Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

Vivo pero no entero

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Hiccup podía sentir el calor de las llamas al ras de su piel, pero éstas nunca alcanzaron a lastimarlo. Tenía los ojos entre abiertos y por la leve ranura entre sus parpados podía distinguir un caleidoscopio de colores entres la brazas a su alrededor. Intensos rojos se mesclaban con amarillos y naranjas, pero lo más extraño es que poco a poco se hacían presente algunos tonos azulados y verdosos.

Las flamas danzaban con intensidad a causa del viento o el batir de alas; el chico no estaba seguro, pero de lo que no había duda era que rugían cual bestias en batallas. Hiccup estaba seguro que las llamas iban a devorarlo y consumirlo en un abrir y cerrar de ojos.

–¿Acaso esto fue lo que soñó Honey? –se preguntó mentalmente –. ¿Este es mi fin?

El cuerpo del muchacho estaba flojo y débil, y dejaba que viento lo acunara como un bebe recién nacido, aunque su final estaba cerca. Solo esperaba que del otro lado pudiera ver a su madre y a su abuelo, y que al menos ellos estuvieran orgullosos de él.

–Estoy orgulloso de llamarte mi hijo –escuchó el muchacho débilmente como un susurro perdido entre las brazas crispantes.

¿Quién era? ¿Quien le hablaba?

Hiccup cerró los ojos tratando de enfocarse en aquel murmulló distante, pero no pudo captar aquella consoladora voz. ¿Acaso… había sido su madre? No, era la voz menos femenina que se podía imaginaba, además, no tenía recuerdos de cómo era la de su mamá.

Ya que importaba, pronto la volvería a escuchar.

Pero lo siguiente que captaron sus oídos, fue un intenso rugido y muy característico, que Hiccup no podía confundir con nada más. Era el llamado de nightfury… era Toothless. Recordando a su buen amigo dragón, el muchacho hizo un esfuerzo descomunal para volver abrir sus ojos, pero sus parpados eran tan pesados que le resultaba casi imposible.

Levemente, entre sombras y llamaradas, pudo distinguir de manera borrosa la figura inmensa y oscura que era Toothless, acercándose a él con el fuerte batir de sus alas.

–Toothless –musitó el muchacho en susurro –. Hey, amigo.

Con movimientos sumamente lentos, casi en cámara lenta, el dragón negro como la noche abrió su enorme hocico mostrando sus gruesos dientes e hincándolos en lo primero a su alcance. Todo se volvió oscuro para Hiccup… era definitivo, estaba muerto.

Pero… si así lo era ¿Cómo podía seguir escuchando a Toothless?

Era como un leve ronroneo, característico del nightfury, que Hiccup conocía muy bien ante el constante contacto entre ambos. ¿Cuántas veces sintió el cuello de la bestia vibrar bajo sus manos? Ese agradable calor que resultaba relajante. Luego, una leve sacudida. Alguien empujaba su cuerpo inerte… su cabello se sacudía una leve brisa ¡Espera un momento! ¡Eso no era una brisa, era una respiración! ¿Qué estaba pasando?

Flotando entre la realidad y la inconsciencia, Hiccup enfocó toda su energía y concentración solo en sus ojos y en la pesada terea de abrirlos nuevamente. Estaba tan cansado y sin fuerza, solo quería dormir eternamente y nunca levantarse, que requirió toda su fuerza de voluntad conseguirlo, y poco a poco, sus parpados volvieron a abrirse. Lo primero que captó su vista, fueron dos grandes ojos verdes y penetrantes sobre él.

–¿Toothless?

Obtuvo un leve rugido en respuesta.

Definitivamente era el nightfury, nadie más podía atacarlo con una lengua húmeda como esa y ser adorable al mismo tiempo. Pero si Toothless estaba junto con él, podía verlo y sentirlo (como cada uno de sus kilos de peso cuando poso su pata sobre su estomago), eso quería decir que no estaba muero ¿Verdad?

–¿Dónde estoy? –continuó el muchacho levantándose levemente de su cama, solo para descubrir al nightfury brincando de alegría por toda su casa. Espera un momento… ¡SU CASA! ¿Cómo era posible que estuvieran en su hogar? – . Sí, debo de estar muerto –afirmó el muchacho imaginados las posibilidades que llevaría a tal situación. Solo en el Hel podría tener a un dragón, precisamente a un nightfury, revoloteando de alegría dentro de su casa.

