Hijo de la Luna

Capitulo 11

El escape

La joven pelinegra de ojos amatista miraba nostálgica la profundidad del mar de Santorini frente a sus ojos; durante la noche había tomado el primer vuelo fuera de Tokio junto a Hotaru y había pasado un par de días volando de un sitio otro para perder su rastro y que el poder de la familia Chiba y el de su padre no la alcanzaran.

- Oka- San…- la llamó la niña con voz dulce

- Hotaru ¿estás bien?

- tuve una pesadilla, Otou-San estaba llorando por nosotras…

- Hotaru…

- Otou-San está triste por nosotras, Oka- San…él está desesperado por vernos, yo también quiero verlo

- Hotaru, hablaremos de esto porque eres una niña inteligente ¿recuerdas esos sueños horribles que tuviste últimamente?

- si, eran horribles, daban miedo pero no los he tenido desde…

- que salimos de Tokio. Lo sé, pequeña…

- ¿por eso nos fuimos de casa?

- Hotaru, eres una niña valiente y debes prometer que este será nuestro secreto

- Si, Oka-San.

- te prometo que estaremos bien, pequeña…lo prometo- abraza la pelinegra a la niña

- sé que todo estará bien, me lo dijo mi amigo

- ¿tu amigo?

- Helios, él dice que todo saldrá bien y que no deberías llorar tanto, Oka-San ¿tú lloras? Él dijo que lo hacías

- creo que tu amigo está un poco confundido, pequeña. Pero también creo que todo estará bien al final

- ¿nos quedaremos a vivir aquí?

- No, pero si estaremos un tiempo aquí en lo que decido a donde iremos

- no me molestaría quedarme aquí

- lo pensaré, pequeña. ¿quieres ir a la playa? Haremos castillos de arena. Ve por tu salvavidas

- ¡si!

Tokio:

El alto pelinegro de ojos azules se encontraba dando vueltas en la sala de la imponente Villa Hino, el hombre de cabello cano, estaba sentado en un sillón observando a su yerno en silencio. El abuelo del joven estaba ahí y solo veía su rostro preocupado sin atreverse a decir nada.

- Lamento que tuvieran que gastar su tiempo en este viaje innecesario, hijo- se escucha la voz del senador Hino- hoy igual que ayer no tengo noticas de mi hija o de mi nieta.

- ella tuvo que haber ido a algún lado, no pudo haber desaparecido así como así

- muchacho, he movido todos mis contactos pero ella se ha esforzado bastante en esconderse

- eso es verdad, Hijo. mi equipo de investigación no han dado con ellas tampoco- apoya el abuelo Chiba al padre de Rei.

- necesito encontrarlas, siento que me estoy volviendo loco

- Darien, quizás si regresas a Paris y te ocupas en tu trabajo

- no volveré a París hasta que mi esposa y mi hija aparezcan.

- debes continuar con tu vida

- ¡mi vida son ellas!

-Senador…- interrumpe uno de sus sirvientes- le han traído estos papeles, parecen ser importantes.

El senador abrió el sobre y entregó los papeles a su yerno en silencio sin poder evitar soltar una maldición al aire.

- Me está pidiendo el divorcio, Reiko se va sin decir nada y luego de semanas sin saber de ella lo único que puede decir es que quiere el divorcio. Necesito hablar con ella, por favor, contáctela

- El sobre no tiene remitente, te puedo asegurar que ella no quiere ser encontrada y aun si lo rastreara se que ella ha borrado sus huellas.

- Hijo, has memoria ¿qué pudiste hacerle a Rei que se molestara tanto contigo?

- Estábamos bien, abuelo. Antes de que ella me dejara estábamos planeando un futuro juntos, no discutimos. Ella estaba feliz…

- Es muy extraño que Rei hiciera algo así, ella debió tener sus motivos. Es una mujer lógica

- Rei no se comportaría de ese modo…-apoya el abuelo de Darien

- a menos que tuviera una idea…

El pelinegro se pone pensativo y sale corriendo de la casa de su suegro sin decir nada, quizás hay alguien que puede sacarlo de su duda.

