Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
Somnum et somniare
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Resultaba como un sueño imposible el tan solo pensar volar sobre un dragón, si es que alguna vez alguien soñó tal cosa (tal vez atrapado en sus garras, pero no en su lomo), al menos no para Astrid. Resultaba casi desquiciado para todo aquel que lo hubiera considerado, inclusive la misma chica rubia, pero en cambio ahí estaba, precisamente sobre un deadly nadder y sino también combatiendo por su gente. Era un concepto nuevo y completamente bizarro como la mismo hecho de que todo fue orquestado por Hiccup, el una vez llamado inútil de la aldea.
Pero el chico estaba muy lejos de serlo, inclusive él era el responsable de que Astrid y el resto de sus amigos pudieran volaran sobre los dragones y así salvar a sus padres, seres queridos, el resto de su tribu y sus vecinos meatheads de la muerte segura a garras del terrible y colosal dragón que aterrorizaba su isla.
Snotlout y Honey sobre el nightmare y los Tuffnut y Ruffnut sobre el zippleback se encargaron principalmente en atacar con fuego al gigantesco dragón que posteriormente bautizarían como Red Death o la muerte roja. Aunque las llamaradas de nightmare eran intensas y las explosiones del zippleback poderosas, no causaban gran daño a la gigantesca bestia cuya piel escamosa era tan gruesa que lo protegía perfectamente de sus ataques. Pero estos le dieron tiempo al jefe de los Hooligan y al de los Meatheads, de alejar a su gente del peligro.
Incluso, ante un curioso revés del destino, Snotlout se ofreció voluntariamente a atacar directamente la cabeza del Red Death cuando salió por accidente volando del lomo del nightmare y cayó sobre el enorme dragón. Sus gritos de batalla era heroicos… y similares a los de una niñita.
Por su parte, Fishlegs se hizo cargo de encontrar algún punto débil en la gigantesca bestia, sus conocimientos detallados del manual de dragones (de lo cual se habían burlado despiadadamente sus amigos) le daba la ventaja en tal tarea. Logró percatarse que el mismo tamaño y peso de la muerte roja que le otorgaban la ventaja, también era su gran debilidad; algo que alcanzó a descubrir antes de caer en picada entre los guerreros vikingos, cuando el gronckle que montaba se quedo pronto sin energía. Un detalle importante para recordar en futuros encuentros, claro sí sobrevivía a ese en particular.
El chico regordete tuvo que ocultarse con el resto de los guerrero detrás de algunos pedruscos de la montaña de donde había emergido el dragón, ya que esté no perdió ni un instante en intentar incinerarlos con unas poderosas llamaradas. Snotlout, valientemente intentó ganarles algo tiempo usando su mazo sobre los múltiples ojos del dragón, pero pronto fue él el que requirió un rápido recate cuando la muerte roja se propuso sacudírselo como la peste que era.
Astrid trató de alcanzarlo, pero pronto ella fue la que encontró en apuros cuando los ojos en buenas condiciones del dragón se enfocaron en su nadder e intentó tragarse a ambas completas de un solo bocado. Hiccup, apareció a tiempo con Toothless (libre de las cadenas que casi lo ahogan) salvando la situación un certero disparo que lanzó al nadder, Astrid y Snotlout por los aires. Honey en el nightmare lograron atrapar a la dragona antes que colisionara contra lo restante de la montaña, los gemelos Thorston pescaron a Snotlout con una impresiónate pirueta y, Hiccup y Toothless cacharon a la rubia antes que chocara contra el suelo.
Ahora dependía de solo ellos dos detener al Red Death. Astrid se quedo sin palabras mientras que el nightfury en su ligereza, velocidad y potencia estaba haciendo pasar al gigantesco dragón un mal rato. La chica nunca se imaginó tal escenario posible, ni en los más raros de sus sueños, donde el joven paría de la aldea, el rechazado por todos incluso por su propio padre, había logrado montar un dragón… un nightfury y juntos eran los héroes perfectos que necesitaban en ese momento de desesperación. Y sobre todas las cosas, que su corazón latiera al mil por hora solamente por la preocupación de que saliera vivo del encuentro.
Hiccup no era fuerte, ni siquiera atlético o en condición física aceptable, pero tenía agallas y mucho… mucho valor. La mayoría de los vikingos eran valientes como reflejo a su terquedad o necedad, pero en Hiccup era diferente... en tantos aspectos. Él era un chico listo… muy listo, era por ello que su valor resultaba tan puro y genuino como un tesoro. Y Astrid lo admiraba por ello.
Pero no estaba segura de que ese valor fuera suficiente para sobrevivir al gigantesco dragón que extendió sus imponentes alas para perseguirlos a él y su nightfury hasta las nubes. Sí, Toothless era rápido y certero, pero Astrid tampoco sabía si eso sería suficiente para ganar si es que existía forma.
