Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
Las damas fuertes
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Hiccup soñó esa noche con el night fury. El muchacho se encontraba rodeado por una intensa neblina que no le permitía ver más allá de su propia nariz. Escuchaba miles de voces a su alrededor, pero cuando pedía por ayuda ninguna le contestaba. Cuando comenzó sentir pánico, aparecieron los dos ojos verdes brillantes del dragón y con un potente batir de sus alas negras como la noche misma, alejó por completo la neblina que lo mantenía preso. Los dos permanecieron con sus miradas clavadas en los ojos del otro, mientras el joven escuchaba en la lejanía las voces cobrar mucha más fuerza.
–Hiccup.
–Hiiiicccccuuuupppp.
–Hiccup.
–¡Hiccup! –escuchó su nombre en potente grito que lo despertó.
El muchacho abrió completamente los ojos y se encontró con la madera del suelo de su habitación pegada a su mejilla. Durante su siesta había rodado de la cama, terminando con su torso colgado de la orilla y con su cabeza, al igual que brazos, apoyados sobre el piso.
–¡Hiccup! –gritó de nuevo Honey. El muchacho podía escuchar los gritos de su hermana viniendo desde la planta baja de su casa. –. ¡Sal de una vez de la cama!
Después caer definitivamente de la cama, Hiccup se cambió de sus ropas para dormir y bajo las escaleras para encontrar a Honey frente a un caldero sobre el fogón; de este emanó el delicioso aroma de un estofado de pescado, la especialidad de su hermana. Ambos gemelos sabían realizar todos los quehaceres del hogar debido a la insistencia de su padre de mantenerlos dentro y seguros, pero aunque Hiccup poseía muy buena sazón, Honey preparaba partillos mucho más deliciosos.
El gemelo pecoso no solo se conformó con un plato, sino que pidió ración doble hasta llenar su estomago. Generalmente comía en muy pocas porciones, pero el estofado de pescado de Honey era su favorito. Unas horas después se arrepintió completamente por su glotonería cuando se encontró en la arena de entrenamiento, huyendo por su vida de la sorpresa que Gobber les tuvo preparada para ese día.
A pesar que ninguno había logrado superar al gronckle, el viejo guerrero retirado decidió adelantarlos a su siguiente reto, el Deadly Nadder. Dragón de la clase sharp y armado con afiladas púas venenosas, los nadder eran bestias bípedas que podían alcanzar grandes velocidad a pie como en vuelo. El fuego que provenía de lo más profundo de sus fauces, era tan incandescente que podía fácilmente derretir el hierro, y su sentido del oído era uno de los más agudos entre todos los dragones. Pero al igual que ventajas, el nadder tenía debilidades, las cuales radicaba principalmente en su limitada visión; al tener los ojos en cada lado de su cráneo, le costaba enfocar su vista en un punto en particular, por lo cual siempre ladeaba su cabeza de un lado a otro. Además, poseían un punto ciego frente a su nariz.
El nadder de la arena de entrenamiento era una hembra adulta (lo que se distinguía por su cresta de picos) bastante agresiva, que ya contaba con años enfrentado a jóvenes aprendices. Ésta, había sido capturada bastante joven por unos leñadores en el bosque aledaño a la aldea y con el constante manejo por los seres humanos, el dragón se había vuelto un animal de costumbres; nunca atacaba cuando se le alimentaba o daba agua, pero cuando abrían la puerta de su prisión, embestía a todo lo que estuviera en movimiento, y una vez que terminaba, volvía por sí sola a su celda.
Gobber no solo los había sorprendido ese día con el nadder, sino también con un gigantesco laberinto de más de dos metros de alto, donde los jóvenes apéndices tenían que escapar del ataque del dragón; la cual les llevaba la delantera, ya que lo conocía de memoria. Los chicos en entrenamiento corrían despavoridos de un lado a otro mientras el nadder aparecía de repente de una esquina escupiendo su fuego; todos, con excepción de un joven en particular que insistía en mantenerse al margen para interrogar a su mentor que los vigilaba desde mirador sobre la arena.