Bueno, rebotar era decir poco, ya que Toothless comenzó a derribar cuanta cosa se topó en su camino generando una estela de destrucción detrás de su cola. Hiccup intentó detenerlo pero una extraña punzada en la pierna volvió a dejarle claro que seguía con vida. Solo vivir podía doler tanto.

Pero estar vivo era una cosa y entero era otra. Bajo las pieles de su cama, pudo encontrar con desasosiego tan solo uno de sus pies, el otro estaba perdido. ¿Cómo había sucedido? ¿Dónde había quedado? Su pierna mutilada se encontraba unida a una novedosa pata de palo mucho más compleja de que las conocía. Eran tantas cosas nuevas y en tan poco tiempo para asimilarlo. La mente del pobre muchacho se devanó con todo los nuevos detalles que tenía frente a él: no recordaba que había sucedido desde el enfrentamiento con la muerte roja, por un momento pensó que estaba muerto, luego vivo, en su casa y con Toothless ¡Con Toothless en su casa! Y sobre todas las cosas ¡Le faltaba una pierna!

Tantas ideas comenzaron a provocarle migraña. Hiccup necesitaba respuestas y rápido, antes de que su cabeza explotara con tantas teorías locas que comenzaba a formular su aturdido cerebro. Por desgracias se encontraba solo en casa, con excepción de Toothless. ¿Dónde estaba su padre y Honey? ¿O Astrid y los chicos? ¿Ellos estaban bien? ¿Qué paso con el resto de su gente y los dragones? Deseando respuestas, Hiccup trató de alcanzar la puerta de su hogar, pero su nueva pierna no tenía la menor intención de hacerlo fácil, por suerte para él Toothless estaba para mejorarle la vida. Ese era su propósito.

–Gracias amigo –comentó el muchacho aproximándose lentamente a la puerta.

No estaba preparado para lo que encontraría al otro lado. Dragones. Miles de dragones por cada rincón de Berk, sobre los techos, en los caminos, entre las casa, en la plaza, en el gran salón, junto a los vikingos. Aquellas bestias escupe fuego se había apoderado de la aldea y de sus habitantes.

–Definitivamente estoy muerto –comentó el muchacho mirando a su alrededor, con la boca levemente abierta y con los ojos tan grandes como platos.

Era una vista increíble. Nadder, gronckles, zippleback y nightmares deambulaban por Berk sin la menor preocupación de ser atacados o molestados, y los vikingos con los que solía pelear a muerte, caminaban entre ellos o junto a ellos, algunos los alimentaba, pocos los tocaban y en como el caso de Snotlout y los gemelos Thorston, volaban en ellos sobre los techos de la casa.

¿Cómo era posible?

–¡Miren todo, Hiccup despertó! –escuchó el muchacho pecoso su nombre y su primera acción ante esto fue maldecir por debajo. Sin duda iban a culparlo de todo. La constante rutina del rechazado le generó el instinto primario de cubrirse la cabeza al verse rodeado por una masa humana de Hooligan. Pero estos en cambio, lo subieron sobre sus hombros y lo cargaron hasta la plaza central del pueblo aclamando una y otra vez su nombre.

¿Acaso lo llevaban a su juicio? ¿O iban a ejecutarlo de inmediato?

Su sorpresa fue mayor cuando lo bajaron entre la mayoría de los habitantes de la isla, incluidos los dragones, justo en el centro mismo de la aldea, donde su padre esperaba con la perfecta silueta de guerrero con la que era conocido.

–¿Papá? –masculló el gemelo confundido, esperando de nuevo el repudio y probable castigo por parte de su progenitor, ante sus claros actos de desorden social y anarquía.

–¡Hiccup! –pero su padre se volvió hacia él de golpe, su semblante se aligeró increíblemente y lo levantó del suelo en un impresionante y poderoso abrazo de oso.

–Definitivamente… estoy muerto – fue lo único que alcanzó a escaparse de los labios del muchacho ante la falta de aire.

–No –dijo Stoick al dejarlo nuevamente en el suelo cuando quedo satisfecho con el fuerte apretón, pero Hiccup tambaleó ante el esfuerzo de mantenerse de pie en su nueva pierna que requirió la mano de su padre para mantenerse derecho. Sería todo un reto acostumbrarse a ello –. Pero estuviste muy cerca.

