Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
Los pensamientos de un jefe
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Como la pesada cortina de neblina que cubría las puertas del Helhiem, la mente de Stoick the Vast se encontraba atrapada en una infinidad de recuerdos y pensamientos que lo mantenía ausente de su propia gente y la crítica situación en que se encontraba. En su cabeza, vislumbró aspectos de su vida, su juventud y esperanzas.
Recordó como desde muy joven sabía lo que significaba ser y convertirse en un verdadero guerrero vikingo, el deseo de ser en una leyenda y la poderosa doctrina que traía consigo tal estilo de vida. Había crecido escuchando las historias de los más grandes guerreros, cuya fama se prologaba por generaciones y tomaban fuerza con los años; aunque se volvían igualmente de fantasiosas e inverosímiles. Las poderosas batallas y victorias que su padre solía relatarle cuando lo sentaba en su rodilla a la hora de la cena, luego recordaba durante sus sueños e se imaginaba como esos valientes héroes de leyenda.
Sus favoritas de todas, eran aquellas sobre su propia gente. Berk tal vez era una isla pequeña y algo raquítica, pero era el hogar de los orgullosos y fuertes peludos Hooligans, grandiosos guerreros que siempre prosperan a pesar de las grandes adversidades. Muchas otras tribus podrían jactarse de su poder, riquezas o tierras, pero para ninguna quedaba duda que la batalla corría con más fuerza en la sangre de los Berkianos. Stoick siempre estuvo muy orgulloso de eso.
Cuando su padre, Escardio falleció y él era muy joven para convertirse en jefe, le correspondió al tío de Stoick tomar el lugar del líder de la aldea. Squidface Haddock, había sido un hombre de grandes proporciones y fuerza desmesurada, pero era mucho más apacible que una liebre en la pradera, y aunque le trono de Berk le correspondía por derecho al ser el primogénito había desertado por su carácter diligente. Al morir su hermano y ante la juventud de su sobrino, cubrió el puesto temporalmente ante la espera de la madurez de Stoick. Esto tuvo varias graves consecuencias negativas para Berk que son parte de otra historia.
A pesar de su juventud, Stoick era completamente consiente de la situación ante las constantes inducciones de su padre, por lo cual se convirtió en lo importante que para él, su gente y su herencia de sangre, cubrir ese cargo que le habían asignado los dioses. Con el corazón lleno de deseo por la aventura y el alma de un guerrero, Stoick se lanzó a la mar a corta edad en busca de éxito y completar su rito de madures.
En su viaje la aventura no estuvo ausente y con ella la dulce victoria y la gloria. Recordaba las batallas que enfrentó, como venció a mano limpia a toda una avanzada de Lava Louts él solo, se infiltró en secreto a su aldea y les robó un preciado tesoro. Todo con tal de obtener su marca, la gloria y el amor de su vida.
Y así, se convirtió en el jefe más joven que los Hooligan habían tenido en generaciones y probablemente el mejor de todo los tiempos. Stoick le otorgó a su tribu la gloria en múltiples ocasiones, inclusive la victoria ante la invasión Berserker, cuando Oswald el amigable era más conocido por el título el antagonista. También alejo de sus aguas un grupo de navíos romanos que buscaban colonizar tierras más al norte de su imperio, en una imponente batalla naval. Y ahora estaba por obtener la mayor victoria de todas en la guerra más desbastadora que había vivido. Contra los dragones.
La batalla contra esas bestias escamosas era el más largo desafío que enfrentado su gente, y el que había cobrado más vidas. Stoick pocas veces había sufrido la derrota, con excepción a su pelea con Ug el Uglitog o cuando los dragones le arrebataron el amor de su vida, pero nunca se había sentido más desamparado que el momento que descubrió que esas bestias del Helhiem llevaron a sus hijos a traicionarlo.
–Stoick no quiero interrumpirte en tus pensamientos –soltó de repente Gobber sacando al jefe de su ensañamiento y recobrando su mirada del horizonte cubierto de niebla que rodeaba sus barcos –, pero quería preguntarte que es lo que tienes pensado hacer.
