Disclaimers: aquí traigo una nueva historia basada en un dorama japonés con los personajes de Cardcaptor Sakura, que pertenecen a las CLAMP. Hago esto por puro entretenimiento. En resumen, que no me lucro con esto. Espero que disfrutéis de la historia tanto como yo he disfrutado escribiéndola.

LA ESPINA DE ALICIA.

Capítulo 1. Humpty Dumpty.

Era primavera. Después de tantos años, Sakura lo había conseguido pese a todas las dificultades que tuvo que sortear. Pese a su juventud, no sólo consiguió licenciarse en medicina, sino que había conseguido entrar a trabajar en el Hospital Universitario de Tomoeda. En realidad no lo había conseguido del todo. Lo más difícil comenzaba ahora, pero estaba decidida a lograr aquello que se había propuesto desde hacía quince años.

A día de hoy, Sakura contaba con veintinueve años. Seguía manteniendo su cabello castaño corto como cuando era niña, ojos verdes y una cara fina, bonita y casi infantil, pese a la seriedad de sus facciones.

Cuando entró en el hospital, se dirigió a su taquilla, se puso su bata médica y antes de cerrarla, echó un vistazo al informe médico de Fujitaka Kinomoto, para evitar dudas y recordarse a sí misma por qué estaba allí.

Seguidamente, se dirigió a la reunión médica que solían mantener todos los departamentos del hospital, y donde los nuevos miembros del equipo serían presentados.

Flashback.

En los pasillos del Hospital Universitario de Tomoeda, una niña castaña de catorce años corría desesperada hacia los quirófanos.

¿Por qué?¡Papá! –al ver la camilla, con el cuerpo inerte de su padre se temió lo peor. Efectivamente, se apresuraron a cubrir su cara con la sábana. A continuación, a Sakura se le cayó el libro de tapa dura de color rojo púrpura.

Fin del flashback.

Al pasar por aquel mismo pasillo, Sakura volvió a revivir aquel fatídico día de forma muy vívida.

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–La nanocirugía robótica NOA ofrece prestaciones innovadoras con las cuales, el tratamiento quirúrgico se ve facilitado por la implantación de unas gafas con visión en 3D. Estas gafas ofrecen una visión estereoscópica del campo quirúrgico del paciente para tratamientos de alto nivel que con cirugías convencionales no tendrían éxito. Actualmente, NOA sólo se utiliza en el área de la neurocirugía, sin embargo, dependiendo de cómo se utilice, puede demostrar un gran potencial en el campo digestivo. No hay ningún hospital en el país que utilice NOA en el sistema digestivo. Por eso creo firmemente que el Hospital Universitario de Tomoeda debe liderar su implantación. –dijo la Dra. Madoushi al acabar su intervención en la reunión, que venía ilustrada con imágenes en una gran pantalla. Al acabar, dos médicos descorrieron las cortinas de la amplia sala para que entrara la luz tras la presentación.

–Estoy de acuerdo en que es nuestra misión allanar el camino para la aplicación de la tecnología más avanzada de nuestro país. Y para ello NOA es indispensable. –opinó el Profesor Hien Li.

–Sí, pero hay que considerar el enorme gasto que eso supone. –dijo el Profesor Kaito, Jefe del Departamento de Trasplantes.

–Sí, pero los hospitales universitarios que no pueden promover innovaciones no tienen sentido. –volvió a opinar el Profesor Li.

–Cierto, pero así sólo invertiríamos para cosas selectas, en lugar de ir mejorando servicios e instalaciones que lo necesitan. –volvió a decir el Profesor Kaito.

–Y aquí tenemos la atracción principal. El juego del gato y el ratón del Profesor Li y el Profesor Kaito. –cuchicheó Meiling, una enfermera de cabello negro y de cara pizpireta a otra enfermera.

–Sí, la carrera hacia la dirección está servida. –asintió la enfermera.

–Yo diría que el Profesor Li tiene la atención de los medios y que la Dra. Madoushi está a su amparo. Va un paso por delante. –comentó Meiling, mirada disimuladamente por un enfermero calvo que rondaba ya los cincuenta años.

–Los últimos avances en tecnología médica no sólo beneficia a los pacientes, sino que también nos sirve para formación. –volvió a argumentar Hien.

