Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

I can't be mad at you

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No fue sencillo, pero de alguna manera, Hiccup y Honey lograron meter a Toothless a la aldea sin que fuera visto. En parte ayudó mucho que dragón fuera tan oscuro como la noche misma y así no lo detectaran tan fácilmente por entre las sombras. Además, a diferencia de la mayoría de los dragones, los ojos de Toothless no brillaban tanto en la oscuridad. De verdad, los night fury estaban adaptados a ser sigilosos durante la noche.

–Hasta ahora todo va bien –comentó Hiccup mirando por la orilla de una casa a la herrería que estaba al otro extremo de la plaza central del Berk.

–Lo cual es un milagro – aseguró Honey asomando también la cabeza como su hermano, dejando caer así su larga trenza sobre el rostro de éste.

E imitando a los gemelos, el dragón miró con gran curiosidad en la misma dirección sin tener la menor idea de por qué. Aquella excursión sumamente peligrosa y potencialmente desastrosa resultaba muy entretenida para Toothless, quien nunca en toda su vida había estado tan cerca de los humanos, en especial vikingos.

–De acuerdo, ahí está la herrería –dijo el muchacho sacudiéndose el cabello de su hermana del rostro –. El plan es el siguiente: seguimos utilizando las sombras para ocultar a Toothless de ser visto, entramos a la herrería, y usaremos mis herramientas para liberarme del arnés de la silla.

–Es un buen plan, solo que hay un pequeño detalle –agregó Honey con calma.

–¿Detalle? ¿Cuál?

Honey no le respondió, en cambió extendió su dedo indicando la herrería de Gobber, donde las luces de las velas y el característico cantico de su dueño, confirmaban su presencia en el edificio

–Los dioses deben de estarme jodiendo –se quejo Hiccup ocultando su rostro entre sus manos.

Con mucho cuidado y manteniéndose al margen de las construcciones, los dos gemelos y el dragón de ébano alcanzaron la forja. Los tres se asomaron por una de las ventanas posteriores y fácilmente distinguieron la gran y poco escultural silueta de Gobber andando de una esquina a otra de la herrería, cargando pesados trozos de metal, armas y otros objetos, mientras cantaba desafinada una canción:

Tengo mi hacha y tengo mi maza,

Y amo a mi esposa de cara fea.

Soy un vikingo de principio a fin.

–¿Cómo vamos a sacar a Gobber? –preguntó Hiccup con la mente en blanco ante el terrible número musical de su mentor y guardián –. Él puede estar toda la noche trabajando si se lo propone.

–Ahora, yo soy la que tiene el plan –le aseguró Honey comenzado a hurgar en su pesado bolso. En lo que ella sacudía los objetos en su interior, su hermano y Toothless esperaban curiosos, preguntándose que terminaría sacando.

Un minuto después, Honey consiguió del interior de su bolso la inconfundible figura de pan horneado.

–¿Pastel de cangrejo? –soltó Hiccup.

–El favorito de Gobber.

Pero el plan no constaba solo del pastelillo preparado por la señora Ingerman, Honey continuó buscando en su bolsa con una sola mano, mientras que con la otra sostenía el bocadillo. El delicioso aroma del pastel de cangrejo llamó la atención de Toothless, quien se relamió como animal hambriento antes de tratar de arrebatarlo de las manos de Honey con sus encías desdentadas.

La gemela pecosa lo apartó a tiempo con un leve manotazo en la nariz, antes de que sacara el segundo aditamento para su plan.

–Aún no entiendo cómo eso va a ayudarnos –la cuestionó su hermano sin captar aún la idea. Efectivamente, Gobber era casi un adicto empedernido a los confites y pasteles dulces y salados, en especial los que preparaban los padres de Fishlegs, pero aún no entendía como eso les ayudaría a sacarlo de la herrería

–Con esto –señaló Honey obteniendo finalmente de su bolso un par de redondos frutos rojos.

–¿Bayas de fuego? –soltó Hiccup reconociendo los pequeños bolitas que su hermana había bautizado y comenzaba a colocar uno a uno, dentro del delicioso pastel de cangrejo –. Cuanto lo siento por Gobber.

Honey a continuación se arrastró por la orilla del edificio con mucho cuidado, y dejando el pequeño, delicioso y mortal pastelillo, en una de las ventanas principales de la herrería a plena vista del antiguo guerrero.

…mi esposa de cara fea.

Soy un vikingo de principio a…

Como un sabueso que olfatea su presa, la entrenada nariz de Gobber le alertó de la presencia del bocadillo. Como si fuera encantado por su sola visión, el herrero comenzó a marchar hasta la ventana listo para tomar el pastel, como si temiera que éste escapara de su mano y garfio en el último momento.

