunicaciones funcionan. – respondió. – Lamento molestarte, ¿podrías hacerme un pequeño favor? ¿Podrías verificar por toda la nave e informarme dónde se encuentran las miembros de la Brigada Angel en este momento?
– Por supuesto, Comandante, deme un momento. – Takuto pudo oír el tecleo al otro lado por un instante, y no pudo evitar a ponerse a mover el pie en el suelo mientras aguardaba. Afortunadamente, no tardó mucho – Listo. En este momento, Mint-san se encuentra en el salón de té en el bloque B. Forte-san está en la zona de tiro, Ranpha-san en el gimnasio, y Vanilla-san en la enfermería. Milfeulle-san ahora mismo está corriendo por el pasillo del bloque C.
– Gracias, Almo. Ah, y ya que estoy en ello, ¿podrías mandarle un mensaje a Lester de mi parte? – preguntó Takuto.
– ¿Al subcomandante? Claro, ¿de qué se trata?
– Dile que todavía me debe 2000 créditos por esa apuesta que hicimos, y que me gustaría que me los pagara, a más tardar cuando termine la misión. – dijo Takuto buscando aguantarse la risa.
– ¿Eh? D-de acuerdo, Comandante. Se lo diré.
– Gracias, cambio y fuera. – replicó él y apagó el comunicador.
Aspirando y soplando de alivio, decidió tomar aplomo. Sólo tenía que ir y decirles a las Angels que Milfie estaba organizando un picnic y que lo mandó a invitarlas. Nada complicado. Con eso en mente, decidió ir primero al salón de té, en vista de que seguía cerca de él y Mint al parecer no lo había abandonado. Y las demás, ahora que lo pensaba bien, estaban en lugares bastante obvios, y debería haber pensado primero en ellos para ir a buscarlas.
Con eso en mente, atravesó todo el corredor del bloque B hasta llegar de nuevo al salón de té. Se le hacía irónico haber vuelto tan rápido después de haber escapado, y efectivamente, Mint todavía seguía en su mesa tomando té y comiendo dulces.
No había razón para ocultarse ahora, así que se acercó con calma a su mesa, y se aclaró la garganta para llamar su atención.
– ¿Hmm? Oh, Takuto-san. ¿Haciendo una caminata por la nave? – preguntó ella.
– Ah, sí, algo así. – respondió él tratando de sonreír para evitar incomodidades. Decidió ir directo al grano. – Por cierto, Milfie dijo que le gustaría hacer un picnic con todas ustedes.
– ¿Un picnic? – Mint pareció ligeramente sorprendida. – Me pregunto si...
– ¿Hay algún problema? – preguntó Takuto, algo preocupado. – Si no puedes, entonces...
– Oh no, será un placer, con gusto participaré. – dijo Mint. – En ese caso, tal vez deberíamos llevar algo de té. Podemos comprar un poco aquí mismo en el salón.
– Ah, qué buena idea. – dijo Takuto. – Con eso le ahorramos algo de trabajo a Milfie.
Takuto echó un vistazo alrededor. Hizo memoria del té que estaba tomando Mint cuando la encontraron durante el tour, y supuso que sería conveniente elegir un té elegante que fuese con ella. Agitó un poco la mano alrededor hasta elegirlo.
– Este te gusta, ¿verdad? – le preguntó. – Parece uno muy elegante.
– Bueno, tengo un buen ojo para productos de calidad. – dijo Mint con orgullo. – Esta hoja del té es un excelente producto del sistema Samrong.
– ¿De verdad? La escogí por instinto. – confesó él.
– Si ese es el caso, es maravilloso. – sonrió Mint. – Lo compraremos entonces.
Mint estuvo a punto de pagar, pero Takuto ofreció pagarlo por esta vez. Afortunadamente, aunque era un té elegante no era tan caro, y después de pagarlo, Mint se ofreció a prepararlo ella misma para compensarle por el dinero y con eso ahorrarse tiempo. Tras darle las gracias, Takuto le dijo que se verían en el parque galáctico en una hora, y él mientras tanto iría a avisarles al resto.
– "Bueno, esa es una, sólo faltan tres más."
