Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon) está basada en la serie de libros de mismo nombre de la autora británica Cressida Cowell, y realizada por Dreamworks Animation.

No poseo ningún derecho sobre los personajes y detalles originales de HTTYD.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


DRAGONS: A Twins Story

El gélido calvario de una doncella irascible (Parte 11)

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Chilblain era una de las islas del archipiélago vikingo que se encontraba más al norte que ninguna otra, siendo la frontera con las tierras congeladas y salvajes del norte. Sus habitantes eran pocos, por lo cual no formaban una verdadera tribu vikinga como el resto de los poblados en el archipiélago, pero su ubicación tan aislada los protegía de invasiones, y sus duras condiciones los volvían dependientes a obtener sus recursos con otras tribus, volviéndoles en excelentes consumidores.

Esas difíciles condiciones de vida dejaban en claro que los habitantes de Chilblain eran los vikingos más resistentes de todo el Wilder West. Aquellos que deseaban prepararse en tales nefastas condiciones o aprender sus conocimientos de sobrevivencia, llegaban a visitar en algún momento aquella isla olvidada en el norte.

Ese había sido el caso de la familia de Gobber durante su juventud. Su padre había decidido en preparar a su muchacho para los retos del mundo barbárico con un viaje en familia a diferentes islas del archipiélago, especialmente después de una escabullida que había tenido el joven vikingo con sus amigos a la isla de los Lavaluts.

Y Chilblain había sido sin duda, parte del recorrido planeado por el padre de Gobber en su intento de mostrarle a su hijo las técnicas de sobrevivencia vikinga. El ahora herrero manco, recordaba la larga temporada que habían pasado en aquellas tierras frías y la terrible situación de la que había tenido que huir.

Después de tantos años, Gobber no esperaba volver poner su pie en aquel territorio helado y enfrentar la dura decisión que había dejado atrás.

–Stoick –llamó a su buen amigo una vez que el gran navío insignia de la armada de Berk estaba cerca de atracar en la costa de aquella isla de su pasado –. Necesito pedirte un favor.

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–¿Qué?

–Ya me escuchaste, Hiccup.

Una vez que el Pingüino peregrino había alcanzado las costas de la isla de Chilblain, Stoick enfrentó a su tripulación con una dura petición: todos debía permanecer en el barco, mientras él y Gobber solicitaban la ayuda de su colega líder Hagan "The Frostbeard".

Los miembros de la guardia de Berk rápidamente protestaron ante el riesgo innecesario que podía correr su líder ante aquella decisión, pero eran los jóvenes jinetes de dragones lo que más rezongaron.

–jefe, con todo respeto –dijo Astrid controlando su voz –, pero ¿cómo carajos vamos a salvar a Stormfly si permanecemos en el barco?

Sus palabras fueron apoyadas por los murmullos de sus compañeros jinetes y leves rugidos de las bestias escamosas aladas.

–Aún estamos lejos de las tierras del norte –explicó Stoick calma entendiendo la reacción de su gente –. Debemos pasar aguas congeladas antes de si quieras acercarnos. Y Chilblain se encuentra entre nosotros y el norte.

–¿Pero...? –rápidamente saltó Hiccup a protestar, pero fue detenido en seco por la mano de su padre.

–Necesitamos su guía y su permiso por sus aguas si queremos seguir adelante –insistió Stoick con firmeza callando así toda protesta –. Y dudo que Hagan nos acepte tan fácilmente si llegamos montados en dragones.

Todas las miradas giraron a las bestias escupe fuego, que trataron de mostrarse dóciles ante una posible acusación.

–Eso… tal vez es un buen punto –soltó Hiccup dándole la razón, ganándose una mirada de pocos amigos por parte de Astrid.

–Gobber y yo iremos a hablar con su líder –explicó el jefe ajustando su grueso cinturón y la piel de oso que colgaba de sus hombros –. Y lo haremos solos –agregó de ultimo lanzándole una mirada a su propio dragón.

Thornado entendió la orden de inmediato, lanzándose por la proa y sumergiendo en las congeladas aguas del norte.

Sin más que agregar, Stoick le dio una palmada en el hombro a su buen amigo y comenzaron el lento descenso por la plancha.

–¡Jefe! –lo llamó Lydia en un fútil intento de hacerlo recapacitar.

–¡Papá! –insistió por igual Honey, dejando en claro la preocupación reflejarse en su rostro. Rompiendo levemente la dura coraza del líder vikingo –. ¿Y no es más riesgoso que vayan solos?

