Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

Las intenciones en el silencio

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Hiccup estaba en problemas y lo sabía.

Cuando se propuso la noble tarea de ayudar a Toothless en retomar el vuelo, no tenía ni idea en que se estaba metiendo. Fue por ello que le había resultado tan fácil en un principio prometerle a Honey que no se involucraría demasiado con el dragón de ébano, cuando la realidad era mucho más complicada que eso.

En primer lugar le había tomado cariño a Toothless y eso era decir poco. Entre más convivía con él, el muchacho descubría más sobre la naturaleza de los dragones y su comportamiento. Poco a poco fue descifrando cada uno de los movimientos de su cabeza, la leve expresión de su rostro, la tensión en el resto cuerpo y aletas. El gemelo fue leyendo cada aspecto de la bestia hasta desarrollar una especie de comunicación única entre ambos. Hiccup sentía que entre más tiempo pasaba con Toothless, una conexión se creaba entre ellos, algo que no deseaba que terminara una vez que el dragón regresara con los suyos.

En cierta forma, el gemelo pecoso se engañaba a sí mismo diciéndose que Toothless lo necesitaba, cuando en realidad era él quien se volvía dependiente del otro.

Hiccup siempre había sido un chico sumamente solitario, muy poca veces contó con amigos durante su infancia y la mayoría del tiempo solo convivía con hermana gemela. Claro, el muchacho estaba muy agradecido de la existencia de Honey en su vida y su apoyo incondicional, pero a diferencia de ella, Hiccup no era una persona que conformaba con el afecto de pocos o solo por los de su familia… buscaba ser parte de algo más grande. En Toothless encontraba esa satisfacción, ese propósito en su vida… surcar juntos los cielos… tener un amigo incondicional.

Sabía que Honey se enfadaría si se enteraba de lo que estaba planeando, y sin medir las implicaciones de sus propios actos, el muchacho comenzó el desarrollo de una silla que le permitiera montar al dragón de ébano como los vikingos de las tierras natales montaban caballos.

Su trabajo no resultó fructífero a la primera, sus primeros prototipos eran difíciles de utilizar o incluso no se adaptaban adecuadamente al cuerpo de Toothless; además del hecho que el dragón decidiera que era tiempo de jugar cada vez que Hiccup intentaba ponerle la silla, no ayudaba con sus pruebas.

El gemelo tuvo que rediseñar su proyecto varias veces y daba gracias a los dioses por el brote de ronchitis roja que mantenía a Honey ocupada a las órdenes de Gothi lo cual le dejaba el campo (o más bien la ensenada) libre para probar su nueva creación que le permitiría a Toothless emprender el vuelo. Esos momento de compañía no solo le permitió al chico fortalecer su vinculo con el dragón, que poco a poco se ganara su confianza, sino que también para hacer grandes descubrimientos.

Ahora sabía que los dragones poseían un punto débil en el cuello el cual no alcanzaba por sí solos, pero si uno rascaba ese lugar exacto de sus cuerpos, estas bestias caían rendidos a sus pies. Lo que daría cualquier vikingo del archipiélago barbárico conocer tal debilidad de su enemigo, pero no era intención de Hiccup compartir el secreto. Además, también estaba el extraño pasto que les fascinaba en olor, le cual había bautizado como la hierba dragonica o dragonip, que provocaba efectos adormecedores en las bestias escamosas.

Aquellos grandiosos descubrimientos fueron otorgándole cierta la ventaja a Hiccup en la arena a comparación del resto de sus compañeros en entrenamiento, y al mismo tiempo, comenzando a ganarse la admiración de ellos. Pero no terminaba ahí, ya que como los vikingos eran bocas flojas, pronto la aldea se llenó de rumores sobre su gran y sorpresiva mejora, tanto que la gente intuía que el muchacho poseía algún don o una bendición de los mismo dioses.

Pero Hiccup y Honey, sabían la verdad. El muchacho estaba haciendo trampa y éste se sentía aprensivo al respeto. No estaba seguro cuanto tiempo podría continuar con la mentira o que alcances ésta tendría, pero sabía que debía idear algo pronto. Honey no dejaba de recordárselo y aunque era completamente consciente de que ella tenía la razón, una pequeña y diminuta parte de él disfrutaba la atención que recientemente había adquirido.

