Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
… y te sacarán los ojos (parte 9)
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La brisa marina elevó fácilmente por el cielo azul a Stormfly y a la joven llevaba sobre su lomo. El mar debajo de ellas se encontraba picado, como un terrible presagió de una futura tormenta; pero no había mayor tempestad como la que azotaba dentro del corazón de Heather.
La joven chica sufría por la culpa, el miedo y la duda del éxito de sus propias acciones, pero aún así trataba de mantenerse en calma, no sucumbir al llanto, ya que no le serviría de nada desmoronarse si era su objetivo recatar a sus padres de las garras de Alvin. Ya después de ello se preocuparía de la condenación de su traicionera alma.
–Ya casi llegamos –se repetía una y otra vez para armarse de valor en lo que la isla de los bandidos era más fácil de contemplar en el horizonte –. Lo hace bien, nena –agregó dándole una palmada a Stormfly en el cuello –, pero hay que tener cuidado que no nos vean.
Entrar por sorpresa al reino de los bandidos rechazados no sería sencillo, pero era la mejor opción que tenía Heather. Al menos todo iba acorde al plan hasta el momento. Así lo pensó la chica.
De repente, un rugido sobrepasó al estruendo del mar agitado y atronador. Algún llamado de una bestia que suplicaba por ayuda a alguno de sus pares, incluso… a una dragona azul que sobrevolaba cerca de la isla.
–¡Wow! –exclamó Heather en lo que Stormfly viró de improvisto –. ¡¿Qué pasa?! ¡Tranquila! ¡Tranquila, Stormfly! –la llamó en un intento de calmarla, pero la dragona revoloteó sus alas con intensidad.
Apenas la joven comenzaba a lamentarse mentalmente el no haber aprendido más sobre los deadly nadders, cuando repentinamente y sin aviso, la dragona se lanzó en picada hacia uno de los acantilados de la isla outcast.
–¡DETENTE! ¡NOS VAMOS A ESTRELLAR! – gritó la chica morena sujetándose con fuerza a la silla de montar –. ¡AAAHHHHHH!
Esa dragona la iba a matar, de eso estaba segura. Eso si no caía en el frio mar. De cualquier forma, estaba perdida.
Pero un instante antes de colisionar contra la maciza pared de roca del acantilado, Stormfly extendió rápidamente sus alas, causando una reducción intensa de velocidad que casi hacen a Heather caer de la silla. La dragona extendió hacia adelante sus larga garras posteriores y aterrizó fuertemente contra las rocas de la escarpa, provocando otra terrible sacudida a su tripulante.
Había sido una suerte que hasta ese momento que Heather hubiera conseguido mantenerse sobre el lomo de la dragona, pero eso no iba a durar por mucho. Casi inmediatamente después del para nada suave aterrizaje, Stormfly sacudió su cuerpo haciendo que la chica sobre su lomo fuera arrojada sobre su cabeza y lanzada contra las rocas del acantilado, justamente como lo había hecho cuando Astrid la detuvo en su primer escape. Por desgracia, la morena no era tan diestra como la rubia para evitar ser arrojada hacia adelante.
Todo fue tan rápido y repentino que Heather solo alcanzó a gritar antes de que su espalda chocara contra una superficie dura de piedra al aterrizar sobre ella. El impacto fue tal que le costó uno segundos percatarse que se había adentrado en una gruta en la roca que daba a una caverna contigua.
La chica corrió con la suerte de no golpearse la cabeza, por lo que pronto pudo recobrarse del fuerte impacto, pero al enfocar su vista se topó justamente con dos personas que no creía volver a ver.
–¡¿Hiccup?! ¡¿Honey?! –llamó a los gemelos Haddock que la contemplaban recostada en el dura superficie de roca de la caverna en la que yacía –. ¡¿Están aquí?!
Sí, estaban ahí. De alguna forma había escapado de su captores y ocultarse en aquella caverna. Sus expresiones denotaban claramente que el gusto de rencontrarse no era mutuo. Aún así, Hiccup le extendió la mano a Heather para ayudarla a ponerse de pie.
–Muchas gracias, yo… –comenzó a decir una vez de nuevo en sus dos pies, pero inmediatamente fue empujada por Honey con todas sus fuerzas, haciendo caer de nuevo al suelo.
La alegría ingenua e inicial que tuvo al ver a los dos gemelos, se extinguió rápidamente.
–Hiccup, Honey –dijo Heather alzando sus manos defensivamente – se que deben estar enojados conmigo, pero yo…
–¿Enojados? –masculló Honey mientras la fulminaba con la mirada –. ¡Enojados sería quedarnos cortos, Heather!
La morena inconscientemente se arrastró un poco hacia atrás, alejándose de ellos.
–¿Cómo pudiste traicionarnos? –le preguntó Hiicup con una mirada más decepcionada que la furiosa que tenía su hermana –. Confiábamos en ti.
–¡Lo siento mucho! –chilló la morena en lo que sus ojos comenzaban a humedecerse –. ¡Yo no quería! ¡Yo no soy así! ¡Pero Alvin me obligo!
Heather se levantó por su cuenta para enfrentar a los hermanos, que le resultaron mucho más intimidantes de lo que los recordaba. Se sentía tan amenazada que ni siquiera tuvo oportunidad de preguntarse a sí misma como habían logrado escapar.
–Aún si fuera cierto, tenías opción de negarte –le contradijo Honey dando un paso adelante.
–¡No podía! ¡Alvin tiene a mis padres!
–¿Alvin tiene a tus padres? –preguntó Hiccup avanzando por igual –. ¿No que estaban muertos? Porque, justamente no recuerdo haber visto algún otro prisionero en las celdas donde nos encerraron.
