Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
La maldición continúa
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Nota: Este capítulo contiene cierto material sensible (humorístico) con tono religioso. Puede resultar ofensivo para algunas personas, por favor discreción.
–¡Ese mi muchacho! –exclamó Freda Jorgenson abrazando con fuerza a su hijo. Sin duda era todo un orgullo para su familia que después del primer día de competencias del Thawfest, Snotlout terminara a la cabeza ante los demás jinetes.
Su familia no se desmesuró en realizarle una gran celebración ante su victoria momentánea y la que pronosticaban para el día siguiente. La madre del joven moreno había preparado un gran banquete para esa misma noche con todos los platillos favoritos del su hijo consentido.
Pero no era la única satisfecha con el desempeño del muchacho, sus tías gritaban y alababan las victorias de su sobrino con gran faramalla.
–¡Sabía que Snotlout ganaría sin duda! –soltó la tía Gluga alzando su tarro de hidromiel –. ¡Es todo un Jorgenson!
Snotlout golpeó varias veces su bebida contra la mesa en señal aprobatoria, mientras un leve sonrojo se asomaba en sus mejillas por el clamor y la escasa cantidad de alcohol en su cuerpo.
La tía Brenda tomó al muchacho del cogote y comenzó a frotar su cabellera negra con fuerza, en lo que el joven reía como chicuelo. Su madre regresó a la cocina en búsqueda del platillo fuerte de la ocasión, oportunidad que aprovechó su marido para dirigirle unas cuantas palabras a su vástago.
–Y no podía ser mejor representante de nuestro clan –dijo alzando también su tarro –. Solo un día más y el titulo será nuestro. Lo cual es pan de cangrejo comido ¿verdad, hijo?
Spitelout le guiñó un ojo, su muchacho lo imitó.
–Por supuesto –contestó Snotlout con el pecho inflado –. Era obvio que ganaría el Thawfest.
Sus palabras fueren muy bien recibidas por el resto de su numerosa familia con más barullos y gritos.
–Pero todavía no ganas –se escuchó el leve comentario en la dulce voz de la pequeña Adelaida, sentada a la derecha de su hermano. Sus palabras captaron rápidamente la atención de los adultos que posaron sus ojos en su pequeña figura.
–Hermanita, hermanita –dijo Snotlout pasando su grueso brazo sobre los hombros de su hermana para atraerla hacia sí –. Me sorprende que dudes de mí. Pero te perdono, ya que eres joven y tontita.
Unas carcajadas llenaron la mesa de la casa de los Jorgenson ante las palabras del muchacho; en cambio Adelaida, no parecía satisfecha del todo.
–Pero mañana será diferente –comentó acallando las voces de los adultos –. Por primera vez competirán con dragones y tal vez no ganes todas las competencias.
Hay que hacer denotar que la pequeña Adelaida Jorgenson no deseaba ser mala o pesimista con su hermano; en realidad el muchacho tenía razón en llamarla joven e inocente ya que sus palabras estaban ausentes de toda malicia… pero, por desgracias de su hermano mayor, muy llenas de lógica.
De pronto un silencio sepulcral se apoderó de la familia Jorgenson, quienes compartieron entre sí algunas mirada de dudas y preocupación. Snotlout no pudo soportar la presión que infligía aquellos ojos, que incontrolablemente comenzó a reír para amenizar el momento.
–Vaya hermanita que tengo –dijo el joven entre risas forzadas. Con su brazo aún sobre los hombros de su hermana menor, comenzó a sacudirla en juego –. Lo dices como si quisieras que perdiera, pero se te olvida que yo y Hookfang somos un equipo invencible ¿Quién podrá detenernos?
–Hiccup.
Solo se requirieron unos leves segundos para que el resto de la familia estallara en carcajadas sonoras, dejando completamente a un lado el incomodo silencio que se apoderó de la mesa hacia unos segundos.
–¿E-en serio?... jajaja –rió Snotlout –. ¿Qué… jeje qué tiene él…jaja qué no tenga yo?
–Un nightfury.
Como si un frio helado apoderara de la habitación, los Jorgenson se atragantaron con sus propios alientos y la tensión se apoderó de nuevo de la habitación.
