Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

En las buenas y en las malas

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El imponente brillo de sol recibió a los fuertes y fieros guerreros hooligans una vez que sus navíos abandonaron la prisión que era la neblina de las puertas del Hel. Como si respiraran aires de libertad, dieron una gran bocanada, mientras sus fosas nasales se llenaban del inconfundible olor salado del mar.

Victoriosos e imponentes, los guerreros se sentían en las nubes, mientras sus barcos se deslizaban con gracias por las aguas de regreso a su hogar. Algunos de ellos bromeaban, otros cantaban y otros simplemente disfrutaban del momento.

Inesperadamente su búsqueda había tenido un radical giro de trescientos sesenta grados, pasaron de sentirse perdidos y ansiosos en la oscuridad y misterio de la neblina, a convertirse en verdaderos héroes. Encontraron y rescataron a sus camaradas perdidos, descubrieron y destruyeron los malvados planes de sus rivales outcast, e incluso había logrado capturar algunos de ellos durante una épica y aplastante batalla.

Pero tal vez lo que denotaban o sobresalía de aquella lista de victorias, era la nueva amistad entre los hooligans y los thunderdrums, especialmente entre el macho azul y el gran líder Stoick the Vast.

Y efectivamente, mientras los imponentes barcos vikingos surcaban las aguas, a sus alrededores volaba con gran gracia y majestuosidad el gran macho azul llevando sobre su lomo al líder de Berk.

En el poco tiempo que llevaban juntos, rápidamente se habían adaptado el uno al otro, como si ambos estuvieran destinados a encontrarse. Stoick podría no llamarlo de esa manera, pero definitivamente creía en esa conexión; aunque se la atribuía al parecido entre ambos: dos grandes machos, poderosos y protectores.

Pero la sensación era… no tenía descripción para él. Stoick podía recordar con claridad cada una de sus batallas, la primera vez que venció a un uglitug o cuando blandió una espada por primera vez… el volar sobre el dragón azul era una mezcla de todas aquellas experiencia; entre gloría y armonía, paz y algarabía… y tal vez un poco de soberbia.

Mientras el macho azul se deslizaba con delicadeza sobre la superficial del agua, apenas rompiendo su superficie en lo que poco a poco se sumergía, Stoick se sintió como el mismo dueño del mar, o en el mismo dios Njord. Su pensamiento se podía considerar profano, el sentir aquello que un solo deidad disfruta.

Aún así no lo rechazaba y hasta se volvió adicto a ella sin remordimiento alguno; el macho azul no le permitiría. Entre aquella euforia y hedonismo, existía una gran calma y altruismo. El gran líder vikingo solo podía pensar en cómo esa nueva unión ayudaría a su gente y lograr que todos llegaran a probar de ése agradable sentimiento que otorgaba un dragón.

Y antes que se diera cuenta, comenzaba a hablar y pensar como sus hijos… en especial en cierto muchacho pecoso que había insistido vehementemente que experimentara tal placer.

Que ciego había sido por negarse tal ambrosia.

Debía pedirle disculpa a Hiccup.

–Espera a que conozcas a mis niños –dijo Stoick dirigiéndose al macho azul bajo sus pies, mientras la brisa salada sacudía su barba y cabellera rojiza – y a sus dragones. En especial a cierta lagartija negra que siempre se sube al tec…

Pero Stoick para en seco sus palabra cuando sus ojos pudieron vislumbrar la tierra materna que reinaba. Tener a Berk tan cerca hubiera sido una bendición de los dioses a la vista; por desgracia, esa alegría quedo opacada por un gran número de barcos atracados en el muelle. Sus ondulantes velas dejaban en claro a quién pertenecía tal armada.

–Oh no… –musitó Stoick.

–Rayos –masculló Bertha the Big Brute desde la goleta principal.

–Por los calzoncillos de Thor –maldijo a su vez Spitelout Jorgenson, cubriéndose rápidamente la boca al blasfemar el nombre de un dios.

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La isla de Berk a pesar de ser un pequeño islote en medio de la nada, ésta contaba con ciertas peculiaridades, una de ellas era que encontraba sobre el nivel del mar. Poseía grandes acantilados y altos picos. Igualmente, había una gran cadena de túneles subterráneos que se extendía y entrecruzaba a lo largo de la isla, justo debajo de los pies de sus peludos habitantes.

La mayor parte de los vikingos de la isla conocía la entrada a éstos túneles, pero muy pocos se animaban adentrarse a ellos, debido a la profunda oscuridad que reinaba dentro de ellos y a que se volvía inhabitables y peligrosos cuando la marea se encontraba alta.

