Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

~o~

Hermanos de dioses

Estrella brillante en el cielo,

Njord domina el océano,

La tierra renace de vida,

Fruto bendito, fruta caída.

~o~

El hombre que pisa la tierra,

Navegante a los mares,

Guerrero campeón de guerra,

Los dioses gobiernan por anales.

~o~

Virtuosa criatura,

Creación divina,

Bestia de fuerte dentadura,

Loki con su mente ladina.

~o~

El dragón es fuerte,

La bestia es poderosa,

Ser de tempestades,

La bendición de Thor es ventajosa.

~o~

El vikingo con su espada,

El dragón con sus garras,

Sus miradas se encuntran,

Sus almas son hermanas.

~o~

Siempre fue designio del rayo,

La unión de poderosos pares,

Antiguos jinetes a caballo,

Reptiles alados poblad los mares.

~o~

Vikingo, vikingo, Thor te ha favorecido,

Dragón, dragón, Odín te ha escuchado,

Contrincantes furiosos y enardecidos,

Su compañía de por vida estaba planeado.

~o~

Hermano mío,

¿Quién llorara por nuestras almas?

Cuando la discordia separe a los amigos,

Y derrames las lágrimas por los que amas.

Página 2


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DRAGONS: A Twins Story

Retos y deberes

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Lo últimos días de sol en la casi olvidada isla de Berk eran muy bien aprovechados por sus habitantes vikingos, la mayoría de ellos trabajaban arduamente en algún pendiente o preparativo para la próxima temporada fría que solía azotar sus hogares.

Las últimas cosechas fueron recogidas, las ovejas pastaban con alegría y los Yaks apestaban los terrenos con sus gases naturales. Los niños jugaban en la plaza central, los Ingerman dejaban que olor de sus recientes panes horneados escaparan por las ventanas de su concina y los dragones tomaban el sol en la colina.

El astro solar sobre sus cabezas brillaba con intensidad gracias a la poca ausencia de las nubes como una bendición de Brono, dios de la luz diurna. Sí, era un día perfecto para volar en lomo de un dragón sobre el pico de Thor y los bosques de Berk; por desgracia para los jóvenes jinetes, ellos no podrían disfrutar de aquel privilegio.

–¡Ya dejen de quejarse sabandijas, que aún les falta mucho por aprender!

Gobber the Belch no tenía piedad sobre sus pobres alumnos y de aquel hermoso día.

Desde que terminó el Thawfest y se coronó a Snotlout Jorgenson como victorioso, el viejo y manco herrero, les dejo claro a sus jóvenes aprendices de guerrero vikingo que estaba profundamente decepcionado por el pésimo y patético desempeño que demostraron en la competencia.

"Un grupo de bufones danzando" fue como los describió.

–No veo porqué debería estar aquí – se quejo Snotlout con su grupo de amigos –; ya he cumplido con mi rito de madurez. Soy todo un guerrero vikingo –alardeó posando dignamente, al menos por unos escasos segundos hasta que Gobber lo derribara con un leve tirón de su mano de garfio.

–"Todo un guerrero vikingo" si como no –se burló el herrero –, y yo soy todo un adonis.

–Vamos Gobber, ten un poco de piedad –comentó Hiccup desde el suelo, donde yacía agotado junto a la mayoría de sus compañeros y su hermana. Al otro extremo de la academia dormían plácidamente los seis dragones, quienes habían perdido interés en las actividades de sus jinetes humanos.

–Los Outcast nunca tendrán piedad –respondió éste –, ni los Uglithugs o Lavaluts. Ya se los he dicho una y otra vez: ¡confían demasiado en la fuerza de sus dragones!

–Bah –se quejo Ruffnut torciendo la boca –, es obvio ¿no? Además, que más se necesita cuando tienes media tonelada de músculos y escama que escupe fuego.

–¿Hablas de tío Blaffnut? –comentó su hermano gemelo completamente perdido de la conversación –. Y no solo es capaz de escupir fuego, cuando come muchos granos también puede lanzarlo por el…

–¡Creo que nos estamos alejando del punto importante aquí! –bramó Astrid interrumpiendo totalmente lo que pudo ser una pisca de información innecesaria y completamente perturbadora.

–Aunque hay que admitir que dijo Ruffnut es cierto –puntualizó Fishlegs –. Lo de los dragones, no lo del tío con problemas de gases –aclaró rápidamente.

