Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

Desahuciado

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Frente a una pequeña e improvisada choza construida con troncos y velas de los navíos destruidos, se encontraba el jefe de los Hooligan, Stoick the Vast, esperando pacientemente cualquier noticia que saliera de aquella chica construcción. Lo más importante para él se encontraba dentro, luchando por su vida.

Cerca de la entrada estaban Astrid Hofferson y el nightfury de Hiccup igualmente impacientes por saber que ocurriría con el joven heredero. Stoick no les ponía mucha atención, su propia preocupación lo mantenía asilado del mundo y atrapado en un sentimiento de dolor a punto de estallar con la menor provocación. Todo dependía de cómo saliera su muchacho de tan drástico procedimiento.

Su ensimismamiento le impidió darse cuenta en el momento en que Spitelout se aproximó a él, hasta que éste le habló con una voz preocupada:

–Stoick, todo mundo están nervioso, los barcos son irrecuperables, no podemos regresar, hay muchos heridos sin alguien que los atienda. Además, comienza a hacer hambre y hay dragones por todos lados…

Pero el fuerte guerrero no obtuvo ninguna respuesta de su líder que continuó dirigiéndole la espalda.

–Muchos están comenzando a perder las esperanzas de que salgamos vivos de esta isla…

Aún sin respuesta.

–Stoick te ves gordo con ese cinturón.

Nada de nada.

–Stoick –lo volvió a llamar sin resultado –. ¡Stoick!

Pero los ojos del jefe estaban clavados en la pequeña choza a un par de metros delante del él y sus oídos eran sordos a cualquier palabra que no le indicara que su hijo iba a estar bien. Spitelout podía ser comprensivo con su hermano al respecto, él también tenía un hijo, pero el miedo general comenzaba a afectar al hombre.

–De acuerdo –dijo perdiendo la paciencia, antes de darse media vuelta y marcharse –. Iré a ver si Mogadon tiene mejores ideas para salir de aquí –comenzó a alejarse y en casi en un susurro, añadió –: o al menos yo las tendría si fuera el jefe.

–Pero no lo eres –musitó Stoick en voz baja como autómata sin saber si Spitelout lo había llegado a escuchar. De todas maneras, no le importaba de momento. Nada le interesaba más que el destino que le deparaba a su muchacho. Finalmente, se había olvidado de que era jefe y se enfocaba solamente en ser padre; aunque era ya muy tarde y tal vez no lo mejor para la gente a su cargo.

Pero que se podía esperar más de él, en ese día en especial que había sido casi una montaña rusa de emociones. Y el fantasma del débil peso muerto de su hijo en sus brazos seguía quemándole el alma. Una sensación que lo llevó casi a la locura y furia:

–¡Rápido! –rugió desesperado volviéndose hacia su gente que rodeaban al dragón negro derribado, mientras el cuerpo inerte de Hiccup se desangraba por su pierna destrozada –. ¡Un curandero! ¡Necesitamos un curandero!

Solo obtuvo miradas tristes y llenas de duda como respuesta.

–Stoick… –Gobber, quien continuaba junto a él, le dijo con una calma casi sepulcral –no queda ninguno.

–¡¿Qué?!

–Gothi está en Berk y el de los Meathead pereció entre los botes. No hay ninguno.

La mirada vacía del viejo herrero se conectó con la de su mejor amigo y éste así se dio cuenta que decía la verdad. ¿Pero… qué había de Hiccup? ¿Cómo iba a salvarse?

–¡¿Gobber?! –le suplicó a su amigo.

–Lo siento, Stoick –dijo el antiguo guerrero aunque también le resultaban dolorosas sus propias palabras –. Sé algo de remedios para emergencias, pero no soy un experto. Solo podría conseguirle más tiempo al chico, aún así necesitaría de un verdadero curandero.

–¡Entonces hay que regresar a Berk de inmediato!

–No hay forma, Stoick –esa ocasión fue Mogadon el Meathead. Se había aproximado a Stoick y a su hijo caído para rendirle sus respetos; Thuggory a su lado, tenía la vista perdida en la pierna hecha girones de Hiccup. Padre e hijo demostraban en sus rostros lo brutal que fue la batalla, la primera del joven heredero Meathead –. Los barcos están destruidos y no sabemos cuando vengan a buscarnos, si es que no nos dan por muertos. Estamos atrapados.

