Hijo de la luna
Capítulo 20
Las mentiras tienen piernas cortas
Templo Hikawa:
Aquella noche se encontraban en pijama los tres pelinegros que habitaban aquel sitio. Una caja de pizza con champiñones se encontraba en la mesa de la cocina, una copa de vino tinto en la mano de la madre y dos latas de soda en las de sus hijos.
-Oka san esta pizza es deliciosa- se emociona Raymond
-Si, sabía que les gustaría, es una suerte que el lugar siga en pie luego de tantos años.
-¿Ibas ahí con Otou San?- interroga Hotaru
-Fuimos cuando teníamos poco tiempo de novios. Luego volví yo sola con su tía Makoto un centenar de veces.
-Excelente descubrimiento.- aplaude el chico.
-Ray me dijo Sayuri cuando llegó a su casa que tu la llevaste al hospital. Está muy agradecida
-Solo quería que estuviera bien, actué por inercia.
-Eres un chico listo, Raymond. Estoy orgullosa, hermanito
-Gracias, era todo lo que podía hacer. Si hubieras sido tu hubieras podido auxiliarla.
-Quizás, pero necesitaba un médico y yo tampoco habría podido hacer mucho.
-¿En verdad?
-Si, Ray. Fuiste un buen chico. Actuante en frío y eso no es fácil cuando quien está herido es un ser querido- felicita la hermana mayor- ¿también quieres ser médico?
-No lo sé aún y tengo un poco de tiempo. Quizás me vaya por el lado político como Oka-san y Oji-San.
-Ray, no quiero que te veas presionado por eso. No importa si tu padre es médico y yo me fui por el lado de la política. Tu puedes ser lo que tu quieras
-¿Hubieras querido estudiar otra cosa?
-Justo hoy hablamos tu tía Makoto y yo de ello. En algún momento me gustó diseñar ropa, tu tía Makoto usó varios de mis modelos.
-¿Y por qué no seguiste? - se sorprende Hotaru
-Sentí un llamado por ese lado, se me daba bien. Mi abuelo había muerto recientemente así que nada me ataba a Tokio y se me presentó la oportunidad de ir a estudiar a París con una beca, así que no dudé en tomarla.
-¿Fue porque querías alejarte de Otou San?
-Él y yo ya no estábamos juntos en esas fechas, chicos.
-Pero fue por eso- se interesa Raymond
-En parte si… pero no fue la única cosa que me llevó a decidir eso.
-Claro- dicen al unísono sus dos hijos
-Chicos, mi vida no giraba en torno a su padre, yo tenía mis propias metas. Siempre las he tenido.
-Ay, Oka- san ¿Vas a decir que no te ponías nerviosa cuando veías a Otou San?-Se burla Raymond
-Ray, debiste ver cómo la ponía nerviosa cuando le hacía su sonrisa coqueta
-¡Oka San! ¿En serio? Otou San debió ser un seductor. Cómo me gustaría ser como él.- agrega el joven
-No lo fuí tanto como tu madre puede decirte- interviene una voz ajena a las tres de la conversación, Hotaru y su madre la reconocen de inmediato y Raymond sé queda extrañado mirando a la entrada de la cocina y topándose con un hombre con rasgos muy parecidos a los de él pero con ojos azules. Rei está de espaldas a la puerta y sigue sin moverse de su sitio, por primera vez en mucho tiempo está paralizada, sus hijos igual y es Hotaru la primera que rompe el silencio.
-Otou San ¿qué haces aquí?
El hombre de ojos azules entra a la cocina guiado casi como un imán hasta el muchacho que está sentado en silencio, pasa de largo por el costado de su ex esposa sin dirigirse a ella y al llegar a unos pasos del muchacho que se pone de pie sorprendido por aquella visita, el médico lo abraza y un par de lágrimas traicioneras caen por sus ojos sin que pueda o quiera evitarlo, cuando por fin logra separarse de aquel abrazo mira su rostro.
-Eres tal y como soñé que serías… tienes sus ojos, eres tan perfecto como tu hermana, hijo…
-Yo…- articula el muchachovolteando a ver a su madre y buscando en su rostro alguna respuesta sobre cómo reaccionar pero Rei está pálida y muda
-¿Sabes quién soy?- interroga el de ojos azules y el muchacho asiente
-Hotaru me enseñó una foto tuya.
-No sé qué estás pensando pero Raymond no es hijo tuyo y tu no tienes nada que hacer aquí, estas arruinando una cena familiar.-consigue por fin decir la madre de ambos muchachos.
-No te atrevas a siquiera intentar mentirme en esto, Reiko- gruñe entre dientes el alto hombre que por única ocasión tiene sus ojos clavados en unos orbes violeta pero no los de Rei- ¿qué edad tienes, hijo?
-Catorce, en un par de meses cumpliré quince
-Hotaru, hija. ¿Cuántos años tiene que nos separamos tu madre y yo?
-Quince años, Otou San.
-Raymond no es hijo tuyo y no tengo porqué darte explicaciones.