Se dirigió de inmediato al elevador para ir hacia el bloque D. Con suerte, las otras tres no habrían abandonado los lugares donde estaban y eso le facilitaría las cosas. El elevador lo puso en el corredor justo al lado del gimnasio, y una vez que entró, pudo oír los familiares ruidos de golpes y patadas en el saco de arena. Y todo el equipamiento que se había volcado antes ya estaba de vuelta en su lugar.
– Ah, Ranpha. – llamó la atención de la rubia, que al escucharlo dejó de golpear el saco. – Entrenando de nuevo.
– Uff, claro que sí. – replicó mientras se secaba el sudor de la sien. – Odio estar sin hacer nada.
– En ese caso, ¿te gustaría ir de picnic en el parque galáctico? – dijo Takuto. – Aún tenemos algo de tiempo antes de salir del Chrono Drive.
– ¿Haa, un picnic? – Ranpha le lanzó una mirada suspicaz. – Suena a que es obra de Milfie.
– Jaja, diste en el clavo, fue idea de Milfie. – respondió él. – Está preparando el almuerzo ahora mismo, y me pidió que las invitara a todas.
– Como pensé. – Ranpha cogió su botella de agua y se bajó unos cuantos tragos. Su tono daba a entender que esto era una ocurrencia frecuente, o eso le pareció a Takuto. – Bueno, si Milfie me invitó, entonces tengo que ir.
– Gracias, me alegro que aceptaras. – Takuto no sabría qué hacer si se rehusaban, no sabía qué le diría después a Milfie si rechazaban su invitación. Bueno, si pudo con Ranpha, seguro con las demás no sería ningún problema.
– Ah... antes de eso, sé que es idea de Milfie, pero... – La expresión de Ranpha cambió ligeramente, y empezó a quitarse los guantes. – Bueno, supongo que puedo terminar de entrenar un poco antes, y con eso conservar mi fuerza...
Takuto la miró extrañado. – ¿Qué quieres decir? ¿Por qué necesitarías conservar tu fuerza para un picnic?
– Bueno, es que... – Ranpha desvió la mirada. Parecía que ella sabía algo que él no, pero se negaba a darle detalles. Ahora que se fijaba, Mint había hecho una expresión similar cuando lo mencionó.
– Pero si sólo es un picnic, ¿no estás preocupándote más de la cuenta?
– ¿Crees que bromeo? – replicó molesta. – Como sea, lo averiguarás pronto. Es como cuando un niño hace algo malo, y le dices "Eso fue una estupidez", ya sea que esté bien o no.
Takuto ladeó la cabeza. No entendía la lógica detrás de eso, o a dónde quería llegar Ranpha. Era como si creyera que pasaría algo malo, o quizás sólo estaba tratando de asustarlo. Pero él no era el tipo de personas que se preocupaba más de la cuenta.
– Bueno, yo no me preocuparía tanto. – dijo él. – Es decir, ¿por qué preocuparte por algo de lo que no sabes nada?
– No deberías estar tan relajado. – Ranpha lo miró con los ojos entrecerrados.
– Bien, si me toca que me llamen un niño estúpido, ya cruzaré ese puente en su momento. ¿Por qué no mejor intentamos disfrutar el picnic por el momento?
Esa fue la mejor respuesta que se le ocurrió. Ranpha lo miró extrañada, pero al cabo de unos segundos le sonrió.
– ... Supongo. Prefiero no pensar en eso. Además, la comida de Milfie siempre es genial, valdrá la pena sólo por eso. – dijo Ranpha. – Entonces, ¿en el parque a qué horas?
Takuto miró su reloj. Ya habían transcurrido diez minutos, así que le informó a Ranpha aún les quedaban otros cincuenta antes de la hora designada. La rubia entendió y se fue a los vestidores para cambiarse la ropa de entrenamiento. Bien, dos fuera, quedaban dos más.
Aun así, no pudo evitar preguntarse, ¿por qué Mint y Ranpha adoptaron esas expresiones cuando él les dijo lo del picnic? Parecía que esperaban que algo sucediera, pero no querían decirle nada. Quizás tuviera un poco más de suerte con Forte y Vanilla.
