Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
Pequeña isla, mundo grande
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La aldea de la isla de Berk resultaba muy diferente a lo acostumbrado aquella mañana, un día después de la brutal competencia que se llevó a cabo en la arena. El pequeño poblado que se extendía en la escapada y fría tierra de aquella formación rocosa, se encontraba mucho más congestionado con la cantidad de visitantes que habían llegado en las últimas horas. Ante la celebración del jueves de Thor, los vikingos de isla Meathead desembarcaron sus largos navíos en las costas de su isla vecina y principales aliados, llevando consigo su oro, armas, objetos de trueque, comida y hasta sus esclavos. Era una tradición que existía por muchas generaciones e inclusive había sobrevivido a ciertos periodos donde los peludos Hooligans y los Meatheads habían levantados sus armas los unos contra otras (habitualmente por estupideces).
Generalmente tal celebración al dios del rayo se llevaba a cabo mediante competencias de habilidad y fuerzas durante las mañanas, intercambios culinarios durante las tarde y bebida durante la noche; pero en esa ocasión sería diferente ya que la principal atracción del tal festejos sería la demostración del heredero de la isla contra su primer nightmare (de los muchos que se esperaban).
Cuatro de los cinco jóvenes que había participado para ese honor se encontraba aquella precisa mañana frente a la herrería, simplemente desperdiciando el tiempo, mientras admiraban la gran diferencia entre los Meathead y su propia gente. Los vikingos de su tribu hermana se caracterizaba por tener cuerpos más robustos y bajos, además de que la mayoría eran morenos de cabellera. Una cualidad peculiar, ya que en la frías tierras nórdicas, era común que los habitantes tuvieran el cabello rubio (en una gran gama de tonalidades) o en su defecto rojo. La cabello negro no era tan común y aún más el castaño.
–Wow, son muchos meatheads –comentó Ruffnut desde su puesto en uno de los márgenes de las ventanas de la herrería. La chica trenzaba con cuidado su chamuscado cabello.
A su lado, recargado contra pared, su hermano asintió con la cabeza provocando que el casco callera de esta debido a los grandes vendajes alrededor de sus sienes.
–¿Acaso va asistir toda la isla? –soltó Fishlegs algo asombrado frotándose los nudillos que se encontraban algo resecos y callosos por lo sucedido el día anterior.
–No quisiera estar en los zapatos de Hiccup ahora –agregó Snotlout con una leve sonrisita picara recargado contra uno de los barriles de la herrería. El joven moreno trató de cruzar sus brazos sobre su pecho, pero los estrechos vendajes que le cubrían el torso bajo la ropa no le permitían gran gama de movimientos.
–Ni en sus pantalones –dijo de repente Tuffnut desconcentrando a los demás chicos a su alrededor. Al verse sorprendido por la mirada de los dos amigos y su hermana gemela, se apresuró a aclarar –: Es que son tan chiquitos y tú…. –Snotlout le dirigió una mirada inquisitiva, Fishlegs negó levemente con la cabeza y Ruff se cubrió el rostro con su mano –. Bueno, luego no digan que no tienen mentes cochinas –dijo de ultimo cruzando sus brazos y perdiendo la vista en la multitud a su alrededor.
–Como sea –continuó Snotlout haciendo girar sus ojos –. Imagínense si lo hecha todo a perder nuevamente frente a toda la aldea y los Meatheads.
–¿Por qué pasaría eso, Snotlout? –comentó Fishlegs.
–¡Dah! Porque es Hiccup y él solía arruinarlo todo.
–"Solía" es la palabra en cuestión – puntualizó la gemela rubia señalando el cielo con su dedo índice, mientras le lanzaba una mirada mordaz al joven moreno. Ruffnut estaba muy satisfecha con ella misma después de los resultados de la competencia; tal vez no había ganado, pero al superar a su hermano e incluso a Snotlout era todo un logro personal. Y por supuesto, nunca iba a permitir que lo olvidaran.
–Lo que pasa es que alguien le pico el gusanito de la envidia por ser el primero en ser eliminado en la competencia –acompañó Tuff a su hermana con una sonrisa maliciosa.
