Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
…y te sacaran los ojos (parte 2)
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Hiccup pudo verse a sí mismo desde la distancia, como algún tipo de espectro incorpóreo que flotaba varios metros en el aire; mientras bajo de él, su yo de carne y hueso, corría torpemente a causa de su pata de palo. Era una persecución inútil a lo largo de los muelles de Berk, donde los barcos de la armada Hooligan comenzaba alejarse en el horizonte. El chico podía escuchar sus propios gritos histéricos resonar en un desesperado eco.
Llamaba a su querido dragón de ébano.
Pero este no respondió a su llamado, ni siquiera estaba a la vista. Era una víctima de las tradiciones de su gente y de la ira de su padre.
¿Pero… eso no podía ser posible? Stoick había hecho las paces con los dragones, estaba en deuda con Toothless por salvarle la vida a Hiccup.
Tal cual las alas de una mariposa que se extienden al salir de un capullo, las velas de los barcos transformaron en un parpadeo, sus crestas bordadas en sus tejidos a la inconfundible marca de los Outcast.
El chico de carne y hueso continuó corriendo hasta que tropezó estrepitosamente contra la fría madera del muelle. Su versión espectadora sintió el golpe contra su pecho con un puñetazo directo al plexo solar que lo despertó de golpe.
Desorientado, Hiccup se alzó del estéril y duro suelo de roca donde había caído dormido, en lo que su cabeza se volvió en todas direcciones buscando los barcos que había visto en su sueño.
En cambio, lo único que encontró a su lado fue la menuda figura de su hermana dándole la espada. Honey parecía perdida, mirando el vacio mientras apretaba sus rodillas contra su pecho; leves estremecimientos de su cuerpo denotaban que había estado llorando y su larga trenza colgaba de su hombro hacia su pecho.
La chica no llevaba puesto las pieles de oso que denotaban el clan familiar al que pertenecían, y su túnica continuaba rasgada dejando a la vista la piel pecosa y pálida de su espalda. Entre sus omoplatos destacó de un brillante color carmesí de la piel chamuscada, el inconfundible símbolo en forma de "s" casi como serpiente propia de los esclavos.
Eso lo hizo recordar todo, donde estaban, porque y que les había hecho Alvin. El gemelo pecoso inconscientemente llevó su mano a su espalda en un intento de tocar la misma marca que habían grabado en él en contra de su voluntad.
–¿Honey? –la llamó Hiccup débilmente.
Los temblores del cuerpo de su gemela se detuvieron, pero abstuvo de volverse hacia su hermano.
–¿Descansaste? –le preguntó esta en respuesta después de uno segundos de tenso silencio.
–Algo –respondió él acomodándose para quedar sentado en el frio suelo de piedra–. ¿Cuánto tiempo dormí?
–No lo sé –dijo ella casi en susurros –. El tiempo es difícil de medir aquí.
Y era cierto, la apretada celda donde los había mandado encerrar Alvin era de roca tallada, fría, solida y de un deprimente gris. No había ventanas y una oxidada, pero maciza reja de hierro, los mantenía atrapados dentro.
La única luz existente era de las antorchas en los túneles de rocas que salían de entre las celdas, dejando en misterio la hora en el exterior de aquella prisión. La peste de la humedad y cuerpos humanos malolientes, daban el último toque deprimente de su precaria situación.
–Pueden haber pasado unos días… –comentó Hiccup sin llegar a terminar.
–O solo un par de horas –sentenció Honey con tono sumamente depresivo.
Eso preocupó aún más a su hermano.
–¿Lograste descansar algo?
Honey negó lentamente con la cabeza.
–Ni siquiera lo intente –dijo.
–Entiendo –agregó Hiccup tarando de amenizar la conversación –. Yo tuve un terrible sueño…
Pero antes de que terminara la oración fue interrumpido tajantemente de nuevo por su hermana:
–Estoy segura de que no soñaría nada aunque lo intentara…. Ya es muy tarde.
–¿A qué te refieres? –le preguntó él preocupado, ya que hasta ese momento la joven pecosa no se había vuelto ni una vez para mirarlo a la cara. Pero cuando finalmente lo hizo, a Hiccup se le rompió el corazón contemplarla con los ojos rojos, sus pestañas empapadas y con unas pesadas lágrimas recorriendo sus mejillas.
No lo pensó ni un segundo, él se arrastró hasta su hermana para estrujarla contra su delgado cuerpo en un fraternal abrazo. Honey, estalló en llanto al instante, aferrándose con fuerza de la túnica de su hermano como si vida dependiera de ello.
Lloró… lloró desconsoladamente.
–Me lo advirtieron… –trató ella de explicar mientras apretaba su rostro contra el pecho de su hermano –yo no quise verlo…
–¿De qué hablas?
Fue cuando Honey se le contó todo. De los últimos y raros sueños con cuervos que la habían estado atormentando; que después de la tragedia, podía entender que eran señales de que algo terrible que iba pasar, advertencias que no quiso ver. En su lugar hizo todo posible para no volver a soñar. Sí no hubiera sido cobarde, tal vez pudo haber prevenido los engaños de Heather y de la trampa de Alvin.
