Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
Saca lo peor de ti
…
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Nota: Este capítulo contiene cierto material sensible (humorístico) con tono religioso. Puede resultar ofensivo para algunas personas, por favor discreción.
Finalmente el día había llegado… no había vuelta atrás… el Thawfest estaba por iniciar.
Hiccup se encontraba impresionado de que en tan poco tiempo hubieran logrado decorar maravillosamente la academia de dragones con los clásicos y coloridos estandartes tejidos, las banderas que ondeaban con la ligera briza de la mañana y las estacas llameantes, que ocultaba a la perfección las gritas en la roca a causa de los golpes de los gronckles y las quemaduras por nightmares. Su primera vuelta por el lugar lo dejo maravillado del importante evento que estaba por llevarse a cabo en su isla (y su padre había tirado la casa por la ventana) y eso a pesar de no ser la primera vez que presenciaba tal competencia, pero esa sería la primera en que participaría.
Ya desde muy temprano, casi toda la aldea se encontraba presente en la periferia de la arena, buscando los mejores puntos donde se podría contemplar como los jóvenes vikingos realizaban pruebas que solo dementes realizarían.
Mientras, Toothless se sentía un poco inquieto con la gran cantidad de gente apretujada en un solo lugar, además por el ambiente competitivo que exudaba los hooligans ese día en particular. Los gritos no tardaron en llenar el recinto en lo que discutían por futuro ganador. El dragón de ébano se sentía algo aturdido y no despegaba su grande y aplanada nariz de las rodillas de su jinete.
–Tranquilo, amigo –le dijo Hiccup consoladoramente después que el dragón chocó con sus delgadas piernas y casi lo derriba por completo. Acarició afectivamente las escamas negras sobre su cabeza, en lo que susurraba con cariño –. No te preocupes, hoy no te toca realizar ninguna exhibición frente a ningún enardecido vikingo peludo.
El dragón de ébano soltó un leve gruñido suplicante.
Pero como dando veracidad a sus palabras del muchacho, un escándalo llamó atención del jinete y su dragón, haciéndolos levantar la cabeza y captar lo que sucedía a unos cuantos metros de ellos. Al parecer otra multitud de aldeanos habían logrado acorralar de nuevo a Honey contra una de las paredes de la arena.
–Y hablando de enardecidos vikingos –dijo el chico –. ¡Vamos, Toothless! –animó a su dragón a seguirlo a toda la velocidad que le otorgaba su corta pierna y prótesis, en rescate de su hermana gemela.
Cual fue la sorpresa cuando a unos cortos metros pudo descubrir que en realidad Honey no se encontraba asediada, en cambio, reía y platicaba con los vikingos a su alrededor simpáticamente (algo casi bizarro en ella), mientras Furry reposaba su redonda cabeza sobre su patas en calma justo detrás de su jinete.
–¿Qué? ¿eh? ¿Cómo?... ah… –balbuceó Hiccup sin comprender que sucedía una vez que llegó junto a su gemela y los aldeanos se fueron dispersando cada uno más feliz que el anterior –. ¿Se puede saber por qué estas sonriendo? ¿Acaso me perdí de algo? –dijo el chico ante la gran curva en los labios de Honey y su repentino cambio de humor.
–Nada importante –dijo ella sacudiendo en sus manos un saquito de cuero donde se podía escuchar el metal chocando entre sí –, solo que los dioses favorecen a Tuffnut seis a uno sobre Fishlegs y la posibilidad de que Astrid golpee a Snotlout en la primera competencia es del noventa seis por ciento.
–Eh… ¿Qué? –musitó Hiccup sin entender en lo más mínimo el farfulle de su hermana.
Ella soltó un leve resoplido ante contestar:
–Hiccup, después de los sucesos de ayer, pase toda la noche en vela pensando en cómo nuestra cultura sucumbe tan fácil ante la incertidumbre espiritual, lo simple en que la gente cree todo aquello que posee algo de misticismo solo por la promesa de mejorar su existencia, e igualmente la desesperación que sienten por conocer cada pensamiento y deseo oculto que puedan tener los dioses hacia nosotros; y por ello, aceptan sin miramientos la adivinación, la lecturas de runas y cualquier otro método que les dé a conocer cierto aspecto del futuro, aunque eso signifique mi tormento con constantes preguntas como: ¿quién será el ganador del Thawfest? ¿Cual es significado de la vida? ¿Por qué estamos aquí? y bla bla bla. Y mientras yo sufro en el Hel, por el otro lado están los gemelos…
La chica indicó durante su monologo al par de hermanos rubios que se apreciaban a la distancia aún vestidos con sus llamativas sotanas negras, en lo que a sus pies, Cluless Nobrain y Helly Thickerman se inclinaban en exageradas reverencias.
