Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
Como entrenar a tu dragón
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La aldea de Berk que hacía apenas esa misma mañana se encontraba tan llena de vida y con esperanzas por un nuevo prospecto, quedo completamente en soledad ante la partida de los guerreros (o más bien la mayoría de sus habitantes) que se embarcaron a la inminente batalla y gloria en las puertas de Helhiem, dejando atrás solo a los más jóvenes y a los ancianos. Aunque Stoick the Vast, el gran guerrero y líder de la tribu de los peludos Hooligans, había prometido a su gente finalmente la victoria contra las bestias escupe fuego, las dudas del éxito afloraban entre aquellos que quedaron atrás en sus hogares. Mildew recordaba la situación constantemente con sus quejidos y sus presagios de desgracia futura.
–Ya cállate viejo inútil –le gruñó la abuela Stevenson dándole con un cesto de mimbre en la cabeza –. Tú tienes de vidente lo que yo tengo de joven.
–Eso no se lo niego, señora –contestó el anciano de malas pulgas ganándose otro golpe en la cabeza.
Aquella faena que hubiera resultada divertida en otra situación, era observada de cerca por los gemelos Thorston, Snotlout y Fishlegs quienes mataban el tiempo descansando junto al pozo de agua.
–No sé, pero esperaba que fuera grandioso el día que llegara a ver a la vieja Stevenson perseguir a Mildew por toda la aldea –sentención Tuffnut con hastía –, pero… neh –añadió encogiendo los hombros.
–Sí, algo no está cuajando –agregó su hermana recargando sus codos contra la orilla del pozo.
Desde el inesperado desenlace del enfrentamiento de Hiccup en la arena con el nightmare, los cuatro jóvenes se habían mantenido apartados de todo el movimiento y preparativos para la batalla. A diferencia de la mayoría de los habitantes de Berk, la revelación del gemelo pecoso los había afectado de una manera única e imprevista.
–La aldea quedo casi desierta –soltó Snotlout refunfuñando sin dirigirse a nadie en particular, una vez que Mildew logró ocultarse de la vieja Stevenson debajo de su carreta de coles –, Berk parece casi un pueblo fantasma.
–Sí, algún desalmado hijo de puta podría aprovecharlo para saquear algunas casa –comentó Ruffnut con malicia dirigiéndole una mirada a su gemelo.
–Así es, mi querida hermana –admitió Tuffnut por inercia, pero fue hasta que distinguió la mirada especial que le dirigían los ojos azules y saltones de su gemela, cuando captó el mensaje –. ¿Quieres ir a saquear algunas casas? –agregó indicándole la más cercana.
Snotlout soltó un bufido.
–¿Cómo pueden pensar en estupideces después de todo lo que sucedió en la arena? –agregó el moreno cruzando sus brazos sobre su pecho y plantándose frente a los gemelos Thorston –. ¿Cuándo nuestros padres se dirigen a la guerra?
–¿A dónde quiere llegar con eso Snotlout? –preguntó para su sorpresa Fishlegs, quien había permanecido en silencio la mayor parte del tiempo.
–Oh –dijo Ruffnut con una picara sonrisa –. ¿Es acaso que el bichito de la envidia de Astrid está afectando ahora a Snotlout?
–¿Qué?
–Sí, te pica, te pica, te pica –siguiendo la broma de su hermana, Tuffnut comenzó a atacar al joven moreno con su dedos, clavándolos en su abdomen. Snotlout soportó tan solo tres piquetes antes que soltara un puñetazo contra el rostro del gemelo rubio.
Ruffnut desencajó una sonora carcajada cuando su hermano cayó de sentón en el suelo ante fuerte revés.
–¡¿Qué rayos les pasa?! – gruñó el moreno realmente molesto, aunque de momento no estaba muy seguro con quien –. ¡¿Acaso no vieron lo mismo que yo?! –agregó casi con un rugido –. ¡Hiccup nos traicionó a todos!
–Y de la manera más genial posible –comentó Tuffnut tranquilamente desde el suelo apuntando con su dedo índice el cielo nublado sobre sus cabezas.
