Hola preciosuras

Ranma 1/2 y sus personajes no me pertenecen, son absoluta propiedad de la extraordinaria y cruel Rumiko Takahashi.

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En esta vida y en las siguientes

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Capítulo 1

"Desde cero"

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- ¡Ranma! - regaño al verlo empujar los cochecitos a toda velocidad.

- Pero Akane - se quejó viéndola.

- Pero nada, pueden marearse ambos - dijo mientras acomodaba el gorrito del bebé.

- A ellos les gusta y se están divirtiendo. No tienes porque ser tan sobreprotectora. - mencionó cruzando los brazos detrás de la cabeza despreocupado. - ¿Verdad que les gusta, pequeños? - hacía caras graciosas mientras los bebés reían.

- Luego si hay algún "accidente" no vas querer limpiarlos - rodó los ojos. Sabía que a su esposo lo que menos le gustaba de ser padre era limpiar a los bebés. Se complicaba de más y era bastante torpe en esa tarea.

- De acuerdo - murmuró decaído caminando encorvado.

- Ranma - llamó y él volteo a verla.

- ¿Si? - respondió feliz creyendo que su mejor truco había surtido efecto.

- Eso no funciona conmigo ahora - se burló de él, pasando a su lado riendo.

- Eres cruel conmigo, Akane - hizo un puchero y metió sus manos a los bolsillos.

- ¿Qué está pasando? - veía a varias personas correr despavoridas.

Ranma se puso en alerta, jalandola a ella y al carrito de los bebés detrás de la pared. Escucharon gritos y disparos, también notaron como algunos guardias del centro comercial pasaban corriendo.

- Quédate aquí, iré a ver qué pasa - mencionó mientras comenzaba a caminar.

- No vayas - dijo agarrándolo de la mano.

- Sabes que puedo ayudar, estaré bien - entendía que era una situación riesgosa, pero no podía quedarse sin hacer nada, debía ayudar como pudiera. Él era un artista marcial y confiaba en sus habilidades.

Ella solo asintió soltandolo, no le terminaba de convencer pero él tenía razón.

Se desplazó rápido hasta la intersección del pasillo. Pudo apreciar a varios guardias apuntando a un hombre que gritaba que se alejara, mientras pegaba tiros al aire. El mismo individuo iba tratando de avanzar de esa forma, al verlo cerca Ranma se ocultó detrás de un pilar esperando el momento, a metros de él vio escondidos a dos niños trató de hacerle señas para que se acercaran, pero los niños parecían demasiado asustados para moverse. El hombre llegó al frente de donde estaban los niños, cuando trato de avanzar más los percibió y apuntó su arma contra ellos.

- ¡Déjenme ir o ellos morirán! - grito alterado moviendo el arma en amenaza.

- ¡Suelta el arma y te dejaremos ir! - respondió uno de los guardias intentando acercarse.

- ¡Ni de broma! ¡Voy a disparar!

Ranma lo vio poner su dedo al gatillo y se movió rápido en dirección a los niños, los jaló contra él mientras los cubría con su cuerpo. Fueron milésimas de segundo que tardó en levantarse e ir en contra del hombre que tenía enfrente, de un sólido golpe lo mandó volando contra la pared, mientras veía a los guardias acorralarlo y desarmarlo enseguida. Aunque el sujeto estaba totalmente noqueado. Soltó el aliento que estuvo conteniendo hasta el momento, en verdad fue un instante de adrenalina. Sintió un ligero mareo que se fue intensificando, luego algo caliente corrió por su pecho. Lo último que vio fue a Akane venir corriendo hacia él, luego todo se volvió oscuro.

- ¡Ranma! ¡Ranma! - lo movió ligeramente intentando que reaccionara.

- ¡Llamen una ambulancia! ¡Tenemos un herido! - dijo alterado uno de los guardias. - Hay que detener el sangrado - dijo sacándose la camisa y poniéndola en el lugar de la herida.

Una multitud se formó alrededor, todos miraban expectantes.

- ¡Soy médico! ¡Déjenme pasar! - se abrió paso entre la multitud y comenzó a atenderlo.

- ¡Ranma! ¡Por favor reacciona! - sentía que el aliento le faltaba, nunca había sentido tanto miedo como en ese momento. No sabía que hacer, solo escuchaba murmullos a su alrededor.

