Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.
No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
DRAGONS: A Twins Story
… y te sacarán los ojos (parte 11)
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La tarde había caído sobre la arena de entrenamiento de los bandidos outcast, cubriendo la piedra de un triste gris con tono rojizos y sombras. Una luz casi perfecta para completar la batalla entre el líder de los bandidos, Alvin the Treacherous, y la joven doncella guerra de Berk, Astrid. Los espectadores y secuaces del outcast rodeaban la arena en lo que vitoreaban burlas y palabras altisonantes a la chica rubia.
Astrid no se dejo amedrentar.
Rotó un par de veces el hacha en sus manos, deseando que fuera la suya en lo que trataba planificar una estrategia de combate contra el bandido. Alvin era vikingo de gran tamaño y fuerza, además de ser muy diestro en el combate. La joven rubia tenía muy presente su último enfrentamiento contra él, pero tampoco debía de olvidar que outcast era precisamente un embustero. Haría trampa para ganar.
Astrid debía ser astuta, ágil y estar enfocada si deseaba superar a Alvin en su propio juego, ya que derrotarlo sería casi imposible.
Pero de algo estaba segura, daría un gran espectáculo que mantendría la atención de todos los bandidos en ella, que ni siquiera el vigía se percataría de la armada de Berk acercarse por las aguas. Astrid solo necesitaba algo de tiempo y un plan para pedir ayuda.
Una sonrisa maliciosa se dibujó en los labios de Alvin invitando a Astrid a dar el primer golpe. Y así fue.
La rubia se lanzó directamente contra el bandido con fuerza haciendo predecibles cada uno de sus movimientos.
–¿Qué? ¿Eso es todo? –se burló Alvin al bloquear cada uno de los ataques de la chica con gran facilidad.
Pero esa había sido su intención desde el principio.
–Menos charla… –dijo ella liberando su hacha y girando para dar un repentino ataque por la derecha –. ¡Y más pelea!
Con agilidad, Astrid lanzó dos golpes a cada costado de Alvin, que este muy apenas logró bloquear a tiempo. Y antes de que pudiera responder un tercero, la chica aprovechó un movimiento en falso del bandido, para acertarle una buena patada en la rodilla que lo hizo tambalear un poco. Ante su tamaño y peso, las piernas resultaban ser el punto más débil de vikingo.
–Has mejorado desde nuestro último encuentro, niña –la alabó Alvin recobrando la compostura. El resto de los bandidos que observaban el espectáculo, abuchearon a la joven rubia en venganza.
–No sabía que podías hacer cumplidos –fue el turno de Astrid de sonreír maliciosamente, en lo caminaba alrededor del bandido como si de una presa se tratase.
–Solo cuando le veo una ventaja –volvió a sonreír Alvin como si guardara algún secreto malicioso –. Será bueno tenerte bajo control como tus amigos y Heather.
–¡Ni en tus sueños! –bramó Astrid antes de arrojarle su hacha al bandido, la cual Alvin rechazó con un movimiento de su propia arma. El hacha rebotó en dirección de la rubia que la atrapó con destreza para lanzar otro golpe.
Con sus movimientos rápidos, la doncella guerrera arrojó el filo de su arma contra el bandido una y otra vez, pero por igual, Alvin logró bloquear cada uno de ellos. Así fue hasta que Astrid dio un movimiento en falso que su contrincante aprovechó para sujetarla de la trenza de su cabellera y arrojarla contra el suelo. Solo los reflejos rápidos de la chica fueron los únicos que la salvaron de terminar bajo la bota de Alvin.
Los bandidos gritaban con más intensidad emocionados con el combate, la mayoría ellos burlándose de la joven rubia y el resto animando a su líder. Solo los padres de Heather eran los únicos apoyándola con gritos que eran opacados por la multitud.
–¡Lucha! ¡Pelea! ¡Resístete! –gruñía Alvin en brama mientras contra-atacaba cada uno de los movimientos de Astrid –. ¡Me encanta ver como mi oponente pierde la esperanza poco a poco!