–Un nightfury es el mejor dragón por excelencia –dijo Adelaida con gran animosidad –. Está en la cima de la escala por su rapidez y certeza. Además son muy inteligentes; amo a Hookfang, pero es algo tonto.
Recuerden bien lo ya mencionado, Adelaida era bastante joven en aquel tiempo, por lo que sus palabras estaban completamente llenas de inocencia. No le deseaba mal a su hermano y efectivamente amaba al poco brillante nightmare, pero era muy joven y fácilmente impresionable, en especial por un poderoso e imponente dragón como el nightfury.
Snotlout por su parte solo pudo sentir un terror recorrer su cuerpo, no porque dudara de sus capacidades o del dragón que montaba, sino que las palabras de su pequeña hermana eran ciertas. A pesar de las pésimas capacidades físicas de Hiccup, Toothless fácilmente colocaba a su primo pecoso en una gran ventaja, incluso uno con el poder necesario de acabar con una Muerte Roja; un titulo que ya ostentaba su primo, junto con su rito de madurez y el futuro trono de Berk.
Los ojos azules del muchacho se volvieron involuntariamente hacia su padre, quien a la cabeza de la mesa guardaba silencio con su pequeño Terrible terror montado en su hombro. La expresión del hombre era fácil del leer y se mostraba claramente su disgusto con el hijo que apenas unos minutos estuvo felicitando.
–Vaya, Adelaida tiene razón –comentó el vikingo bajando su tarro. Sus hermanas mayores guardaron silencio y se concentraron sus miradas solo en él. En cambio Adelaida se volvió a su pierna de pollo asada con una gran sonrisa infantil en sus labios –. El dragón de Hiccup es claramente superior ¿Qué tienes que decir a eso, hijo?
Las tías pasaron sus ojos de su hermano al sobrino, quien al pobre las palabras murieron en su garganta. Trató de tragar saliva, pero su boca se volvió seca repentinamente y su mente estaba en blanco ante el nerviosismo que generaba la postura de su progenitor.
–¡Aquí está tu postre favorito! –anunció de repente Freda regresando a la habitación con un gran tazón de manzanas cortadas y caramelizadas en miel, y acompañadas de pan endulzado –. ¡Para mi pequeño campeón! – completamente ausente de lo que sucedía a su alrededor, la madre dejo el enorme plato frente a su hijo antes de darle un fuerte abrazo por detrás.
Los brazos de sus madre resultaban consoladores para Snotlout como siempre lo había sido, pero por desgracia, no podía despegar sus ojos de su padre, quien le dirigía una mirada de soslayo bastante amenazante.
–Ganes o pierdas, estoy orgullosa de ti –le susurró su madre de último al oído completamente inaudible para el esposo de ésta.
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La mañana siguiente, Hiccup caminaba casi sonámbulo; su pierna y prótesis se movían autónomamente en lo que Toothless lo guiaba como perro lazarillo por el camino seguro hasta la academia. El segundo día de la competencia estaba por comenzar y gemelo pecoso le hubiera gustado encontrarse en mejores condiciones para ello.
Había pasado la noche dando vueltas a su cama, antes de que pudiera finalmente conciliar el sueño; cinco minutos después ya era hora de levantarse.
La tarde anterior del Thawfest y su conversación con Astrid no solo lo había dejado terriblemente consternado, sino que también su padre agregó más leña al fuego con su preocupación.
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–Solo venía a ver alguna novedad para mañana –había dicho Stoick asomando su peluda cabeza por la entrada a su habitación la noche anterior.
–No mucho desde los últimos cinco minutos que preguntaste –contestó Hiccup con descarado sarcasmo mientras intentaba hacer los últimos ajustes a la aleta protestica de Toothless.
En cambio, el dragón negro dormía plácidamente en su cama de roca.
–Claro… solo quería saber… si había algún plan o algo…
–Plan definitivamente –dijo el chico fingiendo una sonrisa. El único plan que tenía de momento era tener más de cinco minutos de paz sin tener que recordar el Thawfest –. Todo va de acuerdo al plan.
–¡Perfecto! –soltó Stoick airoso sin percatarse del tono engañoso en la voz de su hijo. Dando una leve palmada con sus manos, se retiró completamente sonriente.
Hiccup en cambio sufría de migraña.