Justamente un lugar como ese, con el potencial de ser terriblemente mortal, tenía que ser el lugar de juegos y escondite favorito de los gemelos Thorston.

–¿Qué clase de idiota le gustaría éste lugar? –se quejo Snotlout mientras le echaba una ojeada a su alrededor. El largo túnel en que se encontraba estaba sumergido en tinieblas; y apestaba a agua de mar y algas. La humedad era intensa, lo que volvía un acto milagroso que las antorchas que llevaban consigo se mantuvieran aún encendidas. Y el eco era omnipresente que podría confundir a un incauto –. No hay nada – gimoteó nuevamente el muchacho –. ¿Ya nos podemos largar?

–A penas llevamos cinco minutos desde que entramos –le respondió Astrid frustrada mirándolo de soslayo.

–Cinco minutos, cinco horas ¿qué importa? –soltó el joven moreno claramente nervioso –. Se nota que Ruffnut no está aquí, así que vamos….

–¿Qué pasa Snotlout? –soltó de nuevo la rabia pero con tono más jovial –. ¿Acaso tienes miedo?

–Ja ¿yo? –rió el Jorgenson como atolondrado –. No sé de donde… yo nunca… ¡Ya cállate Astrid! –bramó aunque la chica no había dicho nada más.

Pero no fue necesario. La pequeña Eggingard que acompañaba al grupo, se distrajo por un momento para seguir con la mirada a un pequeño cangrejo que reptaba por unas paredes, y sin darse cuenta, acercó de más su antorcha a una de las inmensas telarañas que colgaban de la pared. El calor hizo que ésta se desprendiera y callera justamente sobre la cabeza de Snotlout.

El pobre chico moreno, soltó un chillido de horror como una niñita pequeña asustada, mientras corría de un lado al otro, suplicando que le quitaran la telaraña de la cabeza.

Cuando todos se cansaron de reírse de él, Fishlegs finalmente se apiado de su pobre alma y le retiró la telaraña deshabitada del casco, mientras Snotlout se contorsionaba en piso en posición fetal suplicando por su madre.

–Vaya Snotlout –comentó Honey una vez que su primo se digno a salvar la poca dignidad que le quedaba y se levantó del piso húmedo de la caverna –. No sabíamos que le tenías miedo a las arañas.

– ¡¿Qué?! ¡No! –bramó éste cruzándose de brazos –. ¡Yo no les temo a esos animales! No importa si son peludos, con horripilante ocho patas que mueven todas juntas y sus millares de ojos que te miran como si te fueran a succionar el alma. ¡No! ¡No les tengo miedo!

–Sip, solo un estúpido le tendría miedo a un animal tan genial como una araña o al menos que fuera Snotlout…

La voz se escuchó de la nada, intensificada mil veces por el eco de la caverna hasta volverla casi espectral. Los jinetes se volvieron hacia sus alrededores con sus antorchas sobre sus cabezas en busca de la fuente; pero ante el terror que profesaba o la mención de su nombre, Snotlout comenzó a sacudir su antorcha de un lado al otro sin darse cuenta acercándola demasiado al brazo de Hiccup.

Una vez que la flama alcanzó chamuscarle la piel de su mano, el chico soltó un fuerte alarido en lo que su propia antorcha caía al suelo, rodando varios metros por el suelo, hasta llegar a los pies de Ruffnut Thurston quien yacía sentada tranquilamente contra la pared de roca.

La rubia solo se cubrió los ojos ante la imponente luz, en lo que amigos gritaban estridentemente por diferentes razones.

–¡Ruff! – la llamó Fishlegs, en lo que Honey se aproximaba a su hermano para examinar su herida y Astrid le propinaba un zape en la nuca a Snotlout.

–Hey –saludó ella con desgana.

–Ruff… arg… hasta que finalmente te encontramos –musitó Hiccup sujetando su mano herida.

–No te muevas, Hiccup –le ordenó su hermana en lo que rápidamente le untaba un ungüento que llevaba en su morral, y se apresuraba a vendar su mano.

–No era necesario tanta urgencia –soltó la chica rubia sin emoción desde su puesto contra la pared de roca y entre las sombras –. No pienso ir a ningún lado, me quedaré aquí mientras mi cuerpo se descompone y es devorado por los gusanos –dijo sin ella dejándose deslizar por la pared hasta quedar recostada como muñeca de trapo en suelo frio de piedra de la cueva.