–¿E-estás… tan seguro… de ti mismo? –se le dificultó a la chica hablar mientras esquivaba o bloqueaba los atraques de su oponente –. ¿Crees que podrás derrotarme? –le preguntó una vez que alcanzó dar un brinco hacia atrás y obtener un poco de espacio.
–Puedo decir lo mismo de ti –se burló Alvin pavoneándose ante ella.
Astrid trató de aprovechar el despliegue de Alvin y golpearlo en la parte detrás de la pierna, pero este esperaba tal movimiento y la esquivó con gran facilidad.
–Te venceré –le aseguró la chica guerrera dando unos pasos de nuevo hacia atrás –. Salvaré a Hiccup y Honey… ¡y usaré ese dragón para quemar toda tu isla! –gruñó con fuerza señalando al nightmare detrás de ella que contemplaba la batalla igual de entretenido que el resto de los espectadores.
–Esa si es una amenaza –respondió Alvin muy contento –. Me encanta –fue el turno de él para atacar. Con un poderoso arremate arrastró los pies de Astrid unos metros detrás de ella, en lo que la chica ponía todo su empeño de contener su ataque –. Dime, niña –Astrid pudo sentir el aliento apestoso de Alvin contra su nariz cuando quedaron cara a cara al chocar sus hachas –. ¿Cómo piensas lograrlo desde la prisión que compartirás con tus amigos?
El bandido le demostró a Astrid su verdadera fuerza dándole un tremendo empujón que la hizo deslizarse varios metros por el suelo de piedra de la arena. Esta rápidamente se reincorporó justo a tiempo para defenderse de los golpes que le lanzó Alvin.
–El único que usara un dragón para hacer arder la tierra… ¡seré yo! –vociferaba él entre carajadas –. Cuando Hiccup me entrene mi nuevo ejército de dragones…
–¡Estas demente si crees que Hiccup aceptará…! –intentó decir Astrid hasta que fue alcanzada por Alvin, quien bloqueó su hacha de un solo movimiento y logró dejarla desprotegida para sujetarla del cuello.
–Tendrá que hacerlo si no quiere que algo horrible le pase a su hermanita o… a su noviecita –dijo el bandido disfrutando del momento –. Je je je. ¿Creías que no me había enterado? –agregó en lo que suavemente comenzó apretar con sus rechonchos dedos el cuello de la chica –. Hay mucho que sé de ustedes, de Berk, más de lo que se imaginan.
A pesar de comenzar ver estrellas y se le cortaba la respiración, la rubia logró pensar por un instante en que las palabras de Alvin hacían referencia a un espía, alguien más aparte de Heather, que constantemente le entregaba información al bandido. Era un pensamiento terrible de contemplar mientras se perdía el conocimiento; saber que entre tus seres queridos y amigos hay un traidor listo para traicionarlos a todos.
Astrid debía luchar… tenía que hacerlo… había demasiadas cosas en juego.
Con todas sus fuerzas, la chica levantó su hacha hacia la mano de Alvin logrando que este la retirara antes de que la hoja cortar su piel. Los espectadores gimieron decepcionados.
La joven doncella guerrera intentó de nuevo hacer espacio entre ella y su contrincante, en lo que ella se llevaba su mano a su garganta magullada y trataba de recuperar la respiración.
–¿Dónde quedo tu seguridad? ¿Tu altanería? ¿No que ibas a detenerme y salvar a tus amigos? –se burló de nuevo Alvin de ella, obteniendo carcajadas por parte de sus seguidores.
–Maldito hijo de…
–Na-ah –negó el bandido con el dedo –. Cuidado con esa lengüita, que los padres de Heather estar escuchando. ¿O acaso es la forma en que tu padre te enseñó a hablar? Espera, tú no lo tienes.
Astrid gruñó… como un animal furioso.
–Mucho mejor –dijo el bandido satisfecho con su reacción.
