Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
El primer intento
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Rayos de tormenta en el cielo oscuro,
Mjolnir que azota los nubarrones,
El dios que planea futuros augurios,
La marea asola las poderosas naves.
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Bestia que vuela durante la noche,
Cuervo del caos y malos presagios,
Niño solitario victima de reproche,
Victoria silenciosa ante el fuerte rechazo.
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Dragón joven, dragón viejo,
Tus alas que acuñan el viento,
Ancho sauce, pilar de vida,
Como telaraña, tus ramas seducen al lento.
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Dulce alma humana seleccionada,
Dios de familia y vida, te llama hermano,
Su sangre tibia te ha consolado,
La amistad que se juro prohibida.
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Uno débil y el otro fuerte,
Sus bendiciones son infinitas,
La fuerza y el poder se le han conferido,
Son los primero guardianes de la lista.
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Thor como siempre victorioso en sus planes,
Guerrero conquistador de batallas,
No vislumbró los terribles males,
El tiempo resultó el mayor canalla.
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Niño pequeño que ha curado tus heridas,
Cumplió con éxito su destino,
Sacrificio de tierras vecinas,
Paz y caos para el imperio vikingo.
Página 4
DRAGONS: A Twins Story
Hacer, deber o no querer
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–Escuchen bien, manada de energúmenos inútiles –soltó Gobber con frustración a los jóvenes aprendices frente a él. De nuevo los futuros guerreros vikingos se encontraban en la arena, pero en esa ocasión el viejo guerrero tenía otros planes para ellos, en lugar de alguna bestia escamosa escupe fuego. El herrero había preparado el lugar como un salón de clases improvisado, utilizando barriles y tablones como mesas donde los seis aprendices se encontraban distribuidos de dos en dos–. Como no se les mete a su cabezota de piedra que deben conocer a la perfección a su enemigo, vamos a tener que repasarlo todo de nuevo hasta que finalmente aprendan lo que su oponente hace, piensa, come…
–¡Sueña y aspira al futuro! –agregó Tuffnut alzando la mano desde su puesto.
– Sí, porque no –dijo Gobber –. El punto es que no están estudiando –con libro de los dragones en su única mano les señaló –: Es por eso que hoy solo enfrentaremos los dragones de las páginas de la guía.
–¡Aaaaawwww! –gimieron al unísono la mayoría de los jóvenes vikingos.
–Aaaaaa… ¡A callar! –gruñó el viejo guerrero, generando silencio –. Empecemos ¿Cuáles son los tres puntos débiles de un gronckle? –preguntó volviéndose hacía una larga losa de piedra que utilizó de pizarra.
–¡Yo, yo! –dijo Fishlegs sacudiendo su regordete brazo en aire –. ¡Los ojos, la unión del ala y el vientre!
–Muy bien, Fishlegs. ¿Cómo se pueden usar estos tres puntos para derribar al gronckle?
– ¿Quién necesita puntos débiles? –comentó Snotlout altaneramente –. Solo debo embestir a esa estúpida bestia con ferocidad y terminara intimidado por mi valor.
–O estupidez –añadió Astrid con hastía –. Se puede utilizar tierra o un golpe para segarlo, después uno debe aprovechar el aturdimiento para atacar las alas y cuando este derribado, se le da el golpe final en el vientre –explicó de último la chica la pregunta formulado por Gobber.
–Perfecto, Astrid –dijo el herrero señalándola con su garfio –. ¿Pero qué sucede si fallas o el dragón sale del aturdimiento antes de tiempo?
–¿Rezar a los dioses por piedad? –soltó involuntariamente Hiccup.
–¡Exacto! –aceptó Gobber asintiendo con la cabeza –. O llorar también funciona.
A pesar de la participación del resto del grupo, había otras dos personas que no compartían el mismo entusiasmo a la clase. Los gemelos Thorston se encontraban sentados hasta las últimas butacas del salón de clases improvisado, sumidos en el más impresionante aburrimiento y tedio.
–Urg… urg... No puedo… esto es… tan educativo… –mascullaba Tuffnut casi adolorido, con los codos clavados en la mesa y sujetando su cabeza con las manos.