–¡¿Qué?! –soltó se nuevo Snotlout completamente desconcentrado con las palabras del rubio. El joven Jorgenson no podía comprender como ellos podía ver cómo sin nada los actos de Hiccup, mientras que él…
–Hey, tarados –los llamó de repente Lars Thorston apareciendo junto con Gullibird Stevenson y Dogsbreath –. ¿Qué tanto hacen?
Los cuatro jóvenes junto al pozo intercambiaron unas cuantas miradas ante los recién llegados, para luego solo encogerse de hombros en respuesta.
–Deben de sentirse como idiotas –mencionó Gullibird en burla – al descubrir que se dejaron engañar por las mentiras de Hiccup.
–Sí, idiotas –agregó Dogsbreath con su característico tono de tonto.
Sus compañeros solos alcanzaron a soltar unas leves risitas antes de que fueran interrumpidos inesperadamente:
–Cierra el hocico, Dogsbreath –lo cayó Ruffnut dando un paso delante de sus compañeros y haciendo frente al gigante y redondo joven que se rió de ellos.
–¡Ciérrame lo si puedes, bruta! –le contestó el grandulona golpeándola con su gran pecho haciéndola dar un paso hacia atrás.
–En cualquier momento, imbécil –respondió ella imitando sus movimientos, pero sin obtener ningún efectos en su enorme masa.
Pronto, los varones Thorston presentes se apresuraron a separar a la joven rubia del gigante Dubrain, quienes la conocían de ser testaruda y obstinada, de lo que podría ser una horrible pelea. Generalmente Tuffnut disfrutaba de ver en su hermana en dolor, pero ante la gran masa de músculos quera Dogsbreath eso resultaría en una masacre.
–Dejemos a estos pendejos –dijo Lars alejando a sus amigos de sus primos y los demás chicos de su generación –. Mejor molestemos a Rubella y a su nuevo novio Meathead.
Dogsbreath aceptó de mala gana los empujones de sus amigos mientras lanzaba miradas asesinas a Ruffnut sobre su hombro.
–Tuviste suerte por ahora, Thorston.
La gemela rubia le respondió desde los brazos de su gemelo con una llamativa señal ofensiva.
–No te preocupes, hermana –dijo Tuffnut liberándola de su agarre una vez que la amenaza se marchó –, en algún momento tendrán que dormir.
Ambos gemelos se sonrieron el uno al otro con malicia, ya que una venganza comenzaba a formarse en sus cabezas. Tal vez no eran los más listos, bueno… no había nada de brillante en ellos, pero definitivamente tenían un don para las travesuras y el desquite.
–Pero es cierto lo que dicen –insistió Snotlout retomando el tema –. Hiccup hizo mucho más que engañarnos –su reclamos acapararon las total atención se sus amigos –. ¡Nos dejo en completo ridículo! Fuimos superados por un sucio mentiroso hijo de…
–¿De verdad nos mintió? –fue de nuevo interrumpido y para su sorpresa, nada menos que por Fishlegs.
–¿Qué dijiste Fishface?
–¿Realmente Hiccup nos engaño? –repitió el joven regordete rubio. Su tono de voz fue extrañamente ajeno al tímido que solía usar con normalidad. Había algo en su postura y su mirada que captó inmediatamente la atención de sus amigos y los motivó a no interrumpirlo –. Es verdad que no dijo nada sobre donde aprendió todo lo que podía hacer, pero de verdad ¿eso fue realmente un engaño? No recuerdo que algún momento lastimara aún dragón… solo los… manejaba. Fuimos nosotros los que supusimos que estaba peleando contra ellos.
Snotlout se apresuro a comentar en contra, pero se quedo con la palabra en la punta de la legua, la boca abierta y el dedo levantado, sin ningún argumento para contradecirlo. Ya que si lo pensaba detenidamente, Hiccup nunca llegó a lastimar a ninguno de los dragones realmente… él solo los dominaba.
–Y de la forma más de puta madre que podrías imaginar –agregó Tuffnut casi con orgullo cruzando sus brazos sobre su pecho. Su gemela asintió a su vez. Aunque toda la aldea veía con malos ojos las acciones del joven heredero, los Thorston en su forma simple de ver la vida, las acciones de Hiccup demostraban más asombro que traición. Y después de todo, una vez que comenzaron a tratarlo con más naturalidad a él y Honey, no veían posible llegar a juzgarlo por sus acciones. A veces los menos brillantes, ven el mundo más feliz y sencillo.
