Percy Jackson y los dioses del Olimpo pertenece a Rick Riordan.
N/A Diego: Esta historia ocurre ANTES de Héroes del Olimpo. Intenté leer la historia muchas veces, pero no podía. Entiendo porqué los personajes de la saga anterior son importantes, pero no me cierra que, en una nueva historia original, Riordan los necesite, en lugar de habernos hablado única y exclusivamente de los Romanos.
Mi historia ocurre. DESPUÉS del Último Héroe del Olimpo, pero no tiene nada que ver.
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Una extraña Mestiza amnésica.
01: Ojos color mar.
Annabeth Chase, quien, hasta aquel día, había sido vista por el Campamento, con respeto, estaba derramando lágrimas de forma inconsolable. Había entrado en la cabaña de Poseidón y se había acercado a la fuente que Poseidón había creado, para cuando su hijo, necesitara hacer alguna llamada Iris. Sostuvo una moneda de Dracma en su mano e intentó controlar el sollozo que escapaba de su garganta. —Por favor... enséñame... a Atenea en su templo. —la niebla flota fuera de la fuente, sin mostrar nada. Suspirando, Annabeth cortó aquel mensaje Iris y recogió el Dracma —Por favor: Enséñame a Atenea en.… la Sala del Trono de los dioses —la niebla flotó unos instantes, hasta enseñar la imagen de su madre. Un sollozo escapó de la garganta de la rubia —Madre...
Instantáneamente, la Diosa de la Sabiduría de ojos grises, subió su mirada, encontrándose con su hija favorita. —Annabeth —su felicidad, ante la inesperada, pero bienvenida llamada, era más que cálida.
—Madre... Yo... yo... —su voz se perdió, mientras que Annabeth intentaba explicar, todo lo que había estado pasando en el Campamento, desde hace algunos meses. La imagen del hijo de Poseidón en su cabeza, solo causó que el dolor aumentara —Tú... o.… alguno de ustedes... ¿Sabe algo de Percy? —la rubia ahogó un sollozó.
Atenea miró extrañada a su hija y Poseidón fue lo mismo. Finalmente, Apolo habló, al ver que nadie más lo haría. —Annabeth nos está ocultando algo... —Y extendiendo su mano derecha, delante de Annabeth y ante Consejo Divino, apareció lo que estuvo pasando en el Campamento: Era culpa del más reciente hijo de Zeus, un chico llamado Jack Payton, quien estuvo adquiriendo fama, por cosas pequeñas y proezas estúpidas: Como correr hacia el bosque y luego regresar, siendo perseguido por monstruos, para luego ser él, quien los matara a todos. Inventaba historias, entremezclando realidad y ficción, que todos terminaron creyendo, porque lo tenía todo por escrito y memorizado. Todos le creyeron y lentamente, se fueron olvidando de Percy, quien sí era un héroe hecho y derecho. Entonces, se mostró una escena de Percy arrodillado delante de Atenea, todos escucharon a Percy, decirle a la diosa de la sabiduría y rival de su padre, que él haría lo que ella le ordenara, con tal de poder demostrarle que amaba a Annabeth y la diosa de la sabiduría, le dio una variante de los trabajos de Heracles. Pues Percy ya había enfrentados a Cerbero, ya había matado al Minotauro y a la Hidra, cabalga al Jabalí de Erimanto, estuvo ante las Yeguas de Diomedes, estuvo ante las Hesperides... así que Atenea se las ingenió y los logros de Percy solo aumentaron y él llevó estas pruebas, estos nuevos 12 Trabajos, ante Atenea, quien dio su aprobación y le entregó un anillo, para que él pudiera entregárselo a Annabeth en matrimonio. Pero cuando volvió al Campamento, muchos lo despreciaron y encontró a su novia, haciendo el amor con Jack. Percy comió a escondidas, empacó sus cosas, tomó a Blackjack en la noche y se marchó, tan lejos como pudo, hasta que Blackjack y Percy, cayeron en las aguas de Ponto y luego, ya no se sabía nada. —Bueno: Ahora sabemos lo que pasó con Percy. No es como si pudiéramos culparlo, por no querer volver o estar desaparecido, ante los actos de tu hija, Atenea.