–Lo sé –comentó su hermana a su lado, con su torso desparramado en la misma superficie –. Puedo escuchar como mi cerebro comienza a funcionar.
Resultada difícil… o hasta casi imposible, que dos personas tan inquietos y distraídas como Tuffnut y Ruffnut tuvieran la capacidad de concentración para atender a las palabras de Gobber por más de cinco minutos. Los padres de los gemelos solían decir que estos habían nacido con mucha energía que probablemente era una bendición de los dioses (o maldición para aquellos que sufrían sus bromas pesadas). Fuera cierto o no que su capacidades creativas destructivas fueran milagrosos, nadie podía negar que también lo llevaban en la sangre.
El clan Thorston era uno de los más peculiares de toda Berk, compuesto principalmente de vikingos quisquillosos hasta rozar en la demencia. Muchos miembros de esta larga (muy larga familia) se había lanzado al mar en busca de aventuras y gloria, pero muy pocos había regresado. El patriarca de los Thorston, Tuffnut padre, también había surcados los mares desafiando al mismo dios del mar Njord durante sus años de juventud y rito de adultez. Cuando regresó, trajo consigo la sorpresa de una radiante y bonachona esposa embarazada de los gemelos.
Nunca nadie supo o quiso preguntar de dónde sacó a la mujer o como consiguió convencerla para que se casara con él; pero toda la aldea estaba segura que era mejor no preguntar.
Así que con padres tan locos y pasivos como los de los gemelos Thorston, era comprensible porque les resultaba imposible tener la menor pisca de paciencia, control y concentración.
–¡Es demasiado para mí! –soltó el gemelo rubio jalándose con desesperación el cabello –. ¡No puedo más! ¡Arrrrggg! –gruñó con fuerza poniendo se dé pie. Acto seguido, tomó la orilla de la mesa donde había estado recargado y la lanzó por los aires.
El fuerte impacto de la madera contra la roca de la arena, detuvo en seco las palabras de Gobber y provocó que los demás jóvenes se volvieran hacía él dirigiéndole miradas incrédulas.
–¡Tuffnut! –lo llamó el herrero con la mano y el garfio a la cintura –. ¡¿Qué carajos ocurre contigo?!
–¡NO TENGO UNA RAZÓN COHERENTE! –gritó Tuffnut como si su vida dependiera de ello, antes de salir corriendo de la arena agitando los brazos sobre su cabeza y gimiendo como un animal.
Por unos breves segundos, el estupor reinó en la arena; hasta que Ruffnut, quien estaba tan impresionada como los demás de lo que acaba de suceder, imitó los actos de su hermano. Empujó el último barril que quedaba en pie de su mesa y corrió hacia la entrada de la arena lo más rápido que pudo.
Gobber no le quedo más que soltar un resoplido en resignación.
Después de eso, y ya perdida la concentración de los demás aprendices, el herrero terminó la clase y mandó a los jóvenes a cumplir su deberes del día.
Los futuros guerreros se quedaron solos en la arena, siguiendo las instrucciones de su mentor mata-dragones, mientras el iniciaba la persecución de los gemelos Thorston por el resto de la aldea. Snotlout y Fishlegs se hicieron cargo de proveer a los dragones con su ración de pescados del día, a través de la pequeña portezuela en sus jaulas. Por su parte, Astrid acomodaba con desgana los barriles y tablones que Tuffnut había arrojado en todas direcciones en su berrinche.
Mientras la chica cumplía con su aburrida y tediosa obligación, no pudo evitar que sus ojos azules saltaran unos metros más adelante y terminaran en el joven de pelo castaño que barría con desidia el centro de la arena. Astrid no había dejado de pensar en lo que le dijo su tío Fenrir sobre disculparse, solo si lo sentía necesario, y vaya que le parecía preciso hacerlo. Pero en su terquedad y principalmente, por su orgullo, le resultaba algo difícil encontrar el valor (y le dolía admitirlo que por eso fuera) hacer lo que le parecía correcto.