–No obstante, ya hablaremos de esto en la reunión de jefes de departamento. –medió otro médico para acabar con un debate que no debía tener lugar en aquel momento.

–Tenemos noticias del Departamento de Cirugía Digestiva. –intervino el Dr. Takashi Yamazaki con orgullo. Yamazaki era un joven médico moreno de pelo corto que parecía que siempre tenía los ojos cerrados, lo que le daba un aspecto muy risueño. –El mes pasado la Dra. Madoushi realizó con éxito una esofagectomía laparoscópica a una velocidad alucinante. Sólo le llevó dos horas y media y salió en los titulares del periódico Maicho Shimbun.

–Fue gracias a la guía del Profesor Li. –dijo la Dra. Madoushi. –Soy muy persistente y me esfuerzo al máximo con los pacientes y los avances médicos.

Tras la noticia, Kaito comenzó a aplaudir, seguido del resto de sanitarios presentes, que era la gran mayoría.

–No es más que una idiota. –musitó para sí el Dr. Terada mientras aplaudía para no ser la nota discordante entre la multitud.

–A continuación, los nuevos médicos del hospital se presentarán. –dijo un responsable de la reunión mientras Meiling aplaudía aburrida. La fila donde estaban sentados los ocho nuevos médicos se levantó y se puso frente a los que serían sus nuevos compañeros.

–Soy la Dra. Sakura Asumi, del Departamento de Cirugía Digestiva. –se presentó Sakura una vez que sus siete compañeros se hubieron presentado.

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–Dra. Asumi. –dijo Meiling alcanzando a Sakura. –Soy Meiling, soy enfermera y también estoy en el Departamento de Digestivo. Encantada de conocerte.

–Encantada. –dijo Sakura inclinando su cabeza respetuosamente.

–Déjate de formalidades. Aquí somos más desenfadados. –dijo Meiling sonriendo.

–Eh, Meiling. –llamó el enfermero calvo mientras Sakura y Meiling salían juntas de la reunión. –¿Desde cuándo eres tan espléndida como para hacer comentarios durante la conferencia?

–Lo siento. –se disculpó Meiling.

–Jefe de Enfermeros Spinnel. –dijo Sakura al leer la identificación del enfermero. –Soy Sakura Asumi. Encantada de trabajar con usted.

–Una novata, ¿eh? Más vale que tengas esto en mente. Incluso los idiotas y los pacientes pueden ser útiles si se les maneja de forma sabia. –dijo Spinnel mirando a Meiling. –Iré a por sus cabezas si los consientes. Aparta… ¡Profesora!¡Felicidades!

Spinnel se marchó tras la Dra. Madoushi cual perrito faldero tras haberlo visto pasar y advertir a las dos jóvenes.

–Calvo de dos caras. –dijo Meiling de forma despectiva mientras miraban cómo Spinnel se colocaba junto a la doctora antes de que se cerrase la puerta del ascensor.

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Tras la reunión, Sakura se dirigió directamente al despacho de Hien para presentarse oficialmente ante él, ya que era el jefe del departamento de cirugía digestiva.

–Vengo a presentarme oficialmente. Me llamo Sakura Asumi y hoy comienzo a trabajar en su Departamento. Espero aprender mucho de usted. –dijo Sakura a Hien. El Profesor Li era un hombre de semblante muy serio pero guapo y con porte elegante que se acentuaba con la bata que dejaba ver su chaleco y corbata. Era delgado y aunque su cabeza estaba prácticamente cubierta de canas, se intuía que en su juventud tuvo el cabello castaño por los resquicios de pelo que le quedaban sin canas.

–¿Cuál es el pilar de un hospital universitario? –preguntó Hien, que miraba a la ventana.

–La medicina clínica para el tratamiento de los pacientes, la formación de nuevos médicos y…–dijo Sakura, pero se vio interrumpida por su jefe.

–La esencia de un hospital universitario es la investigación. Es nuestro deber contribuir al futuro de la medicina llevando a cabo investigaciones exhaustivas basadas en los datos obtenidos de los pacientes que están bajo tratamiento clínico. Los médicos que se ven superados por los pacientes y no pueden contribuir al avance de la medicina no se necesitan aquí. ¿Lo entiendes? –preguntó Hien mirándola por primera vez.