–¡¿Es enserio?! –finalmente las palabras salieron de la boca de Snotlout –. ¡No puedo creer que ustedes estén de acuerdo con ese… ese…! –pero de nuevo las palabras se atoraron en su garganta.
Snotlout estaba confundido, más que nunca en su vida. Por un lado, una parte de él decía que debía estar feliz por el fracaso y caída de Hiccup, la vergüenza de un Haddock era el alza para un Jorgenson; o al menos eso le había enseñado su padre. Pero por otro lado, en realidad se sentía enojado ¿decepcionado? ¿Traicionado? No estaba seguro. Definitivamente las acciones de su primo le había afecta, en especial después de abrirle las puertas…
–Astrid –sus pensamientos fueron una vez más interrumpidos por Fishlegs, quien indicó a la joven rubia llegó justamente a sus espaldas.
Los cuatros jóvenes se volvieron de inmediato en lo que Astrid se plantaba frente a ellos, después de correr por toda la aldea en su búsqueda.
–¿Qué chingados te paso en la cara? –se apresuró en preguntarle Ruffnut al ver la sangre seca que aún adornaba su nariz.
–Parece que alguien te dio con un mazo en rostro –comentó Tuff con una risita tonta señalándola.
Astrid lo tomó de su dedo amenazador y le torció el brazo sobre su espalda de un solo movimiento. Ruff carraspeó de risa.
–Qué bueno que llegas Astrid –le dijo Snotlout ignorando los gemidos de dolor del gemelo rubio –, tú si podrás hacer entrar en razón a estos cabezas de piedra que Hiccup no es lo que piensas.
–Exactamente, Snotlout –aceptó la chica soltando a Tuff del candado en que atrapó su brazo.
–Lo ven.
–Sabe mucho más de los dragones de lo que se pueden imaginar.
–Así es… ¡¿Qué?!
Pero el joven moreno no alcanzó a enfrentar a la rubia, ya que sus otros tres amigos lo hicieron a un lado, dejándolo caer al suelo lodos para aproximarse más a Astrid. Fishlegs y los Thorston comenzaron bombardear a la rubia con un millar de preguntas a la vez, que esta tuvo que alzar sus brazos para calmar sus bríos.
–No solo eso –dijo ella –, la tribu junto con los Meatheads van han una muerte segura, ya que hay un gigantesco dragón más grande que una montaña en su isla –explicó utilizando sus brazos para expresar la inmensidad de la bestia.
Sus amigos contuvieron la respiración.
–¿Qué? –comenzó a decir Snotlout –. No existe tal cosa como…
–Giganticus Maximus –soltó Fishlegs de la nada.
Todas las miradas se clavaron de inmediato en él.
–¿Tú como sabes eso? –le preguntó Astrid.
–El libro de dragones –se apresuró a agregar el joven regordete algo cohibido con todos los ojos sobre él –, dice que existieron tan grandes, que su vasto tamaño rivaliza con las montañas, aunque solo lo menciona como una leyenda. Quién diría que es cierto y que Hiccup descubriría uno –agregó con una débil sonrisita y encogiendo los hombros.
–Son mentiras, no hay tal cosa…
–Bueno, no es una leyenda –informó Astrid denotando la gravedad del asunto – y nos padres van directo a él.
–¿Qué? –soltó Snotlout por última vez en la conversación.
–Hiccup tiene un plan, pero necesitara ayuda…
Antes de que terminara su oración, Ruffnut posó su mano en el hombro de Astrid, mientras ella y su hermano asentían con una sonrisa altanera en sus labios. La rubia se las devolvió antes de voltear en dirección de Fishlegs, quien la miró con temor en un principio antes entrecerrar la mirada con una determinación casi extraña en él. Con el apoyo de sus amigos, Astrid se dio media vuelta antes de salir corriendo, guiándolos en dirección de la arena.
Snotlout se quedo paralizado por un momento junto el pozo totalmente confundido con lo que acababa de suceder; pero luego de unos segundos, soltó un gruñido de frustración y siguió a toda prisa al resto del grupo.