–No, Astrid es la que tiene la razón –tajó nuevamente Snotlout lanzándole un besito a su vez a la rubia–. Lo importante aquí, es que mi presencia no es necesaria en más inútiles entrenamientos; cumplí mi rito y acabo de cumplir los dieciséis años. Ya soy todo un adulto.

–Oh por Thor si tú eres un adulto, yo soy un yak lanudo de seis patas…

–Lo único que tienes de adulto es el vello en las axilas….

–Creo que esa es una imagen que nunca me sacaré de la cabeza aunque muera…

–No puedo creer que discutan esto, hay cosas más importantes que hacer…

–Sí, ahora podría estar durmiendo…

–En realidad, yo tengo algo de hambre…

–Chicos, chicos, nos estamos perdiendo de nuevo…

Con cada comentario que soltaba los jóvenes, una sarta de respuestas comenzaron a fluir sin control en respuesta, cada uno quejándose desde su punto de vista porque no debería estar ahí y que Snotlout era un idiota. Gobber frotó su rostro con su única mano antes de perder completamente la paciencia.

–¡SILENCIO! –gruñó el vikingo acallando completamente las voces de los adolecentes y logrando despertar a los dragones de su siesta matutina –. ¡Nadie va holgazanear, nadie va a comer, nadie va a ser un yak de seis patas y por supuesto, nadie le va a ver los vellos de las axilas a Snotlout!

–Muy tarde –se burlo Ruff levantando uno de los brazos del moreno.

–¡Hey! – se quejo éste.

–¡Es por eso! –interrumpió aún con más fuerza Gobber captando la atención de los chicos –. Que practicaremos una vez más el combate mano a mano.

La mayoría de los chicos soltaron un quejido en frustración, excepto Astrid que se puso de pie de un brinco y tronó sus nudillos en anticipación. Todos eran consientes que la rubia era la mejor en el combate mano a mano y ninguno tenían posibilidades contra ella.

–Eh… Gobber –musitó Hiccup levantando la mano – ¿y si practicamos nuevamente nuestras armas ideales?

Ahora le tocó a Hiccup recibir los quejidos de frustración de sus compañeros, incluso de su gemela quien estaba sentada a su lado.

En realidad los chicos habían prosperado muchos con en la revelación de sus armas ideales: ya sabíamos que Astrid descubrió que el hacha era lo suyo, Tuff resultó ambidiestro tanto para el mazo como la espada larga, poco después Snotlout supo que lo suyo el garrote y Ruffnut la lanza. Incluso Fishlegs resultó ser habilidoso con los cuchillos de cortos. Solo Hiccup y Honey continuaban sin descubrir cuál era su arma idónea, el gemelo pecoso insistía que lo suyo era la espada corta (aunque no demostraba ninguna buena habilidad para ello), en cambio Honey fracasaba rotundamente con cada una que intentaba.

En realidad el poco interés de Honey por descubrir su arma ideal tenía algo frustrado a Gobber; Hiccup tal vez era pésimo con la espada, pero al menos lo intentaba. Honey en cambio, parecía haberse rendido mucho antes de sujetar cualquiera de ellas: las masas y garrotes no podía levantarlos, no poseía la gracia para blandir una espada, solía lastimarse a sí misma con las lanzas y cetros, y la potencia de la ballesta la lanzaba hacia atrás. La chica pecosa no tenía ninguna fuerza en sus brazos tan delgados como espigas, que ni siquiera podía tirar de las cuerdas del arco.

Así que volver a retomar los intentos de encontrar su arma idónea con una chica sin el deseo de hacerlo, y su gemelo sobre-esperanzado, era lo último que quería Gobber para aquella larga y agotadora mañana.

–Combate mano a mano será –sentenció finalmente poniendo punto final a la discusión.

Eso fue una lástima para Hiccup por dos simples razones: seguía completamente convencido que la espada era el arma indicada para él y que solo necesitaba más práctica; ante su gran entusiasmo por participar, Gobber lo seleccionó para enfrentar en la primera ronda a Astrid.

–Gobber tal vez deberíamos plantearnos un poco mejor la idea del comba… –pero antes de que Hiccup terminara la frase, ya tenía a Astrid sobre de él.

Para sorpresa de todos, incluso de sí mismo, logró quitársela de encima girando hacía un lado.

Tal vez no era tan malo en un combate mano a…

Pero antes de que pudiera cantar victoria, Astrid se lanzó de nuevo hacía él, derribándolo por completo mientras le efectuaba su mejor llave al cuello.

–Vamos, Hiccup –lo regañó Gobber mientras su rostro se tornaba más morado cada segundo –. Ni siquiera hace el esfuerzo.

