Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
Cría cuervos… (Parte 16)
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Stoick no fue el único que tomó mal el receso precautorio en la búsqueda de los desaparecidos en la caverna, Astrid prácticamente trepaba por las paredes ante la desesperación y ansiedad de no hacer nada al respecto. La joven aprendiz de doncella guerrera estaba curtida para enfrentar directo los problemas, mirar al peligro a la cara y saltar con valor a lo desconocido. El pedirle paciencia y esperar no formaba parte de sus virtudes.
Peor aún, cuando la culpa la carcomía por dentro.
Técnicamente, Astrid no tenía ni la más mínima culpa del sucedido, pero momentos antes de la tragedia se había prometido a sí misma que no permitiría que nada le pasara a Hiccup y justamente así sucedió.
–¿Debe de haber algo más que podamos hacer? –le insistió por decima vez a su madre mientras ella intentaba mantenerla en su habitación.
–No por la noche –le dijo la mujer robusta tratando de mantener la calma aunque su rostro reflejaba consternación por lo sucedido. Aldeas tan pequeñas como Berk hacía permitía que todos sus habitantes se conocieran, se cuidaran entre ellos y generaran sentimientos por sus vecinos. En los últimos dos años, su afecto por los niños Haddock había aumentado y más ante el aumento de la probable unión de sus familias. Aunque trataba de mantenerse impasible, a Bertha igualmente le dolía –. No podemos darnos el lujo de perder más de los nuestros… no puedo perderte a ti también –agregó de ultimo con voz entrecortada acariciando con ternura las redondas mejillas de su hija.
Aunque Astrid tenía mucho que más objetar, se contuvo por darle gusto a su madre. Pero cuando su casa quedo en profundo silencio a como avanzó la noche, no pudo eludir más lo inevitable. No iba quedarse así sin hacer nada. Así que aprovechando la oscuridad de la noche, se escabulló de la cama y escapó de su hogar por la ventana. Después de asegurarse que su dragona continuaba dormida en su corral contiguo a la casa, se echó a correr por la aldea en dirección de la casa de Fishlegs.
Tal vez si todos los jinetes trabajan juntos, podrían adelantar la búsqueda antes que saliera el sol. Hiccup y Honey estarían en casa para el desayuno.
Fue cuando la vio.
Una fugaz silueta que al igual de ella huía de la luz de las antorchas y corría de sombra a sombra como criatura de la noche. Al principio le pareció un juego sucio de su mente, pero su constante aparición durante su recorrido, le indicó a Astrid que se trataba de algo más. O alguien más.
Cautivada como un gato ante el moviendo de una polilla, la joven guerra siguió la sombra con sigilo por casi todos los caminos y callejones de la aldea que no se encontraban fácilmente a la vista de un transeúnte, hasta que finalmente la sombra alcanzó su objetivo. La casa de los Haddock en la base de la colina.
Astrid pudo ver a escondida desde una barrica cercana, como la delgada silueta trepó sobre el potrero de Thornado, para luego colarse por la ventana de la habitación de los gemelos Haddock.
–¿Qué carajos? –musitó la chica inquieta con lo que acababa de descubrir.
¿Quién era esa misteriosa silueta y qué hacía en la habitación de Hiccup?
Fuera lo que fuese, Astrid lo iba a descubrir. Así que en cuestión de segundos, la destreza y agilidad de joven rubia le permitió trepar la pared de la casa del jefe de la aldea en segundos y desde la ventana, vislumbrar que ocurría en el interior de la misma.
Cuál fue su sorpresa descubrir nada menos que a Heather sentada en el piso de la habitación entre las camas gemelas de los hermanos Haddock, con el libro de los dragones abierto sobre su regazo. La chica morena estaba tan entretenida en su lectura para percatarse que era observada.
Miles de pensamientos se amontonaron en la mente de Astrid en lo que trataba de entender que significaba todo eso: ¿Cómo era posible? ¿Cómo había escapado de la cueva? Y si fuera así ¿Dónde estaba Hiccup y Honey?
La poco probable idea de que Heather de alguna manera lograra escapar de la caverna y regresado para buscar algo que le ayuda se formó en la cabeza de la joven en la ventana, pero rápidamente fue desmontada ante los actos de secretismo de la morena y su búsqueda directa del libro de los dragones.
–"…los nadder son leales y muy confiables una vez que sobrepasas el miedo a sus púas" –se podía escuchar la lectura de Heather en susurros –. "Cuando la confianza se ha formado, defenderá con todas sus fuerzas…"
–"A SU JINETE" –marcó Astrid las últimas palabras de párrafo con un tono tájate, entrando de un saltó en la habitación. El retumbar de sus pasos no fueron nada discreto, revelando la presencia de personas en el segundo piso, al único habitante actual de la casa: el jefe Stoick the Vast.
La revelación de la rubia tuvo un efecto inmediato en Heather quien de un brinco se puso a la defensiva en lo que marchaba de espaldas hacía la pared, con el libro de los dragones apretado contra su pecho. El pánico en su mirada dejaba evidente que no esperaba ser descubierta; fue cuando Astrid los supo: Heather le había hecho algo a sus amigos.