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–Ugggrr… –musitó sujetándose la cintura una vez próximo a la academia –. Creo que tengo revuelto el estomago de los nervios –le informó a su dragón que lo consoló con una suave lamida en la palma de su mano –. Y creo que me voy a enfermar –agregó de ultimo captando lo que sucedía a unos cuantos metros delante de él cerca de la entrada de la academia.
Su hermana gemela nuevamente se encontraba rodeada de apostadores ansiosos de escuchar de las acertadas predicciones de las runas para ese día de competición.
–Creo que veo… –balbuceó Honey claramente actuando, mientras se llevaba una mano a su frente donde sujetaba con fuerza una pequeña tablilla de madera tallada – veo…. Un posible ganador… también puedo ver fuego y explosiones… unos calzoncillos rotos. Tres a uno que los gemelos estallaran algo en llamas, Fishlegs quedara enganchado de una estaca y Toothless ganara la primera competencia –soltó de ultimo abandonando el misticismo de sus palabras y movimientos. En cambio extendió las manos esperando las monedas de oro cayeran en ellas.
Los apostadores empedernidos no tardaron ni un segundo en exaltarse y soltar todo lo que llevaban en los bolcillos. Poco a poco, ellos se fueron marchando, regodeándose consigo mismo con la supuesta ventaja que creían tener.
Hiccup suspiro fastidiado mientras contemplaba a su hermana recoger moneda tras moneda y llenar sus bolsillos hasta rebosar. Justamente la tarde anterior, al llegar a su hogar, el joven había tenido otro altercado Honey, algo que resultaba completamente bizarro. Tal vez los hermanos Thorston peleaban las veinticuatro horas, los siete días a la semana, pero tal hecho era un suceso muy raro y poco común entre los hermanos Haddock.
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–Honey. No puedo permitir que sigas con esto –fue lo primero que le dijo cuando la encontró en la habitación que compartían, contando sus mal habidas ganancias –. No importa si me amenazas con decirle a papá que perdí su piedra mágica o que use su hacha de guerra para cortar leña o que pienso que su barba se ve chistosa, lo que estás haciendo está mal y no debe continuar.
Eran muy contadas las ocasiones en que Hiccup llegaba a elevar la voz o intentaba sonar autoritario (lo cual le resultaba casi imposible la mayoría de esas ocasiones), pero nunca solía recurrir a su posición como varón para tratar de suprimir algún pensamiento o acto de su hermana gemela, principalmente ya que odiaba eso casi tanto como ella. Aunque Hiccup toleraba su actitud rebelde y valoraba su pensamiento libre, pero no podía quedarse sin hacer nada cuando era testigo de una injusticia. Sin importar de quien viniera.
Pero su hermana, lejos de verse intimidada o incluso frustrada con sus palabras, simplemente le dirigió a su gemelo una mirada indiferente mientras recargaba sus brazos en el respaldo de su silla.
–Hiccup –dijo después de soltar un largo y perezoso suspiro –. Por favor, ilústrame ¿Qué en mis acciones lo vuelven incorrecto?
–¿Eh? –fue lo primero en soltar el chico pecoso sin esperar aquella respuesta tan pasiva por parte de su gemela –. Bueno, aparte de engañar a la gente para robarles, te aprovechas de sus creencias religiosas –agregó algo temeroso de sus propias palabras. Conocía a Honey como su mano, sabía que intentaba algo con esa pregunta.
–Buen argumento, hermanito –respondió ella poniéndose de pie y haciéndole frente a Hiccup. Por un breve momento le pareció más alta aunque él la rebasaba fácilmente por un par de centímetros –; pero también bastante limitado. Ya que lo que llamas "robo" no tiene fundamentos ante lo que hago en verdad.
–Les dices cualquier cosa como si fueran predicciones del futuro.
–No –tajo Honey alzando su dedo índice frente al rostro de su hermano (una costumbre nueva que estaba adquiriendo) –. Les doy ciertos detalles que son altamente probables. No hay nada que diga que no tenga posibilidades de ocurrir, y al igual que la adivinación, todo es subjetivo. Son probabilidades.
Toothless y Furry que se encontraban a cada lado de su jinete volvía la cabeza en dirección hacia el gemelo que tomaba la palabra, sin tener idea que pasaba entre ellos.
