Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

Novatos

Después de la despedida a sus seres queridos que se habían lanzaron a la aventura y la gloria en las peligrosas aguas del oeste, los jóvenes y futuros defensores de Berk caminaron en grupo con dirección a la arena, un cráter adaptado cerca de los acantilados, donde solían llevarse a cabo los entrenamientos extensivos en el combate contra dragones.

En los numerosos ataques que había sufrido la isla durante el paso de los años, les habían proporcionado a los vikingos de una dotación interminable de dragones para practicar sus habilidades. Lo difícil no era atraparlos, sino mantenerlos prisioneros y a raya durante las prácticas. La arena estaba dotada con una enorme reja del metal más fuerte que pudieron crear, y pesadas puertas en combinación de hierro y madera, que detenían a las bestias dentro de sus prisiones de piedra.

Tener cautivas aquellas criaturas requería una gran inversión y tiempo. Claro que no se le proporcionaba el mejor alimento pero si en cantidades aceptable para mantenerlos con vida. No recibían otro cuidado, si terminaban heridos durante el entrenamiento, generalmente permanecía así hasta que sanaran por su cuenta o muriera por la infección. Cuando resultaba en un daño severo, aceleraban el proceso cortándole la cabeza al pobre animal. Sonaba como un trató terrible, especialmente para un tribu que había abandonado la esclavitud desde hacía generaciones, pero sí había algo que los Peludos Hooligans nunca dejarían, era su desprecio por los dragones.

Por seguridad de la aldea, la arena se había construido a una distancia algo considerable del pueblo y solo se encontraba conectada por un largo puente de madera. Era por ello que los jóvenes guerreros tuvieron un largo camino que recorrer desde los muelles hasta el lugar de entrenamiento.

–Finalmente llegó el día –dijo Astrid entusiasmada mientras subían la colina –. No hay vuelta atrás.

–Sí –indicó Snotlout levantando su mazo en alto –, a patear unos cuantos traseros escamosos.

–Esos estúpidos dragones no sabrán ni que los golpeó –soltó Tuffnut marchando junto a su hermana gemela –. Al menos que estén de frente, así sí sabrán que fuimos nosotros los que los golpearon.

–Tuffnut es voluntario para ser el escudo humano –dijo Ruffnut con una gran malévola sonrisa indicando a su hermano con el pulgar.

–Sí… –aceptó el joven rubio con fervor, antes de soltar completamente confundido –: espera ¿Qué?

Pero nadie contestó a su duda. La mayoría de los jóvenes guerreros estaban tan frenéticos con la idea de enfrentar cara a cara con su primer dragón que les resultó fácil olvidar ciertos detalles claves sobre el entrenamiento, como el hecho de pelear contra un dragón ERA UN MALDITO SUCIDIO. Pero los vikingos eran obstinados por naturaleza.

–Este es el último paso de convertirnos en verdaderos guerreros –continuó Astrid vislumbrando el puente que conectaba a la aldea con la arena. Ante la emoción apretó fuertemente el mango de su hacha hasta que sus nudillos se tornaron blancos –, es nuestra oportunidad de ser héroes, traer el honor…

–Y de terminar rostizados como barbacoa –comentó Fishlegs en voz baja, y cabizbajo. El muchacho rechoncho cerraba la marcha con paso lento y temeroso. Lo que Fishlegs tenía en tamaño, le faltaba en valor. A diferencia de los demás jóvenes de su generación, él tenía muy en claro lo riesgos que conllevaba el enfrentar a las lagartijas gigantes escupe fuego. Hasta ese momento, ninguno de ellos había enfrentado a un dragón por su cuenta, y sin olvidar mencionar, que aún no terminaban el entrenamiento de combate.

–Yo no preocupo por eso –comentó Snotlout captando las tímidas palabras de Fishlegs –. Los dragones prefieren a sus víctimas con grasa sobre los huesos –agregó de último con una diabólica sonrisa.

Los gemelos Thorston rieron ante sus palabras, mientras Fishleg soltó un chillido y le temblaron las rodillas.

–Idiota –murmuró Tuffnut, provocando otra risita por parte de su hermana.

–Será casi una pena que no queden dragones para nosotros –siguió Snotlout blandiendo con fuerza el mazo que llevaba en sus manos – una vez que la avanzada de búsqueda acabe con el nido.