Ahora estaba en frente de la puerta de la enfermería. Tras abrirla, efectivamente, Vanilla estaba sentada, revisando una tableta de notas, e inmediatamente volteó a verlo.
– ...Takuto-san... ¿necesitas algo?
– Ah, hola, Vanilla. – la saludó, y miró alrededor notando que no había más nadie. – Huh, ¿dónde está la Dra. Kera?
– Ha salido de compras. – replicó Vanilla. – Me dejó a cargo mientras tanto...
– Ah, ya veo. – respondió Takuto. – Como sea, Milfie dijo que le gustaría tener un picnic todos juntos. ¿Te gustaría unírtenos?
– ... Entiendo. Participaré.
Directo al punto, salvo por ese pequeño silencio al inicio. Pero bueno, eso fue sorprendentemente fácil comparado con Ranpha. Sería un buen cambio de ritmo mientras salían del Chrono Drive. Y ahora que lo pensaba, quizás era una buena oportunidad de hablar con ella, tal vez para que se abriera un poco más.
– Muy bien. Ah, por cierto, ¿cómo pasas tu tiempo libre, Vanilla? – decidió aprovechar de abrir algo de conversación. Tal vez conocer sus pasatiempos ayudaría en algo.
– ... Ayudo a la Dra. Kera y al personal de mantenimiento.
– Eso está bien, pero ¿qué haces cuando no estás ayudando? Por ejemplo, cuando estás en tu cuarto. – Esa última parte sonó un poco indiscreta. Vanilla desvió la mirada ligeramente, pero no parecía avergonzada o algo.
– ... Mayormente, me dedico a leer...
– ¿Eh, lees novelas? ¿O tal vez mangas? – preguntó Takuto con curiosidad.
– No... – dijo ella. – Textos médicos. Investigaciones sobre diagnósticos y tratamientos.
– Y- ya veo... – Takuto no supo qué decir a eso. Vanilla parecía ser una persona muy dedicada a su trabajo pese a su corta edad, pero le preocupaba un poco que fuera tan seria. Estaba bien que se esforzara por la tripulación, pero a veces también venía bien relajarse un poco. – Pero oye, no estaría mal que leyeras algo diferente de vez en cuando. No para trabajar, sino para entretenimiento.
– ¿Entretenimiento...?
– Claro. Pueden ser muy divertidos. Además, balancear el trabajo con el entretenimiento hará que todo lo que haces sea mucho más llevadero. Lo mismo con el picnic, ya que todos necesitamos relajarnos.
Técnicamente eso era cierto, aunque él no podía hablar mucho de "balancear" considerando que prefería más divertirse que trabajar, pero Vanilla no necesitaba saber eso.
– Entiendo. – asintió la peliverde luego de estar pensativa por un rato. – Ranpha-san tiene muchos de ellos, puede que le pida prestados algunos.
– Buena idea. Y si quieres, yo también tengo algunos que tal vez te gusten. No dudes en venir a verme cuando los quieras.
Vanilla asintió de nuevo. – Por cierto, ¿a qué hora será el picnic?
– Veamos, en... 45 minutos, a las 2:30 en el parque. Para entonces Milfie debe haber terminado los almuerzos que dijo que prepararía.
– Entiendo, allí estaré.
Takuto vio que Vanilla guardaba la tableta en el escritorio. Era una chica bastante organizada, pero quizás en detrimento de relajarse un poco. Tal vez esto sirviera para sacarla de su caparazón y que se abriera más. Bien, con eso en mente, sólo le quedaba una más.
Tras cruzar los pasillos hacia la zona de tiro, Takuto abrió la puerta y pudo escuchar los disparos. Efectivamente, Forte se encontraba allí, disparando su revólver en el polígono. En cuanto terminó de vaciarlo, vio que él estaba allí.
– Oh, Sr. Comandante. ¿Qué hay de nuevo?
– ¿Aun practicando, Forte? – dijo él, cuando vio todas las marcas de disparos a los objetivos. – Wow, qué celo.
– Mi hobby tiene un uso práctico. – respondió la pelirroja muy seriamente. – ¿No tienes algo mejor que hacer?
– La verdad no. – Takuto decidió ser honesto. – Y por eso estoy aquí, quería invitarte a un picnic en el parque, si quieres venir.