–Bueno, sí –aceptó Hiccup encogiendo los hombros pero sin rendirse en su argumento –. Todo lo que dices son detalles bastante obvios que son muy probables en suceder, pero lo que está mal es que los vendes bajo el estandarte del designio de los dioses. ¡Y eso es abusar de la crecías de otros! –indicó siendo ahora él quien señalaba a su hermana.
Honey no se inmutó en lo más mínimo, en cambio continuó con su mirada hermética y brazos cruzados.
–¿Creencias de otros? –dijo ella –. ¿Y quién puede saber más de creencias aquí, Hiccup? ¿Tú o yo?
–¿Eh?
–Ya que si no lo recuerdas yo he pasado los últimos meses estudiando al detalle los aspectos de nuestras religión, tradiciones y deidades. ¿Así que como puedes atribuir que digo no tiene realmente una relación con lo ya se encuentra establecido en nuestras propias creencias?
¡Ahí sí se lo agarro!
Hiccup trago en secó en lo que su mano caía lentamente a su costado y su mente no formulaba a tiempo un contra argumento para responder.
–Está forjado en las palabras de los mismos dioses que los designios de las runas son sus deseos y palabras. Y solo los lectores de estas quienes pueden entender sus designios ¿Cómo sabes que estoy mintiendo al leerlas?
–¡¿Por qué prácticamente me lo confesaste?! –soltó Hiccup indignado.
–¿Mentiras… o la verdad que quieren escuchar?
–¡Hey! –bramó el muchacho entendiendo a donde se dirigía su hermana con esa conversación –. ¡Espera un momento…!
–El vikingo común solo tiene una leve idea de las mismas creencias que él asegura profesar –sostuvo Honey ignorando por completo las palabras de su gemelo. Su semblante resultaba imperturbable –. Y muchas de ellas solo las toman en cuenta cuando le resultan convenientes o las tergiversa para su propia conveniencia. Solo mira a Mildew.
–Sí, pero…
–Dime, Hiccup ¿Acaso no estás cansado de la presión constante que ejerce papá sobre ti?
–¿Eh? – musitó nuevamente el joven pecoso ante la repentino cambio en la conversación.
–¿No te parece cansado tener que volver a demostrar tu valía a la tribu cuando ya perdido una pierna haciéndolo?
–Claro –Hiccup encogió los hombros –, pero es parte de ser el hijo del jefe.
–No aprovecharías cualquier oportunidad que se encontrara escondida en la letra pequeña para evitar tal presión.
–Ah…
La verdad era que sí. Hiccup no lo podía negar, el ser el hijo del jefe tenía sus ventajas, era la principal razón por la que él y Honey seguían vivos en primer lugar y no flotando a la deriva boca abajo en el mar. Pero eso venía de la mano de aquella constante necesidad de probar a otros ser merecedor de tal privilegios. Incluso su padre, el gran y temido Stoick the Vast, tenía que soportar cada vez que uno de sus subordinados cuestionaba sus decisiones y era su obligación ponerlos en su lugar; su tío Spitelout era el mejor ejemplo, como Snotlout para él.
Y Honey parecía poder leer lo que pasaba en la mente de su hermano solo con mirarlo a los ojos, ya que agregó:
–Si tuvieras la oportunidad ¿No podrías a Snotlout en su lugar? ¿Lo humillarías como él lo ha hecho contigo toda tu vida?
A primera instancia, la boca de Hiccup quiso responder con un fuerte "No", pero las palabras se detuvieron en su garganta ante un pequeño duendecillo detrás de su oreja que le susurró que "Sí"
–Es exactamente lo mismo –continuó Honey teniendo completamente la atención de su hermano –. Cada quien aprovechara la menor oportunidad para conseguir lo que quiere, doblar las reglas o escuchar solo lo que quiere oír. Eso es lo que le doy a la gente, lo que ellos quieren escuchar… y si los dioses lo dicen: ¡No hay pecado!
