Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

La realidad de la noche

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Esa misma noche, en el gran salón, dejando morir sus penas en el fondo de un tarro de hidromiel, Gobber bebía hasta el fondo gruñendo para sus adentros toda la frustración que cargaba consigo.

El viejo guerrero había visto cosas terribles en su vida, enfrentado devastadoras batallas y viajado más allá de los confines del archipiélago barbárico. Había enfrentado a peligrosos y letales enemigos, matado feroces bestias y sido acosado por otras. Su vida estuvo en riesgo muchas veces, y aún así, nunca había enfrentado una frustración tal como la que estuvo viviendo los últimos días.

No tenía tregua y rompía su pobre espíritu.

Lo único que deseaba era terminar en calma su bebida, regresar a casa y gritar incontrolablemente contra la almohada hasta quedar inconsciente.

Por desgracia, las cosas nunca podían ser tan sencillas.

–¡Gobber! Viejo ¿Por qué bebiendo tan solo? –le preguntó de repente el larguirucho Lars Thorston sentándose a un lado de él en la mesa.

–Pareciera que no quieres que te molestaran –soltó robusto Dogbreath Dubrain con una risita estúpida, ocupando el lugar frente al herrero.

–¿Tú crees? –gruñó Gobber con sarcasmo y amargura en su voz.

–Y ¿Cómo van los novatos en la arena? –preguntó Lars sin captar el tono del comentario anterior.

–Sí ¿Son tan malos como todos dicen? –dijo Dogbreath con una sonrisa tonta en sus labios.

El viejo guerrero paso su única mano por su rostro soltando un gruñido con hastía.

–¡Ja aja! ¿Así de malos son? –se burló Lars, mientras su amigo le daba al herrero una fuerte palmada en la espalda que casi lo hace tirar su bebida –. Sabíamos que la mayoría de ellos era unos lerdos, pero tanto.

–O tal vez Gobber es el que se está poniendo viejo –comentó gimoteando Dogbreath tratando de contener sus carcajadas.

El joven Thorston apoyó su opinión soltando tremenda risotada, la cual fue como puñaladas en la espalda para Gobber. El hombre perdió lo último que le quedo de compostura y alargó su brazo por encima de la mesa para sujetar a Lars de gaznate.

–Vuelvan a decir eso y les aseguro que les pateare el culo tan fuete que tus ancestros en el Valhala lo van a sentir –los amenazó Gobber mientras apretaba con fuerza la garganta de Lars. El joven rubio inútilmente trató de liberarse de la enorme mano del guerrero que fácilmente podía estrujarlo hasta morir. En cambio, Dogbreath saltó de su puesto y miró con miedo y horror a su viejo maestro –. Solo porque ya no están bajo mi entrenamiento, no significa que pueda darles una madriza.

–Tranquilo… tranquilo –musitó el Thorston casi inaudible y sin aire. Cuando su rostro comenzó a ponerse azul, finalmente Gobber decidió dejarlo ir. Lars se acarició el cuello mientras tocía incontrolablemente y trataba de recuperar el aliento –. Solo… teníamos un poco de curiosidad… eso era todo –agregó entre arcadas, en lo que Dubrain asentía con la cabeza enérgicamente.

–Viniendo de ustedes, debe de ser muy malo –dijo una cuarta persona que se unía a la conversación a espaldas del herrero. Los tres hombres se volvieron para toparse con la ancha y fornida Rubella "The Rude".

–Nadie te invitó, Rubella –se quejo Lars señalándola con el dedo.

–Y tampoco a ustedes, perdedores –le respondió ésta con las manos en la cintura sin intimidarse en lo más mínimo –. Porque no dejan de fregar a Gobber y se van a joder a alguien más.

Lars y Dogbreath soltaron un gruñido como respuesta, pero sus miradas se toparon con la del herrero, que los desanimó en continuar la discusión. Ambos amigos decidieron que sería mejor marcharse, pero si no antes de que Lars se inclinara hacia la joven mujer y le susurrara al oído:

–A ti, cuando quieras.

El Thorston terminó mordiendo su propia lengua al recibir el gancho derecho de Rubella directo en el abdomen. Requirió de la ayuda de Dogbreath para salir huyendo de ahí.

–Gracias, chica –dijo Gobber desanimado dejándose caer nuevamente en su asiento –. En realidad no estoy de humor para liderar con más estupideces.

–Por el amor de Freya, Gobber –agregó Rubella sentado con él a la mesa –. No te había visto tan mal desde Adelaide Jorgenson se tragó la llave de tu casa y dormiste afuera por tres noches en pleno invierno hasta que decidiste a derribar la puerta con un hacha sin filo.

