Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

Actos de traición

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El suave silbido que traían consigo los barcos vikingos al surcar las aguas peligrosas del Hel era el único sonido que podía escucharse a varias leguas en la terrible neblina anterior a la isla de los dragones. Los navegantes vikingos, experimentados guerreros y navegantes, permanecían callados, silenciosos para no delatar su posición ante cualquier amenaza.

¿Amenaza? ¿Cuál amenaza? ¿Algún dragón?

Eso era el dilema.

Se suponía que Berk y su peludos Hooligan ya no luchaban a muerte contra los dragones, la paz se había alcanzado entre ambos, a costa de la pierna del hijo del líder de la tribu. Pero la desaparición de sus dos compatriotas tenía señas de ser un acto perpetrado por aquellas bestias escamosas. Ellos lo sabías bien, había tenido trescientos años en guerra como experiencia para identificar la huella característica de un dragón.

Pero tal acto de traición no evitaba que se sintiera la culpa en aquellos fieros guerreros. El gran Stoick de Vast, líder de la tribu, fiero guerrero, no podía quitarse de la cabeza la mirada decepcionada de su hijo ante la noticia de lo que tenía que llevar a cabo.

Sí, la guerra con los dragones había terminado en Berk. Sí, ahora vivía pacíficamente con ellos a un nivel de cooperación mutua. Sí, muchos de ellos formaban parte de sus familias como mascotas o compañeros. Y sí, a dos de ellos, Stoick le debía la vida de sus hijos respectivamente.

Eso no evitaba que sus planes se sintieran como alguna canallada.

¡No!

Stoick se esforzaba inútilmente en no llegar a esa conclusión. Meneaba una y otra vez la cabeza como si pudiera sacudirse la idea de la misma.

Mulch y Bucket estaban perdidos. Su gente… sus compatriotas, podía estar en peligro. Y los vikingos estaban primero, no los dragones. Un jefe debía proteger a su gente.

Como un mantra para mantenerse puro, el líder Hooligan repetía una y otra vez aquellas palabras tratando de apartar la cara de decepción de sus hijos, así como los grandes ojos verdes del nightfury.

Nunca llegó a estar seguro si realmente sus esfuerzos habrían funcionado, porque antes de lo que se imaginaba tuvo que enfrentar la terrible realidad.

–Stoick –lo llamó su navegante –. Se observa una nave encallada al frente.

El jefe vikingo trató de conservar su temple firme y su mirada tal cual nombre poseía, mientras que en su cuello, el vello de su nuca se estremecía como en cualquier inminente batalla que estaba por llevarse a cabo.

–Y no se ve nada bien –terminó de sentenciar su subordinado dándole la razón a sus suposiciones.

Los navíos vikingos se detuvieron a la suficiente distancia para poder abordar el bote pesquero encallado, si correr su misma suerte. Tan pronto Stoick puso en pie en aquel navío abandonado no le quedo ninguna duda que nada tenía que ver un error de navegación para que haya sufrido aquel destino.

Un tercero tenía que estar detrás de la desaparición de Bucket y Mulch.

–Jefe –lo alertó Lydia afianzando su hacha –. Algo se aproxima –dijo al sentir una leve sacudida en el bote donde se encontraban de pie. Al igual que ella, los demás guerrero Hooligan alzaron sus armas ante el próximo enemigo.

Stoick soltó un leve suspiro en resignación cuando una sacudida más fuerte hizo tambalear el bote y soltar un gemido a todos los vikingos sobre él. Firme y resignado, el jefe vikingo levantó la vista en momento en que su contrincante y perpetrador de aquella tragedia se revelaba ante ellos.

Con un rugido ensordecedor un dragón azul como el mar, salió de las aguas oscuras del Hel y clavó sus penetrantes ojos amarillos en el robusto y pelirrojo Hooligan.

En lo que la bestia batía sus poderosas alas, Stoick tomó su hacha desde su espalda y la hizo girar en su palma en preámbulo de la feroz batalla que estaba por tener con ese Thunderdrum.

