Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
Viejos amigos, nuevos enemigos
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Hiccup apretó sus manos con fuerza a la proa del barco Outcast mientras su miraba captaba como se alejaban cada vez más de Berk. Aquella isla que había sido su hogar toda su vida y nunca abandonado, era menos apreciable a la distancia en cuanto más se adentraban a mar abierto. En lo que el viento salado del océano le golpeaba el rostro pecoso y sacudía su cabellera castaña, el joven gemelo no dejaba de repasar en su mente una y otra vez el plan que había formado en milésimas de segundos, como su única ancla a la sobrevivencia.
Era algo completamente descabellado y casi imposible de realizar, pero no había pensado en nada mejor con el poco tiempo disponible que tuvo para idear algo. Debía regresar con Toothless de alguna u otra manera, era su única alternativa para poder detener a Alvin, salvar a la aldea y sus amigos… en especial a Honey.
Hiccup no pudo soportar mucho tiempo permanecer oculto detrás de aquella roca y presenciando las canalladas del Outcast; luchó para escapar del agarre de Fishlegs y revelarse ante Alvin como la persona que él buscaba. Fue completamente consiente que estaba cometiendo un acto de suicidio, y como era de imaginarse, Alvin no le creyó de inmediato.
En realidad los terribles bandidos Outcast se rieron a carcajadas de él en su cara… por casi quince minutos… sin interrupción. Que podía esperar, después de todo él era el escuálido e inútil heredero Hooligan, la vergüenza del gran Stoick the Vast… o al menos lo había sido por la mayor parte de su vida.
Aunque tenía todo en su contra, Hiccup jugó con cuidado sus cartas y metió el gusanito de la duda en la mente de Alvin una vez que terminó de reirse.
–¿No me crees? –le había dicho indicando sus alrededores –. ¿Acaso ves algún dragón en esta isla?
Casi pudo escuchar como los engranes en el cerebro de Alvin giraba ante aquella información, mientras la mirada penetrante del bandido lo evaluaba hasta los huesos.
–Llévame a la isla de los dragones y te probaré que lo que digo es cierto.
Le sorprendió a sí mismo lo seguro que se escucharon sus palabras en ese momento, incluso podría haber jurado que cualquier otra persona las pronunció en lugar de él. Al final rindieron frutos y Alvin le creyó sin más miramientos. Aunque fue bastante ingenuo de su parte creer que el bandido experimentado no se arriesgaría tan fácil ante sus demandas.
–Ella nos acompañara –le aseguró al muchacho quien pudo sentir el terror apoderarse de su corazón (aunque trató de no demostrarlo) cuando Alvin tomó a Honey de la muñeca y la sacudió frente a él – y si intentas algo sospechoso… romperé su cuello –sentenció el bandido con la más cínica sonrisa.
Ahora se encontraban los dos gemelos atrapados en un barco llenó de malvados Outcast en rumbo a la isla de los dragones y contando que un plan formado al calor del momento funcionara a la perfección. Fue por ellos que Hiccup tuvo problemas de reflejarle esperanza y seguridad a su hermana gemela a través de su sonrisa cuando su hermana gemela posó su suave y pequeña mano sobre su hombre pidiendo por su atención. El miedo estaba en su mirada y la consternación reflejada en sus facciones.
–Esta… es la PEOR idea… que has tenido en tu vida –le remarcó ella haciendo énfasis en las palabras adecuadas.
Su hermano trató de nuevo de regalarle una sonrisa cálida pero le resultó difícil. Estaba arriesgando mucho con tal movimiento. Y Alvin se aproximaba a ellos desde la popa del barco.
–Eso está por verse –comentó el muchacho posándose entre Honey el bandido Outcast.
–Disfrutando del viaje, pequeños vikingos –los saludó Alvin seguido de cerca por algunos de sus seguidores.
–Sip –dijo Hiccup con facilidad y hasta con una descarada sonrisa que dejo inquieta a su hermana detrás de él.
