REVENGE
~Capítulo 12 Parte II~
Yamato observó atentamente los ojos de aquella mujer, esos ojos color miel que le recordaban tanto a...
Mimi
Era increíble, jamás pensó que se encontraría con una mirada tan similar a la de ella, porque siempre consideró que era única.
Haruna, mejor dicho, Mimi, se sintió nerviosa ante el contacto visual y aquella cercanía.
Yamato sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras su mente intentaba desentrañar el misterio detrás de esa sensación de familiaridad. La mirada de Haruna le resultaba sorprendentemente conocida, como si la hubiera visto antes en algún lugar, en algún momento de su vida.
—¿E? Señor Ishida.— Haruna lo llamó— Me está aplastando.
Rápidamente ambos se colocaron de pie.
—L-lo siento.— Musitó el rubio nervioso antes de colocarse de pie y extenderle su mano a la castaña.
Sí, le extendió la mano.
Esto le sorprendió a la castaña, pero sobre todo a él, ya que este tipo de gestos de "caballerosidad" solo los tenía con sus hijas.
La mujer aceptó su mano y rápidamente se colocó de pie.
Los ojos de Haruna reflejaban una mezcla de sorpresa, incomodidad y confusión. Ella también parecía sentir la extraña conexión que había surgido entre ellos.
—No se preocupe.— Respondió Haruna mientras acomodaba su chaqueta.
Justo en ese minuto el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron dejando ver a Nene junto a un hombre con uniforme, probablemente el mecánico.
—¡Papá!— Exclamó Nene.
—Hija.— Respondió el rubio.
—Siento la demora, el reparador tardó en llegar.
—No te preocupes, lo importante es que pudimos salir.— Musitó Yamato mientras arreglaba su chaqueta que bastante desastrada quedó cuando cayó con Haruna.
Nene pasó su mirada por su padre, quien estaba acomodando su ropa y a su vez tenía las mejillas ruborizadas, sí ¡ruborizadas! ¿qué onda? pasó su mirada por la mujer castaña.
—¿Cómo se siente señora Anderson?
—¿e?—Balbuceo la mujer— Bi-bien...—Parecía incomoda mientras arreglaba su chaqueta.
Posiblemente, a otra persona estos comportamientos hubiesen pasado desapercibido, no obstante, para Nene no, ella era muy fijada en las cosas, en especial en el comportamiento de la gente, ya que le gustaba poner en práctica los conocimientos de psicología que tenía, gracias a unos cursos online impartidos por la Universidad de Harvard para conocer la mente de las personas.
—¿Seguros?— Preguntó Nene desconfiada.
Haruna asintió, Yamato también iba a asentir, pero...¡Recordó la razón por la cual salió corriendo de su oficina!
—¡Nene! ¿Dónde está Rika?
—¿Rika?— Musitó Nene—Se fue hace bastante de aquí.
—¿A dónde?
—No sé.— Contestó la melliza de Izumi.
¡Rayos!
Yamato llevó sus manos a sus pantalones buscando su móvil.
—¡Rayos! No tengo mi celular.— Comentó— Tendré que ir a buscarlo.
Haruna hizo una mueca— ¿E? Permiso, señor Ishida, pero me tengo que ir.
—¿E? S-sí, vaya Haruna.— Respondió Yamato.
Fue así como Haruna volteo hacia Nene— Que tenga buena tarde señorita Ishida.
Nene simplemente movió su cabeza, por alguna razón, no le daba buena espina esa mujer.
Sin decir más, Haruna caminó a la salida.
Sora se encontraba en su habitación, aun triste, sin energía de moverse.
Su corazón aún estaba roto, porque perdió a su amigo, confidente y esposo.
¡Jamás esperó esto de Yamato!
Sí, no se amaban, pero le pidió confianza cuando se casaron.
¡Toc, toc!
Un sonido en su puerta se escuchó, sin embargo, no se dignó en ir a abrir.
¡Toc, toc!
Nuevamente sonó.
—Sora.— Una voz se escuchó y la puerta se abrió.
La pelirroja volteo levemente su mirada y se encontró con la última persona que quería ver—Madre ¿qué haces aquí?