–Gobber el libro de dragones no habla mucho sobre los night fury– dijo Hiccup tratando de captar la atención del herrero –. Acaso no hay una continuación, un panfleto o un libro que se llame "Todo lo que quería saber de los night furys".
–¡Hiccup pon atención! –le gritó Gobber indicándole algo a sus espaldas. El muchacho alcanzó a darse la vuelta justo en el momento en el que nadder le lanzó una potente llamarada de fuego con chispas. Hiccup tuvo mucha suerte no terminar calcinado, mientras salía corriendo, con todos sus miembros intactos, por uno de los corredores del laberinto.
Gobber soltó un gruñido de frustración jalando largo bigote rubio, ante la falta de concentración que demostraba el gemelo pecoso.
–¿Qué trae tu hermano el día de hoy? –dijo el hombre volviéndose a la niña a su lado. Al igual que él, Honey presenció el entrenamiento de ese día desde la seguridad del alto mirador y detrás de la reja suspendida sobre la arena.
Honey estaba tan enfocada en el hecho de que su gemelo casi terminó casi cosido a las brasas, que la pregunta de Gobber la tomó por sorpresa.
–¿La pubertad? –dijo la chica nerviosa evitando la mirada del herrero –. Yo que sé.
–Aja –dijo a su vez Gobber sin tragarse en lo más mínimo sus palabras. Conocía tan bien a los hermanos Haddock, era incluso más figura paterna para ellos que su propio padre, así que sabía de antemano que el cerebro de ambos funcionaba como uno solo.
–¿Qué? –soltó Honey ante la intensa mirada del hombre, sonrojándose levemente.
–Bien, escúpelo
–¿Disculpa?
–Ustedes dos solo se ponen así de elusivos cuando están planeando algo –especificó Gobber indicando a la chica con su dedo acusador –. Así que suelta la sopa.
–Gobber no tengo la menor idea de que estás hablando –insistió Honey tratando de mostrar indiferencia, y habría tenido éxito si no fuera que el rubor de sus mejillas no desapareció –. ¿No deberías estar vigilando el entrenamiento?
Justamente en ese momento, en el laberinto, el nadder soltó otra llamarada de fuego que incineró el escudo de Fishlegs.
–¡Comienzo a cuestionar tus métodos de enseñanza! –gritó el chico regordete soltando los restos de su escudo y saliendo corriendo en la dirección contraria al dragón, sin percatarse que la parte trasera de su túnica había sido también alcanzada por las llamas.
–¡Lo haces bien Fishlegs! –lo animó Gobber mientras él y Honey siguieron con la vista la senda de humo que salía detrás del muchacho –. ¡Sigue así!
–¡AAAAAAAAhhhhhhhh!
Fishlegs corrió despavorido con los brazos en alto, al sentir el picante calor en sus posaderas, hasta que encontrar el final del laberinto y pudo lanzar su trasero dentro de un barril de agua. Soltó un resoplido en alivio, pero la parte anterior de su cuerpo quedo atorada, haciéndole imposible el salir por su cuenta.
–Hola –dijo Fishlegs sin poder mover mucho el cuerpo –. Alguien puede ayudarme… auxilio…
Gobber y Honey lo miraron con algo de pena, pero ninguno de los dos se movió de su lugar para ayudarle. En cambio, la vista de la niña fue a posarse unos metros más arriba de Fishlegs, donde se encontraba la inconfundible figura encorvada de la anciana Gothi, quien contemplaba el entrenamiento.
–¿Qué hace aquí? –musitó la chica de cabellera castaña ante la presencia de su mentora en la arena. Gothi era una ermitaña que prefería la soledad de su choza alejada de la aldea, que acudir a los eventos más mundanos de los habitantes de Berk. Solo acudía a ceremonias importante, ya que incluso los heridos y enfermos, debía subir hasta su aislado hogar en la colina para recibir su tratamiento; cuando existía una perfecta y equipada choza de curadera en la mitad de la aldea.