–Probablemente –respondió él con una mirada compasiva –. Pero nos da mayores posibilidades de convérselos.

–O morir en el intento –comentó secamente Tuffnut, ganándose un rotundo codazo en las costillas.

–Estaremos bien –insistió Stoick dando un último vistazo a la cubierta de su navío, y a su familia, amigos y gente que lo esperaban en ella –. No bajen del barco, oculten a los dragones de la cubierta y mantengan las velas izadas. Por si acaso.

Y sin más, tanto el jefe vikingo como su buen amigo y herrero, bajaron del barco posando sus botas lanudas en la húmeda y fría arena de la costa de Chilblain.

–Gracias, amigo –le dijo Gobber en voz baja, en lo que ambos tomaron el camino directo entre la nieve al pequeño poblado que se observaba a escasa distancia.

–Agradéceme de verdad cuando salgamos vivos de ésta.

Su proximidad a la aldea no pasó desapercibida. Pronto comenzaron a escuchar el bullicio y escándalo que venía consigo después de un cuerno de alarma. Alarma que sin duda habían hecho sonar desde que las velas de su barco se contemplaron a la distancia.

A pesar de ello, Stoick y Gobber continuaron su marcha por la profunda nieve que invadía los leves surcos en la tierra que marcaban el camino. Con cada paso que daban, sus manos aferraban con más fuerzas sus armas que colgaban en sus cinturas.

–¡Alto ahí! –una voz les ordenó una vez que estaban a escasa distancia de la primera construcción de la aldea. En cuestión de segundos fueron rodeados por barbudos y ceñudos vikingos que le impidieron el paso hacia el resto de la aldea.

–¡Soy Stoick, "The Vast" de Berk! ¡Me encuentro aquí para hablar con su líder! –dijo con calma Stoick levantando una mano en señal de paz –. De jefe a jefe.

–¿Es así? –dijo una voz ronca sobre el resonar del fuerte viento helado –. Dime, Stoick "The Vast"

Entre los guerreros vikingos sobresalió una figura vikinga, más grande y más robusta de todas, con una pesada melena y barba anaranjada que cubría un rostro curtido por lo años duros de Chilblain.

–Hagan "Frostbeard" –lo saludó Stoick.

–¿Qué te trae a mi congelada isla? –agregó Hagan indicando a Gobber con su espada – Y… ¿Con este traidor?

–Es un gusto verte de nuevo Hagan –lo saludó éste con calma.

–No estamos aquí para recordar desentendidos del pasado… –dijo Stoick.

–Tal vez mi memoria está muy fresca en esos recuerdos para abandonarlos.

El ambiente ya por sí tenso, empeoró con aquellas palabras secas y llenas de rencor del líder de la isla.

–Necesitamos un pase seguro a las tierras del norte… –trató de seguir Stoick.

–Y yo también quiero un paso directo a su garganta –pero fue interrumpido por Hagan.

Los guerreros de Chilblain se agitaron en emoción ante las palabras de su líder.

–Directo como siempre, Hagan –comentó Gobber sin dejarse intimidar.

–Gobber, no es el momento –le susurró su amigo aún lado de él.

–¡No! –bramó Hagan dando un paso hacia adelante y siendo imitado por sus hombres –. Es el momento perfecto para finalmente quedar a mano.

–Tel vez tienes razón –respondió Gobber aceptando su suerte, en lo blandía su mazo en lugar de garfio. Stoick por igual desenvainó su afilada hacha listo para pelear.

Las cosas no resultaron justo como las esperaba.

Pero en lo que fieros guerreros vikingos se miraban los unos a otro como lobos hambrientos sobre un pedazo de carroña, listos para lanzarse a una batalla sin sentido cargada con testosterona, una tercera voz retumbo en los alrededores:

–¡Alto!

Todos se volvieron a la fuente de la voz, parando en seco sus acciones, solo para encontrarse a una mujer alta, de espalda ancha y cabellera naranja trenzada ondear al viento.

–¡Smolder!

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Smolder, la única hija de Hagan "The Frostbeard" llegó a justo a tiempo para calmar los ánimos de los guerreros y su padre siempre hambriento por batalla. Una hermosa mujer, pero al igual que todos en Chilblain, curtida en una guerrera y sobreviviente por la dura vida de las tierras heladas, pero más inteligente y cauta para elegir sus batallas que la mayoría.

Como pelear con su antiguo prometido y su mejor amigo.

