Hijo de la luna
Capítulo 24
Aquella mañana la cocina del templo Hikawa se encontraba emanando un delicioso aroma a Hot cakes. Setsuna en la estufa preparando los hot cakes mientras Rei vestida aún con su bata de dormir y su largo cabello recogido en una larga coleta al frente exprimía el jugo de naranja y Kenzo picaba la fruta, Hotaru y Raymond llegaron atraídos por el exquisito aroma y la curiosidad.
-¿Qué pasa aquí?- se talla los ojos Raymond aún en pijama
-¿Estamos de fiesta?- Interroga Hotaru mientras corre a la cafetera
-Lo estamos. Hoy llegaron las calificaciones de Raymond y tuvo el promedio más alto de su escuela
-Felicidades, hermanito. Estoy orgullosa de tí.- despeina la joven a su hermano
-¿Y tú,oka san?
-Mucho, de ambos
-¿puedo pedir algo?- dudoso el muchacho que se sirve hot cakes y los baña en salsa de chocolate
-Claro, estoy de muy buen humor
-¿Puedo ir a practicar mi manejo con Otou San?
-Ray
-Por favor…
-Supongo que no puedo negarme. Pero no seas imprudente, se cuidadoso
-Si, oka san. Lo prometo- afirma sonriente el joven que da una probada a sus hot cakes- gran Kami. Setsuna, estos son los hot cakes más deliciosos que he probado jamás.
-Gracias, joven Raymond. He podido perfeccionar esta receta con los años
-Los amo- besa el muchacho la mejilla de la mujer morena y la seria de ojos rojos sonríe
-Si, Setsuna. Son exquisitos
-Te dije que los amarían- apoya Rei
-Su fruta -entrega Kenzo el plato a la de ojos amatista- me voy
-¿No desayunas, Kenzo?
-Hago un ayuno pero debo aceptar que todo huele exquisito, Setsuna. Te veré más tarde, iré a la tienda de amuletos.
-Te acompaño- ofrece Setsuna dejando su mandil de lado
-¿Tampoco desayunas?
-Me he quedado acostumbrada a comer poco, pero disfruten la comida, iré con Kenzo, hoy necesitará ayuda.
-Anda…supongo que seremos solo los tres- se resigna Rei sentándose a la mesa con sus hijos
-Pues, algo así
-¿Cómo?
-¡buenos días, familia!
-Darien- bufa la pelinegra
-Me da gusto verte, Rei ¿nuevo peinado?
-Iremos a probar mi coche- cuenta el muchacho
-Ya se habían puesto de acuerdo
-Pensé que podía convencerte
-Supongo que no puedo negarme
-¿Ya vió tus calificaciones? Estoy maravillado
-Ray siempre ha ganado los primeros lugares en su escuela, Otou San
-Igual que tú, Hotaru- incluye el hermano- eres mi ejemplo
-Hotaru, ¿vienes con nosotros?
-Gracias, Otou San. Pero ustedes merecen tiempo justo para conocerse mejor y…- el teléfono de la joven suena y esta se retira a contestar- Rini ¿Dónde estás? Te estoy esperando en Hikawa
-Hermana- Chilla Rini del otro lado del celular- papá me castigó ¡Nunca me había castigado!
-¿Qué ocurre, Rini?
-Recibió mis calificaciones y los reportes de faltas. Me quitó las llaves del coche y no puedo salir de casa
-Hablaré con Otou San. Y no te preocupes, cancelamos las clases de manejo hasta que vuelvas a poder salir
-¡no!- grita Rini- no puedes. Necesito que seas buena hermana y le hables bien a Helios de mi
-Pero Rini…
-Me dijo que ya sabes que no somos novios, pero yo lo amo y sé que puede enamorarse de mí ¿le hablarían bien de mi?
-Rini…
-Por favor…
-Está bien. Pero lo hago por ti y hablaré con Otou San para que reconsidere tu castigo
-Eres la mejor hermana del mundo, te quiero. Toma muchas fotos ¿si?
-Bien…
La pelinegra colgó el teléfono y regresó a la cocina para aceptar la invitación de su padre, pero al regresar ni su padre ni Raymond estaban ya.
-¿Y Otou San y Raymond?
-Le dije a tu padre que se fuera si no quería ser calcinado por mí ante sus comentarios tontos.
-Ya veo
-Buen día- Saluda el educado Helios Black con su impecable camisa polo blanca y pantalones de vestir azules con mocasines arena- la señorita Setsuna me dijo que estaban en la cocina.