–Sí, no fue agradable para nadie –soltó el herrero pasmado trayendo malos recuerdos a su mente. Dio un último y largo trago a su bebida, antes de desplomarse sobre la mesa –. Por los dioses Rubella, creo que me estoy volviendo loco.

–¿Qué es lo que sucede, Gobber?

–Los novatos, eso es lo que sucede –explicó el herrero casi con desesperación –. Son como terribles terrors después de comerse una barrica completa de azúcar.

–¿En realidad son tan malos?

–No. ¡Son peores! No tienen disciplina, son tercos, obstinados, orgullosos, holgazanes y necios.

–Bueno, son adolecentes… –dijo Rubella meditándolo un poco – y vikingos…. y de Berk –añadió hasta con gracia –, somos testarudos de nacimiento ¿Qué esperabas?

–Lo sé, he pasado la mitad de mi vida entrenando jóvenes vikingos no solo para matar dragones, sino para convertirse en verdaderos guerreros. Pero estos…. son inentrenables. Ya veía difícil la tarea cuando solo les enseñaba a combatir con las armas, pero ahora con los dragones ¡Es imposible!

–"No existen imposibles Gobber, solo lo improbable" –recitó la joven robusta –. Tú solía decírnoslo todo el tiempo.

–¡Pos era un mentiroso de mierda! –rugió Gobber exasperado llamando la atención de varios comensales en el gran comedor y sorprendiendo a Rubella –. Nunca debiste creer en mis palabras. Hablo en serio Rubella, no sabía en lo que me estaba metiendo con estos muchachos; Snotlout es un inepto presumido que nunca se calla, Fighlegs es una albóndiga temerosa que sorprende que siga vivo, y los gemelos Thorston… ¡Arg! ¡Son los peores! He entrenado tres generaciones de Thorstons y ninguno se les compara a esos dos. El día de hoy, huyeron a la mitad de la clase y tuve que perseguirlos por media aldea. Y cuando finalmente los alcance, ya se habían cubierto en grasa de Yak. ¡¿Sabe lo difícil que es atrapar a un Thorston cubierto de grasa de Yak?! ¡Imagínate dos! –el herrero terminó su perorata chillando desconsolado como un chicuelo.

Rubella lo miró pasmada sin saber exactamente qué hacer para que dejara de llorar. Nunca en su vida había visto a un guerrero temerario como Gobber reaccionar de tal manera.

–Me estoy volviendo viejo para esto –comentó de repente el guerrero recobrando la compostura.

–Gobber, creo que lo estas pensando demasiado –dijo la joven buscando las mejoras palabras para darse a entender; nunca había sido buena en discursos, era por eso que siempre recurría a recitar las palabras de otros –: "Nada bueno viene de pensar" es lo que siempre dice mi padre –agregó encogiendo los hombros –. De acuerdo, son ineptos. ¿Quién no lo es al ser joven? Cuando nos entrenaste a nosotros no éramos muy diferentes. Recuerdo que yo insistía en usar el arco, cuando tengo pésima puntería. Gullibird, Dogbreath y Lars eran… más bien siguen siendo idiotas; incluso Ansred que es todo un prodigio, era un presumido de la chingada. Así que no lo tomes muy enserio ¿Qué sería lo peor que podría pasarles?

–¿Qué se los coma un dragón?

–Somos vikingos, gajes del oficio –contestó Rubella con una gran sonrisa –. Solo… necesitas inspirarlos… darles un objetivo.

Gobber le lanzó una mirada suspicaz. Tal vez la muchacha de pocas pulgas tenía razón… probablemente no estaba tomando el camino correcto con sus nuevos aprendices.

–Ahora te dejo –dijo Rubella poniéndose de pie –, tengo que llevar un poco de pan de cangrejo a casa antes que mi abuelo trate de comerse al gato otra vez –añadió antes de despedirse sacudiendo su redonda mano.


En ese mismo momento, en otra parte de la aldea y cubiertos por las sombras, Hiccup y Honey se escurrieron entre las casas en dirección de la arena de entrenamiento. Era una noche bastante fresca para ser el corto verano en Berk, ya que la intensa humedad del ambiente incrementaba tal sensación térmica. Con mucho cuidado y tratando de no ser descubiertos por los vigilantes de esa noche (el toque de queda para los jóvenes de su edad ya había pasado), los gemelos alcanzaron sin muchas dificultades su objetivo unos pocos minutos.

Debido a que no podían llevar consigo ninguna antorcha ya que delataría su posición, la oscuridad les pareció hermano mucho más profunda de lo normal, y con la tranquilidad de la noche, sus mentes les hicieron algunas jugarretas dándoles la impresión de que eran observados, cuando en realidad estaban completamente solos.

Por suerte para ellos, la zona de entrenamiento se encontraba desierta y debido a que nunca nadie había intentado acercarse por sí solo a los dragones, la reja principal de la arena no tenía ningún tipo de cerrojo. Solo necesitaron empujar una palanca al costado de la misma para que esta abriera dándoles paso.