– ¿Picnic? – Forte sonrió de lado. – Ajá... Milfie te lo sugirió, ¿verdad?
– Sip. – dijo él. – Parece que quiere hacernos felices a todos.
– Hmph, por supuesto que ella querría eso. – replicó Forte. – Pero no deberíamos estar jugando en este momento...
– Sí, ya sé que nuestra situación actual no es trivial, pero... ¿no deberíamos aprovechar cualquier oportunidad de disfrutar nuestro tiempo libre?
– ¿Te estás escuchando? – Forte le lanzó una mirada penetrante. – Más bien, ¿no estás buscando una excusa para holgazanear y divertirte un rato?
– Jaja... ¿así de obvio, te diste cuenta? – Takuto se rio algo nervioso. No quería hacerla enojar, especialmente luego de lo que dijo sobre él cuando la escuchó hablar en el salón. Pero no tendría sentido
– Pues claro. – dijo ella. Y de repente, su semblante se suavizó y sonrió de oreja a oreja antes de darle un golpecito en el hombro. – Porque yo también quiero hacerlo, ¡jajajajajaja!
De acuerdo, esto sí le sorprendió un poco. Forte le parecía una mujer bastante seria, descontando aquel pequeño encuentro en el hangar donde parecía querer coquetearle sólo para que Creta le dijera que era una simple broma. Pero de nuevo, ahora estaban aquí riéndose como si nada.
– De acuerdo, me uniré a ustedes. – dijo cuando finalmente dejó de reírse. – Si vamos a trabajar juntos, entonces hay que disfrutarlo mientras dure.
– Cierto. No he ido de picnic desde que me enrolé en la academia. – Takuto recordó que la última vez que hizo algo así fue en la granja de su querida abuela, y a menudo echaba de menos esos días. – Será divertido después de tanto tiempo.
– Divertido, sí... mientras no suceda nada. – dijo Forte con voz misteriosa.
– ¿Eh...? – Takuto miró a la pelirroja. Igual que Mint y Ranpha, era como si ella supiera algo que él no, como si estuviese esperando que algo sucediera. – ¿A qué te refieres?
– Hrm, no te preocupes, sólo decía... – replicó ella encogiéndose de hombros. – Bueno, como sea. Aún me queda algo de tiempo, así que estaré lista cuando termine de pulir mis armas en mi habitación. También me servirá de ejercicio.
– ¿Tienes armas en tu habitación también? – preguntó Takuto interesado. Aquí en la zona de tiro había varias en las paredes, y él creyó que sólo las usaba Forte ya que casi todas eran de pólvora.
– Sólo una pequeña colección... incluyendo un lanzacohetes. – dijo sonando muy orgullosa de sí misma. – No es por alardear, pero tengo algunas piezas que pueden rivalizar con los mejores armeros de la galaxia.
– Wow, sé que las armas de pólvora son raras, pero para que hayas recolectado tantas, eso suena increíble. – dijo Takuto impresionado. – Tienes que enseñármelas alguna vez.
– ¿Oh, qué es eso? ¿Estás tratando de halagarme?
– No, por supuesto que no, creo que es un pasatiempo sorprendente. – aseguró él.
– ... Realmente no crees eso, ¿verdad? – inquirió Forte algo suspicaz.
– Eh... bueno, ¿supongo que me ayuda a dormir por la noche? – replicó él. De acuerdo, sí estaba tratando de halagarla, pero igual se sentía genuinamente impresionado, y no le molestaría ver ese lanzacohetes. Él nunca había empuñado uno en su vida y siempre le parecieron armas geniales.
Forte lo miró por un rato, y luego volvió a reírse. Parecía que disfrutaba mucho incomodarlo y luego soltarle que sólo estaba bromeando. ¿Se haría una costumbre?
– El límite es el dinero. Después de todo, las municiones son muy costosas. – señaló. Efectivamente, la pólvora y las balas de plomo costarían una fortuna, y muy pocos estarían dispuestos a pagar por ello. – Pero bueno, mientras esté trabajando en esta misión, puedo disparar todo lo que quiera gratis, jajaja.