Estaba convencida de que todo había sido su culpa.
–No lo es… –sentenció Hiccup con calma en lo que apartaba los cabellos de la frente de Honey.
–¿C-cómo no podría serlo? –dijo ella entre llantos –. Debí…
–¿Sufrir como un mártir?
Hiccup nunca podría olvidar las pesadillas que su hermana había tenido toda su vida. Como hacerlo, cuando eran horribles imágenes que la levantaban aterrada a la mitad de la noche, sucesos que la hacían temer por su vida y la de otros. Honey tuvo que presencia de antemano el deslave de una colina que causó a muerte de seis leñadores que trabajaban en el bosque, la tormenta que perdió el navío de Tuffnut padre por tres días, el incendio de la cosecha de los Stevenson hacia siete años y la pérdida de la pierna de Gobber.
Sin olvidar el enfrentamiento de Hiccup contra la Muerte Roja y el extraño desconocido que aparecía constantemente en su sueño asfixiándola hasta casi desfallecer. Eran terribles visiones que solo el gemelo se podía imaginar y eso era suficiente para comprender el terrible terror que su hermana tenía experimentar constantemente.
Nunca le recriminaría ser egoísta una sola vez y tratar de ignorar esas espantosas visiones.
–Honey, tú no tiene la culpa por querer evitar el dolor –le explicó Hiccup apartándola levemente de sí para conectar sus miradas –. Una leve pesadilla sobre Toothless me tiene temblando, no tengo idea como puedes manejar lo que ves –le aseguró con firmeza pero al mismo tiempo con compasión –. Tienes derecho a desear al menos una vez, tener paz.
Honey le lanzó por unos segundos una mirada incrédula, antes de volver a estallar en llantos.
Ella lloró contra el pecho de su hermano por lo que parecieron horas, hasta que finalmente se quedo sin más lagrimas que derramar.
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Pasó un tiempo antes de que los gemelos vieran algo de vida desde su celda. Con la dificultad de determinar el tiempo no se enteraron exactamente cuánto había pasado hasta que aparecieron dos outcast en la prisión arrastrando al viejo Mildew. El pestilente anciano gritaba y pataleaba incoherencias como un niño haciendo una rabieta, pero era fácilmente llevado por los bandidos, cada uno del doble de su tamaño.
–¡Maldito seas Alvin! ¡Maldita sea el día en que te saque del mar! ¡Teníamos un trato!
Con toda la delicadeza que unos malhechores podían tener, arrojaron a viejo vikingo a la celda frente a la Hiccup y Honey con fastidio, antes de cerrarle la rechinante reja de un solo golpe en la cara.
–¡Cállate viejo saco de huesos! – vociferó uno de los outcast antes de dar media vuelta junto con su compañero para salir de ahí sin mirar atrás.
–¡Hey! –los llamó Hiccup poniéndose rápidamente de pie y tratando de llamar su atención –. ¡¿Dónde están nuestros dragones?! ¡¿Qué hicieron con ellos?!
Uno de los bandidos atendió el llamado del muchacho dándole con su mazo a la reja para callarlo; por suerte el gemelo alcanzó a retirar las manos antes que fueran aplastados sus dedos contra el metal. Ambos bandidos salieron de la prisión riendo a carcajadas, dejando en su lugar a los lastimeros sollozos de Mildew.
Los gemelos Haddock intentaron ignorarlo en un principio, pero la situación, el estrés y el despreció hacía el viejo los hizo perder rápido la paciencia.
–¿Ahora lloras, Mildew? –se quejo Honey casi escupiendo veneno en su voz.
–Ese maldito de Alvin me traicionó… –respondió el anciano alterado, como si hubiera esperado con ansias que le preguntaran que sucedía con él – después… después de todo lo que hice por él. Lo cuidé cuando nadie más en la aldea lo quería, evité que muriera en el mar y… y es así como le paga el muy malagradecido –se aferró de la reja de su prisión y le dirigió a los gemelos la mirada más desquiciada que había hecho en su vida–. ¡Se llevaron a mi fungus! –gimió desesperado con su rostro empapado en lagrimas –. No sé que van a hacer con él.
Pero el viejo buscaba compasión en el lugar equivocado.
–Fuiste traicionado, encerrado y te arrebataron a un ser querido… –le dijo Hiccup tan fríamente que parecía una persona completamente diferente.
–Bueno, ahora sabes cómo se siente –agregó Honey con desprecio antes de que los dos le dieran descaradamente la espalda.
Mildew, lloró aún más.
Casi no sale este capítulo a tiempo, pero la verdad no tuve una muy buena semana. Por desgracia eso se nota en el capitulo.
Ya por últimos lees recuerdo que ésta historia se encuentra en proceso de ser publicada en Wattpad y además de una versión PDF en DeviantArt. En ambas páginas me encuentro con el mismo nombre. Además ésta historia tiene su propio blog en Tumblr: dragonstwinstory, que contiene reseñas, comentarios y fanarts.
Gracias mucho leer.
Abrazos.
