Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

Desilusión, decepción y desencanto

.

.

Ser un líder vikingo no era un trabajo para nada sencillo, era una constante obligación y difícil responsabilidad de la cual toda una aldea y sus habitantes dependían de uno. Sus vidas, su seguridad y su futuro estaba en las manos de su líder, y cada uno de ellos depositaban su total fe en este confiando en que sus decisiones serían las mejores para todos. En el antiguo imperio vikingo, estos líderes no se elegían, nacían.

Existía una compleja y larga lista de generaciones y descendientes en la tribu de los peludos Hooligans, que cada uno de ellos gobernó la isla de Berk con fuerza y determinación. Sufriendo sus propios problemas, penurias y tragedias, teniendo la guerra contra los dragones como una situación en común. Era una época difícil y peligrosa.

Debido a esto, lo herederos al trono de jefe eran los jóvenes más importantes para su sociedad levemente civilizada. Desde muy chicos se le enseñaba que con los privilegios de ser miembros de la casa principal de la aldea, traía consigo grandes responsabilidades y sacrificios. Eran entrenados arduamente en el arte de la guerra, se les imponía disciplina y temple. Debían ser el ejemplo perfecto del guerrero vikingo. Tal cual era Stoick the Vast, lo había sido su padre ante de él y el padre de este y así durante generaciones, desde que el primer Hooligan piso la isla de Berk, inclusive, desde que los primeros vikingos de las tierras natales viajaron a ese olvidado archipiélago.

Era por ello que las malas lenguas de la aldea decían que los gemelos de Stoick eran una maldición del mismo Loki para la casa de los Haddocks. Y aunque le pesaba como padre admitirlo, a veces, el mismo Stoick llegaba a pensar lo mismo.

En esa pésima mañana, el pecaminoso pensamiento volvió a escurrirse en la mente del jefe de los Hooligans mientras escuchaba a oídos sordos la largas disculpas de sus dos hijos, acompañada con una historia disparata sobre ellos derribando a un dragón, y no cualquiera, un night fury para ser precisos.

–¡BASTA! –bramó Stoick perdiendo la paciencia y sintiendo una punzada latente en la sienes.

Los dos niños guardaron silenció de inmediato, en los que sus grandes ojos como platos miraron a su padre entre preocupados y asustados al mismo tiempo.

–Solo… deténganse… –masculló el hombre con más calma –. ¿Por qué tiene que ser siempre así? ¿Por qué no pueden quedarse donde se les ordenan? ¡Cada vez que salen…! ¡Cada vez que tienen una de sus ideas… EL DESASTRE SE DESATA! ¿Acaso no ven que hay demasiados problemas? –agregó indicando las casas aún en llamas –. ¿No les parece suficiente destrucción? Existen más personas aparte de ustedes dos en esta aldea que tratan de sobrevivir. Ahora muchas de ellas no tienen hogar, un techo que los cubra de los elementos. El invierno se aproxima y gracias a que ustedes se pusieron en peligro, los demonios aprovecharon para llevarse gran parte de las reservas. ¿De qué se alimentara ahora la aldea?

Cualquiera en su sano juicio, guardaría silencio y esperaría su castigo, pero los gemelos Haddock eran conocidos por tener las ideas más locas. Honey por ejemplo, no estaba muy contenta con la situación, ya que su padre había decidido llevar a cabo su reprimenda frente a toda la aldea y ella no era precisamente una persona que aceptara tan fácil las humillaciones públicas.

–Nosotros no pedimos un rescate –masculló la chica en voz baja en completo desafío hacia su padre.

Las palabras de la muchacha solo alcanzaron a ser escuchadas por su padre y hermano, quienes alzaron sus cejas en sorpresa. Era una suerte para ella que así fuera, ya que era un ofensa grave contradecir a un jefe, incluso siendo miembro de su familia.

Sintiéndose abrumado por la tensa tensión, Hiccup paso su vista de su padre a su hermana imaginando que en cualquier momento la situación empeoraría. Si saber exactamente como intervenir, se escapó de sus labios lo primero que llegó a su mente:

–Entre ustedes y yo, creo que a la aldea le caería bien una dieta.

Pésimo comentario en pésimo momento. En lo que el resto de los habitantes se sentía ofendidos por las palabras del muchacho, Gobber que había visto la interacción entre padre e hijos con un nudo en la garganta, se llevó su única mano contra su frente frustrado por cómo estaban resultando la situación.

Gobber the Belch no solo era el mentor del joven Hiccup y el primordial guardián de él y su hermana; también era el mejor amigo de Stoick desde hacía muchos años y su principal consejero. Estuvo a su lado en muchos enfrentamientos, peligrosas peleas, momentos críticos en su vida, su nombramiento como jefe, en su boda e inclusive en el nacimiento de sus hijos. Gobber había estado presente en el desarrollo de los muchachos más que su propio padre, lo que lo convertía en un miembro crítico de esa familia. Por ello, sufría terriblemente al presenciar el rose constante entre los gemelos y su padre.