–Que Hiccup y Honey me perdonen –suspiró antes de soltar su característico grito de batalla e incitar a la bestia a su encuentro.

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–¡Barf! ¡Belch! –lo llamados inconfundibles de la gemela Thorston resonaron por los caminos casi desiertos de la aldea de Berk –. ¡Salgan de una vez! ¡No estoy enojada con ustedes! ¡Es con otro imbécil! –agregó de ultimo indicando a su hermano gemelo que le seguía de cerca.

–¿Te refieres a mí? –dijo él, ignorante –. ¿O a quién? No es a mí ¿verdad?

Ruffnut solo le dirigió una mirada asesina sobre su hombro sin entregarle respuesta alguna. Retomó su búsqueda y sus gritos roncos volvieron a retumbar en la aldea, cada vez más cansados que el anterior.

–¡Barf! ¡Belch! ¡IMBÉCILES! ¡MUESTREN SU GRANDE TRASERO GORDO Y ESCAMOSO! –gritó ya desesperada y con la garganta irritada.

Pero aún así sus llamados continuaron sin ser atendidos por su zippleback compartido. Ruff se sintió derrota y más importante, desolada. Se volvió de golpe a su hermano que continuaba detrás de ella, encontrándolo completamente ausente en su propio mundo de felicidad mientras hurgaba profundamente en su nariz.

–¡Esto es tú culpa! –le escupió y señalándolo con un dedo acusador.

Tuffnut retiró de su dedo de la nariz para volverse en diferentes direcciones, en busca de un tercero merecedor del odio de su gemela.

–¿Quién? ¿Yo? –preguntó con tono bobo señalándose a sí mismo, con el dedo en cuestión que uso para escavar en su fosa nasal.

–Tú –rugió Ruff en tono bajo alargando la ultima letra. Con una mirada penetrante y casi asesina, redujo la distancia entre ella y su hermano –. Todo esto es tú culpa.

–¿Mía?

–Sí. Si no fuera por ti y tu estúpida insistencia en tener el puto control de todo no lo habrías arruinado y ahuyentado al baboso de nuestro dragón hasta quien sabe dónde.

–Espera ¿Lo estás diciendo por nuestra fiesta de cumpleaños?

–Fiesta de cumpleaños, día de campo, paseo en la playa, primer día de entrenamiento –enumeró Ruffnut furibunda mientras su ojos llameaban con intensidad –, bromas, travesuras, robos, actos de destrucción masiva, cada uno de ellos siempre tienen que ser arruinados por ti.

–¿Arruinados? –soltó Tuff con sorpresa –. ¿O mejorados? –agregó con un tono más lascivo.

–Todo siempre va justo como en el plan, pero luego tienes que arruínalo todo con una de tus estúpidas ideas, dejándonos a ambos en ridículo. Pero sabes que es lo peor de todo ¿eh? ¡Qué todo mundo piensa que lo hacemos juntos!

Ante aquella declaración el gemelo rubio asintió con la cabeza de manera afirmativa, pero su hermana que había alcanzado a pararse a un palmo de de su rostro, le negó tal hecho con un movimiento lento y amenazador de su cabeza.

–Los gemelos Thorston quemaron la choza de Gobber –dijo ella –, los gemelos rubios arruinaron la cosecha de Mildew, los niños Thorston pusieron estiércol en la botas del jefe, Tuffnut y Ruffnut lograron perder a su dragón. ¡Siempre Tuff y Ruff, siempre los dos!

–¡Exacto! –exclamó el gemelo rubio sin comprender que veía mal su hermana en aquella ecuación –. Siempre ha sido así.

–¡Exacto! ¡Siempre ha sido así! –rugió Ruff repitiendo la misma palabras pero con la gran furia contenida en su ser –. ¡Siempre chingados puta madre juntos tú y yo! ¡Siempre Tuff y Ruff! ¡Nunca solo Tuff! Y por supuesto, nunca solo Ruff.