–¿Estás segura de esto Honey?
La pequeña esclava Eggingarde aferraba con fuerza un saco con provisiones que le había entregado la joven pecosa, mientras ésta preparaba a toda velocidad un diminuto y raquítico bote medio olvidado en el puerto.
–Debes de aprovechar la oportunidad Eggingarde –le explicó Honey mientras soltaba las ultimas amaras. Estaba tan ocupada en su tarea, que no se percató de la mirada de pánico de su amiga esclava –. Recuerda lo que te dije la primera vez que nos vimos. Aquí en Berk no existe la esclavitud, así que puedes hacer lo que deseas, y mientras Brann se encuentra con los demás en busca del nido, debes de aprovechar para salir de aquí y buscar tu familia.
–Pero… ha sido tanto tiempo desde que fui libre… –soltó Eggingarde con miedo y duda –desde la última vez que los vi…
De un solo tirón de una soga, Honey liberó la pequeña vela estampada que ella había remendado hacía tiempo, y que con la brisa marina se extendió de inmediato. El Hopeful Puffin estaba listo para partir.
Honey se volvió hacia su amiga y por primera vez denotó la duda en su rostro. Resultaba extremadamente enternecedor como su rostro delgado, ojos saltones y cabello negro se ocultaba detrás de la caperuza de piel de oso. Pero no había tiempo que perder, ya que no estaba segura cuando aparecería algún vigía del puerto que pudiera detenerlas.
–Es por eso que no debes detenerte ahora –le dijo con calma posando sus manos en los hombros de la esclava. Eggingarde elevó sus ojos negros con timidez y los clavó en los verdes de Honey –. Este bote es pequeño pero resistente, Hiccup y yo lo construimos juntos, vira de manera extraña a la derecha pero una vez que te acostumbras puedes remediarlo con la vela. Tanto tiempo navegando con los Meatheads es probable que sepas que hacer.
Eggingarde asintió débilmente con la cabeza.
–Listo –le indicó Honey haciéndose a un lado para dejarle paso libre al pequeño navío –, ahora o nunca Eggingarde.
La pequeña esclava dio un paso hacia adelante pero inmediatamente se detuvo, su mirada estaba clavada en el pequeño bote, pero sus manos apretaban con fuerza el saco en ellas. Era su oportunidad… podía ser libre…
Antes de Honey pudiera apresurarla, Eggingarde se dio media vuelta como un rayo y se arrojó al cuello de la gemela pecosa.
–Muchas gracias, Honey –le dijo al oído casi en llanto.
La gemela se quedo paralizada por un momento, ya que no estaba acostumbra a ser abrazada por otras personas que no fuera su hermano. Pero pronto salió de su estupor y correspondió el afecto de la esclava frotando sus manos en su espalda.
–No, gracias a ti –le confesó con clama –. Si no me hubieras recordado que está bien sentir miedo, tal vez seguiría llorando en el piso de mi casa.
–Me gustaría ayudarte mucho más…
–No, esta es nuestra pelea –Honey la apartó de sí apoyando de nuevo sus manos en sus hombros. Le dirigió una mirada con fuerza, casi como si se lo ordenara –, nuestra equivocación… tú no tienes porque arriesgar tu vida –pero terminó regalándole una sonrisa que relajó a Eggingarde –. Ahora regresa con tu familia y se libre.
–Y yo espero que salves a la tuya.
La pequeña niña en piel de osos, asintió nuevamente la cabeza, antes de apartarse de Honey y subir al bote de un solo brinco. El raquítico navío se sacudió con el peso agregado, pero pronto comenzó a deslizarse por las aguas con ligereza como Toothless lo hacía en las nubes.
–¡No importa que tan lejos me encuentre! – gritó Eggingarde mientras se alejaba del muelle de Berk –. ¡O que pase, siempre serás mi amiga Honey! ¡Mi mejor amiga!
–¡Soy tu única amiga! –le respondió Honey desde la orilla del último tablón del muelle.
–¡Por siempre!
–¡Adiós Eggingarde! –se despidió la gemela sacudiendo el brazo –. ¡Se libre!
–¡Roarrrr!