Honey le dio a Hiccup un momento para responder ante su lógica, pero éste seguía tan mudo que solo pudo negar suavemente con la cabeza:
–Es por eso que no creo en muchas de las creencias de nuestra propia cultura, Hiccup; porque no sabemos cuánto ha sido transformado por el beneficio de otros, pierdes el control de tus propias acciones y excusan todos los actos. Y al final de cuentas que importa, ya que el vikingo común no quiere pensar por sí mismo, seguirá a los demás como oveja al hocico de nightmare, mientras el más listo lo analiza para utilizarlo en su conveniencia sin importar lo que quisieron los dioses en un principio.
Antes de que Hiccup pudiera argumentar algo más, Honey pasó derecho de él en dirección a la puerta seguida de cerca por su Howl.
–Sí es acaso que alguna vez quisieron algo.
–Pero… –soltó débilmente Hiccup –. ¿Qué te difiere a ti de ellos?
Sus suaves palabras, aunque precisas como los disparos de plasma de Toothless, provocaron que Honey detuviera sus pasos junto a la puerta de su habitación. Hiccup se volvió hacia ella para encontrarla con la mirada perdida en sus botas lanudas.
–Honey –Hiccup la llamó casi lastimeramente –. Son nuestros actos los que nos definen y a veces… solo hay que hacer lo correcto… la gente necesita esa guía, religiosa o no.
La chica le lanzó una última mirada que le dejo claro a Hiccup que por su aparte había terminado.
–Mejor busco un lugar más tranquilo para contar mi oro –sentenció dejando a su gemelo y a su nightfury en la soledad de su habitación.
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Hiccup se frotó de nuevo las sienes tratando de amortiguar su malestar, cuando repentinamente sintió un fuerte y sorpresivo puñetazo en su hombro izquierdo que casi lo hace perder el equilibrio y su corazón salirse de su pecho.
–¡Aaauwww! –gimoteó frotándose la extremidad adolorida.
–No exageres –soltó Astrid postrándose ante él estoicamente, con las manos en sus caderas –. No es para tanto.
Detrás de ella, hizo su aparición la nadder Stormfly, quien con un leve gruñido invitó al nightfury del gemelo Haddock a realizar la típica danza de los dragones (Fishlegs la había bautizado "el baile del saludo") que llevaban a cabo cada vez que se encontraban; ignorando por completo a sus dos jóvenes jinetes.
–No, claro –se quejo Hiccup con leve reproche –. Es una suerte que no necesite este brazo para sobrevivir.
Astrid entrecerró su mirada y torció levemente sus labios ante tales palabras.
–… una mala selección de palabras hacia la persona que me golpeó en primer lugar –declaró el gemelo pecoso algo nervioso ante la firme mirada de la rubia. Para su sorpresa, su chascarrillo sarcástico no lo hizo merecedor de otro puñetazo como lo esperaba; en cambio Astrid, aligeró su expresión e inclusive un leve sonrojo apareció en sus pálidas mejillas.
–Quería disculparme contigo –dijo ella débilmente después de una pausa.
–¿Conmigo?
–Sí y no te aproveches de la situación –se quejo ella aumentando el rubor en su rostro –. Todo el día de ayer me porte como una cretina con todos, en especial contigo. Y no lo merecían –admitió.
–No es gran cosa…
–¡No! ¡Sí lo es! –insistió la rubia –. ¡Actué como toda una maldita…! como alguien que no soy. Deje que la competencia sacara lo peor de mí y eso casi afecta mi relación con la persona… eh, digo… las personas importantes de mi vida.
Hiccup no pudo evitar sonreír ante aquella confesión.
–Gracias, Astrid. Me alegra recuperarte.
–Solo… quiero decir que lo siento –repitió Astrid casi con desesperación. Como toda una vikinga las disculpas no eran su fuerte, pero al menos eran sumamente sinceras –. Anoche pensé en todo lo que... Yo no sabía –tragó saliva nerviosa, hasta que finalmente pudo soltar lo que permanecía atrapado dentro de su pecho –: Tenías razón de todo lo que dijiste.
–Sí es que puedo preguntar… ¿Qué fue lo que paso, Astrid? ¿Qué te hizo actuar de esa manera? Tú no eres así.
Pero antes de que la rubia pudiera dar su respuesta, una multitud de vikingos gritaron algunas porras en nombre del recién llegado. Snotlout Jorgenson hacía su aparición en la arena seguido de cerca de su montrous nightmare y su numerosa familia. El joven patán extendía los brazos en el aire alentados los bitores, mientras al frente de la caravana iba el joven Gustav Lars dando el ritmo, mientras gritaba:
–¡SNOTLOUT! ¡SNOTLOUT! ¡URG, URG, URG!