Atenea suspiró dolida y asintió. Ella solo quería estar triste, pero en cambio, una gran cantidad de rabia, escapó de su interior. Ella, que jamás había tenido a nadie que la amara así. Que nunca nadie le dijo que la había amado, como ella sabía que Perseo amaba a Annabeth... — ¡¿CÓMO PUDISTE SERLE INFIEL A ALGUIEN QUE LO HA DADO TODO POR TI, ANNABETH?! ¡¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO, ESPECIALMENTE CON UNO DE MIS HERMANOS, SABIENDO COMO SUELEN SER DE RASTREROS?!
—Madre... yo solo... yo... no...
—Yo: Atenea: Diosa de la sabiduría, la estrategia, la guerra justa, la razón, los oficios y las artes, desconozco a Annabeth Chase como mi hija y la nombro como: La traidora del Campamento Mestizo. —dijo con voz firme, pero con ojos dolidos. Aunque no hacía Annabeth, sino hacia Percy Jackson, quien ahora estaba desaparecido y de quien su padre ahora mismo, estaba gritando órdenes a un grupo de dioses menores, para que fueran a buscar al ahora Héroe Perdido del Olimpo.
Annabeth chilló horrorizada ante los actos de su madre y hacia sus propios actos despreciables.
La cabaña de Poseidón comenzó a temblar y gemir, como si fuera a derrumbarse, por aquel terremoto, se dio la vuelta y corrió hacia la salida, saliendo justo a tiempo, solo para que el terremoto se detuviera.
Antes de que Annabeth pudiera siquiera suspirar y racionalizar, que la cabaña no le caería encima, sino que Poseidón únicamente deseaba sacarla de su propiedad, se escuchó un trueno y el Consejo Olímpico, ahora compuesto por 14 dioses: Zeus, Hera, Poseidón, Deméter, Ares, Atenea, Artemisa, Apolo, Hermes, Hefesto, Afrodita, el Sr. D (veía aburrido), Hades y Hestia (recién incorporados al Consejo).
Apolo, como dios de la verdad, desmintió uno por uno, los supuestos grandes logros de Jack Payton, dejándolo balbuceante y atrapado en sus propias mentiras. Zeus lo desconoció como hijo suyo y proclamó al ahora (oficialmente) desaparecido Perseo Jackson hijo de Poseidón y Sally Jackson, como el más grande héroe del Olimpo y del Campamento Mestizo.
Cuando los dioses desaparecieron, Jack y Annabeth, vieron con temor a los Campistas y echaron a correr, hacia el interior del bosque.
De regreso en el Olimpo, Zeus colocó un decreto divino: Las Cazadoras debían de buscar y encontrar a Perseo Jackson. Si intentaban lastimarlo, únicamente por ser un varón, entonces él, personalmente y junto Poseidón, iban a matarlas a todas y a cada una de ellas.
Y como un gesto de buena fe, para que su sobrino favorito fuera encontrado, Zoë Nightshade y Bianca Di Angelo, fueron resucitadas por Hades, rápidamente, Artemisa las abrazó y descendieron de vuelta al Mundo Mortal, justo al Campamento de las Cazadoras. —Cazadoras, atención —todas dejaron de holgazanear y las que conocían a Zoë, corrieron a abrazarla. —mi hermano mestizo: Jack Payton mintió al Campamento, Perseo Jackson fue despreciado, ahora que se ha descubierto su inocencia, nos han ordenado encontrarlo... pero el tío Poseidón afirma no poder encontrarlo así que... —su energía se agotó y ella suspiró —chicas: no todos los hombres son malvados o violadores eso... eso es lo que quiero decirles.