Sin apartar la vista de la anciana, Honey decidió acercarse para averiguar que la traía al entrenamiento.
–Esta conversación no ha terminado ¿oíste? –la amenazó Gobber al verla macharse sin decir nada.
–No hay conversación que seguir, Gobber –insistió la gemela pecosa volviendo la cabeza sobre su hombro.
–Al menos con el gemelo equivocado –murmuró Gobber para sí, entrecerrando la mirada.
El herrero ya tenía sus sospechas desde el último ataque de los dragones, que lo hermanos se traían algo entre manos, pero también sabía que era difícil sacarle la verdad a Honey a pesar de tenerla contra la pared. Por suerte para él, Hiccup era mucho más fácil de doblar.
Y hablando del diablo:
–¡Gobber! –lo llamó el muchacho sacándolo de su meditaciones –. Que si alguien quiere acercarse a uno –continuó Hiccup refiriéndose al night fury.
–Todo el que lo ha intentado, no ha vivido para contarlo –dijo el hombre perdiendo la paciencia –. ¡Ahora, vuelve ahí! –le ordenó inmediatamente indicándole a Astrid y Snotlout justo detrás de él, quienes se ocultaban en una esquina del nadder.
Mientras, Honey llegó hasta donde se encontraba Gothi, quien no dio la menor señal de darse cuenta de su presencia. La chica le dirigió unas cálidas palabras para llamar su atención:
–Quien lo diría. Creí que sería más fácil que los dioses abandonaran el Valhala a que usted dejara su choza.
Tal vez no las más simpaticas.
Gothi, el miembro más anciano de la aldea después de la muerte del viejo Wrinkly, era la principal fuente de sabiduría y conducto de las viejas tradiciones. Desde niña fue seleccionada por su familia para cumplir tal función y dedicar su vida al arte de la curación y el designio de los dioses. Su abuela, quien fue su principal maestra, había cumplido con la misma función antes que ella y como así había sido durante generaciones atrás, hasta llegar a su tátara tátara tátara abuela, una de las ultimas valas del archipiélago y la responsable de tal tradición en su familia.
Las valas había sido una especie de sacerdotisa sagrada y curandera, que dedicaba toda su vida a la adoración de los dioses. Cuando solían existir estas imponentes damas, su posición en la sociedad vikinga era muy alta, la más grande que podía obtener una mujer, que incluso superaba en rango a las reinas. En el pasado, no cualquiera podía ser una vala; para aspirar a una, ésta debía ser un vitki femenino, un poseedor de un don divino.
Con el paso del tiempo y la decisión de los dioses, estas mujeres dejaron de existir y solo sus conocimientos continuaron en sus descendientes, pero no así su titulo. La abuela de Gothi había estado muy cerca de ser nombrada vala durante su juventud, pero su falta de sangre real se lo impidió. Clásica política vikinga.
Eso dejaba a Gothi como el último miembro de su familia con tales conocimientos, los cuales se perderían para siempre una vez que ella falleciera. Fue esa una de las principales razones por las cual accedió a tomar a Honey como su discípula, además que con la edad, comenzó a afectarse su buen juicio.
El principal obstáculo en la educción de la joven, fue su propio padre de la misma. Aunque Honey demostró verdaderas facultades para la curación, el jefe no estaba muy de acuerdo a que su pequeña hija atendiera heridos. Stoick prefería que esta permaneciera en casa, donde estaba segura y dedicara solamente al cuidado del hogar (aunque todo el mundo sabía que él no tenía la menor intención de casarla).
Pero fue la personalidad arisca de la muchacha y su antipatía por otras personas lo que inclinó a Stoick en reconsiderar la oferta de Gothi, asimismo, la anciana parecía ser la única persona (además de Hiccup) en tolerar la presencia de la joven, y viceversa.