-Ay no…- susurra Hotaru
-¿Qué pasa?- se extraña el muchacho
-¿Recuerdas de las discusiones que te conté que tenían Oka san y Otou San en las que terminaban reconciliándose apasionadamente?
-Si…
-Esta es una de esas… creo que los dejaremos solos, tienen mucho de qué hablar- agrega la muchacha tirando del brazo a su hermano para sacarlo de la cocina
-¿es por que van a pelear?
-Claro que va a pelear pero lo que no vas a querer ver es cómo termina esa pelea, te voy a ahorrar años con la terapeuta.
-Hotaru- la interrumpe su padre- olvidaste tu celular en la universidad
-Ah, gracias Otou San- dice ella tomando su móvil de la mano de su padre- nos llevamos la pizza. Vámonos Raymond.
Cuando los jóvenes salieron de la cocina y se quedaron completamente solos un silencio que podía cortarse con cuchillo se sentía en la cocina. Era cierto que la energía podía sentirse entre ambos pero no parecía que esa discusión fuera a terminar bien.
-¿Me quieres decir qué demonios haces aquí?- empieza la pelinegra. No eres bienvenido en Hikawa y no quiero tenerte cerca. Creí que te lo había dejado bien claro cuando me divorcié de ti.
-¿y tú quieres decirme en qué demonios estabas pensando al ocultarme a Hotaru todos estos años y no decirme que tenemos otro hijo? Ni siquiera terminamos la primer discusión en Okinawa cuando desapareciste como la cobarde que eres.
-¿Yo cobarde?- gruñe ella- no tienes ni idea,Darien de todo lo que he tenido que hacer y soportar sola, sin ti, así que no vengas a hablarme de cobardías cuando lo primero que hiciste luego de divorciarnos fue casarte con Serena.
-¡era lo que tú querías al largarte!
-¡y tú me hiciste caso! ¡Claro, el señor víctima!
-¿Sabes, qué, Reiko? Yo ya no voy a discutir sobre nosotros porque "nosotros " ya no existe, hace mucho lo mataste.
-¡excelente, entonces sal de aquí!
-De lo que voy a discutir contigo y no me importa todo lo que tenga que hacer es sobre nuestros hijos.
-Nuestra hija, a Raymond no lo metas porque él no es tu hijo ni tu asunto.
-¿Ah si? ¿Entonces de quién lo es?
-Fue una aventura, Darien. La verdad me sentí culpable por engañarte y preferí divorciarme de ti. Ya no te amaba y esa aventura solo me lo confirmó.
Los Ojos azules del pelinegro se inyectaron de sangre y sus puños se cerraron tanto que sus manos comenzarona cambiar de color. Él comenzó a respirar profundo para calmarse, pero no estaba funcionando del todo.
-No estamos hablando del motivo por el que Tú elegisteser una cobarde y dejarme como un imbécil sin darme una respuesta. Estamos hablando de Nuestros hijos.
-tu hija y mis hijos.
El pelinegro sonrió divertido al ver a su ex esposa intentando negar algo que a los ojos de cualquiera era evidente.
-Bueno, supongo que no tendrías ningún problema con hacerle una prueba de ADN a Raymond para comprobar lo evidente ¿verdad?
Ella se quedó callada un segundo, para él fue divertido ver la reacción de ella. Sabía cuando le mentía y sabía que mentía con respecto a la paternidad de su hijo y aunque lo molestaba bastante solo al oir mencionar la parte de la aventura sabía que le había mentido.
-lo supuse- se divierte el médico tomando el celular de su ex esposa y se marca a sí mismo- ya te había dado mi tarjeta pero no me llamaste. Llámame o yo te llamaré.
-No te voy a contestar
-entonces vendré a Hikawa. ¿Quieres probar que tan persistente puedo llegar a ser?
-No lo fuiste hace quince años.
No querías que lo fuera
-no lo quiero ahora tampoco. Nada ha cambiado para mi.- dice segura la ex sacerdotisa y una media sonrisa se aparece en el rostro del médico, ambos se miran retándose con la mirada, él estrella sus labios en los de ella y aunque ella se resisten en el primer segundo, comienzan a derretirse un segundo después y ceden al candente deseo de él respondiendo con el mismo ímpetu.
-si, nada ha cambiado…- sonríe él acariciando la mejilla sonrosada de la mujer entre sus brazos y un fuerte golpe de la rodilla de ella entre las piernas de él hace que se quede mudo y caiga de rodillas.
-Cuando te recuperes quiero que te vayas de Hikawa y no te atrevas a volver a besarme- amenaza la pelinegra.
El hombre de ojos azules no puede decir palabra alguna pero a pesar de ello una sonrisa se encuentra entre sus labios al comprobar lo que ya sospechaba y confirma una vez más que valió la pena aquel golpe con tal de haber vuelto a probar aquellos labios embriagadores…
Habitación de Hotaru Chiba
La muchacha de ojos amatista come su pizza con la ventana entreabierta para poder ver hacia la cocina, Raymond la observa intrigado.
-¿Por qué salimos de la cocina si de todos modos los ibas a espiar?