–Sí. –dijo Sakura sonriendo.

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Tras la reunión Spinnel comenzó a hacer ronda junto a otra enfermera.

–¿Cómo se encuentra hoy? –preguntó Spinnel, el jefe de enfermeros con una cara sorprendentemente amable.

–El tubo de la nariz le molesta bastante. –respondió la hija en nombre de su anciano padre señalando el tubo en cuestión. –¿Sería posible quitárselo cuanto antes?

–Por supuesto. Lo entiendo. Se lo haré saber al médico. –respondió Spinnel.

–Gracias.

–Deja el tubo de alimentación tres días más. No es necesario quitárselo. –le ordenó Spinnel a la enfermera una vez que salieron de la habitación.

–Pero…

–De todas formas los pacientes no entienden lo que les decimos. –interrumpió Spinnel antes de que lo cuestionara. –Si se lo quitamos ahora tendremos que cambiar todo el sistema de alimentación y medicación.

Después, Spinnel fue al control de enfermería, donde se puso a revisar un informe en un ordenador, sin cortarse en reñir a la enfermera que lo había hecho, la cual mantenía la cabeza baja.

–¡¿Eres estúpida?!¿Por qué has escrito esto? Si no está en el informe luego puedes decir que no lo sabías.

La escena no pasó desapercibida para Sakura, que salía en aquel momento de una habitación. Parecía que todo el mundo estaba acostumbrado, porque ningún otro sanitario prestó atención a la escena, excepto Meiling.

–Ha estado riñéndola durante media hora. –dijo Meiling.

–Pero…–intentó defenderse la enfermera a la que no le parecía nada ético obviar información en el informe.

–Pero, pero… –imitó Spinnel. –No quiero oír más "peros". Escucha. Los enfermeros también somos humanos y pueden olvidar anotar cosas, ¿no crees?¡¿O es que acaso eres perfecta?!

–Jefe Spinnel. No hace falta hablarle de esa manera. –dijo Meiling, sacando a relucir algo de su carácter.

–¿Qué problema tienes, Meiling? Los hospitales no son hoteles. Si quieren recuperarse, deben seguir nuestras instrucciones. –sentenció Spinnel mirando a los ojos a Meiling y acabando con la discusión.

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Tras salir del trabajo, Sakura llegó a su apartamento de luz tenue, o más bien habitación que constaba de un baño, una pequeña cocina abierta y una cama. Junto a la cama, había una mesita de noche presidida por dos fotografías enmarcadas. En una ella tan sólo era un bebé sostenida por su madre Nadeshiko, de la que sacó sus ojos verdes, y su padre, un hombre castaño, con gafas y aspecto afable. Se veían muy felices. En la segunda, Sakura ya contaba con catorce años y salía con su padre, ambos muy sonrientes frente a la parte trasera del hospital, donde había un bonito cerezo y donde muchos pacientes solían ir para tomar un poco el sol.

Tras desprenderse de su chaqueta, Sakura cogió un libro de color rojo púrpura de tapa dura con el título en dorado. Era "Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas"de Louis Carroll e ilustrado por John Tenniel. Tras sacarse un botellín de agua de la nevera, subió unas escaleras donde en un altillo tenía unas estanterías llenas de blocs, una mesa con un ordenador y una pared llena de fotografías que había ido realizando a lo largo de varios años. Encendió el ordenador y mientras se cargaba, volvió a mirar dos informes que pertenecían a su padre. Aparentemente eran iguales, de no ser por algunos datos. Uno de los más llamativos decía que el paciente perdió 300ml de sangre, mientras que en el otro indicaba que había perdido 3000ml.

En el informe venía reflejados tres nombres: Dra. Madoushi, el Dr. Terada como asistente y el enfermero Spinnel, pero Sakura se centró en éste último, que ejerció de enfermero de instrumental quirúrgico y al que recordaba como si todo lo que ocurrió hubiera pasado el día anterior.

Flashback.

En los pasillos del Hospital Universitario de Tomoeda, una niña castaña de catorce años corría desesperada hacia los quirófanos.