— ¿Dónde fue el último lugar en el que alguien vio a Percy, mi señora? —Preguntó Bianca, queriendo encontrar a su amigo pronto, cubrirlo de besos y abrazos... igual que Zoë y Thalía.
—En Grecia, en el mar de Ponto —dijo Artemisa, las Cazadoras asintieron. Pero las más decididas, eran Zoë, Thalía y Bianca. En minutos, las Cazadoras estaban en camino, hacia Grecia. Pero no encontraron señales de ningún Mestizo. Y Perseo era uno. No estaba allí. Lo buscaron por más de dos semanas y definitivamente, él no estaba allí. El grito de dolor de sus tres Cazadoras: Zoë, Thalía y Bianca, fue desgarrador para el corazón de Artemisa.
Ni Artemisa, ni tampoco Zoë, lo dirían ni siquiera bajo tortura: Pero ambas llegaron a tenerle cariño a Perseo Jackson.
Una ola enorme, chocó contra la costa y las rocas, sirvieron de rompeolas, para mostrar a alguien que estaba atrapado, entre las rocas allá abajo.
— ¡LADY ARTEMISA, PARECE HABER ALGUIEN ATRAPADO ENTRE LAS ROCAS A NIVEL DEL MAR! —Gritó Cecyle. Rápidamente, descendieron por un camino de cabras, hasta poder acercarse a las rocas y al mar embravecido, sin importar mojarse o que sus ropas, ahora les quedaran pegadas al cuerpo.
—No perderé a nadie más. —Pensó Thalía, quien lanzó un rayo hacia la pared de roca detrás de sí, haciendo gritar a sus hermanas y un bloque rectangular, cayó sobre las rocas espinosos, creando un puente rocoso y peligroso, que ella, junto a Zoë, Artemisa y Bianca, cruzaron, para acercarse a la persona y rescatarla.
—Es un Mestiza —aseguró Artemisa, mientras volvían con las demás y aquella niña de cabello castaño y se camiseta anaranjada, todavía inconsciente.
— ¡Mi Lady, veo los restos de una embarcación! —dijo Sophie.
—Mira si hay más sobrevivientes y tráelos, sin importar si son mortales, hombres o mujeres, niños o niñas —ordenó Artemisa, un grupo de seis Cazadoras, fueron a registrarlo.
Armaron el Campamento y dejaron a la chica a un lado, a la espera de que despertara.
— ¡MI LADY! —Gritó Sophie, trayendo en sus manos, una espada conocida por más de una de las allí presentes. Anaklesmus. Zoë, Thalía, Bianca y Artemisa la miraron a ella y a su grupo, tratando de encontrar a Percy Jackson, pero el chico no estaba allí. —No hay señales de nadie más. Si Perseo Jackson estuvo aquí, entonces esto es todo.
Ella despertó casi a Medianoche y Artemisa, con una apariencia de quinceañera, la miraba gentilmente. A pesar de todo, la diosa de la Caza, admitió que aquellos bellos ojos verde marino la dejaron sin oxígeno, sin habla y sin saber qué hacer o decir. El dolor en su pecho aumentó, gracias a esta aparente hija de Poseidón, salida de la nada. — ¿Cómo te sientes?
—No tan mal. Pero... no puedo...
—Soy Artemisa, diosa de la Cacería y la Luna, te encontramos en medio de un naufragio muy feo y.… o eras la única tripulante o eres la única sobreviviente —explicó Artemisa — ¿Cuál es tu nombre?
—No puedo recordar. —dijo ella, agachado la cabeza —Solo recuerdo... alguna... clase de... conexión con... ¿Los dioses del Olimpo y un Campamento?
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La chica era una Mestiza, pero Perseo Jackson no estaba en aquel barco, eso era obvio y tras una rápida llamada a Poseidón, quedó claro que Percy no estaba en la Atlántida.
La tierra se lo había tragado o bueno: El mar lo hizo.