-¿Quieres probar los Hot cakes?- invita Rei
-Gracias, Señora Hino. Ya he desayunado aunque huelen delicioso. Le traje flores
-Eres todo un caballero- contenta Rei recibe los lirios casa blanca- los pondré en un jarrón con agua ¿Esperarán a Rini o pasarán por ella?
-Acaba de marcarme, no vendrá porque está castigada por sus calificaciones, me pidió que fuéramos sin ella.
-¿En serio? Es una pena- dice el joven de cabellos plata intentando ocultar una sonrisa que Rei nota y hace sonreír también
-Si, lo es. Deberían irse ya. Deben aprovechar el día.
-Si, Señora Hino
-Helios…me respondes por Hotaru
-Con mi vida- dice con solemnidad el joven.
La madre de la joven sonríe y recuerda en el rostro del de ojos dorados a un joven de su edad hablando con la misma solemnidad cuando iba por ella al templo Hikawa…
El regalo del bisabuelo Chiba era hermoso. Aquel Mini Cooper era discreto y elegante, por dentro sus asientos de piel negros y detalles personalizados en morado para ella lo hacían lucir cada vez más lindos. En esto pretendía Hotaru entretenerse para evitar la mirada de reojo de Helios que manejaba aquel coche hasta un sitio seguro para poder dar su clase de Manejo a Hotaru disfrutaba cada segundo a solas con su mariposa.
-Estamos saliendo de Tokio
-No hay una parte en Tokio donde considere que podrías manejar sin estar en peligro
-Ya veo…pero Otou San y Oka San…
-Le avisé a tu padre que saldríamos de Tokio, no te preocupes. Le prometí que volveríamos temprano y que estaríamos disponibles.
-Claro… tienes el teléfono de mi padre.
-Por la fusión que tienen planeado hacer
-Si. Tu familia ha sido muy amable conmigo. Tu abuelo nos permitió quedarnos en su antiguo departamento y nos consiguió los coches para poder movernos.
-Ojisan es un gran hombre. Igual que Otou San.
-Creo que hay unas cosas tuyas ahí. Podría llevártelas.
-No, no creo que sean mías. Nosotros vivimos en París y sólo estuvimos un par de días antes de…irnos. Oka San se fue solo con el equipaje que llevamos y no era mucho.
-Ya veo… debí confundirme
-Seguro si…
El muchacho manejó hasta la bahía y buscó una zona donde pudiera conducir la chica, luego de explicarle como conducir esta encendió la marcha y lo hizo adecuadamente, Helios se sorprendió del temple de la muchacha y está lo siguió haciendo sin complicación alguna. Pasaron así bastante tiempo con Hotaru con la vista al frente y Helios con la vista en ella hasta que el estómago del de ojos dorados comenzó a hacer ruidos demandantes exigiendo comida.
-Creo que alguien no desayunó suficiente
-No quise llegar tarde- se apena él
-¿Vamos por algo de comer? También tengo algo de hambre
-¿Quieres que vayamos a un restaurante lindo?
Hotaru negó con la cabeza
-Un poco de Ramen o sushi estará bien por mi
-Busquemos un lugar lindo entonces ¿quieres manejar?
-Preferiría que lo hicieras tú. No me siento segura aún para hacerlo en un lugar con mucho tráfico.
-De acuerdo- acepta el muchacho cambiando de lugar con Hotaru- busquemos un lugar para comer.
Mientras Hotaru practicaba sus clases de manejo Raymond hacía lo mismo con su padre en una zona despoblada de Tokio, Raymond manejaba con bastante facilidad y fue poco lo que su padre tuvo que explicarle a su hijo sobre el coche.
-Lo haces muy bien, Raymond.
-Gracias. Michael me enseñó muy bien. En su casa de verano pude conducir varias veces su coche y cuando lo acompañaba a jugar golf también me dejaba manejar el coche.
-Si. Hotaru me habló de Michael.
-Ojalá lo conozcas pronto, Otou San. Es una gran persona. Siempre que ocupé ayuda él estuvo ahí. Ha estado ahí desde el día en que nací.
-¿En serio?
-Si. Él llevó a Oka San y a tía Makoto al hospital y consiguió una niñera para que cuidara a Hotaru mientras Oka san estaba en el hospital y él se quedó con Oka San en las noches que estuvo ahí.
-¿En serio? Creí que fue tu tía Makoto
-Lo intentó pero Michael no la dejó. Recuerda que tía Makoto también estaba embarazada y esperaba a Sayuri-chan. No debía desvelarse.