–Eso es maravilloso –soltó Alvin más jovial dando una leve palmada –. Ya estoy ansioso de ver al maestro conquistador de dragones en acción ¿No es así muchacho? –agregó de ultimo volviéndose a sus hombres.
Éstos asintieron con algunas sonrisas fingidas y leves gruñidos.
–Solo… esperemos –puntualizó Alvin bajando su mirada hasta quedar a la altura de la de Hiccup, que para sorpresa de todos los presentes se la mantuvo con calma – que esto no sea… una especie de engaño.
–No tiene porque serlo –respondió el muchacho con una sonrisa y en susurro.
–¡Perfecto! –vociferó el Outcast alzando sus brazos –. Ya pronto se darán cuenta que si siempre siguen las ordenes de Alvin the Treacherous todo… jeje, sale de maravilla –rió secamente denotando sus torcidos dientes.
Ante sus palabras, sus seguidores imitaron su sentido del humor con aquellas depravadas risillas, Honey no pudo evitar apretarse contra la espalda de su hermano, que permaneció estoico ante aquel desplante enemigo.
Algo se había poseído de él cuando dijo:
–Disculpa ¿Quién? –causando un infarto a su hermana y miradas ceñudas por parte de los Outcast.
–Alvin the Treacherous –repitió el líder de los bandidos indicando su pecho –. ¿No pueden decir que no me recuerdan?
–Nop –dijo altivamente Hiccup, mientras detrás de él, Honey cambio su asentimiento inicial con la cabeza a una negación.
–Yo fui un vikingo Hooligan durante mi juventud. Conocía a todos en la isla ¡Fui amigo de su padre! ¡Conocí a su madre!
Hiccup volvió a negar con la cabeza con descaro. Tenía que mantenerlos distraído, para que no se percatara de la trampa que le estaba tendiendo.
–¿Acaso no han escuchado mi nombre? ¿Mis actos? ¡¿Por qué me llaman the Treacherous?!
Hiccup encogió los hombros con un mohín. Alvin perdió la paciencia soltando un leve gruñido; sus manos como garras se abalanzaron contra el gemelo pecoso sujetándolo de su chaleco de piel de oso y jalándolo hacia sí. Hiccup soltó un leve quejido, mientras alcanzó a escuchar detrás de él a Honey chillar su nombre.
–Creo que no querrás saberlo –masculló Alvin cada palabra pegando su rostro contra el de joven Hooligan. La cercanía le permitió a Hiccup oler de primera mano el aliento y el desagradable olor caporal del bandido.
Aguantando las ganas de vomitar, le contestó:
–Obviamente no.
–Eso espero… –aceptó Alvin con una mirada ceñuda – y que esto no sea ningún truco o la vida de tu hermana… – agregó volviendo lo suficiente para poder apreciar como algunos de los bandidos Outcast intentaban pellizcar a Honey principalmente de los brazos o cualquier parte del cuerpo que tuvieran alcance.
La gemela pecosa se abrazó a sí misma tratando de evitar que alguno pusiera sus grasientas manos sobre ella.
–¡Hey! –se quejo Hiccup sintiendo por primera vez furia y miedo al mismo tiempo durante todo ese viaje, en lo que trataba de liberarse de la enorme mano del Outcast que lo mantenía suspendido del suelo un par de centímetros.
–O ella pagara con su vida –sentenció al final Alvin denotando toda la maldad que era posible formar en sus palabras.
Fishlegs aún se encontraba escondido detrás de la enorme roca aunque había pasado bastante tiempo ya desde que Alvin partió de la isla con los gemelos Haddock en su poder. La principal razón se debía a que el despiadado bandido le había ordenado algunos de sus secuaces permanecer en Berk y mantener cautivos a sus habitantes. Que terribles planes tenía planeado para ellos era desconocido para el regordete muchacho.