Se sentía bien que la gente rumoraba cosas positivas sobre él para variar, que los demás chicos de su generación no fueran tan malo con él; aún era víctimas de las bromas de los gemelos y recibía uno que otro golpe por parte de Snotlout, pero eran el típico comportamiento adolecente y en cierta forma eso lo hacía sentir por un momento parte del grupo. Incluso Honey salía beneficiada de su repentino éxito, ya que también su presencia era aceptada por los adultos, quienes esperaban descubrir que dones secreto tendría la muchachita o que tanto se asemejaría al de su hermano.

Su creciente popularidad también venía con un efecto negativo, ya que a Hiccup le estaba resultando difícil escabullirse al bosque o pasar inadvertido. Incluso el trabajar en la silla de Toothless en la herrería de Gobber se volvió un dilema ante las constantes interrupciones que solía sufrir. Una tarde en particular, para su gran sorpresa, fue justamente Fishlegs el que interrumpió su proyecto secreto.

En esa ocasión, Hiccup había esperado el momento en que Gobber lo dejara solo en la forja para tener un poco de privacidad para trabajar en sus últimos retoques a la silla, pero tan pronto colocó el pedazo de cuero sobre la mesa de trabajo, un golpe y el sonido del metal chocando entre sí, justo detrás de él, provocó que el corazón del muchacho diera un vuelco de trescientos sesenta grados.

Hiccup se volvió de golpe para toparse justamente con el muchacho regordete rubio con las piernas atorada entre varias piezas de metal y armas sin afilar, con las cuales había tropezado al intentar entrar furtivamente a la herrería.

–¿Fishlegs?

–¡Hiccup! –dijo el muchacho rechoncho completamente avergonzado por haber sido descubierto, mientras tenía problemas para mantener el equilibrio con todo los trozos de metal entres sus cortas piernas.

–En nombre de Thor ¿Qué estás haciendo?

Pero antes de que Fishlegs pudiera responderle, éste finalmente perdió el equilibrio y cayó estrepitosamente al suelo, haciendo que todas barras de metal rodaran por sus alrededores. El chico rubio quedo de panza al suelo y sin más que hacer, que sonríele al gemelo pecoso.

Hiccup soltó un suspiro en resignación antes de inclinarse para ayudarlo a ponerse de pie.

–¿Por qué habrán… –trató de decir Fishlegs apoyando su enorme peso en el escuálido cuerpo de Hiccup al intentar levantarse – por qué habrán dejado tanto metal suelto por el suelo? –ya una vez de pie, se sacudió la tierra de sus ropas de piel de yak antes de soltar una leve sonrisa.

–Bueno, Fishlegs… –comentó Hiccup llevándose una mano a la nuca y la otra a su espalda. Había sentido un tirón en la columna al ayudar al chico regordete a ponerse de pie – esto es una herrería, es normal que el metal se encuentre por todas partes.

–¡Sí, tienes razón! –respondió rápidamente Fishlegs avergonzado antes de volver a soltar una risa nerviosa, que pronto terminó en un silencio incomodo.

Por casi un minuto ambos chicos no se dirigieron la palabra en lo que evitaban realizar contacto visual uno con el otro. Completamente nervioso, Fishlegs frotó uno de sus brazos y pateó el suelo, en lo que Hiccup volvía a rascarse la nuca.

Era una pena que los dos chicos, que habían sido muy buenos amigos de niños, ya no tuvieran nada más que decirse el uno al otro. Cuando Hiccup era pequeño (bueno, más pequeño) su vida no era tan pesado como lo fue en los años posteriores, ya que en cierta forma se ansiaba a que su pequeño cuerpo creciera dentro de los estándares y dejara de ser tan flaco como los huesos de pescado; pero cuando esa esperanza se fue perdiendo con los años venideros, el gemelo fue convirtiéndose el marginado que todos conocían.

Pero regresando a su infancia, Hiccup no era tan rechazado o marginado por sus semejantes, incluso podía convivir más fácil con otros niños y, él y Fishlegs eran los mejores amigos. Hacían todo juntos, desde juegos con complejas reglas, hasta largas exploraciones en el bosque que ponían a Stoick de nervios. Incluso, esos los años fueron cuando Honey y Astrid eran buenas amigas, por lo que en realidad los hermanos Haddock pasaban más tiempo separados el uno del otro.