- tardaste en venir, le avisaré a Serena que estás aquí

- quiero hablar contigo, Luna.

- bien…adelante- comenta la gata negra a las puertas de la casa Tsukino-habla

- tuviste algo que ver con la desaparición de mi esposa y mi hija.

- ella me pidió ayuda, me dijo que no la buscaras

- sabía que tenía que ver contigo

- Escucha, Darien. No soy su enemiga, pero es verdad que ustedes tienen que estar separados por el bienestar de su hija. Si ustedes siguen juntos el destino de su hija será morir. No habrá forma de evitar que su destino sea fatal , Rei podrá amarte pero ama más a su hija y no la pondrá en riesgo por nada.

- ella luchará por nuestra vida juntos, me lo prometió

- ¿ya te envió los papeles del divorcio?

- Estaba presionada y me dirás cómo podemos evitar que mi hija esté en riesgo.

- ¿quieres saber cómo? Cásate con Serena. Solo la heredera del cristal de plata podrá luchar contra los futuros enemigos, solo la heredera de la tierra y la luna lo hará.

- debe haber otro modo, moriré por ella si es necesario.

- justo eso es lo que la hizo salir corriendo. Ella no va a volver a contactarte hasta que le des el divorcio y te cases con Serena.

- no. No lo haré, amo a mi esposa y a mi familia. No voy a cambiarlas por nada

- Entonces empieza a ver las fotos viejas porque no vas a volver a verlas nunca.

- ¿quieres apostar? Mírame….

El pelinegro se alejó sin observar a la gata que sonreía silenciosamente desde el jardín, sabía que tarde o temprano Darien accedería a casarse con Serena y olvidarse del error que había cometido: Rei.

La joven pelinegra se había decidido por mudarse a Florencia. No podía volver a París y tampoco quedarse en Tokio, siempre había querido conocer Florencia

- Oka San, mi habitación es hermosa. Gracias- se emociona la pequeña niña de ojos amatista

- La terminaremos de decorar a tu gusto, Hotaru, pero quería que para ti fuera un lindo lugar.

- la adoro, el departamento también es bonito

- Estaremos bien aquí, pequeña. Te lo prometo

- Oka San… extraño a Otou San

- necesitamos tiempo, Hotaru. Sé que lo extrañas, pero te prometo que lo volverás a ver

- ¿volveremos a vivir juntos?

- ¿recuerdas que hablamos de eso?

- si…

- pero él nunca dejará de amarte, ni yo.

- Entiendo, Oka San… las pesadillas pueden darnos miedo a todos. Pero estaremos bien

- si, lo estaremos, pequeña. ¿sabes? En la universidad hay una guardería maravillosa para los hijos de los trabajadores. Tienen muchos cuentos y juguetes.

- ¿iremos pronto?

- Muy pronto, ahora compremos algo para cenar

- ¡si!

- ve por tu chaqueta e iremos a un buen lugar para comer.

La joven de ojos amatista observó a su hija correr hacia el corredor y sonrió, su vida había cambiado en un par de semanas pero al menos tenía a Hotaru con ella.

- Las cosas no están funcionando, Rei

- Luna ¿en serio has venido a encontrarme hasta aquí? Hablamos de que nos dejarías en paz

- No está funcionando, Darien se niega a casarse con Serena y sigue buscándote hasta por debajo de la tierra

- somos un matrimonio. Tenemos una hija, ¿esperabas lo contrario?

- El tiempo no se detiene y el peligro se avecina, no estas ayudando a proteger a tu hija.

- me alejé y dejé el camino libre, no me pidas que me acerque a él para obligarlo a nada, si Darien y yo volvemos a encontrarnos no te aseguro ser tan fuerte como la última vez, quizás lo pierdas todo.

- lo sé, solo necesito algo tuyo para asegurarme de que mi plan funcione

- ¿qué?