Copiando su movimiento, Alvin arrojó su hacha contra Astrid, quien logró bloquearla y lanzarla lejos, dejándola a la merced de los puños de Alvin. El bandido le propinó uno directo a su pómulo derecho que casi la derriba.
–Tu padre y tu tío eran fuertes guerreros, que por desgracia nunca llegué a cruzar armas –decía el bandido en lo que soltaba uno y otro golpe, que Astrid trataba cubrirse con su hacha o sus brazos –. Creo que tendré que confórmame contigo, la ultima Hofferson que sabe blandir un hacha.
–¡Cállate! –rugió ella lanzándole un sorpresivo golpe con su hacha que alcanzó a rasgarle parte de un brazo y peto de su armadura de piel de dragón.
¡¿Cómo se atrevía?! ¡¿Como si quiera podía mencionar a su padre y tío con su sucia lengua?!
Alvin fue el que dio un paso hacia atrás en esa ocasión, pero fue con la intención de contemplarla. La chica respiraba agitadamente, apenas podía mantenerse de pie por el cansancio y su nariz sangraba por los golpes. Él en cambio, estaba cubierto por ligeros cortes, que si hubieran sido unos milímetros más profundos en su piel, se hubiera desangrado por las heridas.
–Aunque ahora que lo pienso, es mejor así –admitió Alvin satisfecho –. Prefiero que mi oponente sea alguien realmente bueno, no un par de perdedores que se dejaron matar.
Astrid echó más humos de su nariz que un nightmare al escuchar ese insultó a su familia.
–¡Aaaaarrrrggg! –rugió cargando con lo último que le quedaba de energía contra Alvin.
Sus armas chocaron una… dos… tres veces más hasta que finalmente Alvin desarmó a Astrid y la derribó de un solo empujón con el hombro. La chica rubia cayó exhausta en el suelo duro de piedra con la respiración entre cortada y cuerpo molido.
–Esto fue divertido, lo admito –dijo bandido arronjando ambas hachas a sus lados –. Pero ha llegado momento de que conozcas tu lugar.
El líder de los outcast dio unos pasos hacia adelante con intención de apresar a la chica, cuando uno de sus subordinados se aproximó a la reja de la arena corriendo y casi sin aliento.
–¡Alvin! ¡Alvin! –lo llamó una y otra vez.
Savage que retenía a los padres de Heather junto a la puerta de la arena, lo detuvo de un solo empujón.
–¡¿Qué?! –gritó Alvin frustrado desde el interior de la arena –. ¡Arruinas mi victoria!
–Los… los prisioneros… escaparon.
–¡¿Qué?!
Las palabras del bandido sacaron del estupor de la batalla al resto de los outcast. En lo que muchos se preguntaron ¿Cómo era posible? Otros sospecharon rápidamente que la chica había sido una distracción. Pero el vigía, que finalmente se digno a mirar sobre hombro, se dio cuenta de la cercanía de los navíos provenientes de Berk cercas de las costas de la isla.
–Espera… –musitó tomando su catalejo –. ¿Qué es…?... ¡Una armada! ¡Barcos a la vista! –llamó en alarma a todos los bandidos presentes en la arena.
Al escuchar el llamado de sus hombres, Alvin pronto ató los cabos sueltos. Debió haber sospechado más de la joven rubia que había llegado supuestamente sola y disfrazada a salvar a sus amigos.
–¡Tú! –gruñó furioso tomando de nuevo su hacha en lo que caminaba en dirección de la joven derribada en el suelo –. ¡Fuiste una distracción!
El bandido levantó su hacha sobre su cabeza en furia, pero antes de que si tan siquiera lograra bajarla, fue despedazada por una bola de plasma. Alvin no llegó a gritar ante el dolor de las quemaduras y astillas de sus manos, cuando el nightfury negro como la noche saltó frente a él, siendo un escudo protector para Astrid.
–¡Dragones! –gritaron outcasts una y otra vez, en lo que más bestias escamosas y sus jinetes se unían al dragón de ébano a la batalla.
Hola de nuevo.
Espero que disfruten el capítulo.
Abrazos.