–Ellos no tienen ni la menor idea de lo que están diciendo –señaló Honey con claro fastidio en su voz –, pero todos están dispuestos a creerles de inmediato debido a la voluble que son sus creencias y su necesidad por tener el control de lo desconocido. Tuff y Ruff pueden estar haciendo simple burla de ello sin captar el verdadero contexto de sus actos, aún así obtienen ciertos beneficios sin darse cuenta…
Hiccup no pudo evitar rodar los ojos. Cualquiera que conociera bien a Honey (que en realidad eran pocos) estaba muy consciente de su desprecio por las creencias de su propia cultura, principalmente por el acto de poner la vida de uno en manos de los dioses y por ello perder el control sobre la misma; algo que siempre había molestado a su hermana al ser una mujer en una cultura vikinga, donde su género y posición social le quitaba ciertas libertades. Por lo cual, sabía que nada bueno vendría con aquella declaración:
–Eso me dio una idea.
–¿Idea? ¿De los gemelos? –señaló Hiccup con escepticismo –. Esos son dos conceptos que ni en un millón de año pensé que podrían ir juntos.
–Lo sé, demándame –soltó Honey encogiendo los hombros y retomando su tono jovial –. Pero no podía dejar pasar la oportunidad.
–¿Oportunidad de qué? –a Hiccup no le gustaba para nada el rumbo que estaba tomando la conversación.
–De darle una lección a toda la aldea sobre lo falsas que son sus creencias.
–Oh no…
–Oh sí. Si ellos quieren saber qué es lo presagian las runas sobre lo que sucederá en el Thawfest, les daré la predicción que desean.
Los vikingos eran competidores, les encantaba demostrar quién era mucho más fuerte, rápido y mejor que los demás; pero había algo que les gustaba aún más que competir, y eso era apostar: quien sería el primero en romperse una pierna en la competencias de invierno, cuando la señora Ack dejaría finalmente a su marido, y por supuesto, que joven adolecente era quien se coronaria victorioso del Thawfest. El deseo de ganar podía ser tan fuerte, que era acostumbrado que los vikingos rezaran a sus dioses por cosas tan banales como ganar una apuestas; por lo cual, sería fácil de comprender que cualquiera estaría dispuesto a todo por tener un poco de ventaja… como el que otorgaba la adivinación.
–¡Honey! –la reprimió Hiccup tomándola de los hombros–. No puedes estar mintiéndole a la gente sobre cuáles son los designios de los dioses.
– ¿Por qué no? –soltó ella liberándose de su agarre –. La gente es muy voluble con el respecto a los dioses, que cualquiera puede decir o predicar lo que sea –de nuevo indicó a los gemelos Thorston que realizaba una contorsionarte danza de la victoria, mientras sus seguidores les aplaudían – y lo creerán, ya que necesitan tener un poquito de control en lo impredecibles que son sus vidas. Así que les demostraré de una vez por todas que no hay nada mágico en la adivinación –sentenció con casi malicia sacudiendo su saquito de monedas –, y lo mejor es que puedo sacar provecho de ello.
–¡Honey! –la volvió a regañar su hermano –. ¡Los estas estafando!
–Tú lo llamas estafa, yo lo llamó actividad lucrativa.
–Sabes, podrías decirle a papá lo que estás haciendo –la amenazó Hiccup con fuerza. Siendo sinceros, Hiccup también pensaba que la cantidad de fe que ponían algunos vikingos en los deseos de los dioses sobre sus vidas resultaba ridícula, especialmente con la manera en que Mildew estaba abusando de ello. Incluso, para ser un creyente, el gemelo pecoso era bastante liberal, pero aunque no concordaba con algunas de las prácticas más antiguas y costumbre, al menos las respetaba.
Honey no.
–No dirás nada Hiccup –respondió ella alzando su dedo hasta la nariz de él, como rara vez lo hacía –. Porque sé muy bien quien fue el responsable de perder la piedra mágica de papá y en donde terminó –contraatacó Honey haciendo memoria de cómo Hiccup uso el imán de su padre (un regalo del jefe Basheem) para tratar de alcanza una espada que tiró por accidente en el pozo de la aldea y al final terminó perdiendo la piedra también –. Creo que eso no le hará nada feliz.
