Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
Cría cuervos… (Parte 8)
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A pesar de haber recorrido las aguas que rodeaban la isla de Berk, de los Meathead y la isla de los dragones, los guerreros de vikingos hooligans regresaron a sus hogares a la salida del sol del día siguiente sin haber obtenido ningún rastro de los supuestos piratas trasgresores.
Aún así, el gran jefe Stoick the Vast no se dio por vencido, la preocupación por su gente y su tierra lo llevó a pasar todo un día más en vuelo sobre Thornado en búsqueda de los agresores de la pobre familia de pacifistas. Pero al igual que sus guerreros, regresó a Berk con las manos vacías.
Si alguna vez hubo piratas surcando aquellas recónditas aguas del archipiélago vikingo, ya no lo hacían más.
Lo cual dejo en manos del jefe la más difícil de las tareas: explicarle a la pobre de Heather el destino incierto que habían sufrido sus padres. Era parte de ser un líder dar las malas noticias, Stoick lo había hecho muchas veces antes cuando aún la guerra contra los dragones seguía activa; se podría decirse que tenía experiencia y el tacto para hacerlo. Pero definitivamente nunca lograría ser insensible ante el sufrimiento de otro ser humano al perder a un ser querido, ya que había experimentado el sentimiento en el pasado en carne propia.
–Oh… –musitó la pobre chica de cabellera negra, algo adormilada y aún tendida en la cama de la choza de los curanderos –. Tal vez es mejor así… –dijo de ultimo antes de quedarse dormida una vez más.
Su reacción preocupó a varios aldeanos, a pesar del esclarecimiento de Honey sobre el efecto secundario de las hierbas de Freya. El aturdimiento, la desorientación y la somnolencia eran comunes al tomar tal remedio para el descanso, algo que necesario con urgencia para Heather ante su reciente infortunio. Aún así, los vikingos eran seres supersticiosos y bastantes intolerantes, en especial con lo que les resultaba diferente o desconocido, un ejemplo claro era como habían tratado a los gemelos Haddock durante años.
–De acuerdo, perdió a sus padres –rumoreaba uno de los vikingos de la aldea a los oídos chismosos de sus vecinos –. Todos hemos perdido a un ser querido.
–Sí, pero ella es un pacifista –objetaba una mujer –. La pobre no conoce de eso.
–¿Pero que sí queda chiflada? –preguntaban otros –. Por Thor ¿Qué se haría con ella?
–Qué regrese a su isla –sentenció uno.
–Escuche que el jefe Stoick mandará una carta en la próxima visita del mercader Johan a Quiet Place con la esperanza de encontrar algún familiar que la recoja.
–¿Y si no tiene a nadie? ¿Se quedará aquí?
–¡Nos libre Freya!
–¡Es un mal augurio! – mascullaba Mildew a la mitad de la aldea posado sobre su careta de repollos –. ¡Nos traerá una maldición de Loki! ¡La desgracia! ¡Arrojémosla de nuevo al mar!
Por suerte para Heather, el jefe Stoick no permitió que la locura escalara más de las demenciales declaraciones de Mildew, que para ese momento, ya todos en la aldea habían aprendido a ignorarlas. Y también, el que la joven morena permaneciera la mayor tiempo descansando, la mantuvo a salvo e ignorante de los rumores a su alrededor por un tiempo.
Pero una vez que ésta ya pudo sostenerse de pies, no fue el punto final de los rumores. La chica de cabellera negra continuó siendo la comidilla de los chismes a sus espaldas, ya que nadie se atrevía decirlo en su cara ante la constante presencia de los jinetes de dragones a su lado.
Al contar con una edad parecida a los chicos de la generación de Hiccup, resultó fácil para Heather acoplarse más a ellos; claro, una vez que perdió el miedo a los dragones. Al parecer, los rumores sobre los entrenadores de dragones en Berk aún no llegaban a lugares tan lejanos del archipiélago como Quiet Place, lo que resultó un alivio para Hiccup y el padre de éste.
Pero la presencia de la pacifista entre los jinetes no estuvo lejos de dar problemas. En un principio, todos los jóvenes y sus dragones la aceptaron sin miramientos casi como si fuera uno de ellos, pero con el paso de los días, el comportamiento de la chica comenzó a resultar sospechoso para una persona en particular.
–Algo no me agrada de ella –admitió Astrid cruzando sus brazos sobre su pecho, mientras contemplaba a Heather reír en compañía de los chicos y sus dragones en el centro de la academia.
Y decir simplemente "no me agrada" era quedarse corto con el sentimiento que en realidad Astrid percibía de Heather. Lo joven doncella guerrera en entrenamiento podía jurar que cada vez que la chica de cabellera negra como la noche abría la boca para decir algo, Astrid sentía más repulsión hacía ella. No tenía razón, ni sentido, era simplemente un hecho, y por ello la rubia estaba convencida de que no podía confiar en ella.