Sabiendo que era ella la única debilidad de su padre, logró convencerlo de permitirle hablar en privando con el herrero de Berk, quien no le quedo de otra que aceptar regañadientes.

–Gracias por recibirnos, Smolder – le dijo Gobber una vez que la puerta de la casa elegida para su conversación privada se cerró detrás de ellos.

–No agradezcas tan pronto –le respondió ella con una engañosa sonrisa –. Porque aún puedo cumplir con los deseos que mi padre tiene hacía ti – agregó a su amenaza pasando su dedo por su cuello, pero una risita la delató por completo.

–Oh ¿A quién quieres engañar? –comentó Gobber sin inmutarse en lo más mínimo –. Tú nunca fuiste así –aseguró mientras tomaba con calma asiento a la mesa de madera de roble en el centro de la habitación.

Smolder lo miró con incredulidad por uno breves segundo, antes de soltar una sonora carcajada en lo que tomaba por igual asiento a la mesa.

–Eso es lo que más odie de todo –confesó ella con calma recargando su barbilla sobre la palma de su mano –. Que en realidad me has conocido mejor que nadie.

La relación entre Gobber "The Belch" y Smolder de Chilblian había sido corta, arreglada y una gran farsa. Desde que sus padres lo planearon, ambos sabían que un matrimonio para ambos sería su ruina, pero eran jóvenes y las costumbres de aquella isla dictaban muy distante de lo que se acostumbraba en Berk. Además, los padres de Gobber confundieron su amistad con Smolder como interés romántico, después que su hijo recuperara su animo con la compañía de la vikinga.

Gobber en ese tiempo estaba pasando por un bache en su amistad con su mejor amigo de toda la vida, y la soledad del viaje que planearon sus padres no le había ayudado como esperaban. Smolder, con su actitud tranquila y jovial, había resultado como una ventisca fresca a las intervenciones de sus padres, a la soledad de su vida y la culpa de su conciencia.

Y Smolder, como una verdadera hija de Freya, fue la persona que justamente necesitaba en esos momentos. Aparte de su buen amigo Stoick, había sido Smolder la única persona con la que él se había abierto en muchos aspectos de su vida.

Le había dolido terriblemente abandonarla como lo hizo.

–Me imagino que esta es la parte que me disculpó – dijo Gobber con una mirada lastimosa.

–Podrías intentarlo.

–Smolder –comenzó él casi tragando saliva. Habían pasado tantos años y había imaginado en múltiples escenarios ese momento, pero una vez que había llegado, le fue difícil a las palabras salir de su boca –, sé que todos esperaban algo diferente de mí y te fallé terriblemente al no advertirte antes que sucediera. Pero debes saber que nunca quise hacerte daño, y creo que el irme como lo hice, fue la mejor forma de evitarte mucho sufrimiento.

La vikinga del otro lado de la mesa lo escuchó con calma, aunque su rostro se mostró imperturbable, sin agresión o alivio reflejado en él. Se tomó su tiempo antes de responder a la disculpa de Gobber, que éste no pudo evitar comenzar retorcerse en su asiento.

–No –dijo finalmente ella con calma –. Lo intentaste, pero no funcionó –agregó provocando un brinco de sorpresa en hooligan –. Eso debe ser porque te perdoné hace mucho tiempo.

–¿Eh?

–No te lo voy a negar Gobber que estuve herida por mucho tiempo –respondió Smolder –, y no por lo que pensaron todos. Yo también te conocía bien, y sabía perfectamente porque huiste del compromiso y lo entendía. Pero me lastimó que te fueras como lo hiciste; era tu amiga y mínimo necesitaba una advertencia.

–Y aún eres mi amiga –le aseguró Gobber tomando su mano.

–¿Lo soy? No hubo ni una palabra en años.

–Nunca dejaste de serlo. Pero no sabía si seguía siendo tu amigo.

–Bueno, debo reconocer –admitió ella –, que después que destruí varias cosas con mi mazo, fue cuando volví a pensar en ti como un amigo.

Ambos rieron juntos como en los viejos tiempos.


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Hola a todos.

Como ya lo hice costumbre me tardé más de lo planeado en este capítulo, pero finalmente aquí esta. Espero que lo disfruten.

Si no lo saben, Chilblain, Hagan y Smolder son personajes de los comics.

Si se lo preguntan, Smolder conocía las preferencias de Gobber y porque "nunca se casó". El viaje de la familia de Gobber fue después de que Stoick, Alvin y él abandonaron al primer pretendiente de Valka en la isla Lavaluts a su suerte.

Un abrazo a todos.