Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

…y te sacaran los ojos (parte 1)

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El gran salón se encontraba sumergido en gran oscuridad a pesar del sol de medio día que se encontraba sobre la cima de la colina. Solo unas cuantas antorchas en la pared proporcionaban la suficiente luz para hacer visible los ceñudos rostros de los hooligans que llevaban a cabo el crudo interrogatorio.

–Tienes que hablar–le dijo con firme voz y suplicante Gobber the Belch apoyándose en los portabrazos de la gruesa silla de madera, en lo que se inclinaba hacia el rostro alicaído de Heather –. Esa es tu mejor opción, niña.

La joven morena había mantenido el rostro bajo durante todo ese tiempo, ni siquiera se digno a dirigir la vista al jefe Stoick cuando fue maniatada a la firme silla de madera. La vergüenza no se lo permitía, como el dolor y la frustración lo confundían a él.

Pero no así al resto de los miembros del consejo de Berk que participaban del aquel intenso interrogatorio:

–Stoick estamos perdiendo el tiempo pidiéndoselo de buena manera –objetó Spitelout sacando lo peor de sí –. Yo sugiero que usemos el cadalso.

–Pongamos sus pies sobre carbón ardiendo –sugirió Lars Thickarm.

–Arrojémosle agua fría –dijo Frigg Helgen .

–Traigamos a los dragones y que ellos se hagan cargo –comentó el señor Stevenson.

–Oh oh oh –saltó en su lugar Tuffnut tratando de llamar la atención de loa adultos en la habitación –. ¿Y si la amarran al mástil de un barco y luego lo hunden en el mar?

Los jinetes de dragones y Gothi eran los únicos que no formaban parte del consejo que se les había permitido permanecer durante el interrogatorio, ya que después de conocer la traición de la joven morena, todos en el pueblo estaban dichosos de lincharla. Además, los jinetes había sido los últimos en estar con los gemelos Haddock y aquellos que atraparon a la traidora de Heather, se habían ganado ese derecho.

Aún así, se suponía que su participación sería una silenciosa.

–¡Eso la mataría! –objetó Snoutlout propinándole un coscorrón a al gemelo Thorston –. ¿Cómo hablaría entonces?

–Ahhhh, quieren que hable –dijo Ruff despistada, entendiendo por primera vez lo que ocurría ahí.

–El Tuff no sabía eso –se quejó su hermano.

–El Tuff es un imbécil –lo calló de inmediato Astrid manteniendo su porte firme y sus brazos cruzados sobre su pecho.

Los gemelos rubios y el chico Jorgenson le lanzaron a la chica una mirada hosca en lo que continuaron discutiendo entre ellos en susurros y empujones. Solo Fishlegs conservaba la seriedad de la situación, aunque no compartía la opinión de la mayoría de los presentes.

–No lo sé Astrid –le dijo a la rubia mientras frotaba sus nudillos nervioso –. Sé que queremos saber qué pasó con Hiccup y Honey… pero… –su lastimera mirada estaba completamente enfocada en Heather, como su corazón y empatía en su humanidad.

Pero no terminó sus palabras, por la dualidad de la situación y por la intervención del líder de la aldea:

–Ya has oído a las palabras del concejo –dijo Stoick interrumpiendo las diferentes torturas que planeaban su gente –. Yo soy el único que evita que cumplan sus amenazas en tu contra y créeme cuando te digo que me resulta muy difícil hacerlo cuando son mis hijos los desaparecidos. Así que de todos en esta habitación, soy tu mejor opción. ¿Entiendes lo que te digo?

Heather asintió lentamente con la cabeza aún sin alzar la mirada. Stoick caminó hasta ella, la tomó de la barbilla y la forzó a mirarlo al rostro. Los enormes ojos verdes brillantes de la chica se encontraban humedecidos por las lágrimas.

–¿Dónde están Hiccup y Honey? –le preguntó Stoick.

–No lo sé –respondió ella lentamente.

El jefe de Berk la soltó dejando escapar un resoplido resignado en lo que el señor Dubrian se abalanzó listo par agolparla, en lo que rugía:

–¡Pequeña insolente!