-Claro… ustedes no se llevan mucho en edad. Michael es un gran hombre entonces que quiere mucho a tu madre- suelta el pelinegro intentando lucir tranquilo pero sus puños están rojos de la fuerza con la que los aprieta.
-La adora y a nosotros. Ha sido como un padre para mí. ¿Sabes? Siempre me acompañó a los festivales del día del padre o a los eventos padre e hijo del colegio, para que no me sintiera mal. Siempre nos ha cuidado mucho a los tres.
-Que detalle de su parte…
-Se que serán grandes amigos
-Entonces él es el novio de tu madre
-Siempre lo hemos sospechado Hotaru, tía Makoto y yo. Ellos pasaban mucho tiempo juntos en Praga pero… nunca lo han aceptado
-Interesante
-Otou San ¿me llevarás al hospital contigo?
-¿Quieres conocerlo?- pregunta sonriente el padre del joven
-Si. Pero no me lleves a ver cirugías
-De acuerdo. Vamos entonces
El médico de ojos azules se dirigió junto con su hijo a uno de los hospitales Chiba, en los ojos amatista del muchacho un brillo y una emoción que llenaba el pecho de felicidad del médico al volante.
Entrada la noche Hotaru volvió a Hikawa acompañada de Helios Black, odiaba aceptarlo pero lo había pasado muy bien ese día.
-Gracias por todo, Helios
-Gracias a tí, la pasé muy bien hoy… se me fue el día como agua
-Lamento que nos hayamos perdido de regreso
-Fue un pretexto para pasar tiempo juntos y lo agradezco
-Helios, yo no…
-Como amigos, claro…
-Si.- dice intentando ponerse sería la muchacha.
-Me gustaría despedirme de tu madre
-Yo no creo que sea buena idea. Yo le diré que te quisiste despedir de ella. A esta hora debe estar meditando ante su fuego. No es bueno que la interrumpamos.
-Claro… me retiro entonces, fue un placer pasar el día con usted, señorita Chiba…
-Igualmente, joven Black.
-Yo… Me retiro entonces- suelta el joven intentando buscar un pretexto para quedarse más tiempo pero sabe que es hora de marcharse y besa la mano de su amada mariposa con caballerosidad haciendo que esta se sonroje- que tenga dulces sueños, Señorita…
Hotaru vio marcharse a su amado hombre de ojos dorados, tan imposible como juntar al mar y al cielo. Él subió a su coche al tiempo que él coche de Raymond llegaba y de este bajaran su padre y su hermanito.
-¡Hotaru!
-Ray ¿cómo les fue?
-Fantástico. Otou San firmará mi permiso para la licencia de manejo, ¿verdad, Otou San?- pregunta Raymond al tiempo que se acercan al interior del templo Hikawa los tres.
-Aún no. Pero quizás en unas semanas, debemos estar conformes tu madre y yo.
,Bueno…- se entristece Raymond- Hotaru fuimos al hospital, Otou San me presentó con sus compañeros, dijeron que soy idéntico a él
-Eso es porque lo eres, tonto. Eres su copia fiel pero con los ojos de Oka San
-Dijeron que soy muy guapo- orgulloso el chico- y OtouSan es una eminencia.
-No lo soy tanto.
-Sus pacientes lo adoran y les habla mucho de nosotros, ellos ya sabían quién era yo- emocionado
-Ustedes son mi orgullo
-Gracias, Otou San- besa Hotaru la mejilla de su padre y este sonríe pero tanto ella como Raymond se quedan sorprendidos de ver a su madre ensartada en su chihaya aparecer del brazo de un hombre castaño de piel bronceada y profundos ojos turquesa ensartado en un traje azul marino que tiene la mirada perdida en los amatista de ella- ¡Michael!
-¡Michael!- grita también Hotaru y ambos muchachos corren a abrazar al hombre que estaba junto a su Madre.
-¡campeón!- abraza el alto castaño a Raymond que se le cuelga de la espalda a modo de juego- ¡Princesa!- grita cuando ve a Hotaru y la besa en ambas mejillas y la abraza- estás más delgada; Rei, esta chica necesita comer más.
-Se lo he dicho ya, pero no me escucha.
-Eso está mal, señorita.
-Buenas noches- se escucha la voz de Darien que hasta el momento había permanecido ajeno a la charla.
-Otou San- jala Raymond el brazo de su padre- Él es Michael. Te he hablado de él, Michael, él es mi padre…nuestro padre.
-Encantado: Michael Von Waldstein..así que usted es el ex esposo…
-Y usted es el…amigo
-Como un padre- suelta orgulloso Raymond abrazando a Michael- te va a caer muy bien, Otou San. Michael ¿te quedarás en Hikawa con nosotros?