Tuffnut se quedo mudo y el espanto se encontraba grabado en su rostro, en lo que su cerebro trataba de procesar aquella nueva información sin mucho éxito. Pero Ruffnut, aún no había terminado:

–Solo soy un número más en esta maldita ecuación. Una persona incompleta que no puede ser tomada en cuenta por sí sola y como si siempre requiriera su puta segunda mitad. ¡Pues no soy una pinche mitad! ¡Estoy completa! Pero nadie puede verlo porque siempre estás ahí, el otro como yo, el otro con lo que comparto todo: cuarto, armas, cumpleaños, dragón… ¡hasta nuestra ropa es la misma!

–Espera –soltó de repente Tuffnut mirando su atuendo debajo de su chaleco de piel de yak –. Yo pensé que esto era una túnica.

–¡Es un vestido, estúpido! –le gritó su hermana –. ¡Y hasta eso compartimos! –furiosa y sin querer verle más la cara a su hermano, la rubia dio media vuelta y comenzó a marchar alejándose de él en un paso casi marcial.

–¡Hey! ¡¿A dónde vas?! –la llamó Tuff aún sin comprender que estaba pasando.

–¡A donde sea lejos de ti! –le respondió entre gritos, mientras cada vez más se apartaba –. ¡A tratar de disfrutar la pinche soledad, imaginando que tú no estuvieras aquí! ¡Como esos maravillosos momentos antes de que nacieras! ¡Los mejores malditos quince minutos de mi vida! –pero sus últimas palabras casi fueron inaudibles por la distancia que tomó.

Tuffnut miró confundido el punto por donde se había alejado su gemela, completamente perdido del contexto de su berrinche. ¿Cumpleaños? ¿Cosecha Mildew? ¿Botas con estiércol de dragón? Era casi como un rompecabezas para su sencilla mente.

–¡Pues vete! ¡Para lo que me importa! –respondió ya muy tarde, ya que sus palabras nunca alcanzaron los oídos de su hermana.

Aún si comprender que había pasado y dominado por la desesperación, Tuffnut tomó el primer palo de madera que topó a su alcance y comenzó a destruir lo que encontrara en su camino: barriles, pajas de heno, canastas. Todo sufrió ante su ira y confusión.

Al final, agotado, se sintió más perdido como nunca había estado en su vida.

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Cerca de la aldea de Berk había un pequeño estanque de agua cristalina que se extendía por la orilla del bosque. La superficie de agua se encontraba pacifica e inmutable, casi como un espejo que reflejaba las ramas de los arboles que se ampliaban a unos metros sobre él.

Aquel lugar era el hogar de pequeños pececillos de agua dulce, posibles víctimas para los jóvenes vikingos que se ocultaban detrás de los arbustos frondosos a los alrededores del estanque.

–¿Para qué escondernos aquí? –preguntó el pequeño y casi infantil Hiccup Haddock sujetando en sus manitas una mini lanza que aparentaba ser más una simple rama de nogal.

–Es el elemento de la sorpresa, hermano –le susurró casi en una amenaza la versión pre-adolecente de Dagur al sujetarlo por los hombros y haciendo sentir más incomodo al pequeño niño.

–Pero son peces. En un estanque. No pueden vernos.

–¡Exacto! –marcó el berserker perdiendo un poco la paciencia y mal entendiendo las palabras de Hiccup –. ¡Por eso se llama elemento sorpresa!

–Eso no es… –trató de explicarse inútilmente el gemelo pecoso pero sus palabras terminaron en oídos sordos. Antes de que terminara la oración, Dagur se levantó de su escondite sujetando su lanza sobre su cabeza y soltando un ridículo y casi perturbador grito de batalla.

El joven berserker a continuación saltó de entre los arbustos y corrió en dirección al tranquilo estanque. Algunos cuervos y otros pajaritos que descansaban en las ramas de la cercanía, huyeron despavoridos ante los extraños alaridos.