Ante la contra-amenaza de su hermana, Hiccup abrió los ojos tal cual platos y sus músculos se congelaban; mientras, ella, recuperó su curvada sonrisa. Sin decir más, Honey se alejó de su hermano sacudiendo su pequeño monedero y en compañía de su dragón, en lo que su gemelo se quedo paralizado con la palabra en la boca.
Una vez que se recuperó de la impresión, el chico se volvió a su amigo dragón de escamas oscuras y le dijo:
–Tú… no escuchaste nada.
Hiccup esperaba que el pequeño altercado (y chantaje) de su hermana fuera lo más perturbador por enfrentar a esa mañana, pero estaba muy equivocado. Después de que perdió la vista de su estafadora gemela, se topó precisamente con toda la comitiva Jorgenson que no perdieron la mínima oportunidad de recordarle al muchacho la racha ganadora que tenía su clan primo. Incluso para su sorpresa y desagrado, descubrió que Snotlout contaba con su animador personal, el pequeño Gustav Lars, que imitaba a la perfección su grito de victoria. Pero eso no fue todo, después tuvo que calmar los bríos de algunos nuevos seguidores de la secta de los Thorston que estaban a punto de llevar un sacrificio humano frente a la nueva estatua de acero del dios Thor, para otorgarles la victoria en la competencia a los predicadores de su nueva religión.
Y cuando pesaba que lo peor ya había pasado, llegó la cereza del pastel.
–Hey Astrid –saludó Hiccup alegremente a la rubia al verla marchar decidida en su dirección. Ver un rostro simpático y sus enérgicos ojos azules le alegraría el día que por sí ya lo tenía terriblemente consternado.
–¡Hazte a un lado Haddock! –vociferó ella sin siquiera dirigirle una mirada. Marchó a un lado de él, hasta casi empujarlo y continuó derecho hasta entrar en la arena.
El joven pecoso la vio marcharse aún con la mano alzada en un saludo que no fue bien recibido.
–No fue mi imaginación ¿verdad, Toothless? –preguntó volviéndose al dragón aún lado de él –. Esa era Astrid Hofferson, no la chica impulsiva e intolerante de hace un año que me odiaba ¿verdad?
Toothless soltó un gruñido y he hizo un ademán con la cabeza similar a como si encogiera los hombros.
–Cuando esto no podía ponerse peor–soltó de ultimó el gemelo antes de adentrarse desanimado a la arena.
-ooOO000OOoo-
Al menos, como pequeño consuelo para Hiccup, la ceremonia de inició de Thawfest se realizó sin contratiempos o excentricidades. Su padre tuvo la prudencia y compasión de no incluir ninguno de sus chistes (que generalmente lo tenían como protagonista) durante su discurso de inicio. La estatua de Thor de acero fue revelada al resto de la aldea sin que se cayera en pedazos durante el proceso y todos quedaron impresionados con el resultado. Ni siquiera Mildew tenía forma de quejarse.
Así que sin más contratiempos, iniciaron las competencias.
El Thawfest no era muy complicado, se realizaban una serie de competencia a lo largo de dos días. En cada una de la competencia se otorgaban puntos a los primeros tres lugares: tres puntos para el primero, dos para el segundo y uno para el tercero. El ganador resultaba ser el que hubiera alcanzado la mayor cantidad de puntos sobre sus competidores, así de simple.
Pero en las competencias de ese año se realizaría un ligero cambio. Debido a que los participantes eran los primeros y únicos jinetes de dragones, el segundo día de las competencias se llevaría a cabo solo pruebas que incluyeran a los dragones.
Por primera vez Hiccup pensaba que tenía la posibilidad de realizar un buen desempeño en una competencia con la ayuda de Toothless, pero primero debía sobrevivir al primer día del Thawfest.
Y como era de esperarse, Snotlout tomó fácilmente la delantera. El joven Jorgenson tal vez fuera un patán… ¿qué digo? ¡Era un patán! Y un pesado…. para nada brillantes… y su olor corporal tampoco resultaba agradable, pero se le debía dar el benéfico de la duda ante lo fácil que dominaba las pruebas. La mayoría de ellas consistía en actos físicos, desde mantener el equilibrio, correr, cargar objetos, lanzarlos y volverlos a cargar, evitar obstáculos, dar golpes, recibirlos, destruir cosas, todas las actividades que requerían esfuerzo físico.