–Atacar su isla y exterminar a todos los dragones –dijo el gran hombre de barba roja apretando sus enormes manos contra la madera de la proa de su navío.
–Bien… –soltó Gobber rascándose la nuca con su garfio – pero no me refería a eso.
Su buen amigo no necesitaba decir más, Stoick sabía a la perfección que era lo que quería decir realmente.
Desde inició de su matrimonio con Valka, ambos añoraron con deseo tener un hijo. Para Valka no le afectaba la idea de que fuera niño o niña, pero Stoick si deseaba más que nada un heredero varón digno de su sangre que continuara el legado familiar de jefes de Berk. Pero con el paso de los años, las posibilidades para que ese bebe llegara era cada vez más difícil y poco a poco fueron temiendo que los dioses no los bendecirían con un hijo. Valka lo tomó muy a pecho y se consideró la culpable (aunque Stoick nunca lo vio así), probó cuanto potaje creado por chamanes existiera y sus rezos a la diosa Frigg se intensificaron.
Finalmente sus plegarias fueron escuchadas cuando uno de los embarazos llegó a término y en lugar de tener solo un bebe, se le otorgaron gemelos. Ambos estaban tan agradecidos con tal bendición que ignoraron las miradas críticas de la aldea por la condición delicada y débil de los niños. Incluso Valka, comenzó a temer que no sobrevivirían al fuerte invierno que sufrieron ese preciso año; pero Stoick, orgulloso de su propia sangre, sabía que su hijos no solo sobrellevarían, sino que se convertirían en los más fuertes de todos.
Los días pasaron y los gemelos no fueron arrebatados por la diosa Hel de los brazos de sus padres, pero el estigma sobre ellos estaba lejos de desaparecer. Pronto Stoick tuvo que enfrentarse con la ley vikinga que exigía que sus débiles hijos fueran arrojados a alta mar y dejar que los dioses perdonaran sus vidas si así lo deseaban. Esa fue la primera y única vez que el gran Stoick the Vast, líder de los peludos Hooligan, que al escuchar su nombre muchos temblaban, rompió la ley vikinga.
Stoick en cierta forma esperaba que los dioses perdonaran sus acciones y egoísmo, y no hubiera repercusiones ante su dedición. Pero se equivocó, sus hijos estaban malditos, lejos de los sueños que añoraba para ellos, y poseídos por las bestias escamosas que se habían llevado en primer lugar a su hermosa Valka. Ahora, su Hiccup y Honey confabularon en su contra, traicionaron a su gente, su cultura y dándole la espalda a sus creencias.
El gran jefe vikingo no tendría piedad contra los dragones y no descansaría hasta que la cabeza de cada uno reposara en una estaca, empezando con el nightfury causante de todo.
Cuando finalmente la bestia tan negra como la noche y la muerte misma los condujo a su hogar, Stoick fue el primero en pisar tierra firme, completamente decidido en su misión.
–Esto termina hoy.
Cuatro figuras de diferentes tamaños cortaron a su paso la gruesa neblina entre océano abierto y las puertas del Helhiem. Con su fuerte batir de alas, cuatro dragones se desplazaban con rapidez siguiendo el casi imperceptible llamado de la reina, solo audible para ellos y uno de los muchachos de los siete que llevaban en sus espaldas.
–¡Estamos cercas! –les indicó Hiccup sujetándose con fuerza a la soga que lo mantenía sobre el nadder azul. A sus palabras, Astrid le dio un ligero apretón a su cintura demostrando lo ansiosa que se encontraba antes la batalla proxima.
Fishlegs trató de comentar algo que demostrara su alegría y preocupación ante tal hecho, pero el rugoso gronckle que montaba dio una leve sacudida antes de girar sobre sí mismo. El muchacho regordete tuvo que sujetarse con fuerza de las escamas del dragón para no caer al vacío.