Pronto estos fueron seguidos por el chapoteo en lo que Dagur se adentró en las aguas cristalinas. Continuando con su extraña rabieta, comenzó a empalar aquel estanque con su lanza en lo que una risa demencia escapaba de sus labios.

Hiccup requirió de todo su valor para animarse a salir de escondite y acercarse a la orilla de estanque, y así enfrentar al desquiciado berserker que había detenido su ataque y rugía como bestia herida al descubrir que sus ataques resultaron infructíferos.

–Definitivamente no podían vernos –se animó a mascullar Hiccup –, pero debieron escuchar todo eso.

–¡NO. ME DIGAS. COMO. CAZAR! –gruñó Dagur casi como un animal rabioso y rechinando sus dientes. Sus ojos verdes destellaron la locura con la que en el futuro sería bautizado "The Deraged", haciendo que el pobre gemelo Haddock temblara de temor.

La mirada del berserker pasaron pronto del niño pecoso al agua a su alrededor y su activa mente pronto comenzó a darle las posibilidades de porque su estrategia falló.

–Lo peces debieron esconderse… –dijo levemente Hiccup, dándole una idea final.

–¡Eso es! ¡Deben estar escondidos! –una gran sonrisa se dibujó en su rostro en lo que dio media vuelta y caminó hasta la orilla.

El pobre de Hiccup se dio muy tarde de las intenciones del joven vikingo, hasta que finalmente se encontró empapado de agua y cubierto hasta el pecho. Y cuando apenas comenzaba a sacudirse el agua de su cabello, una mano grande y ancha lo sujetó de la nuca y lo sumergió de llenó en el estanque.

–¡Es tu turno, hermano! –decía Dagur mientras lo subía y bajaba en las aguas –. ¡Usa tus pequeñas manos de niña para buscarlos en su escondite! ¡Busca! ¡Busca!

Pero no importaba de cuanto insistiera Dagur, Hiccup estaba más ocupado intentando respirar los escasos momentos en que su cabeza subía a la superficie antes de ser sumergido de nuevo.

–¡Vamos, hermano! ¡Busca, Hiccup!

–¡Hiccup!

–Hiccup

–Hiccup… Hiccup

–Hiccup –de repente la voz de Gobber sobrepaso a la de sus recuerdos haciéndolo reaccionar, pronto encontró al herrero frente a él, tronando los dedos de su única mano frente a su nariz –. Reacciona, Hiccup.

–Wow, Gobber –respondió el muchacho tomando la muñeca de su mentor, mientras que con su otra mano sobó sus sienes.

–Caramba, muchacho. Por un momento te perdiste ¿Qué fue lo que te paso?

–Creo que un mal recuerdo –dijo Hiccup sacudiendo la cabeza –. Uno reprimido.

–Bueno, pronto tendrás más que reprimir –le aseguró Gobber apartándose de su rango de visión y dejando al descubierto al mismo berserker de su recuerdos, cara a cara.

–¡Dagur! –soltó el chico conteniendo su miedo –. Es bueno verte de nuevo. Recuerdas aquella vez cuando casi me ahogas ¿verdad?

Pronto el chico se regañó mentalmente a sí mismo cuando el berserker respondió a su pregunta con su característica y casi demencial risa.

Algo que no parecía cambiar con los años, a diferencia de su aspecto general; Dagur había crecido varios centímetros hacia arriba como para los lados. Hiccup maldijo más su suerte al darse cuenta que la vida premia con más músculos a los patanes y desequilibrados.

–Lo buenos recuerdos –dijo Dagur apartando una lagrima de felicidad que escapó de sus parpados –. Y como veo no has cambiado nada, sigues siendo el mismo renacuajo como te recuerdo –agregó soltando otra carcajadas y dándole a Hiccup un par de palmadas en la espalda que lo lanzaron directo al suelo del muelle.

–Y tú también –masculló el gemelo sin aliento –… eres tal cual recuerdo.