-No creo que sea correcto que un hombre se quede en Hikawa con ustedes
-Pero Kenzo también vive aquí- se extraña Raymond
-Y tú pasaste una temporada en Hikawa ¿ya lo olvidaste?- se burla Rei
-¿Antes de que se casaran,Oka San?- se sorprende Raymond
-Fue por una remodelación en mi departamento y por eso mismo no considero que sea una buena idea que él se quede aquí
-Me encantaría, campeón pero tengo ya mi reservación en un hotel. Aun así te prometo que pasaremos mucho tiempo juntos.
-Me hubiera encantado que te quedaras con nosotros- se entristeció Raymond
-Pero puedo llevarlos a cenar ¿les parece, campeón, princesa?
-Yo estoy de acuerdo, voy a cambiarme- Hotaru va con su padre y lo besa en la mejilla- gracias por todo, Otou San.
-Doctor Chiba. Si usted lo desea sería un gusto que nos acompañara a cenar
-Darien está muy ocupado hoy. Debe ir a su casa con su hija.- suelta Rei
-Es verdad. Hoy me es imposible pero - saca de su camisa una tarjeta de presentación y se la entrega a Michael- llámeme, creo que podemos tomar unas copas.
-Vaya. Es una pena, yo no traigo una tarjeta de presentación pero los chicos o Rei pueden darle mi número telefónico. Los tres lo tienen- se apena él castaño.
-Ven, Michael. Te mostraré Hikawa mientras okaSan se cambia- jala el muchacho al hombre junto a su madre- nos vemos, OtouSan
La mujer de ojos amatista se quedó a solas con el médico y tras un pequeño silencio ella dió media vuelta para alejarse de ahí.
-Reiko..
-¿Qué quieres?
-Necesitamos hablar- alarga el pelinegro alargando las palabras con sus mandíbulas apretadas
-Tu y yo no tenemos nada que hablar y como ya viste, tengo un compromiso.
-De tu "compromiso" es de lo que ocupamos hablar.
-Mis "compromisos" No son asunto tuyo.
-Lo son si involucra a mis hijos…- suelta entre dientes el de ojos azules
-Como pudiste ver- suelta Rei respirando profundo para tratar de contenerse- Hotaru y Raymond adoran a Michael y si lo adoran es porque él se lo ha ganado.
-¡ese es el punto!
-¿En serio vas a reclamarme que alguien quiera a los chicos? ¿Se te acabaron los temas para pelear?
-Mis hijos adoran a ese hombre por el simple y sencillo motivo de que tú los alejaste de mi lado y te fuiste como la cobarde que eres.
-Escúchame bien, Darien Chiba. Si para tí soy una cobarde, está bien, adelante, piensa que soy una cobarde, hice lo que tenía que hacer para salvar a mi hija del destino que le deparaba por nuestra imprudencia.
-No se te olvide que también es mi hija y yo la hubiera protegido con mi vida si fuera necesario
-¿Y cómo la ibas a defender? ¿Lanzando rosas? Yo no tenía la fuerza suficiente para enfrentar Al caos que amenazaba y menos embarazada y sin poder transformarme, tú menos que nadie podías salvar a Hotaru del peligro que venía- suelta ella.
-Y Michael si podía, un hombre sin ningún poder si podía cuidar de nuestros hijos… - suelta más dolido que enojado el de ojos azules.
-Michael es un gran hombre y por fortuna no tiene un destino que cumplir como reencarnación de nadie, es… más sencillo
-Nunca te gustaron las cosas sencillas
-Quizás he cambiado
-Si…creo que has cambiado…
-Si estas satisfecho sobre todo lo que querías decir, debo ir a cambiarme.
-Disfruta tu cita…
-Lo haré y mucho
El de ojos azules dió media vuelta sin intentar siquiera disimular su furia, Rei se giró estoica y observó irse a aquel hombre que había sido dueño de su corazón por más de veinte años y no pudo menos que sentir su corazón encogerse, sabía que sus palabras habían sido crueles pero fueron necesarias…
Departamento de Helios Black:
El joven de ojos dorados llegó a su departamento sonriente , no podía evitar que la felicidad se notara en su rostro y lamentó no tener a su tío para contarle lo que había pasado esa tarde así que se limitó a sonreír e ir a su estudio donde tenía varias fotografías de su amada mariposa.