¿Por qué?¡Papá! –al ver la camilla, con el cuerpo inerte de su padre se temió lo peor. Efectivamente, se apresuraron a cubrir su cara con la sábana. El Dr. Terada tiraba de la camilla mientras que Spinnel se colocó delante de la niña.

Su condición empeoró durante la operación. –explicó Spinnel.

¿Qué ha pasado en la operación? –preguntó una desesperada y llorosa Sakura.

Espera al informe médico. –dijo Spinnel fríamente.

A continuación, a Sakura se le cayó el libro de tapa dura de color rojo púrpura.

Fin del flashback.

La actitud y la forma de hacer que había observado en Spinnel le confirmó a Sakura que aquel enfermero no tenía demasiados reparos en ocultar o falsear información. Sakura miró a la pared, cogió una de las fotografías que a lo largo de esos años consiguió sacar al enfermero y la enganchó en otra pared libre. Seguidamente, cogió el bloc dedicado solamente a Spinnel, que incluía fichas, turnos, mapas con los recorridos que solía hacer, lugares que frecuentaba, así como diversas fotografías. Sakura puso la información más útil en la pared, junto a la otra fotografía.

Después abrió el libro hasta dar con la ilustración de Humpty Dumpty, un personaje cuyo cuerpo y rostro era un huevo y que casualmente guardaba un gran parecido con Spinnel. Un parecido que no sólo era físico, sino que a juzgar por lo que Sakura había visto, era como el mismo personaje ya que tanto el personaje del libro como el enfermero ponen de manifiesto que quien ostenta el poder, utiliza el lenguaje como le da la gana y según sus propios intereses. Por tanto, quien ostenta el poder, pone la norma y está por encima de ellas.

Humpty Dumpty. Al final cae y se rompe. –dijo Sakura al ver una de las ilustraciones sobre cómo acababa ese personaje.

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Unos días después, Spinnel estaba en el turno de noche. Tras haber realizado una ronda entre los pacientes llegó al control de enfermería y encima de su mesa encontró un sobre gris. Cuando lo abrió, encontró un naipe negro. Al girarlo, vio a Humpty Dumpty. La ilustración era en blanco y negro. Era un huevo con extremidades y rostro al que le salían unas culebras por la boca. Abajo rezaba El mentiroso de Humpty Dumpty.

–¿Mentiroso? –se preguntó Spinnel extrañado. Entonces sacó un folio que también contenía el sobre. –Fujitaka Kinomoto. ¿Qué hace este informe aquí? Si esto sale a la luz estoy acabado.

Entonces se fijó que en el pasillo contrario por el que había llegado había otra copia del informe. Rápidamente se dirigió hacia allí nervioso. Pero no sólo estaba esa. Había todo un reguero de copias que formaban un camino que Spinnel fue recogiendo rápidamente. Era una suerte que a esas horas no hubiera el tránsito de gente que solía haber durante el día.

–¿Quién ha hecho esto? –preguntó para sí mismo y visiblemente nervioso. Cuando pensaba que había terminado, llegó a una puerta que le llevaba a una escalera de servicio. A su pesar, los informes seguían hacia arriba, hasta que llegó a la azotea del hospital. Cuando llegó hasta arriba, se echó las manos a la cabeza al ver todo el perímetro de la terraza empapelada. Mientras arrancaba todos los folios, vio que también había informes que eran perfectamente visibles pero en una zona mucho menos accesible. Entonces, miró hacia arriba y vio una escalera plegable que estaba en una zona más alta. Se subió allí y tras intentar superar el vértigo que empezó a producirle aquella altura intentó bajar por la escalera como si fuera un anciano que intenta bajar hasta el agua de la piscina. Mientras alargaba el brazo para alcanzar uno de los informes, escuchó una voz dulce.

–Jefe Spinnel. –lo llamó Sakura. Spinnel miró hacia arriba sintiéndose como si lo hubieran pillado haciendo algo malo, cuando vio asomar la cabeza de la doctora castaña que había entrado a trabajar tan sólo hacía unos días. –¿Está usted bien?

–¡Sakura!¿Por qué estás aquí? –preguntó Spinnel. Entonces vio como la castaña sacó unas grandes tijeras y cortó una de las cuerdas que sostenía la escalera. –¡Ahh!¡¿Qué haces, idiota?!