–¿De verdad crees que lo encuentren? –preguntó Fishlegs.

–Da-ha –contestó el moreno con fastidio –. ¡Por supuesto que lo van a encontrar el estúpido nido! Mi padre va también en el viaje –agregó inflándose de orgullo –. A diferencia de los tuyos, Fishface.

No existía ley escrita al respecto, pero era prácticamente un mandato que todo vikingo debía saber defenderse y pelear, aún así, no todos eran fieros guerreros, combatientes, soldados o aventureros. Las aldeas y tribus también necesitaban de pescadores, leñadores, agricultores, ganaderos, etc. para continuar existiendo. Los padres de Fishlegs no eran guerreros sino panaderos y los mejores de todo Berk, lo cual se podía comprobar fácilmente con las rechonchas barrigas de los señores Ingerman y su robusto hijo. Mientras la madre de Astrid viajaba en busca de aventuras, la de Fishlegs emprendía la búsqueda del mejor sabor para sus pasteles; y cuando el padre se Snotlout luchaba contra hordas enemigas, el papá del muchacho rubio combatía los grumos en la masa.

No existía vergüenza en ser un panadero o ser el hijo de uno, pero al querer pertenecer a un grupo que estaba conformado por Snotlout Jorgenson y los gemelos Thorston, las burlas al respecto formaban parte de la rutina diaria.

–Sí, ellos se quedaron atrás para hacer pan –se burló Tuffnut entre risitas –. Que por cierto es muy delicioso con mantequilla de yak –añadió frotando su vientre –. Wow, ya tengo hambre ¡Fishlegs, rápido dame algo de comer!

–¿Por qué yo? –contestó el regordete rubio.

–Porque tus padres se quedaron hacer pan, dah –dijo Ruffnut secundando a su hermano.

–Tarado.

–¡¿Quieren callarse de una vez, par de brutos?! –soltó Astrid deteniendo la marcha. Estaba acostumbrada a escuchar sus tonterías, y generalmente dejaba que las palabras entraran por un oído y saliera por otro. Pero estaba muy cerca de lo que sería uno de los momentos más importantes en su vida y no iba permitir que un grupo de imbéciles lo arruinaran.

Nadie le respondió de inmediato. Una vez que dejo claro su punto con una imponente mirada, Astrid retomó sus pasos en dirección de la arena.

–¡Hey! ¿Por qué doña perfecta esta tan gruñona? –comentó Ruffnut viendo a la otra joven continuar su marcha decidida. Sin esperar realmente una respuesta, ella y el resto del grupo siguió de cerca a Astrid.

–Parece que alguien tiene la visita de su amiga mensual ¿eh? –soltó Tuffnut repentinamente a los demás varones del grupo, tratando falsamente de ser discreto. Snotlout sonrió ante el comentario, aunque no tenía la menor idea a que se refería y Fishlegs simplemente quedo perdido de la conversación. Pero Tuffnut no llegó a darse cuenta del desconcierto de los otros dos jóvenes, ya que el puño derecho de Astrid se impactó directo en su estomago.

El rubio cayó al suelo contorsionado de dolor, donde su hermana procedió a patearlo. Se suponía que él no debía hablar sobre eso, lo había prometido a su gemela cuando esta le explicó todo.

–Todos ustedes son unos pendejos –sentenció Snotlout pasando por encima del cuerpo convulsivo de Tuffnut que yacía en el suelo –. Desperdician sus energías peleando entre ustedes y no dejan nada para los dragones –se adelantó a los demás altaneramente –. Es por eso que seré el mejor del entrenamiento, es algo que llevó en la sangre.

Snotlout realmente tenía razones para presumir al respecto ya que la familia Jorgenson era uno de los clanes más poderosos y ricos de todo Berk, y a pesar de que estaba compuesto en su mayoría por mujeres, no sufría el mismos estigma que los Hofferson ya que Spitelout "Beerbelly" Jorgenson era la cabeza del clan. El padre de Snotlout era un imponente guerrero, de gran tamaño, de cabeza dura como piedra, capitán de la guardia de Berk y medio hermano de jefe. El mundo era maravilloso para Snotlout.

–La misma sangre que terminara en todas las paredes de la arena –comentó Ruffnut apoyando su pensó en la lanza que estuvo cargando sobre sus hombros.