Forte le lanzó una mirada muy maliciosa, y Takuto tuvo la extraña sensación de que al decir "disparar todo lo que quiera" gratis, querría decir que a él le tocaría pagar la cuenta. Después de todo, el comandante a cargo de la nave también estaba a cargo de los deberes administrativos, lo que incluía por supuesto las finanzas. Lo único que sirvió para apaciguar un poco esa preocupación latente era la esperanza de que le pagarían muy bien por la misión de llevar al Príncipe Shiva a Rhome. Con suerte, no se le iría totalmente en municiones para Forte.
...
Habiendo ya invitado a las otras cuatro Angels, Takuto decidió dirigirse al bloque C. Si Milfie seguía en su cuarto, y como todavía les quedaba algo de tiempo antes de la hora, tal vez habría algo que pudiera hacer en el entretiempo para ayudarla con el almuerzo. Cuando llegó al corredor donde estaban las puertas de los dormitorios, vio a Mint esperando enfrente de una puerta, que al ver la etiqueta del nombre notó que era su propio cuarto.
– Oh, Takuto-san. – dijo al verlo. – Volvemos a vernos.
– Hola, Mint. ¿Qué haces por aquí?
– Necesito preparar algunas cosas para el picnic. – dijo la peliazul. – Nunca está de más ser precavidos.
– ¿Precavidos? – Takuto ladeó la cabeza. – Pero si ya compramos el té, y Milfie está haciendo los almuerzos, ¿qué más necesitamos?
En ese momento oyó unos pasos por el otro lado del corredor, y apareció Vanilla con un contenedor como los que había en el cuarto de almacenamiento en las manos dirigiéndose hacia ellos.
– Mint-san, aquí traigo lo que me pediste. – dijo entregando el contenedor.
– Muchas gracias, Vanilla-san. – respondió Mint con una sonrisa. – Con esto debería ser suficiente.
– Oigan, ¿a qué se refieren? – preguntó Takuto. – ¿Y qué hay en ese contenedor, si no les molesta que les pregunte?
– Blindaje a prueba de calor, cuerda de alambre, un decodificador... – Vanilla continuó listando un montón de otras cosas al azar, al punto que Takuto terminó perdiendo el hilo por la pura confusión cuando la cabeza empezó a darle vueltas.
– ¿Para qué íbamos a necesitar todas esas cosas en un picnic? – preguntó el comandante una vez que Vanilla terminó de hablar.
– Como dije, no está de más ser precavidos. – dijo Mint. – Después de todo, se trata del picnic de Milfie-san. ¿Quizás quieras llevarte algunas cosas, por si acaso?
– O tal vez, prefiera dejarlo en manos del destino... – dijo Vanilla.
Allí estaban de nuevo. ¿Qué era lo que no le decían? Todas se estaban comportando como si esperaran que sucediera algo, aunque nadie supiera qué, y mucho menos él iba a saberlo. Por unos instantes, se quedó observando a las dos integrantes de la Brigada Angel, debatiéndose entre si tomar algunas de las cosas "por si acaso" o simplemente dejarlo así.
– Ah, no sé realmente qué es lo que sucede, pero no veo sentido a preocuparme por ello. Confiaré en mi propio cuerpo para soportarlo. – dijo finalmente.
– Bueno, si así es como lo quieres. – dijo Mint encogiéndose de hombros. – Yo por si acaso iré por algunas cosas más, si me disculpan.
– Yo también debo irme. – dijo Vanilla. – Con permiso.
Vanilla siguió por el corredor, y Mint se metió a su habitación. La conversación le dejó más preguntas que respuestas, pero había otras cosas más importantes en ese momento. Sin más que hacer, se dirigió hacia la puerta del cuarto de Milfie, y tras respirar profundamente, tomó un profundo respiro antes de tocar el timbre del comunicador.
– Milfie, ¿estás aquí?
– ¡Síiiiii! – respondió con una voz alegre. – ¿Eres tú, Takuto-san? ¡Por favor dame un momento!
A los pocos segundos, la puerta se abrió, y Milfie salió para recibirlo. Takuto se dio cuenta que se había cambiado su uniforme, llevando un vestido sencillo rosa con un delantal blanco. Era un buen cambio a comparación de su uniforme, la verdad.