Y más rápido que cualquier otro barco de gran tamaño, el Hopeful Puffin se fue desvaneciendo en el horizonte, y como su nombre lo indicaba, dándole esperanza a quien lo navegaba.
Hiccup esperaba algo de dificultades para entrar de nuevo en la arena, pero descubrió que corría con un poco de suerte por primera vez en su vida, cuando descubrió que nadie la vigilaba. Sin complicaciones corrió hasta las jaulas del nadder, gronckle y zippleback, y activo las palancas abriendo de par en par cada una de las puertas. Algo extrañados con lo que estaba sucediendo, los tres dragones salieron de sus prisiones a la luz del día con sumo cuidado y muy alerta de sus alrededores. Pronto sus miradas captaron al pequeño joven pecoso en el centro de la arena y se aproximaron a él como depredadores a su presa.
Por un breve segundo, Hiccup volvió a sentir temor y duda ante sus acciones, y el recuerdo de haber sido perseguido por el nightmare seguía aun muy fresco; pero luego recordó lo que estaba en juego y su buen amigo nightfury; siguiendo su corazón, desistió de sus deseos de salir corriendo y extendió sus brazos hacia las bestias escamosas que se le venían encima.
–Voy a necesitar su ayuda –dijo el muchacho. Pudo sentir como el piso vibraba con cada paso que daban los dragones –. Mi mejor amigo está en peligro al igual que toda mi gente, ellos van a morir a manos de ese enorme dragón que habita en su isla –les explicó acompañando su corazón en cada una de sus palabras, pero este se aceleró cuando su piel percibió el aliento caliente de las bestias contra su piel y sus ojos penetrantes sobre él –. La vida de muchos como ustedes esta en riesgo. Por favor, los necesito… a todos ustedes.
Casi podía escuchar sus respiraciones en sus oídos. Hiccup apretó los parpados y espero. Pronto la sensación cálida en su piel se extendió por sus manos cuando al tacto percibió la rugosa y escamosa piel de los dragones. El chico abrió los ojos para encontrar a las cuatro bestias frotando sus cabezas contra sus brazos y manos.
Hiccup casi pudo escuchar en palabras de su idioma, que los dragones le otorgarían sus ayuda.
–Gracias.
Sin perder más tiempo, Hiccup regresó inmediatamente hasta la entrada de la arena, donde solían guardar algunas herramientas y sogas, así como las armas que decoraban las paredes, que podrían ayudarle en el plan suicida que había formado en su cabeza. El chico comenzó buscar una cuerda lo suficientemente larga para sujetarse a uno de los dragones, cuando escuchó de repente detrás de él:
–Vas a necesitar una soga más gruesa que esa.
Asustado y creyendo haber sido descubierto, Hiccup se volvió de golpe con los ojos tan abiertos como dos grades platos, para descubrir que se trataba de Astrid y el resto de los chicos de su generación.
–¿Qué es…?
–Pensé que necesitarías ayuda –dijo la rubia indicando a Fishlegs, Tuffnut, Ruffnut y Snotlout (éste último, era único que no parecía muy convencido de querer estar ahí).
–Pero ustedes… no necesitan hacer…
–Au contraire –lo interrumpió Tuff avanzando hacia él –. Para una misión tan deschavetada como esta vas a necesitar el arma más chingona que tiene Berk. O sea "mí" –dijo de ultimo indicándose a sí mismo.
Pero la altanería de Tuff duró poco cuando su hermana lo sujetó del cuerno de su casco y lo aportó del rostro de Hiccup. Luego Ruff, se puso en su lugar y se inclinó sobre el gemelo pecoso intimidadoramente.
–Esta idea es una locura –comentó y luego agregó con voz baja –: y me encanta por ello.
Astrid apareció de tercera tomando a Ruff del codo y apartándola de un solo tirón de su chico. Con una sonrisa muy poco común en ella, dijo:
–Solo dinos que hay que hacer.
Hiccup miró a cada uno de los jóvenes a su alrededor sin poder creer lo que estaba pasando. Eran estos los mismos chicos que hacía apenas unos meses se burlaban de él indiscriminadamente; ahora se encontraban ahí, deseos por seguir sus órdenes.
–¿Fishlegs?