Como era de esperarse, el joven Haddock apestaba en todo ello. No duro ni cinco segundos en el tronco rodante, llegó de ultimo en la carrera de obstáculos, nunca pudo levantar la piedra que era de su mismo tamaño, la hachas que lanzaba nunca alcanzaron la diana y en lucha cuerpo a cuerpo, Ruffnut lo derribó después de cinco minutos (que en realidad, había mejorado su marca personal).
A los demás jinetes las cosa no fueron tan terribles; como ya se mencionó, Snotlout terminó el día uno de la competencia en primer lugar ganando casi todas las pruebas o al menos quedar en los primeros tres lugares; su fuerte fueron la competición aplastar barriles y recibir más golpes en la cabeza. Astrid le seguía de cerca por muy pocos puntos; la rubia había cambiado radicalmente su actitud para la competencia, no había actuado tan salvaje y decidida desde el entrenamiento contra dragones; salió victoriosa en el lanzamiento de hacha y la prueba de equilibrio. Los espectadores se encontraban divididos en quien apoyar si al joven moreno petulante o a la enérgica rubia.
Tuff y Ruff no se quedaron atrás, en un par de ocasiones alcanzaron a entrar en uno de los primeros tres lugares, obteniendo así puntuaciones bastante decentes; pero su principal problema radicaba en el constante saboteo que se infligían el uno al otro. Tuff sobresalió en la carrera de obstáculos en llamas soportando como un campeón las quemaduras de tercer grado y su hermana triunfó sin esfuerzo en la competencia de robo de calzoncillos.
Fishlegs nunca había sido el mejor atleta y hasta en cierta forma competía con Hiccup por el título del peor en el Thawfest. Aunque era un titulo que Hiccup dominaba sin esfuerzo, ya que cuando llegaron a las competencias de glotones, Fishlegs aplastó a todos coronándose en cima por primera y única ocasión a devorar por completo unos cien pasteles de cangrejo.
El cuerno de batalla resonó para el final de las competencia ya entrada la tarde, donde la muchedumbre de espectadores comenzaron a dispersarse en lo que comentaban fascinados el buen desempeño de los muchachos y su predicciones del posible ganador del Thawfest.
Hiccup dejo que la mayoría se marcharan a sus respectivos hogares, dejándolo prácticamente solo en la academia. El chico pecoso dudo en regresar de inmediato a su hogar, donde su padre sin duda tendría algunas palabras dedicada sobre su desempeño de ese día. Por el momento no tenía deseos de inventar escusas y había otros detallas que le preocupaba más que su puntuación.
–¡Astrid! –la llamó a la rubia a todo pulmón antes de que ésta abandonara al igual que todos la academia caída ya la tarde. Pero la chica no se detuvo y continuó con su camino como si no hubiera escuchado nada.
Durante todas las pruebas del día, Astrid había actuado radicalmente diferente. Sí, ella era una persona dura y apasionada, pero aquel día en particular sus actos estaban carentes de corazón. La rubia había actuado con brutalidad, sin temor de enfrentar a sus compañeros jinetes e incluso a apartarlos de su camino si era necesario. Como era costumbre en cualquier competencia vikinga, aquel nivel de brutalidad no era castiga sino hasta fomentada, pero definitivamente era una actitud inusual en Astrid Hofferson, y Hiccup averiguaría que era lo que le sucedía.
–¡Astrid! – la llamó nuevamente tomándola de hombro para impedir que continuara con su marcha, pero la joven rubia reaccionó de inmediato dando un giro violento y alzando su hacha de manera defensiva.
–¡¿Qué quieres?! –rugió ella amenazadoramente.
–¡Wow! ¡Calma Astrid! –exclamó Hiccup espantado cubriéndose el rostro con ambo brazos, en lo que Toothless detrás de él daba un ligero brinco –. ¡No me mates! ¡Soy Hiccup!
La rubia dio un leve suspiro y para consuelo del joven pecoso, bajo su arma.
–¿Qué quieres, Hiccup? –preguntó ella con más calma.
–No arriesgara mi vida por saludar a alguien, sería algo bueno para variar.
Su comentario se ganó una mirada inquisitiva por parte de Astrid, por lo cual pronto añadió:
–¿Quería saber si te encontrabas bien?
–¿Por qué no debería estarlo?
–Eh… no lo sé –respondió él nervioso el gemelo pecoso rascándose la nuca ante la amenazadora postura de la rubia –, tal vez porque de la noche a la mañana actúas peor que un nightmare con el colmillo adolorido –pero pronto se arrepintió de su propio comentario, cuando la chica frente a él intensificó su mirada en su contra – que no acepta una observación figurativa –agregó rápidamente y en tono bajo.