- tu sangre…

Detrás de la gata negra apareció una figura oscura que empuñaba un cuchillo, Rei intentó alejarse, pero aquella figura hecha de obscuridad no era algo humano y fue más rápido que la guerrera de fuego y la empujó contra la pared, la figura humanoide que carecía de rostro acercó el puñal al abdomen de la pelinegra y esta por instinto pateó a aquella figura para alejarle pero un movimiento rápido de este y un fuerte impacto en el pecho la hizo paralizarse, la sangre comenzó a brotar.

- con esto será suficiente. Gracias por tu aportación, Rei. No es mi intención que mueras…pero no puedo negar el que tu muerte facilitaría mi trabajo…dejemos que el destino decida pero… si quieres no complicar las cosas y poner en riesgo la vida de tu hija solo desaparece de la vida de los futuros reyes.

La gata indicó a la figura humanoide que le siguiera, esta llevó consigo el puñal y un camino de sangre señaló la ventana por la que la gata y aquella sombra habían desaparecido, la niña llegó cortiendo y se quedó paralizada al ver a su madre sentada en el suelo intentando detener con sus manos la sangre que brotaba de la herida a mayor velocidad de lo que ella quisiera.

- Hotaru…saca mi celular del bolso…debes ayudar a mami…no te asustes…todo estará bien…

Cuando Hotaru creció aquellos eventos los recordaba de forma borrosa, recordaba que su padre aun antes de aprender a leer la había enseñado a marcar los teléfonos de emergencia, los celulares de ambos estaban identificados con imágenes para facilitarle las cosas, Rei siempre dijo que eso era algo exagerado, pero Hotaru se habría sentido aun más culpable de aquel accidente si no hubiera podido hacer aquella llamada, aunque el daño era grave y como recordaba que dijeron los médicos en aquella ocasión "solo un milagro podría salvarla" y como Hotaru lo comprobó a muy temprana edad, los milagros no abundaban en su familia…

El tiempo en el que Rei perdiera la conciencia antes de desangrarse y el momento en el que despertó cubierta de tubos, mangueras y monitoreada por más aparatos de los que podía contar estaba borroso y era difícil de recordar.

- has despertado, hija…

- Otou San ¿qué haces aquí?

- Me llamaron de la embajada, localizaron tus datos y descubrieron que eras mi hija. Afortunadamente pensaron en localizarme y pude venir inmediatamente.

- Hotaru…

- traje a mi escolta y está con ellos, fueron a llevarla a comer algo, despreocúpate, ella está bien.

La joven Pelinegra hizo un gesto de dolor y su padre detuvo las manos de la pelinegra para evitar que se hiciera daño

- tranquila, hija. los médicos dijeron que estarás bien, tuviste una cirugía muy delicada, una trabajadora social cuidó de Hotaru.

- Gran Kami…

- casi mueres en la cirugía, hija… ¿en qué estabas pensando al alejarte de tu familia de ese modo?

- No puedo contarte mucho, Otou San… pero necesitaba hacerlo

- Generalmente eres una joven prudente que toma sus decisiones luego de pensarlas mucho.

- Es verdad...lo hice. No me preguntes, Otou San, pero esto debe ser así.

- bien…no hables, hija. Llamaré a Darien para que no se preocupe y…

- no, Otou San, no lo llames

- Reiko. Me dijeron que lo tuyo no fue un accidente, alguien te atacó en tu departamento y lo hizo con toda la intención de matarte. ¿tuvo Darien algo que ver con todo eso?

- Otou San. Darien nunca me lastimaría, ni a Hotaru.

- corregiré mi pregunta: ¿fue Darien la causa por la que te atacaron? ¿por eso escapaste?

- Si….No fue por mi, Otou San…No me asustaría que algo me pasara, pero Hotaru…

- lo resolveré, hija. No te preocupes, todo estará bien. Solo prométeme una cosa

Rei lo miró intrigada

- te apoyaré en lo que tu decidas pero no vuelvas a marcharte sin decir nada, recibir esa llamada fue lo más aterrador que he vivido jamás.

- no lo haré, Otou San… lo prometo.