El gran jefe sonreía como nunca en su vida, que Hiccup no estaba muy seguro que fuera posible. Había tantas cosas, preguntas que quería hacerle, pero antes de que lograra articular alguna palabra, algún vikingo en la multitud que lo rodeaba gritó a todo pulmón:

–¡El nightfury! –como si entendiera el llamado, el dragón negro como la noche brincó sobre la muchedumbre pasando de cabeza en cabeza, hasta aterrizar como un ágil felino a un lado del gemelo pecoso.

–Ja ja –rió Stoick ante tal espectáculo sacudiendo su enorme pecho y barriga –. Hola, Toothless –agregó casualmente saludando a la bestia que se sacudió con felicidad.

¡Ahora sí que Hiccup se quedo perdido!

–¿Papá? ¿Qué es..? –balbuceó el chico pecoso sacudiendo sus brazos en todas direcciones, indicando tantos a los vikingos como a los dragones a su alrededor –. ¿Qué? ¿Eh? ¿Cómo?

–Vaya que la caída te revolvió el cerebro –dijo Gobber apareciendo a un lado de su aprendiz y poniendo su mano sobre su hombro, generando en el muchacho cierta calma –, no puede completar ni una frase sencilla.

Hiccup le dirigió una mirada inquisitiva, aunque sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta.

–Hiccup –lo llamó Stoick con voz tranquila obteniendo toda la atención del muchacho. El padre se arrodilló ante él y con una mirada llena de amor le dijo –: todo está bien y eso se debe a ti.

–¿A mí?

–Así es –continuó colocando una de sus enormes manos sobre el pecho su hijo –. Gracias a ti, finalmente se alcanzado la paz. Años de constante guerra han terminado y se lo logró lo imposible –posó sus manos en sus hombros y clavó sus ojos en los del muchacho –, vikingos y dragones pueden convivir juntos. Y todo te lo debemos a ti –sin apartar su gran sonrisa, el gran jefe se levantó para luego indicar con un solo momento todo el cuerpo de Hiccup –. Quien se hubiera imaginado que solo necesitábamos… esto.

–Pero ¿me has indicado todo completo?

–Sí, Hiccup –agregó en un susurro en lo que se quebraba su voz –. Todo tú… todo mi hijo.

El muchacho clavó su mirada en su padre y poco a poco, su memoria fue mejorando. La batalla, los dragones, el Red Death, las palabras de su padre… ahora todo tenía sentido.

–Hiccup ¿podrás perdonar a un viejo, terco y tonto vikingo como tu padre? –le preguntó Stoick colocando nuevamente una de sus manos en el hombro de su hijo.

–Ya lo he hecho –contestó Hiccup con una gran sonrisa, antes de hacer el mejor intento de rodear a su padre con sus brazos –. Te amo, papá –dijo en voz baja, consiente que los sentimientos no eran cosas de vikingos.

–Y yo a ti, Hiccup –pero Stoick agregó elevando su voz para que toda su gente, vikingo y dragones supieran que era los más importante para él. Porque era padre primero y vikingo después.


Una vez que Hiccup dejo de recibir los abrazos de su padre y las bendiciones de su gente, sus nuevo y nuevos amigos, junto con sus dragones, lo rodearon a él y a Toothless con abrazos, palmadas y mucha felicidad.

–¡Hiccup! –Astrid repetía una y otra vez su nombre sin parar de sonreír.

–¡Vaya forma de morir! –le aseguró Ruffnut dándole una dolorosa palmada en la espalda.

–Te vez bien para ser un maldito cadáver parlante –comentó Tuffnut tomándolo del cuello para aplicándole una llave y restregarle los nudillos en la cabeza.

–Oh por Thor, Hiccup –Fishlegs se sacudía más que una lubina fuera del agua –. Qué bueno que te encuentres bien.

–Si hubieras muerto te habrías perdido mi dominio sobre esta bestia –le afirmó Snotlout indicando al nightmare detrás de él, que rápidamente respondió con una leve bocanada de fuego que casi queman los pantalones del joven moreno–. ¡Está bien, ya entendí Hookfang! –agregó sacudiéndose el humo de su trasero.

Hiccup no tuvo ni la oportunidad de agradecerles por haber confiado en él, en realidad no era necesario. Los chicos prácticamente lo secuestraron por la siguiente hora, ocupando toda su atención relatándole lo sucedido después de que ganar la batalla contra la gigantesca reina malvada de los dragones. Le narraron con dramatismo como gracias a ellos, habían obtenido ayuda de Berk y una nueva flota salió en recate de los sobrevivientes de la batalla.