–O lo que salga de su culo –balbuceó Tuffnut mientras se levantaba tambaleándose.

Lo gemelos se rieron descaradamente en lo que el joven moreno gruñía y regresaba sobre sus pasos para enfrentarlos.

–O tal vez serán ustedes, par de pendejos, los que terminen embarrados en las paredes de la arena –dijo una vez que se plantó frente a ellos, con el increíble deseo de molerlos con su pesado mazo.

Con una gran dotación de armas, bebidas fermentadas y temperamentos volátiles, las constantes disputas y peleas era rutinarias entres los vikingos del archipiélago, tanto que después de resolver sus diferencias con los puños, casi inmediatamente se hacían las paces con canciones embriagadas en hidromiel.

–¿Qué paso con ahorrar tus energías, Snotlout? –se burló de él Astrid cruzando los brazos sobre su pecho, al notar que el joven moreno se contenía en su impulso de golpear a los gemelos.

–No valen la pena –dijo el joven Jorgenson solo con un gruñido en respuesta, antes de continuar su camino balanceado sus brazos a cada lado como un gorila frustrado –, es probable que terminen matándose el uno al otro antes que lo haga un dragón.

Si en algo eran buenos los gemelos Thorston eran en provocar el caos. Todos en Berk estaban al corriente de ello, tanto que había rumores que los hermanos rubios tenían un pacto con el mismo Loki a cambio de la inmortalidad, ya que la segunda cosa en que eran buenos lo gemelos era en soportar castigo. En muchas de sus travesuras, uno o los dos, terminaban siempre en situaciones que implicaran golpes en la cabeza o ruptura de algún hueso, pero Tuffnut y Ruffnut siempre se recuperaban rápidamente de lo que fácilmente habría matado a cualquier otra persona.

Esto creo muchos rumores, nada positivos. Los vikingos suelen ser muy supersticiosos y los supuestos pactos demoniacos de los gemelos con la deidad del caos, no ayudó mucho a la situación de su precaria familia. Sus padres nunca creyeron nada de eso y por suerte para ellos, tampoco el jefe Stoick, quien puso punto final a los chismes de viejas arrugadas, atribuyendo posiblemente la resistencia de los gemelos a una bendición de los dioses.

Eso no impidió que los rumores continuaran, ya que de los dones benditos a las maldiciones de los dioses, había mucha poca diferencia.

–Con tal que consiga mi marca –dijo Tuffnut orgulloso mientras el grupo cruzaba el largo puente que conectaba a la aldea con la arena de entrenamiento.

–Una cicatriz chingona –comentó Ruffnut marcando su brazo con una de sus uñas en lo que se imaginaba una imponente cicatriz.

–Una que atreviese la cara, sería genial –continuó su hermano con vanidad.

–Con la ceja y el ojo es suficiente para mí –dijo Astrid por primera disfrutando la conversación.

–Una cicatriz en tu nariz se vería estupenda en ti, Astrid –soltó Snotlout con tono coqueto, a lo que la joven rubia solo contestó con un gruñido.

Cuando terminaron de cruzar el largo puente de madera, se reveló ante ellos la gigantesca estructura que era la arena de entrenamiento. Una formidable fosa, reforzadas con paredes de piedra y una gigantesca jaula suspendida sobre esta. Cerca de la entrada había un par de banderines y estandartes con la imagen bordada Modi el dios de la batalla, abatiendo a un dragón. Tal imponente imagen provocó en los joven admiración y orgullo.

Finalmente serían verdaderos guerreros.

–¿Por qué debemos de hablar de heridas? –dijo de repente Fishlegs arruinando el momento –. No es un requisito para el entrenamiento –agregó completamente nervioso en lo que entraba en la enorme estructura –… ¿verdad?

–Una cicatriz es una marca de guerra cabrona que intimida a tus enemigos y que es completamente gratis –soltó Astrid mirando a Fishlegs sobre su hombro mientras caminaba por el corredor frio que conducía al centro de la arena –. Al menos hasta que podamos tener nuestros tatuajes de guerra.

Los tatuajes indicaban estatus y gloria para un guerrero, eran ornamentos del cuerpo que indicaban sus logros, batallas y victorias. Solían ser hermosos y retocados con runas que significaban un mensaje especial, pero eran también un proceso sumamente doloroso ya que implicaba un millón de cortes para que la tintura quedara dentro de la piel. Era algo exclusivo para los adultos, ya que era normal perder mucha sangre durante el proceso.