Igualmente como había sucedido con Honey, Fishlegs terminó dando le espalda a su amistad; el titulo de marginado que cargaba Hiccup había sido demasiado para el muchacho rubio que fue consumido por el deseo de encajar. En cierta forma, Fishlegs y Hiccup eran muy parecidos, no solo porque ambos buscaban la aceptación de los demás, sino también porque no encajaban en el estándar de lo que era conocido por vikingo, el gemelo pecoso por su aspecto físico y Fishlegs por su cobardía e inseguridad.

–¿Y? –dijo de repente Hiccup sin poder soportar más en aquel silencio incomodo.

–¿Y? –soltó a su vez Fishlegs sin comprenderlo.

–¿Qué es lo que trae por aquí?

En un abrir y cerrar de ojos, las regordetas mejillas de Fishlegs se pintaron de color rojizo.

–Ah… eh yo… solo quería… –balbuceó como un tonto en lo que frotaba sus manos enérgicamente y sus ojos deambulaban por los alrededores, evitando los verde esmeralda del gemelo Haddock –. ¿Es eso una silla de montar? –agregó rápidamente cambiando de tema una vez que su mirada se enfocó en el proyecto secreto de Hiccup al fondo de la habitación.

Esa vez, fue Hiccup el que se puso nervioso y rojo como tonante, mientras Fishlegs corría hasta la silla de montar que yacía en la mesa de trabajo.

–Bueno… –masculló Hiccup con la mente totalmente en blanco.

El chico regordete examinó con detenimiento la silla de cuero, cada tira, medida y broche, ya que nunca había visto ninguna en persona y solo las concia de los viejos murales y pinturas sobre los antiguos guerreros de la tierras natales o de las leyendas de los dioses; cuando de repente una duda comenzó a formase en su cabeza.

–¿Para que necesitas una silla de montar si no hay caballos aquí en Berk? –le preguntó a Hiccup mientras éste intentaba inútilmente cubrir su trabajo.

El territorio de los peludos Hooligan se encontraba muy adentro del archipiélago barbárico que rara vez llegaban a tener contacto con la tierra firme del continente. Además, como ya se había relatado, las condiciones de la isla de Berk y sus escarpadas tierras no permitían la sobrevivencia de ciertos animales de gran tamaño como los caballos. Era por ello que generaciones de niños en la aldea nunca había conocido un animal cuadrúpedo para montar más grande que un jabalí o un yak.

–Eh… Es solo un proyecto que-que estado trabajando –soltó el muchacho castaño completamente frenético en sus inútiles intentos de ocultar la silla –. Quiero saber si puedo diseñar sillas de montar para… ¿para?... ¡Para intercambiarlas con el comerciante Johan en la próxima ocasión que venga! Sí, eso es –agregó a su mentira esperando que Fishlegs se la creyera a pesar de su tono inseguro y movimientos constantes.

–Eso… es un poco difícil ¿no lo crees? –dijo el chico regordete detectando otra falla en su lógica. Aunque Fishlegs era de la constitución física del vikingo normal, no tenía el temperamento de uno, pero había algo tenía a su favor, era más listo que el vikingo promedio –. ¿Cómo vas a determinar las medidas si no tienes un caballo cerca? –dijo pescando a Hiccup desprevenido –. Sin mencionar por la forma de este arnés, nunca se sujetara bien al pecho del animal.

–¿Qué? –masculló el muchacho volviéndose hacia la silla –. Es verdad. ¡Tienes razón Fishlegs era por eso que no estaba resultado! –dijo olvidando completamente los nervios y examinando emocionado con cuidado su trabajo –. Si quiero que se mantenga en su lugar debe cruzar justamente por el pecho.

Por el resto de la tarde, ambos chicos trabajaron juntos en un boceto claro que funcionara correctamente para montar a un animal cuadrúpedo. Hiccup dibujó sin dificultad varios diagramas y líneas sobre el papel, los cuales Fishlegs observaba y opinaba sobre el hombro del gemelo castaño. Por casi tres horas y miles de de prototipos dibujados y diseñados, ambos chicos terminaron con uno que convencía a ambos de cumplir el objetivo: era práctico, resistente y aerodinámico.

–Creo que tenía la idea tan viciada en mi cabeza que no veía lo que estaba mal –dijo Hiccup satisfecho contemplando el nuevo diseño en su tablón que colgaba de la pared.