- duerme un poco, pequeña. Lo resolveremos

El senador Hino esperó a que su hija se quedara dormido y salió de la habitación para hacer un par de llamadas. No mintió al decir que fue aterrador recibir aquella llamada diciendo que su hija agonizaba en un hospital italiano lejos de él y toda su familia, pero estaba seguro de que encontraría la manera de mantenerlas a salvo de cualquier peligro.

El joven pelinegro de ojos azules se encontraba en la vieja cafetería crown, bebía una taza de café mientras intentaba buscar algo en su computadora.

- te traje un emparedado de salmón, amigo. ¿estas bien?

- Andrew, no tengo hambre

- prácticamente no has comido nada desde que Rei se fue, me preocupas, amigo.

- Quiero encontrarlas, extraño a mi familia, no es hambre lo que tengo

- necesitarás estar vivo para poder volver a verlas. Anda, come algo…

- un amigo de mi abuelo se dedica a encontrar personas perdidas, prometió darme noticias en cuanto supiera algo, a ellas no se las pudo tragar la tierra. Sé que pronto las encontraré.

- no te ha llamado para nada

- no. No sé si ir a París o quedarme aquí, ella podría estar en cualquier sitio. En cualquier lugar del mundo.

- Debes seguir tu vida, cuando ella no quiere ser encontrada simplemente no hay poder humano que consiga sacarla de su escondite.

- tienes razón, volveré a casa, sé que aquí mi abuelo hará lo imposible aquí por encontrarlas.

- amigo, ¿has hablado con Serena?

- no, no desde su…incidente

- quizás ella tiene algo que ver con esto, tal vez Serena habló con ella antes de partir

- ¿lo crees?

- tu mujer es bastante peculiar, amigo. No lo dudaría ni un poco.

- tienes razón, Andrew- sonríe el pelinegro tomando el emparedado y envolviéndolo en una servilleta- me llevaré esto para el camino ¡gracias!

Andrew sonrió al ver alejarse a su amigo. Si Rei supiera lo trastornado que puede llegar a ponerse el sereno médico con su ausencia, seguramente se habría pensado dos veces la idea de marcharse de su lado, aun así era optimista y creía ciegamente que todo se arreglaría.

Un ramo de rosas rojas y una caja de chocolates acompañaban al pelinegro de ojos azules cuando fue a visitar a Serena al hospital, era lo único que había encontrado en la tienda del hospital.

- ¿en verdad me trajiste rosas rojas, Darien? ¿no crees que es una burla?- se enoja la muchacha rubia

- no tienen ninguna doble o mala intención, Serena. Me sentí muy preocupado cuando supe lo que te ocurrió.

- eso se llama culpa, querido. Aun así creí que no te sentirías.

- Lo nuestro no funcionó, pero nunca he dejado de apreciarte

- No puedo creerlo, ¿hiciste notas para decir tantas mentiras? Te casaste con mi mejor amiga, no estaba tan equivocada con mis sospechas.

- no, no lo estabas… veías más allá de lo que yo podía darme cuenta y lo lamento.

- ¿lamentas amarla?

- lamento haberte lastimado, nunca quise herirte. Amo a mi esposa, Y justo ahora se ha ido, Estoy desesperado, Serena ¿sabes algo de ella?

-¿ Tu esposa te dijo que discutimos? ¿te dijo que no quiero volver a verla ni a ella ni a ti?

- lamento haberte molestado.

- Darien

- ¿si?

- Aunque ahora siento mucho coraje por ambos….espero que la encuentres

- gracias…

En los siguientes días Darien no pudo encontrar pista alguna de Rei, decidió volver a París para buscar alguna pista de su mujer, pero solo se topó con que los papeles de la universidad de Rei habían sido retirados de allí y en el departamento un par de cosas de su esposa y de Hotaru también faltaban, algo allí le decía que ella no volvería a aquel departamento y así como lo hizo su mujer; él decidió hacer lo mismo y marcharse de París solo con lo más elemental y una disculpa en su trabajo para marcharse de aquel lugar ya que París tuvo un color gris demasiado insoportable luego de que su mujer le abandonara, el aire era demasiado pesado y él no podía seguir respirando en un lugar lleno de la ausencia de su familia.