–¡Por los dioses! –bramó Stoick poniéndose de pie, llevando a Hiccup en brazos. En desesperación, se volvió en todas direcciones y sus ojos se posaron en cada vikingo a su alrededor, joven o adulto, incluso en los dragones, sin obtener su respuesta –. ¡Debe de haber una forma! ¡Mi hijo se muere!

–Yo puedo… –dijo débilmente una voz detrás de él.

–Lo sé, Stoick…

–Papá, yo… –de nuevo, pero siguió siendo ignorada.

–¡No quiero escusas, necesito soluciones!

–¡YO PUEDO HACERLO! –bramó con tanta fuerza Honey detrás de él, que finalmente obtuvo la atención de su padre, y la de todos a sus alrededores. El jefe de los Hooligan volvió su vista hacia su menuda hija plantada detrás de él, con fuego en la mirada. Sus ojos verdes parecían capaces de desgarrarlo con tal intensidad.

–¿Qué?

–Hiccup está arriesgando a que su pierna se infecte si continua de esa manera – explicó la chica tajantemente y con una gran una seriedad digna del más sabio curandero o chaman –, los huesos tienen múltiples rupturas, necesita ser cortada de la rodilla para debajo de inmediato –sentención con una gran frialdad a pesar de estarce refiriéndose a su gemelo –. Yo puedo hacerlo.

–¡¿Qué?! –soltó Stoick –. ¡No! ¡Nadie va cortarle una pierna a Hiccup! ¡Y menos tú!

–¡Tú exactamente los dijiste! ¡El tiempo se acaba para Hiccup, necesita un curandero rápido! ¡Yo soy el curandero que necesita!

–Tú no eres una curandera de verdad… –comenzó a objetar Stoick sacudiendo la cabeza.

–Debo diferir contigo ahí, Stoick –interrumpió Gobber con una leve sonrisita –. La niña sabe realmente lo que hace.

Stoick fulminó a su amigo con la mirada ¿Cómo se atrevía a decir tal cosa? ¿Cómo podía estar de acuerdo con que mutilaran a su hijo? ¿Y que fuera Honey la que lo hiciera? Pero antes de que pudiera responderle tales blasfemias, se adelantó Magnus diciendo casualmente:

–Ella ayudó a Gothi a curar mi rochitis.

–Mi hijo se quebró un dedo hace unos días –se apresuró a agregar el señor Larson apoyando su peso sobre una lanza maltrecha – y ella sola lo acomodó perfectamente en su lugar. No fue necesario que se lo cortaran.

–También le salvo que el brazo a Tuffnut se le cayera –comentó Ruff con orgullo y una gran sonrisa indicando a su gemelo con el pulgar.

–Así es, sin dejar marca –agregó Tuff mostrando su brazo descubierto y su piel completamente recuperada –, lo cual es algo decepcionante. Pero también me ayudó con una terrible mordida en el trasero y esa si dejo unas cicatriz de poca madre que parece la cara de Ruffnut… –continuó comenzando a desabrochando su cinturón para bajarse los pantalones y mostrar al mundo su trasero recuperado.

Pero Gobber se apresuró a detener que eso sucediera, ya habían visto demasiados horrores por un día. Aún así Stoick estaba demasiado altercado con su propia impresión de sus hijos, para si quiere peguntarse de cómo Honey curó el trasero de Tuffnut Thorston.

–¡No tengo idea de lo que están hablando todos ustedes –rugió –, pero este no es momento para…!

–¡Maldita sea, Stoick! –gritó Honey superando su propia voz. Cada uno de los presentes se volvió hacia ella completamente incrédulos de cómo se había dirigido a su propio padre. Incluso Stoick quedo más petrificado que una piedra, mientras su ojos casi se salian de sus orbitas –. ¡Mi hermano se está muriendo y no voy a permitir que eso suceda por tu estúpida terquedad! –continuó la chica con tal fuerza y prepotencia que resultaba tan intimidante como la ferocidad por la que era conocido el jefe Hooligan –. ¡Me lo vas a entregar ahora mismo para salvarle la vida, lo quieras o no! –dijo de ultimo extendiendo los brazos a hacia su padre con un penetrante semblante autoritario.

