Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

De mal a peor

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Hiccup casi no durmió aquella noche, pasó la mayor parte del tiempo con la mirada perdida en los tablones de madera del techo, pensando en lo que tendría que enfrentar unas horas más tarde. En la cama contigua, Honey fingía dormir ya que al igual que su hermano, ella se imaginaba el peor escenario posible que pudiera ocurrir el día siguiente. La sensación continuó hasta la mañana, durante el poco apetitoso desayuno y la larga caminata en silencio a la arena entre la muchedumbre de vikingos Hooligans, Meatheads y los esclavos de estos.

Honey permaneció cada momento junto con su hermano, pero ninguna palabra era capaz de salir de su boca. La preocupación sobre las posibilidades de que su terrible sueño profético se volviera realidad, le impedía que cualquier apoyo moral que pudiera proporcionarle a su hermano escapara de su garganta. Hiccup no se lo reprochaba, incluso él sufría del mismo mutismo y la sola presencia de su gemela era suficiente apoyo por el momento; y hasta en cierta forma, era mucho mejor a aquellos que le ofrecían pésimas palabras de aliento, que solo lo hacían sentirse mucho peor:

–Aplasta la cabeza de ese dragón, Hiccup –le dijo un vikingo que se topó a las fuera de sus casa.

–Rómpete una pierna –le deseó suerte un niño muy animado.

–Finalmente traerás el orgullo a tu padre.

Y muchas más así.

Pero hablando del diablo en persona, el peor de todos era el mismo Stoick, quien no solo había tenido suficiente con presionar al muchacho la noche anterior insistiéndole lo importante que era esa prueba, en especial ante los Meatheads invitados; sino también por lo que le tenía planeado en ese momento, justamente cuando Hiccup llegó a la arena en compañía de Honey. El robusto jefe se encontraba precisamente con el mismo Mogadon, el jefe de un solo ojo de los Meathead, al cual presionó sus hijos a saludar.

La amistad y rivalidad entre los Hooligan y los Meatheads era casi una ley natural, algo que también se podía observar en sus dos líderes. Stoick y Mogadon eran capaces retarse uno al otro en la más rapaz batalla y momentos después, compartir un tarro de hidromiel hasta la inconsciencia. Por lo cual, no resultaba sorprendente que el padre de los gemelos aprovechara esa oportunidad para presumir a su heredero, cuando nunca había tenido razones para hacerlo antes.

–Hiccup –lo saludó el jefe Meathead mirándolo de arriba abajo después de haber escuchado las alabanzas de su colega líder –. Eh… no has cambiado nada de la última vez que te vi –soltó dejando denotar en su rostro y voz, su completo escepticismo ante los supuestos alegatos sobre las nuevas capacidades del muchacho.

–Eso fue hace siete años –le informó el muchacho de manera inquisitiva ante el insulto que acababa de recibir. Pero solo su hermana a su lado entendió su indirecta, ya que los dos grandes jefes solo rieron a carcajadas sacudiendo sus barrigas.

–Y Honey ¿verdad? –dijo el hombre de cabellera oscura pasando su ojo de un gemelo al otro –. Se nota que son hermanos, están igualitos –agregó antes de soltar otra estrepitosa carcajada que Stoick solo acompañó por cortesía.

–Vaya, se dio cuenta –musitó la gemela refunfuñando –. Parece que los Meathead tienen más en la cabeza que… –pero no alcanzó a terminar lo que decía, ya que prontamente la enorme mano de su padre le cubrió la boca y casi toda la cara, hasta casi asfixiarla.

–Y que te parece, Mogadon –soltó Stoick con una sonrisa de culpable –. Promete ser un buen espectáculo ¿verdad?

La burla que desapareció momentáneamente del rostro del jefe Meathead, volvió una vez, cuando su único ojos cayó de nuevo sobre Hiccup.

–Como tú digas, Stoick. Por cierto, ¿ya has visto a mi muchacho?