Se volvió de último a su tímido y regordete amigo, que curiosamente se mostraba más decidido que nunca y con una postura firme con sus manos en la cintura. ¿Acaso había llegado a otro mundo del Yggdrasil?
Pero nada tenía que ver el misticismo o el designio de los dioses. Fishlegs simplemente estaba haciendo honor a sus propias palabras. Había prometido intentar de nuevo ser amigo de Hiccup y eso implicaba confiar en él y en sus decisiones en las buenas y las malas. Aunque en ese caso, las demenciales. No sería mejor que le viejo Fishlegs si lo decepcionaba de nuevo.
–Los amigos están para apoyarse sin importar nada.
–Gracias… –dijo el muchacho pecoso conmovido – gracias a todos.
–Por favor –soltó de repente Snotlout interrumpiendo el conmovedor momento –. No sé que están pensando que podemos hacer –agregó frustrado sacudiendo sus brazos –, Hiccup es considerado como un traidor, nadie va apoyarnos para llegar a la isla de los dragones, y además los guerreros se llevaron todos los navíos. ¿Cómo se supone que vamos…? –se detuvo en seco cuando sus ojos captaron detrás de su primo los tres dragones sueltos en la arena, que avanzaban a ellos interesados en tantas voces humanas.
–Ellos solucionaran nuestro pequeño problema de transporte –explicó Hiccup con determinación, causando cierto asombro en sus amigos. En el caso de Snotlout, con la boca abierta –. Pero primero deberán ganarse su confianza, si que los dejen volar sobre ellos.
Los chicos dieron un respingo con tal descabellada idea, pero unos segundos después, casi todos estaban fascinados con ella.
–¿Volar? ¡Volar! –gritó Snotlout como histérico sujetándose el casco en lo que el resto de los chicos siguieron a Hiccup de cerca al interior de la arena.
El muchacho le explicó a cada uno de los chicos el delicado proceso de cómo ganarse la confianza de un dragón, para algunos de ellos fue más sencillo o natural que para los otros. Por ejemplo, Fishlegs tenía sus dudas de extender su mano hacia el gronckle, pero ésta quedo cautivada por el olor a comida de sus dedos, que terminó lamiendo cada uno de su nudillo provocando varias carcajadas del chico regordete.
Hiccup temió que con sus constantes peleas, Tuff y Ruff arruinarían el momento para acercarse a su dragón, pero el zippleback se mostró más interesado en verlos pelear el uno contra el otro, que comenzó a imitarlos golpeando sus cabezas entre sí.
–Sí que son inteligentes –comentó Ruff mirando a las dos cabezas de zippleback luchando entre ellas, mientras realizaba un candado al cuello a su hermano.
–Saben distinguir la genialidad –aceptó éste con orgullo.
Astrid tuvo más problemas que nadie y en cierta forma sentía que pasaba de nuevo por el desprecio de Toothless.
–Hiccup, tal vez el nadder no es para mí –se quejo la chica cuando la dragona azul de púas, levantó su cola en amenaza en su dirección.
–No digas eso –dijo el gemelo castaño –. Ambos son fuertes y agudos, hasta en cierta forma incomprendidos en su belleza interior –insistió el muchacho dándole un leve empujón hacia la dragona –. Pero antes de que intentes ganarte su confianza debes ganarte su perdón.
Astrid le lanzó una mirada de pocos amigos al muchacho ante de enfrentarse nuevamente al nadder. La dragona giró a su alrededor amenazadoramente, gruñendo y extendiendo las alas. Realmente no estaba feliz de verla.
Bueno, ella también lo estaría si le hubieran partido un escudo en la cara.
Solo costo uno segundos analizarlo para que Astrid se diera cuenta de lo que quería decir Hiccup con sus palabras: los dragones era bestias incomprensibles y muy mal juzgadas. Las consideraban bestias tontas sin sentimientos, cuando en realidad podían sentir como ellos. La nadder no estaba siendo agresiva o vengativa, solo era cuidadosa de una persona que la lastimó en el pasado. En cierta forma le recordó a Honey y ese enorme muro que había puesto entre ellas y para otras personas. Solo trataba de no ser herida nuevamente.