–Suele suceder –comentó Fishlegs a su lado, igualmente satisfecho, imitando la postura de Hiccup con sus manos sobre su cadera.

–Gracias Fishlegs –añadió Hiccup con tal naturalidad y regalándole una sonrisa al chico rechoncho, como si nunca hubiera habido problemas entre ellos.

–Eh… de nada.

De nuevo, el silencio incomodo cayó entre ambos cuando se dieron cuenta de la realidad. Habrían permanecido así por varios minutos más, si no fuera que Fishlegs se armó de valor y finalmente dijo lo que tenía planeado desde que entró en la herrería en primer lugar:

–Lo siento, Hiccup.

–¿Eh? –dijo el muchacho pecoso desconcertado.

–A-A.. A eso vine –confesó Fishlegs –. A pedirte disculpas…

–¿Qué quieres…?

–¡Que fui pésimo amigo ¿de acuerdo?! –bramó Fishlegs con fuerza pero increíblemente sonrojado; su repentino arrebato fue tan intenso que provocó que Hiccup dieran unos pasos hacia atrás en falso y cayera de sentón contra varios barriles –. ¡Acepte los que todos decían de nosotros, que éramos un par de inútiles! ¡Tú por ser un marginado y yo por cobarde! Nunca seriamos verdaderos vikingos, pero al menos estábamos al mismo nivel tú y yo. –a pesar de la fuerza deus palabras, el chico regordete comenzó soltar un par de lágrimas con cada una de sus palabras –. No debí tratarte como lo hice. Eras mi mejor amigo y yo solo te di la espalda, y para que, para ser el bufón personal de Snotlout y los gemelos.

Fishlegs dejo caer sus brazos a sus costados en lo que su mirada se perdió en el suelo. Hiccup se enderezó recuperando el equilibrio y contempló con aprensión al muchacho junto a él. Aunque entendía los profundos deseos de Fishlegs por encajar, no pudo evitar preguntarse a que se debía tal confesión:

–¿Qué fue lo que cambio? – se animó a preguntarle, imaginados una respuesta que probablemente no quería escuchar –. ¿Por qué me dices esto? ¿Es porque ahora la gente no me rechaza?

No fue su intensión, pero su tono de voz fue más duro de los que esperaba. Al igual que su aspecto, Hiccup no tenía la particular voz grave e intensa del vikingo, incluso cuando esta cambio con el inicio de la pubertad. Pero en aquella ocasión, había tal sentimiento y determinación en sus palabras, que fue tan amenazante como la de todo fiero guerrero de la aldea.

–¡¿Qué?! ¡No! –se apresuró a responder Fishlegs sacudiendo sus brazos completamente apenado y atemorizado –. ¡No, no, no!... Bueno, sí…. Más o menos.

Hiccup clavó sus ojos verde esmeralda en él de tal manera, que el chico rubio sintió como si pudiera ver a través de su alma. Un truco que había aprendido de Toothless.

–No quiero pedirte disculpas porque ahora eres popular y eso –explicó Fishlegs –. Sino… que toda esta situación me hizo pensar en lo que paso, lo mal que actué contigo. Estaba tan desesperado por encajar que estuve dispuesto a todo y lastime a alguien que nunca me rechazó por quien en realidad era. Y al final de cuentas nunca conseguí lo que buscaba, solo era otro cero en el grupo. Ahora los dioses le han dado un vuelco a tu destino y eres justamente de quien más hablan en la aldea y de buena manera, mientras que yo, sigo siendo ese cero a la izquierda. En realidad me lo merezco, y pensé… que al menos merecías una disculpa.

Por un instante ambos muchachos se miraron a los ojos y Hiccup pudo ver de primera mano el verdadero pesar de Fishlegs. El chico rechoncho sintió que su presencia ya estaba de más en la herrería una vez cumplido el propósito con el que la visitó en primer lugar, por lo que se dispuso en dar media vuelta y salir de ahí, pero antes de marcharse definitivamente, se volvió para agregar:

–Se que no puedo esperar tu perdón o pedir que seas nuevamente mi amigo… o como lo éramos antes, pero al menos… por mí, necesitaba hacerlo…

–Disculpa aceptada.

Fishlegs quedo mudo en un instante en los que su mirada se volvió a encontrar con Hiccup cuyo rostro había aligerado sus facciones, y sus labios lucía una larga y sincera sonrisa.

