Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

Cría cuervos… (Parte 7)

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La noche había caído en Berk. Los habitantes de la isla regresaron a sus respectivos hogares y sus botas hediondas que se encontraban junto a las puertas de las chozas eran comprobante de lo mismo. El gran salón se había quedado desierto después de último platón de sopa devorado; ya nadie podía percatarse del viejo guerrero vikingo con pata de palo que había rezagado su regreso a la forja.

Cubierto por las sombras de la noche y la poca iluminación otorgado por la antorchas, Gobber the Belch aprovechó tal soledad para llevar a cabo un pequeño trabajo de espionaje. No le importaba que la idea fuera que el retrato de Hiccup se revelase hasta la semana de Bork, él tenía que verlo primero.

Porque a pesar de su actitud ruda y gruñona, el herrero quería mucho a Hiccup y su hermana gemela, prácticamente era un segundo padre para ellos desde la ausencia de Valka, y por ende se preocupaba por el muchacho.

También porque era un viejo chismoso.

Así que aprovechando la soledad del gran salón, decidió echarle un pequeño vistazo a la pintura. ¿Quién podría saldría lastimado por ello después de todo?

–¡GOBBER! –la inconfundible voz de su líder Stoick the Vast rugió detrás de él.

El viejo guerrero dio un leve brinco en lo que pudo librar su gancho de la tela que cubría el retrato.

–¡Stoick! –dijo llevando su única mano a su pecho –. ¡Por las barbas de Odín! ¡Ten cuidado con lo que haces, casi me matas del susto! Ya no somos tan jóvenes como antes ¿sabes?

A pesar de su perorata, su buen amigo continuó su marcha por todo el gran salón hasta quedar frente al pobre herrero que intentaba recuperar el aliento. Con las manos sobre su cinturón, le lanzó una mirada inquisitiva.

–Gobber ¿Qué estás haciendo? –le preguntó con calma.

–Nada, yo solo aquí pensando en los dilemas de la vida y las extrañas decisiones de los dioses.

Stoick no le creyó nada ante la forma en que desviaba la mirada y sacudía su gancho en el aire. Conocía muy bien a su viejo amigo como para ser engañado por él.

–Aja.

–Arg, no me vengas con eso Stoick –se quejo Gobber –. Tengo derecho a necesitar un momento a solas ¿sabes? Después de todo soy el invitado de honor de la semana de Bork.

Efectivamente, Gobber era el último descendiente vivo del famoso conocedor de dragones, Bork the Bold. Muchos de sus familiares sucumbieron ante una epidemia hacía veinte años, dejando al viejo herrero como único heredero de Bork. Y desde su juventud, Gobber había sido muy directo en que no continuaría con la línea familiar.

Ese era el fin de un legado.

–No tengo tiempo para tus charadas –soltó Stoick sin darle mucha importancias a las palabras de su amigo –. Tenemos una situación entre manos.

–¿Una situación? ¿Qué clase de situación?

–La niña que encontraron en playa ha despertado –explicó –. Al parecer es una pacifista.

–¡Que me parta el rayo de Thor! ¡¿Qué hace alguien de Quiet life tan lejos de su territorio?!

Quiet life era en realidad la isla más cercana a las tierras natales del todo el archipiélago. Era un masa de tierra tan pequeña que se perdía de vista entre la aguas de los Berserkers y las playas de los Uglitugs. Y curiosamente, en contraste al tipo de vecino que poseían, los pacifistas que vivían en ella eran extremadamente… pacifistas. Rara vez participabas en las batallas o tenían enfrentamientos con otras tribus y preferían… dialogar. Por muchos siglos, se le consideró su isla como tierra de traidores, a donde había huido los primero navegantes que desertaban a los combates como cobardes. Con el paso del tiempo, las historias de tal lugar se volvieron leyenda, y cada otra tribu del archipiélago había decidido que era mejor no relacionarse con tales "anormales" .