–Había una vez una niña que perdió a su madre muy pronto en la vida. Por ello, fue criada por su bondadoso padre, que era médico. Sin embargo, hace quince años, ocurrió una tragedia. De repente, el padre enfermó en el hospital donde trabajaba y murió durante una operación.

–¿Tú eres la hija de Fujitaka Kinomoto? –preguntó Spinnel al reconocer la historia y atar cabos con el informe que había leído previamente.

–Tras la muerte de su padre, recibió de forma anónima un sobre con un informe médico. Era el informe de la operación de su padre. Pero era un informe completamente diferente al que le proporcionó el hospital cuando era niña. A día de hoy no sabe quién se lo envió, pero a la niña no le dijeron nada de la hemorragia severa ni del súbito descenso de la presión arterial que sufrió. Una operación. Dos informes. Y en ambos está tu firma.

–¡Yo no sé nada! –exclamó Spinnel agobiado y aferrándose a la escalera desesperadamente para no caer.

–Incluso los idiotas y las tijeras son útiles si se manejan sabiamente. –dijo Sakura reformulando aquellas palabras que pronunció el día que se presentaron tras la reunión del personal sanitario.

–¡Para! –gritó Spinnel desesperado al ver que Sakura iba a cortar el otro lado de la cuerda. –¡Está bien!¡Lo reconozco!¡Falsifiqué el informe!¡Pero sólo lo hice porque me obligaron!¡Es culpa de Madoushi, la cirujana!¡Madoushi intentó la cirugía laparoscópica, una técnica de vanguardia en aquel entonces con el único propósito de obtener reconocimiento para sí misma!¡Realizó la operación a pesar de que era una completa novata con ese procedimiento y tenía que consultar el manual constantemente!¡Y entonces todo se complicó!

Flashback.

Dra. Madoushi, la presión arterial está bajando. Pulsaciones de 160. –informó el anestesista.

Veamos el duodeno en la ecografía. –dijo Madoushi mientras miraba el manual.

Doctora, tenemos que hacer algo. –dijo Spinnel.

Succión. –ordenó Madoushi, mientras dirigía la vista del paciente al manual y del manual al paciente.

Fin del flashback.

–¡Si hubiese cambiado a una operación convencional quizás tu padre no hubiera muerto, pero ella insistió con la cirugía laparoscópica hasta el final!¡Fue Madoushi la que mató a tu padre! –se defendió Spinnel.

–Eso lo explica todo. –dijo Sakura, viendo que lo que le contó el enfermero tenía sentido. Al fin y al cabo, él sólo era un mandado. Quizás aquel fuera el inicio de su mala praxis al falsificar u omitir información en los informes.

–¡Te lo he contado todo!¡Por favor, súbeme rápido! –exclamó Spinnel desesperado. Sakura se incorporó todavía con las tijeras en la mano.

–Se suponía que Humpty Dumpty debía caer y romperse. –dijo Sakura sin dejar de mirar a Spinnel.

–¡No, por favor!¡No cortes la cuerda!¡Si lo haces tú también serás una asesina! –gritó Spinnel mientras intentaba subir, comprendiendo que con Humpty Dumpty se refería a él mismo.

–Mientras tú has estado viviendo tranquilamente durante estos quince años, yo he estudiado medicina, me he cambiado el apellido, he investigado y me las he arreglado para entrar en este hospital para vengarme de cada persona que condujo a mi padre hacia la muerte. –dijo Sakura fríamente mientras alzó la tijera para pinchar a Spinnel en la mano, que había conseguido subir unos metros.

–¡Perdóname!¡Haré lo que sea! –exclamó Spinnel. Entonces, Sakura se detuvo. –¿Cualquier cosa? –preguntó Sakura. Quizás Spinnel le fuera de utilidad para llevar a cabo su venganza.

–Lo que sea, pero te lo ruego. No me dejes caer. –dijo Spinnel casi llorando.

–Tienes que expiar tus pecados. –dijo Sakura.

–¿Me estás pidiendo que me entregue a la policía? –preguntó Spinnel.

–No soy una defensora de la justicia. Es fácil. Sólo tienes que hacer lo que yo te diga, porque mi venganza sólo acaba de empezar.

Continuará…