–A mí también –sentenció Ruffnut a su lado, adoptando la misma posición que Astrid –. Mira como babean por ella es… es… asqueroso –soltó haciendo una morisqueta.
Ese era otro punto (no el principal, lo podía jurar Astrid) que molestaba de la recién llegada. Desde su recuperación del ataque pirata, Heather era un imán para los hombres… literalmente. Los chicos prácticamente se peleaban por estar cerca de ella, hablarle o tener su atención, y la morena parecía disfrutarlo a sus anchas.
Pronto su interés se volvió hacía los dragones, de los cuales los chicos no tardaron en explicarle cada mínimo detalle. Sabía que Snotlout le había mostrado su truco de aros de fuego con Hookfang; Tuffnut la llevó a quemar los silos de Stevensons con ayuda de Barf y Belch; y Fishlegs le había enseñado diferente clases de dragones en compañía de Meatloug. Pero la cereza del pastel, fue que Hiccup la llevara a dar un paseo sobre el lomo de Toothless cuando le había prometido a Astrid en primer lugar, una carrera de dragones.
Y los actos de adoración del club de fans de Heather no terminaban ahí, Lars Thorston la había invitado a cenar con su familia sin mucho resultado; Gustav Larson y Cluless Dubrain adoraban la tierra lodosa que pisaban sus botas y reían como tontos cada vez que ella les sonreía.
Fue el colmo, que con el paso de los días, la mayoría de los hooligans que habían llegado a rumorear en contra de Heather, habían cambiado de opinión y no hablaban más que maravillas de la chica recién llegada de la cual a principio de la semana injuriaban como esbirro del Helhiem.
–Me enferma –admitió Ruff acertando en el sentimiento de la joven Hofferson.
–¿Por qué no vas y se los dices? –dijo la voz adormilada de Honey detrás de las otras dos chicas. La pecosa Haddock se encontraba recostada sobre el suelo de la arena, con su cabeza recargada en la barriga blanquecina de Furry, que descansaba plácidamente a diferencia de su jinete con terrible problemas para dormir.
La falta de sueño había hecho estragos en Honey. La niña se encontraba más delgada de lo normal, su pelo había perdido su brillo, había unas líneas negras bajo sus ojos y casi nunca podía abrir sus parpados.
–¡Pues creo que lo haré! –aceptó Ruffnut como un reto.
–¡Ruff! ¡Espera! –la llamó Astrid sin resultado, ya que la otra rubia marchó con los hombros en alto y los puños cerrados en dirección de la morena y el resto de los jinetes.
Debido a la distancia, Astrid no pudo saber las exactas palabras que uso Ruffnut, pero ante su lenguaje corporal podía jurar que era algo como "te odio" "ojala te mueras" "y come tierra". Sorprendentemente, unos segundos después y con unas misteriosas palabras por parte de Heather, la gemela Thorston era una masa de felicidad risueña sonrojada.
–Fantástico, la perdimos –dijo Astrid molesta con el resultado –. Gracias, Honey.
A lo cual, la gemela Haddock respondió levantando su dedo pulgar en el aire.
–¡Muy bien chicos! –llamó Hiccup a todos los jinetes y sus dragones dando leves palmadas al libro de dragones que llevaba en sus manos–. ¡Todos, atención! –pero como nadie parecía escucharlo, Toothlees tuvo que lanzar un disparo al aire para hacerlos callar de inmediato –. Gracias, amigo. Muy bien, estamos a solo dos días de que de inicio la semana de Borg y toda la aldea espera con ansias que tenemos planeado para las celebraciones. Y en el caso de Mildew, como lo vamos a echar a perder. ¡Así que hay que demostrarle que está equivocado! –dijo con ánimo, pero ante la cara inerte de sus amigos, agregó –: o al menos intentarlo.
–Estoy muy emocionada por ver que pueden hacer con sus dragones –comentó Heather siendo la única entusiasmada del grupo –. No había visto una festividad como el suyo… en realidad, nunca había estado en un festival antes.
–No te preocupes Heather –dijo Snotlout a su lado con gran coquetería –, te aseguro que Hookfang y yo no vamos a decepcionarte. Cuando terminemos, quedaras tan satisfecha que rogaras por más–sentenció con un leve gruñido.
La joven de cabellera negra solo sonrió nerviosa en respuesta.
–Gracias, Snotlout –agregó Hiccup –. Eso se escuchó… increíblemente sucio.
–¡¿Qué?!
–Solo espera a ver los acto de fuegos dragoniles del Tuffnut –interrumpió de repente el gemelo rubio empujando a un lado al ancho Jorgeson de la chica nueva –. Las chispas de Barf y Belch lo hacen de puta madre –agregó tomando a la pobre Heather de los hombros.