Dagur rió una vez más, sujetando al pobre chico Haddock de los hombros y zangoloteándolo casi como una muñeca.

–¿No es esto bello? Hermanos de nuevo reunidos –dijo apretándolo contra su cuerpo –, recordando los buenos momentos.

Hiccup solo alcanzó a soltar una sonrisa forzada en respuesta, pero para su suerte, Gobber interrumpió el cálido y embarazoso momento:

–No quiero arruinar tantos recuerdos, pero se podría saber qué vikingos barbudos es lo que haces tú aquí.

El recién llegado torció una mueca en lo que sus facciones cambiaron radicalmente ante aquel llamado; se volvió hacia el viejo herrero en lo que Hiccup se deslizaba de su abrazo para caer de nuevo en el frio suelo de madera del muelle.

–¿Quién eres tú? –espetó el berserker casi clavando su dedo índice en el pecho del viejo vikingo –. ¿Por qué me hablas con tal falta respeto? ¿Por qué estoy hablando contigo? ¿Dónde está el Stoick?

–Jefe ¿Quiere que lo arrojemos al mar? –interrumpió uno de los subordinados de Dagur llevando una de sus manos a la espada que colgaba en su cinto. La pregunta sonó con tal naturalidad, que hacía estremecer.

Pero Gobber estaba lejos de dejarse intimidar por un mozalbete como el chico berserker, a lo que reaccionó hinchando su cuadrado pecho.

–¡No! No, no, no –interrumpió rápidamente Hiccup alzando sus manos e interponiéndose entre su mentor y el recién llegado –, no, nadie va arrojar alguien al mar.

–¿Jefe? –preguntó Gobber sin dejar de completar al joven delante de él como una cucaracha.

En cambio, Dagur volvió a sonreír pero esa vez con banalidad, en lo que hinchaba su pecho tanto como el herrero.

–Están viendo al todo poderoso líder de la tribu Berserker.

–¡¿Qué?! –soltaron a la vez Hiccup y Gobber.

–¿Qué paso con Oswald? –alcanzó a articular el herrero.

–Mi padre desgraciadamente ha sobrepasado sus años de gloria y sed de sangre, y ha dejado el camino libre para un nuevo reinado. Yo por suerte aún tengo mucha sed.

–Qué hermoso –señaló Hiccup con sarcasmo, algo que no captó el berserker para su suerte.

–Dagur, aún no nos has dicho que haces aquí –insistió Gobber.

–¡No me cuestiones! –gritó Dagur repentinamente, antes de calmarse a sí mismo y agregar–: Según mis consejeros ha llegado momento de reafirmar el viejo tratado de paz entre nuestras tribus, o al menos eso dijeron antes de que los lanzara por la borda, y me pareció una excelente razón para demostrar a nuestro viejos amigos Hooligan, el nuevo líder berserker y nuestra poderosa armada – y con aquel monologo terminó una larga carcajada perturbando a los presentes –. Y ahora –dijo calmándose –. ¿Dónde está Stoick?

–Mi… padre… –tartamudeó Hiccup nervioso –él está… está….

–Él no se encuentra por el momento –se apresuró a responder Gobber –, pero nosotros estamos más felices que recibir a nuestros buenos camaradas los berserkers en nuestra isla. Con todo gusto haremos los preparativos para afirmar el nuevo tratado de paz. Pero primero hay que realizar el tradicional recorrido por la aldea…

–¡Aburrido! –soltó Dagur, pero antes de que objetara más, uno de su subordinados se acercó lo suficiente para hablarle en voz baja –. ¡No me susurres en el oído! Odio que hagan eso. Está bien, haremos el viejo recorrido, por el bien de la paz y blah blah blah… –accedió con claro desagrado.

–Por aquí –indicó el herrero haciéndose a un lado para darle paso al recién llegado, junto a sus principales delegados.

Una vez que Dagur comenzó el largo camino del muelle a la aladea, Hiccup tomó la mano falsa de Gobber y le susurró desesperado:

–Gobber ¿se podría saber qué carajos haces?