–Hola delicioso –le dijo al panecillo plantándolo frente a sus ojos, relamiéndose los labios –. No recuerdo haberte dejado ahí. ¿De donde viniste? –dijo de ultimo mirando a través de la ventana en ambas direcciones sin captar a nadie en el exterior o a la jovencita que se ocultaba justo debajo de sus narices.

Sin inmutarse o preguntar más al respecto, Gobber se llevó el pastel de cangrejo a la boca y lo comió de un solo bocado. La expresión de su rostro de notaba lo delicioso que le resultaba, pero después de unas cuantas mordidas llegó a la sorpresa ardiente en el centro del pastelillo. En cuestión de segundos, los ojos de Gobber se desorbitaron, su respiración se paralizó y un alarido de dolor escapó de sus labios.

Con la boca en llamas, el herrero salió corriendo de su lugar de trabajo con un llanto patético en busca de algo que pudiera calmar su dolor. Sabiendo de experiencia los efectos de la bayas, Honey estaba convencida que le tomaría bastante tiempo y litros de agua para que Gobber pudiera contener el fuego en su boca.

Aprovechando la salida del antiguo guerrero, los gemelos Haddock no perdieron un segundo más y metieron de inmediato a Toothless a la herrería. Antes de buscar sus herramientas, Hiccup apagó cada una de las velas dejando el edificio en completa oscuridad, solo por si acaso alguien llegaba de improvisto.

–Lo que necesito es una ganzúa –le dijo a su hermana una vez que quedaron sumergidos en la sombras de la noche.

–Exacto –soltó Honey volviéndose sobre sí misma para iniciar su búsqueda, pero de nuevo se volvió hacia su hermano y agregó –: ¿Cómo es la ganzúa?

–Es como esto, pero con un gancho en el extremo –le explicó Hiccup levantando una varilla de metal.

–¿Cómo esperas que sepa como es, si no veo nada en la oscuridad? –se quejo su hermana, y a pesar que no podía distinguirla en las sombras y de solo estar a un palmo de ella, Hiccup podía intuir que se había llevado las manos a la cintura.

–No lo sé, no lo pensé. Como no sospechaba que no sabías que es una ganzúa.

–¿Ves mi expresión Hiccup? Es mi mirada de frustración e indiferencia a tu comentario.

–Honey, no puedo verte en esta oscuridad

–¡Exacto! ¡Ese es mi punto!

–¿Hiccup? –dijo de repente una voz desde afuera de la herrería, paralizando por completo a los dos hermanos y al dragón.

–Mierda –soltó Honey en voz baja.

–¿Hiccup? ¿Estás ahí? –volvió a llamarlo la voz en el exterior dejando en claro de quien se trataba.

–Por Thor, es Astrid –exclamó Hiccup en pánico tratando de no elevar su tono –. ¿Qué hacemos?

–Distráela –sugirió de inmediato la gemela pecosa.

–¿Yo? ¿Por qué?

–Ah…no lo sé. ¡Tal vez porque está preguntando por ti!

–¿Hiccup eres tú?

Ante los llamados de la chica rubia, Toothless empujó a ambos gemelos a un lado con su cabeza en lo que intentaba asomarse por una de las ventanas para ver a la persona en el exterior. Ambos hermanos lo sujetaron de los arneses alrededor de su cuerpo para detenerlo en su lugar.

–Me cago en Thor –esa vez maldijo Hiccup con el corazón en la garganta.

–Sí, sí, después de que la distraigas –tajó Honey, empujando a su hermano por la ventana. El muchacho salió despedido al exterior de la herrería a pesar de seguir conectado a Toothless por los arneses descompuestos.

–¡Hey, Astrid! ¡Hola Astrid! –soltó Hiccup una vez que quedo cara a cara con la joven rubia. Tan pronto recuperó el equilibrio, se apresuró a cerrar las cortinas de la ventana detrás de él, para impedir que Astrid pudiera captar al dragón que continuaba dentro del edificio.

Por un breve momento, la rubia le lanzó una mirada de soslayo y desconfianza que solo causó que el corazón de Hiccup se acelerara aún más dentro de su pecho.

–Normalmente no me importa cómo actúa la gente –confesó Astrid después del breve minuto de silencio –, pero últimamente te has comportado raro. Más raro de lo normal–agregó cuando el chico recibió un leve tirón desde el interior de la herrería, forzándolo a dar unos pasos hacia atrás.

La espalda del muchacho quedo contra las cortinas que cubrían la ventana, donde podía escuchar claramente los susurros de su hermana desde el otro lado:

–Ya encontré la ganzúa, distráela un poco más mientras te libero.