–¡Astrid! –masculló la morena en pánico, mientras sus ojos verdes buscaban a sus alrededores una ruta de escape –. ¡Astrid, que bueno que te encuentro! Hiccup y Honey siguen atrapados en la cueva, una roca le impide salir –agregó rápidamente aprovechando la consternación de su rostro para mostrarse convincente –. Debemos hacer algo para ayudarlos –trató de tomar el antebrazo de la rubia, quien la apartó de inmediato de un manotazo.
A pesar de sus lastimeras palabras y su acto dramático, Astrid podía ver más claro que el día que la joven delante de ella estaba mintiendo. Siempre le había tenido dudas ante sobre Heather, pero ahora le resultaba tan evidente como el cielo era azul y el pasto verde.
–¿Dónde están Hiccup y Honey? –dijo la rubia marchando firme hacía la morena.
–Ya te dije… –intentó insistir la otra dando pasos temerosas hacía atrás.
–Mientes. ¿Dónde están Hiccup y Honey?
–¡Eso es lo que trato de decirte! ¡Ellos siguen…!
De un solo empujón Astrid acorraló a Heather contra la pared justo al lado del escritorio.
–¡¿Dónde están Hiccup y Honey?!
Por unos breves segundos la mirada de ambas chicas chocaron, en lo que el inconfundible sonido de pasos revelaban que el jefe Stoick se encontraba subiendo por las escaleras. Entonces, como un resplandor que se revela en un parpadeo, el semblante de Heather cambio radicalmente, su miedo desapareció y una sonrisa ladina se formó en sus labios en lo que dijo:
–Nunca pude engañarte ¿verdad?
Los pasos en la escalera retumbaron por última vez en lo que el jefe Stoick alcanzó el segundo piso y con una antorcha en las manos, alumbró la oscura habitación que antes había estado solo iluminada por la luz de la luna que se colaba por la ventana.
–¡¿Quién está ahí? –dijo éste con su imponente voz.
Astrid se volvió por unos segundos para informarle que estaba sucediendo, cuando sorpresivamente recibió un macizo y directo golpe en lado de la cabeza que la hizo tambalear y caer al suelo. Escuchó la voz del jefe gritar su nombre, algunos barullos y pasos retumbando sobre la madera, mientras su cabeza daba vueltas y sus ojos veían estrellas.
Lo siguiente que supo fue que el jefe Stoick la sujetó por los hombros para ayudarle a ponerse de pie.
–¡Astrid! ¡Astrid! ¡¿Estás bien?!
–¿Qué… qué paso? –masculló ella tambaleándose. Finalmente logró enfocar su vista para toparse con los angustiados ojos verdes del jefe, su grande y redonda nariz, y sus cobrizas trenzas de vello facial a unos centímetros de su rostro.
Pero no necesitaba realmente una respuesta a esa pregunta. En su leve momento de distracción, Heather había aprovechado para golpearla con un remplazo de prótesis de la pierna de Hiccup que se encontraba a su alcance en el escritorio. Y por la sola presencia de ella y Stoick en la habitación, dejaba claro que la morena había logrado escapar con el libro de los dragones.
Astrid estaba furiosa. Tanto como para olvidar su herida y el mareo, para salir corriendo de la casa de los Haddock aunque fuera tambaleándose. Estaba segura que habría terminado matando a Heather si la hubiera alcanzado en ese justo momento; por desgracia de la joven doncella guerrera, alcanzó a vislumbrar como la morena huía volando de la aldea montando nada menos que en su Stormfly.
–¡Maldita ladrona, hija de su reputa madre!
Sus gritos alertaron a los hooligans en cuyas casa comenzaron a encenderse leves antorchas anunciando la interrupción del sueño de sus habitantes.
No permitiría que esa mentirosa desgraciada se le escape, aunque muriera en el intento.
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–¿Heather, Astrid? –le peguntó por decima vez Fishlegs sin poder creer lo que estaba diciendo –. ¿Heather?
Por suerte para la rubia, los demás jinetes tampoco habían logrado consolar el sueño después de lo sucedido en la caverna, por lo que requirieron un par de minutos para avisparse y lanzarse a la persecución con sus dragones, aunque las palabras de Astrid les parecieran completamente descabelladas.
–¡¿Esto te parece falso?! –gruñó indicándole el moretón que comenzaba a formarse en su mejilla, aunque desde la distancia entre Hookfang y Meatlug era casi imposible verlo, aún pesar de que comenzaba a salir el sol en el horizonte.
Para Astrid no era precisamente su lugar favorito montar detrás de Snotlout, pero debido a que solo contaban con solo tres dragones y el nightmare era el más rápido que quedaba, no tenía otra opción. El tener un solo dragón comenzaba a ser improductivo.
–Pero… ¿Heather? –insistió Snotlout agachando la cabeza y esperando el golpe.