Pocos días después de volver a Tokio Darien consiguió trabajo en el mismo hospital donde Serena aun seguía internada, no estaba listo para trabajar en los Hospitales Chiba y deseaba seguir por su lado antes de formar parte del imperio de su familia. La rubia aun permanecía internada solo que en el pabellón psiquiátrico debido a su intento de suicidio. Poco o nada habían llegado a encontrarse y el joven doctor evitaba lo más posible hacerlo, un extraño sentimiento se clavaba en lo más profundo de su estómago cuando veía a la muchacha de coletas rubias.

Luego de un turno de veinte horas y exhausto, el joven médico volvió a su departamento sin ninguna otra intención que dormir un poco pero se encontró con la noticia de que el portero le dijo que su esposa acababa de estar allí.

El pelinegro no terminó de escuchar la explicación y corrió escaleras arriba, el departamento estaba impregnado con el aroma del perfume de su esposa, incienso y fresas llenaba el lugar pero no había rastro alguno de nadie, la única huella era que faltaba algo de ropa de Rei, su chaqueta verde, aquella que tenían a par desde hacía muchísimos años y un par de juguetes de Hotaru. Darien corrió escaleras abajo para buscarla, pudo alcanzar a ver la perfecta silueta de sirena de su esposa, esa que reconocería a kilómetros ensartada en su saco verde, justo ese que faltaba en la habitación. gritó con todas sus fuerzas, pero la muchacha no se detuvo y continuó caminando con demasiada velocidad pero él la había estado buscando por semanas enteras, la buscaría hasta el fin del mundo y consiguió llegar a un par de pasos de ella que se detuvo cuando se topó con un hombre alto y rubio de barba que sonrió al verla, la joven le sonrió de lado y él no tuvo duda de que se trataba de su mujer, esos ojos no los tenía nadie más, nada lo prepararía para lo que vio ante sus ojos, su hermosa Hōbijin enredó sus brazos al cuello del alto rubio y se paró de puntitas, él aprisionó su cintura contra su pecho y la levantó del suelo para darle a sus labios un profundo y apasionado beso, luego le abrió la puerta de un coche deportivo plateado y la ayudó a subir, ambos se alejaron entre risas, ajenos a la mirada del joven médico que estaba paralizado y cuando recuperó sus movimientos aquel coche se había marchado con la mujer que acababa de romperle el corazón.

Darien regresó a casa y al abrir la puerta de su departamento se encontró con un sobre amarillo que contenía un par de fotografías, era su amada Rei a través de los cristales de alguna ventana que no pudo reconocer, el mismo rubio que acababa de ver con ella la acompañaba y la sujetaba, ella estaba en ropa interior al igual que él, el rubio la abrazaba contra su torso desnudo y tenía una de sus manos sobre el trasero de su esposa, la sangre le ardió y sintió el fuego salir de su boca, tomó las llaves de su coche y se dirigió a una dirección que conocía de sobra.

- señor Chiba, el senador Hino está ocupado, no puede recibirle.

- ¿le ha dicho que soy yo?

- lo hecho, señor. Ella está ocupada.

- bien, lo esperaré.

- tantos años de estar casado con mi hija te han servido para aprender algo de ella. Lástima que sea su terquedad, Darien

- Senador

- ¿qué ocurre, muchacho? Estaba en una conferencia con unas personas importantes

- He venido a firmar los papeles de divorcio, senador.

- pero hace un par de semanas fuiste muy directo diciendo que no firmarías nada.

- cambié de opinión, por favor…los papeles- pide el de ojos azules intentando mantener la compostura, Takahashi hace la señal a su asistente para que le lleve los papeles.

- me parece extraño tu cambio de opinión, muchacho.

- Senador…me parece imposible de creer que usted no tenga contacto alguno con Reiko. Dígale que estoy de acuerdo con ella, nos divorciaremos y no volveremos a vernos. No pediré nada salvo tener a mi hija.

- No te quedarás con la custodia de mi nieta, eres un peligro para ella.

-ella puede largarse de mi vida pero no puede sacar a mi hija de ella.