-Gracias por este hermoso día juntos, amada mariposa. Estar contigo fue el mejor regalo que pude recibir- dijo el chico sacando una fotografía en la que se veía Hotaru con la vista perdida en el mar de Okinawa- te veo en mis sueños, amada mariposa …
El muchacho de ojos dorados se dió un baño y se fue a dormir observando la fotografía de su amada mariposa, adoraba que también sus padres la veían como una bella mariposa, porque lo era, tenía la gracia y la delicadeza de una bella y frágil mariposa, esperaba esa noche tener suerte y volver a soñar a aquella bella muchacha de ojos misteriosos…
Sueño de Helios Black:
El guapo muchacho de ojos dorados se encontró en un pasillo blanco que creyó reconocer, aquel lugar tenía una infinidad de puertas cerradas y entre tantas pudo ver la luz violeta emerger de una de ellas y un dulce aroma a incienso y lavanda que sintió reconocer lo atrajo como si de un hechizo se tratara, en este el templo Hikawa, pudo ver a los padres de su amada mariposa discutiendo y luego irse a la mujer ensartada en su Chihaya para luego ser seguida por el doctor Chiba, decidió no investigar más y siguió recorrido el templo hasta llegar al estanque de los peces Koi donde Hotaru tenía su vista perdida.
-Mariposa..
-Helios- sonrió Hotaru poniéndose de pie y el de cabellos plateados besó su mano- que alegría verte
-A mí me hace más feliz verte, mariposa. Lucías hermosa esta mañana.
Hotaru solo sonrió y se sonrojó al escuchar esas palabras.
-Ven conmigo, por favor- suplicó el chico tomando la mano de la muchacha.
-¿a dónde vamos?
-De paseo- sonrió el muchacho y Hotaru asintió siguiendo al joven que tras caminar un par de pasos estuvo de pronto rodeado de nubes y el muchacho desapareció para convertirse en un pegaso
-¿Helios?- Preguntó ella pero tuvo la respuesta al ver los mismos ojos dorados y peculiares de ese hombre.
-Sube…- invita él y ella agradece aquellos días en la casa de verano de Michael donde aprendió a montar. Helios se agacha lo suficiente para facilitar a la chica subir a su lomo y tras tenerla sobre él susurra- sujétate.
Hotaru se abrazó a aquel pegaso y este comenzó a volar a gran velocidad, ella sonrió al ver semejante vista bajo sus pies y se maravilló al llegar a un bello bosque donde un montón de florecitas con un suave aroma sustituía al pasto, ella bajó del pegaso y este se convirtió de nueva cuenta en el muchacho de ojos dorados que ahora vestía ropas blancas que resaltaba la Palidez del joven tan similar a la de ella.
-¿Dónde estamos? - pregunta Hotaru
-No lo sé. Solo he seguido tus sueños, este es un bello lugar
-Es hermoso- se maravilla ella
-Lo es. Como tú- suelta él y toma la mano de la chica para caminar por aquel lugar hasta dar con un risco desde donde podían verse unas magníficas cascadas.
-Este lugar es bellísimo. Gracias por traerme, Helios
-Le pedí a mi corazón que nos guiara al lugar más lindo de tus sueños. ¿En verdad no lo recuerdas?
-Quizás…- mira Hotaru a su alrededor- cuando era pequeña Oka San me llevó con un médico que bloqueara mis sueños. Quizás este lugar lo soñé antes de eso
-Quizás…- sonríe él- yo tampoco recuerdo mucho de mi pasado. Tengo un hueco en mi mente, recuerdo crecer en un internado inglés y pasar las vacaciones viajando con el tío Zafiro
-¿Y tus padres?
-Murieron, eso me dijo mi tío. Él es lo único que tengo y a mis padres no los recuerdo
-Lo lamento
-No lo lamentes, yo era un niño cuando eso pasó
-Aun así lo lamento mucho.
-Por cierto, hay algo que he querido darte desde hace días- dice el muchacho entregando a la joven un unicornio lila con las iniciales de Hotaru en una de sus patas.
-¡mi unicornio! ¿De dónde lo sacaste? Cuando era niña lo amaba y lo llevaba conmigo a todos lados, dice Oka San que un día solo desapareció.
-Lo encontré en su departamento, quizás lo dejaste olvidado ahí
-No. Imposible, yo lo tenía en Praga, hay fotos mías con mi unicornio en la guardería de la universidad. Nosotras no volvimos a Tokio en años y tampoco vimos a Otou San en todo ese tiempo.
-No encuentro explicación, pero quise que lo tuvieras.
-Gracias, Helios- agradece la muchacha y besa la mejilla del chico y luego se apresura a sentarse al borde del risco desde donde se puede ver mejor la majestuosa cascada de aquel enigmático lugar- ¿quieres sentarte a mi lado?