Los dragones que eran libres del yugo del Red Death tomaron posesión de su isla, y solo pocos volaron junto a los barcos vikingos en dirección a Berk. Ambos jefes de las tribus Hooligan y Meathead, acordaron una paz con las bestias. Los vikingos no pelearían más contra los dragones al menos que fuera cuestión de vida o muerte (algo que Mogadon el Meathead insistió por las dudas). Y sin más, él y su gente regresaron a su isla con una maravillosa y heroica historia que contar sobre el chico que logró acabar con una guerra.

Cuando los muchachos estuvieron satisfechos de hablar (algo que no era su fuerte), remontaron vuelo sobre sus dragones demostrándole al gemelo pecoso lo que había conseguido en tan poco tiempo.

–Wow –soltó Hiccup mirando sobre su cabeza como Snotlout, Ruff, Tuff y Fishlegs se apoderaban del cielo con sus nuevos amigos escamosos. Solo él, Astrid, Toothless y la Nadder que la rubia bautizó como Stormfly, permanecieron en tierra firme –, ellos de verdad que los están…

Pero sus palabras quedaron a medias cuando los brazos de Astrid rodearon su cuello. Hiccup se quedo paralizado y con los brazos tiesos a su costados en lo que la rubia efectuaba su cálido abrazo. El muchacho solicitó una respuesta a su dragón con la mirada, pero Toothless solo le giñó un ojo.

–Qué bueno que estas bien –escuchó levemente la voz de Astrid contra su hombro, sacándolo de su estupor.

–Bueno –dijo Hiccup posando sus manos en la espalda de ella –, tan bien como se puede.

Astrid, que no era buena para las cosas emotivas o la gente, o la gente emotiva, se separó de él dirigiéndole una mirada de pocos amigos como respuesta ante su inoportuno comentario sarcástico. De propina, le soltó un puñetazo en el hombro.

–¡Ahhhh! –se encorvó Hiccup de dolor –. ¿Y eso por qué fue?

–Por asustarme –respondió la rubia cruzando los brazos sobre su pecho. Unos segundos después, cuando Hiccup bajo la guardia, sujetó al gemelo del cuello de su túnica y lo atrajo hacia ella para besarlo suavemente en los labios. Apenas Hiccup comenzaba a disfrutarlo, cuando se separaron –. Y eso, por no dejarme –dijo Astrid con un leve sonrojo en sus mejillas.

Hiccup le devolvió una mirada entre completa confusión y embelesamiento.

–¡Hey, par de tortolos –soltó Tuffnut desde el cuello de su Zippleback –, si ya terminaron, queremos mostrarle a nuestro querido "amigo el cadáver" nuestras nuevas habilidades de vuelo!

–¡Tuffnut, cuando este allá arriba vas arrepentirte de haber dicho eso! –le contestó Astrid alzando un puño al cielo. Hiccup no pudo evitar reír –. ¿Vamos? –le preguntó Astrid indicándole con la cabeza a sus amigos que volaban entre las nubes.

A pesar de su falta de pierna, el muchacho estaba más que listo para saltar sobre la montura de Toothless y emprender el vuelo, pero fue cuando recordó algo sumamente importante que no podía creer que hubiera olvidado hasta el momento.

–Espera… ¿Dónde está Honey?


–Tienes que admitir que es una situación muy graciosa –dijo Hiccup entrando a la pequeña choza que servía de presión en la aldea de Berk. Recargada contra las barras de acero, se encontraba Honey encerrada en un una de las celdas que se mantenía en pie después del escape aparatoso con Bjorn Board –, ni en un millar de años imagine de que todas la personas posibles que papá podría encerrar, incluido yo, tú terminaras tras la rejas.

La gemela pecosa le lanzó una mirada de hastía, mientras su brazos colgaban inertes de los barrotes.

–Te salve la vida, Hiccup –dijo ella con voz pesada –. Puedo corregir mi error.

Su hermano levantó las manos en señal de sumisión, en lo que soltó una risita nerviosa. De Honey lo creía posible.

–Que por cierto… –agregó rascándose la nuca – gracias… gracias por salvarme. Los chicos me contaron todo lo que sucedió y como tuviste que tomar control de la situación, incluso en contra de papá, solo para ayudarme.