—Vine a verte.— Respondió la mayor e hizo una mueca— Pensé que podríamos salir.— La observó de pie a cabeza— Pero Layla me dijo que no estabas en condiciones y ahora sé por qué.
Sora hizo una mueca y se maldijo así misma, ya que debió darle la indicación a su nana que no dejará entrar personas indeseables a su casa, en ese día.
—¿Por qué estás así?— Toshiko le habló a su hija, quien se encontraba impresentable, con el cabello desordenado, el vestido del día anterior totalmente arrugado, su maquillaje escurrido, literalmente parecía un zombie.
Sora no respondió.
—¡Ey!— Toshiko se acercó y tomó su brazo— ¡Respóndeme!
La pelirroja simplemente mantuvo su silencio.
La castaña rodó los ojos y sin piedad, tiró un mechón de sus cabellos rojizos— ¡Ey! Despierta.
Sora se incorporó sobre la cama ante esto— ¡Ey! No hagas eso.
—Es inevitable no hacerlo, ya que no me respondes.
—Madre no estoy de ánimos para hablar.—Contestó Sora— Acaso ¿no ves como estoy?
—Sí, lo veo...—Hizo una mueca con desagrado—Dime ¿Por qué estás así?— Preguntó la Takenouchi— ¿Qué te ocurrió?
Sora hizo una mueca: —No te importa.
—Claro que sí.— Respondió Toshiko— ¿Qué te tiene tan mal, como para que no me escuches?
La pelirroja simplemente se mantuvo en silencio, no quería hablar con ella.
—No me digas que nuevamente estás llorando por el recuerdo de tu bastardo y su padre.— Musitó la castaña con desprecio, provocando que la ira en Sora se avivara.
¿Qué clase de mujer se refería de esa manera a su propio nieto?
Sora alzó la mirada totalmente enojada ante esto.
—No digas estupideces.
—Disculpa, pero generalmente cuando estás así es por eso.— Respondió Toshiko.
Sora apretó su puño, evidentemente molesta del comentario que hizo su madre de su hijo. Sora contuvo el impulso de gritarle a su madre, consciente de que no quería empeorar la situación. Respiró hondo, tratando de controlar su ira antes de hablar. Sin embargo, ese comentario fue la gota que rebalsó el vaso.
Quizás, debía decirle, para que evidenciara con sus propios ojos que Yamato no era el "esposo ideal" como siempre le dijo, y con el cual siempre hizo sentir menos a Taichi.
—Lloro por culpa de tu preciado, adorado y dorado, Yamato.— Respondió Sora.
—¿Qué?— Preguntó la Takenouchi—¿Por qué?
—Porque me acabé de enterar que me fue infiel.
La confesión de Sora cayó como un peso en la habitación. Toshiko se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de su hija. La expresión de desprecio en su rostro se desvaneció, reemplazada por una mezcla de sorpresa y consternación.
—¿Qué? E-eso no puede ser.
—¡Sí es!— Exclamó Sora— El perfecto, heredero de los Ishida, me fue infiel.
La incredulidad se reflejaba en el rostro de Toshiko mientras escuchaba las palabras de su hija. Se aferraba a la imagen idealizada que tenía de Yamato, incapaz de aceptar la posibilidad de que hubiera sido infiel.
—Sora, no puedes estar segura de eso. Yamato no haría algo así —dijo Toshiko, tratando de encontrar una explicación alternativa.
Sora sintió que la frustración crecía dentro de ella al ver la negación de su madre. —Mamá, lo sé. Lo descubrí por mí misma. No hay dudas al respecto.
Toshiko negó con la cabeza con firmeza. —Debe haber algún malentendido. Yamato es buen esposo, como para hacerte algo así.
—¡Pero lo hizo, mamá! —insistió Sora, sintiendo las lágrimas empañar sus ojos— No puedo creer que estés tomando su lado en esto.
Toshiko se acercó a su hija y la abrazó con ternura, tratando de calmarla. —Sora, cariño, entiendo que estés herida y confundida en este momento, pero no puedes dejar que la ira te ciegue. Yamato es un buen hombre, y seguro que hay una explicación razonable para todo esto.