–No hay nadie a la vista –dijo Hiccup dando un último vistazo a los alrededores y encaminándose a la jaula del nadder –. Tenemos que hacer esto rápido antes de que se den cuenta que estamos aquí.

–Espera un momento, Hiccup –soltó Honey tajantemente deteniendo el avance de su hermano.

–¿Qué ocurre? –preguntó el muchacho volviéndose hacia ella, encontrándola plantada justo en el centro de la oscura arena.

–Hay que planear esto bien –objetó la muchacha con seriedad –. Sé que crees poder entender "algún lenguaje secreto" de los dragones –agregó apoyando visualmente su declaración marcando las comillas con sus dedos –. Pero solo porque pudiste tocar a un night fury sin que este te arrancara la mano, no significa que todos los dragones sean iguales.

–¿Tu punto es? –preguntó Hiccup con suspicacia cruzando los brazos sobre su pecho.

–Estamos hablando de entrar en la jaula con un dragón, una bestia de más de dos metros de altura, cubierto de escamas y púas, que está atrapada en una pequeña celda y además, está herida…

–Comienzo a entender tu punto –aceptó Hiccup sobrecogido –. ¿Qué sugieres?

–Un solo intento –explicó Honey indicándolo con su dedo índice –, con mucho cuidado. Pero a la primera señal de agresión, lo dejamos.

Su gemelo torció la boca meditándolo.

–Está bien –dijo –. Contra oferta. Me acercare una sola vez y si pretende atacarme no lo intentare más –a su propuesta, una débil sonrisa se dibujó en los labios de su hermana, por lo que se apresuró a agregar –: Pero iré yo solo, tú esperaras en la puerta de la jaula.

Honey imitó su primera reacción, torciendo la boca de manera idéntica

–Hecho –aceptó la chica apretando la banda del pesado bolso que colgaba de su hombro.

Ya decidido, Hiccup dio media vuelta y continuó su camino hasta la jaula de nadder. Por unos breves segundos dudo de su propia decisión lo cual se expresó en un leve temblor en sus manos cuando tocó la palanca que abriría la jaula, pero solo requirió de un resoplido para levantar de nuevo su valor y abrir la puerta.

Si la oscuridad que los rodeaba en la arena era muy intensa, la que emergía desde la celda de la dragona era mucho más, y hasta tétrica. Hiccup necesitó un par de segundos para que su vista se adaptaba a tales profundas sombras y cuando lo hizo, pudo distinguir en una orilla de la jaula la figura reptante del nadder, hecha un estuchó ovillo de donde sobresalía en todas direcciones sus afiladas púas.

En un principio les pareció que había muerto, pero para rechazar sus dudas, la dragona levantó su robusta cabeza hacia a los hermanos en la puerta, y sus ojos amarillo, brillaron con tal intensidad que les heló la sangre.

Aún así, el animal no se levantó o se movió de su lugar.

–Tranquila… no voy a lastimarte –dijo Hiccup casi en susurro dando sus primero, lentos y cortos pasos en dirección al nadder –. Solo quiero ayudarte, de acuerdo – continuó extendiendo uno de sus brazos; la dragona respondió a esto soltando un leve quejido que hizo temblar su mandíbula –. Solo… mantén tus poderosas y quebrantahuesos mandíbulas cerradas –añadió el chico nervioso.

Hasta el momento, no le pareció que tuviera intenciones de lastimarlo, por lo cual el gemelo continuó. Mientras que en la entrada de la jaula, Honey sudaba en frio en lo que su hermano seguía adelante, y la cabeza del dragón, como su intensa mirada, estaba clavada en él. En cierta forma, esperaba que en cualquier momento, la bestia tirara su fuerte mordida con la intensión de destrozar a su gemelo.

Poco a poco, Hiccup se acercó más al nadder sin poder evitar encoger su cuerpo. Los ojos de la dragona brillaron con tal intensidad que al muchacho le pareció que ésta podía ver a través de él, hasta lo más profundo de su alma. No pudo soportar su mirada e inconscientemente, bajo sus ojos en lo que su mano seguía extendida y sus pies avanzaban hacia adelante.

Ambos hermanos aguantaron la respiración por un par de segundo, hasta que finalmente Hiccup pudo sentir las cálidas escamas del dragón en la palma de su mano. Espió con un solo ojo y pudo darse cuenta de lo cerca que se encontraba de nadder y como esta se lo permitía sin la menor señal de agresión.

–Eso es –dijo el chico pecoso alzando la cabeza, sin poder evitar sonreír como tonto –. Buena, niña.