–¡Esto no es un chiste, Hiccup! –estalló Stoick sobre el hijo equivocado.

–Nadie dijo que lo fuera… ¡AH! –soltó Honey jugando con fuego; por lo cual, Gobber no tardó ni un segundo en tomar a la chica de los hombros y apartarla de su padre antes de que esta continuara cavando su tumba.

–Lo siento, papá –agregó Hiccup tratando de calmar la situación –. Simplemente me deje llevar por la situación y querer derribar al dragón. Ya sabes cómo soy.

–Eres muchas cosas, Hiccup –dijo Stoick denotando su desilusión en su voz –; pero un cazador de dragones no es una de ellas.

La mirada y expresión del jefe le dejo claro al muchacho todo el desencanto que sentía hacia él. A pesar que era una situación común entre ellos y había ocurrido tantas veces en el pasado, Hiccup no pudo evitar sentir el dolor de la decepción. Nunca había logrado ganar la aprobación de su padre, sin importar lo que él hiciera.

Derrotado, el chico clavó su mirada en el suelo y dejo caer sus hombros. Gobber también lo tomó por los brazos y lo atajo hasta él. En cierta forma, quería consolarlos, pero el rudo y curtido exterior vikingo nunca le habría permitido tal acto. Eran guerreros, combatientes de duro corazón, el sentimentalismo no formaba parte de su comportamiento.

Aún así, Gobber alzó los ojos sobre los dos muchachos, posándolos en su amigo y en cierta forma, suplicándole que tomara la iniciativa y mejorara la situación. Pero era el mantra de un jefe no disculparse, no contradecirse y mucho menos reconfortar.

–Llévalos a casa –le ordenó a Gobber con fuerza – y asegúrate que se queden ahí. Tengo que limpiar su desastre.

Sujetando los brazos de ambos hermanos, el guerrero los arrastró en dirección opuesta de su padre. Por un momento, Honey se resistió, queriendo dar la última palabra en la discusión, pero fue Hiccup quien la detuvo, tomándola de la mano y haciéndola desistir de tal idea.

Además, ya había sido suficiente con la humillación pública y la deshonra familiar por un día para su gusto. Pero ya debía haber aprendido Hiccup, que los dioses nunca le dejaban nada fácil.

–¡Señores y señoras! ¡Tenemos un nuevo record en fiascos! –soltó Tuffnut Jr. Thorston cuando Gobber guió a los dos hermanos frente el grupos de chicos de su edad.

–¡Todo un maldito espectáculo de primera! –se burló su hermana Ruffnut alzando los brazos –. ¡Nadie se imaginaba que pudieran empeorarlo aún más!

–Son un nivel único en vergüenzas –agregó Snotlout Jorgenson disfrutando del momento –. Nos ahorrarían la pena si el dragón se lo hubiera comido, par de inútiles –continuó soltando una sonora carcajada, que quedo a la mitad cuando Gobber le soltó un zape en la nuca para hacerlo callar.

–Gracias –dijo Hiccup en sarcasmo sin percatarse en la acción de su mentor –. Dimos lo mejor.

Pasaron de último frente a Astrid y Fishlegs, quienes a diferencia de los demás chicos se quedaron callados, y solo les lanzaron una mirada de reojo. Hiccup los ignoró, pero en cambio Honey les contestó frunciendo el seño; para sus ojos, seguían siendo traidores.

Poco a poco, en lo que continuaron avanzando hasta el hogar de los Haddock sobre una de las colinas principales de la aldea, los chicos fueron dejando salir su frustración:

–Ralamente derribamos el dragón, Gobber –dijo Hiccup volviéndose hacia su mentor.

–¿Por qué nadie nos cree? –agregó Honey adelantándose al grupo –. ¿Por qué él no nos cree?

–Es que nunca escucha –comentó Hiccup con pena.

–Es algo de familia –soltó Gobber siendo completamente ignorado por los hermanos.

–Solo escucha lo que quiere oír.

–Y cuando lo hace, se nota la decepción en su mirada como si le hubieran dando el plato equivocado –siguió Hiccup alcanzando a Honey en la entrada de su enorme casa –. "Disculpe, pero me ha traído al hijo equivocado. Yo pedí un muchacho fornido, valiente y con brazos de árbol." –continuó fingiendo la voz mientras acompañaba sus palabras con pantomimas –. "!Esto, es un esqueleto de pescado parlante!"

–"Disculpe mi buen señor" –Honey acompañó la actuación de su hermano, imitando una voz masculina –. "Ha sido nuestro error. En consolación le damos la versión femenina del pedazo de pescado"

–"!¿Y a mí de que me sirve eso?!"

Gobber soltó una leve risita que no fue del agrado de los hermanos.

–No le veo lo gracioso –comentó Honey a Hiccup mientras ambos miraban desaminados al viejo guerrero.

–Lo están tomando todo mal –trató de aclarar Gobber, apartando una lagrima escurridiza de la comisura de su ojo –. No es sobre su aspecto lo que tiene su padre tiene en su contra, sino lo de adentro lo que no tolera.