–Eh… –balbuceó el gemelo pecoso tratando de encontrar algo coherente que decir, pero le resultaba un poco complicado sabiendo que tenía a un night fury oculto a su espalda y de frente a una furiosa Astrid Hofferson que esperaba ansiosa una respuesta. Y para ser sincero, le tenía más miedo a la segunda –, no tengo idea de que estás hablando –dijo completamente nervioso pero con suficiente agallas, a sabiendas que tal vez eran sus últimas palabras.

Como respuesta Astrid torció los labios. Era una mala señal.

–¿En serio? Yo puedo diferir de ello –dijo ella cruzando sus brazos sobre su pecho y clavando la mirada en el joven, tanto que Hiccup se sintió hasta desnudo delante de ella. Inconscientemente movió sus brazos delante de su cuerpo en un intento vano de cubrirse.

–¿Eh?

–Por ejemplo –continuó la rubia denotando su enojo–, tu repentina mejoría en la arena y tus desapariciones durante todo el día –Astrid posó sus manos en su pequeñas caderas y se inclinó hacia a Hiccup dejando su rostro a unos centímetros del suyo –. ¿A dónde vas? ¿Qué hacen tú y Honey en el bosque? Porque estoy completamente segura que eran ustedes dos los que vi entre los árboles.

Hiccup se aplastó todo lo posible contra la pared de madera de la herrería en los que los bellos, pero terroríficos ojos azules de Astrid, taladraban los suyos como si tratara de leer sus pensamientos. El muchacho no tenía ni idea de en qué momento la chica rubia se había vuelto tan intimidante; Astrid siempre había sido muy fuerte, incluso desde niña, pero en esos momento le daba mucho, pero mucho miedo.

En cualquier otro momento le habría fascinado la idea que estar atrapado entre la pared y Astrid, pero no esa ocasión y con las posibles terribles consecuencias de ser descubierto; y lo peor de todo era que Honey se demoraba mucho en liberarlo:

–Necesito más tiempo.

–Más vale que sueltes de una vez la sopa Haddock –continuó Astrid apoyando una de sus manos en la pared a un lado de la cabeza de Hiccup – porque voy a llegar hasta el maldito fondo de esto y voy probar a todos que no hay forma en que puedas supérame.

Hiccup podía sentir su corazón en la garganta y su rostro ardiendo, Astrid estaba tan cerca de su cara, que podía ver las leves pequitas de su rostro, que generalmente no eran perceptibles a simple vista.

–Eh… –balbuceó por un momento forzando su cerebro a trabajar a mil por hora a pesar de de la amenazadora actitud de Astrid –. ¿No puedo? –soltó de ultimo esperando el golpe.

Pero este nunca llegó.

Tanto Astrid, como Honey que seguía dentro de la forja, se quedaron pasmadas con su respuesta.

–¿Qué dijiste? –le cuestionó la rubia pensando en que había escuchado mal.

–Es que…. –trató de completar Hiccup pero su garganta estaba tan seca – aseguras que no puedo superarte en el entrenamiento, pero no entiendo como esta tan convencida de eso. Somos muy diferentes tú y yo Astrid, pero eso no significa que tenga que ser inferior el uno del otro de alguna forma.

El muchacho estaba sorprendido que siguiera vivo hasta el momento, también su hermana que escuchaba todo desde el otro lado de la ventana.

El ambiente se volvió tan tenso entre los dos muchachos fuera de la herrería, como la chica dentro de ella, que Toothless comenzó a sentirse incomodo con la situación y empezó a tirar del arnés que lo unía a Hiccup. Eso alertó a Honey, quien retomó su trabajo, mientras aguzaba el oído ante la inminente respuesta de Astrid.

Eran entendible porque ambos gemelos Haddocks estaban nerviosos a la reacción de la rubia y porque esperaban lo peor de ella. La conocían desde hacía tanto tiempo, y a pesar de la lejanía entre ellos en los últimos años, cualquiera en Berk era consciente del temperamento de Astrid Hofferson.

Aún así Astrid seguía sin respuesta.

–En la arena… –continuó el muchacho pecoso ante el silencio de la rubia – ambos enfrentamos a los dragones en las mismas condiciones, no hay forma en que yo pueda tener una ventaja. Además después de todo se supone que es un entrenamiento ¿no?

Honey apresuró la marcha en sus intentos de liberar a su hermano, pero no pudo evitar sentirse orgullosa de él ante esas palabras. En su vida, Honey nunca había escuchado o presenciado a su hermano defenderse de alguien aunque fuera con simples palabras. Aún esperaba que Astrid le diera un puñetazo en cualquier momento, pero aún así seguía muy feliz con postura.