- Está muerto... lo siento mucho - dijo con mucha pena en su voz.

- ¡No puede estar muerto! ¡Se equivoca! - reaccionó agarrando de la camisa al supuesto médico.

- Tranquila señorita, trate de calmarse - pidió intentando ser condescendiente.

- ¡No me voy a tranquilizar! ¡Él no está muerto! - lo soltó mientras se acercó al cuerpo de Ranma abrazándolo. - Amor, despierta por favor - murmuró bajo besando su rostro.

- Llegó la ambulancia - mencionó un guardia.

- Debemos apartarla, para que puedan llevarse el cuerpo - comentó en un susurro.

Intentaron hacerla ponerse de pie, pero ella se resistió cuanto pudo y era imposible, esa mujer era demasiado fuerte para ellos.

- Mi niña tranquilízate, aquí están tus bebés. - mencionó una anciana que traía el carrito con los bebés.

Akane reaccionó acercándose a sus hijos y en ese momento aprovecharon para subir el cuerpo de Ranma a la ambulancia.

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El día de hoy estamos todos reunidos, para el último adiós de quien en vida fue Ranma Saotome, padre, esposo, hijo y amigo quien la vida quiso llevárselo antes de tiempo.

Pedimos porque su alma esté en paz y tenga descanso eterno.

Todas las personas que lo amaron están aquí para acompañarlo en su último viaje.

Y desearle a su alma...

No quería escuchar nada de eso, solo quería irse a casa. Se encontraba demacrada, llevaba los últimos dos días totalmente pérdida, sentía tristeza, rabia, frustración y su vida había perdido sentido. Había llorado hasta el cansancio y aún así todavía sus lágrimas no se detenían, el dolor en el pecho la estaba matando. Su respiración era irregular, sentía un frío recorriendo cada parte de su cuerpo y no era totalmente consciente de lo que pasaba a su alrededor.

- Es hora hija - mencionó su papá mientras la agarraba de la mano.

Observó cómo comenzaban a bajar el ataúd, sintió un pánico terrible, se soltó del agarre de su padre y corrió intentado detener que la caja fuera bajada por completo.

- ¡¿Qué hacen?! ¡Detenga esto! - grito fuera de sí, intentando agarrar las cuerdas. Luego fue agarrada por su padre, Gemma y algunos otros más.

- ¡Sueltenme! ¡Tengo que ir con él! - dijo llorando mientras caía de rodillas. - ¡Ranma! vuelve... - murmuró antes de caer inconsciente.

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- ¿Dónde estoy? - preguntó por inercia. Se encontraba desorientado y la luz en ese lugar era demasiado deslumbrante. Parpadeo varias veces intentando acostumbrarse.

Un hombre estaba delante de él, cuando su visión se aclaró lo observó con curiosidad. Un tipo muy alto y de contextura delgada, estaba vestido con una especie de kimono negro. Lo miro caminar de un lado a otro buscando en algunos cajones y luego sentarse detrás de un escritorio.

- Estás muerto - respondió el hombre frente a él. - No tengo idea porque los humanos siempre nos complican el trabajo. Sabes, tenemos mucho que hacer aquí a diario. Si supieras la cantidad de almas que debemos supervisar y acompañar, quisiera que algún día los humanos tuvieran más consideración hacia nosotros.

- ¿Qué? - alcanzó a decir. Estaba más que confundido ¿Que especie de loco era este tipo? Se preguntó.

- Ranma Saotome, 22 años, casado, dos hijos. Una pena crecerán sin ti - dictaminó mientras comprobaba el registro. - Tenías una buena vida por delante, ibas a vivir muchos años. Moriste por salvar dos almas y ellos si pertenecían aquí. No como tú, señor héroe. En fin, más trabajo para mí. - se quejó tirando la carpeta en el escritorio.

- ¿Quién eres? - lo miro extrañado de que supiera todo eso.

- Un dios de la muerte, creo que ustedes los humanos nos conocen como Parcas.

- ¿Parca? - de verdad estaba loco ese hombre.

- ¿Siempre eres tan lento? - indagó mirándolo. - No me respondas mejor, vayamos a lo importante. Como te explico muchacho, moriste antes de tiempo. No era tu destino y ahora tengo que enviarte de vuelta.