El joven jinete se asomó una y otra vez sobre la roca como si existiera la posibilidad de que los Outcast desaparecieran por arte de magia en una de esas ocasiones.
Pero no… seguían ahí.
–¡Oh por Thor! –repetía una y otra vez el chico en susurros –. ¡Oh por Thor!
¿Qué planearían hacer los Outcast son sus compatriotas Hooligans? ¿Iban a matarlos? ¿Llevárselos como a Hiccup y Honey? ¿Venderlos como esclavos?
Por desgracia, Fishlegs recordó las horribles historias que contaban los más viejos a los jóvenes impresionables de las penurias y espantos en los que podía caer un vikingo solitario y desprotegido al enfrentase a un bandido en la aguas olvidadas del archipiélago. Despellejamiento por diversión, muerte o mucho, mucho peor.
Pero eso era tan solo el pico del iceberg en la cúspide de preguntas del pobre chico regordete:
¿Que había de los dragones? ¿Qué pasaría con ellos? Alvin había escapado de la isla Outcast e invadido Berk con el solo propósito de encontrar a Hiccup y usarlo para controlar a los dragones, así como su querida Meatloug y sus bebés. ¿Qué planeaba hacer con esas inocentes criaturas? ¡Eran bebés por el amor a Thor! ¡No maquinas asesinas!
Y por último, quedaba el destino de los hermanos Haddock. Los planes de Alvin para Hiccup ya eran claros, pero lo que estaba dispuesto a hacer para conseguirlo era lo de temer. Fishlegs conocía muy bien a su escuálido amigo para saber que no cedería ante tal petición con facilidad. ¿Qué sería capaz de hacer Alvin por conseguir que Hiccup cooperara con sus peticiones? ¿Era por eso se había llevado también a Honey? ¿Conseguiría lo que quería de él…. a través de ella?
Tenía que hacer algo… pero ¿qué?
–Piensa, Fishlegs, piensa –dijo para sí el chico regordete apretando su frente contra la fría roca que detrás se ocultaba –. ¡Ya sé! ¡El jefe Stoick y los guerreros! –soltó con alegría recordando que estos se encontraban combatiendo al otro lado de la isla las fuerzas invasoras de Alvin.
Si podía encontrarlos y guiarlos hasta la playa de Freya ellos podrían salvar a los prisioneros. Pero llegar hasta el extremo opuesto de la isla tomaría mucho tiempo, especial para él, sin mencionar lo que se demoraría en encontrar a los guerreros y traerlos de vuelta a la costa este. En ese lapso de tiempo, fácilmente los seguidores Alvin podían hacer abordar a los prisioneros en unas de sus naves y desaparecer de la faz de la tierra.
¿Pero qué más podía hacer un chico indefenso y solitario como Fishlegs?
Antes de que pudiera averiguarlo, un ruido detrás de él lo alertó.
–¿Eh? ¿Hola? -soltó el muchacho regordete aplastando su espalda contra la roca.
No hubo respuesta.
–¿Hola? –repitió temeroso.
Los arbustos a su alrededor se agitaron descontroladamente.
–¿No eres un Outcast verdad? –dijo casi en llanto.
De la nada saltaron cinco pequeñas figuras ante él, y el pobre de Fishlegs no pudo hacer más que cubrirse los ojos y chillar como una pequeña niñita. Fue un milagro de Odín que no hubiera sido escuchado por los Outcast (quienes pensaron que tal alarido se trató de pobre animal desgraciado cayendo a su propia muerte), ya que sus repentinos visitantes no se trataban más que de:
–Son solo los bebes nightmare de Hookfang –dijo el muchacho más relajado atreviéndose a mirar a los cuatro dragoncillos rojos acurrucados sobre su pecho y pidiéndole comida –. Esperen un momento… ¿Qué hacen ustedes aquí?
Brisket, Ham hock, Sausages y Pot roast chillaron en respuesta.