El chico alcanzó a soltar un quejido de dolor lastimero en respuesta.

–Bien, es inútil –se quejo Gobber dejando caer sus brazos a sus costados –. Ya tuve suficiente de ustedes por un día –completamente fastidiado, el herrero se marchó a paso deicidio afuera de la arena sin volverse atrás.

Después de unos segundos de asfixia total, Astrid desistió de su intentó de matar a Hiccup y dejo que éste se colapsara sin aliento en el suelo.

–¿Estás bien? –le preguntó ésta.

–Perfecto –masculló el chico sin aliento –; solo dame unos quince minutos para recuperarme –comentó antes de colapsarse de nuevo contra el piso –. Mejor que sea una hora…

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Al final, Hiccup requirió más de dos horas para que el oxigeno regresara por completo a su cerebro. Para cuando recuperó la conciencia, ya era muy tarde para retomar el entrenamiento con los dragones y la mayoría de los jinetes había tomado su propio camino.

–Vaya, a pesar ser tu novia, Astrid no tiene problemas para patearte el trasero –le comentó Honey a su hermano una vez que estuvo en condiciones para marchar a pie de regreso a la aldea. Ambos gemelos caminaban despacio, seguidos de cerca por Toothless y Furry.

–Wow, primero no me patearon el trasero. Solo me deje patear, y segundo, Astrid no es mi novia… al menos no oficialmente.

–Aja –soltó su hermana exceptiva.

–En serio –insistió Hiccup muy nervioso con el asunto –, no es como si hubiera planes para el futuro o un compromiso…

–Cabe la posibilidad que papá ya hablara con Bertha sobre planes matrimóniales…

–¡No!... Lo. Digas. Ni en broma.

–¿Y por qué no le preguntas? –le soltó Honey con malicia una vez que vislumbró la enorme e inconfundible figura de su padre, acercarse a ellos por el camino que conducía al muelle de la aldea.

Hiccup no pudo evitar tragar saliva ante la proximidad de su padre y su semblante de seriedad inquebrantable.

Sabía que Honey lo estaba molestando, pero ¿realmente su padre ya estaba enterado de su relación con Astrid? La verdad, se debía ser un ciego para no notarlo o en su caso Snotlout que era ignorante de la gente a su alrededor. Y como buena costumbre vikinga, especialmente en Berk (donde los matrimonios por amor eran lo más normal y común) que tan solo se mostraba interés entre la pareja, era deber de los padres conversar sobre el posible futuro de sus hijos. Y eso aterraba a Hiccup.

–Tú –le dijo indicándolo con su ancho dedo índice una vez que alcanzó a sus dos hijos en el camino. El gemelo pecoso temió lo peor –Y tú –agregó indicando a Honey –. Vengan conmigo.

El gran Stoick the Vast, al igual que todo líder vikingo era corto de palabras, dejaba mejor que sus músculos y sus acciones fueran las que hablaran. En cierta forma, sus gemelos debían estar algo acostumbrados a tal comportamiento de su padre después de doce años de convivencia. Aún así, sintieron algo de ansiedad cuando los guió en completo mutismo hasta el muelle de Berk, donde muchos de los guerreros parecían estar muy ocupados preparados los botes y navíos para un inminente viaje.

Tal vez no era nada que tuviera que ver con su relación con Astrid después de todo.

–Papá ¿paso algo? – se animó a preguntar el muchacho.

–Mulch y Bucket no han regresado de su viaje de pesca –soltó éste con sequedad sin detener su marcha o volverse a mirar a sus hijos. Hiccup y Honey lo entendieron como una mala señal; intercambiaron unas miradas nerviosas tratando de no alejarse mucho de su padre.

–¿Desde la mañana? –preguntó Honey.

–Desde hace dos días.

Sí, no era para nada bueno.

A pesar de que la isla de Berk era un lugar casi olvidado en lo más lejos del archipiélago barbárico, no se podía simplemente desaparecer. Mulch y Bucket era los principales pescadores de la aldea y con ello sus conocimiento en la navegación, como en su oficio, excedía fácilmente a cualquier otro vikingo de la isla. Que llevaran dos días perdidos resultaba sumamente consternarte. Algo más allá del control de ambos navegantes les había impidió regresar a casa.