Y sin esperar la respuesta del otro líder, Mogadon se volvió hacía un lado para llamar con un fuerte chiflido a un grupo de guerreros vikingos que esperan el momento en que iniciara el encuentro. Hablando emocionadamente con Brann the Tyrant, estaba el joven heredero de los Meatheads. Thuggory, el único hijo de Mogadon, era levemente más alto que la mayoría de sus compatriotas a pesar de solo contar con quince años, pero su cuerpo robusto y cabellera negra denotaba su linaje.

El muchacho con un rostro lleno de vida, se volvió hacía su padre de inmediato al escuchar llamado que solía usarse para atraer al ganado. Como un perro bien entrenado, dejo a Brann y sus compañeros, para acudir inmediatamente hasta su progenitor. Hiccup y Honey lo miraron con desgana, no tenían la menor deseo de saludarlo; en cambio estaban más interesados en una personita que se distinguía detrás de Brann the Tyrant debido a su vestimenta de piel de oso blanco.

La niña esclava Eggingarde había acompañado nuevamente a su amo a Berk y una vez que distinguió a los dos gemelos a la distancia, se apresuró a saludarlos con la mano y una sonrisa. Aunque se encontraban algo desanimados y preocupados con el futuro encuentro con el nightmare, los hermanos Haddock les devolvieron levemente el saludo; el cual confundió Thuggory para él.

–Padre –marcó el joven Meathead cuando llegó junto a la comitiva en la entrada de la arena –, si los Hooligan son buenos para algo, es para hacerte sentir bienvenido.

–Y para dar sorpresas –completó Mogadon poniendo su mano sobre el hombro de su hijo con orgullo, sin percatarse en la pesada mirada que les dirigió Stoick –. ¿Ya escuchaste hijo que será Hiccup quien enfrente al nightmare?

–Sí, y no lo creí en un principio.

–Yo tampoco lo creía –soltó Hiccup con sarcasmo que paso inadvertido para el par de Meatheads.

Thuggory pasó su mirada sobre el muchacho justamente como lo hizo su padre unos minutos antes.

–Wow, Hiccup… no has cambiado nada en… ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos?

–Siete años –respondieron los tres Haddocks con fastidio.

Por suerte, Stoick se apiado de sus hijos y les permitió marcharse, dejándolo solo a él la tarea de representar falsa cortesía ante los comentario inoportunos de sus invitados Meatheads. Aunque esperaba grandes cosas para su hijo ese día, Stoick no pudo evitar sentir que sería el jueves de Thor más largo de su vida.

Hiccup y Honey lograron colarse hasta la gran reja que cerraba la arena donde quedaban perfectamente fuera de la vista de la multitud que se apiñaba junto a la zona de entrenamiento. No paso mucho tiempo para que los preparativos previos al encuentro iniciaran. Gothi, como la más vieja de la aldea de Berk, orquestó la tradicional ofrenda a los dioses con pequeño altar frente a una escultura de piedra tallada de Thor. Debido al mutismo de la mujer, el anciano curandero de los Meathead fue el encargado de llevar a cabo las oraciones durante todo el proceso. Una vez que ambos terminaron, fue turno de Stoick de tomar su lugar frente a ambos pueblos reunidos alrededor de la arena y dirigirle a sus compañeros vikingos unas cuantas palabras.

Por mucho tiempo, Hiccup soñó con ese momento, en el que se convirtiera en un verdadero vikingo y su padre hablara con orgullo frente a todos lo que alguna vez dudaron de él; y en aquel momento, aunque se encontraba en una situación crítica y en la que su vida estaba en riesgo, no pudo evitar emocionarse cuando su padre comenzó su perorata. Pero a pesar de que su discurso estaba complementado con gratificación paterna, la burbuja de ilusiones de Hiccup explotó ante las pésimas bromas que realizó su padre a sus costillas.

–Por los dioses, papá –se quejo Honey decepcionada cubriéndose el rostro con ambas manos, mientras su hermano junto a ella apretaba su nuevo casco contra su pecho.