- porque si no nos vamos no iban a discutir cómodamente
- ¿querías que discutieran?
- no, pero ellos lo necesitaban. Estaban muy tensos
- ¿discutir no los pondrás tensos?
- ay Ray, Ray… ya los conocerás. Calla, Oka san salió- los muchachos ven a la mujer de cabellos negros enfundada en su pijama salir de la cocina dando un fuerte jalón a la puerta de madera y caminar a su habitación
- ¿dónde está Otou San?- interroga el joven a su hermana- ¿lo mató?
-...
- ¡Hotaru!
- no creo, Raymond. Calla, sigamos observando
Un par de preocupantes minutos después salió el padre de los jóvenes en posición encorvada y visiblemente pálido. Si, Rei definitivamente tenía una mano muy pesada.
Lucerna Suiza:
La mujer de cabellos rubios se estaba terminando de arreglar ante el espejo, había pasado varios días en desintoxicación y no había sido algo lindo. Ahora por fin luego de varios días podía reconocer a una mujer frente al espejo y no a un remedo de ser humano. Agradeció estar en una clínica privada donde la trataron de la mejor forma posible tomando en cuenta lo terrible de su malestar previo; había podido comer su desayuno luego de bastante tiempo sin poder retener nada en el estómago y haber tenido un suero en su brazo, ahora parecía que todo eso había quedado atrás, ahora por fin asistiría a su primer terapia.
Salió de la habitación enfundada en un vestido rosa con margaritas blancas y caminó acompañada de la enfermera hasta el consultorio del doctor Herman Weber. La enfermera tocó y una voz profunda confirmó la entrada. Serena entró y se sentó en la silla ante el escritorio, de este se giró la silla del médico mostrando a un hombre de mediana edad, cabellos plateados y uno de sus ojos amatista, el otro, junto con la mitad de su rostro parecía haberse derretido como una vela, no fue un secreto para el médico la reacción de repudio de la mujer.
-No se asuste, esto no es contagioso. Lamento si le doy asco…
-No…no es eso, es solo que… Me sorprendí, lo lamento… fuí muy desconsiderada.
-Descuide, estoy acostumbrado a esas reacciones en las personas Y no estamos aquí para hablar de mi rostro, señora Chiba.- dice el hombre de cabellos plateados mientras lee el expediente de la mujer
-Si…
-Intento de suicidio…
-No intenté suicidarme, es solo que…bebí demasiado y perdí la cuenta de cuantos antidepresivos tomé.
-¿Mezcla a menudo antidepresivos con alcohol?
-Algunas veces… a la semana.
-Supe que fue muy dura su desintoxicación.
-Lo fue, pero ahora estoy bien- sonríe Serena. - ¿cuándo puedo volver a casa?
-Lamento decirle que apenas estamos comenzando
-¿Qué? Pero ya estoy desintoxicada.
-Intentó suicidarse y no ha querido participar en ninguna terapia grupal.
-No voy a contar mis problemas ante un grupo de locos.
-Aquí no hay locos, señora Chiba
-Puede…¿puede solo llamarme Serena?
-¿Su apellido de casada le causa molestias?
Ahora todo me causa molestias.
-¿Quiere hablar de ello?
-Doctor Weber… quisiera irme, no me siento bien
-Serena, si no habla de lo que la molesta no podrá sanar.
-En verdad no me siento bien…
-No tome pretextos, su salud- el enunciado no pudo terminar ya que fue interrumpido por el vómito de la mujer rubia de largas coletas, definitivamente no mentía…
Residencia Chiba, Tokio:
Aquella mañana el médico se encontraba preparando el desayuno cuando su hija apareció vestida con su uniforme.
-Papá ¿qué haces aquí?
-Te preparo el desayuno, me dice el personal que no has desayunado esta semana.
-Es que estoy a dieta, en el verano gané un par de libras y deseo bajarlas .
-Entonces les pediré que te preparen algo rico y nutritivo de desayunar, pero no debes saltarte comidas, Rini.
-Si, papá
-Vamos, come algo. Hace mucho que no desayunamos juntos.
-¿No deberías estar en el hospital ya?
-Avisé que llegaría un poco más tarde. Necesito hablar contigo
-¿Pasa algo con mamá?
-Ella está bien. Se está desintoxicando y tomará algo de tiempo
-¿Entonces?
-¿Podrías sentarte un minuto?
-Claro… estás muy serio papá
-¿Tu madre te contó alguna vez que estuve casado antes de casarme con ella?
-Si, me dijo que tuviste otra esposa y que te abandonó yéndose lejos. Dijo otras cosas pero..
-No hablamos mucho del tema, tu madre estuvo lejos esos años en los que yo estuve casado pero…tienes dos hermanos
-¿En verdad? Pero… ¿cómo?
-Tu hermana tiene dieciocho años y tu hermano tiene tu edad
-¿Qué?
-No lo sabía y seguramente Rei tampoco lo sabía cuando se fue. Lo conocí anoche
-¿Ellos están en Japón? Increíble, luego de tantos años
-La verdad yo también estoy sorprendido. No quise mentirte y quise que lo supieras.