–Según lo que contó a Hiccup –comenzó a explicar Stoick –, ella y su familia estaba navegando cuando fueron atacados por piratas.

–¡Piratas!

–Al parecer los asediaron hasta muestras aguas, donde secuestraron a los padres de la niña y hundieron su bote.

–Sí realmente fueron piratas, tiene suerte de estar viva. Pero…

–Es probable que sus padres ya no lo estén…

Un silencio cargado de impotencia de apoderó de ambos hombres. Los piratas no eran raros en los mare vikingos, generalmente era ladrones y esclavistas en busca de nuevas tierras para hacer sus negocios. A pesar de que los vikingos del archipiélago apreciaban el comercio marítimo, como el de mercader Johan, lo piratas eran tan traicioneros que eran capaces de hasta vender a su propia madre por una pieza de oro.

Los vikingos los detestaban por su falta de honor y sus ataques traicioneros a pequeñas embarcaciones, como le había sucedido a la joven de cabellera negra.

–Pobre niña –murmuró Gobber lastimeramente –. ¿Pero… piratas? –pero aún así lo dudaba. Berk estaba muy cerca a la isla de los dragones, y por mucho tiempo, la presencia de tal isla era al mismo tiempo una maldición y protección contra intrusos. Muchos evitaban esas aguas ante la mayor concentración de dragones.

–Ya he ordenado a Lydia que preparen los barcos –explicó Stoick –. Quiero que tú te encargues de llamar a los guerreros. Vamos a lazar una flotilla para ver si aún podemos encontrar esa escoria marina si es que aún sigue en nuestras aguas.

–¡A la orden jefe! –respondió el herrero antes de marcharse en dirección de las grandes puertas de roble del gran salón tan rápido como su pata de palo se lo permitía.

–¡Gobber! –lo detuvo en seco Stoick con una potente voz –. ¿Acaso viste la pintura?

Por un momento el viejo guerrero casi cantaba victoria.

–Eh… –balbuceó volviéndose lentamente hacía su amigo y líder, encogiendo involuntariamente los hombros.

Stoick seguí plantado junto a la pintura con un semblante duro y su clásica mirada penetrante como sus manos en la cintura, dejaban en claro que no iba permitir escapar el tema fácilmente, o al menos eso pareció en un principio:

–¿No te pareció grandiosa? –agregó repentinamente cambiando completamente su actitud y sonriendo como un mozalbete.

–¡Ah sí! ¡Grandiosa! – respondió el otro con descaro–. ¿Qué dice Hiccup al respecto?

–Él no ha dicho nada porque se supone que no debe verla hasta el día de exhibición. Pero conociéndolo es capaz de que ya le echó un vistazo.

–¿Y aún así no ha dicho nada? –soltó Gobber sin dar crédito a los que escuchaba –. ¿Oh Valhala? Espero que esto no te explote en la cara, amigo –murmuró de ultimo dirigiéndose de nuevo hacía a la puerta.

–¿Dijiste algo?

–¡Que ya voy por los guerreros!

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La nueva choza de los curanderos se encontraba en increíble paz durante esa noche; curiosamente, eran extraños esos días sin ningún incidente. Casi siempre había un problema con la caída de mazo sobre un pie, o confundir la cabeza de alguien con un barril; era como si todos los hooligans se habían vuelto cautelosos ante la cercanía de la semana de Bork. Todos deseaban conservar todos sus miembros para tal evento.

Lo cual dejaba a Heather, la chica naufraga de cabellera negra como único paciente a cuidado en la choza.

Después de recordar el impío destino que probablemente sufrieron sus padres, la chica había caído en un ataque de histeria lo cual requirió que Honey la sedara con los fuertes vapores de las hierbas de Freya, un viejo remedio de Gothi para relajar y obtener el sueño.

Algo que sería estupendo para la joven Haddock que le hacían falta algunas horas de sueño.

Eso… si realmente ella quisiera dormir.