–Ese Snotlout tramposo –se quejo Fishlegs olvidando momentáneamente la situación en que se encontraba –. Los ha tenido escondidos todo este tiempo, cuando los demás no hemos separado de nuestros dragones. Probablemente sean los últimos en la isla –dijo rascando la barbilla de uno alegrándose de ya no encontrarse tan solitario en aquella situación –. ¡Eso es! Chicos tengo una idea –agregó de último con una sonrisa.
Tal vez podía hacer algo por ayudar a su gente después de todo.
Los Outcast reían entre sí mientras lanzaba algunas que otras miradas asesinas a sus pobres prisioneros; como tortura adicional, murmuraban en voz bastante audible las atrocidades que pensaban hacer con ellos, cuando de repente escucharon un leve quejido en la orilla del bosque y los arbustos sacudirse constantemente.
En un principio lo atribuyeron a su imaginación y al cambio de luz a causa del inminente amanecer, pero el fenómeno se repitió con mayor intensidad para ser ignorado, y el movimiento de los arbustos fue más intenso en los que no dejaron de sisear ante el choque de sus ramas y hojas.
Los bandidos dejaron levente a sus cautivos y poco a poco su atención se enfocó solamente en aquellos arbustos. Algunos incluso caminaron hasta ellos lentamente blandiendo sus espadas en alto, listos para atacar cualquier cosa que se ocultar entre las ramas. En menos de un minuto, todo se encontraban distraídos en aquel punto en el inició del bosque que no se dieron cuenta del enorme y rechoncho chico regordete y rubio que se escabulló a plena vista por la larga costa hasta alcanzar a sus amigos.
–¡Fishlegs! –soltaron los demás jinetes con alegría y con horror en voz alta dándole casi un infarto al pobre muchacho.
–Shhhhh –soltó llevándose un dedo a los labios y lanzándole una mirada a los Outcast distraídos ignorantes de su presencia –. Los desatare –le confirmó sin perder un segundo en usar su corto cuchillo para cortar las ataduras de Astrid.
–No quiero apresurarte nuestro rescatador –le dijo Tuffnut una vez que terminó con las chicas y Snotlout –, pero puedes apresurar ese cuchillo antes de que los estúpidos Outcast se den cuenta…. –por desgracias sus palabras fueron en su tono normal de voz y a pesar de los intentos de sus amigos por callarlo, ya era muy tarde –. Huy, ya te vieron.
Con terror, Fishlegs alzó la vista justo en el momento en que los Outcast olvidaban el arbusto bailarín y los atraparon con cuchillo en mano. En completo pánico, gritó:
–¡Ahora!
Antes de que los Outcast pudieran aproximarse más a ellos, de entre los arbustos saltaron cuatro bolas de fuego incandescentes. Los bebés nightmare no tardaron ni un instante en clavar sus garras y diente en las espaldas de los enemigos de los Hooligans, haciéndolo exclamar en dolor, terror y prendiendo sus ropas en llamas.
–¡Esos son mis bebés! –exclamó Snotlout orgulloso como todo un padre alzando su puño al aire.
Pero el festejo duro poco tiempo antes de que los restantes de los Outcast se abalanzaran contra ellos. Astrid lista para combate como siempre, tomó lo primero que encontró en el suelo en defensa, aunque esto solo se tratara de una rama. Los gemelos y otros tomaron piedras, mientras que Fishlegs (el único con un cuchillo) se ocupaba en cortar las ataduras de Mulch y Bucket.
Su armas improvisadas no eran nada contras las macizas hachas y mazos de los Outcast que se les abalanzaban encima como bestias en brama, pero por los dioses que eso ya no les importaba más. Si iban a caer, caerían en gloria como todos unos vikingos.
Como si el mismo Forseti atendiera a su llamado por justicia, los bandidos Outcast comenzaron a caer uno a uno como piedras en la fría arena congelada de la costa tan repentinamente, que a los Hooligans nos les quedo más duda que era un acto divino del dios. Pero una vez que enfocaron más la vista y con el aumento de la luz por los primero rayos del sol del amanecer, pudieron percatarse que sus atacantes eran derribados por flechas que se incrustaron profundamente en la carne de sus espaldas.