-Siempre quise tener hermanos, papá es una gran noticia
-¿En verdad te alegras?
-Si, es una gran noticia ¿cuándo los conoceré?
-Aun necesito arreglar muchas cosas con ellos, pero supongo que podemos organizar algo para que se conozcan.
-Si, me encanta la idea. Entonces tengo un hermano y una hermana.
-Si
-Y tu ex y tú…
-Es complicado, Rini.
-Creo que también debería conocerla
-¿En verdad?
-Papá ya pasaron esos tiempos en los que las familias disfuncionales pelean unas con otras.
-Me alegra mucho que reacciones así, pensé que…
-Haría una pataleta. Creo que esto si puedo entenderlo y me da gusto que te abras con un tema que fue tabú tantos años. ¿Me das la tarjeta de crédito? Me gustaría comprarle un regalo a mis hermanos y algo lindo para usar cuando los conozca.
-Claro, ten.
-Me voy al colegio. No olvides decirle a la cocinera que haga comida light.
-Se lo diré antes de irme. Gracias por ser tan comprensiva, hija.
-Te quiero, papá- besa la muchacha la mejilla de su padre y se va de prisa.
Darien Respira relajado al saber que su hija tomó de la mejor manera la existencia de sus hermanos, ha perdido un peso sobre su espalda y sabe que quizás Serena no lo tomará del mismo modo cuando vuelva pero sabe que deben comenzar a ser sinceros en muchas cosas…
Universidad de Tokio
La muchacha de ojos amatista había tenido su clase de anatomía con otro profesor sustituto, al parecer el doctor Chiba había tenido un contratiempo y un amigo suyo había ido a cubrir la clase, en el fondo la chica agradeció no haber visto a su padre esa mañana, no sabía si le llamaría la atención o si le diría algo al respecto sobre el tema de Raymond, así que por el momento se había salvado.
Usó el tiempo libre entre clases para ir a la biblioteca y estudiar un poco, había adelantado varias tareas pero prefería ver los temas de las próximas clases por adelantado, fue a la zona de medicina y tomó varios de los libros que le recomendó su padre y empezó a leerlos, eran muy buenos así que después de hacer un resumen y revisar los temas de la semana los regresó a su sitio, recordó que no había desayunado cuando su estómago comenzó a hablarle. Vino a su mente la Voz de su padre regañandole cariñosamente por saltarse las comidas y decidió ir a la cafetería por algo diferente al ramen que le puso su madre de almuerzo; se decidió por un emparedado de jamón con queso y un café Mocha para acompañarle, hoy deseaba aire limpio así que buscó una banca a la sombra de los árboles y ahí se sentó. Se dió cuenta que varios alumnos murmuraban cuando pasaban cerca de ella, pero no les dió importancia, la gente siempre la había visto como bicho raro.
Cuando terminó su emparedado se puso de pie para ir a su próxima clase pero al caminar una chica que pasaba cerca de ella le empujó haciéndola chocar con otra persona, ella se apresuró a disculparse inclinándose y se sorprendió al darse cuenta de quién se trataba.
-Helios..
-Hotaru…
-Pero…cómo ¿qué haces aquí?
-Me transfirieron, mi tío está buscando hacer negocios aquí y pretende vivir un tiempo así que yo vine con él.
-Esta universidad es casi imposible de ser aceptado si eres extranjero.
-Mis calificaciones son perfectas y me apena decirlo pero el posible socio de mi tío es un benefactor de esta escuela y nos ayudó un poco.
-Es…sorprendente. No lo puedo creer.
-Creí que estarías en otro país.
-Mi abuelo sufrió un conato de infarto . mientras estuvimos en Okinawa, tuve que volver a Praga con mi madre y mi abuelo, fue un no negociable.
-Pero…tu verano
-No pude objetar nada a mi madre, pero me prometió que la próxima vez que le pidiera algo, lo que fuera me diría que si. Cuando recibí mi carta de aceptación no dudé en usarla.
-Increíble…- sonríe Helios
-No sé por qué te cuento todo esto. No debería hablar tanto contigo, eres casi un extraño pero, a veces siento que te conozco de años…
-Me pasa igual…¿crees que?- Él muchacho no puede continuar porque su teléfono comienza a sonar- ¿Rini? Si, estoy en la universidad. ..¿qué te pasa? ¿Dónde estás? Si… quédate ahí,.iré en un momento…Hotaru, yo..
-Descuida, debes irte
-¿Podemos hablar luego?
-Claro, estamos en la misma universidad, seguro nos veremos después…
-Yo…
-Debes irte y yo igual. Mi clase empezará pronto.
-Si…entonces…
-Te veo después.
Hotaru se alejó de prisa de Helios fingiendo tener prisa, la verdad era que le incomodaba bastante aquella llamada y no quería escuchar lo que era más que obvio, otra chica había ganado su corazón…
Hospital Chiba:
El alto médico se encontraba en su consultorio luego de atender un paciente cuando la puerta se abrió sin que nadie tocar antes. Supuse de quien se trataba así que no levantó la vista y siguió escribiendo.