–Hace unas semanas –continuó Stoick –, Mulch me había informado que habían tenido problemas para encontrar y atrapar los cardúmenes –la marcha del líder vikingo finalmente terminó en el último muelle, donde su navío favorito, Emperor Penguin, era preparado para el inminente viaje –. Me aseguró que algo debía andar mal, y yo solo pensé que exageraba –agregó de último con sincera preocupación en su voz. Los tres marchantes alcanzaron a Gobber al final de muelle, mientras éste subía las últimas amarras a la cubierta.

–No puedes culparte, Stoick –dijo el amigo uniéndose a la conversación que tenía con los dos gemelos.

–¿Sabes donde podrían estar? –preguntó esa vez Hiccup frotando levemente la cabeza de Toothless sobre su hombro. La cálida compañía de su dragón, lo consolaba.

–Según el señor Ack, Bucket llegó a contarle que planeaban navegar hacía el este ese día.

–¿A la isla de los dragones?

–A la puertas del Hel.

De nuevo los gemelos intercambiaron un par de miradas que su padre pudo interpretar. Y al igual que ellos, tanto Toothless y Furry también se miraron, percatándose lo que significaba aquellas palabras. Ahora todos sabían que era un problema de dragones.

Generalmente, un inconveniente como tal sería resultó por los jinetes y la academia, o al menos así deseaba Hiccup que fuera. Por desgracia, los jinetes eran aún inexpertos, los dragones se estaban ganando poco a poco su lugar en la aldea para que enfrentar aquella situación por su cuenta.

Aunque no les gustara, ese escenario tendría que resolverlo su líder a la antigua forma vikinga.

–¿Qué vas hacer ahora, papá? –masculló Honey aunque conocía ya la respuesta.

–Iremos a buscarlos.

–¿Iremos? –preguntó Hiccup –. ¿Todos?

–La gran mayoría –respondió Stoick subiendo a cubierta de su barco, dejando a sus dos hijos, sus dragones y a Gobber en el muelle –. La guardia de Berk, los guerreros, hasta el consejo me acompañaran. Tengo el presentimiento que algo encontraremos en esas aguas.

Definitivamente era una búsqueda de problemas.

Hiccup no pudo evitarse consternarse; deseaba sugerir a su padre en aquella empresa y tal vez así evitar un enfrentamiento innecesario, pero sí Stoick no lo había incluido en aquella lista de pasajeros, era que tenía otro plan para él.

En esos momentos, el chico deseaba haberlo convencido de aceptar tener su propio dragón, así le demostraría a su padre finalmente la maravillosa experiencia que era estar en conexión con uno. Tal vez… de esa manera, se evitaría cualquier otro derramamiento de sangre.

–Si tuvieras tu propio dragón podrías tener en línea cada uno de los habitantes desde el cielo –le había sugerido el muchacho a su progenitor en una tranquila cena en la casona Haddock. Honey había preparado un delicioso caldo de bacalao que terminó derramado sobre la superficie de la mesa, cuando Stoick en sorpresa lo escupió por todos lados.

–Hiccup, hay cierta cosas para las que un vikingo a la antigua no está hecho –fue la respuesta definitiva de su padre después de una larga, constante y casi fastidiosa insistencias por parte del muchacho –: la escases hidromiel, un mal trabajo de herrería, socializar, y la más importante, montar un dragón. Sin ofender lagartijas –agregó dirigiéndose solo a Toothless y Furry.

Pero el gemelo pecoso estaba lejos de aceptar un no como respuesta, aunque antes tenía que superar la razón y lógica que le aplicaba su hermana:

–¿Recuerdas que pasó la últimas vez que quisiste cambiar el antiguo orden de la noche a la mañana? ¡Todos creían que el ragnarok había iniciando! Así que te sugiero que abandones la idea de conseguirla a papá un dragón, al menos por el momento. Porque no creo que puedas aguantar otro rayo que te salve de ser linchado.

Exagerado, pero cierto.

Así que por el momento, Hiccup se sacó la idea de su padre montando un dragón de la cabeza y dijo:

–¿Por cuánto tiempo?

–El necesario. Unos días… una semana… no estoy seguro.

–Espera un momento –tajo Honey percatándose de lo que implicaba –, si irán casi todos los adultos ¿Quién se quedara a cargo?

–No todos los adultos –dijo su padre con una sonrisita y las manos en la cintura indicando con la cabeza al vikingo herrero junto a sus hijos.

–Gracias, Stoick –soltó Gobber con reproche.

–¿Gobber? ¿A cargo?

–No, Gobber.

–¿Quién? –saltó Hiccup abriendo sus ojos más grandes y redondos que unos escudos. Pero su padre tenía la mirada clavada en su delgado cuerpo –. ¿Yo?