–¿No hay una forma de tener una marca de guerra que no involucre dolor? –preguntó Fishlegs cuando se detuvieron frente a Gobber the Belch, quien estaba muy ocupado abriendo la reja que le permitiría entrar a la zona central de la arena.

–Si no duele no sirve, Fishface –contestó Snotlout antes de seguir a los demás.

–Sí dolor, para amarlo –dijo una voz pesimista detrás de ellos. Los demás jóvenes se volvieron de inmediato al notar la inconfundible voz de Hiccup. Él y su hermana habían seguido al grupo un par de metros atrás, poco después de que abandonaron los muelles, sin que estos se hubieran percatado.

La sola visión de los gemelos Haddock no fue de agrado para el resto de los muchachos. Su presencia indicaba problemas con "P". Tampoco para ellos era de su completo agrado estar ahí. Hiccup se encontraba cabizbajo y muy apena podía cargar sobre su hombro la pesada hacha que le había dejado su padre, mientras que Honey, quien sujetaba con fuerza la banda que cruzaba su pecho de su enorme boso, dejaba en claro a través de su ceño fruncido su completa irritación.

–Hey ¿qué hacen los perdedores aquí? –soltó Tuffnut indicando a los hermanos con su lanza.

–¿Acaso son el entremés? –comentó su hermana con una sonrisita.

–Y Fishlegs el platillo fuerte –dijo Snotlout provocando un respingo en el muchacho rubio y robusto.

Gobber pasó entre los jóvenes aprendices, dándole un empujón a Snotlout en la nuca para hacerlo callar. Toda la idea del entrenamiento adelantado era pésima, pero ya no podía hacer nada más que rezar a los dioses por un milagro.

Esa generación de jóvenes guerreros era la más problemática que había tenido Berk en siglos, ya que estaba compuesta niños problemáticos, completos inútiles, cretinos presumidos y ambiciosos ofuscados. Sería una bendición de los dioses si no perdía alguno durante el entrenamiento. Por lo menos, no tenía que preocuparse por uno de ellos:

–¡Honey! –gritó Gobber tan repentinamente haciendo que la jovencita diera un leve respingo y lo mirara con los ojos grandes como platos –. ¡¿Qué haces aquí?! ¡Esperas un beso de despedida! ¡Saca tu trasero de la arena!

El guerrero jubilado y maestro en sesión había aceptado la presencia de Honey en el entrenamiento como represente de Gothi para tratar las emergencias médicas, siempre y cuando se mantuviera fuera de la arena.

–Porque los dragones no le comieron la lengua en lugar de la mano y pierna –gruñó Honey con mal humor a su hermano en voz baja, antes de darse la media vuelta para salir del área central de entrenamiento.

–¡¿Qué dijiste?! –dijo Gobber captando las palabras de la muchacha.

–¡Nada! –se apresuró a decir la niña mientras se alejaba corriendo –. ¡Ya me voy, ya me voy!

Hiccup miró a su hermana subir sobre la roca que rodeaba a la arena y generalmente era usada por los espectadores. No pudo evitar desear estar ahí arriba con ella y le tenía envidia porque ella no debía enfrentar a un dragón a sabiendas que nunca podría matar.

–Muy bien bola de niñitas lloronas –soltó Gobber iniciando su discurso –. Bienvenido al entrenamiento contra dragones…


Hola a todos

Este capítulo me llevó un poco más de tiempo, pero me gusto el resultado.

El parentesco ente Spitelout y Stoick está basado en el libro pero con unos cambios de mi parte, también los tatuajes son comunes en la historia del libro, pero decidí que fueran algo más importante y hasta bello, que los ridículos tatuajes que se menciona en la historia original.

Para mi versión, quiero desarrollar más las historias de los personajes y cada uno tendrá también sus propias situaciones a superar como los gemelos Haddock.

Espero que hasta ahora les guste mi versión, por favor comenten y no teman preguntarme por alguna duda.

Gracias a todo por leer, este fic ya alcanzó los primero 1000 views.

Nos vemos en el siguiente capítulo.

Y para aquellos que ya es 29 de Febrero, Feliz cumpleaños de nuestro vikingo favorito.