En cambio los gemelos Thorston ignoraron completamente las palabras de su escuálido líder, ya que estaban más ocupados riendo y jugando, mientras provocaban que su dragón diera algunas piruetas en el aire. El verde y viejo zippleback, para sorpresa de todos, parecía disfrutar mucho más que los rubios sobre sus cuellos. Era como amor a primera vista.
–¡Muy bien chicos –repitió Hiccup tratando nuevamente de tener la atención de su equipo de rescate –, deben mantenerse concentrados! ¡Vista al frente y nada de virajes repentinos o arriesgados! ¡Recuerden que es su primera vez sobre un…!
–¡Blah blah blah! –lo calló de inmediato Snotlout volando a su lado en el gigantesco y rojo mountrous nightmare –. ¡Basta de charla y más acción! ¿Cómo se prende esto en llamas? –preguntó emocionado examinando el cuello del dragón que montaba.
Había sido un cambio repentino de más de trescientos sesenta grados para el joven moreno, quien en su principio guardó sus reservas sobre la idea demencial de su primo de montar dragones. Pero en ese momento, lo hacía sentir poderoso e imparable, una sensación única en su vida; aunque nunca admitiría que estaba equivocado y menos aún, que lo disfrutaba de lo lindo.
–¡Snotlout! –lo regañó Hiccup volando al nadder sobre nightmare.
–Yo me encargo –comentó Honey de repente propinándole un codazo a su primo en el abdomen que casi lo hace caer del dragón rojo. La chica iba sentada delante de Snotlout en el mismo dragón, casi sobre la cabeza del mismo.
–¡Hey! –se quejo el moreno sobándose el vientre. El nightmare soltó un leve gruñido que se asemejó mucho a una risita.
–Esto no es una aventura para que presumas Snotlout –le dijo Honey mirándolo sobre su hombro –, esto es importante. Vidas están en juego.
–Lo sé, lo sé –comentó el muchacho con indiferencia –. Solo digo porque no sacarle provecho en la forma… ¡Auch! –agregó al recibir otro golpe de la gemela pecosa.
El nightmare se sacudió de la risa.
Hiccup no pudo evitar imitar al dragón desde su asiento sobre nadder.
–Yo no lo habría hecho mejor –dijo sorpresivamente Astrid casi en susurro a su oído –. Pero no se lo digas a Honey.
Hiccup le dirigió una mirada que la hizo estremecer. No podía prometer tal cosa.
Stoick pudo darse cuenta del grave error que cometió.
A sus lados, sus leales hermanos de tribu y amigos meatheads llevaban a cabo débiles intentos de enfrentar a la bestia colosal que los despedazaba como astillas en el viento. Pronto lo cuerpos comenzaron a caer a como el dragón más grande que una montaña tomaba bocados conformados de vikingos y lo arrojaba sin interés. Ni siquiera se molestaba en devorarlos.
Muchos valientes guerreros sucumbieron de inmediato a sus fauces como antes sus pesadas garras.
Algunos atrevidos y aguerridos hicieron lo posible por enfrentarlo, Stoick y Gobber entre ellos trataron de distraer a la bestia y conseguirle tiempo a su gente y hermanos vikingos, para huir. Mogadon guió a cuantos pudo a los barcos, pero la mayoría perecieron cuando el dragón escupió sus llamaradas del infierno sobre la madera de los navíos…
Eso no era una batalla, era una carnicería.
El fuerte líder vikingo no se rindió, aunque sabía en el fondo que ya todo estaba perdido y que era principalmente su culpa. Pero debía intentar lo imposible, con tal de poder salvar a cuanto pudiera.
El sonido se perdió entre los rugidos de la bestia y las llamaradas que salían de su hocico. Las cenizas caían como las primeras nevadas de la temporada invernal, y el olor a mar, sangre y carne quemada atizaba el olfato.