-Para mí será un honor…
El joven de ojos dorados se sentó en silencio para contemplar aquel bello rostro de esfinge, quizás la cascada era hermosa pero para Helios lo que sus ojos miraban lo era aún más…
Sueño de Darien Chiba:
Aquella misiva diplomática no había sido algo que Lady Mars pidiera. Acompañar a Lord Waldstein de regreso a sus tierras no le molestaba, pero que el Rey Endymion se hubiera ofrecido a acompañarlos y pasar una temporada en el reino de Mullaghmeen no estaba en sus planes, solo ella sabía lo difícil que era resistirse a los deseos de su cuerpo y su alma…
Las tiendas estaban tendidas en aquel espacio, habían tenido que acampar debido a que el camino por la noche era inseguro y la noche no había sido su mejor amiga. Ella había cedido a sus impulsos una vez más…
La bella mujer de ojos amatista se encontraba dentro de la tienda del rey Endymion terminando de vestirse, debía escabullirse a su tienda antes de ser descubierta.
-¿Por qué tienes que irte como si fueras una delincuente?- se duele él mientras abraza el talle de ella por la espalda a la que termina de ajustar el cinto de su pantalón.
-Porque esto está mal, majestad. Usted es un hombre casado. Y yo tengo una misión con el reino.
-Está bien, te dejaré marchar a tu tienda pero necesito pedirte algo
-¿Qué es, majestad?- inquiere ella que nota molestia en el rostro de él al llamarlo así- ¿qué es, Endymion?
-No uses tu traje de Senshi si no es necesario. Me hierve la sangre de ver como te ven los soldados de la tropa y lord Waldstein… sobre todo él
-Endymion no seas celoso.
-Por favor… promételo.
-Es una niñerías
-Reiko. Si vuelves a usar tu traje de Senshi innecesariamente en este viaje te juro que voy a ponerte sobre mis piernas y darte una decena de palmadas bajo esa mini falda frente a todos y luego te traeré a la tienda y no voy a ser delicado al rasgar ese maldito uniforme mientras te follo.
La mujer de ojos amatista se quedó sorprendida.
-Esas no son palabras para un rey majestad y usted no debe hacer eso.
-Me importa poco. Estás advertida y sabes qué cumplo mis promesas, como anoche.
-Está bien. Si eso te hace sentir tranquilo no usaré mi traje de Senshi si no hay enemigos cerca. Ahora debo irme- dijo ella mientras levanta la parte trasera de la tienda para salir.
-Reiko…
-¿Qué?
-Te amo.
Ella sonrió y salió de prisa, debía preparar todo para el pase de lista de sus tropas y se sorprendió al ver un carruaje blanco del que bajaron unos sirvientes entregando bandejas de plata con exquisitos platillos que enviaba la reina Serena. Los sirvientes montaron las mesas con la comida y se marcharon. Pudo escuchar a sus hombres hablar de lo mucho que amaría la reina Serena al Rey Endymion para enviar a sus sirvientes a entregar el desayuno solo para que él no comiera malas comidas. Ella empuñó sus manos y se convirtió en Sailor Mars. No tenía por qué cumplir los caprichos de nadie, caminó hacia su tienda cuando se topó con Lord Michael Waldstein que sonrío al verla.
-Lady Mars ¿se encuentra bien?
-Estoy bien, Lord Waldstein, solo salí a revisar que todo fuera seguro
-Claro, pero por favor, solo llámame Michael- pide él besando la mano de la pelinegra galantemente- por favor, considere pasar una temporada en mi reino, le prometo que la trataré como la reina que es.
-¡Lady Mars!- escucha el rugido del rey Endymion que grita desde su tienda. Ella se disculpa con Lord Waldstein y camina erguida hasta donde está sentado el rey Endymion que luce furioso, ella lo disfruta.
-Dígame, majestad.
-Lady Mars ¿soy una burla para usted?- sisea el monarca y su coraje raro en él no pasa desapercibido para nadie en el campamento
-¿Disculpe?- se extraña ella pero enfrenta la mirada colérica del rey- no comprendo a qué se refiere
-Lo comprende perfectamente ¿Acaso no le acabo de pedir algo hace apenas un par de minutos?
-Si, majestad…
-Sabe que soy un hombre que cumple sus promesas gruñe el alto monarca que tira de la mano de la guardiana del fuego que desconcertada termina recostada en el regazo del rey Endymion que coloca la mano sobre el trasero expuesto de la mujer de ojos amatista.
-Endymion, no te atrevas.