No pudo evitar pensar, que si tan solo Fishlegs y Snotlout no estuvieran con ellos dos en la arena, tal vez le hubiera resultado más fácil disculparse.
Pero el muchacho en cuestión, que tenía cautiva la mente de Astrid, no se había percatado en lo más mínimo de la batalla campal que ocurría en su ser. En realidad, su propio pensamiento era prisionero de la enigmática criatura de ébano que se ocultaba en la ensenada del bosque. Hiccup ni siquiera había podido dormir bien la noche anterior, repasando mentalmente cada uno de los detalles de esa misma tarde y del dragón negro.
De repente, los pensamientos de Hiccup fueron interrumpidos, por el barullo que tenía otros de los dos jóvenes vikingos, con quienes compartía labores.
–¡Te digo Fishface –bramaba Snotlout con sujetando un gran cesto de mimbre – , que aún quedan pescados en la cesta!
–Pero ya no hay espacio –respondió el regordete rubio empujando la pequeña portezuela que daba acceso al pesebre de nadder –, el comedero está a rebosar. Es extraño, es la misma ración de siempre.
–Pescados menos, pescados más ¡¿Qué carajo importa?! –insistió el chico moreno alzando los brazos –. Solo mételos ahí, para que podamos largar de aquí –empujó a un lado a Fishlegs y depositó a la fuerza el resto de los pescados por la portezuela, dejando algunos con la cola por fuera –. Tengo cosas más importantes que hacer con mi vida que alimentar a un grupo de feos dragones.
–¿Cómo qué? –preguntó el chico rubio con legitima curiosidad.
–Eh… –balbuceó el moreno sin tener una respuesta –. ¡¿Ahora es un interrogatorio?! –gruñó Snotlout perdiendo la paciencia. Sin más arrojó el cesto de mimbre a un lado, antes de dirigirse directamente a la salida de la arena.
Un par de minutos después, Fishlegs y Astrid lo imitaron, dejando a Hiccup por su cuenta. El muchacho se había rezagado intencionalmente. Una vez que aseguró que nadie podría verlo, Hiccup soltó la escoba y se aproximó a la jaula de nadder. Sin estar muy seguro de lo que estaba haciendo, pegó su oreja contra la superficie de madera tratando de escuchar a la bestia dentro. No percibió el menor ruido.
Aún que toda lógica le indicaba que debía regresar a casa y olvidar al dragón, Hiccup siguió a su corazón y comenzó a retirar los pescados atorados en la portezuela, hasta que logró desbloquearla lo suficiente para asomar su cabeza por ésta.
Hay que analizar esto un segundo ¿Quién en su sano juicio metería su cabeza a la jaula de un animal peligroso y salvaje? Pero Hiccup ya había hecho tantas locuras en los últimos días, que ni siquiera se cuestionó tal estupidez.
Sus ojos tardaron un momento en acostumbrarse a la oscuridad de celda, que le costó un par de segundos poder distinguir al nadder azulado recostado contra una esquina, rodeada por su escamosa y letal cola. La dragona respiraba lentamente y sus ojos amarillentos brillaron con intensidad al percatarse de la presencia del gemelo fisgón.
Pero en lugar de levantarse o escupirle fuego, la nadder cacaraqueó débilmente con su temblorosa mandíbula. Sus pupilas se dilataron y sus papados temblaron ante tal movimiento.
–Estas herida –musitó Hiccup comprendiendo y recordando el fuerte golpe que Astrid le había propinado al nadder en la quijada.
Hiccup marchaba por la aldea, pasando su mirada por cada uno de los edificios buscando a alguien en particular. Pero ésta no estaba en su lugar de trabajo, en casa, ni el mercado o el muelle. Comenzaba a preocuparse, cuando llegó al gran cobertizo donde guardaban las barricas de hidromiel, encontró a quien andaba buscando a un lado de la edificación.
–¡Honey! –la llamó tan repentinamente, que la chica dio un brinco del susto. Ella se encontraba de puntillas sobre un barril para alcanzar a ver por una de las ventanas superiores del almacén.
Al escuchar el grito de su hermano, perdió el equilibro y calló de sentón en la fría y húmeda tierra.