Aquella imagen que formaba su hija, desde sus palabras, la fuerza de sus acciones y la convicción reflejada en su rostro, le trajo recuerdos de una persona en particular, la única que lo había llegado desafiar de esa manera.

Lo que siguió fue obvio, Honey consiguió hacerse cargo de los cuidados que requería su hermano y con ayuda de Gobber realizar la difícil tarea de amputarle la pierna. Era una suerte que la chica hubiera cargado con su bolso lleno de remedios y que sus jóvenes amigos y algunos vikingos se ofrecieran a construir la leve choza para el proceso.

Durante todo esto, Stoick no fue más que un estorbo, que pronto se perdió en su propia estupefacción.

Después de lo que pareció una eternidad, finalmente salió Gobber de la susodicha choza y en su rostro se reflejaba el esfuerzo que conllevó tal brutal tarea. Con un largo suspiro, paso su única mano por su viejo rostro; Stoick no sabía que significaba sus acciones, buenas o malas noticias. Astrid, que se encontraba más cerca a la entrada de la choza, lo alcanzó primero; aunque Stoick no alcanzaba escuchar sus palabras, estaba seguro que le preguntaba sobre Hiccup. Cuando la joven rubia obtuvo su respuesta, entró corriendo a la choza seguida de cerca del dragón negro que cojeaba levemente. Tampoco no sabía que significaba todo eso.

–¿Cómo…? –se apresuró a preguntar cuando Gobber se aproximó a él.

–Sobrevivirá… al menos por ahora –contestó su buen amigo levantado una mano para parar a Stoick en seco –. Aún le falta pasar la calentura y despertar… pero es algo de esperanza. Honey está convencida que los hará, aunque no sé como lo sabe.

–Gracias… gracias –soltó Stoick perdiendo las fuerzas de sus rodillas, teniendo que apoyar sus grandes manos en los hombros de su amigo para no caer de bruces al suelo –. Gracias a los dioses.

–Y a Honey… esa niña es…

–Lo sé.

–Stoick, aún así necesita volver a Berk pronto…

–Todo lo necesitamos –dijo una tercera voz uniéndose a la conversación privada entre ambos amigos. Ambos hombres se volvieron para toparse nada menos con Mogadon y Spitelout.

–Hay muchos heridos que también necesitan cuidados –dijo esa vez Spitelout con las manos en su cintura. Ahora que Hiccup estaba bien, esperaban que Stoick tomara las riendas como siempre – y nuestros muertos la despedida apropiada.

–Podemos improvisar una pila funeraria con el resto de la madera –comentó el jefe Hooligan, pero pensando primeramente en regresar a su Hiccup a su isla añadió –: hará falta para construir al menos un bote decente para navegar.

–Lo dudo, la madera esta en malas condiciones para navegar –confesó Gobber indicando los restos de la flota de barcos. Y efectivamente, habían quedado en pésimas condiciones.

–¿Qué tal los dragones? –preguntó Stoick –. ¿Hiccup y los muchachos llegaron volando en ellos?

–Es mala idea –dijo nuevamente otra voz detrás de Stoick, pero en esa ocasión se trató de Honey. Ante su conversación, ninguno se había percatado que la chica había emergido también de la choza donde reposaba su hermano gemelo –. Estos son dragones salvajes, muy diferentes que los que vivían en la arena, además necesitamos a Hiccup para acercarnos a ellos, ni soñando podríamos montarlos –comentó calmadamente por su marcado cansancio.

Pronto, Snotlout, Fishlegs y sus dragones, que habían estado pendientes de alguna noticia del bienestar de su nuevo pequeño líder, se aproximaron a los adultos junto a su jefe, lo cual le dio otra idea a Stoick:

–Al menos los chicos puede regresar en los que si están entrenados para pedir ayuda, incluso pueden llevar Hiccup consigo.

Snotlout y Fishlegs asintieron con la cabeza y con una gran sonrisa aceptando la misión.