–Cuidado con el dragón –dijo de repente la voz de Astrid detrás ellos, provocando que ambos hermanos se volvieran en su dirección por un leve instante. Tal vez era por todo lo que estaba pasando por sus mentes y que se encontraban completamente distraídos, pero aún así, en ningún momento escucharon a la chica rubia acercarse.

–No es el dragón lo que me preocupa –comentó Hiccup volviendo sus ojos verdes a la enorme figura de su padre que había terminado de hablar y buscaba su asiento en el gran trono frente a la multitud. Entre las personas que rodeaban la arena, el muchacho pudo distinguir al jefe Meathead y su hijo rodeados por sus compatriotas, a Fishlegs brincando de alegría, los gemelos Thorston chiflando como el resto de la multitud, a Snotlout y su larga familia charlando entre ellos, y a la pequeña Eggingarde apretujada ante la robusta multitud.

Había llegado el momento de mostrarle a todos lo que en realidad podía hacer, lo que había estado ocultado tan celosamente y aún no estaba muy convencido en revelar.

–¡No! –podía recordar muy bien sus palabras de la noche anterior cuando Astrid descubrió sus secretos.

–¡Claro que sí! –había insistido la rubia con vehemencia.

–¡Que no! –bramaron de nuevo los gemelos con necedad.

–¡Oh por los dioses! –exclamó Astrid exasperada provocando un leve brinco en los hermanos Haddock y su nightfury –. ¡Por supuesto que tienen dones! ¡Eso le da sentido a todo!

–Astrid… –intentó clamarla Hiccup alzando sus manos, pero la rubia estaba fuera de su alcance.

–¡Todo lo has hecho en arena, es porque puedes entender a los dragones!

–Astrid, por favor…

–¡Y Honey, ahora comprendo por qué los gemelos prefieren acudir contigo para curaciones…!

–Astrid.

–¡… ya estarían muertos con todo daño que sufren, pero tú lo curas de inmediato!

–¡Astrid! –la llamaron con fuerza ambos gemelos acompañados del Toothless quien también soltó un rugido. La joven rubia apretó sus labios de inmediato y miró extrañada a los otros tres ocupantes de la ensenada aquella noche.

–Nadie puede saber eso, Astrid –insistió Hiccup recalcando cada una de sus palabras tanto con su tono de voz, como con sus manos.

–¿Qué? ¿También quieren guardar eso en secreto?

–¡Sí! –soltaron los gemelos al unisonó.

Toothless terció soltando un resoplido.

–¡¿Pero por qué?! ¡¿Acaso no ve lo increíble que es esto?!

–Eres tú la que no ve como son realmente las cosas –soltó Honey dando un paso hacia adelante –. No podemos dejar que nadie sepa de… "esto" –indicó todo su cuerpo ante la incertidumbre de llamarlo realmente "don" –. Ni siquiera nosotros sabemos que es…

–Así es, Astrid –agregó Hiccup denotando el miedo en su voz –. Hay muchos "dones" que la gente ve maravillosos, pero hay otros que no. Y sinceramente, nunca hemos oído de alguno que incluya las cosas que podemos hacer.

Los gemelos Haddock habían vivido gran parte de su vida e infancia en el anonimato, la simple idea de ser el centro de atención los alarmaba terriblemente, en especial de todas las miradas clavadas en ellos con los sucesos en la arena. Dones o no, Hiccup y Honey no sentían que fueran cosas para realmente presumir.

–Esto podría ser mucho más terrible que tener a Toothless escondido en la ensenada –continuó Honey con fuerza –. La gente es estúpidamente supersticiosa y con una idea pésima de lo que creen que quieren sus dioses. Nuestras vidas ya han sido un suplicio insoportable por esas tontas ideologías; nuestra casta fue lo que no salvo de que fuéramos arrojados al mar de recién nacidos. Así que sería completamente idiota permitir que esa gente conozca lo que tengamos, sin saber exactamente qué es, y atendernos a las estúpidas tonterías que pueden llevar a cabo porque piensan que mandato de un montón de sobrevalorados dioses.