-Buenos días, amigo. Vengo listo para que me invites a desayunar.
-Creí que tendrías que surtir la lista de los insumos de Crown.
-Le mandé la lista a la encargada y solo pasaré por ella después, eso me da tiempo para un desayuno de señoras con mi mejor amigo.
Darien Deja de escribir y levanta la vista para mirar por encima de sus lentes a Andrew.
-¿mejor amigo?
-¿Qué te pasa, Chiba? Estas muy raro hoy ¿no dormiste bien?
-Lo que pasa, Andrew es que no se si puedo llamar mejor amigo a alguien que me ha mentido durante tantos años.
-¿Mentido? ¿Qué te pasa? Yo no te he mentido
-Supongo que desconocías la existencia de Raymond Entonces…
-Ra…Raymond…
-Si. Raymond.
-Da…Darien pe…pero como tu….
-¿Descubrí su mentira? Las mentiras tienen piernas cortas, Andrew; y no puedo creer que me lo ocultaras. De Makoto lo entiendo porque es la siamesa de Rei, pero tú… ¡Tú te decías mi amigo!
-Darien…yo….no podía
-¿Con quien está tu lealtad, Andrew? ¿Con Rei o conmigo? Supiste todo el tiempo de la existencia de mi hijo y sabías donde estaban.
-Eso no es verdad, Makoto siempre viajaba sola a ver a Rei y cuando veíamos a Rei y a tus hijos en vacaciones era en diferentes destinos
-¡Siempre supiste de Raymond!
-Es que yo…
-Solo vete, Hansford. Estoy muy decepcionado de ti. En este momento no deseo verte y no sé si podré perdonarte. No sé si me siento más traicionado por Reiko o por tí.
-Darien…
-Vete por favor
-Si…claro… como quieras.
El hombre rubio salió del consultorio sorprendido, no podía creer que Darien le hubiera hablado de esa manera pero una parte en el fondo de su corazón le decía que quizás él estaría igual de dolido en su caso.
Embajada de República Checa en Tokio:
La mujer de ojos amatista portaba un hermoso traje sastre negro de falda de lápiz ceñida a su cadera.y blusa de cuello alto con encajes al frente. Sus perfectos stilletos la hacían lucir quince centímetros más alta de lo que en verdad era, luego de recibir los pendientes del día se tomó un par de minutos para servirse un café y charlar con sus compañeros en el área de cafetería y bromear un poco, luego regresó a su oficina y recibió un mensaje en su celular de alguien que ya conocía, su ex marido.
-Necesitamos hablar- ella vió el mensaje y no respondió- responde, sé que leíste mi mensaje
-No hay nada de qué hablar- respondió ella.
-Necesitamos hablar de nuestros hijos.
-No.
-No es una pregunta
-Estoy ocupada
-¿Tanto para estar coqueteando con tus compañeros de trabajo?- leído el mensaje, la pelinegra levanta la vista molesta y se encuentra con la mirada de su ex que la observa desde la sala de espera con una mirada inyectada en sangre. Él se pone de pie y entra a su oficina, la secretaria intenta detenerlo pero para evitar más estragos, la pelinegra le pide que lo deje pasar.
-¿Qué demonios haces aquí?
-No eres la única con contactos
-Qué convenientes contactos ¿no los tenias hace quince años?
-Yo no soy quien escapó como delincuente. Además estabas muy ocupada en Praga hace quince años.
-Ah, es verdad. Mi amante ¿verdad? ¿Cuál de ellos fue? Seguramente el padre de Raymond.
-El padre de Raymond soy yo.
-¿Estás seguro? Porque digo, tuve varias aventuras ¿no es así?
-Escucha, Reiko. De todas las cosas que tengo que reclamarte, en la lista no está la paternidad de mis hijos.
-Ya te dije…
-Vengo a avisarte que iré a buscar a Raymond a la escuela y pasará la tarde conmigo
-¿Ah si? ¿Y a qué escuela?
-Al colegio Mugen. Como te dije, no eres la única que puede investigar cosas.
-Vaya, que eficiencia, y no pudiste acercarte a tu hija en todos estos años.
-Si alguien no me hubiera conseguido una orden de restricción inapelable y la categoría de ciudadano no grato en República Checa impidiéndome entrar al país, quizás las cosas serían distintas.
-Por algo debió de haber sido. ¿No lo crees?
-¿Tanto te estorbaba?
-En realidad si.- enfrenta ella mirando con indiferencia a su ex.
-Pues lo lamento, voy a incomodar aún más. Solo vengo a avisarte por cortesía que voy a ser parte de la vida de mis hijos aunque no te agrade.
-¿No le molestará a tu esposa? Creo que deberías enfocarte más en tu familia que en nosotros, tienes mucho por mejorar.
-No te incluyas, solo hablo de mis hijos y no fue mi elección salir de sus vidas. Sobre Serena…deberá entenderlo. No voy a perder un segundo más de sus vidas por culpa de nadie.
-Tú solo piensas en ti.