Un poderosa grito de batalla resonó desde el bosque en lo que los guerreros Hooligan aparecieron como una estampida entre los troncos de los arboles, rugiendo con furia contra sus enemigos. Los Outcast no pudieron atemorizarse ante sus fervor y el fuego que parecía llamear desde los ojos del líder Hooligan; trataron de escapar como los cobardes y traidores que era, pero la mayoría no llegaron muy lejos y sucumbieron ante las pocas armas y furia de los valientes guerreros de Berk. Solo unos pocos fueron perdonados y apresados.
–¡Stoick! –llamó Mulch a su líder que parecía un gigante del Helhiem apunto de devorarse al mismo mundo. Cuando su llameante mirada de ojos de verdes se volvió a su súbdito vikingo, y con tal expresión fue fácilmente entendible porque por reflejo éste agachó la cabeza.
–¡¿Dónde está Honey?! –bramó Stoick sin esperar un segundo más. Gobber pronto apareció a su lado listo para controlar la situación. Los años de experiencias y la gran amistad entre ambos lo habían preparado para toda rabieta y temperamento imprudente de su amigo.
Las palabras de Stoick atemorizaron a sus compatriotas, que dudaron en pronunciar las palabras que todo padre no desea escuchar.
–Alvin se la ha llevado –finalmente confesó Mulch agachando más la cabeza como si él hubiera cometido dicho crimen –. Y eso no es todo Stoick… –agregó sabiendo que se vendría lo peor – también tiene a Hiccup.
Sería difícil de explicar cómo se transfiguraron las expresiones de aquel bravo guerrero vikingo, que fácilmente paso del miedo a la furia en cuestión de segundos. Con un ensordecedor alarido de furia, arrojó su hacha al suelo partiendo perfectamente a la mitad una dura concha marina. El líder dolido y temeroso, trató de controlar su respiración en lo que su mirada de nuevo entristecida se enfocó solamente en el mar delante de él que fue hermosamente bañado por los rayos del sol.
–Hijos…
Era otra mañana aburrida para Toothless en la isla de los dragones. El nightfury se encontraba recostado cerca de la costa tomando un baño de sol matutino para sus brillantes escamas negras. A pesar del delicioso picor sobre su piel, solo había una cosa en la mente del dragón o mejor dicho, solo había alguien. En ningún momento éste había dejado de pensar en su escuálido y pecoso jinete.
La separación con Hiccup había sido brutal para él, ya había pasado bastante tiempo desde que le prometió regresar y comenzaba a temer que no lo volviera a ver o inclusive, que algo malo le hubiera pasado. Lo cual era muy probable, ante la costumbre que tenía su pequeño gemelo pecoso en meterse en problemas.
Su ensañamiento era tal, que Toothless ni siquiera se inmutó ante la presencia de los bebés de su amiga Stormfly que jugaban y revoloteaban a su alrededor.
Todo parecía ser otro día sin variedad hasta que logró captar la vela de un barco en la distancia con a su agudísima visión. La posibilidad de que fuera Hiccup hizo que levantara la cabeza y se enfocara en el horizonte. Definitivamente era vikingo… pero esos navíos no eran de Berk.
Con un rugido dominante alertó a los demás dragones de la costa que rápidamente atendieron a sus llamados y corrieron a ocultarse dentro del bosque aledaño o las cuevas del acantilado. Toothless alzó la mirada buscando apoyó de su hermano dragón solo para descubrir que Furry ya no se encontraba en su acostumbrado punto sobre las rocas.
¿A dónde había ido?
El nightfury avanzó unos pasos hacia atrás, ocultando su largo y esbelto cuerpo en una de las cuevas, utilizando la negrura de sus escamas para desaparecer en las sombras. Con su increíble vista aguileña escudriñó la playa ante cualquier movimiento una vez que el barco invasor tocó la costa.