–¿Qué crees que estás haciendo? –le preguntó su hermano aproximándose a su gemela.
–¿Yo? –dijo Honey con los ojos tan grandes como paltos y un leve sonrojo en sus mejillas –. Nada –su hermano le tendió la mano y la ayudó a ponerse de pie –. Solo quería comprobar mis capacidades de aterrizaje.
Pero le resultaba imposible engañar a Hiccup, quien no le costó ni un par de segundos descifrar lo que su hermana estaba haciendo apenas unos minutos atrás.
–O estabas espiando como preparan el hidromiel en contra de las órdenes de papá –comentó el muchacho cruzando los brazos sobre su pecho y lanzándole a Honey una mirada inquisitiva.
Aunque Hiccup y Honey no tenían una buena relación con su padre, y en el caso del muchacho resultado casi extraños, Stoick estaba completamente seguro de dos cosas sobre sus dos hijos: que tenían una inmensa curiosidad y que esta generalmente lo llevaba al desastre.
En el caso de Honey, el experimentar con diferentes ingredientes y conocer nuevas recetas era su debilidad, y desde que había descubierto el proceso de fermentación, no había otra cosa que deseara más, que saber el menor detalle de cómo se preparaba el hidromiel. Por desgracia, tal néctar era como la segunda sangre de la aldea y el jefe no podía permitir que su hija curiosa la arruinara como muchas cosas en su vida. Por lo cual, le tenía completamente vetado acercarse a las barricas de tal licor.
–Corrección, papá me prohibió intervenir en la realización –aclaró ella a su hermano alzando su dedo índice –. No dijo nada de ver como lo hacen –y con una leve sonrisita que Hiccup no pudo reprocharle, Honey cambio de tema –: ¿Qué tal estuvo el entrenamiento?
Su hermano torció una mueca en lo que dejo caer sus brazos a los costados de su cuerpo.
–¿Tan mal?
–En realidad fue extraño y perturbable –explicó Hiccup lo mejor que pudo encogiendo los hombros –. Pero hay algo que quería preguntarte.
–¿Qué es? –dijo Honey ante la curiosidad que le despertó su hermano.
–Los ungüentos que preparas para Gothi, los especiales para deshinchar…
–¿Sí?
–¿Funcionan para todos? ¿Incluso animales?
Honey meditó por un segundo su respuesta.
–Una vez lo use en Bjorn Boar cuando Tuffnut y Ruffnut lo obligaron a arrastrar una carreta por el acantilado –explicó la gemela pecosa trayendo a su mente tan penosa situación que a veces le generaba pesadillas en las noches –. Funcionó muy bien, en realidad ¿Por qué la pregunta?
–Por qué vas a ayudarme esta noche a curar a un dragón.
Hola a todos,
Este es un capitulo sencillo, espero que les gustara.
Creo que en veces anteriores ya he dicho que más adelante explicare sobre que son los dones de los dioses, así que sean pacientes; pero por el momento ya saben que son habilidades especiales en ciertos individuos y que generalmente se ven más en gemelos.
Sobre la familia Thorston se me ocurrió el hecho que sean principalmente aventureros por uno de los capítulos RTTE donde descubren que un antepasado de los gemelos ya había estado en la isla. Tuffnut padre, el nombre se me ocurrió por los libros ya que hay un personaje que es Tuffnut jr. Y creo que ya he mencionado este Tuffnut igual. Y sobre su mamá, bueno ya sabrán su historia más adelante.
Me cuestione si mencionar lo del proceso de fermentación, algo que no había sido nombrado de tal forma en esa época, pero ya que. Es más fácil entenderlo para nosotros, al igual como términos médicos como inflamación o infección. Y por último, pensaba en un principio basar los conocimientos de herbolaria de Honey en plantas reales, pero era mucho trabajo, por eso de ahora en adelante los voy a inventar.
Ya para acabar un importante aviso, ya que me voy a ocupar en ahora en adelante los fines de semana, este fic se publicara martes o miércoles, pero seguirá siendo uno por semana.
Eso es todo por ahora, nos vemos a la siguiente.