–¡Tú fuiste eliminado primero! –bramó Snotlout indignado perdiendo la compostura.
–Nop, fuimos eliminados al mismo tiempo, mi buen amigo –agregó el gemelo rubio con un tono increíblemente formal –. No confundas los detalles.
–Creo que el trancazo en la cabeza le movió las ideas –bromeó su hermana casi en susurro.
Ambos gemelos rieron por lo bajo, Fishlegs tuvo que taparse la boca con su regordeta mano para ocultar su sonrisita.
–No, idiotas –se apresuró a agregar Snotlout con indignación aunque sus mejillas estaban levemente rosadas. El golpe que había recibido en la cabeza había resultado menos doloroso que la expresión de decepción que le dirigió su padre cuando regresó a casa después de la derrota –. Y en realidad ya no duele –acto seguido se quitó su casco con cuernos y se sobó la testa donde antes tenía un reluciente y enorme chichón –. No tengo idea que me puso Honey, pero ya no siento nada.
Su comentario pronto fue acompañado por leves asentimientos de sus amigos, quien cada uno de ellos había experimentado las habilidades de la gemela Haddock después de los resultados desastrosos de la competencia del día anterior.
–Yo también –dijo Fishlegs frotándose los nudillos que hacía unas horas se encontraban rojos por la hinchazón, pero en esos momentos habían adquirido su tono rozado después de aplicarse el ungüento que le regaló Honey –, quien diría que en realidad fuera tan buena curandera.
–Esos niños son un par de sacos de monerías –comentó de ultimo Ruff con total calma dejando sus brazos detrás de su cabeza –. Y hablando de un gran saco –agregó ante la repentina llegada de una larga figura.
Los cuatro jóvenes levantaron la vista precisamente para toparse con el jefe Stoick. El gran hombre de barba rojiza se postró delante de los chicos con las manos en su grueso cinturón y los fulminó con su mirada.
–¿Acaso me están llamando… obeso? –soltó el jefe haciendo énfasis en la última palabra.
Snotlout y Fishlegs se pusieron algo nerviosos ante su repentina llegada, solo los gemelos Thorston quienes estaban acostumbrados a ser castigados por el mismo jefe, conservaron la calma a pesar de la penetrante mirada de fiero líder vikingo.
–No, jefe –se apresuró a decir Fishlegs con algo de pena y nerviosismo. Los demás apoyaron sus palabras asintiendo con la cabeza –. Eso nunca, jefe.
Stoick alzó una ceja sin tragarse de lleno sus palabras, conocía muy bien a eso muchachos mezquinos y sabía que tan problemáticos podían ser. Pero por suerte para ellos, él no tenía tiempo para lidiar con sus niñerías.
–Bien. En fin ¿Alguno de ustedes ha visto a Hiccup?
Los chicos intercambiaron miradas, antes de negar con la cabeza al mismo tiempo.
–En realidad… lo hemos estado esperando, pero no llegado a la herrería –explicó de nuevo Fishlegs.
–Sí, porque otra razón estaríamos aquí ¡Duh! –comentó Ruffnut encogiendo los hombros, pero pronto bajo la mirada ante los penetrantes ojos verdes de su líder –. Es triste cuando envejecen –comentó en voz baja a su hermano aunque fue perfectamente audible para los demás presentes.
A pesar de lo rojo que se estaba poniendo el rostro de Stoick o lo que se alcanzaba a ver entre la maraña de pelo que cubría su rostro, el gemelo rubio apoyó las palabras de su hermana con un ademan no muy discreto que indicaba que el hombre ante ellos había perdido la chaveta.
El jefe tuvo que contar hasta diez y respirar profundo para no romper cada hueso de los niños Thorston en ese momento. Si lo hacía, tendría el penoso trabajo de explicárselo a sus padres. No tenían energía para lidiar con más miembros de esa familia, cuando estaba muy ocupado con la llegada de los Meatheads y el jueves de Thor que se celebraría la siguiente mañana.