—¿Explicación?— Rio la pelirroja—¡Obvio no!
Sora se apartó del abrazo de su madre, sintiéndose aún más frustrada por su negativa a ver la realidad. Las lágrimas seguían brotando de sus ojos, pero esta vez estaban teñidas de un dolor más profundo, mezclado con el resentimiento hacia la actitud de su madre.
—Mamá, entiendo que no quieras aceptarlo, pero no puedo ignorar lo que sé. Yamato me fue infiel, y no hay ninguna explicación razonable que pueda justificarlo —dijo Sora con voz temblorosa, luchando por contener su ira—. No puedo seguir defendiéndolo, ni mucho menos perdonarlo después de esto.
Toshiko miró a su hija con tristeza, sintiendo el dolor que emanaba de ella. Sin embargo, seguía aferrada a su imagen idealizada de Yamato y se negaba a aceptar que su hija estuviera sufriendo debido a sus acciones.
—Sora, te ruego que reconsideres —dijo Toshiko con voz suplicante— Tu matrimonio es importante, y estoy segura de que Yamato está tan devastado como tú por esta situación. Todos cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos y seguir adelante juntos.
Sora sacudió la cabeza con incredulidad ante las palabras de su madre. —No puedo creer que estés defendiendo a Yamato después de lo que hizo.
—¡Pues obvio que debo defenderlo! Con tu enojo puedes arruinar a tu familia.— Respondió la castaña— Eso no lo puedo permitir.
—¡Él lo arruinó!— Gritó la pelirroja.
—Hija, lo importante en una relación no es solo la fidelidad.—Comentó Toshiko— Basta con que Yamato les de lo necesario a tus hijas y a ti, nada más.— Habló— Sí es buen padre y te apoya económicamente basta.
—Eso no era lo que decías cuando supimos que Taichi me engañaba.
—¡Eso es otra cosa!— Exclamó la pelirroja— Decías que, su poca fidelidad, no lo hacia merecedor de mi amor y debía olvidarlo.
—Bu-bueno, Taichi estaba muerto.— Respondió Toshiko— Debía hacerte despertar de alguna manera.—Comentó— Pero, una aventura, dentro de la relación no hace mal.
La declaración de Toshiko dejó a Sora sin palabras por un momento, sintiendo una mezcla de incredulidad y furia ardiendo dentro de ella. No podía creer que su madre estuviera minimizando la infidelidad de Yamato de esa manera, como si fuera algo que pudiera pasar por alto fácilmente.
—No puedo creer que estés diciendo esto, mamá.—respondió Sora, su voz temblorosa por la indignación— ¿Cómo puedes pensar que la fidelidad no es importante en una relación? Es una traición, una falta de respeto hacia mí y hacia nuestra familia.
Toshiko mantuvo su postura, decidida a defender su punto de vista. —Sora, entiendo que estés herida, pero debes pensar en el bienestar de tus hijas y en la estabilidad de tu familia. Yamato es un buen padre y un buen proveedor, eso es lo que realmente importa.
Sora se sintió abrumada por la sensación de injusticia. —¿Así que solo porque él provee para nosotras, debería perdonarle su traición? No puedo creer que estés sugiriendo esto, mamá. No puedo vivir en una mentira.
Ella no necesitaba dinero, porque tenía de sobra, por sí sola podía ganar dinero y mantener su vida. No obstante, con dinero jamás podría comprar lo que le hacia falta a su vida...
Amor
—Deberías considerar la idea.
—¡Cállate!— Exclamó Sora y se levantó de su lugar— Si no vas a ser de apoyo, es mejor que te vayas.
—¿Me estás echando?
—Sí.
—Pero ¡Que modales!— Musitó Toshiko— Soy tu madre.
Sora rio, solo cuando le convenía a Toshiko era su madre.
—Creo que se te olvidaron los modales cuando ayudaste a Kousei a echar a tu hermana, Tomoko a la calle.— Comentó.
Esto evidentemente enfureció a la castaña, sin embargo, prefirió no responder.