-Entonces algo aprendí de tí, Reiko - responde molesto el de ojos azules- solo quise tomarte la atención y te estoy avisando
-Yo no autorizo que mi hijo se vaya contigo
-A diferencia tuya yo si cumplo mi palabra, Raymond estará ahí por la noche.
-Ya te dije que no. Tú no tienes nada que hacer con mi hijo y preferiría que dejaras también a Hotaru en paz. Pudieron vivir muy bien sin ti durante quince años.
-No fue por mi culpa y lo sabes.
-Si te atreves a llevarte a Raymond
-¿Qué?¿vas a aplicar la maldita orden de restricción que metiste en mi contra también en Tokio?
-Si tengo que hacerlo lo haré.
-Has lo que te venga en gana. Pero no vas a evitar que conviva con mis hijos y te aviso que ingresaré a Raymond en mi libro familiar.
-¡Tú no vas a hacer eso!
-Lo haré e intenta impedirlo. Me dará mucho gusto empezar una batalla legal en la que te obligue el gobierno a hacer la prueba de ADN a Raymond para callar tu mal estructurada mentira. ¿Quieres hacer las cosas más grandes? ¡Hagámoslas! Quizás pueda pelear la tutela de Raymond también, sería interesante ver lo que dice un juez sobre el hecho de que me escondieras la existencia de Raymond y a Hotaru por tantos años.
-Si algo le pasa a mi hijo por tu culpa, te juro que voy a matarte con mis propias manos.
-Si algo pone en peligro a mis hijos los protegeré con mi propia vida.- explica el pelinegro poniéndose de pie- harta luego.
El pelinegro se pone de pie y sale de la oficina de su ex esposa. Finge ignorar la engapadora que se estrella en la puerta a los segundos de esta cerrarse y el grito de rabia de la heredera de marte.
Colegio Mugen:
El muchacho de ojos amatista se había ofrecido a llevarle a Sayuri sus tareas para que las pudiera hacer desde casa debido a que tendría que ausentarse por dos semanas luego de aquel golpe y por órdenes médicas. Raymond había desistido de practicar Karate con Andy y Motoki para pasar más tiempo con Sayuri. Al salir del colegio se topó con un coche deportivo rojo del que bajó un hombre que reconoció en seguida.
-Raymond…
-Otou San..
-Le dije a tu madre que pasaría por tí al colegio para invitarte a comer.
-¿Oka San sabe que estas aquí?
-Fui a la embajada a avisarle. ¿Puedo invitarte a comer?
-¿En verdad?
-Lo que tu quieras, tu elige
-Oka San me habló de un restaurante Italiano al que iban cuando fueron novios ¿puedes llevarme ahí?
-Claro que si. Sube.
-Si.
El Muchacho subió sonriente al coche de su padre y luce nervioso y mira sorprendido desde el coche de su padre toda la ciudad de Tokio. Darien solo lo observa de reojo fascinado. Cuando llegan al restaurante que el muchacho solicitó el padre pide a la encargada que les den una sala separada del público en general y la joven lo obedece en seguida. Cuando les llevan sus bebidas, Darien pide una copa de vino tinto y Raymond una soda italiana.
-Parece que te conocen muy bien- comenta el muchacho.
-Suelo venir a menudo cuando extraño a tu madre y siempre me reservan esta sala.
-Pero venían aquí hace más de veinte años.
-Cuando nos separamos en aquel entonces seguí viniendo sólo. Dejé de hacerlo solo los años que estuvimos en París pero regresé cuando nos divorciamos.
-O sea que has sido cliente de este lugar solo por Oka san
-Por favor no se lo digas.
-Será nuestro secreto- apoya el muchacho.
-Por lo que veo tu si sabías de mi
El muchacho asiente mientras bebe su soda
-Oka san nunca pensó que pasaríamos Tokio así que nunca me ocultó que tu eras mi padre y en general respondía mis dudas sobre tí.
-Debes odiarme por no haber estado contigo mientras crecías.
-No. Oka san nunca me dejó sentirme así. Siempre me aclaró que fue ella la que se fue, que tu no fallaste, que nunca te dijo sobre mí y que no se fue porque ya no te amara- Raymond sé da cuenta que ha hablado de más- yo… no debí decir eso.
-Será nuestro secreto, no te preocupes
-Gracias
-Raymond, ya lo hablé con Hotaru pero… quiero conocerte, hemos perdido demasiado tiempo, igual con tu hermana
-Tu…¿no estás enojado?
-Estoy molesto con tu madre por ocultarmelo, pero no por saber que tengo un hijo. Siempre quise tener más hijos con tu madre, cuando se fue estábamos intentando darle un hermano a Hotaru, me hace feliz saber que creció con uno
-¿En verdad?
-Claro que si. Me hubiera encantado verte crecer y enseñarte a andar en bicicleta. Por favor permíteme ser parte de tu vida a partir de hoy.
-Siempre quise conocerte y siempre quise saber como te sentirías sobre mi.
-Orgulloso, tu madre hizo un estupendo trabajo con ustedes…por favor no se lo digas.
-¿Qué Rayos estás haciendo aquí con mi hijo?- se escucha la voz de la madre del muchacho que entra enojada.