Y al terminar con su duras palabras, un par de cuervos sobre la copa de los arboles graznaron provocando un leve respingo en los tres jóvenes vikingos y el dragón de ébano.

–Estúpidos cuervos –dijo Honey lanzándoles una mirada furiosa, en lo que Toothless se sentaba debajo de la rama donde estaba posados y los miraba con detenimiento.

–Entonces… ¿Así de simple lo van a ignorar? –insistió Astrid retomando la conversación.

–No lo estamos ignorando –explicó Hiccup con paciencia –, solo… queremos ser más cuidadosos con esto. No sabemos qué consecuencias nos puedan traer a futuro.

Y vayan problemas en que se encontraban ahora.

Hiccup no pudo evitar pensar en su querido dragón negro, que sin duda debía estar dormitando en la ensenada, y en la bestia roja como fuego que todo el mundo esperaba que matara. Al igual que él y Honey, eran más víctimas de las circunstancias, de una guerra que ya se había extendido tanto tiempo y que sus participante ya desconocían la verdadera razón de porque inició en primer lugar.

Había llegado el momento de ponerle un punto final a todo, y solo él podía hacerlo.

–Astrid, por favor prométeme que no dejaras que encuentren a Toothless si algo malo sucede.

Ella le devolvió una miró pasmada.

Resultaba extraño, en menos de veinticuatro horas, la relación de Hiccup y Astrid había dado un giro de más de trescientos sesenta grados y en ese poco tiempo, la había hecho jurar ya varias veces consecutivas en guardar sus secretos.

–Solo prométeme –le respondió ella con preocupación en su mirada – que nada malo va a pasar.

Hiccup quiso responderle a su petición, pero no solo porque no creyera que fuera posible sino porque Gobber apareció justamente a interrumpirlos, no llegó a decirle lo que ella quería oír.

–Hiccup, ya es hora.

Mientras su mentor le preparaba el camino, el muchacho compartió una mirada de preocupación con su hermana gemela antes de darle un enérgico abrazo. Honey lo sujetó con tal desesperación y fuerza, como si su vida dependiera de ello y por breves segundos todo miedo en su ser desapareció. Cuando se separaron, joven pecoso se volvió hacia Astrid para decirle tal vez su último adiós, pero ésta lo corto en seco sujetándole del codo para atraerlo hacia ella y plantarle un fugaz beso en la mejilla, justamente igual como lo había hecho la noche anterior.

–Suerte –le deseó cuando sus suaves labios se despegaron de sus sonrojadas mejillas.

Honey torció una mueca, mientras su hermano tragaba saliva algo sobrecogido.

El muchacho se puso de ultimo el casco que alguna vez le perteneció a su madre sobre su cabeza y marchó hasta el centro de la arena, mientras Gobber cerraba detrás de sí la reja que lo separaban de su seres queridos.

Honey y Astrid sujetaron con su manos el frio metal de la entrada, mientras contemplaban en silenció al joven castaño caminar solo a su destino.

–Antes que otra cosa pase Astrid… –la llamó Honey de la nada con gran seriedad.

–Sí.

–Que ahora Hiccup confié en ti, no significa que eso nos hace amigas.

–Lo sé.


Astrid quedo perpleja de lo rápido que empeoraron las cosas. Antes de que se dieran cuenta, el dragón se había desquiciado y Hiccup tenía que correr por su vida.

–¡HICCUP! –gritaron tanto la rubia como la gemela castaña desde la reja, mientras el chico paso por un lado tan rápido como sus piernas podían llevarlo.

Por un momento todo parecía bien. El nightmare estaba respondiendo a sus movimientos y todos los espectadores estaban atentos a su acto; solo una persona no estaba de acuerdo con ello y ese tuvo que ser el mismo Stoick. En un arranque de ira ante lo que estaba sucediendo, el jefe vikingo había condenado su hijo a la furia de la bestia escupe fuego, con un fuerte arrebato.

