Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

… y te sacarán los ojos (parte 4)

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Era una hermosa mañana en altamar. El sol se encontraba en lo alto y la marea se mantenía tranquila, un ligero barco perteneciente a la familia de Heather navegaba con calma por las aguas próximas a la isla berserker.

La joven morena descansaba en sus ensoñaciones, mientras contemplaba el vasto mar desde la proa del barco. La ligera briza marina golpeaba su rostro dejándole el delicioso aroma y sabor salado en su nariz y lengua.

Por ello, a la chica le encantaba navegar.

–Heather –la llamó su madre sacándola de su estupor –, si puedes dejar soñar por un instante ¿le ayudarías a tu pobre madre con las amarras? –dijo la mujer con una gran sonrisa de oreja a oreja.

–Solo si lo pide "por favor" –bromeó ella casi dando brinquitos hasta su madre.

–Pequeña bribona.

Tanto madre como hija tomaron las amarras y jalaron de ellas con fuerza hasta conseguir que la vela tomara la posición adecuada para que capturara más de la briza marina.

–¿Quién lo diría? –dijo la mujer mayor satisfecha, acomodando detrás de la oreja de su hija un mechón de cabello negro –. A este ritmo serás toda una navegante. Una autentica hija de Njord –agregó con orgullo haciendo referencia al dios del mar.

Era una expresión que solían decir mucho los padres de Heather para referirse a la chica; ella nunca entendió el transfundo de ello, pero siempre se lo atribuyó a su constante gusto por el mar.

–Pero aún así no me dejar tomar el timón –respondió la chica lanzándole una mirada acusatoria a su padre, quien guiaba como siempre el navío por las tranquilas aguas.

–Lo siento, cielo –objetó su padre –. Pero me gustar estar vivo.

–Muy gracioso, papá.

Quedando claro que aún no llegaba el día en que su padre le otorgaría el placer de tomar el timón del barco, la chica morena retomó su puesto en la proa vigilando el horizonte, pero rápidamente se percató de algo en la distancia.

–Oh, miren –le dijo a sus padres señalando –. Es un barco.

–Es una fragata grande –comentó su madre secundándola –, tal vez navío berserker.

Heather tomó el catalejo para asegurarse de ello. Aunque Quiet Place estaba en paz con los berserkers era mejor evitar cualquier encuentro con ellos. Pero aquel barco en la distancia no pertenecía a los alocados vikingos de la isla vecina.

–Esa no parece ser la cresta berserker… –dijo la chica al no ver el representativo skrill en la vela del barco.

La cresta indicaba que se trataba de otro tipo de problema…

–Y vienen en nuestra dirección –Heather aún alcanzó a escuchar en sus recuerdos la voz de su padre, pero pronto fue superada por un escándalo en el exterior de su celda.

–Otra vez, Bucket –se quejo el vikingo que vigilaba la pequeña prisión hooligan –. Es una prisionera, no una mascota para que alimentes.

La chica había perdido la noción del tiempo dentro de la reducida celda donde la habían aprisionado. Los hooligan rara vez solían usar su calabozo y generalmente era ocupados por sus propios miembros después de una riña o si se encontraban alcoholizados o era algún miembro de la familia Thorston, por lo cual no se mantenían en optimas condiciones y pero eran lo bastante limpias para resultar cómodas. Con un tazón de leche de yak tibio, fácilmente se podía confundir con alguna posada.

Pero la chica nunca podría haber encontrado tal comodidad, su cabeza constantemente divagaba y su corazón sufría por la misma razón: sus padres. Ambos aún se encontraban cautivos por Alvin en su isla y ante su fracaso, era muy probable que el bandido cumpliera con su amenaza.

Heather se culpaba por todo: por el peligro que corrían sus padres, por sus acciones contra los hooligans, por la traición a Hiccup y sus amigos, por tener el don de Loki que solo le había traído penurias.

Tenía que hacer algo… tenía que remediarlo… tenía que salvar a sus padres. Cueste lo que cueste.

–Es el refrigerio de la mitad de la mañana –escuchó a continuación decir al despistado y bonachón Bucket –. Todos disfrutamos de pan de cangrejo como refrigerio de la mañana.

–No es un lujo para los traidores –comentó el otro con desgana –. Maldita sea, Bucket no pongas esa cara –se quejo de inmediato, antes de maldecir –: Me lleva Loki. ¡Pero ni se te ocurra hablar con ella! No te vaya a engañar con su lengua de serpiente.

Esa era la oportunidad que necesitaba Heather, la necesaria para poder escapar. Por suerte para ella, los hooligans no fueron los suficientemente cautos o eran muy confiados, que cometieron el error de encerrarla sin atarle las manos. Lo que le permitió a Heather escalar por la reja de su celda con rapidez hasta los tablones superiores sueltos del techo; donde pudo colgarse y esconderse casi como un simio en la esquina superior.

La chica solo necesitaba que sus carceleros no demoraran mucho, ya que no sabía cuánto podía aguantar estar en aquella posición.

En cuestión de segundos Bucket llegó frente a su celda buscándola con la mirada.

–Ehhh… –musitó éste confundido al no encontrarla – aquí no hay nadie.

–¿Cómo que no hay nadie? –bramó el guardia de las celdas adentrándose en la prisión. Al igual que Bucket buscó a la prisionera con la mirada a través de los barrotes. Sorprendidos de no encontrarla, ambos vikingos abrieron la reja y se adentraron en ella –. ¿Cómo rayos…?

Aprovechando esa oportunidad, Heather se lanzó por la puerta abierta y cerrándola rápidamente una vez del otro lado. Tuvo mucha suerte que el guardia dejara las llaves en la cerradura.