La joven guerrera rubia no solía ser emotiva, la cruel vida en las aguas del norte le había enseñado con la pérdida de su padre y la poca fe que le quedaban en sus dioses se esfumó ante la muerte de su tío; pero al presenciar las explosiones azuladas entre las nubes, volvió a rezar a Odín, mientras preguntaba si la persona a la que comenzaba a entregarle su corazón estaba a punto de morir. Y si iba presenciarlo con sus propios ojos.
Cuando la muerte roja emprendió el vuelo, todos los dragones en el aire aterrizaron junto a los vikingos que presenciaban la imponente batalla oculta en las nubes. Honey, rodeada por los otros chicos que gritaban entusiasmados por la victoria del chico pecoso y su nightfury, estaba atónita con los ojos clavados en el cielo.
Ante la intensa neblina no era posible apreciar lo que sucedía sobre sus cabezas, pero aún así los guerreros vikingos gritaban entusiasmados por la victoria de uno de los suyos y por la perdición de la malvada bestia.
Honey era incapaz de escucharlos o percibir la presencia de la multitud a su alrededor, inclusive el aroma de fuego y muerte que inundaba el ambiente. Con sus manos estrujadas sobre el pecho, a Honey le temblaban las rodillas de estar presenciando en carne propia el mismo sueño donde su hermano perecía.
Para sus cortos doce años de vidas, la escuálida gemela pecosa había presenciado contra sus deseos tantos horribles hechos en sus sueños, inclusive cosas que ni el más aventurero guerrero hubiera contemplado en una vida de viajes por el mundo. Había cosas que sabía de antemano y otras que simplemente intuí, detalles críticos que muchas veces se guardaba para sí para no asustar a sus seres queridos.
Fueran lo que fuesen esas visiones, ella no las quería. Cualquier ventaja que otra persona pudiera encontrar en ellas, no valían el tormento de presenciar tanto dolor, muerte y sangre aunque fuera solo de vez en cuando; como el casi hecho refutable que esa misma tarde, Honey estaba por ver a su hermano morir.
Y la bola de fuego que le siguió a la caída del Red Death se lo confirmaba.
Stoick the Vast, el gran guerrero vikingo, líder de la tribu de los peludos Hooligan, jefe de la efusiva isla de Berk y aquellos que escuchaban su nombre temblaban… tenía miedo.
Más que miedo, pánico. Le ahogaba el terror que algo le hubiera pasado a su hijo.
El fuerte guerrero corrió entre la neblina y las cenizas, seguido de cerca por su hija y los demás vikingos de su tribu una vez que terminó la batalla. Cada uno de ellos, llamaba a todo pulmón el nombre del muchacho:
–¡Hiccup! ¡Hiccup!
Cada gritó era más desgarrador que el anterior.
–¡HICCUP!
Poco a poco, con su frustrada búsqueda, el corazón de Hooligan comenzó a estremecerse con la terrible idea de que nunca encontrarían al muchacho pecoso. Sus temores se podían confirmar en la mirada desoladora de Gobber, la sonrisa inexistente de los Thorston, el leve temblor de Fishlegs, la desolación en la mirada de Astrid y la lagrima escurridiza en los ojos de Snotlout.
Solo el padre y la hija continuaban la busca desesperada, negándose todo el tiempo posible a la cruda realidad.
Como un bichito que come lentamente come las páginas de un libro, la idea de que nunca volvería a ver a su hijo se fue infiltrando en la mente del líder vikingo. Era un castigo de los dioses solo para él por el constante rechazo de sus hijos milagrosos. Podía imaginarse a Odín en su trono sentenciándolo a perder aquello que constantemente rechazo.
–¡Hiccup! ¡HICCUP! –con otro desolador grito suplicó a sus dioses que el castigo callera sobre él y no en su niño.
En menos de un día, Stoick lo había experimentado todo, desde orgullo a su hijo hasta el rechazo. Lo había odiado, repudiado, negado, lamentado, extrañado, de nuevo sentido orgullos de él y hasta suplicado por su perdón. Su corazón de padre no podía más con tal sufrimiento, necesitaba desesperadamente a su hijo con vida.
Era como una horrible pesadilla.
Fue cuando se percató de una silueta negra lejos entre la neblina. Era el nightfury recostado de lado y abatido por el cansancio y el esfuerzo de la batalla. Stoick corrió hasta él para encontrarlo muy apenas con vida. Sobre su lomo, la silla que debería contener a su hijo, estaba vacía.
Lo había perdido. Odín se lo había arrebatado.
El tiempo se detuvo para el poderoso guerrero que cayó de rodilla frente a la bestia negra como la noche. En su dolor, no escuchó el grito desolador de su hija o los pasos desesperados hasta el dragón tendido sobre el suelo. En cuestión de segundos sus sentidos se esfumaron y regresaron, dejándolo perdido y desorientado.