En cierta forma, ambas había desarrollado una relación abuela-nieta en la que compartía el tiempo en completo silencio, y cuando Honey se pasaba de la raya, Gothi no tenía reparó de poner a la niña en cintura a diferencia de su padre.
¡CRACK!
Se escuchó con fuerza cuando el bastón de la anciana mujer golpeó con todo en la cabeza de Honey, como respuesta a su comentario.
–¡Arg! ¡Vieja loca! –soltó Honey cubriéndose con ambas manos ante la amenaza de Gothi de golpearla nuevamente –. ¡¿Qué es lo que le pasa?!
Pero la mujer no le contestó (y no solo porque no podía hacerlo con palabra). Su vista estaba completamente enfocada en los jóvenes que intentaban escapar del laberinto en la arena. Honey se dio cuenta que había algo detrás de su concentración.
–¡Hiccup!
El gritó de Astrid sacó a Honey de sus pensamientos sobre la anciana e inmediatamente volvió su vista a la arena. La joven rubia se encontraba de pie sobre una de las gruesas paredes de madera del laberinto, tratando de escapar del las poderosas fauces de nadder, cuando finalmente perdió el equilibrio y cayó de improvisto sobre el gemelo Haddock despistado que aún intentaba sacar alguna respuesta de Gobber.
Por su parte, Hiccup no se dio cuenta de que había sucedido hasta que ya tenía a Astrid Hofferson encima. Los dos terminaron en el suelo de piedra de la arena, con sus brazos y piernas entrelazados a causa de la caída. El hacha de Astrid se había clavado en el escudo que el muchacho que llevaba fuertemente sujeto al brazo, lo cual dejo a Hiccup en una increíble e incómoda posición. El gemelo no hizo nada para liberarse, solo rezó mentalmente a los dioses para que Astrid no se diera cuenta de los rojas que se habían puesto sus mejillas, pero conociendo su suerte eso era casi improbable, ya que sus rostros estaban tan cercas el uno del otro, que el muchacho podía sentir el aliento cálido de la rubia contra su cuello.
Luego siguió el dolor. Cuando Astrid decidió poner de pie, lo hizo sin tomar la menor consideración en el joven debajo de ella. La falda con picos de la armadura de la chica lastimó sus piernas, lo empujó del rostro hasta casi dislocarle la quijada y le arrancó el escudo de madera de un tirón lesionándole el brazo.
Hiccup nunca se percató que el apuro de Astrid se debía al nadder que regresaba para rematarlos. La rubia blandió su hacha con el escudo incrustado con tal potencia, que el terminó haciendo añicos la madera contra la cabeza del dragón. El pobre animal soltó un alarido de dolor, disuadiéndolo de cualquier otro intento de ataque.
Con la respiración entre cortada por el esfuerzo, Astrid vio como el dragón se retiraba voluntariamente a su jaula y esta era cerrada por Gobber, antes de que éste descendiera al centro de la arena en compañía de Honey.
–Amor en el campo de batalla ¿eh? –escuchó Astrid detrás de ella a Tuffnut sacándola del estupor de la adrenalina.
–Ella lo pudo haber hecho mejor –se burló a su vez Ruffnut con una risita.
Astrid gruñó para sus adentros enfureciéndose nuevamente al imaginarse el cuadro que debió haber sido su incidente con Hiccup. Perdiendo la calma, se volvió hacia el joven causante de todo.
–¡¿Acaso es una maldita broma para ti?! –le gritó furiosa a Hiccup que todavía yacía en el suelo frotando su brazo –. ¡La guerra de nuestros padres está a punto de convertirse en nuestras, más vale que decidas en que bando estarás!
Amenazó al muchacho con su hacha en lo que este le devolvía una mirada lastimera. Fue cuando la ira que llenaba su garganta se esfumó. En realidad Hiccup no tenía la culpa de los sucedido, ni siquiera de la burlas de los otros, solo había estado en el lugar equivocado, en el momento equivocado… como siempre.