–Como le decíamos… –dijo Fishlegs retomando la conversación – no lo hemos visto durante toda el día, tampoco a Honey.
Stoick soltó otro resoplido en desesperación. El jefe estaba un poco ansioso, pero al mismo emocionado. Aquel mundo barbárico no está ausente de los chismes y habladurías, por lo tanto, todos en el archipiélago vikingo conocían los que sucedía con los jefes de las otras tribus, prácticamente ellos eran la realeza vikinga; y era bien sabido por todos, las desgracia que era Hiccup y el poco material de heredero que tenía. Finalmente las cosas estaban cambiando para el gran orgulloso guerrero que era Stoick, ante la oportunidad que se presentaba para su muchacho.
Por primera vez tenía lago que presumirle a Mogadon sobre su hijo y no lograba encontrarlo por ningún lado.
–Sí lo ven –le indicó a los jóvenes antes de darse media vuelta y continuar con sus labores –, dígale que los estoy buscando. Es urgente –giró sobre sí mismo, pero antes de marcharse, se volvió de nuevo hacía los cuartos jóvenes y les preguntó –: Por cierto, ¿alguno de ustedes tiene que ver con la pérdida de las ovejas del granero de mudo Sven? Se escaparon un par anoche PORQUE alguien dejo la puerta abierta.
Ruffnut tragó saliva tratando de que no se notara la culpabilidad en su rostro, fallando rotundamente ante la mirada experta mirada de Stoick. Sí, que los conocía bien.
Hiccup había tenido suficiente.
El chico caminaba aprisa por el frondoso bosque de Berk en dirección a la ensenada de Toothless, llevando sobre su espalda una pesada carga. Era los objetos básicos y esenciales que había elegido para su largo viaje… de por vida.
Así es, Hiccup se marchaba, y no como muchos jóvenes algo mayores que él, que se lanzaban a la mar en busca de aventura, riquezas y madures. No, él estaba huyendo.
No podía quedarse y enfrentar al nightmare. Sentía lastima por la pobre bestia, pero ya no podía hacer gran cosa por él; lo única que le quedaba al muchacho era alejarse lo más posible para que no fuera obligado a regresar y cumplir con su deber.
Sabía que no sería fácil y no solo por el hecho de que allá afuera el mundo era peligroso y no conocía la piedad, especialmente a débiles como él; sino porque era consciente de todo los que estaba dejando atrás. A pesar de lo mucho que había sufrido en los pasos de los años, Berk seguía siendo su hogar, el de su padre y abuelos antes que él. Era todo el mundo que conocía y donde (fuera de la discriminación que sufría por su condición) tenía muchas ventajas al ser el hijo del jefe. Pero también responsabilidades que él no creía que era posible llenar.
Aunque Berk era un lugar rudo y áspero, tenía cosas que el amaba y le harían falta al irse, como la vista del atardecer desde la entrada al gran comedor, el fresco aroma a pino del bosque, el pan de cangrejo de los señores Ingerman y por supuesto su gente. Extrañaría terriblemente a Gobber, su mentor y segundo padre, a Fishlegs con quien acababa de hacer las paces, a su progenitor a pesar de los problemas que había entre ellos, e inclusive a Snotlout quien no era precisamente una manzana dulce con él. No volvería ver a Astrid, quien a pesar de que los últimos días expresaba en su mirada el deseo de matarlo, extrañaría su sola presencia. No obstante, Hiccup, en cierta forma siempre supo que su amor adolecente por la rubia nunca llegaría a lejos.
Pero sobre todo las cosas, le pesaba más que nada dejar a Honey atrás. Los gemelos nunca habían estado realmente separados. Por sus ocupaciones podían estar lejos el uno del otro el día completo, pero seguía estando en la misma isla. A Hiccup se le volcaba el corazón pensando como reaccionaria su hermana cuando se enterara que se había ido; sabía que se sentiría traicionada, especialmente cuando prometieron estar siempre juntos. Pero el mundo de allá fuer era tan peligroso, que nunca se perdonaría si le pasara algo a su gemela. No, Honey debía quedarse en Berk con su padre. Solo esperaba que en su desesperación ambos no salieran a buscarlo, ya que era su intención no ser encontrado o volver nunca más. Tenía una fuerte razón para ello.