-Oka san. Otou San me invitó a comer, vine porque dijo que tu sabías…
-Te avisé que iría por él, Reiko
-Y yo te dije que no. Vámonos Raymond
¿Cómo supiste que estábamos aquí?
-¿Crees que soy tan idiota de no tener a mis hijos rastreados cuando están en El lugar más peligroso del mundo? Así que ni se te Ocurra volver a acercarte a mi hijo.- gruñe la pelinegra poniéndose delante de su hijo y amenazando a su ex
-Y ya te dije yo que esto no es negociable, Reiko. Raymond y Hotaru son nuestros hijos y si quieres que compliquemos más las cosas, lo haremos ¿quieres que se haga público un juicio legal? A mi no me importa ¿crees que le agrade a tu padre para su carrera política? Porque yo no tengo ningún problema
-¡no te atrevas!
-¡oh, si! ¿Quieres verme hacerlo?
-¡eres un…! - consigue contenerse la pelinegra siendo consciente de que su hijo está ahí.-.no pienso seguir hablando contigo, vámonos Raymond
La mujer jala el brazo de su hijo para salir del restaurante .
-Reiko…mañana te mando un mensaje con la lista de los documentos que necesito para añadir a Raymond al libro familiar.
-No voy a darte nada.
-Entonces iré a la embajada
-Raymond, vámonos de aquí o voy a incinerar a tu padre.
-¿Incinerarlo, Oka San?- se extraña el muchacho
-Solo vámonos.
La mujer de ojos amatista salió con su hijo del restaurante vociferando un montón de maldiciones. Darien al quedarse solo no pudo menos que sonreír, si. Quizás habían arruinado su comida con su hijo pero indirectamente había aceptado que Raymond era su hijo y que no tenía otra opción que negociar con él las cosas que tuvieran que ver con Hotaru y Raymond, era una pequeña batalla pero de momento la había ganado…
Templo Hikawa
La bella muchacha de corta melena y ojos amatista estaba sentada ante su computadora luego de darse un baño mientras hacía una videollamada con su mejor amiga que portaba del otro lado de la cámara unos aparatosos vendajes en su rostro.
-¿Helios? ¡en la universidad! No lo puedo creer.
-Yo estaba igual
-¿Y se veía guapo?
-Guapísimo
¡-qué maravilla!
-Yo no lo vi sorprendido de verme
-¿Crees que te había visto antes?
-No lo sé. Sería muy conspiranoico ¿verdad?
-Creo que si, Cho. Tal vez solo te había visto unos segundos antes.
-Quizás. Además, creo que ya tiene novia
¿En serio?
-Una chica le llamó y salió corriendo
-Si, suena a que ya hay una novia. Te dije que debíamos buscarlo.
-No soy ese tipo de persona.
Lo se…odio que seas así. Si yo hubiera sido tú no lo hubiera dejado ir.
-Ya es Demasiado tarde, Sayuri
-Qué patán si no ha pasado tanto tiempo desde que se besaron en Okinawa.
-¡Sayuri!- grita la pelinegra e intenta mover sus brazos pero se duele al hacerlo
-¿Qué te pasa?
-Oka san nos tiene practicando demasiado, he estado entrenando al amanecer con ella y con Kenzo al volver de la universidad, me duele todo.
-¿No está exagerando un poco la tía Rei?
-Prometimos entrenar pero ahora que Otou San sabe que estamos aquí y que sabe de Ray… ha subido su nivel de histeria.
-Que terrible
-Me duele todo
-¿Y no puedes negarte?
-¿Y que tenga pretexto para enviarme a Norteamérica a estudiar? Claro que no.
-Prometo que ya que me recupere te acompañaré a entrenar por las tardes.
-Eres una gran amiga, Sayuri
-Lo sé.
-Debo dejarte. Estudiaré la clase de mañana antes de dormir
-No te desveles mucho.
-No lo haré, recuperarte pronto, hablamos, Mañana.
-Hasta mañana, Cho.
La video llamada se cortó y Hotaru decidió que no era tiempo de ponerse a pensar en tonterías, era momento de estudiar y no podía distraerse en cosas insignificantes, en tonterías como el amor y un corazón roto…
Residencia Chiba
La alta muchacha de ojos color granate llegó sonriendo a casa y se encontró con su padre que traía bolsas de comida italiana
-¿Trajiste comida para cenar?
-Tuve que cancelar mi cena y ya había ordenado ¿quieres algo? ida italiana
-Paso sin ver papá, además ya cené
-¿Con quién cenaste?
-Con Helios. Creo que le gusto, papá, lo veo muy interesado en mi.
-¿En serio?
-Si.¿Puedes creerlo?
-Me gustaría que lo invitaras a cenar un día para charlar con él ¿qué te parece? Y me preocupa un poco su diferencia de edades. Necesito saber que no va a propasarse contigo.
-Me parece increíble papá, lo invitaré a cenar pronto. Sobre la diferencia de edades… más o menos eso le llevas a mi mamá y a tu ex ¿no?
-Bueno, pues…
-¿Hablaste con mis hermanos?