- Estoy de acuerdo, aunque ni muerto dejaré que mi nieta viva solo contigo. Negociaré con mi hija algún arreglo para que puedas ver a Hotaru, quizás venir en las vacaciones, pero nada más.

- es mi hija.

- y también mi nieta. Crecerá como una Hino

- Ni siquiera se les ocurra intentar cambiar su apellido. Quiero un divorcio rápido y pacífico pero si se meten con mi hija entonces me olvidaré de todo y usaré todos los medios que tenga a mi alcance para pelear por ella. Sé que el apellido Hino tiene peso en Japón, pero los Chiba podemos dar batalla. Sé que Reiko no quiere volver a verme, en eso estoy de acuerdo con ella pero mi hija es algo totalmente distinto.

- Negociaremos, muchacho, descuida. Encontraremos la forma de resolver todo esto.

El pelinegro tomó los papeles y firmó sin chistar.

- Dígale que para mi este matrimonio ha terminado y que no deseo volver a verla jamás, que puede seguir siendo la misma mujer egoísta que fue siempre.

- No te permito que te expreses así de mi hija, sobre todo cuando tu…

- ¿Cuándo yo? Da igual, nuestro matrimonio se fue al carajo ¿qué más da?

El senador Hino se quedó sorprendido de la actitud de su yerno que días atrás suplicaba por encontrar a su esposa e hija.

- Adiós, Senador. Mi abogado se comunicará con usted para resolver el tema de la custodia de mi hija.

El pelinegro se alejó sin esperar la respuesta del hombre mayor, estaba demasiado molesto para poder mirar atrás, demasiado furioso para poder pensar en algo más que la rabia que le quemaba las entrañas.

Darien se dirigió al hospital, sin nada más en la mente que ver a una persona en especial. Fue al piso de psiquiatría y se encontró con aquella rubia muchacha con la que años atrás estuviera a punto de casarse, estaba en su habitación sentada ante una pequeña maleta que observaba como si estuviera viendo un objeto desconocido.

- Darien ¿qué haces aquí?

- Hola…solo pensé en ti

- ¿has sabido algo de Rei?

- nada…parece como si se la hubiera tragado la tierra. He firmado los papeles del divorcio

- oh… debes sentirte terrible

- no más de lo que me he sentido últimamente- confiesa el muchacho con una amarga sonrisa

- ¿sabes? Hoy me dieron el alta en psiquiatría. Debo seguir tomando terapia pero puedo ir a casa ¿te gustaría ir a celebrar conmigo?

- Creo que soy la última persona con la que te gustaría celebrar

- no, no es así. Anda, creo que tú también necesitas distraerte un poco

El joven de ojos azules sonrió y ofreció su brazo a la joven rubia

- sería un honor invitarla a cenar, señorita.

- ¡si!- brinca emocionada la muchacha rubia

Darien tomó la maleta de la joven y la cargó para llevarla en su hombro. Serena se colgó del brazo de su ex prometido que intentaba sonreír y escuchar lo emocionada que estaba la joven de poder salir por fin a la realidad y olvidarse de que por dentro estaba destruido.

- ¿de verdad crees que era ella?

- si, conozco a Rei. La he recorrido de pies a cabeza durante años. Sé que era ella, Serena- Darien se apenó al ver la reacción de la rubia- lo lamento, que descortés. No debí decirlo

- descuida, lo comprendo. Ustedes tienen una historia, brindemos

- ¿brindar?

- estamos vivos. ¿ hay algo más importante?

- tienes razón, brindemos- apoyó el pelinegro bebiendo de un solo trago su copa. Estaba destrozado.

Cuando abrió los ojos percibió en el aire un aroma a nardos y entre sus brazos un cuerpo que reconoce ajeno a lo que él conoce, eso lo hace despertar de golpe.

- ¡gran kami! ¿Serena?

- mmhhmm ¿Darien?- al ser consciente de lo que pronuncian sus labios salta de la cama- ¿en verdad?

- ¿qué pasó anoche?

- creo que bebimos demasiado, yo no debí hacerlo, aun estoy tomando medicamentos controlados.