–Solo quiero dejar una cosa clara Haddock –marcó la chica dando un paso hacia adelante y clavando su dedo índice varias veces contra el pecho de Hiccup. El joven no pudo evitar sentirse en un déjà vu o un mal recuerdo de hacía un año. Intentó retroceder pero su espada chocó contra la cabeza redonda de Toothless impidiéndole escapar –. No importa lo que pase, no importa lo que hagas. No seré derrotada en esta ocasión. ¡Esta competencia la ganare yo y demostrare de una vez por toda mi valía a esta aldea! –dijo casi a gritos inclinado sobre pobre muchacho frente a ella.
–Pero Astrid... tú vales mucho…
El comentario de Hiccup tomó desprevenida a la rubia, cuyas palabras murieron en su garganta y su mano perdió la determinación en su amenaza. Pronto los ojos azules de ella se encontraron con los verde de él…
–Al menos para mí…
Una sola mirada a esos ojos brillantes como esmeraldas fue suficiente para saber que no mentía.
¿Cómo era posible? Astrid no podía comprenderlo. Ella había pasado toda la noche anterior incapaz de conciliar el sueño rumiando constantemente su determinación en salir victoriosa. Astrid era una persona apasionada y sombre todo competitiva, pero nunca se había sentido tan frustrada en demostrar algo desde que escuchó palabras del papá de Snotlout. Sin embargo, Hiccup tenía el poder de desarmarla tan fácil y sin esfuerzo. Frustrada consigo misma, la chica le dio la espalda al joven pecoso para comenzar a soltar algunos puñetazos y patadas al aire, antes de gritar de pura irritación.
Hiccup se intimidó ante aquel desplante de agresividad sin sentido que dejo a Astrid agitada y con la respiración entrecortada. Definidamente, aquella lucha era con algo más que con el simple aire.
–Astrid –la llamó con cuidado –. Puedo entender cuando quieres probar que eres más de lo que la gente piensa de ti, lo sé de primera mano. Pero claramente no es la aprobación de la aldea la que estas buscando, porque esa ya la tienes.
Aquellas palabras llamaron la atención de Astrid. Ella volvió su cabeza sobre su hombro para encontrarse cara a cara con una mirada lastimera por parte de Hiccup. Su rostro se encontraba medio oculto por el atardecer y su cabello resplandecía con toques rojizos por los últimos rayos de sol. Algo dentro de ella se estremeció.
Pero ninguna palabra salió de su boca.
Hiccup finalmente cortó el contacto visual y clavó sus ojos en el suelo mientras comenzó a caminar lentamente lejos de la academia acompañado de cerca de su dragón negro como la noche, que no tenía ni la menor idea de que hablaban los dos humanos junto a él.
–No sé si es suficiente –dijo Hiccup antes de alejarse por completo –, pero a mí no necesitas probarme nada –y sin más se marchó en dirección a su hogar esperando que ese mal día terminara finalmente.
No tenía idea si realmente los dioses tenían algo que ver como juraba Mildew, pero sin duda algo malo estaba ocurriendo en el Thawfest.
Hola de nuevo.
No esperaba tardarme tanto con este capítulo, pero la verdad el calor, el trabajo y la migraña hacen meya la inspiración. Y en realidad iba a ser más largo pero decidí cortarlo para publicar algo lo más pronto posible.
Si alguien recuerda el Thawfest en la serie, todas las competencias las gana Snotlout y la verdad eso me pareció muy exagerado, especialmente por lo buen atleta que es Astrid, así que cambie las cosas un poco. También en la serie, es solo Hiccup el consumido por la competencia, aquí comienza a afectar a todos. Mildew lo decía por molestar, pero tal vez los dioses están enojados por el thawfest después de todo.
Ahora, contestando unas preguntas pendientes:
: gracias por tus palabras y tu apoyo, me alagas. Claro que quiero que la relación padre e hijo de los Jorgenson sea más compleja. En realidad en el libro, Snotlout es el malo y su padre es el que se arrepiente. Aquí falta mucho más por comprender del joven patán.
Sombra02 : Obviamente no eres el único al que cae mal el padre de Snotlout, pero incluso los indecibles son necesarios en las historias. Gracias por comentar.
Guest : Gracias! Espero que este capítulo también te gustara.
Eso sería todo por ahora, no vemos en el siguiente capítulo.
Abrazos.