–Creo que deberías aprovechar esta oportunidad para ocultar ciertos amigos con escamas que no sería bueno que fueran vistos por nuestras visitas sedientas de sangre –le respondió éste a su pregunta.

–Ohhhh…

–Oh sí.

Y antes de que los visitantes berserkers se dieran cuenta de ausencia, Hiccup practicó una graciosa y silenciosa huida.

Tenía que advertir a los demás jinetes y pronto.

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La carrera de Hiccup lo llevó por las largas callejuelas de la aldea, que curiosamente se encontraban demasiado tranquilas y deshabitadas, tanto por los chicos como por los dragones. Normalmente, sería una situación para dar gracias, pero el joven vikingo que estaba acostumbrado a la constante tragedia y la completa falta de suerte, solo podía intuirlo como un mal presagio.

Como la paz antes de la tormenta… una tempestad de problemas.

El chico continuó su camino y pronto descubrió que ni siquiera sus compañeros jinetes estaban a la vista. La desesperación comenzó a apoderarse de él mientras se daba cuenta de cómo perdía el tiempo valioso que Gobber le había conseguido en lo que distraía a los Berserkers.

Hiccup no quería ni imaginarse que haría Dagur y toda su armada de salvajes berserkers si se enteraban sobre los dragones de Berk. Ya en el pasado, las intenciones de Alvin les demostraron el punto de vista que podrían tener algunos vikingos sobre la alianza sobre los humanos y los dragones, en especial los más tradicionalistas y de mente cerrada (y vaya que los berserkers sí tenían una mente cerrada). No quería pensar como Dagur podría reaccionar si descubría la verdad sobre los dragones.

El joven pecoso tenía horribles recuerdo de cada una y escasas visitas del berserker y su gente en Berk, y cada uno de ellos era una cicatriz en su sique ante lo perturbado que podía resultar Dagur.

–Esto no es bueno –decía el chico con el aliento entrecortado en lo que continuaba con su carrera –. Para nada bueno –examinó uno y otro camino sin resultados o sin señales de alguno de los otros jinetes –. Nunca es nada bueno la visita de un demencial líder vikingo con una armada lista para chingaaa-AAstrid –añadió al casi chocar de lleno con la rubia.

Ésta había salido a la vuelta de una casa y al igual que Hiccup, corría desconcertada por lo desierta que se encontraba la aldea.

–¡Hiccup! –le dijo ella sin darse tiempo de recobrar el aliento –. Tenemos problemas.

–Ooooh sí –respondió él –. Claro que tenemos graves problemas.

–Perdimos el rastro de los gemelos tarados y no podemos encontrarlos por ningún lado. Honey y Fishlegs están intentando de localizar a Tuffnut, mientras el imbécil de Snotlout me dejo sola a la mitad de la búsqueda de Ruffnut, y nadie sabe nada de Barf y Belch.

–No Astrid –enfatizó Hiccup tomando a la rubia por los hombros y clavando sus ojos verdes en lo azules de ellas –, tenemos problemas más serios que esos.

El muchacho apretó los hombros de Astrid sus manos con fuerza, que ella tuvo que sacudírselo de inmediato.

–Hiccup ¿Qué sucede? –confesó –. Me estas asustando. No te había visto tan alterado desde la vez que tu padre trató de llevarte a cazar al bosque para que pudieran hablar de padre a hijo.

–Astrid hay cosas aún peores que incomodidad entre un progenitor y su progenie –señaló el muchacho mientras un escalofrió recorrió su cuerpo –. Los berserker están aquí.

–¿Los berserkers?

–Sí, berserkers y toda su armada de barcos –dijo el chico sacudiendo sus brazos como desesperado sobre su cabeza –. Y peor aún, Oswald se ha retirado y el demente su hijo a tomado el liderazgo de la tribu.

–¿Dagur? ¿Y qué es lo que quiere en Berk?