–¿Es seguro? –le preguntó Honey desde la entrada, él la animó a aproximarse con un sutil movimiento de la mano, mientras que con la otra acariciaba suavemente el cuerno de la nariz de la dragona.

De una manera que no podía explicarlo, Hiccup sentía que la nadder estaba feliz de tenerlos ahí.

–Tu mano –le pidió el muchacho a su hermana tomándola fuertemente de la muñeca. Con total calma, puso la mano de Honey sobre la suya y luego la apartó dejando solo la de su gemela sobre la nariz del reptil.

Era la primera vez que la chica tocaba a un dragón y ni es sus más retorcidos sueños o terribles pesadillas llegó a imaginarse de que así podría sentirse las escamas de uno al toque. No pudo evitar sonreír como su hermano.

–Hola, linda –la saludó Honey maravillada poniendo su otra mano en la nariz de nadder.

Como si los saludara, la dragona movió levemente su cabeza que provocó que su mandíbula golpeara ligeramente el codo de Hiccup, justo donde esta herida. La nadder hecho la cabeza hacia atrás y apretó sus parpados en lo que soltó un inconfundible chillido de dolor.

Hiccup y Honey reaccionaron de inmediato dando un paso hacia atrás y rejuntando sus manos contra su pecho, pero una vez que paso el espasmo de la dragona, ésta no les dio la menor señal de que fuera a lastimarlos por el leve accidente.

–Perdón, perdón –dijo Honey con ternura frotando nuevamente su nariz junto con su hermano –. Ne te preocupes, pronto dejara de dolerte –mientras el muchacho pecoso distraía a la nadder con unas caricias, su hermana aprovechó para sacar de su pesado bolso un par de ungüentos de nabos verdes peludos (excelentes para bajar inflamaciones y golpes).

Honey cubrió completamente sus manos con el apestoso ungüento y teniendo mucho cuidado, comenzó a frotarlos sobre las escamas en la zona magullada de la mandíbula de la dragona. Ha como sus manos incrementaban la fricción, un cálido y placentero calor emergió de sus palmas y se trasmitió a la herida.

–Eso es… –le decía Hiccup con calma, tratando de no perder contacto visual con la nadder – tranquila.

Algo en eso amarillentos ojos le decían que confiaba plenamente en él.

–Creo que le gusta –agregó el muchacho volviendo a sonreír. No podía explicar la sensación que sentía en ese momento, era algo similar a cuando miraba a los ojos verdes del night fury; había paz en ellos y un nivel de entendimiento que no tenía comparación. Era como si… fueran iguales.

Y eso le provocaba gran felicidad al gemelo pecoso.

–Listo –señaló Honey apartando sus manos de la dragona –. Es mejor que nos vayamos –añadió ante la falta de respuesta por parte de su hermano.

–Eh… sí –soltó éste distraído cortando el contacto físico con el nadder y así la conexión que parecía haber generado con ella.

Sin más, ambos hermanos se retiraron sin apartar por un segundo los ojos de la dragona o dejarle de sonreírle. Juntos cerraron la jaula y esperaron de que el día siguiente la nadder se encontrara mucho mejor.

–Cuando me pediste hacer esto, Hiccup –dijo de repente Honey mientras marchaban por la arena en dirección de la entrada principal –, pensé que habías perdido la cabeza –confesó con sinceridad provocando una mueca por parte de su hermano –. Pero ha sido increíble, no hay palabras para describirlo –añadió con una enorme sonrisa cuando alcanzaron el otro lado de la reja –. Gracias por convencerme.

–Y gracias a ti –dijo Hiccup empujando la palanca que cerró totalmente la entrada de la arena –, por siempre aceptar mis locos planes.

Esa noche, los hermanos Haddock durmieron con tal paz y calma como nunca en sus vidas, su estupendo humor continuó hasta la mañana siguiente y se intensificó cuando comprobaron que el comedero de la Deadly Nadder se encontraba vació.


Hola.

Un saludo a todos en especial a los nuevos seguidores. Este fic ya sobre pasa los tres mil pageviews y es gracias a ustedes.

Una de las cosas que decidí para esta historia es complementar las limitaciones de DreamWorks. No sé confundan, me parece que hacen un trabajo excelente pero a veces se nota que por limitaciones de tiempo o presupuesto deben tomar algunas decisiones. Como las restricciones en personajes de relleno. Tienen muy buenos personajes de fondo, pero son muy pocos y en una aldea de Berk, Hiccup y los demás no pueden ser los únicos adolecentes. Así que diseñe las generaciones que precede a la de Hiccup, como la que le sigue.

Poco a poco los irán conociendo. Algunos son personajes de los libros, mencionados o nombrados en la serie y otros de mi invención.

Eso es todo por ahora, hasta la siguiente.

Recuerde: capitulo nuevo cada semana, publicado en martes o miércoles.