–No –dijo Honey tajantemente apagando los ánimos –. Hiccup no está en condiciones en hacer ese viaje de esa forma –aún así se apresuro a agregar –. Pero los chicos pueden regresar y traer ayuda de Berk…

–Eso no es problema –soltó rápidamente Snotlout con orgullo dándole una palmaditas al nightmare en la nariz –, ya estoy aprendiendo a dominar esta cosa –pero ante sus palabras, el dragón rojo le soltó un leve gruñido y una mordida –. De acuerdo, de acuerdo ¿Qué tal gigantesca bestia de impresionante genialidad y ferocidad? ¿Está mejor? –se apresuró a agregar algo intimidado con el dragón que aceptó de buena gana el nuevo título.

–Busquemos a Tuff y Ruff –comentó Fishlegs al darse cuenta que se alejaban del tema. Con una leve indicación de la mano, el grounckle sacudió con felicidad su cuerpo y lamió la mano del muchacho regordete –. Sabes, comienzas a resultarme simpático, creo que voy a llamarte Meatlug –dijo riendo ante las cosquillas que le provocaba la lengua porosa del dragón.

Ésta se sacudió con mucha más felicidad.

–Que patético –se escuchó decir a Snotlout mientras se alejaba junto a Fishlegs y los dos dragones –. Ese es un nombre idiota. Son dragones Fishface, deben llamarse algo así como… como… –pero nada le vino a la mente.

–¿Cómo qué?

–¡No me presiones! ¡Ya se me ocurrirá algo genial y mucho mejor que Meatlug!

–Claro, algo exagerado como Firebite o Hookfang –dijo Fishlegs ya no dejándose intimidar por los arranques de Snotlout.

–¡Hey! –gruñó Snotlout, pero luego agregó en voz baja –: Hookfang no suena tan mal.

Los adultos y la joven gemela que quedaron atrás, esperaron hasta que los muchachos se alejaron por completo para retomar su conversación.

–Bien, ahora nos queda esperar ser salvados por un montón de jovencitos montado dragones – Mogadon fue el primero en hablar con remarcado escepticismo –. ¿Otra vez? –se apresuró agregar con una sonrisa ante las miradas de pocos amigos de los Hooligans a su alrededor.

–Pero Stoick –cortó Spitelout retomando el tema –, aún quedan muchas otras cosas por hacer, como ver por los heridos, los muertos y buscar alimento.

–Yo puedo hacerme cargo de los arreglos funerarios –dijo el jefe Meathead compensando su reacción inicial –, solo necesito algunos hombres que puedan cargar los cuerpos.

–Bien, en cuanto a la comida y los heridos… –masculló Stoick tratando de pensar claramente, pero estaba muy agotado para ello – eh… hay que conseguir comida…

–Se puede enviar una pequeña avanzada por la isla en busca de alimento –comentó Honey ante las falta de ideas –, o intentar atrapar algo en la costa.

–Eso es…

–En cuanto a los heridos –continuó la chica –, ahora que ya he terminado con la pierna de Hiccup puedo ayudar a los demás –luego se volvió hacia el viejo herrero y añadió –. Gobber podía asistirme nuevamente.

–Claro, Honey –dijo éste –. Será un placer.

Por un breve segundo, Stoick clavó su mirada en el rostro de su hija y le pareció haber captado algo que nunca había visto antes en ella.

–Está decidido – aceptó el líder con las manos en su cintura –. Mogadon, tú y los tuyos encárguense de reunir los cuerpos de los caídos y juntar la madrea necesaria de los restantes de los botes para la pila funeraria. Lo más pronto posible.

–Sí, no queremos que pierdan esa oportunidad de entrar al Valhala.

–Spitelout reúne un grupo de hombres, aquellos en las mejores condiciones y llevarlos por los alrededor. Trae cuanto alimento encuentren.

–De inmediato, jefe.

–Gobber, ayuda a Honey con todo lo que necesita.

Cada quien con sus ordenes, cada uno marchó a realizar sus tareas. Durante las horas siguientes, Stoick pudo dar un largo respiro ahora que sentía más esperanzas por la vida de su hijo. Mientras que la jovencita Hofferson lo vigilaba, él pudo hacer un rápido recorrido por el campamento que los vikingos estaban preparando en aquella isla rodeada por los dragones. Como en una señal de agradecimiento por la exterminación de su despiadado monarca, las bestias fueron completamente tolerantes con la presencia de sus antiguos enemigos en su territorio.