-Ha sido algo complicado. Su madre no está nada feliz con la idea de que convivan conmigo.
-Ya veo. Sí que terminaron mal ¿pelearon mucho?
-Últimamente más que en ese entonces. Pero espero pronto poder programar algo juntos.
-Suena excelente, papá. También le compraré un regalo lindo a ella. Quiero llevarme bien con ellos, siempre quise una familia más grande
-¿No te molesta?
-Papá. Las familias disfuncionales son lo de hoy. Además me gusta que ya no sea un tema vetado tu matrimonio pasado.
-Me sorprende la madurez con la que tomaste todo, Rini. La terapia te ha sido muy útil.
-Los tiempos cambian, papá. Ahora te dejo. Debo dame un buen baño antes de dormir, hoy tuvimos educación física y solo pude cambiar mi ropa.
-Descansa, pequeña.
-Te quiero, papá.
El hombre de ojos azules sonrió al ver a Rini alejarse de la cocina. Cómo le hubiera gustado que su hija hubiera podido crecer sabiendo que tenía dos hermanos y convivir con ellos. Al parecer aunque tarde podrían convivir y conocerse, al menos si lograba conocer a la madre de sus otros dos Hijos.
Templo Hikawa
La mujer de ojos amatista terminó de sacar la comida instantánea del microondas mientras sus dos hijos la veían en silencio.
-Oka san, estas muy callada.- Dice la joven de melena corta.
-¿Estás Enojada porque fuí a comer con Otou San? Él me dijo que ya lo sabías que te fue a avisar a la embajada, yo creí que estabas de acuerdo.
-Estoy furiosa, Raymond pero no contigo. No puedo creer que tu padre se atreviera a hacer lo que le viniera en gana deliberadamente ¡le dije que no!
-Oka-San- se sorprende Hotaru, su madre no solía perder los estribos así
-Entiendo que confiaras en lo que él te dijo, Raymond. Es solo que tu padre no conoce límites.
-Quizás es solo que muere por conocer a Ray y convivir conmigo, Oka san.
-Hotaru, tu habías visto a tu padre ya y me lo ocultaste.
-Lo siento, Oka san. Es mi maestro en la universidad. Me dio miedo que lo supieras y quisieras que abandonará la universidad, me costó mucho trabajo que me aceptaran y era mi sueño, yo…
-Entiendo que me lo ocultaras, solo…nosotros no somos así, Chicos. No me gusta que nos ocultemos cosas.
-Oka-san. Otou San ya sabe de Raymond. Sabe que estamos en Hikawa ¿no sería más fácil no se… intentar coexistir en paz?
-Oka san. Sé que no nos han preguntado pero… creo que a Hotaru y a mí nos gustaría poder convivir con Otou San. En mi caso, conocerlo. Sé que su matrimonio no funcionó y que tu lo odias pero ¿podrían hacer un sacrificio por nosotros y tratar de no matarse cuando se ven?
-Ellos no se odian Raymond- sé burla Hotaru
-¿Entonces por qué pelean tanto cada que se ven?
-No lo entenderías- se ríe la muchacha- Oka san. Se que lo hiciste por un peligro pero ya pasaron muchos años ¿no crees que quizás él peligro ya paso? Y si no fuera así… ya no estamos más solos. Otou San no dejaría que nada nos pase, tía Makoto es una sanguinaria, tu podrías asesinar a alguien si lo quisieras, Oji San y sus guardaespaldas igual… no sé, quizás podrías considerar que no somos tan débiles como para no defendernos juntos de eso que te da tanto miedo.
-Hotaru…
-Por favor Oka san
-Te prometemos entrenar el doble y siempre estar disponibles y localizables.- ofrece el joven.
-Lo pensaré ¿de acuerdo?
-Si, oka san.
Un repartidor tocó la puerta de la cocina entregando un paquete de comida del restaurante al que Raymond y su padre fueran horas antes con una nota "sé que aman esta comida. Tengan una linda cena. Con amor: Darien". Rei soltó un montón de maldiciones en su idioma natal y salió de la cocina azotando la puerta. Los muchachos recibieron la comida y la acomodaron en la mesa.
-Hotaru ¿Tanto odia Oka San a Otou San?
-No lo odia, Ray.
-¿Entonces?
-Me atrevo a decir que es lo contrario.
-No entiendo
-No te preocupes, creo que ellos tampoco se entienden. Anda, cenemos y me platicas qué tanto hablaron Otou San y tú
-Si
Aquella noche Raymond y Hotaru cenaron y rieron como hacía tiempo no lo hacían, por otro lado, su madre no pasó una buena noche y no sería la única que pasaría así…
Hola:
yo aquí publicando nuevo capítulo, perdón por la tardanza peri como les conté ya me animé a escribir un poco de historias cortas para el fluftober y hay 3 que ya he subido y otra que espera el día de muertos por lo que estuve algo ocupada.
mil gracias a Irais, litakino y Rei Videl por sus bellos reviews, me motivan a seguir
lector silencioso, gracias a ti también por leer.
con cariño
La Maga