Al final, con su frustración superada a gritos, la rubia comenzó a lamentarse de sus palabras… cuando…
¡Zaz!
Antes de que tan siquiera llegara a considerar en disculparse, Astrid cayó nuevamente al suelo, muy apenas consiguiendo detenerse con las manos. Alguien, la había empujado.
–¡Wow! –escuchó nuevamente soltar a Tuffnut, mientras los demás aprendices soltaban exclamación similares.
Astrid levantó la vista para toparse con el culpable, nunca se imaginó que sería precisamente Honey Haddock.
–¡Déjalo en paz! –gritó la gemela furiosa plantándose entre la rubia y su hermano.
–¡Mierda! –soltó Snoutlout sujetándose la cabeza y con una gran sonrisa–. ¡¿Vieron eso?!
Nadie podía creerlo, ni siquiera la rubia en el suelo. Le tomó un par de segundos a Astrid asimilar que había sucedido y volver a encenderse en furia. Muchos solían decir que el temperamento de Astrid era su mayor debilidad, pero para ella, solo era una cuestión de orgullo. De un solo brinco, que dañó un poco más su tobillo lastimado, se puso de pie y enfrentó a la chica pecosa.
A pesar de la expresión de pocos amigos en el rostro de Astrid, Honey no retrocedió ni un paso, ni aun cuando quedaron cara a cara o casi, ya que la rubia le sacaba un par de centímetros a la gemela.
–Alguien está a punto de terminar como carne molida –dijo Ruffnut emocionada.
Pero los sueños de Ruffnut y de los demás aprendices de presenciar a Astrid destrozar a Honey, nunca llegó a cumplirse, ya que Gobber se plantó entre las dos separándolas antes de que lanzara el primer golpe.
–¡Bien eso es suficiente! –dijo el herrero con cada jovencita detrás de uno de sus brazos –. Será mejor que todos vayan a tomar un descanso. Muy bien hecho Astrid, ahora ve a revisar tu tobillo –agregó de último dirigiéndose solamente a la rubia.
Astrid no reaccionó a sus palabras, ya que continuó con su mirada asesina clavada en la pecosa del otro lado de Gobber.
–¡Astrid! Ve a atender tu tobillo ¡Ahora!
A regañadientes, la muchacha accedió. Soltó un último resoplido en furia antes de marcharse a la entrada de la arena cojeando levemente, pasando a un lado del gemelo castaño que continuaba tumbado en el suelo, quien la siguió con la mirada.
–Hiccup –lo llamó Gobber atrayendo su atención –, has nos un favor a todos y saca a tu hermana de aquí.
Mientras cada uno de los jóvenes tomaba su propio camino y Gobber empezaba el largo y tedioso trabajo de limpiar la arena, Gothi siguió contemplando con atención desde el otro lado de la reja que cubría la zona de entrenamiento. Una leve sonrisa se dibujo en sus labios.
Hey.
Ya había mencionado con anterioridad que la vala era una especie de hechicera vikinga, ahora, agrego a los vitkis que eran aquellos con poderes chamanicos (si no me equivoco). Más adelante explicare como funciona eso y los dones, lo cual es importante en la historia y ya que varios personajes poseerán algunos.
Al igual que Meatlug, Stormfly cuenta con su propia historia, pero no es tan triste como la de Meatlug que perdió a toda su familia, por eso ella es más agresiva. Stormfly solo es agresiva cuando quieren que lo sea, sin darse cuenta, Berk la entrenó para actuar de esa manera.
El pasado de Gothi es completamente de mi creación y hay muchos más secretos que se guarda la anciana.
En general, no quise cambiar la escena porque me gusta mucho y así es perfecta.
Bueno eso sería todo por ahora.
Un abrazo a todos y no vemos a la siguiente.
*Recuerden: capitulo nuevo todas las semanas, entre domingo a martes.