–Pues mira que bien resultó para mí ¿no? –soltó Honey con apatía haciendo girar su ojos. Pero ante la cálida sonrisa de su hermano, no pudo evitar corresponderle. Se enderezó de su posición y añadió con más sentimiento –: no podía perderte, sabes. Mi vida se quedaría sin propósito y sería mucho muy aburrido sin tus estúpidas ideas.

Ambos rieron.

–¿Siempre juntos? –preguntó Hiccup poniendo sus manos sobre las de su hermana que seguía sujetando los barrotes de su celda.

–Siempre juntos.

–Y… bueno –balbuceó el gemelo pecoso pasando su mirada por los alrededores de la prisión de su hermana –. ¿Cuánto tiempo más crees que papá te tenga encerrada?

–No lo sé, probablemente cuando se le quite esa tontería de que necesito disciplina –soltó Honey mordazmente –. No tengo idea de dónde sacó esa estupidez. "No puedes hablarle a tu padre y jefe de esa manera delante de todos" blah, blah, blah –imitó exageradamente la voz de su padre provocando unas carcajadas en su hermano.

Fue tanta la risa, que Hiccup se dobló sobre sí mismo, ante una punzada de dolor que aquejo su vientre.

–Parece… que todavía… –dijo con respiración entrecortada – no estoy del todo bien… omitamos las carcajadas por unos días.

–¿Seguro que te encuentras bien? –lo cuestionó su hermana con la preocupación reflejada en su rostro.

–Sí, nada que constante trabajo y esfuerzos descomunales no curen –dijo el muchacho sarcásticamente enderezando su cuerpo –. Y tú ¿aún sigues molesta con papá? –añadió con cuidado a sabiendas del mal temperamento de su gemela.

Honey se tomó su tiempo para contestar. Pataleó un poco el suelo y cruzó sus brazos sobre su pecho antes de responder:

–Sí… no… no lo sé.

–Honey…

–No te molestes, Hiccup. Sé muy bien que vas a decir, pero la verdad en este momento no quiero escucharlo. Papá cometió muchos errores y nos dio las espaldas más de las que puedo recordar. ¿Es perfecto? No ¿Tiene derecho a cometer errores? Sí, pero normalmente esos no le cuestan casi la vida a su hijo… mi hermano.

Honey se apartó de los barrotes y le dio la espalda a Hiccup, clavando su mirada en la pequeña ventana de su celda unos pies más arriba de su cabeza, donde podía distinguir a un par de cuervos posados en el árbol más cercano.

–Pero… –agregó débilmente aún sin volverse –a pesar de todo, es mi padre. Y yo lo amo –miró sobre su hombro en dirección a su hermano con el cual compartió un vistazo –. Y sé bien que él también nos ama. Me preguntas si sigo molesta con él… lo más probable es que sí y vaya a estarlo por mucho tiempo, pero si lo odio… creo que nunca podría odiarlo. ¿Perdonarlo?... Probablemente algún día, tal vez más cerca de lo que quisiera.

–¿Volverás a confiar en él?

–Sí –contestó Honey con rapidez y sequedad –. Pero no se lo digas –agregó señalando a su hermano con un dedo acusador –, primero quiero hacerlo sufrir un tiempo, para que no vuelva a ocurrírsele tremenda estupidez.

Hiccup volvió a estallar en risa y pronto sintió otra punzado de dolor.

–No más risas, por favor –pidió piedad sujetándose de los barrotes de la celda. Hiccup conocía muy bien a su hermana, tal vez era la única persona del mundo que entendía algo de las cosas que pasaban por su cabeza, pero sobre todo, el sabía que no tenía mal corazón, solo que éste solía era tan delicado que ella lo sobreprotegía –. A mí me parece que tienes todo muy bien definido a pesar de la dudas.

–¿Qué puedo decir? Estar encerrada me dio mucho tiempo para pensarlo.

–Por cierto ¿Cuándo vas a dejar el acto de la pobre prisionera? –preguntó Hiccup sin dejarse engañar.

–¿Por qué lo dices?

El gemelo tomó la puerta de la celda y la abrió sencillamente con un empujón, sin duda Honey había violado el cerrojo desde hacía mucho tiempo.

–Bueno ¿Qué esperabas? –comentó su hermana haciéndose la inocente pero evadiendo la mirada inquisitiva de su gemelo –. Debo dejarle pensar que ganó alguna ¿no?