–¡Está pasando! ¡Está pasando! –repetía una y otra vez Honey mientras forcejeaba en vano contra la gruesa puerta de acero.

–¡Hay que ayudarlo rápido! –soltó Astrid alzando con fuerza la voz para hacerse escuchar ante los gritos de la multitud que miraban al chico correr en círculos. Muchos de ellos aún pensaban que el enfrentamiento continuaba como se suponía.

–¡¿Cómo?! –le espetó Honey histérica a ésta –. ¡Lo único que puede salvarlo ahora es un héroe!

–¿Un héroe?

Para un vikingo que respiraba la batalla, buscaba riquezas, luchaba con fiereza y navegaba con valor, las historias de los verdaderos héroes no era cosa de cuentos de niños que se contaban antes de dormir. Eran sobre valerosos guerreros dispuestos a arriesgar su vida por actos impresionantes y gloria. Solo pocos podía llamarse un verdadero héroe vikingo y muchos a menos se les ofrecía tal oportunidad.

–Exacto, un héroe –repitió Astrid teniendo una muy valiente pero muy estúpida idea.

Tomó una de las hachas que decoraban la entrada de la arena para utilizarla de palanca y levantar un par de centímetros la reja, lo suficiente para deslizar su delgada figura por debajo.

–¡Astrid! ¡¿Qué carajos estás haciendo?! –gritó Honey del otro lado de la reja, con el corazón en la garganta.

–Aprovechando la oportunidad –dijo con seriedad antes de tomar un mazo del suelo y arrojarlo contra el dragón. Obtuvo lo que quería, la atención del dragón en ella.

En el momento en que la rubia se introdujo en la arena, fue cuando finalmente los espectadores comenzaron percatarse que algo no andaba bien. Gobber lo supo desde el principio cuando Hiccup se acercó de manera diferente al nightmare, pero cuando corrió a socorrerlo, otros vikingos lo detuvieron recordándole que era el momento de gloria de Hiccup y que no lo arruinara con su paternalismo. Pero cuando el verdadero padre del muchacho, entró a la arena levantando la reja de un solo tirón, finalmente el resto de los espectadores vikingos comenzaron a dudar si debían intervenir o no.

Aunque ya era muy tarde para actuar, Hiccup se encontraba atrapado bajo las garras del dragón y éste estaba a punto de rostizarlo con una de sus poderosas llamaradas. Por fugaces segundos el chico pensó en su difunta familia, su abuelo y madre, que probablemente lo recibirían en la tierra de los muertos junto con la diosa Hel.

–¡HICCUP! –lo llamó Astrid a todo pulmón.

El corazón de Stoick se paralizó y Gobber contuvo el aliento.

Honey se cubrió los ojos mientras gritaba con pavor.

Ese era el fin de Hiccup Haddock III.

O al menos lo hubiera sido sino fuera que el destino interpuso y el verdadero guardián del muchacho apareciera en un resoplido casi paralizante que helaba la sangre de los más fieros guerreros. En una bola de humo ante un certero disparo que destrozo la reja de la arena, Toothless luchó con todo para salvar la vida de su pequeño compañero humano.

Como las bestias salvajes que eran, el nightfury y nightmare pelearon con ferocidad, mordiendo, arañando y rugiendo, hasta que los vikingos espectadores finalmente se decidieron por retomar el control de su propia arena. El dragón rojo retrocedió del enfrentamiento ante la masa de gente que se le venía encima, pero Toothless, quien pensaba que eran otra amenaza para su humano, continuando luchando con rabia, desgarrando con sus garras, destrozando con sus mandíbulas y golpeando con su cola.

En cuestión de segundos logró poner a uno de ellos contra el suelo, y estaba a punto de darle el tiro de gracias, cuando:

–¡TOOTHLESS NO!