–"Nuestros" fuegos dragoniles, idiota –le aclaró Ruffnut cruzando sus brazos sobre su pecho.
–Chicos ¿qué les dijes de su idea de los fuegos dragoniles? –trató de calmarlos Hiccup, pero claramente la frustración comenzaba a apoderarse de él.
–Oh oh, Hiccup –saltó Fishlegs dando un paso a delante –. La noche de poesía está casi lista. He preparado varios versos y tenemos muchos voluntarios en la aldea dispuestos a participar. ¿Te gustaría ser parte de la lectura, Heather? –le preguntó a la morena con un leve sonrojo en su regordetas mejillas.
Ella le respondió con una sonrisa.
–"Marica" –soltó Snotlout en un mal intento de hacerlo pasar por estornudo. Los gemelos se rieron sin ninguna discreción.
–¡Snotlout! –lo reprendió Hiccup, antes de volverse a Heather –: En realidad nos encantaría que participaras.
–¿Aunque yo no tenga un dragón?
–No es necesario un dragón para ser parte de la diversión –señaló Fishlegs con entusiasmo.
–Además, siempre puedes volar conmigo y Hookfang.
–Para que volar detrás de un sudoroso y apestoso saco de Snotlout, cuando puedes volar en tu propia cabeza de Zippleback con el Tuffnut.
–¡Hey, yo voy en esa cabeza!
–Chicos, muchas gracias por aceptarme –soltó Heather ante tanta devoción –. Realmente su apoyo ha sido de gran ayuda en estos momentos difíciles para mí. Y estoy muy alagada de que quieran que sea parte de su grupo.
–Espera… –intentó interrumpir Astrid por primera vez en la conversación, pero fue ignorada.
–Claro, Heather –dijo Hiccup posando su mano en el hombro de la chica morena–. Sí deseas quedarte en Berk, eres bienvenida.
–Un momento… –se acercó Astrid.
–Gracias chicos –respondió la morena –. Pero necesitare donde quedarme…
–¡Puedes quedarse con nosotros! –rápidamente Ruff ofreció su hogar.
–¿En tu casa mal oliente? ¡Ja! –se burló Snotlout –. Mejor quédate conmigo en la mansión Jorgenson –agregó con tono grave.
–¿Mansión? –se carcajeó Tuff secundado por Barf y Belch.
–En tu casa hay muchas personas para que invites a alguien más, Snotlout –señaló Hiccup.
–¡Se puede quedar con nosotros! –sugirió Honey a lo lejos aún recostada contra el vientre de Furry.
–¡Que buena idea!
–¡¿Qué?! –soltó Astrid.
–¿Preferirías que se quedara contigo, Astrid? –preguntó Fishlegs intuyendo erróneamente la reacción de la rubia.
–¡No!
–Está decidido, te quedaras con nosotros –aceptó Hiccup con una gran sonrisa.
–Fantástico –Heather dio un brinco de alegría animada ante la situación.
–¡Me lleva Loki! –maldijo Astrid sin recato.
–Oh oh oh –saltó de nuevo Fishlegs muy animado –. ¿Podemos conseguirle a Heather su propio dragón? Así será definitivamente una de nosotros –propuso con la rápida aceptación del resto de los jinetes a su idea. Claro, con l excepción de la rubia, quien se quedo con la boca abierta.
–Creo que es muy pronto para ello –explicó la misma Heather dándole a Astrid un leve respiro y un falso sentimiento de tranquilidad –. Pero me gustaría aprender primero a como entrenar uno.
–Bueno, yo podría enseñarte… –insinuó Hiccup dándole una leve palmada al libro de dragones en sus manos. Pero antes de que pudiera terminar la promesa que estaba por hacer, Astrid tuvo suficiente. Tomó uno de los delgados brazos del muchacho y comenzó a arrastrarlo en dirección contraria al grupo, mientras el pobre gemelo pecoso se quejaba del fuerte apretón.
–Tú… yo…tenemos que hablar –masculló la rubia apretando los dientes, mientras marchaba en dirección de la entrada de la academia ante la mirada estupefacta de sus amigos.
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Astrid arrastró al pobre gemelo Haddock hasta la entrada de la academia, lo más lejos posible de los oídos de sus compañeros jinetes, y por supuesto, Heather. Hiccup pronto se encontró con la espalda contra la pared exterior de la estructura y la rubia frente a él con ambas manos a lado de su cabeza, arrebatándole cualquier ruta de escape.
Para el chico pecoso no quedaba dudas que algo serio molestaba a Astrid, ante su mirada penetrante y la clásica mueca en su boca que hacía cada vez que estaba furiosa. El chico solo esperaba que esa frustración no fuera dirigida a su persona.