-Te lo advertí, Reiko- gruñe él mientras lanza la primera palmada al trasero de la pelinegra.- ¿soy un juego para ti?-la segunda- ¿te gustan burlarte de mi?- tercera- sabes qué es lo que me lastima- cuarta- jamás me escuchas-quinta- te pedí que no hicieras algo y lo haces deliberadamente-sexta- disfrutas llevarme al limite. Séptima
-Rey Endymion deténgase- le grita Michael Waldstein e intenta intervenir pero son las tropas del rey las que le impiden acercarse.
-No se meta en asuntos maritales, Lord Waldstein- murmura el de ojos azules- Lady Mars le pido que cuente para mi las últimas tres, eso le ayudará a recordar mejor la lección.
Ella guarda silencio mientras empuña sus manos
-Agregaré diez más si no lo haces…- asegura él y se escucha el primer ruido.
-Uno…- se escucha el sonido arrastrado de la voz de la guerrera que hace su mejor esfuerzo para disimular su rabia, una caricia de la mano del soberano en el área enrojecida y luego otro sonido más- dos…- murmura ella apretando los puños y antes del tercero una caricia más sobre la piel seguido de un sonido que ya reconoce- tres…
-Qué nadie nos interrumpa- amenaza el soberano de Tokio de Cristal mientras toma a la senshi del fuego de sus piernas y la coloca sobre su hombro palmeando el trasero enrojecido de la pelinegra.
-¡bájame, Endymion!
-No
-¡cómo pudiste, Endymion!- grita ella llorando de coraje cuando por fin logra tocar el suelo y darle una bofetada que deja marcada la mano de la senshi del fuego en la piel marfil del soberano
-Te lo advertí- dice tranquilo el pelinegro quitándose lentamente la armadura- te pedí, te supliqué que no usaras ese uniforme y deliberadamente lo hiciste, te dije que Lord Waldstein estaba muy amable contigo y tú… dejaste que te besara la mano y te coqueteara… no soy tu juguete, Reiko.
-¡me humillaste frente a toda mi tropa!- grita furiosa la de ojos amatista
-Me importan un comino ellos y el reino entero, te lo dije .
-¡pero a mi no! ¡Tengo una reputación que cuidar! ¡Soy su superior!
-¡y yo el tuyo y te importó muy poco! ¿Además? ¿Qué te dolió más? ¿Qué lo hiciera ante tus tropas o ante ese diplomático de quinta?
-¡eso no es asunto tuyo!
-Te mostraré qué si lo es- susurró él atrayendo el talle de la pelinegra hacia sí y besándola con furia, ella rechaza el primer contacto pero cede en un par de segundos a pesar de su furia. Las manos la recorren con ansiedad y se pierden en la entrepierna húmeda de la mujer de ojos amatista,.una sonrisa de él al notar que a pesar de la molestia de la mujer de ojos amatista su cuerpo reacciona al de él- voltéate- suplica él al oído de la pelinegra, ella lo hace y se voltea, él la hace inclinarse sobre la mesa donde tienen los mapas de la región extendidos. La vista de la mujer de fuego es exquisita para sus ojos, sus pantorrillas remarcadas por el uso de los tacones rojos, sus piernas torneadas evidentes ante la diminuta falda que levanta para encontrarse con el leotardo que apenas y cubre la mitad de sus glúteos enrojecidos, él acaricia la tela blanca y la piel carmesí y de un solo movimiento desgarra el puente de aquel traje que tanto odiaba en ese momento
-Bárbaro
-No tienes idea de cuanto- susurra él al oído de ella mientras se abre camino en el sexo húmedo de ella- ¿Recuerdas qué te dije que haría después?
-Si…- responde ella al sentir como sus tierras ceden gustosas a aquella invasión lenta pero demandante. Cuando sus tierras son totalmente invadidas y han cedido traidoras ante él, el mandatario comienza a moverse lenta y cadenciosamente, a pesar de su enojo consiguen escaparse varios gémidos de su garganta, él sonríe y comienza a moverse más rápido mientras con sus piernas abre más las de ella y acaricia el punto más sensible de su sexo, ella siente que comienza a perder la cabeza y el órgasmo está muy cerca, él lo nota y disminuye sus movimientos haciendo que este se aleje- no te detengas
-Oh, Lady Mars. Ha sido muy cruel conmigo hoy… ¿qué haré con usted?- mordisquea el lóbulo de la oreja de ella y da pequeños mordiscos a su cuello, la respiración de ella es acelerada y él sabe que su cuello es su punto débil- así me siento yo- comienza él a moverse rápido de nuevo y a clavarse profundamente en el interior de esa mujer que lo tenía en sus manos mientras acaricia su sexo, Rei se pierde ante el cúmulo de sensaciones y comienza a acercarse al punto sin retorno pero él lo nota y vuelve a bajar la velocidad.