Y él se detuvo…

Lo que siguió fue una locura, todos gritaban y la masa de gente se empujaba entre sí para someter al poderoso y nunca antes atrapado nightfury. Hiccup vociferaba débilmente con la garganta cansada, pero el chico no podía acercarse a socorrerlo ya que Astrid lo sujetaba por la espalda con tal desesperación, que le impedía hacer el mínimo movimiento a pesar de la lucha que diera.

Poco a poco, el orden regresó a los vikingos acalorados en la arena, las bestias estaban sometidas y las ordenes de Stoick eran casi desgarradoras para aquellos que podían escucharlas con claridad. Pero su en su rostro se reflejaba la más terrible furia que nunca había visto habitante de Berk con vida; Astrid y Hiccup la presenciaron de primera mano cuando se aproximó a ellos para arrancar a su hijo de los brazos de Astrid.

El corazón de la chica dio un vuelco cuando miró la lastimera mirada de Hiccup cuando fue arrestado por su padre fuera de la arena. ¿Qué pasaría con él ahora?

–Ese muchacho siempre fue la desgracia para Stoick –escuchó Astrid una voz decir detrás de ella. Se volvió de golpe para encontrarse justamente con un Meathead rodeado de sus compatriotas –. Lo antes y siempre lo será.

Sí, las cosas empeoraron con rapidez. Lo siguiente que supo Astrid, era que su puño volaba directo al rostro del Meathead.


Saludos lectores.

Espero que hasta ahora estén disfrutando la historia. Tuve una lucha con este capítulo en particular ya que no estaba muy segura de que debía incluir o quitar. Tenía tantas ideas, pero creo que eran muchas (y muchos puntos de vista) para un solo capitulo. Varias de ellas las iré incluyendo poco a poco en los siguientes.

De nuevo, me he dado cuenta que hay muchas preguntas sobre Honey, no sobre su personalidad sino sobre su futuro. A quienes se preguntan que pasara con ellas con esas habilidades, otros tratan de averiguar cuál será su dragón y algunos ya incluso planean su matrimonio. Lo que tengo que decirles es que solo podrán averiguarlo si continúan leyendo esta historia. Pero por mientras puedo darles unas cuantas pistas:

En cuanto al dragón de Honey no puedo decirles que es ya que arruinaría la idea que tengo para presentarlo. Pero les puedo asegurar que unos capítulos después de terminar la primera película finalmente lo conocerán, es macho y mucho mayor en edad que Toothless (en mi historia el nightfury es el dragón más joven de todos los dragones de los jinetes, y el de Honey será el más viejo).

Lo que más quieren saber es si Honey le entregara su corazoncito (si es que tiene) a alguien. Hasta el momento, la relación de Hiccup y Astrid es la única existente en la historia, pero a como avance las cosas más personajes tendrán su oportunidad para enamorarse y desenamorarse, incluida Honey. Tanto los chicos como las chicas, tendrán varios pretendientes al largo de la historia y hasta algunos triángulos o cuadrados amorosos en algunos casos. Por ahora no diré nada sobre el amor de Honey, solo les podre asegurar que no será Tuffnut (al parecer, algo que les preocupa mucho). Honey se llevara bien con Tuff y Ruff, pero su amistad no irá más lejos, se los aseguro.

Y si aún insisten en el tema, déjenme escuchar sus teorías, haber si alguien acierta a lo que tengo planeado.

Y por ultimo sobre la actitud de Astrid en este capítulo. A mí gustaba mucho la personalidad fuerte y agresiva de Astrid de la primera película y los primeros capítulos de la serie. Luego en RTTE y la segunda película se vuelve algo más pasiva (sigue pateando traseros pero no es tan agresiva), no hay nada malo en eso y es un buen desarrollo de personaje, pero prefiero la ruda Astrid; así que en esta historia siempre será así. Espero que eso no los decepcione.

Bueno eso es todo por ahora, y estamos en contacto para el siguiente capítulo. Saludos a todos.

Solo se publicaran los capítulos en jueves.