Hiccup había ignorado los consejos de Honey y se había encariñado terriblemente con Toothless; aún más, habían generado un vínculo entre ellos que sentía que si se rompía, Hiccup creería que él mismo se caería en pedazos. Él necesitaba del dragón de ébano y éste de él. Por eso necesitaban huir juntos.
Y hablando del night fury, no apareció al momento que el chico llegó a la ensenada y lo llamó a todo pulmón. Probablemente estaba tomando una sienta por ahí colgado de cabeza como murciélago.
Por mientras, el joven pecoso aprovechó para alistar todo lo que había preparado para su viaje, sin percatarse que no era el único en aquel lugar. Antes de que pudiera reaccionar que estaba pasando, Hiccup se encontró de cara contra el suelo ante un fuerte empujón en la espalda que lo derribó.
Cuando pudo volverse para ver de quien se trataba, con el corazón acelerado descubrió nada menos que Honey parada frente a él completamente agitada, pero no pudo apreciar de inmediato su rostro debido a que encontraba de espaldas al sol.
–¡Honey! –soltó el muchacho desde el suelo.
Hiccup le tomó un momento distinguir realmente en el semblante de su hermana gemela, pero cuando lo hizo descubrió unas gruesas lagrimas escurriendo por su rostro completamente afligido.
–¡¿No puedes hacer esto?! –dijo ésta con desesperación en su voz.
Su hermano le devolvió una mirada casi en pánico. Con torpes movimientos, Hiccup se puso de pie al mismo tiempo que intentaba sacudirse el polvo de encima.
–Honey… –le dijo débilmente casi sin saber qué hacer. Eran pocas las ocasiones que veía su hermana tan alterada y casi nunca era por su causa –. Lo-lo siento… pero debes de entender que no puedo quedarme –trató de razonar con ella con débiles ademanes con sus manos, pero Honey no dejaba de llorar –. No puedo enfrentar al nightmare.
–¡Eres un tonto, Hiccup Haddock! ¡Sé que no debes luchar contra ese dragón!
–¿Lo sabes? –soltó el chico con incredulidad.
–¡Por supuesto! ¡Es muy probable que de eso se trate mi sueño!
–Ah… –musitó el gemelo pecoso recordando a la perfección la descripción vaga que le había dado su hermana sobre su repentina muerte en una bola de fuego. Casi lo había olvidado (y se le podía perdonar con todo lo que había pasado los últimos días) y ahora que lo analizaba tenía mucho sentido. Otra razón más para salir huyendo. Pero aún así, Honey no dejaba de llorar –. Entonces, si crees que debo marcharme ¿Por qué…?
–¡¿No puedes marcharte así nada mas?!
–Eh… claro que quería despedirme –balbuceó el chico rascándose la nuca completamente nervioso y con un leve rubor en sus mejillas –. Bueno…yo… no quería…
–¡No! –bramó Honey casi en un rugido y pataleando en el suelo –. ¡¿Cómo puedes marcharte y abandonarme?! –ante su llanto desconsolador, se cubrió el rostro con ambas manos y sus siguiente palabras fueron parcialmente enmudecidas –: ¡No puedes irte sin mí y dejarme sola con papá! ¡Me convertiría en carne para dragón!
El llanto de Honey se debía a uno de los grandes temores de la joven gemela. Ya se ha mencionado con anterioridad que al ser hijos de un jefe Hiccup y Honey contaban con ciertos privilegios y por supuesto, muchas responsabilidades. En su sangre recaía la continuidad del trono de Berk y Hiccup al ser el varón eso lo convertía él en el heredero. Pero si en el caso que éste hiciera falta o no cumpliera con el cargo, era obligación de los Haddock cubrir el puesto. Rara vez se nombraba a alguien fuera de la familia ya que era algo que se seleccionaba por sangre y las mujeres no podían tomar el trono por si solas. Así que recaería todo el peso en Honey en tener rápidamente otro heredero varón que cubriera el puesto, aunque eso significara casarla joven con algún pretendiente.