–¿No… no para eso es necesario estar muerto primero? –comentó Fishlegs desconcertado con la curiosa expresión.

Ruff estuvo a punto de repelar tal afirmación, pero sus palabras murieron en sus labios cuando otra voz resonó en el eco del túnel:

–Sí, que tarada. Cualquiera sabría ese detalle…

La voz resultaba muy conocida para asustarse ante ella o ignórala. Pronto el grupo de jinetes y la pobre niña esclava, giraron en la curva contigua de la caverna para descubrir que Tuffnut Thorston también en aquel oscuro lugar.

–¡¿Qué estás haciendo tú aquí?! –lo cuestionó Astrid.

–Después de que tú y Hiccup se marcharon de mi casa requería de un lugar pacifico para pensar… o morir… o simplemente mi madre me corrió por pintarle el pelo mientras dormía, lo que realmente haya sucedido. Ya no importa.

Los chiscos soltaron un gemido general en desesperación, pero ninguno llegó a descargar su frustración sobre el gemelo Thorston, ya que su propia hermana se abalanzó primero sobre él:

–¡Hey! ¿Qué haces aquí? ¡Búscate tu propio sitio miserable maldito embustero ladrón!

–¡No soy nada de eso! –brincó Tuff al ponerse de pie y hacerle frente a su hermana –. ¡Tal vez me sienta miserable…! Y sea un ladrón… y ya no recuerdo que fue lo otro que me llamaste… ¡Pero definitivamente no soy maldito!

–¡Viniste a robarme mi escondite también, como robaste todo en mi vida!

–Chicos, por favor…

–¡¿Robar?! Mira quien lo dice… ¿acaso tu atuendo lo bordaste tu sola?

–¡Hey! Lo tome prestado del tendedero de la señora Ingerman, pensaba devolverlo.

–¡¿Es de mi mamá?! –gimió Fishlegs.

–Tuff, Ruff creo que ya ha sido suficiente –intentó mediar Hiccup sin mucho resultado.

–¡Eres una mentirosa, falsa, con trasero gordo!

–¡Y tú un farsante, engreído, arruinador de cumpleaños!

–¡Por favor, basta!

–¡Tonta aletargada!

–¡Engendro imbécil!

–¡Plasta de vaca!

–¡Vegetariano!

–Ahhhh…. –exclamó Tuffnut horrorizado –. ¡Retira lo dicho!

–¡NUNCA!

Y antes de que alguien pudiera hacer algo para evitarlo, ambos Thorston soltaron un rugido de batalla para luego lazarse el uno contra el otro. Chocaron sus cuerpos como dos masas inertes, mientras sus brazos se sacudían de un lado al otro tratando de golpear a su gemelo.

Aunque el resto de sus amigos conocían muy bien los arranques de ambos gemelos, así como muchas de sus peripecias, nunca en sus cortas vida, habían presenciado un pleito tan enardecido entre ambos, que les tomó completamente por sorpresa cuando comenzaron a revolcarse por el suelo como cerdos en porqueriza.

Pero tan pronto reaccionaron los demás jinetes, intentaron lo posible por separarlos, mientras la pequeña de Eggingard mirada lo que sucedía a su alrededor bastante entretenida.

–¡Tuff! ¡Ruff! ¡Ya basta! –gritó Hiccup interponiéndose entre ambos, en lo que Fishlegs y Snotlout sujetaban los brazos de Tuffnut y, Honey y Astrid los de Ruffnut. Ambos gemelos rubios continuaron lanzándose patadas a larga distancia –. ¡Ésta pelea ya llegó bastante lejos y no van a lograr nada con ella!

–Solo acércala unos cuanto centímetros, Hiccup –comentó Tuff dando unos puntapiés al suelo –. Veras hasta dónde puedo llegar.

–¡Ya es suficiente! –gritó Astrid mientras aplicaba una diestra llave de candado a cuello a la otra rubia –. ¡Su pelea es estúpida y completamente innecesaria!

–¡Tú que puedes saber al respecto! –escupió Ruff ofendida mientras trataba de liberarse del brazo de Astrid en el cogote y los de Honey alrededor de su cintura –. ¡No puedes opinar ya que ni hermanos tienes!

Y ante esas palabras, un curioso silencio se apoderó de la cueva como preámbulo a un terrible suceso. Fácilmente se pudo apreciar como algo cambio en los ojos azulados de Astrid, antes de que soltara el cuello de la otra rubia, provocando que tanto Ruff y Honey cayeran al suelo.