–Vinieron a firmar un tratado de paz; aunque por la cara que puso Dagur parece que preferiría quemarlo junto con toda la isla.

–Hiccup ¿Qué vamos a hacer? –mirándolo casi tan desesperada como él a ella.

Había grandes razones para hacerlo. Si Dagur descubría a los dragones y le parecían una amenaza (lo cual era más que seguro) aplastaría la isla con ayuda de armada en menos que un Hysteric se bebía una cava completa de hidromiel.

–Asegúrate que todos los dragones se encentren seguros en el bosque –le ordenó Hiccup –, mientras pienso que hacer con nuestra linda visita.

–¿Y qué hay de Barf y Belch?

–Necesitamos a los gemelos –dijo el gemelo –. Por desgracia ellos son los únicos tan despistados para encontrar al despistado de su dragón, y hay que hacerlo antes de que el loco de Da-aaaahhh ¡Dagur! –soltó rápidamente fingiendo gran felicidad al verlo aparecer detrás de Astrid junto con Gobber y el resto de los delegados berserkers. Había llegado casi de la nada al dar vuelta por el almacén de grano junto al centro de la aldea –. ¡Qué bueno verte de nuevo! ¿Qué tal va el tour?

–Parece que solo damos círculos–confesó Dagur una vez que alcanzaron a Hiccup y Astrid al otro lado del camino–. Tengo la extraña sensación que están tratando de esconderme algo.

–¿Esconderte algo? –soltó Hiccup completamente nervioso, y no importaba cuanto intentara ocultarlo, su lenguaje corporal lo delataba –. ¿Nosotros? ¡Qué gracioso Dagur! Siempre me ha gustado tu sentido de humor ¿Qué podríamos esconderte?

Dagur se acercó tanto al gemelo castaño, que su rostros quedaron casi a un palmo del otro. Nervioso por la sorpresiva invasión de su espacio personal, Hiccup no pudo evitar temblar ante aquella mirada penetrante.

–Hermano, por un momento podría jurar que dejaste de respirar.

–¿Yo? ¿Eh? ¿Por qué…?

–¿Acaso estas sudando?

–¡Hiccup! ¡Hiccup! –escuchar que lo llamaban a la lejanía fue casi un respiro de salvación para el muchacho. Dagur, como toda la comitiva que lo acompañaba, se volvieron para toparse con la recién llegada–. ¡Hay serios problemas! –dijo Honey alcanzando a su hermano y sin percatarse en los demás presentes –. Tuffnut se ha encerrado en su casa, Ruff no está por ningún lado y Fishlegs aún no encontrado el rastro del drag…

–¡Aaaaa-azadón! –interrumpió Hiccup inmediatamente tapando con una de sus manos la boca de Honey –. ¡Sí, azadón! No podemos cultivar la tierra sin uno –dijo, en lo que a su lado, Astrid y Gobber asentían nerviosos aceptando sus palabras.

–Hiccup ¿Qué caraj..? –intentó de decir la gemela pecosa apartando la mano de su hermano de sus labios.

Pero antes de que terminara su palabra anti-sonante, Dagur dio un paso hacia delante atrayendo la atención de la recién llegada a su persona.

–¿Honey? –dijo.

–Honey ¿recuerda a Dagur? – se apresuró a preguntarle Hiccup indicando al adolecente berserker.

La chica lo miró suspicazmente, en lo que susurró casi inaudiblemente a su hermano gemelo:

–¿El hijo loco del líder berserker?

–El nuevo líder loco de la tribu berserker –le respondió Hiccup con el mismo método – y que tiene toda su armada rodeando Berk.

–¡Dagur! ¡Es un gusto verte de nuevo!

Pero a pesar de la mejor y más falsa sonrisa de la chica, Dagur le dirigió una mirada entrecerrada y con recelo, en lo que la examinaba de cabeza a pies.

–Te ves… diferente.

–Eh… no me siento diferente.

–Mmm… pareces… una niña.

