Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

Cría cuervos… (Parte 10)

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El gran salón de la isla de Berk era no solo un comedor comunitario para la aldea, sino también el centro de las principales festividades donde se llevaban a cabo las reuniones del consejo y servía en casos de emergencia como albergue y fortaleza contra peligros externos.

Era una tradición vikinga contar con uno en cada aldea. Era una forma sencilla para convivencia pacífica, los festejos y la relación entre los diferentes clanes. Los salones vikingos eran un icono y elemento fundamental de su civilización.

Pero en Berk, la mayoría de las mañanas el gran salón no era tan diferente a cualquier comedor en alguna casa. Solo que en él se preparaba un festín desde las cocinas internas, para que cualquier habitante de la aldea pudiera servirse por simplemente desear comer algo diferente, alejarse de una esposa regañona o ser un haragán para no preparar sus propios alimentos.

Esa mañana no había sido muy diferente a otras, a pesar de la proximidad del mayor festival del año. Hiccup y Astrid habían decidido compartir sus desayunos juntos en aquel característico salón de la aldea Hooligan.

–No lo entiendo, Astrid –se quejó Hiccup, mientras la señora Stevens (a la cual le había tocado preparar la sopa ese día) le servía un cacharon humeante de potaje en su plato –. Esta no es la primera vez que lo hace –se hizo a un lado permitiendo a la rubia acercarse al gran caldero –. ¿Por qué tiene que la necesidad de espiarnos? ¿Qué consigue con ello?

–No lo sé, Hiccup –dijo ésta caminando directo a la mesa de panes y viandas –. Pero no se puede confiar nada viniendo de Mildew.

El incidente de la tarde del día anterior no había sido un acontecimiento aislado. El viejo Mildew ya en varias ocasiones había intentado colarse a las juntas de la academia, interferir en su planeamiento del festival, así como la vez que lo encontraron husmeando en la herrería de Gobber.

Cualquiera diría que buscaba arruinar sus planes para el festival a Bork, pero con aquel anciano decrepito, solo se podía esperar lo peor.

–Lo tengo presente –contestó a su vez el gemelo pecoso, tomando una hogaza delegada de pan y un par de cubiertos –. Solo espero, que no sea otro incidente como el de las flores Oleander azules –agregó recordando desagradablemente la terrible plaga que casi acabo con la vida de sus dragones.

–Y yo esperaba que con una mordida venenosa de Misery, el viejo esperpento hubiera aprendido la lección por cabrón y entrometido –señaló Astrid marchando a la mesa más próxima –. Y hablando de entrometidos… –completó al percatarse quien se encontraba con el resto de los jinetes en la mesa que disponían comer.

Sobre la gruesa y tosca madera, se encontraba recargada Heather con una enternecedora (pero falsa a los ojos de Astrid) sonrisa, en lo que Snotlout y Tuffnut intentaba hacerla reír.

Fishlegs, frente a ella, trataba de agregarse a la conversación, mientras Ruffnut miraba con resignación su plato con sopa. Y en el extremo de la mesa se hallaba Honey, recostada sobre la superficie completamente ausente de lo que sucedía a su alrededor.

Ninguno de los dragones de los jinetes se encontraba con ellos del momento. Todos, incluido Toothless, habían sido reunidos en los comederos para un largo festín de arenques recién capturados. Necesitaba una panza llena para el duro trabajo que se les venía encima.

–Astrid, por favor –le pidió Hiccup con paciencia, aunque comenzaba a resultarle cansado la actitud de la rubia –. Creí que había quedado todo claro sobre Heather ayer.

–Y dijiste que si hacía algo que no fuera de fiar creerías en mis palabras –objetó ella –. Pues adivina, encontré a la señorita "ténganme compasión" husmeando temprano al amanecer en el establo de Stormfly.

–¿Qué? ¿Le hizo algo a Stormfly?

–Eh… ese no es el punto –balbuceó Astrid –. Lo que es preocupante es el que este husmeando por mi casa en la madrugada y molestando a mi dragona.