–Aja –dijo Hiccup cerrando de nuevo la puerta –. Sabes, esto hace que me pregunte ¿por qué cuando yo estaba encerrado, no abriste el cerrojo? ¿Por qué tuviste que derribar la ventana?

–¿Y entrar en la prisión con Astrid dentro? ¡No! Estaba del otro lado de la ventana y lo que alcance escuchar me dejo en claro la empalagosa conversación que tenían. ¿Qué tal si al entrar me encontraba con algo que no me hubiera gustado ver? Yo paso.

–Bueno –masculló Hiccup con nerviosismo y un leve sonrojo en las mejillas –, en realidad no paso nada… en ese momento….

–¡No! ¡No! ¡NO! –gritó Honey con demencia señalando a su hermano con el dedo índice –. ¡No quiero saber! Con lo que vi en la ensenada tuve suficiente para el resto de mi vida.

–Por favor… Honey… no me hagas reír…

–Y hablando de ensenada ¿Dónde está Toothless?

Con solo escuchar su nombre, el dragón negro como la noche asomó su gran cabeza escamosa por la puerta de entrada, con su legua de fuera y una tonta pero simpática sonrisa sin dientes.

–No pudo entrar, es muy grande para la puerta –explicó el chico –. Pero va a donde quiera que vaya, se asegura que no me pase nada.

–Eso fue lo que le pedí que hiciera –dijo la gemela con naturalidad aunque sus palabras provocaron cierta sorpresa a su hermano –. Alguien tenía que cuidarte ¿no?

–Gracias.

–Y ahora ¿Qué van a hacer?

–Bueno, hay par de pedales nuevos y una pata de palo por cortesía de Gobber que quiero probar de una vez.

–Hiccup –lo llamó Honey retomando un tono serio en su voz –. ¿Cómo te siente al respecto? ¿El haber perdido tu pierna?

Hiccup inconscientemente miró su pie faltante y al recordarlo, la molestia del muñón regreso. El mantenerse distraído era lo único que evitaba que no le doliera la herida. Era extraño y muy nuevo, incluso para asimilarlo completamente.

–Es algo… –dijo Hiccup – a lo que tengo que irme adaptando – agregó con una gran sonrisa aunque su hermana no fue engañada del todo de su tono jovial –. Es un gran cambio. Uno de tantos.


Hola a todos

Feliz final de temporada! No se preocupen, esto no el final del fic, solo un leve descanso hasta la siguiente temporada. Que tal les pareció este temporada y el final? Debo confesarles que el primer borrador de esta historia terminaba aquí con un giro macabro. Cuando Hiccup preguntaba por Honey, era llevado a su tumba! Resultaba que Hiccup si nació junto con una gemela pero ella no sobreviví al primer inverno. Toda la interacción de Honey en la historia era como un fantasma o una representación imaginaria de Hiccup para sentir apoyo (eso se lo dejaba al lector) y nadie más podía verla u oírla. En cierta forma Stoick sabía que algo no andaba bien con su hijo porque hablaba con un amigo imaginario. Pero ha como diseñaba el personaje de Honey me comencé a preguntar como reaccionaria a ciertas situaciones y fue cuando decidí alargar la historia y darle vida a Honey.

Ahora pasando al concurso de adivina el dragón de Honey, preguntaron: ¿Qué es lo que lanza/escupe el dragón? Según la guía de dragones es "Ice blast" Eso también contesta la siguiente pregunta; no, no se llama Firebite. Y sobre el nombre, tiene una similitud con el de Toothless (Chimuelo) que significa la ausencia de una característica física, que en realidad el dragón si tiene. Bueno, con el dragón de Honey es a la inversa, parece que tiene una característica física (de ahí su nombre) que en realidad no tiene. Espero que entiendan la pista.

Gracias a todos por leer, a los nuevos seguidores, por favor inviten a sus amigos fanáticos HTTYD leer este fic, ya que gracias a ustedes estamos cerca de los 10,000 pageviews. Nos vemos hasta la próxima temporada y por mientras traten de adivinar el dragón de Honey.

Ya de último, los invito a pasar a mi galería en DeviantArt (la dirección se encuentra en mi descripción de autor) para ver el resto de mi trabajo tanto original como FanArt. Además he abierto mi opción a comisiones por trabajo bajo pedido (tanto en dibujo como en texto). También visiten mi página en Tumblr, donde comparto todo lo que me encuentro y más. Por favor apóyenme. Un abrazo a todos.

Inicio de la segunda témpora es el jueves 20 de octubre.