–¿Q-qué… qué pasa, Astrid? –masculló el muchacho algo intimidado.
–Eso es justo lo que yo estaba preguntándome –respondió la rubia aplastando con la mirada al joven delate de ella.
–¿Qué quieres decir?
–¿Crees que sea buena idea que le enseñemos a ella todos nuestros secretos?
–¿Te refieres a Heather?
–¡Claro que me refiero a Heather! –gritó Astrid a todo pulmón siendo audible para todo el que estuviera a su alrededor, así como aquellos dentro de la academia. Ante sus gritos, Toothless y Stormfly corrieron a la entrada para asegurarse que sus jinetes estuvieran perfecto estado.
–Estoy bien, amigo –le aseguró Hiccup a su dragón una vez que este coló su cabeza entre su jinete y la rubia, separándolos por sí acaso –. Astrid, no entiendo que es lo que te preocupa tanto.
–¡Es… ella! –puntualizó ésta en respuesta demostrando su frustración con ademanes de los brazos –. No sé porque, no entiendo porque, pero por una razón no confió en sus palabras.
–¿Cuáles?
–¡Todas! Llegó a nuestra isla de milagro con una historia con demasiado huecos que no se pudo demostrar.
–Que los guerreros no hayan encontrado a los piratas, no quiere decir que no es cierto lo que dijo.
–… no actúa como normalmente lo haría alguien que perdió a sus padres… –continuó la chica como si no hubiera habido interrupción.
–Astrid, tú y yo hemos perdido a seres queridos –indicó el chico con calma –. Y los dos tenemos formas muy diferentes de demostrar nuestro dolor. Heather no puede ser muy diferente.
–…y ahora todo este repentino interés de cómo entrenemos a nuestros dragones…
–¿Y por qué no? Ellos son maravilloso –dijo el Hiccup frotando con dulzura la cabeza de Toothless.
–Simplemente no creo que debamos revelarle a una desconocida todos nuestros secretos.
–Y comprendo tu preocupación –aceptó el muchacho con una simpática sonrisa –. Pero Heather no nos ha dado razón para desconfiar. Se merece la oportunidad –agregó tranquilamente bajando la guardia.
Grave error, ya que Astrid respondió a su comentario con un rígido similar al de un animal herido. Hiccup nuevamente se vio atrapado contra la pared exterior de la academia, con los libros de los dragones apretado contra su pecho y cubriéndose con la cabeza de su night fury, casi aterrado por la furia de la rubia que por alguna razón aún deseaba que fuera su novia oficial.
–¡Maldita sea! –maldijo Astrid pateando el suelo y lanzando puñetazo al aire ante la mirada estupefacta de los dragones –. ¡Me cago en los dioses! ¡Con un demonio, Hiccup Haddock III! –Con cada grito y golpe la furia en la rubia fue disminuyendo, hasta que quedo completamente agotada frente al joven pecoso y temeroso atrapado contra la pared –. ¿Por qué siempre tienes que ver lo mejor de la gente? –le preguntó ya sin energía pero al mismo tiempo, frustrada como conmovida.
Hiccup solo encogió los hombros.
–Está bien –aceptó la rubia después de un largo suspiro –. Le daré una oportunidad a Heather… por ti.
–Gracias, Astrid….
–Pero a la primera que haga… –advirtió la joven doncella guerrera pasando uno de sus dedos por su cuello.
–No podía esperar menos, Astrid Hofferson –dijo Hiccup dulcemente aproximándose a ella para darle un suave beso en la mejilla para sellar las paces entre ambos. Pero éste no llegó ante un gruñido de Toothless. Y como una flecha, paso entre ambos jóvenes para dar la vuelta en uno de los extremos de la academia. Al perderse de vista, lo único que alcanzaron a escuchar fue su rugido característico.
–¡Toothless! ¡¿Qué pasa muchacho?! –Hiucup y Astrid corrieron detrás de él, seguidos de cerca de Stormfly.
Pero lo que se toparon del otro lado de la academia, fue al dragón de ébano aprisionado a un fisgón contra la tierra humada del suelo que intentaba escapar sin resultado de las garras del night fury.
– ¿Mildew? –dijo Hiccup reconociendo al anciano decrepito.
–¿Qué haces aquí? –le riñó Astrid sospechando algo sucio.
Hola
Saludos enajenados, aquí les traigo el capitulo nuevo de Twins después de una espera más larga de lo que esperaba. Pero un poquito largo, así que se compensa.
Por cierto, en mi blog de Tumblr he compartido los árboles genealógicos de los personajes para que los vean. Recuerden es dragonstwinstory.
También les recuerdo que ésta historia se encuentra en proceso de ser publicada en Wattpad y además de una versión descargable en PDF en DeviantArt. En ambas páginas me encuentro con el mismo nombre.
Un saludo gracias por los comentarios.