–Pero aún no me dices que hacía…

–Es que eso no es lo importante…

–Astrid –Hiccup le lanzó una mirada en insistencia.

–¡De acuerdo! ¡Le daba de comer pollo a Stormfly!

–¿Pollo? –se exaltó Hiccup –. ¿Acaso el pollo le cae mal a Stormfly?

–¿Qué? ¡No! –dijo Astrid rápidamente –. En realidad le ayuda mucho a su peso –pero pronto se dio cuenta de su error al revelar su secreto, cuando Hiccup le señaló acusatoriamente:

–¡Con que esa es tu técnica secreta para mejorar su velocidad!

–Hiccup te estás desviando del punto –insistió Astrid tratando de no mirarlo a los ojos –. Heather alimentaba a mi dragón sin mi permiso.

–Tal vez simplemente practicaba como ganarse su confianza –sugirió el chico con calma –. Heather podría interesarle tener su propio nadder.

–¡Maldición! –se quejo la rubia casi lanzando su plato al suelo, ganándose las miradas de otros aldeanos en las mesas contiguas–. ¡Y de nuevo desestimas mis sospechas!

–Astrid te dije que te apoyaría –sentenció Hiccup con insistencia –, pero solo en caso de que Heather haga algo realmente malo, y darle de comer Stormfly su alimento preferido, no lo es. Ahora, por un minuto puedes dejar tus sospechas y tener un desayuno con los demás en calma –dijo de último, casi suplicante –. ¿Por mí?

Hiccup le lanzó una mirada lastimera con sus grandes ojos verdes (algo que aprendió de Toothless), que la joven doncella guerra no pudo enfrentar.

–De acuerdo –aceptó de mala gana –. Pero no prometo nada. Los gemelos y Snotlout también están en la misma mesa.

–Puedo vivir con ello.

Finalmente de acuerdo, terminaron el corto recorrido hasta la mesa donde comían sus amigos.

–Hola chicos –saludó Hiccup tomando asiento.

–Hola Astrid –saludó Heather con una sonrisa.

–Hola Heather –respondió de mala gana la rubia sentándose junto al gemelo pecoso.

La tensión en la mesa era fácilmente perceptible, que se podía hasta cortar con un cuchillo de mantequilla. Por lo que Hiccup se apresuró a decir:

–Esta será nuestra última oportunidad de aclarar cualquier duda. ¿Están todos listos para mañana?

–¡Ah con un carajo! –gruñó Snotlout golpeando con su puño la mesa, haciendo que los platos dieran un leve brinco –. ¡Por última vez, sí! Fastidias más que mi madre cuando quiere que me lave las orejas.

–Sí –secundó el gemelo rubio –, el Tuffnut ya está cansado de escuchar lo mismo.

–Y hablando de escuchar lo mismo… –señaló Astrid –. ¿Cuándo vas a dejar de hablar de ti en tercera persona?

–El Tuffnut no tiene idea de quién es esa tercera persona de la que hablan.

Rápidamente, unas miradas inquisitivas por parte de los presentes dominaron la mesa, hasta que al final todos los ojos terminaron en la otra gemela rubia.

–No me miren a mí –respondió ésta –. Es un milagro de los dioses que tan siquiera pueda hablar.

Ante tanto barullo y varios golpes de martillo que provenían del otro extremo del salón donde Gobber intentaba reacomodar unos escudos de madera pintados, Honey, quien parecía haber estado dormida todo el tiempo, soltó unos leves gemidos de vida, en lo que débilmente se sacudía sin levantar la cabeza de entres sus brazos.

–¿Honey? –la llamó Hiccup cautelosamente al percatarse de su incomodidad.

Pero lo único que obtuvo en respuesta fueron más gemidos.

–¡Honey! –la llamaron todos a la vez haciéndola levantarse de golpe.

–¡Estaba así cuando llegue! –exclamó completamente desorientada, en lo que un hilito de baba escurría de su mejilla.