Y ante la falta de respuesta por parte de la joven rubia, Hiccup continuó:

–Sé que todos esperaban que lo echara a perder como siempre, pero resultó que no. Incluso yo soy el más sorprendido de todos. No imaginaba que eso fuera un problema para los demás, cuando siempre han deseado que deje de arruinar las cosas.

La expresión en el rostro de Astrid resultaba todo un enigma para él. Eran entre completo aturdimiento y algo de sorpresa. No sabía que pasaría después, pero cuando la chica finalmente habló lo hizo entrecortado y sin mucha coherencia:

–Bueno, sí… tienes razón al decir… yo…

Nunca entre todas las ideas que podían darle algún sentido a repentino éxito de Hiccup, Astrid no se imaginó una repuesta como esa de su parte. El gemelo Haddock era extraño en muchas formas, pero su argumento era muy valedero y con sentido; y sobre todas las cosas, no podía recriminárselo. Después de todo tenía razón, en Berk se ansiaba que ya no fuera el desastre andante de siempre. En un mundo vikingo donde argumentos idiotas y situaciones insulsas comenzaban las más ridículas peleas, alguien con la capacidad de diálogo y deducción del muchacho era una rareza y no el mal sentido. Simplemente, Astrid no sabía qué hacer al respecto, estaba acostumbrada a resolver tales disputas de la manera vikinga de costumbre: con golpes y amenazas.

–Y no sé porque debes sentirte intimidada al respecto, siempre me has parecido que te convertirás en una excelente doncella guerrera como tu madre –agregó de ultimo Hiccup con timidez, pero con una leve sonrisa en sus labios.

Astrid dio un paso hacia atrás ofreciéndole espacio al muchacho, pero sin saber la razón por la cual no podía quitar sus ojos de él o porque el enojo la había estado consumido los últimos días, había desaparecido por completo. En lo único que podía pensar Astrid en ese momento, era en la simpática sonrisa de Hiccup.

En cambio Honey, que seguía dentro de la herrería, perdió todo el respeto que pudo haber sentido por su hermano:

–Por lo dioses –masculló ella con fastidio.

–¿De verdad piensas eso? –escuchó a Astrid preguntarle a su hermano del otro lado de la ventana, y algo en su tono de voz no le gustó en lo más minino.

–Ya tuve suficiente, Toothless –indició la gemela pecosa llamando la atención del dragón negro. Honey subió a la silla de montar de la bestia escamosa y sin haber terminado de liberar a su hermano, le indicó a Toothless la retirada.

Ante la masiva fuerza del dragón de ébano, el delgado y poco pesado cuerpo de Hiccup fue jalado sin dificultad por el arnés a través de la ventana en un abrir y cerrar de ojos, desapareciendo por completo para la joven rubia que se quedo sin palabras ante lo que acaba de presenciar.

Honey cabalgó a Toothless hasta los límites de la aldea y el inicio del bosque, y por pura suerte o designio de los dioses, en su carrera no fueron descubiertos por ninguno de vigilantes nocturnos. Finalmente se detuvieron en claro entre los árboles, donde se encontraban fuera de la vista de algún de los habitantes de la aldea.

–¡¿Qué. Carajo. Fue. Eso?! –le gruñó Hiccup a su hermana levantándose del lomo del dragón donde había terminado después del fuerte tirón que lo separó de Astrid. Su cabello estaba alborotado y lleno de hojas.

–No me mires a mí, fue él el que salió corriendo –se defendió Honey indicando a Toothless con su dedo pulgar.

El dragón captó su comentario mentiroso y demostró su descontento dándole un golpe con su cola a la joven directo en el rostro haciéndola caer de la silla de un solo impulso.


Hola de nuevo a todos.

Ya les había advertido que Honey no era pro-Hicctrid, así que no es sorpresa lo que hizo. En cuanto a Hiccup y Astrid, no pueden estar enojados el uno con el otro por mucho tiempo. Son como una montaña rusa por el momento, de repente van bien y luego terminan en picada.

Cambiando de tema y dirigiéndome solo a Dlydragon, no sé porque no se publican tus reviews, nunca antes había sucedido. Debe de ser problema de fanfiction, hace poco batallé para publicar varios capítulos. Te invitó a seguir dejando tus comentarios, no importa si terminan repetidos.

Por último, ya vieron la nueva temporada de RTTE? Que tal les pareció? Se me hizo bien y se acopla muy bien a lo que tengo pensado para mi versión de "Twins" Pero me gustaría saber que piensan.

Bueno, eso sería todo por el momento, les mando un saludo y nos vemos el siguiente martes.