Toothless había enfrentado a los humanos toda su vida antes de conocer a su pequeño vikingo y todavía recordaba muy bien los cuidados al tener a aquellos bípedos tan cerca de su guardia. Ajustó su garganta, preparando un disparo por si la curiosa silueta que pudo detectar en la costa resultaba ser peligrosa.
Pronto su nariz le advirtió que no lo era alguien de temer, en lugar de ello alcanzó sus fosas nasales la más maravillosa combinación aromas a papel, mar y madera de pino. Era el inconfundible olor de Hiccup.
Sin importarle nada más, Toothless salió de su escondite corriendo directo hacia su humano, sin siquiera percatarse que éste no se encontraba solo y parecía advertir algo a sus acompañante con su característico movimiento de manos.
Toothless no pudo evitar abalanzarse sobre él y derribarlo, su lengua surcó su rostro llenándose del asombroso sabor salado de su sudor.
–Hola amigo –dijo entre risillas bajas –. También me da gusto verte. Pero ahora necesito que me sigas el juego ¿de acuerdo?
Toothless no entendió que quería decir Hiccup y los extraños gritos que le siguieron, pero el nightfury no tuvo problemas en brincar detrás de él emocionado. Poco a poco se fueron acercando a la silla de montar que había dejado Hiccup a su cuidado y el corazón del dragón dio un vuelco de emoción. Antes de que se diera cuenta, ya tenía de nuevo a su jinete sobre él, volando sobre las cabezas de otros vikingos…. ¡Espera! ¿Otros vikingos? Esos no eran los vikingos de Berk. Estos olían más feo y eran mucho más greñudos.
Toothless pudo sentir la tención a través de las palmas de Hiccup sobre su cabeza y se dio cuenta que algo no andaba bien. Sus temores se volvieron realidad cuando presencio como la gemela de su jinete era retenida por varios de esos humanos y la amenazaban con una espada al cuello.
Pagarían caro eso.
Pero antes de que el nightfury pudiera dar su primer disparo, mucho más arriba de las nubes, cayó una masa peluda exactamente sobre los agresores de la gemela sin dañarla en lo más mínimo, aplastándolos de golpe contra las rocas de la playa. Furry se había ocultado en las nubes esperando el momento para actuar, justo como se lo había dicho a Toothless días antes.
Soltando unos disparos helado, Furry congeló a varios vikingos en lo que su jinete trepaba sobre su lomo. Pronto ambos hermanos dragones y los gemelos sobre ellos se encontraban en aire y listos para el combate.
Vaya que Toothless extrañaba eso.
Más que cualquier sentimiento terror, Alvin presenció maravillado como los dragones que montaban los hijos de Stoick aplastaban con su fuerza brutal a sus hombres, incluso varios dragones más emprendieron vuelo desde el acantilado y se unieron a la batalla ante el llamado del gemelo pecoso. Nadders, Nightmares, Zipplebacks, no existía excepción.
El Outcast estaba atónito, incluso una sonrisa casi diabólica de dientes amarillentos y chuecos adornó su rostro. Los rumores eran ciertos, definitivamente ese muchacho era un dragon whisperer, justo como contaban las leyendas.
Haciendo a un lado a todo desdichados que se interponía entre él y su objetivo, Alvin volvió abordar su barco, donde recogió una poderosa ballesta; apuntó su arma al cielo, justo al ala de nightfury. Tendría dos premios muy pronto, el hijo de Stoick y la prole del rayo y la muerte.
La flecha de su arma salió afortunadamente unos segundo tarde, justamente cuando el barco en que estaba parado el Outcast se sacudió con violencia. Tratando de mantener el equilibrio, Alvin alzó la vista para descubrir que el ajetreo se debía a que otro barco había chocado al suyo. Antes de que se diera cuenta, un puño hizo impacto contra mandíbula obligándolo a clavar una rodilla en el suelo de madrera de la cubierta, en lo que una silueta avanzaba desde el nuevo navío hasta él.