–Saben que –musitó la joven doncella guerrera con voz trémula y profunda –, ya estoy chingada de la cantaleta "Tú no sabes, porque no tienes hermanos". Y a si es, no tengo hermanos –continuó plantándose firmemente frente a sus compañeros jinetes quienes guardaban silencio ante el frio semblante de Astrid, intensificado por la luz escasa de las antorchas –. Y nunca sabré lo que es, ya que perdí a mi padre mucho antes que él y mi madre pudieran darme hermanos.

A pesar de lo doloroso que sonaban sus palabras, la joven Hofferson se mantuvo firme y sin miedo, como si estuviera a punto de enfrentar a su más fiero enemigo.

–Yo nunca tendré con quien pelearme por cosas ridículas, con quien compartir mi cuarto o mis cosas, alguien con quien contarle mi día. Estoy agradecida por aún tener a mi madre conmigo, o la figura paterna que tuve en mi tío Finn y que mi primo Ansred, que es lo más cercano a un hermano de sangre que pudiera tener; aún así, nunca sabré lo que es realmente tener un hermano, hermana o gemelo para el caso. ¡Así que tendrás que disculparme por no entender por lo que estas pasando! ¡A pesar de lo mucho que lo desee!

Y con tal sentencia, la rubia se volvió dándole la espalda a sus amigos, ocultando su rostro en la sombras de las cuevas. Los demás jinetes compartieron algunas que otra mirada inquietante, siendo Hiccup el único que se aproximó a Astrid para posar su mano en el hombro de ésta en un apoyo silencioso.

Ella le correspondió a tal afecto, tocando suavemente sus dedos. Pero no mostró de nuevo su rostro.

–Wow –soltó Tuff después de unos largos y silenciosos segundos que siguieron aquella sincera declaración –, no me lo imaginaba…

–¡Claro que no imaginas nada! –bramó para sorpresa de todos Snotlout logrando la atención de sus compañeros y leve brinquito por parte de Fishlegs–. ¡¿Qué podrías imaginar en esa cabeza hueca de tontonuff tuya?! –continuó clavando su dedo índice en el pecho de Tuff y forzándolo a caminar hacia atrás –. Por culpa de ustedes nos la pasamos todo el día buscando inútilmente, ya que los malditos niños emberrinchados se arruinaron mutuamente su próximo cumpleaños.

Poco a poco, lo pasos de Tuff lo llevaron hasta su hermana, quien también recibió la perorata del joven patán en el rostro.

–¡Wua, wua wua! –imitó el llanto de un niño –. ¡Mi cumpleaños será un asco porque mi hermana me lo arruino! ¡Qué pinche tontería es esa! ¿Saben cuantas veces Adelaine ha arruinado algo importante para mí? –soltó enumerando con sus dedos –. Más de lo que se contar. Si no se comió mi rol dulce o dibujó mariposas en mis pergaminos o trató de montar Hookfang o me acusó con nuestra madre. ¡Los hermanos siempre hacen eso! ¡Para eso existen, para hacer tu vida miserable!

Snotlout soltó un largo respiro, y antes de que alguien pudiera corregirlo sobre su monologo, éste continuó:

–Pero es mi maldita hermanita. Si algo le pasara nunca me lo podría perdonar y creo… que no podría vivir sin ella.

Los gemelos rubios intercambiaron una que otra mirada en asombro.

–Yo… yo no dije que quería a Tuff muerto –exclamó de repente Ruff como si la sola oración le provocara miedo –. Golpeado tal vez...

–Sí. No es como quisiera que desaparecieras –dijo su hermano sin siquiera pensarlo –. ¿Con quién robaría los panes horneados de los Ingermans? ¿Quién mas apoyaría pintar de rosa a Toothless? ¿Quién se burlaría de mis malos chistes?

–Nadie se ríe de tus chistes, de lo que se ríen es de ti –dijo su hermana –. Pero sé a lo que te refieres. Siempre te aseguras a que alcance algo de pan a la hora de la cena, me ayudas a brincar la cerca cuando nos persigue el jefe Stoick para darnos una tunda y a pesar de que te burlar de mis defectos, nunca les has dicho a nadie aquello que me hacen sentir mal.

–Eso, es lo que los hermano hacen – los interrumpió Honey sacudiéndose sus ropas –. Sí, los hermanos a veces pueden ser un dolor de cabeza, causarte más problemas que los que te imaginas, tener ideas locas que solo causan destrucción y el enfado de tu grande y sobreprotector padre, además de ser pequeño, latosos y que nunca se callan…

–¡Y lo que Honey quiere decir…! –la interrumpió abruptamente Hiccup –. Es que sin importar los defectos o los problemas, los hermanos son únicos y siempre estará ahí para ti –explicó el muchacho compartiendo una dulce mirada con su gemela antes de darle un suave apretón de manos.