– Oh, ¿te pusiste ropa para cocinar? Ese delantal te queda muy bien. – comentó.
– ¿Eh, de verdad? Jeje, qué vergüenza. – dijo tímidamente Milfie. – Como sea, ¿necesitas algo?
– Pasaba por aquí y pensé en venir a verte. Si estás vestida así, ¿asumo que ya empezaste a cocinar?
– Sí, justo ahora estaba haciendo la comida. – asintió ella. – Ah, cierto. Si está bien para ti, ¿podrías ayudarme un poco? Me da pena decirlo, pero me vendría bien un par de manos extra ahora mismo.
– ¡¿Eeeh?! – Eso no se lo esperaba, la verdad. – Pero... yo no sé cocinar.
– Oh, no te preocupes, es para algo muy simple. ¡Por favor! – suplicó Milfie.
Takuto aún tenía sus dudas, pero ella se lo estaba pidiendo. – Eh, pero es que... entrar al cuarto de una chica.
– ¡Oh, no seas tan reservado! – Y sin más lo agarró de la muñeca. – ¡Pasa, Takuto-san!
Takuto no pudo ni protestar, para cuando se dio cuenta ella ya lo había arrastrado adentro. Aunque por otro lado, se sentía bien de que ella confiara en él, y de todos modos había venido para ver si necesitaba ayuda con algo.
Una vez dentro, pudo echarle un mejor vistazo a la habitación. El cuarto estaba muy bien decorado acorde con lo que se esperaría de una chica alegre como Milfie, y pudo ver mejor la cocina que había vislumbrado cuando había pasado antes al ayudarla con las compras, que tenía un montón de utensilios colgando. Aparte de eso, había también un refrigerador, lavadero, una estufa, varios gabinetes, una cama individual al lado de la pared donde había un enorme televisor de pantalla plana, y en el centro una pequeña mesa con dos sillas. Milfie cogió una de ellas y se la ofreció.
– Por favor ponte cómodo.
– Perdón por las molestias. – dijo Takuto mientras se sentaba. – Vaya, tu cuarto es muy lindo, tal cómo me lo esperaba.
– Jejeje, disculpa si está un poco desordenado.
Milfie volvió a la cocina, y Takuto notó que los ingredientes estaban hechos una pila encima de ella. Tenía sentido ya que estaba haciendo almuerzo para seis personas. También, encima de los gabinetes había varias fotografías, algunas de Milfie con la Brigada Angel, pero en particular destacaba una donde estaba con una pareja algo mayor, y una niña muy parecida a ella excepto que con el pelo color naranja y amarrado en coletas sujetas con flores de cerezo similares a las que usaba. Seguramente era su familia.
– Wow, me sorprende que puedas cocinar todo eso tú sola. – comentó Takuto al ver el esfuerzo que hacía.
– No tanto. Las canastas que me gané en la lotería han sido muy útiles. – dijo Milfie. – Y eso no es todo. ¡Estoy haciendo un pastel de lujo de postre para todos!
– ¿Un pastel de lujo? – Takuto se sorprendió.
– Le pedí a la señora de la cafetería que me dejara usar el horno de allá. Es mucho más grande que el mío y mejor para prepararlo. – explicó Milfie.
– Ya veo... pero sigo sin ver cómo puedo ayudarte.
– No te preocupes. – Milfie le pasó una cesta que estaba llena de castañas. – Puedes ayudarme pelando estas castañas, mientras yo me ocupo de todo lo demás. ¿Podrías?
– Ah bien, si se trata de eso, claro que puedo.
Una tarea bastante sencilla, así que no tenía ningún problema en prestarle sus manos para eso. Y la idea de comer un pastel de lujo de postre hacía que fuese aún más atrayente el picnic. Al tiempo que él se dedicaba a pelar las castañas, Milfie cantaba alegremente mientras cocinaba. Haciéndolo de esa manera no dudaba en que realmente pudiese terminarlo en menos de una hora.
– Disculpa, Takuto-san, ¿podrías probar esta tortilla por mí? – Milfie estaba cogiendo un trozo de tortilla con los palillos y extendiéndolo hacia donde él estaba.