Stoick no pudo evitar pensar en sus hijos y las últimas palabras que les dirigió. Se condenó así mismo por todo el dolor que les causó ante su terquedad y ceguera. Ellos habían intentado advertirle, encontrar otra solución; nunca fue sus intenciones traicionarlo, solo actuaban pensando en su bien, arriesgándolo todo lo que tenían en el proceso. En cambio como les había pagado Stoick, dandoles la espalda nuevamente y desterrarlos de su corazón. Si alguien estuvo maldito en todo eso, había sido él. Su rencor ante los dragones lo había condenado a él, su familia y su gente.
Ya no había esperanza.
–Cuanto lo siento, Hiccup –murmuró débilmente ocultó detrás de una roca para protegerse de la fuerte llamarada de la bestia que lanzaba contra él –. Todo fue mi culpa, Honey. Por favor –musitó de ultimo mirando al cielo – perdóname Valka.
Pero cuando estaba seguro que el fuego consumiría su carne, éste se detuvo abruptamente. Mirando sobre su única protección descubrió a cuatro dragones sobrevolando la cabeza del enorme dragón, como mosquitos latosos atrayendo toda su atención.
–¡Encuentre su punto débil! –Stoick escuchó claramente la voz de su hijo –. ¡Distráigalo el mayor tiempo posible, mientras buscamos a Toothless!
Lo único que pudo pensar Stoick en ese momento, era que sus hijos estaban completamente locos. Locos de remeta. Pero eso… era su salvación.
La nueva oportunidad
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Amigos de días,
Enemigos en la noche,
Pasa la algarabía,
Concede el reproche.
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Hermanos en la creación,
Sin parentesco y sin sangre,
A los dioses sueltan una oración.
Los prisioneros de la carne.
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Los años dorados ha pasado,
La izquierda toma fuerza,
Los dragones quedaron atrapados,
En mentiras y falsas promesas.
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El primer elegido quedo olvidado,
El tiempo pasó con sigilo,
Loki pillo taimado,
La antigua unión es cosa del pasado.
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Los peores temores son ciertos,
La corona se alza y a todos traiciona,
Bajo las cadenas se encuentras cientos,
Por codicia el hombre condena.
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Los dioses derraman una lágrima,
Recuerdos de los perdidos,
Thor tiene la esperanza,
Sueños y bendiciones para el segundo elegido.
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Pagina 5
Hola a todos
Stoick cometió un grave error y ahora le toca a su corregirlo, ¡Yay!
Creo que en la descripción que di con cada uno de los dragones hice mención a ciertos detalles de su edad, pero después de este capítulo me quede pensando que sería bueno dejarlo claro, así que recapitulemos:
Siguiendo la línea del desarrollo de un dragón de Rise of Berk, hay cuatro etapas en su vida (bebe, joven, adulto y titan).
Toothless sería el más joven de los dragones teniendo la misma edad de Hiccup. Luego le sigue Meatlug siendo la hembra más joven del grupo. A continuación esta Stormfly la hembra madura, después Hoockfang el macho en sus mejores años (en realidad estos dos tiene edades similares) y seguido por Barf y Belch que ya pasaron su época de juventud, pero con la edad viene la fuerza. Ya por ultimo estaría Furrrr… a sí ese, aún no es tiempo para que lo conozcan pero están cerca; solo puedo decir que es el mayor de todos y entrado en la última etapa de la vida de un dragón.
Y sobre Squidface, en realidad es el nombre del abuelo paterno de Hiccup en los libros y el tío de Stoick se llama Ogglebert. No me gustaba el nombre de squidface para un jefe así que lo cambie por Escardio (idea de una migo y lector), pero Squideface me parece mejor para un desertor, alguien sin carácter, por eso se lo puse al hermano, además Ogglebert se escucha ridículo, así que lo descarte. Ojala que algún seguidor del libro no le desagrade la idea.
Ya de último, los invito a pasar a mi galería en DeviantArt (la dirección se encuentra en mi descripción de autor) para ver el resto de mi trabajo tanto original como FanArt. Además he abierto mi opción a comisiones por trabajo bajo pedido. También visiten mi página en Tumblr, donde comparto todo lo que me encuentro y más. Por favor apóyenme. Un abrazo a todos.
Un capítulo nuevo cada jueves.