–La pesadilla Jorgenson fue lo que paso –admitió Astrid a Hiccup sin apartar la mirada de Spitelout, quien levantó a su hijo sobre su hombro y sacudiendo al ritmo de los gritos.
–¿Acaso Snotlout dijo algo que…?
–Snotlout no –tajó Astrid la pregunta del joven Haddock, en lo que dejaba que su mirada hablara por ella.
Spitelout Jorgenson siempre encontraba la manera de cómo causar conmoción, Hiccup lo sabía de primera mano. Solo había que hacer memoria del año anterior y la sugerencia que hizo su tío sobre lo que debía hacerse con los traidores como Hiccup. Era una de la razones por las que terminó detrás de la barras ese día.
–Hay que admitir que sabe hacer su entrada –dijo el gemelo pecoso cambiando levemente el tema, enfocándose solamente en su primo.
Unos segundos después Snotlout cayó del hombro de su padre dando de lleno con la cabeza en el suelo.
–Sí, toda una entrada.
–Y ahora… –comentó Hiccup trayendo de nuevo la atención de la rubia a su persona – ¿qué harás con respecto a la competencia?
–¡La ganare, con un carajo!–bramó Astrid con una sonrisa decidida pero amistosa en sus labios –. Y espero que des lo mejor que tengas, Haddock.
–Y así será –respondió él regresándole el gesto.
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Una vez que todos los jinetes se encontraban reunidos en la arena, Stoick hizo oficial el inicio del segundo día de las competencias con el sonoro cuerno de batalla. Todo Berk se encontraba reunido y expectante por conocer al ganador de Thawfest; incluso Mildew quien se opuso fervientemente a que los dragones compitieran también era espectador, probablemente esperando que alguno de los jóvenes vikingos se rompiera el cuello o algo.
Hiccup, al igual que el día anterior, se puso algo nervioso cuando inició la primera prueba, principalmente al malestar que aquejaba su cuerpo desde temprano. Por suerte para él, el aire fresco de la primavera contra su cara, a los diez metros de altura, sobre el lomo de Toothless hizo que cualquier dolor que lo aquejara, desapareciera.
Antes de que se diera cuenta, el joven Haddock se sentía increíblemente maravilloso, relajado con una seguridad increíble. A como transcurría el día y con ellas las competencia, esa misma confianza fue aumentado, y con buena razón.
La combinación de Hiccup y Toothless les dio la ventaja en las mayorías de las competencias que fácilmente ganaron. Desde la prueba de agilidad y velocidad, hasta la de destreza y confianza. El equipo Haddock dominó el segundo día de Thawfest, dándole un giro por completa a la competencia.
Pero no fue único en destacar, Astrid le seguía de cerca en casi todas las pruebas llevándose siempre el segundo lugar, derrotándolo incluso en la prueba de equilibrio donde la rubia hizo malabares sobre el lomo de Stormfly y quedando empatada con el nightfury en la competencia de puntería.
Fishlegs no se quedaba lejos debido a la gran conexión que había entre él y Meatloug, e incluso superaron a Hiccup y Toothless a la hora de medir fuerzas. Mientras los gemelos Thorston cayeron rotundamente del desempeño levemente aceptable que dieron el día anterior ante la poca coordinación que había entre ellos y las dos cabezas de su zippleback. Incluso en la prueba de contención de un incendio, Barf y Belch terminaron peleando entre sí, empeorando el mismo fuego que debían acabar causando que se propagara sin control por toda la arena. Por suerte, los demás jinetes logaron apagarlo a tiempo, solo que Tuffnut terminó con quemaduras de segundo grado en su trasero.
–¡Ahora tu culo es mejor parecido que tu cara! –se rió su hermana de él mientras era atendido por varias matrona, ya que Stoick de Vast se negó rotundamente a que aquella herida fuera atendida por su hija.
En cambio para Snotlout, las cosas no iban tan bien. En realidad el joven patán que había dominado las pruebas del día anterior, había caído tan estrepitosamente de su pedestal dejado conmocionado a toda la aldea, sin aliento a su familia y con una cara de pocos amigos a su padre.