–Así es –la sonrisa de Stoick se hizo aún más grande –. Ya has cumplido tu rito de madures y con ello, tu valía a nuestra gente. Creo que ha llegado el tiempo justo para que empieces a practicar tu liderazgo.

Hiccup no pudo evitar sentir un horrible escalofrió recorrer su espalda y erizar su bellos de la nuca. Y nada tenía que ver la respiración humada de Toothless en su cuello.

–¡Pero yo no puedo estar a cargo de toda la aldea! –gritó.

–De toda la isla para ser precisos –marcó Honey siendo realista, pero ganándose una mirada de reproche de su hermano.

–Y no lo harás solo –soltó Stoick –, para eso tienes una hermana.

–¿Qué yo qué? –masculló Honey dando un respingo.

Ambos gemelos olvidaron rotundamente la búsqueda que tenía por delante su padre y se estremecieron ante tal encomienda. Mientras, Stoick y Gobber parecían divertirse de los lindo con la caras de espanto adoptaron los hermanos.

–Esto también será una prueba para ti –continuó el jefe –. Ya lo he discutido con Gothi y le parece muy buena idea que vaya enrolándote en la labores de consejería.

–Papá… Honey y yo… solo tenemos doce…

–Ya lo he discutido con el consejo y todos lo han aprobado…

El terror se apodero de ellos.

–Pero ¿Cómo vamos a hacernos cargo de todo Berk?

–Eso tendrán que averiguarlo por su cuenta.

Gobber se reían detrás de su única mano.

–¿Y si pasa algo?

–Para eso se quedara Gobber…

–¡Gracias por arrojarme la bola, Stoick!

–Y Gothi… y también Mildew.

–¿Por qué no mejor nos arrojas al mar? –se quejo finalmente Honey perdiendo la paciencia y dejando caer los brazos a sus costados.

Stoick le dirigió a sus hijos una última mirada que combinaba su espereza, resolución y su posición de líder. Antes que cualquiera de los presentes pudiera decir o quejarse más de la idea, el Emperor Penguin comenzó a separarse del muelle en que los navegantes soltaron las amarras.

Pronto y poco a pocos, los demás barcos incluidos en la expedición y búsqueda, imitaron al navío insignia adentrándose a la mar, mientras los seres queridos despedían a los tripulante y guerreros sacudiendo sus brazos. Una clásica y tradicional despedida vikinga.

–¡Ya es muy tarde para eso! – les gritó por ultimo Stoick desde la popa de su barco mientras cada vez se alejaba más del muelle de su hogar –. ¡Además no se preocupen, estarán a cargo de puros jóvenes como ustedes! ¡¿Qué tan difícil puede ser?!

Stoick se despidió alzando su puño en el aire, a lo que Gobber respondió imitándolo.; a diferencia de los gemelos, que solo se quedaron petrificados junto a él.

Sí… que tan difícil podía ser…


Hola y buenas noches.

Queridos lectores mexicanos, mis hermanos de patria, y todos aquellos que no los sean; México ha vivido el temor en carne propia una vez, e irónicamente en el aniversario de un siniestro similar.

El pueblo mexicano es fuerte y una vez más se levantará de los escombros en que sea convertida su ciudad. Tomará tiempo, sí... pero sé que juntos podremos hacerlo.

A todos aquellos que perdieron su hogar, sus pertenencias y/o por desgracia un ser querido, no desfallezcas. El mañana es más brillante, solo te pido que no olvides a los caídos, a los que te dieron una mano y a aquellos que te dieron la espalda en el momento de necesidad. Eres fuerte... y saldremos adelante.

A todos nos ha afectados el sismo del 19 de septiembre, incluso yo que me encuentro muy al norte de cdmx, también fui sacudida por la noticia ya que una familiar mío se encontraba allá durante el siniestro. Gracias a todo lo maravilloso de este mundo no le pasó algo, pero no todos fueron tan afortunados. Si eres mexicano como yo, ayuda como puedas a los afectados por el sismo con donativos, servicios, mano de obra o simplemente difundiendo la información verídica; si eres de otro país, cualquier ayuda es bien recibida.

Este mensaje se mantendrá temaporal en la página hasta la salida del próximo capítulo (que como se imaginarán, se atrasado por problemas personales), pero mis deseos por el bienestar de todos siempre estará presente. Cuídate México está noche, ya nos veremos mañana.

Un abrazo, noisulivone.


Editado 9/8/18