–Tienes razón, no creo que podamos volver a ser amigos como lo éramos antes –le dijo el muchacho con calma en su voz –. Pero creo que… podemos volver a empezar… de cero.


Cuando Hiccup finalmente pudo reproducir el diseño de la silla que realizó con Fishlegs, no perdió ni un segundo en probarla en Toothless. Dejando todo de lado, el muchacho se echó su proyecto sobre el hombro y se escabulló por el bosque en dirección de la ensenada. Toothless estaba muy feliz de verlo, especialmente porque recordó llevarle un gran cesto lleno de arenques y otras delicias del mar.

– Muy bien muchacho… –mascullaba Hiccup más para sí mientras intentaba colocarle correctamente la silla y arneses al dragón de ébano, en lo que éste se deleitaba con sus bocadillos marinos – creo que con esto, definitivamente vamos a lograrlo.

–Ya me imaginaba algo como esto.

Hiccup se detuvo en seco, cuando la voz en a su espalda hizo que su corazón se volcara nuevamente como un barco en una tormenta en altamar.

–¡Honey! –dijo tratando de fingir inocencia, volviéndose hacía su gemela y ocultando la silla sobre el lomo de Toothless –. No tengo la menor idea de que estás hablando.

Honey caminó directamente hacia a él con las manos fuertemente tensadas contra su cintura. Realmente, estaba enojada.

–Hiccup, para la patraña de una vez –le soltó ella tratando de mirar lo que ocultaba a su espalda. Pero su hermano la bloqueó constantemente siguiendo cada uno de sus movimientos, hasta que –: ¿Es eso una silla?

–No –tajó Hiccup posando sus manos en los hombros de Honey y haciéndola dar unos pasos hacia atrás –, no, no, no, no, no… Bueno, sí –admitió de ultimo, escuchándose muy similar a como había sido Fishlegs en la herrería.

–¡Hiccup!

–Es que no lo entiendes Honey –dijo el muchacho perdiendo la paciencia e indicando la silla de montar –, no hay otra forma de conseguir que Toothless pueda volar.

–¿Pero contigo sobre él?

–Necesita mi ayuda – Hiccup insistió poniendo sus manos sobre su pecho y con una mirada suplicante.

–No lo dudo –dijo Honey aligerando un poco sus facciones –, pero que va a pasar cuando regrese con los demás dragones ¿Cómo va a volar si no vas a estar ahí?

Un silencio incomodo se produjo entre los dos hermanos, en los que Hiccup se mantuvo callado ante la culpa de verse atrapado, mientras que Honey descifraba perfectamente la ausencia de palabras de su hermano.

–¡Hiccup! –gruñó ella dándole un empujón –. Me prometiste que no te encariñarías.

–No es lo que tú cree… él me…

–"Me necesita" ya lo dijiste –le gruñó a su hermano perdiendo la paciencia. Honey conocía perfectamente a su gemelo, tal vez mejor que nadie en el mundo y sabía a la perfección cómo funcionaba su cerebro. No le costaba intuir o determinaba sus acciones, que haría a continuación o lo que quería decir entre líneas –. ¿O tal vez es al revés?

–¿Qué quieres decir? –dijo Hiccup frunciendo el ceño.

–No lo sé, tal vez con todo lo que está sucediendo en la arena.

Justamente esa misma mañana durante la práctica, Hiccup y el resto de los muchacho se enfrentaron de nuevo contra el nadder, solo que ahora estaban bajo la mira de varios de los aldeanos que querían verificar si lo rumores eran ciertos. En esa ocasión no había laberinto, sino que era una lucha cuerpo a cuerpo contra la dragona, quien no tardó ni un segundo en reconocer al muchacho pecoso una vez que dejo caer sus armas, y ésta terminó rendida a sus pies ante su dulce toque.

Los espectadores, Gobber, Astrid y el resto de sus compañeros de entrenamiento se quedaron boquiabiertos. Ese sería el tema de charla principal por el resto del día.

–¿No sé qué es lo quieres decir? –se amachó Hiccup cruzando los brazos sobre su pecho y tratando de evitar la mirada crítica de su hermana. Él entendía porque Honey estaba molesta; él había fallado a su promesa y se estaba quedando atrapado en un pozo más profundo de sus propios engaños.