- me siento como un idiota, Serena, yo…

- escucha… esto es extraño, pero…creo que no es lo más extraño que nos ha pasado últimamente

- no debí sobrepasarme, yo…

- conociendo al Darien con el que salí… dudo que haya sido así ¿podemos solo olvidarlo?

- yo de verdad…

- solo seamos amigos, y prepárame el desayuno ¿quieres? estoy hambrienta…

- Claro que si. Descansa un poco y yo voy a preparar algo de comer.

El pelinegro se puso de pie y fue directo a la cocina, abrió la ventana para tomar un poco de aire "¿qué hice?" fue lo primero que pasó por su mente cuando un ruido a sus espaldas lo hizo salir de sus pensamientos.

- por fin hiciste lo correcto.

- Luna ¿Qué haces aquí?

- Solo he venido a prevenirte, cuida tus palabras con Serena.

- Serena sabe de Rei, sabe que es la mujer con la que me casé

- Ella no sabe de Hotaru

- No le ocultaré a mi hija.

- Uno de los muchos motivos para que Rei te dejara fue el hecho de que tu hija está en peligro de llevar sobre sus hombros la carga de hacer uso del poder de Sailor Saturn. ¿quieres protegerla? Oculta su origen de Serena.

- ¡no! Es mi hija, la amo. No la negaré como hija.

- la vida de tu hija está en riesgo, ¿averiguarás lo que puede ocurrir si Serena sabe la verdad?

- la sabrá de todos modos, mi hija no es un secreto. Mucha gente sabe que Rei yo somos sus padres

- Me he asegurado de que guarden silencio, ¿lo harás tú?

- Mi hija no saldrá de mi vida.

- ¿tu hija? ¿de qué hablas, Darien?

- De Hotaru, Serena. Darien habla de Hotaru, cuando ellos estuvieron casados adoptaron a Hotaru y para ellos Hotaru es su hija.

- Es un lindo gesto, Darien. Muy tierno, digno de ti.

- disfruta el desayuno, Serena. Debo irme, siéntete cómoda.

- Cla…cla…ro

El pelinegro se fue dejando a solas a la rubia con la gata de la calva de luna

- Luna…¿por qué Darien se porta tan extraño?

- escuché a Makoto decir que Rei le pidió el divorcio, él está muy afectado

- si, luce destrozado

- deberías estar cerca de él, podría necesitar consuelo

- Luna, no… Escucha, casi muero por actuar como lo hice, aun me duelen las muñecas y no me siento orgullosa por lo que pasó anoche, no pretendo hacer nada…

- claro…come algo de cereal, Serena. Tenemos cosas por hacer.

Serena observó a Luna intrigada, a veces sentía que esa gata obscura podía llegar a erizarle la piel. Pensar en ello no la ayudó a analizar lo que había ocurrido la noche anterior entre Darien y ella, para ser sincera tampoco quería meditarlo mucho, esa mañana sobre todo se sentía como si hubiera tomado una dosis muy fuerte de sus medicamentos...

¡Hola!

yo de nuevo aquí. tomé la decisión de subirles un capítulo nuevo cada que termine uno de los de mi reserva y ¿qué creen? justo acabo de terminar uno.

No prometo uniformidad pero si prometo constancia, sigo trabajando en esta historia que tantos años me ha llevado sacar del archivo, gracias a los que me han hecho el favor de seguirla desde un inicio, gracias a los que van llegando y gracias a los lectores silenciosos, prometo que mientras caiga un review al menos por capítulo yo les seguiré escribiendo por respeto a tí, lector que te tomas el tiempo a parar tus ojos en mi historia.

matona:

mil gracias por tus bellos reviews y por ponerte al dia con tu amiga la tesorería y leer todo lo que iba de esta historia casi de un jalón, advierto que cosas muy feas pasarán y muchas de esas son tus consejos malvados :p

lector silencioso:

gracias por llegar hasta aquí, espero continuar con tu presencia el resto de esta historia y sobre todo que me dejes saber mas de ti.

con cariño

La maga