–¡Eso es por secuestrar a mis hijos, mandito hijo de puta! –el segundo puñetazo de Stoick fue directo hasta su nariz. Alvin tambaleó un poco, aunque fue un daño mínimo para tremendo impacto que normalmente dejaba inconsciente a un yak en estampida.
El jefe Hooligan fuera de sí, dio un paso hacia atrás para preparar su siguiente golpe, en lo que Alvin se ponía de nuevo de pie y soltaba un desagradable escupitajo con sangre.
–Me lo dejaste muy fácil Stoick –lo provocó el Outcast, consiguiendo un grito de furia de su antiguo amigo. Éste se abalanzó sobre él, justo lo que Alvin esperaba, como su hacha detrás de su espalda.
Stoick esquivó muy apenas la filosa hoja del arma antes que cortara su piel, cuando esta surcó frente a él.
–Debí matarte cuando pude –gruñó el Hooligan sacudiendo su propia arma.
–Tal vez habría sido lo mejor –comentó Alvin con su característica sonrisa maliciosa.
El acero de ambos poderosos guerreros chocó una y otra vez, en un combate sin tregua. Ambos hombre estaban tan enfocados en su enfrentamiento que no se percataron como a su alrededor el resto de la flota de Berk acorralaba a los Outcast en la playa y los jinetes de dragones (reunidos con sus bestias) comenzaron la destructiva tarea de no deja en flote ninguno de los barcos de los bandidos.
Ante un fuerte estallido contra proa del barco en donde se llevaba a cabo tal titánico encuentro, Alvin se distrajo una milésima de segundo, lo suficiente para que Stoick lo acorralara contra la orilla.
–¿Tú últimas palabras? –le preguntó Stoick con odio y rencor teniendo su rostro a unos centímetro de su oponente.
–Sí –respondió el Outcast fascinado con la situación –: Tu hijo será mío.
Stoick volvió a rugir, pero aprovechando su rabieta, Alvin le propinó una patada en el abdomen al Hooligan, alejándolo de él lo suficiente para arrojarse del bote que comenzaba a hundirse, perdiéndose en la aguas y escapando de las vengativas manos del padre.
Stoick soltó un resoplido en frustración al notar la superficie impávida. Alvin había escapado… otra vez.
Esa mañana fue una victoria aplastante para Berk, los guerreros, jinetes y dragones humillaron a los Outcast, cuyo pocos sobreviviente no les quedo más alternativa que huir tierra a dentro de la isla de los dragones.
Para el atardecer de ese día, desde cubierta de los barcos de Berk ya se podía apreciar la delicada silueta de su hogar en la lejanía. Pronto estarían en su hogar… todos… hasta los dragones.
Hiccup se encontraba nuevamente en la orilla del barco presenciando el mar aliviado, solo que en esa ocasión con Toothless se encontraba a su lado lamiéndole los dedos, mientras una gran parvada de dragones volaban junto la larga flota de navíos de Berk. Eran maravillosa noticias, nuevamente los dragones eran recibidos en su aldea y con el status de héroes y protectores. Nunca más los Hooligans volverían a dudar de ellos.
–Lo que hiciste fue muy tonto –Hiccup escuchó detrás de él provocando que su sonrisa de satisfacción desapareciera. Era Honey la que se aproximó a él, en compañía de su Howl.
–Lo dice la persona que defendió del terrible líder Outcast, Alvin the Treacherous, a alguien que ella asegura odiar.
Honey no pudo evitar sonrojarse ante el comentario de su hermano.
–Ah… yo… ¡Cállate!
Hiccup no pudo evitar soltar una risita.
–Ya en serio, Hiccup –lo interrumpió de nuevo su hermana tratando de denotar lo serio de la situación –. Todo eso fue muy arriesgado de tu parte, entregarte de esa manera a Alvin.