–Tal vez porque es una niña, pend… –comentó Gobber exasperado, pero cayó rápidamente al recibir un codazo en un costado por parte de Astrid.

–Debe ser cosa de hermanos gemelos –soltó Dagur encogiendo los hombros y relajando su perfil –, cuando era pequeños no podía diferencia a uno del otro. Aunque viéndolo ahora, Hiccup, tú también pareces una niña.

Algunos de los seguidores del berserker soltaron una risita y Gobber trató de contener la suya sin mucha suerte.

–Fantástico –aceptó el chico con desanimo.

–¿Podemos seguir con el tour? –preguntó el herrero tratando de terminar con aquella visita lo más pronto posible.

–¿Cuál tour? –pero por desgracia preguntó Honey.

–El rutinario tour por la isla antes de firmar el nuevo tratado de paz –trató de explicar Gobber lo más corto posible –. El que por cierto ¿Hiccup ya está todo listo para la firma de documentos?

El chico casi hipo al escuchar su nombre (la ironía). Aunque le fascinaría pasar toda una tarde junto a una de las razones porque las que tendría pesadillas en la noche, encontrar a Barf y Belch era un prioridad y con ello también a los gemelos Thorston.

–En realidad aún hay algunos asuntos que debo resolver… –comentó rascándose la nuca nervioso –como mi padre no está… alguien debe hacerse responsable ¿sabes? Pero, Honey podría hacerse cargo del tratado–agregó empujando a su hermana de los hombros y acercándola más a Dagur.

–¿Qué yo qué?

–Claro– continuó ignorando la cara de espanto de su gemela –, además eso te ayudara a afinar tus habilidades diplomáticas con todo eso de ser el vínculo de las tradiciones y la gente, y blah blah blah –le dio un empujón más y ésta terminó chocando levemente contra el joven líder berserker.

–Hiccup… –alcanzó a soltar ella, lanzándole una mirada asesina a su hermano, antes de que Dagur posara su grande y muscular brazo sobre los flacuchos hombros de ella.

–Muy bien Honey –dijo Dagur alegremente sacudiéndola un poco –, continuemos con el tour, pero ahora quiero ver donde guardan las verdaderas armas afiladas, no esos estúpidos y aburridos almacenes de alimentos.

Honey intentó en vano de escapar del agarre del berserker, pero éste fácilmente la arrastró consigo en lo que continuaba con su recorrido. La chica alcanzó lánzale una última mirada llena de odio a su hermano gemelo, antes de deslizar despacio su dedo índice a lo largo de su cuello para indicarle sus futuras intenciones.

Hiccup y Astrid los vieron alejarse en silencio por un momento, antes de que la chica rubia terminara la leve calma diciendo:

–¿Y ahora qué?

–Hablemos con Tuff antes de que Dagur descubra lo que estamos ocultando o que Honey me mate, lo que pase primero.


Hola a todos:

Lo logré!

Era mi intención conseguir publicar el nuevo capítulo antes de del quince de febrero y lo conseguí. Esto se debe tanto al estreno de la nueva (y la última temporada) de RTTE, además que a final de mes iré de vacaciones y regresando sale la nueva temporada de Voltron; así que no cuenten conmigo por un buen tiempo. Pero no me voy sin dejarles algo antes.

Espero que disfruten este capítulo, el cual se llama así, ya que las traiciones (no mal intencionadas) ocurren sin querer.

Y como siempre, quiero invitarlos nuevamente a que visiten el nuevo blog dedicado a este fic como a todo lo relacionado a "How to train your Dragon".Ahí publico reseñas, comentarios, información, mitologías y mucho arte. También hay adelantos de los próximos capítulos. Por favor den una vuelta al blog, puede buscarlos en Tumblr como dragonstwinstory.

Muchas gracias a todos por los comentarios, los seguidores nuevos y favoritos. Sin más que decir por ahora, nos vemos en el próximo capítulo.

Un gran abrazo.


Editado 9/8/18