Tal vez no eran las bestias tontas que siempre pensaron.

El líder Hooligan vio con pena pero con orgullo como sus compatriotas caídos recibían los cuidados requeridos para su descanso eterno en la gloria de los dioses. Mogadon, su hijo y los Meathead hacían un perfecto trabajo y con el mayor respeto posible. Spitelout apareció unas horas después con un par de jabalís sobre sus hombros que habían logrado cazar en el bosque aledaño a la costa. Stoick se aseguró que los alimentos se distribuyeran equitativamente entre aquellos que más lo necesitaban.

Y por último, Honey y Gobber atendieron a cada uno de los heridos de la mejor manera posible y con los pocos recursos que tenían. Stoick estaba verdaderamente sorprendido con las acciones de su hija, era diligente y paciente en todos los sentidos, pero al mismo tiempo con la mente fría que requería la situación. Aunque su trato era cortante con los demás, nunca se mostró grosera con alguien y le entregó a cada quien su debido tiempo.

El jefe vikingo estaba sin palabras, su hija realmente había brillando en toda aquella situación y había demostrado una fuerza mucho mayor que la suya. Analizó la situación con rapidez y, tomó acciones y decisiones sin importar las drásticas que fueran. Pudo ver las cosas más de lo que eran y no dejo que el corazón afectara su juicio, como todo un gran pensador o consejero, algo que al final Stoick ni siquiera consiguió. Aquella solides y toma de decisiones le dejo en claro a Stoick las perfectas aptitudes de Honey y lo mucho que estuvo equivocado sobre sus capacidades. Al igual que Hiccup.

–Honey ¿Podemos hablar un instante?

Stoick se aproximó a su hija, una vez que la mayoría de los heridos habían sido atendidos.

–Estoy ocupada ¿no lo ves? –soltó ella tajantemente sin siquiera mirarlo.

–Ya casi terminamos –objetó Gobber –, yo puedo hacerme cargo de lo que falta.

El herrero se ganó una mirada asesina por parte de la chica.

–Ven… por favor –indicó Stoick tomándola suavemente del brazo para apartarla a donde podían hablar solos.

Una vez ahí, el jefe Hooligan pudo darse cuenta por primera vez en el aspecto de su delgada hija: su cabello esta alborotado y varios tiras escapaban de su larga trenza, su ropa estaba cubierta de tierra y hollín; llevaba un mandil raido e improvisado cubierto de sangre (probablemente la mayoría de su hermano gemelo) y las mangas de su túnica estaban arremangadas sobre su codo revelando unos terribles moretones en sus antebrazos donde Stoick la había sujetado con fuerza para encerrarla en su hogar. El padre sintió una terrible punzada en el pecho al percatarse hasta donde había llegado su daño a sus hijos, incluso en su pequeño tarrito de hidromiel que solía ser su adoración.

El único monstruo en toda esa situación había sido él y no los dragones que había jurado odiar toda su vida.

–Honey… oh Honey… –musitó él tratando que no se le quebrara la voz ante la mirada vacía que le dirigía su hija –yo… Honey, lo siento tanto –soltó de sopetón sin saber que otras palabras utilizar –. Obre mal y me doy cuenta de ello ahora.

Clavando su rodilla en el suelo, Stoick se puso a la altura de su hija, pero ésta se negó a mirarlo directamente a los ojos.

–Tú y Hiccup son lo más importante en este mundo para mí –dijo posando una de sus manos en el hombro de la chica tratando de captar su atención –, mis más importantes tesoros, los bellos regalos que me dejo su madre. ¿Y cómo pague tal amor?... ni siquiera tengo las palabras para describir mis acciones o como enmendarlas. Puedo pedirte perdón un millar de veces y eso no sería suficiente.

La niña seguía sin devolverle la mirada a pesar de lo cerca que se encontraban sus rostros.

–Hiccup casi muere y tú… –continuó el padre tratando de contener sus lagrimas en sus parpados – ustedes nos han traído la esperanza con algo tan inesperado… ¡Un milagro! Ustedes son un milagro… mis milagros.

Su última palabra, provocó que Honey lo mirara de soslayo, pero su duro semblante seguía tieso e inquebrantable, a pesar que la gran mano de su padre acariciaba su barbilla.