Fue cuando la rubia los comprendió, sintiéndose la mayor basura del mundo. Astrid estaba tan enfocada en obtener su retribución que lastimó a muchos en su camino, tanto dragones como personas, con tal de demostrar a todos que podía más de lo que le dictaba por su género. En eso se parecía al Deadly nadder, incomprendida de su verdadera belleza por lo peligrosa que podía ser.
–De acuerdo –dijo la muchacha irguiendo su postura y bajando sus defensas –. Aquí estoy –agregó extendiendo los brazo y cerrando los ojos –, estas enojada conmigo porque te golpee, de acuerdo lo entiendo. Bueno no me moveré, dame tu mejor golpe y así estaremos a manos.
La chica se quedo quieta y firme esperando a que llegara el golpe. Al tener los ojos cerrados no podía ver que estaba haciendo el nadder o cuando atacaría. Pero se merecía lo que viniera.
Estaba lista.
Entonces sintió un leve empujón en su pecho e inconscientemente abrió sus ojos, en lo que sus brazos sujetaron la gran masa apretó contra su cuerpo. La dragona no la atacó, contrario a ello, frotó su cabeza contra su pecho produciendo un leve chirrido.
–Estamos en paz.
Astrid no pudo evitar reír mientras acariciaba con cuidados las escamas azules del nadder. Hiccup presenció toda la escena con orgullo ante todo lo que habían conseguido sus amigos. Por primera vez creyó que había esperanzas de terminar esa guerra.
–¿Qué me perdí? –dijo una voz detrás él haciéndolo salir de sus meditaciones. Honey marchaba en su dirección en total calma y sola. Eso le dejo claro que Eggingarde ya era libre –. Esto sí que es un avance, quien lo diría –agregó su gemela con las manos en la cintura al contemplar a los demás chicos interactuando pacíficamente con los dragones.
–No puedo evitar pensar que tal vez así es como debió ser todo de un principio –comentó Hiccup su lado con una extraña sensación en su pecho.
–Thor te oiga, Hiccup –agregó Honey pasando su mirada en cada uno de los jóvenes frente a ellos –. Solo uno aún no se compromete a la idea –señaló a Snotlout que se encontraba entre los demás chicos pero claramente renuente de tocar, o ser tocado, por alguno de dragones.
–Bueno, aún falta un dragón –dijo Hiccup indicando con la cabeza la jaula que seguía cerrada.
–¿El nightmare? –soltó Honey con incredulidad, reflejando su temor en su rostro pecoso –. Hiccup, la ultima vez…
–Pero esta vez será diferente porque no lo haré solo –la interrumpió su hermano tomándola de la mano y guiándola hasta la jaula cerrada. En un principio Honey se resistió a ser jalada, pero el cálido apretón de su gemelo le dio la seguridad para seguirlo.
La primera lección de cómo entrenar a un dragón transcurrió sin problemas, mejor que las lecciones de Gobber de cómo eliminarlos. Era una curiosa ironía que esto sucediera en la misma arena de entrenamiento; un pensamiento que no se le escapó a la encorvada y pequeña figura que presenció todo los movimientos de los chicos desde lo más alto de la reja.
Hola a todos
Un capitulo largo, pero que en realidad me dio poco tiempo para escribirlo. Tal vez algunos detalles no están tan trabajados como debería, pero se da la idea. Y lo sé, lo termine algo similar al anterior, !pos ni modo! Es un detalle importante.
El Hopeful puffin es el pequeño barco que le pertenece a Hiccup en los libros.
Contestando a Rebeca: no sé si ya lo había comentado en un capitulo o solo en mensajes privados, pero la idea es que esta historia abarque las dos películas (probablemente la tercera), las tres partes de la serie (no todos los capítulos) y los especiales. Así que falta mucho que dar.
Ya de último, los invito a pasar a mi galería en DeviantArt (la dirección se encuentra en mi descripción de autor) para ver el resto de mi trabajo tanto original como FanArt y si lo desean, pueden darme un pequeño donativo para que pueda continuar con mi trabajo. También funciona como enlace al resto de mis redes como Tumblr, donde comparto todo lo que me encuentro y más. Por favor visítenme y apóyenme. Un abrazo a todos.
Un capítulo nuevo cada jueves.