-¡Endymion!, ¡por favor!
-¿Por favor qué, Lady Mars?
-No me hagas sufrir más…
El hombre de profundos ojos azules sonrió y pegó sus caderas a las de la mujer entre sus muslos y se clavó aún más en aquellas profundidades con una lentitud dolorosa robando un gemido de su compañera
-Quítate ese maldito traje que tanto detesto y déjate las zapatillas…
-Endymion…
-Déjame adorarte como la diosa que eres para mi- suplica él en su oído mordisqueando el lóbulo y dando pequeñas mordidas a su cuello de nuevo haciendo estremecer la piel de ella. La mujer de ojos amatista presiona el botón en el centro del moño que lleva en el pecho y el traje desaparece automáticamente dejándola completamente desnuda y expuesta ante el soberano de Tokio de Cristal.- mi amada Hōbijin...
El hombre de ojos azules sale por un momento del interior que tanto adora y hace a su compañera girarse para contemplar aquel cuerpo desnudo que sólo conserva las zapatillas rojas.
-Eres preciosa…
El hombre de cabellos negros se arrodilla ante ella y comienza a saborear los pliegues de aquel cuerpo color marfil que se para ante él, aquella lengua la reclama y recorre con amor y necesidad, ya no hay furia en aquella boca, sino devoción y arroja de aquellos labios rojos varios gémidos que son imposibles de frenar por la mujer que siempre es dueña de sus palabras; una vez más ella vuelve a sentir que pierde la cabeza y que está a punto de llegar a la cima del placer pero Endymion se da cuenta y para una nueva vez, esta vez salen lágrimas de frustración de los ojos de ella que reniega de aquella interrupción.
-¡Endymion!
-Aun no, Hōbijin, así no…
El soberano de Tokio de Cristal se pone de pie y toma entre sus brazos a la mujer de ojos amatista y la lleva a la cama donde la recuesta con el cuidado que manejas una pieza de cristal precioso.
Aquel hombre besa los labios rojos de ella y baja sus labios por el cuello y los senos erguidos de ella, toma su pezón entre sus labios y juega con sus dientes en ella que tiene las sensaciones a flor de piel y un gemido más se escapa de sus labios, él sonríe. La cadena de besos baja por su abdomen plano y para un poco en su ombligo para crear expectativa, ella está al punto de la locura. La boca demandante de él vuelve a perderse en las cavernas prohibidas de su sexo del que arranca varios gémidos pero no es como desea que ella llegue a la cima, así que cuando ve que ella comienza a perder la cabeza se clava sin previo aviso en su sexo y lo reclama sin piedad, la guardiana de marte está perdida entre un cúmulo de emociones y sensaciones y cuando el órgasmo llega a ella lo hace con la fuerza de un terremoto que la recorre de punta a punta y la devasta, la desconecta de su realidad.
Cuando la pelinegra es consciente de sí se encuentra recostada sobre la cama del Rey Endymion y unos brazos fuertes la rodean con necesidad mientras una cadena de suaves besos envuelven su rostro.
-Has despertado…
-¿Cuántos tiempo?
-No importa, Hobijin…
-Sigo enojada contigo- susurra ella mirando de frente al hombre de ojos azules.
-Y yo contigo- asegura él- pero te amo… nunca lo olvides
-Endymion…
-Dilo
-¿Qué?
-Lo sabes… lo que quiero escuchar
-Lo sabes ya.
-Dilo- Suplica él mordisqueando el lóbulo de la oreja de la mujer de ojos amatista
-También te amo…pero…
-Shh…Con eso basta, al menos por ahora.
Aquella noche Darien Chiba durmió como nunca en varios días, a pesar de haber ido a la cama furioso despertó de muy buen humor a la mañana siguiente y extrañamente ya no se sentía tan molesto, seguramente su sueño fue un sueño gratificante…demasiado gratificante.
¡Hola!
pues aquí les dejo un capitulo más de "Hijo de la luna"confieso que la escena final me costó mucho pero al final salió. gracias a todos los nuevos Lectores de Hijo de la Luna, aunque no lo crean me.ayudan a no desanimarme y seguir escribiendo esta historia que tanto quiero. gracias Matona e Irais por sus puntuales y animados reviews que me hacen sonreír. espero sus comentarios y los de "lector silencioso "
un abrazo
Lla maga del mal