–Lo quiero decir es que lo necesitas a él, para seguir impresionado a todos en la arena –sentenció Honey indicando al dragón de ébano que había terminado su comida e iniciaba con su limpieza de rutina.

–Eso no es cierto –gruñó Hiccup clavando la vista en Honey.

–¿A no?

–¡Claro que no! –soltó el muchacho tan fuerte que retumbo en toda la ensenada. Toothless soltó un leve gruñido en desaprobación, ya que no le gustaba ver a los hermanos discutir de esa manera –. Yo no le haría eso, es mi mejor amigo. No lo utilizaría para mi beneficio.

–¿Mejor amigo? ¡Él es un dragón! –soltó la chica indicando nuevamente a la bestia que había ido a posarse junto a Hiccup – Sin ofender Toothless –se apresuró a agregar ante un resoplido que éste soltó –. Él debe de estar con los suyos.

–Lo sé…

–Sí se queda aquí correrá el riesgo que los encuentren tarde o temprano y lo maten…

–Lo sé…

–No es como si pudieras llevarlo a casa y decirme a papá que es tu gato nuevo…

–¡Lo sé! –gritó Hiccup aún con más fuerza callando de golpe a su gemela –. ¡Pensé todo eso, de acuerdo!

El muchacho apretó los puños del coraje tan fuerte que sus nudillos se tornaron más pálidos aún. Toothless trató de consolarlo frotando su nariz contra su mano, pero el chico estaba tan absorto en su descontento que no respondió a su afecto.

Honey perdió su mirada en el rostro de su hermano: la tensión en su frente, sus ojos llorosos y su labio contorsionado. Entendía exactamente que estaba pasando por la cabeza del muchacho. A Honey no le quedaba duda que Hiccup era totalmente consciente de lo que estaba haciendo y las implicaciones que tirarían sus acciones; simplemente no le habían importado. No por egoísmo o vanidad. Toothless era lo primero bueno y fabuloso que había pasado en su vida, en la cual todo mundo lo había considerado patético y sin derecho a tenerla. La chica había visto de primera mano como los ojos de su hermano se iluminaban al ver al dragón negro o como se emocionaba al hablar de él.

Y por el otro lado el night fury, que era considerado uno de los dragones más peligrosos del mundo conocido, rara vez era visto y nunca perdonaba la vida del que lo enfrentaba, Toothless brincaba como un cachorro contento moviendo el rabo alrededor de su amo cada vez que Hiccup lo visitaba. Él quería a Hiccup, como el muchacho lo quería a él; no importaba que fueran enemigos que debían odiarse, ellos querían seguir juntos.

La chica no tenía idea de porque los dioses habían mandado a Toothless al camino de Hiccup, pero definitivamente estaban hechos el uno para el otro. Algo dentro de ella se lo decía, incluso en contra de la misma lógica que la llevó a reprimir las acciones de su gemelo.

–Muy bien –soltó decidida caminando hacia Toothless –. ¿Cómo funciona esto? –preguntó examinado la silla y lo arneses que estaban fuertemente sujetos al cuerpo del dragón.

–¿Eh? –musitó Hiccup sin comprender y relajando el semblante.

Sin darle una respuesta a su hermano inmediatamente, Honey posó sus manos sobre la base de las alas de Toothless y de un solo brinco se subió a su lomo ante la mirada estupefacta de su gemelo. Él había tenido muchos problemas para lograr montar a Toothless la primera vez; Honey lo había hecho sin dificultades y sin alterar al dragón en lo más mínimo.

–Bueno –dijo la chica con una picara sonrisa –, vas a tener que enseñarme como funciona si quieres que te ayude a volar a este dragón

A pesar de haber quedado pasmado, Hiccup no pudo evitar sonreír.


Hola a todos.

Perdón por la larga espera pero de verdad necesitaba el tiempo para prepararme para la presentación de defender mi tesis. Todo salió bien y ahora finalmente quede libre de todo.

Así que sin más interrupciones vamos a seguir con la historia. La razón por la que invierto en explicar la relación de Hiccup con el resto de los chicos es para dar un motivo de porque lo apoyan cuando incluso su padre le da la espalda. Solo que ahora hay una persona en particular que no está muy feliz con él de momento, vamos a ver más al respecto en el próximo capítulo.

Saludos a todos y nos vemos en siguiente martes.