–Lo sé, pero al final todo salió bien.
–Pero ¿y si no hubiera sido así?
–Pero no sucedió.
–¿Pero…?
–Pero. No. Fue. Así...
–Pero pudo serlo –tajo una tercera voz uniéndose a la conversación. Hiccup y Honey alzaron sus miradas para toparse con la imponente figura de su padre. Stoick aún continuaba ardido por las acciones de Alvin, que no pudo ocultar su furia en su leguaje corporal, provocando que sus hijos agacharan la cabeza por reflejo.
Fue acto involuntario al que estaban acostumbrado, pero en esa ocasión paso algo diferente. Hiccup levantó la vista a su padre y:
–Estoy consciente de eso –insistió Hiccup con valor, aunque casi en susurro –. Solo sabía que tenía que llegar con Toothless de una manera u otra –soltó con más seguridad elevando su postura ante su padre.
Por unos breves segundos, Stoick presenció la determinación ciega en la mirada de su hijo y no pudo recordar cierta mujer testaruda que solía meterse en tantos problemas como ese muchacho. Al final el líder Hooligan se relajó levemente soltando un largo y sonoro suspiro.
–Solo prométeme –dijo con más clama – que tendrás más cuidado la próxima vez. Alvin es una persona muy, pero muy peligrosa, Hiccup.
–Papá –lo llamó el muchacho mordiéndose el labio mientras se debatía si debía preguntar algo que lo había estado aquejando –. Alvin dijo conocernos de bebés –comentó tentando el terreno –. Sabía que había sido un Hooligan, pero no creía que hubiera estado tan cerca a nosotros.
–Es cierto –agregó Honey –. Incluso mencionó mi parecido con nuestra madre cuando ella era de mi edad.
–Papá… ¿Acaso hay algo que debamos saber sobre el pasado de Alvin? ¿Sobre nuestro pasado…?
–¿O tú pasado?
Stoick entrecerró su mirada contemplando a sus dos pequeños hijos gemelos, dándole vueltas en su cabeza a las preguntas que estaban haciendo. Tenían razón tener curiosidad por su pasado con Alvin, pero éste se había vuelto un hombre tan peligro y la amenaza de él continuaba retumbando en su cabeza. No. Él nunca permitiría que volviera a poner una mano encima a sus hijos.
–Lo único que deben saber es que es alguien que nunca más se acercara a ustedes. Lo juro.
Hola a todos
¿Qué tal les pareció el capitulo? Hiccup se arriesgó mucho y ese exceso de confianza y buen corazón le traerá problemas en el futuro.
Durante este capítulo tuve varios problemas ya que me parecía que estaba quedando muy similar a la serie y me frustró un poco, es por eso que lo cambié a diferentes puntos de vista. Eso me hizo pensar en los siguientes capítulos y he tomado la decisión de hacer un cambio. En lugar de marcar los capítulos según la serie, voy a tomar las situaciones y las voy a mesclar en tres tramas principales (riders of Berk). No sé cuantos capítulos dedique a cada una, pero debo analizar que parte llevarán en ellas.
Así que como me va tomar un tiempo de desarrollar conceptos, creo que el próximo capítulo tal vez tarde un poco más en salir. La fecha tentativa será el final de este mes. Les sugiero estar al pendiente por si sale antes.
Cambiando radicalmente de tema, no sé si están enterados que a principios del mes salió el comic "The serpent heir" y según reseñas que he leído, dicen que está mucho mejor desarrollado que la cuarta temporada de RTTE. Estoy muy emocionada por leer y ver qué elementos más puedo agregar al fic; por desgracia la copia física que pedí se retrasara más en llegarme, si tarda mucha voy a tener que cancelarlo y comprarlo en digital.
Ya por ultimo Forseti es el dios de la justicia divina.
Nos vemos en el siguiente capítulo.