Astrid solo gruñó más. No era el momento para eso, tenían que alcanzar a la morena si importar a donde se dirigiese; pero comenzaba a preocuparse que tal vez ella les había sacado demasiado ventaja.
–Stormfly es muy rápida –aceptó Fishlegs –, pero lo es cuando tú la montas –señaló ganándose unos puntos de simpatía por parte de la rubia.
–Pero el Tuff piensa que Heather es más ligera que Astrid –comentó el gemelo rubio –. Astrid tiene más músculos.
–Y cuerpo de niño –se rió Ruffnut ganándose un par de carcajadas de su hermano.
Astrid juró que una vez que salieran de esa crisis, patearía el trasero de Tuffnut, Ruffnut y Snoutlout tan fuerte que sus antepasados que celebraban en el Valhala sentirían el golpe.
–No te preocupes, Astrid –dijo Snoutlout con tono coqueto –. Me gusta más tu cuerpo musculoso.
El joven Jorgenson habría terminado llorando del fuerte puñetazo que iba sentarle Astrid en la testa, pero ésta se detuvo al vislumbrar en el horizonte a nada menos que su nadder y la intrusa en su lomo. Pero no era lo único perceptible en la distancia ante la salida del sol, una pequeña barcaza navegaba rápidamente ante su ligero peso. La cresta pintada en su vela dejaba claro que eran outcasts.
Lo cual explicaría igualmente la dirección en que se dirigía tanto el bote, como la dragona.
–¡Chicos! –gritó aterrorizado Fishlegs –. Vamos directo a la isla de los outcasts.
Todo comenzó a tener sentido en la cabecita rubia de Astrid. Los outcasts estaban detrás de todo. Tenía que ser.
–¡Snoutlout! ¡¿Crees que podrías elevarnos sobre Stormfly?!
–¿Qué si puedo? –chistó el chico moreno altaneramente antes de indicar a su du dragón lo que quería la joven rubia.
Con un par de fuertes aleteos, Hookfang alcanzó la posicionarse sobre Stormfly sin problemas, y antes de que cualquiera de los jinetes pudiera preguntar que planeaba Astrid, la chica se lanzó desde el lomo del nightmare directamente hasta el de su dragona.
Algo logró alertar a Heather de la presencia de los demás dragones, pero no le dio suficiente tiempo para evitar a la chica que le cayó encima. Rápidamente, Astrid aprovechó su confusión para hacerle un candado al cuello, del cual la morena se defendió mordiéndole el antebrazo.
–¡Vamos Astrid! ¡El Tuff quiera que la patees en lo huevos!
El escándalo que ocurría sobre sus cabezas igualmente alertó a los ocupantes de la barcaza, que no tardaron ni un momento en disparar flechas contra todos, mientras cada instante que pasaba, se acercaban más a la isla maldita de los bandidos.
Finalmente las flechas lograron a asustar lo suficiente a Stormfly, quien se sacudió de encima a ambas chicas. Astrid que conocía a su dragona de arriba abajo, estaba esperando ese momento. Justo antes de salir proyectada sobre la cabeza de la dragona, alcanzó a sujetarse de una de sus púas y ágilmente volverse posicionarse sobre su lomo.
En cambio Heather y el libro de los dragones, cayeron en picado hacía el mar.
Snotlout y Fishlegs se lanzaron por igual para atraparlos, teniendo éxito en la chica y no el libro, el cual como una cruel broma de los dioses cayó en la cubierta del navío outcast.
Teniendo de nuevo el control de su dragona, Astrid la guió directo a recuperar el libro de las garras de los bandidos, por desgracia la persecución los había llevado muy cerca de la isla, lo suficiente para quedar a distancia de sus catapultas. Pronto bolas de fuego y flechas volaban en su dirección.
Aunque Meatloug pudo devorar varios de los proyectiles en llamas, estos eran demasiado para continuar la persecución. Sin más alternativa, Astrid llamó a los jinetes en retirada, marchándose con el único botín que habían obtenido del asedio, Heather.
La chica esperaba lograr sacarle la verdad del paradero de sus amigos, aunque ignoraba que en aquel bote que acaba de perder, era justamente donde se encontraban cautivos.
Hola a todos y espero que estén pasando un seguro aislamiento. Aquí le traigo le nuevo capítulo, que tengo que admitir que me sorprende que hasta el momento nadie se preguntara porque Astrid es inmune al don de Heather.
Pero bueno, un anuncio sobre el capitulo siguiente. He decidido hacer un corte en la aventura y el que sigue será la parte final de "Cría cuervos…", para empezar ahora con "…y te sacaran los ojos". Me pareció apropiado ya que el ritmo de la aventura cambiara radicalmente a partir del siguiente capítulo.
Ya por últimos lees recuerdo que ésta historia se encuentra en proceso de ser publicada en Wattpad y además de una versión PDF en DeviantArt. En ambas páginas me encuentro con el mismo nombre. Además ésta historia tiene su propio blog en Tumblr: dragonstwinstory, que contiene reseñas, comentarios y fanarts.
Gracias mucho leer y nos vemos en el siguiente capítulo.
Abrazos.