Poco a poco, a cómo iba fallado, Snotlout fue perdiendo el control de sus propias decisión sucumbiendo al miedo y desesperación; las constante ordenes incoherentes que le daba a Hookfang confundían al dragón y habían sentenciado al equipo Jorgenson a fracasar en muchas de las pruebas, e incluso, alcanzar rara vez el tercer lugar.
Ese cambio tan súbito había generado un revuelo en los espectadores, para quienes el Thawfest había resultado uno de los mejores desde hacía mucho tiempo. E incluso era una sorpresa para ellos (a pesar de conocer de primera mano las capacidades de Toothless) que Hiccup avanzara tanto en la competencia.
En realidad, ni siquiera Hiccup se lo esperaba. Ganar tantas victorias seguidas le trajo recuerdos de la época en que fingía derrotar a los dragones en los entrenamientos, solo que en esa ocasión no existía ningún engaño. Realmente Hiccup y Toothless ganaban por su propios meritos y como el buen equipo de jinete y dragón que eran. Eso… se sentía muy bien.
A diferencia de cuando fingía en el entrenamiento, había cierto éxtasis gratificante que embriagaba a Hiccup y lo inflaba. No existía ningún gusanito de la culpa que susurrara en su oído con acusaciones de ser un farsante o preocupándolo con ser descubierto. Todo era verdadero y sus victorias eran realmente suyas. Era como fuego en su pecho, que lo llenaba de aire caliente. Hiccup estaba extasiado. El éxito se le subió tan rápido a la cabeza como si hubiera bebido un barril completo de hidromiel.
Hiccup pasó rápidamente de saludar a los espectadores después de cada victoria, a incitarlos a gritar su nombre realizando piruetas osadas e innecesarias. Pronto actuó petulante con el resto de sus compañeros jinetes y a hasta llegó a burlarse del fracaso de Snotlout.
Y habría continuado así hasta el resto de la tarde donde se anunciaría al ganador si no fuera que el clima cambio radicalmente. De aquella mañana bastante soleada con la que inició ese día, pronto un fuerte viento se hizo presente y con ellas las nubes de tormenta. Cuando los truenos comenzaron a resonar en lo alto del cielo, Stoick llamó a un cese temporal de la competencia ante la posibilidad de lluvia. Generalmente los vikingos no dejarían algo como un aguacero los detuvieran, pero la extraña tormenta de rayos de hacía unas semanas se encontraban aún muy presente en la memoria de los habitantes de Berk como para ponerlos algo nerviosos.
–¡Es una señal! –provechó la oportunidad Mildew para recordar a todos su propaganda de odio –. ¡Thor no está feliz con el Thawfest! ¡Hemos deshonrando al dios a cambiar las tradiciones, al incluir dragones…! – y seguía, y seguía….
–Tal vez Thor decidió que era mejor detener la competencia porque no le estaba gustando el resultado –soltó Snotlout levemente nervioso y ocultándolo detrás de una sonrisa falsa –. Él debe saber que Hookfang y yo no nos encontrábamos hoy en las mejores condiciones para las pruebas.
–Vaya Snotlout me sorprende –dijo Hiccup con un tono burlón muy raro en él que rápidamente llamó la atención de sus compañeros jinetes –; acabas de admitir por tu cuenta que no estás al nivel de estas pruebas.
–¡¿Qué?! –soltó el moreno volviéndose de golpe a su primo pecoso –. ¡Yo no dije tal cosa!
–No, claro que no –se burló Hiccup de él con una arrogante sonrisa. Toda la imagen resultaba tan bizarra que ni siquiera el mismo Snotlout sabía cómo responder a eso y prefirió no comentar algo más.
El joven moreno se marchó de la arena algo alicaído, alejándose solo con su montrous nightmare.
–Vieron eso –dijo Hiccup casi a sus demás compañeros –. Está más perdido que gronckle en alta mar –se mofó con una risita.
Pero sus risas no fueron seguidas por su compañeros jinetes, quienes lo miraban con una mescla duda y preocupación.
–Quien lo diría, Hiccup –soltó finalmente Astrid llamando la atención de joven engreído –. Justo a penas ayer me dabas una lección de humildad, hoy actúas como todo un pelmazo.