Aunque el grande y osco vikingo fue interceptado por Gobber y Bucket, alcanzó en darle un buen bofetón a Heather que dejo llorando con mayor intensidad. Un caos se apoderó del gran comedor en lo que los miembros del consejo se gruñían los unos a los otros. Los jinetes los imitaban casi paródicamente y Stoick se debatía entre su debilidad de padre, su empatía como ser humano, su ira y frustración. No era nada sencillo para el gran líder vikingo, quien quería sobre toda las cosas recuperar a sus hijos, pero hacerlo por de mala manera en niña que tenía la misma edad que sus gemelos no lo hacía sentirse un buen hombre.

Solo cuatro personas se mantenían alejadas de tal conmoción: Fishlegs cuyo buen corazón se vía superado con la situación, Gothi que meditaba con cuidado, Heather que lloraba lastimeramente en susurros y Astrid que con pragmatismo se aproximó a su líder.

–Jefe Stoick, no vale la pena que siga intentándolo –dijo ésta con una gran seriedad que tajaba –. Además, sus acciones ya nos lo han dicho todo –agregó –. Sí intentaba huir con el libro de los dragones a la isla outcast, es casi seguro que Hiccup y Honey deben de estar allá.

Stoick le devolvió la mirada penetrante en lo que el pandemónium continuaba a sus espaldas.

–Él ya lo ha secuestrado en el pasado ¿no? –comentó la rubia con fuerza y determinación que dejaba fuera de duda a quien se refería.

Astrid tenía la razón, tanto que cuando se unían las piezas, todas concordaban. Efectivamente la joven morena trabajaba para Alvin, a él le entregó el libro y probablemente también sus hijos.

Aún así, Stoick se cuestionó las acciones de Alvin y como el odio que había crecido entre ambos había alcanzado a sus hijos. Al final de cuentas, él se veía como un participante de aquella tragedia.

Finalmente los miembros del consejo se calmaron y acompañaron a su líder en lo que este formulaba su decisión.

–Solo danos la orden e iremos a destruir esa isla –sentenció Spitelout –. No dejaremos nada de pie.

Algunos miembros del consejo aprobaron la idea, asintiendo con la cabeza.

–¡No! –interrumpió Heather con un desgarrador grito –. ¡No pueden hacer eso!

–¿Vas a hablar ahora traidora? –se burló Frigg Helgen de ella.

–Ellos… –musitó la chica con desesperación casi atragantándose – están ahí.

Spitelout soltó un resoplido que fue imitado por algunos otros miembros del consejo, pero al final fue Mulch quien se aproximó a la chica con piedad y le preguntó con calma:

–¿Quiénes, Heather?

–Mis padres.

Todos en el gran salón quedaron en silencio y se enfocaron en la pobre chica morena que se encontraba hecha un mar de lágrimas.

–Estábamos pescando un poco lejos de las costas de QuietPlace cuando los outcast nos atacaron por sorpresa –explicó –. Me buscaban a mí. Alvin tiene cautivos a mis padres y me dijo que los mataría si no usaba mi don a su favor. ¡Yo no quería, es la verdad! ¡Lo siento mucho! –sentenció de ultimo llorando desconsoladamente.

Sus palabras y lágrimas causaron el efecto deseado, todos los adultos y los jinetes se cuestionaron sobre lo que estaban haciendo o punto de hacer, excepto una persona. Astrid no estaba para nada convencida en sus palabras, ya que Hather los había engañado descaradamente antes ¿Cómo podían estar seguros de que sus palabras eran ciertas ahora?

Estaba por señalarlo cuando Gothi se le adelantó. La anciana comenzó a sacudir su báculo de un lado a otro como cada vez que quería decir algo importante. Había captado algo en el monologo de Hetaher que al parecer todos lo demás ignoraron.

–¿Don? –preguntó Gobber haciendo de traductor –. ¿Qué don?

La morena la miró intimidada en lo que se mordía los labios, debatiendo si continuar habando o no.