Ambos chicos le devolvieron a Gobber una mueca de incredulidad, antes de intercambiar una mirada entre ellos en completo fastidio.

–Gracias –dijo Hiccup volviéndose a la puerta de su hogar – por aclararnos eso.

–Hiccup eso no es el punto –se apresuró a agregar el hombre con un poco de consideración –. Lo que quiero decir es que tal vez estas intentando demasiado ser algo que no eres.

–Solo quiero ser uno de ustedes –explicó el muchacho antes de entrar a la casa y cerrando la puerta detrás de sí, dejando a su hermana y su mentor solos en la entrada.

Gobber se rascó la nunca.

–No salió tan bien ¿verdad? –peguntó el guerrero a la joven a su lado.

–No lo sé, Gobber –admitió Honey sinceramente cruzando los brazos –. Sabes lo importante que es para él que todos lo acepten. En especial…

– Lo sé… lo sé… –contestó Gobber levantando su única mano –. Ahora, ve adentro y asegúrate que no se meta en más problemas.

–Para eso estoy aquí –dijo la chica con una débil sonrisa antes de entrar en la casa.

No muy satisfecho con la resolución, Gobber dio media vuelta y bajo a la aldea a ayudar con las reparaciones. Tenía el vago presentimiento de que sus palabras habían caído en oídos sordos nuevamente.

Y no estaba completamente equivocado. Cuando Honey entró a la enorme casa en la que vivía su padre y hermano, encontró a este ultimo bajando la escalera a toda velocidad con uno de sus diarios en sus manos.

–Hiccup –dijo la muchacha acercándose a él, en lo que chico recogía un pequeño trozo de carbón de la hoguera en el centro de la habitación principal –. ¿Qué estás haciendo?

–¿Quién? ¿Yo? Nada… nada fuera de lo extraordinario –respondió el chico nervioso atando rápidamente el trozo de carbón a una ramita para armar un lápiz –. ¿Qué hay de especial en lo que estoy haciendo para preguntar precisamente "que es lo que estoy haciendo"? Porque sabes… a veces las personas suelen confundir las intenciones de otras…

–Vas a ir a buscar al dragón –lo interrumpió Honey fríamente.

–¿Quién? ¿Yo? –repitió el muchacho poniéndose aún nervioso y exagerando las pantomimas con sus manos en lo que tartamudeaba –. ¿Qué… qué te hace pensar tal cosa? Yo no tenía pensado… –pero rápidamente se dio cuenta que no podía engañar a su hermana, jamás había podido. Soltando un leve suspiro de resignación, dijo –: ir a buscar al dragón. Voy a buscar el dragón –admitió derrotado dejando caer su brazos a sus costados.

–Aja –dijo la chica cruzando los brazos sobre su pecho.

–Tú lo vistes tal como yo, Honey. Derribamos a ese night fury. ¡A un Night fury! Y si lo encuentro podré probar ante todos que no estaba mintiendo, y a papá que ha estado equivocado conmigo todo este tiempo…

–Tienes que hacer, lo que tienes que hacer, Hiccup.

–..por eso no puedo dejar pasar esta oportunidad. Todo finalmente se solucionaría si… espera… ¿Qué dijiste?

–Sí de verdad sientes que debes de ir a buscar al dragón al bosque, tienes que hacerlo –aclaró Honey con una sonrisa.

–¿En serio? ¿No hay clausula escondida? O ¿mensaje entre líneas?

–Por supuesto que sí.

–Ya sabía que era muy bueno para ser verdad.

–Si vas a ir a buscar a ese dragón, yo voy a ir contigo.

Hiccup dio un ligero respingo, no era lo que precisamente lo que esperaba de Honey después de haberle causado problemas esa precisa mañana.

–¿Estás segura de eso? Papá se enojo contigo por mi culpa. Entendería, si no quisieras…

–¿Cuando te vas a meterlo en tu cabezota de piedra Hiccup Haddock III? –lo interrumpió Honey dando un paso adelante y clavando su dedo índice en el pecho de su hermano –. Siempre juntos.

–¿Sin importar nada? –preguntó el chico recordando su lema.

–Sin importar nada.

Ya tomada la decisión, los dos hermanos juntaron todo lo necesario para su pequeña excursión y aprovechando las primeras luces del día, ambos se escurrieron por la puerta trasera de su casa a la espesura del bosque de la isla de Berk en busca de escamoso premio.


Otro capítulo nuevo.

Espero hasta el momento lo estén disfrutando.

Alguien me hizo una mención al lenguaje vulgar que pueden decir los personajes (no de manera negativa). Solo quiero aprovechar para aclarar, que definitivamente una de las principales razones por las que califico T a esta historia es por el lenguaje que ira apareciendo poco a poco. Es comprensible que adolecentes especialmente en una tribu de vikingos no tengan el lenguaje más educado ¿verdad? Esa es una de las limitaciones que tiene DreamWork y los libros al ser considerados para todo la familia.

Gracias a todos por leer y hasta la próxima.