–Honey ¿Estás bien? –le preguntó inmediatamente su hermano, al presenciar su aspecto tan deplorable. Hasta pequeñas ramitas de plantas estaban atoradas en su cabellera mal trenzada.

–Sí, te ves terrible –agregó Astrid antes de que la gemela pecosa tan siquiera pudiera articular alguna respuesta, pero cuando lo hizo, dijo:

–Y tú te vez gorda con esa falda –pero se apresuró a añadir frotándose su ojos irritados –: Perdón, no he dormido bien y la falta de sueño no me ayuda a formar insultos inteligentes.

–Ah… –musitó Astrid con fastidio – te perdono.

–Fishlegs –pero la suave voz de Heather distrajo la atención de la castaña famélica de sueño a su persona–. ¿Qué es lo que hace Gobber? –indicó al viejo guerrero en la esquina del gran salón en su ardua tarea.

–Oh, esta reacomodando los retratos de los antiguos jefes y líderes de los hooligan –explicó el joven regordete con orgullo –. Es una tradición de la semana de Bork recordar nuestros orígenes y todos los héroes que nacieron en Berk–le dirigió una sonrisa a la morena, que ni lenta y ni perezosa, devolvió.

–Sí, muy bonito, Fishface –interrumpió Snotlout colándose entre ambos jóvenes –. ¿Pero sabes que es más interesante? –dijo dirigiendo solo a Heather –. Que te platique de mi maravilloso nacimiento.

–Wow, wow –soltó Tuff sacudiendo sus brazos –. ¡El Tuffnut no quiere saber eso, Snotface Snotlout!

–¿Por qué? ¿Qué dije?

–¿Podemos acércanos a verlos? –soltó rápidamente Heather en clara intensión de huida. Y sin esperar respuesta de Fishlegs, se levantó de su asiento y se encaminó directo a donde estaba Gobber.

El chico regordete la siguió de cerca, junto con Snotluot, Tuffnut y Ruffnut, quien ésta última no tenía idea de lo que estaban hablando. Ya de último, Hiccup los siguió alarmado, cuando se percató que su retrato (aún cubierto con el lienzo blanco) estaba muy cerca de donde iban sus amigos, dejando a Honey y Astrid, solas en la mesa.

–¿Ahora por qué tanto interés en el arte? –comentó la rubia con despecho sin dirigirse a nadie en particular.

–No puedes con esos celos ¿verdad, Astrid? –soltó a su Honey secamente, justo cuando la doncella guerrera se llevaba una cucharada de sopa a la boca. Como resultado, el potaje terminó desparramado sobre la mesa de madera ante el chorro que salió de la boca y la nariz de Astrid.

–¿No s-sé… de qué estás hablando? –tartamudeó ésta tratándose de limpiar inútilmente su rostro y ropas. Pero el daño ya estaba hecho, ya era la atención principal del resto de los comensales del gran comedor.

–Mira Astrid, no tengo energía para dar rodeos o tan siquiera molestarte –admitió Honey con mirada perdida e inmutable –; por eso iré directo al punto. Quiero que Hiccup sea feliz. Y si esa felicidad está contigo, no me opondré sin importar lo mucho que me desagrades…

–Oh… gracias, supongo…

–No he terminado. Pero igualmente, si él ya no siente lo mismo, sea por decisión propia o desilusión de tu parte o porqué alguien nuevo entró a su corazón… tú vas a dejarlo ir.


Hola de nuevo,

Sé que siente el capitulo un poco apresurado, pero quería adelantar un poco las coas que no son tan importantes en la trama para tener su propio capitulo. Espero que lo comprendan.

Les recuerdo que ésta historia se encuentra en proceso de ser publicada en Wattpad y además de una versión descargable en PDF en DeviantArt. En ambas páginas me encuentro con el mismo nombre. Y tiene su propio blog en Tumblr: dragonstwinstory, por el momento lo he tenido un poco inactivo, pero contiene reseñas, comentarios y fanart, y por cierto doy adelantos de los próximos capítulos..

Gracias.