Honey lo tenía muy presente y no le gustaba, su padre Stoick conocía la regla y a pesar de su desagrado por tal idea, estaba dispuesto a sacrificarla por el bien de la aldea y las tradiciones. Y Hiccup no era ausente de tal realidad, pero había otras cosas peores…
–Es que… no quería involúcrate en todo esto –dijo Hiccup nervioso pero endulzando su voz, posó ambas manos en los hombros de su gemela y pudo percatarse del temblor que recorría el cuerpo de ésta –. Es mi problema.
Honey apartó sus manos de su rostro e hizo frente a su gemelo con un semblante bastante alterado, cubierto de lágrimas y algunos mocos escurridizos.
–¡Juntos siempre! –le reclamó tomándolo de los brazos, mientras sus manos seguían aún en sus hombros –. ¡¿No es acaso así como decimos?!
Hiccup le dirigió una mirada incrédula con nerviosismo. En realidad no tenía la menor idea que hacer; le dolía terriblemente marcharse y dejar a Honey, pero no sabía nada de allá afuero solo que era muy peligros. No podía arriesgarla a eso, a pesar de los mucho que quería que permanecieran juntos.
–Sí, pero…. –masculló el chico tratando de razonar con ella – pero no sabes que hay allá ¡Y yo no puedo quedarme! –agregó elevando sus voz para que sobrepasara los llanto de su hermana, quien no dejo de negar con la cabeza –. No puedo enfrentar a ese dragón y no quiero que lastimen a Toothless. ¿Entiendes eso? ¿Verdad?
Qué por cierto ¿Dónde estaba esa lagartija sobre desarrollada? Ya era hora que apareciera ¿no?
–¡También es peligroso para ti! –objetó Honey con mucho más seriedad y controlando sus lagrimas. Clavó sus grandes ojos verdes como esmeraldas en los de su hermano y éste pudo sentir como si ella pudiera mentarse en su cabeza –. Es que no lo entiendes, si tu huyes, yo huyó. ¡No atrevas a dejarme atrás! ¡No puedes dejarme atrás!
Honey lloró de nuevo desconsoladoramente que Hiccup no pudo evitar sucumbir ante su dolor y apretarla entres sus brazos. La chica empapó el hombro de su túnica en lo que su cuerpo convulsionaba levemente ante su llanto. El gemelo pecoso soltó un suspiro en resignación y comenzó a acariciar suavemente el largo cabello de su hermana, en lo que se convencía a sí mismo que no había otra alterativa.
–No será fácil… –dijo el chico.
–No importa… –le respondió ella.
Permanecieron un par de minutos más abrazados en lo que Honey pudo controlar sus lágrimas, y cuando finalmente lo hizo, ambos se separaron lo suficiente para mirarse a los ojos y sonreír débilmente.
Antes de que alguno de los dos llegara a pronunciar palabra alguna, un extraño sonido captó su atención. Los gemelos pecosos alzaron la vista para vislumbrar con horror la silueta de Astrid Hofferson recargada sobre una enorme roca, amenazándolos con su afilada hacha:
–¿Creo que llego el momento que terminen con esta mierda y me digan que se traen entre manos?
Hola a todos.
Otro capítulo y finalmente Hiccup esta sucumbiendo ante la presión, es demasiado para un pequeño chico para él. Y los temores de Honey se hacen realidad: perder a su hermano con el dragón o perderlo con Toothless, de cualquier forma ella saldría perdiendo.
Por cierto la expresión "ser carne de dragón" es mi versión vikinga de a "ser carne de cañón".
Por último los invito a que se den una vuelta por mi galería de Deviant y vean mi arte HTTYD y más. Y sí es la amabilidad de su corazón apóyenme con una leve donación y ayúdenme a continuar con lo que hago
Le mando un cordial saludo, bye
De ahora en adelante, solo se publicaran los capítulos en jueves.