–Sé que te hice daño a ti y tu hermano, y que nada de lo que haga será suficiente para reparar el pasado, pero eso no impide tener un mejor futuro. Cuando yo era niño, antes de que mi padre muriera, el solía decirme los grandioso que era ser un jefe, recibir el respeto, las responsabilidad y obligaciones que venían con el trabajo. Que no había algo más maravilloso o de orgullo, que ser un líder vikingo. Y crecí creyendo eso, actué creyéndolo, y ahora me doy cuenta que estaba equivocado. Hay algo más maravilloso y de lo que se debe estar orgulloso y eso es ser padre.

Las lágrimas de Stoick comenzaron a recorrer sus mejillas en lo que captaba la completa atención de su hija.

–No es sido un buen padre, tampoco en el mejor jefe para ustedes dos. Tratando de no defraudar a mi gente, decepcioné a los que son más importantes para mí. Por tanto tiempo le rogué a los dioses por hijos perfectos… los herederos perfectos, valientes y decididos, futuros héroes vikingos… no me di cuenta que ya tenía lo que deseaba… peor aún, me atreví a olvidar lo que poseía. Lo siento tanto, Honey.

Sin poder contenerse más, el padre tomó el delgado cuerpo de su hija entre sus brazos y lo estrujo con fuerza, enterrando su enorme rostro en la castaña cabellera de ella. Honey no correspondió al abrazo en ningún momento.

–Te ruego que me perdones… –le dijo llorando contra su oído – tal vez no ahora, tal vez no mañana, tal vez nunca… pero por favor dame la oportunidad de ganarme tu perdón y el de tu hermano. Porque los amo, más que nada en este mundo. Y te prometo que sin importar que lo hagas o no, nunca volveré a olvidarlo… nunca más.

Honey requirió de toda su fuerza de voluntad para que las lágrimas acumuladas en sus parpados salieran de sus ojos y para que sus brazos no la traicionara y sujetaron a su padre. En su terquedad y orgullo, la gemela pecosa permaneció firme, con los puños cerrados y sin corresponder al afecto de su padre.

Y sin más se separaron.

–Sé que nunca lo olvidas –dijo finalmente Honey al rostro expectante de su padre una vez que terminó el emotivo abrazo –, la pierna ausente de Hiccup será el recordatorio permanente.


Hola a todos

¿Eso fue muy cruel para Stoick o se lo merecía? Bueno, la familia Haddock tiene mucho trabajo por delante juntos. Pero ¿Qué se habrá dado cuenta Stoick sobre sus hijos?...

Ahora un aviso importante: el próximo capítulo será el final… de temporada. Es algo que suelo hacer en mis fic largos, darme una leve pausa antes de retomar la historia. Sabrán más al respecto el capitulo siguiente, mientras provechen para unirse al concurso de adivinar cuál es el dragón de Honey.

Y hablando de eso, me tuvieron que preguntar justamente la pregunta que menos quería: ¿Qué clase de dragón es el de Honey? (cubriendo mi rostro con mis manos) Saben, eso me pone en una situación crítica sí la contesto directamente, así que lo haré, es solo decirles que si dijera cual es la clase del dragón de Honey sería muy fácil adivinar cuál es. Esa es su pista, ahora a pensarle que quise decir con eso. Y otra que ya también me hicieron: ¿Es un dragón legendario o gigante? (mencionando específicamente al Screaming death o Furius de los libros) La respuesta es No.

Lo que sabemos del dragón hasta ahora (incluso antes de iniciar el concurso) es: No es nightfury. No es un dragón legendario o gigante. Mencionar su clase lo hace muy fácil de adivinar. Es el más viejo de todos. Su nombre (como Toohtless) empieza con F. Y es macho.

Que sigan las preguntas.

Ya de último, los invito a pasar a mi galería en DeviantArt (la dirección se encuentra en mi descripción de autor) para ver el resto de mi trabajo tanto original como FanArt. Además he abierto mi opción a comisiones por trabajo bajo pedido (tanto en dibujo como en texto). También visiten mi página en Tumblr, donde comparto todo lo que me encuentro y más. Por favor apóyenme. Un abrazo a todos.

Un capítulo nuevo cada jueves.