–La verdad yo siempre he sentido algo de envía en ustedes –confesó de la nada Fishlegs inspirado por el emotivo momento entre sus amigos –. Como Astrid, mis padres nunca me han podido dar un hermanito o hermanita –continuó indicando a la rubia quien se mostraba más tranquila y hasta sonriente en su rincón apartado del grupo –; y el verlo siempre juntos trabajando, en equipo, me ha hecho preguntarme que maravilloso se debe sentir compartir algo tan único.

–Marica –soltó Snotlout disfrazado en un estornudo.

Pero compartiendo el sentir de la mayoría de sus amigos, la rubia Hofferson se acercó al chico regordete para darle un consolador apretón en el hombro, y un codazo en el vientre a Snotlout.

–Tuff, Ruff –los llamó Hiccup atrayendo su atención –. Creo que tienen el derecho a estar molestos, y en parte todos tenemos la culpa por tratarlos como un solo paquete. Solo como Tuff-Ruff y no Ruffnut y Tuffnut. Son dos personas diferentes y a pasar que son hermanos y se necesitan, también requieren de su propio tiempo, de su propio espacio y sus propias cosas. Tengan por seguro que nosotros no olvidaremos eso, mientras usted dos no olviden que son un equipo.

Y con esas últimas palabras. Ambos hermanos rubios se volvieron el uno al otro, conectando sus ojos azules. Luego de unos pocos segundos de confusión, simplemente se observaron en lo que sus pupilas reflejaban los sentimientos que generalmente negaban, y recuerdos de sus corazones; aquellos memorables y tal vez algo desastrosos momentos que habían disfrutado y logrados juntos como hermanos. Hiccup tenía razón, eran Tuffnut y Ruffnut, pero no debían olvidar que eran también los gemelos Thorston.

Así, con una leve sonrisa, ambos hermanos se lanzaron en llanto a los brazos del otro y se perdonaron las ofensas que antes se dirigieron.

–Perdona por llamarte vegetariano.

–Perdóname por llamarte falsa de trasero gordo… aunque realmente si has engordado un poco…

Después del abrazo, darse un par de puñetazos en los hombros y terminar con un cabezazo casco con casto, los gemelos Thorston hicieron finalmente las paces, para la alegría de sus amigos.

–¡Qué lindo! –soltó de la nada Eggingard provocando un respingo en los presentes –. Saben, yo tengo quince hermanos esperándome en mi casa en las tierras del norte.

Todos miraron en mutismo a la pequeña niña en piel de oso.

–¿Por qué era tanta la urgencia con la que nos buscaban? –preguntó Ruff quitando la imagen de la familia de la chica esclava de la mente de todos los presentes.

–Es porque Dagur es ahora el líder berseker y quiere firmar el nuevo tratado de paz con la sangre de su dragón –respondió Snotlout tan tranquilamente que provocó escalofríos en los gemelos Thorston.


Yo jurando y perjurando que haría ahora capítulos cortos y salgo con esto. No pude evitarlo.

Qué bueno que les gustara mi idea de la nueva forma que Stoick monta a Thornado. Realmente quería algo diferente y más imponente.

Y por cierto, lo de insultar a alguien diciéndole "vegetariano" es de los libros. Según es uno de los peores insulto que le puedes hacer a un vikingo.

Con suerte, dos capítulos más y termino (milagro!) ésta aventura y pasaríamos a la ultima que correspondería a los jinetes de Berk

Y para aquellos que no lo he hecho, quiero invitarlos a que visiten el nuevo blog dedicado a este fic como a todo lo relacionado a "How to train your Dragon". Ahí publico reseñas, comentarios, información, mitologías y mucho arte. También hay adelantos de los próximos capítulos.

Por favor den una vuelta al blog, puede buscarlos en Tumblr como dragonstwinstory.

Hace poco reseñe el comic de Titan "Dragons: Jinetes de Berk. La leyenda Ragnarok"

Y sin decir más me despido, nos vemos en el siguiente capítulo.

Saludos


Actualización: 26 de Octubre

Empieza una temporada importante para mí, por lo cual me será difícil mantenerme activa, actualizar y publicar en lo que respecta la próxima semana. Por lo que no sabrán mucho de mí en los siguientes diez días. Gracias por su compresión y nos vemos del otro lado.