– A ver. – Takuto cogió el trozo y lo probó. Se tomó unos segundos para degustarlo, aunque no fuese realmente necesario. – ¡Hmmm! ¡Está exquisito! ¡Nunca había probado una tortilla así!
– ¡¿De verdad?! – Milfie sonrió radiante. – Me alegra que te guste. Cocinar con alguien más es mucho más divertido.
– Me recuerda cuando iba de acampada en la escuela. – comentó Takuto, algo nostálgico.
Hacía mucho que no comía afuera, pero él siempre había sentido que los almuerzos en picnics eran mucho más deliciosos. Y si la comida de Milfie era tan buena como decían (ya había al menos probado una muestra), mejor todavía. Buen clima, buena atmósfera, y todos sonriendo felizmente mientras disfrutaban de la comida. Eso realmente sonaba muy bien.
Después de varios minutos, finalmente terminó con las castañas. No fue tan difícil como pensó, sólo un poco tardado, pero se sintió bien por haber podido ayudar a Milfie en algo.
– Muchas gracias, con tu ayuda pude terminar mucho más rápido. – dijo la pelirrosa.
– Entonces, ¿ya acabaste con los almuerzos? – preguntó Takuto.
– Sí, gracias a ti. Ahora puedo ir a hornear el pastel en la cafetería.
– Un pastel de lujo hecho especialmente por Milfie... ¿me pregunto de qué será? – inquirió el joven comandante.
– Jeje, eso será una sorpresa para cuando esté terminado. – respondió Milfie. – Después de todo será especial. Así que espéralo con ansias. Te avisaré cuando esté listo.
– De acuerdo. Nos veremos luego entonces.
Milfie se fue por el corredor, todavía con su ropa de cocina, mientras él se quedaba frente a la puerta. Aún quedaba mucho tiempo antes de la hora del picnic, así que podía seguir dando una ronda por la nave en el intermedio. Sin embargo, todavía seguía con algunas preguntas en la cabeza, debido a lo que le dijeron las demás Angels. Era como si todas esperasen que algo ocurriera durante el picnic.
– "Bah, no tiene sentido preocuparse por eso. Ya lo sabré cuando llegue la hora, supongo."
Esta historia continuará...
Notas del autor:
¿Qué tal, gente? Primero, mi reporte de noticias en el mundo real, y me complace decir que... ¡MI TESIS FUE APROBADA POR EL JURADO! ¡Y SIN OBSERVACIONES! ¡VIVA YOOOOOOOOOOOO!
Disculpen, pero realmente necesitaba sacarme eso, luego de todos los dolores de cabeza que he sufrido y las vueltas que me tuvo dando por todos lados todo este semestre. Al menos podré dejar de preocuparme por ella por un tiempo y descansar, ya que el semestre está a punto de terminar. Mientras tanto, a lo que han venido, ya estamos de vuelta y nos preparamos para el picnic de la Brigada Angel. Sin embargo, todas las Angels parecen estar preocupadas por alguna razón. ¿A qué se deberá? Bueno, eso lo sabrán en el próximo capítulo. Entretanto, como lo prometí este es el primer "evento de acercamiento" de Takuto con una de las Angels, en este caso ayudar a Milfie a cocinar. La verdad con esa disposición suya le alegra el día a cualquiera, ¿no están de acuerdo?
Por si alguien se pregunta, la foto que Milfie tiene en su habitación fue un detalle que decidí agregar. La niña de coletas y pelo naranja se llama Apricot, o "Rico" para los amigos, y como seguramente habrán deducido es la hermana menor de Milfie. También es una de las heroínas de la trilogía Galaxy Angel II, ocupando el puesto de su hermana en la nueva Brigada Angel luego que ella y las otras se retiran de la milicia para perseguir otras carreras. Véanlo como un vistazo preliminar del futuro, en el caso de que me llegue a aventar novelizaciones de la segunda trilogía, si llego a terminar primero con ésta, jajaja.
En fin, con eso termina este segmento, en el próximo Takuto y las Angels tendrán su picnic. ¿Qué ocurrirá, servirá para estrechar los lazos entre el comandante y sus nuevas subordinadas? Gracias por los reviews a TheNewDabs y BRANDON369. Nos veremos el lunes para el próximo. ¡Brigada Angel, despeguen!