–Lo siento, mentí –Heather dio más pasos hacia atrás –. Yo necesitaba…
–No fue lo único que mentiste –la acusó la gemela pecosa dándole un empujón dejando a Heather contra la abertura en la roca por la que había entrado –. Por lo que nos explicó Savage, el mentir se te da muy bien con tu lengua de serpiente.
–Hiccup, Honey, les juro que no estoy mintiendo ahora –imploró la chica acorralada, pero la respuesta a sus suplicas fue un gruñido por parte de la Stormfly del otro lado de la entrada a la caverna, que la obligó a dar un respingo. Estaba atrapada, acorralada sin salida –. ¡Estoy aquí para salvar a mis padres! –soltó lastimeramente al recuperarse.
Pero sus palabras no parecían impresionar a los hermanos Haddock, que parecían juzgarla en silencio y tramar terribles castigos en su mente. O al menos así sentía la pobre de Heather ante su propio sentimiento de culpa.
–¿Cómo pudiste llegar aquí con Stormfly? –le preguntó sorpresivamente Hiccup, tomándola por sorpresa –. ¿Acaso Astrid te dejo montarla?
Por instinto, Heather pensó en una mentira. Pero cuando sus labios se separaron para hablar, ninguna palabra surgió de su boca. Aunque a final de cuantas no hubiera importado mucho que pudo haber dicho, ya que rápidamente Hiccup, agregó:
–Lo dudo –dijo con una frialdad muy poco común en él –. Y eso lo sé porque Astrid te detesta. Ella me estuvo advirtiendo constantemente que había algo mal contigo, pero yo no le hice caso. Yo quería darte el beneficio de la duda.
–Hiccup, yo… lo siento… –suplicó Heather cerca del llanto.
La chica morena extendió la mano en señal de perdón.
–¡No! –soltó Hiccup alejándola –. Nos engañaste y traicionaste, a quienes te dimos una mano y te abrimos nuestro hogar; nos engatusaste con tus palabras… me hiciste pelear con una persona que amo. Y luego nos entregaste a nuestro mayor enemigo para que hiciera lo que quisiera con nosotros. "Lo siento" no es suficiente, Heather.
–Yo…
Las lágrimas comenzaron a caer sin control por las mejillas de la joven. Heather en todo momento se sintió terrible con sus acciones, pero enfrentar las consecuencias de sus actos, era mucho peor de lo que se imaginaba. En cierta forma se había mentido a si misma de que hacía lo necesario para salvar a sus padres, pero en cambio los había decepcionado… y así misma.
–Y si de verdad tenías problemas, pudiste decirnos y nosotros te hubiéramos ayudado –Hiccup soltó la última puñalada con gran tristeza desatando el llanto en Heather.
La joven traidora no pudo más y cayó de rodillas.
–De verdad… –dijo entre lágrimas – lo siento tanto.
Los gemelos Haddock intercambiaron miradas, pero Heather estaba cegada por sus lágrimas como para percatarse con que sentimiento lo habían hecho.
–Ya fue suficiente por el momento –comentó Honey con un tono diferente en su voz –. Podrás seguir pidiendo disculpas después que salgamos de aquí.
Hiccup tomó a Heather del antebrazo y la ayudó en ponerse en pie, a pesar de los temblores que se apoderaron del cuerpo de la joven. Honey en cambio, pasó a ambos en lo que se dirigió directo hacia Stormfly. La dragona azul que continuaba aferrada con sus garras en el acantilado, bajo obedientemente la cabeza para dejarla montar sobre su lomo. La facilidad con la que lo hizo, dejo claro a Heather que había algo entre los jinetes y dragones que no había comprendido aún.
Qué ingenia había sido el pensar que con solo leer un par de líneas en un libro podría saber cómo realmente manejar a un dragón.
–¿Qué esperas? ¿Una invitación? –le soltó la gemela pecosa retomando su tono acido en su voz –. Tú vendrás con nosotros hasta que logremos rescatar a nuestros dragones.
Heather vio sobre su hombro a Hiccup cerrando su camino. Sin más opciones, la chica morena le devolvió una mira insegura a la deadly nadder.
–No sé… si ella aún me quiere encima.
–Si hubieras hecho el entrenamiento sabrías que los nadders son muy leales –le comentó Hiccup detrás de ella recordándole justamente las palabras de Astrid–, si ella te trajo hasta aquí es porque Astrid también está cerca ¿verdad?
–¿Cómo lo sabes? –Heather se volvió sorprendida hacia él.
–Los nadder son rastreadores… –en cambio fue Honey quien respondió – y como Hiccup ya lo dijo, leales… a diferencia de ti.
Definitivamente había subestimado a los dragones y sus jinetes. Su compresión de los unos a los otros era mucho más complicada de simplemente amo y sirviente. Heather creyó que había logrado controlar a Stormfly para hacer lo que quería, pero en realidad la dragona estuvo buscando a su jinete todo el tiempo.
Y ahora estaba segura que el llamado de ayuda que había escuchado, no había provino de otro dragón.
–¿Dónde está Astrid? –le preguntó de repente Hiccup sacándola de sus pensamientos.
–En alguna parte de la isla… –respondió Heather – vino a buscarlos, haciéndose pasar por mí.
–Necesitara nuestra ayuda.
–Ahora sube –le ordenó Honey.
A pesar de sus dudas, Heather logró montar sobre Stormfly con facilidad justo delante de Honey, pero estaba segura que se debía a la presencia de los otros dos jinetes. Por último, Hiccup montó delante de ellas después de guardarse un par de artículos de la caverna en los bolsillos de su piel de oso.
Ya con los tres jóvenes sobre su espalda, la dragona volvió a emprender vuelo en búsqueda de su jinete.
Hola de nuevo.
Empezamos un nuevo año y espero que disfruten el capítulo.
Abrazos.