–Lo siento mucho –dijo ella girando la llave en la cerrojo, antes de arrojarlas al otro lado de la cárcel –. Pero no puedo quedarme. Gracias por la comida, Bucket –agregó de último antes de salir corriendo de ahí.

Si tenía un poco más de suerte podría salvar a sus padres antes de que fuera muy tarde.

–¡Regresa aquí pequeña embustera! –le gritó el guardia atrapado a través de la reja.

–¿Pan de cangrejo? –le ofreció con calma Bucket a éste sin más remedio.

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Los jinetes de dragón restantes se habían reunido en la soledad del centro de la aldea. Todos los guerreros y aquellos que estaban dispuestos a luchar, se habían marchado en los barcos de la armada en dirección de la isla outcast. Nuevamente, la isla había quedado a cargo de los más jóvenes, pero con la gran diferencia que no estaba Hiccup para dirigirlos y su ausencia resultaba muy tangible.

–¿Cuánto tiempo habrá que esperar? –comentó Ruffnut por quinta vez mientras sacudía su rodilla en frustración.

–No lo sabemos –contestó Fishlegs en lo que se comía las uñas –. El jefe Stock no dijo mucho al respecto.

Snotlout soltó un resoplido y pateó un par de rocas en el suelo.

El infortunio se había apoderado de los jinetes de dragón y la ausencia de su líder lo volvía aún más difícil. No solo se encontraban preocupados por la seguridad de Hiccup y Honey, sino de lo mal que podría terminar el plan de Astrid y la batalla de la que no podrían regresar sus padres y familiares. Pero lo peor de todo, le habían ordenado permanecer en tierra, sin poder hacer nada al respecto.

Su pesar era tan fuerte, que sus dragones que esperaban junto con ellos demostraban las mismas manías ante la ansiedad. Hookfang expulsaba humo por sus fosas nasales, Meatloug comía sin parar los guijarros en el suelo y Barf y Belch se mordían el uno al otro.

–Espero que no tarden mucho en destruir a los outcast –soltó Ruff tratando más de conversarse a sí misma que a los demás.

–Si el Tuffnut estuviera ahí, ya estarían de regreso –dijo su hermano con seguridad–. Por lo que el Tuffnut no estaría allí en primer lugar, pero entonces no estarían de regreso y el Tuff tendría que nuevo… –masculló confundiéndose con su charadas.

–¡Ya quieren callarse! –gritó Snotlout provocando un leve espasmo en sus amigos y dragones. El joven moreno se ganó la mirada incrédula de todos a su alrededor, lo que hizo que ocultara pronto su rostro por vergüenza.

–Parece que alguien está más nervioso de lo dice –murmuró Tuff.

–No estoy nervioso… –objetó Snotlout señalando con un dedo acusador al gemelo rubio –solo… solo frustrado por perdernos una gran batalla –agregó de ultimó cruzando decididamente sus brazos sobre su pecho.

Pero no importaba a quien deseaba engañar, su preocupación se notaba, así como en el resto de los jinetes.

–¿Creen que Astrid engañe a los outcast? –dijo la gemela rubia.

–Eso espero, Ruff –respondió Fishlegs.

–Pues no estaríamos preguntándonos eso si no hubieran permitido ir con la armada–agregó Snotlout con el ceño fruncido.

–El jefe fue muy firme con…

–¡Al carajo con Stoick!

Efectivamente, el jefe Stoick les había prohibido a los jóvenes jinetes acompañarlos a la batalla, desde su punto de vista ya había perdido a sus hijos y arriesgaba a la hija de otro, no pondrían en riesgo a más chicos, en especial si Alvin estaba involucrado en el asunto.

–No es esa… –dijo repentinamente Ruff señalando el cielo –. ¿Stormfly?

Y la chicha no estaba equivocada. Cuando el resto de los jinete volvieron su miradas hacía el punto señalado, efectivamente vieron a la dragona azul surcando el cielo en dirección de altamar.

Los demás dragones la llamaron con sonidos guturales desde sus gargantas, pero está continuó alejándose.

–¿Acaso ha escapado? –preguntó Fishlegs confundido con tal comportamiento –. O ¿Va a buscar a Astrid?

–Yo creo que Astrid vino por ella –comentó Tuff para sorpresa de sus amigos.

–¿Qué?

–Es que iba montada sobre su lomo –explicó –. Astrid… disfrazada de Heather.

Los demás jinetes lo miraron estupefactos.

–¿Cómo carajos sabes eso? –preguntó Snotlout.

–El Tuff tiene buena vista a distancia–continuó el gemelo rubio encogiendo los hombros –. El Tuff vio a Heather montada en el lomo de Stormfly, pero como Heather está encerrada, esa debe ser Astrid disfrazada de Heather.

Los demás chicos se miraron entre ellos quedándoles claro que acababa de suceder. Sin decir palabra alguna, Fishlegs, Snotlout y Ruff, saltaron sobre sus dragones de inmediatos listos para seguir a Stormfly.

–Esperen… –exclamó Tuff teniendo una idea –. ¿Y si en realidad no era Astrid disfrazada de Heather, sino Heather que ha logrado escapar?

–Ven acá genio –fue lo único que respondió su hermana gemela en lo que Barf tomaba a Tuff de la túnica para acomodarlo sobre de su cuello.

Los tres dragones emprendieron el vuelo en dirección de la isla de los outcasts.


Hola de nuevo.

Sé que no es un gran capítulo pero aquí es donde se van conectando las acciones de los diferentes personajes para el gran final de la aventura.

Saludos.