Aquella noche, Honey era la única despierta en aquella choza y probamente, en toda la aldea, ya con los guerreros en altamar. Permanecería de vigilar toda la noche en cuidado de la pobre Heather, como ante la posibilidad de heridos por lo que podría ser un enfrentamiento con piratas.

Normalmente, la joven pecosa no tendría problemas con otra noche de desvelos, sus guardias en la choza y la gran cantidad de estudios encargados por su vieja instructora, la mantenía comúnmente despierta varias noches a la semana. Pero esa era la primera vez desde el inicio de su entrenamiento para vala, que pasaba todos los días de una sola semana despierta de manera continua.

Sin olvidar el cansancio de sus deberes, los preparativos del festival, su jaqueca y lo difícil de educar a los gemelos Thorston. Honey estaba al límite. Y aunque su cuerpo le ordenaba a gritos dormir, la chica pecosa se resistía.

En la soledad de su estancia, en la parte trasera de la choza, la chica trataba inultamente de mantenerse despierta repasando de nuevo las runas. Por desgracia para ella era una tarea inútil, el sueño la obligaba a recargar su frente en la superficie de su mesa de trabajo y cerrar los ojos.

–Solo… cinco minutos –dijo para sí misma completamente agotada.

Estaba por sucumbir en el mundo de los sueños, cuando un graznido la despertó de inmediato.

Completamente alarmada, Honey se volvió hacia la ventana superior del cuarto para encontrar a dos grandes y gordos cuervos en el umbral de la misma, mirándola atentamente con sus punzantes ojos negros. Casi abismales en las profundas sombras.

Esas aves le recordaron a Honey la razón especial por la cual no deseaba dormir.

Las últimas noches, la chica había tenido un terrorífico y enigmático sueño. Generalmente sus visiones eran bastante claras y proféticas como para mantenerla en duda, y muy pocas veces resultaban abstractas o irreverentes. En esa ocasión… ni ella misma sabía que significaba sus sueños.

Siempre fue mismo, los habitantes de Berk, los jinetes, su padre e incluso los dragones caminaban como sonámbulo hasta la orilla del acantilado a un extremo de la isla, y se arrojaban sin dudarlo al mar, mientras una parvada de cuervos granabas sobre sus cabezas y los guiaba cual ganado al matadero.

Honey intentaba detenerlos, pero sus pies estaban inmovilizados por miles de serpientes de un verde brillante, que lentamente reptaban para subir por su cuerpo. Cuando pedía ayuda, encontraba a su hermano atrapado en la misma situación y mordido por una ellas.

Al final, Honey siempre despertaba de golpe y sudando, cuando una de las serpientes se encontraba contra su cuerpo y la apretaba con fuerza. Lo más sorprendente, era que la piel del reptil le quemaba la piel, cual fuego lo haría.

Ante la incertidumbre de su pesadilla y los involucrados en ella, la gemela se había negado en revelarle a su hermano el contexto de su sueño (al menos hasta que supiera que significara), aunque él era completamente consciente de que su gemela sufría de tales pesadillas, al despertarlo por igual todas las noches por sus gritos y la conexión ente ambos.

–¡Estúpidos cuervos! –maldijo la chica arrojando un nabo contra las aves de la ventana. Ante su cansancio, erro garrafalmente.

Las aves tan negras como la noche continuaron graznando, como si se burlaran de ella.


Hola

Saludos terrícolas, aquí esta el capitulo nuevo, espero que lo disfruten. Un leve dato informativo: quiet life se menciona en los libros, pero no hay ninguna información de este lugar, así que me tome unas libertades. Hay una razón para que decidiera que Heather vivía ahí, ténganme fe.

Ya por ultimo los invito otra ve a visitar mi blog de Tumblr: dragonstwinstory. También es recuerdo que ésta historia se encuentra en proceso de ser publicada en Wattpad y además de una versión descargable en PDF en DeviantArt. En ambas páginas me encuentro con el mismo nombre.

Un saludo y abrazo a los nuevos seguidores y por los comentarios.