–¿Qué quieres decir con eso?
Pero Hiccup no obtuvo más que miradas desaprobatorias de sus compañeros y sus dragones.
–Ese chiste fue ofensivo para Meatloug –comentó Fishlegs cabizbajo mientras se alejaba en compañía de su dragona.
–¡¿Qué otra señal del fin necesitan?! –soltó Tuffnut dramáticamente alzando una mano al cielo, mientras con la otra se sostenía de su hermana para mantenerse en pie –. ¡Los alfeñiques se vuelven petulantes empedernidos!
–¡Arrepiéntanse! –gritó Ruff guiando a su gemelo a la salida –. ¡El fin esta cerca!
–¿Qué?.. ¿Qué es lo que les pasa? –preguntó Hiccup a Astrid, la ultima que quedaba en la arena con él.
–Nada Hiccup –le respondió ella con voz desdeñosa –. Solo que nadie se esperaba este lado de ti.
–¿Cuál? ¿El ganador? –se indicó a sí mismo ofendido.
–Yo prefería al Hiccup verdadero aunque fuera un perdedor, no a este escandaloso cretino ganador.
Y sin más Astrid camino derecho a la salida dejándolo con la palabra en la boca.
Hiccup no podía comprender que estaba pasando. Casi pocas veces en su vida había tenido la oportunidad de destacar… genuinamente, sin trampas o engaños. En algo que era realmente bueno y no tener que sentir la culpa por ello. Pero nadie parecía entenderlo, todos actuaban como si quisieran que no sobresaliera.
–¡Lo que pasa es que tienen envida! –gritó el muchacho sin obtener respuesta ya que había quedado completamente solo en arena, oscurecida por la grises nubes de lluvia, y solo con la compañía de Toothless –. ¿Verdad? –preguntó a su dragón tratando de hallar una respuesta de apoyo, pero lo único que encontró fue al nightfury rodando los ojos.
Hola de nuevo.
Vaya, esperaba publicar este capítulo hace unos días pero varias cosas se interpusieron. Pero eso ya es historia antigua. ¿Qué tal les pareció el capitulo? ¿Qué piensan? ¿Qué le está pasando a la gente de Berk, especialmente a los jinetes? ¿Realmente Thor está furioso y a lanzado una maldición contra ellos? O ¿Simplemente son adolecentes descubriendo su propia moralidad? ¿Ustedes que creen?
Ahora contestando mensajes:
Guest: es bueno saber de seguidores tan leales que realmente disfrutan de la historia. Me alegra que te guste el personaje de Honey y como desarrollo a los demás. Espero que disfrutes todo a lo largo de esta historia. Muchas gracias.
Mercenary Hunter: No te preocupes, todos tenemos problemas fuera del internet, es lo que se llama vida real y por desgracia puede ser algo pesada a veces. No me importa si pasan días, semanas, etc. para ponerte a tiempo con la historia, con que la leas y me dejes un comentario es suficiente para mí. Siento que mi esfuerzo no ha sido en vano. Muchas gracias por todo.
Damaris: un gran consejo para todo escritor es "saber que quieres llegar con tu historia". Si deseas una historia de romance, te enfocas solo en el romance, si es aventura, horror, drama, igual. Incluso para enfocarte en uno o par de personajes. Y desde un principio debes dejar en claro tus intensiones para no tener lectores confundidos y sepan a qué atenerse. Pero si lo que quieres es una historia compleja, con personajes dimensionales, debes trabajar duro y desarrollar todos los elementos. No es sencillo pero es gratificante. Te agradezco mucho el comentario.
sombra02: Creo que no eras el único. A la gran mayoría vio un poco irracional que Snotlout resultara tan bueno en Thawfest en la serie, cuando en la película no era tan bueno contra los dragones. Astrid ni siquiera da pelea en esa competencia. Así que cambie ese detalle, pero por fines de las historia aún tenía que tener cierto liderazgo en la competencia. Espero que disfrutes de este capítulo también.
Eso es todo por ahora, no vemos en el siguiente capítulo que deseo que sea el último de esta aventura en la historia para pasar a la siguiente; que creo que algunos fan de cierto Berseker loco han esperado con ansias.
Saludos.