–Papá –la voz de Honey fue el golpe decisivo que lo volvió a la realidad. La joven pecosa estaba recargada sobre el cuello del nightfury y lo abrazaba con desesperación, en lo que un mar de lágrimas se escurría por sus ojos verdes como esmeraldas, destrozando finalmente al más poderoso de los guerreros vikingo – ¿ya estarás satisfecho?
Mientras Honey se desplomaba sobre las escamas del dragón, el corazón de Stoick se partió en mil pedazos. Después de toda su terquedad, su negación y su enorme orgullos finalmente se daba cuenta, en es terrible y fatídico momento, que él necesitaba a sus hijos más que lo que ellos lo necesitaba a él. La fuerza y valor que pudo alguna vez presumir no era comparado con la de sus niños. Eran los dos mayores tesoros en su mundo… sus bendiciones de los dioses… los hijos de Valka… y ahora había perdido a uno de ellos.
–Perdón –musitó débilmente con las lágrimas de pena cayendo de sus parpados. Sus débiles palabras no fueron captadas por los sollozos de su hija, pero sí por la mirada débil del nightfury –, todo ha sido mi culpa. Lo siento –agregó con el alma destrozada. No sabía si la bestia negra lo entendía o no, pero fue el único que escuchó sus palabras…
Y le otorgó su perdón.
Toothless asintió débilmente antes de extender sus alas y revelar bajo de ellas, el cuerpo inerte de joven gemelo.
Como sí recibiera otro aliento de vida, Stoick retomó a su hijo en sus brazos como si fuera nuevamente un bebe y su corazón se llenó de alegría al descubrir que estaba con vida.
–¡Esta vivo! ¡Está vivo! ¡Lo ha traído con vida! –gritó con alegría clavando su mirada en el dragón negro que le otorgaba otra oportunidad. Junto él, el resto de la tribu se acercaba gritando de alegría por el regalo bendito, los dragones gemían débilmente en felicidad y Honey abrazó apretó la cabeza de Toothless contra su pecho en agradecimiento.
Todo estaba bien… todo estaría bien… Odín también había perdonado a Stoick y regresadole a su hijo, sus lágrimas de padre le habían otorgado otra oportunidad… pero no lo liberaba del castigo.
–La mayor parte –soltó de repente Gobber con un todo desconsolador que contrastaba con el dulce momento. Stoick alzó la vista a donde indicaba su mejor amigo y descubrió con horror que una de la piernas de Hiccup estaba terriblemente desgarrada y sangrando.
Hola a todos
Somnum et somniare significa "sueños (soñar) y pesadillas" en latín.
Espero no decepcionarlos si esperaban una gran batalla, pero como explico al principio de este fic, me cansan las historias que solo copian las mismas escenas sin cambiar nada, así que como me pareció que iba a ser relativamente los mismo, me enfoque más en lo que sintieron o pensaron Astrid, Honey y Stoick. Que por cierto, muchos piensan que Stoick no merece perdón, que dicen? Sus hijos lo perdonaran?
Eso me recuerda, muchas gracias a los nuevos seguidores, espero que la historia les guste hasta el momento.
Y entre cosas, todos quieren adivinar que será el dragón de Honey. Eso hizo que se me ocurriera una interesante actividad. Vamos a jugar "adivina el dragón de Honey" y las reglas son las siguiente: podrán hacerme una pregunta (una por review después de cada capítulo) para obtener pistas. Las más mejores recibirán respuesta en el próximo capítulo (así que piensen muy bien que van a preguntar) y así posteriormente hasta el capitulo anterior de la revelación del dragón, y cuando finalmente lo conozcan sabrán el nombre del ganador (si dos lo adivinan, el ganador será el primero que lo haya hecho). Preguntas como: ¿de qué color es? ¿Tienen cuatro patas o dos? Y así de directas, no serán contestadas y además, saben perfectamente que los colores no son constantes para una especie de dragón. El ganador obtendrá una pregunta spoiler, que es esto? la oportunidad de preguntarme cualquier cosa del fic que vaya a pasar o que ya paso, sin misterio o adivinanzas de promedio, le daré una respuesta directa. Que dicen, se animan a participar?
Ya de último, los invito a pasar a mi galería en DeviantArt (la dirección se encuentra en mi descripción de autor) para ver el resto de mi trabajo tanto original como FanArt. Además he abierto mi opción a comisiones por trabajo bajo pedido (tanto en dibujo como en texto). También visiten mi página en Tumblr, donde comparto todo lo que me encuentro y más. Por favor apóyenme. Un abrazo a todos.
Un capítulo nuevo cada jueves.