–La… lengua de Loki –dijo al final.

El silencio se apoderó de nuevo en la sala. La mayoría de los miembros del consejo de Berk se miraron entre ellos desconcertados, sin estar muy seguros a que se refería la chica.

–No sé qué es eso –comentó Ruffnut cortando el mutismo –, pero suena de a madres.

–Al Tuff le gusta las cosas cuando se combinan con Loki.

Pero en cambio, Gothi siguió con sus señas, advirtiendo con gran velocidad que muy apenas Gobber alcanzaba a entender la mayoría de lo que quería expresar.

–¿Qué dice? –preguntó Stoick –. Va muy rápido.

Una vez que la anciana terminó su explicación, el herrero soltó un resoplido antes de volverse hacia los demás en la habitación con la preocupación reflejada en su osco rostro.

–Dice… que la lengua de Loki es un don maldito –explicó pausadamente –. Aquellos con esta habilidad son capaces de mentir tan diestramente y ser creídos con facilidad hasta por el más escéptico.

El ambiente en el gran comedor se volvió tan tenso que se podía cortar con una daga.

–Espera ¿Eso quiere decir que si Heather le dice al Tuff que su pies apestan a queso, el Tuff le creería?

–Idiota, tus pies ya apestan a pescado.

–El Tuff no te lo cree a menos que lo diga Heather.

–Estábamos en lo cierto desde el principio –gimió alarmada Frigg ignorando las tonterías de los gemelos Thorston–. No debimos dejarla quedarse.

–Está maldita – dijo el señor Dubrain.

–Hay que arrojarla al mar de inmediato.

–Que Odín nos proteja.

Heather vio con horror como los vikingos confabulaban en sus contra con tal rapidez. El jefe Stoick parecía superado por los temores supersticiosos de su gente y los jinetes perdiendo la compasión por ella.

–¡¿Esperen ¿qué hay de mis padres?! –soltó desesperada –. ¡¿Qué pasara con ellos?!

–Por lo que sabemos, Heather –le dijo Astrid fríamente –, pueden ser también una de tus mentiras.

Ahora todo tenía sentido para Astrid. Era por eso que podía engañar a cualquiera tan fácilmente, como Hiccup desestimaba sus dudas con tan solo una palabra de Heather y como la aldea la había aceptado con tal facilidad a pesar de su aprensión original hacía ella. Era una mentirosa y estafadora que trabajaba para Alvin the Trecherous, ni más ni menos.

–¿Qué hacemos con ella, Stoick? –le preguntó Gobber a sus buen amigo.

El gran líder de Berk parecía mucho más firme de lo que había permanecido la mayor parte del interrogatorio y su mirada a la pobre chica morena había cambiado drásticamente.

–Me preocupan más mis hijos en este momento –admitió a secas –. La encerraremos en la prisión, Mulch y Bucket serán sus carceleros. Amordácenla para evitar ser engañados por sus mentiras. Y serás mejor que no te quites la mordaza o aceptare la sugerencias de mi concejo –dijo de ultimo señalando a la chica con un dedo amenazador.

Heather no pudo más y estalló en un llanto que fue ignorado.

–¿Y qué hay de los outcast? –preguntó Spitelout a su hermano.

–Aunque no me cabe dudas que es el responsable –admitió el líder de Berk –, no sabemos donde realmente tienen Alvin a mis hijos. Y aunque estuviéramos seguros de ello, no tenemos las fuerzas suficientes para invadir la isla outcast.

–Podríamos pedir ayuda a los Meatheads.

–O enviar una pequeña avanzada.

–Jefe –interrumpió Astrid –. Creo que yo tengo una idea.


Empezamos la segunda parte de esta aventura. Que lo disfruten.

Ya por últimos lees recuerdo que ésta historia se encuentra en proceso de ser publicada en Wattpad y además de una versión PDF en DeviantArt. En ambas páginas me encuentro con el mismo nombre. Además ésta historia tiene su propio blog en Tumblr: dragonstwinstory, que contiene reseñas, comentarios y fanarts.

Gracias mucho leer.

Abrazos.