- ¿Entonces, volveré a la vida? - dijo siguiéndole la corriente. Mientras se cruzaba de brazos y arqueaba las cejas.

- Así es, pero lastimosamente no a tu vida anterior. Sino a una vida nueva, comenzarás desde cero, vas a renacer y serás una persona totalmente distinta.

- Aja ¿Crees que soy idiota? Mejor deja de bromear - soltó molesto.

- Idiota si lo eres ¿Acaso no recuerdas como moriste?

- Como voy a recordar algo que no es ver...- entonces recordó lo que había pasado ese día y sintió un escalofrío que lo recorrió por completo. Se golpeó la cara tratando de comprobar si esto no era alguna pesadilla, luego lo miró asustado, temiendo lo peor. - ¿En verdad estoy muerto?

- Lo estás, sólo mira a tu alrededor y podrás terminar de convencer.

Entonces obedeció y presto atención al lugar, era una especie de habitación de color blanco y no se escuchaba nada más que sus voces. Intentó abrir una puerta pero se topó con un espacio en blanco más amplio y que no parecía tener fin. Volvió en sus pasos y se tiró al suelo que era una superficie del mismo color.

- No, no, esto no puede estar pasándome. Akane y mis hijos, tengo que volver con ellos - miró al hombre nuevamente. - Ayudame a volver con ellos, por favor. Haré todo lo que quieras, pero déjame volver con ellos. - rogó desesperado.

- Si pudiera lo haría, el problema es que tu cuerpo murió y cuando el cuerpo muere, todo acaba. - comento mientras se levantaba. - Vas a reencarnar en un nuevo cuerpo, es lo que estipulan nuestras leyes.

- No es lo que necesito.

Bueno si algo podría aceptar, era que no muy seguido se topaba con almas tan singulares. Lo más común era personas que se quitaban su propia vida, ese tipo de almas eran apodada como "Almas perdidas" daban bastante trabajo, porque les tocaba llevarlas al más allá y tratar de darle paz a esa atormentada alma, así cuando tuviera que renacer está llevará una mejor vida. Pocas veces se topaba con personas que morían antes de tiempo por salvar almas destinadas a llegar aquí.

- Te haré un favor señor héroe, te permitiré reencarnar con todos tus recuerdos. Lo que decidas hacer es tu problema, piensa que es un regalo por tus buenas acciones. Eso sí, ni se te ocurra volver a morir tan rápido. No quiero volverte a verte por aquí hasta dentro de muchos años. - termino de decir volviendo a buscar algo en sus registros.

- ¿Enserio? - dijo emocionado, eso era mejor que volverse alguien totalmente diferente y sin recuerdos. Tenía otra oportunidad y debía aprovecharla.

- Eso dije, ahora guarda silencio mientras busco tu nuevo cuerpo. - movió las hojas y miro detalladamente la información. Estuvo varios minutos así hasta que habló nuevamente. - Justo lo que buscaba ¿Estás listo? - pregunto al verlo de mejor ánimo.

- Nunca he estado más listo - sonrió decido.

Noto como su cuerpo brillaba y la luz se hacía más intensa a cada segundo.

- Por cierto, actúa con normalidad. Sino tendrás muchos problemas - soltó una carcajada sonora.

- ¿A qué te refieres? - intento preguntar. Pero todo se volvió oscuro nuevamente.

Sentía que era arrastrado por alguien y todo se sentía viscoso. No podía ver nada.

- Es un niño, felicidades señora - mencionó el médico.

Cuando abrió los ojos todo estaba medio borroso, sentía como era limpiado y la figura de una mujer frente a él. Luego de minutos lo entendió, cuando decía reencarnar era desde el principio. Y ahora estaba ahí atrapado en el cuerpo de un bebé, maldijo a la parca que se había burlado de él.

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Tenía esta idea en mente hace bastantes días, como ando con tiempo libre aproveche. Siempre me ha gustado todo lo referente a lo sobrenatural y cosas por el estilo, aunque sí debo aclarar que la historia no se centrará en ese punto. Solo es un recurso usado en este capítulo para encaminarla.

Y no, no soy cruel, era necesario matar a nuestro querido Ranma por el bien de la trama.

Muchas gracias por leer, se les quiere un montón hermosuras.

Nos vemos pronto