—Veo que estás muy enojada hoy.— Comentó— Lo mejor será dejarte a sola para que pienses y analices en lo equivocada que estás.— Toshiko tomó su bolso y caminó hacia la salida— Adiós.
Sora no respondió simplemente quedó en silencio analizando todo esto.
Odiaba su vida
—Pero ¡Que sujeto más insoportable!— Exclamó Daisuke.
—No mentías, Ryo, cuando dijiste que el hijo de tu madrina era insoportable.— Ken le comentó al Akiyama.
—Insoportable es decir poco.—Musitó el hermano de Mimi.
Takuya simplemente se mantuvo en silencio, jamás pensó que algo así ocurriría, invitó a Izumi, porque era su amiga, para disfrutar un momento, luego de tanto estrés por el desfile. Jamás se imaginó que algo como esto ocurriría.
¿Cómo Izumi permitía que ese sujeto la tratara así?
Sí, era su novio, pero ese comportamiento no era adecuado con su novia, o con personas que ni conocía. Bueno, a Ryo si lo conocía, pero a los demás no.
—¡Vaya amiga que tienes! ¿E? Takuya.— Junpei le habló al moreno.
El Kanbara volteo hacia el manager de la banda.
—Linda, pero demasiado...—El Shibayama intentó buscar la palabra— Buena, como para estar con un tipo como él.
—¡Que nos insultó sin conocernos, solo por no ser de su clase social!— Exclamó Daisuke.
Takuya asintió con pesar ante los comentarios de sus amigos, sintiendo la carga de responsabilidad por haber invitado a Izumi a ese evento y haberla expuesto a la toxicidad de Kouji.
—Chicos, lamento esto, invité a Izumi porque es mi amiga, pero no tenía idea de que su novio llegaría y reaccionaría así.—respondió Takuya con voz sombría, sintiendo el peso de la culpa por haber llevado a Izumi a esa situación.
—No te disculpes.— Comentó Tomoki— Nadie se hubiese esperado que su novio llegara de la nada y nos trataría así.
—Yo creo que ni ella esperó eso.— Musitó Ryo, quien aun se sentía preocupado por su sobrina.
Siempre le dio mala espina que estuviera con Kouji, y ahora le quedó más que claro que esa relación no debía continuar.
Junpei frunció el ceño, compartiendo la indignación de sus amigos—Es completamente ridículo. Nadie debería ser tratado de esa manera, independientemente de su estatus social —agregó con vehemencia— ¿Cómo Izumi puede estar con un tipo como él?
Takuya suspiró— No lo sé.— Comentó— Supongo que lo quiere.
Ryo negó con la cabeza, decepcionado, verdaderamente le resultaba difícil creer que su sobrina estaba siguiendo los mismos pasos de su madre enamorándose de un patán y estar c iega por su cariño hacia él. Kouji era una copia del idiota de Yamato.
Justo en ese minuto, Takeru llegó al lugar.
—Listo, sequé mi ropa.— Declaró.
Sin embargo, al alzar la mirada notó los rostros de los presentes y la tensión en el ambiente.
El rubio alzó una ceja—¿Qué ocurrió?— Preguntó— ¿Por qué tienen esos rostros?
Los presentes nuevamente intercambiaron miradas, Hikari volteo hacia el Ishida e hizo una mueca.
—¿Están todos bien?— Preguntó Takeru.
Junpei lanzó una carcajada— Ojalá lo estuviéramos.
—¿Perdón?— Cuestionó el Ishida preocupado.
Ken hizo una mueca y suspiró— No le hagas caso.— Respondió— Está enojado porque llegó la hora de ordenar.
—Sí.— Respondió Takuya— Es hora de que arreglemos nuestras cosas para irnos.
Tomoki y Daisuke asintieron.
Fue así como la banda y Ryo se dispusieron a guardar todo.
—¿Ocurrió algo en mi ausencia?— Tk le preguntó en un susurro a Hikari.
La castaña suspiró— Ya te contaré.— Contestó—Ahora creo que es momento de arreglar para irnos.—Se dirigió hacia su primo y tomó su hombro—Primo ¿Necesitan ayuda?
El moreno volteo hacia ella y negó— No te preocupes, tenemos todo controlado.
—¿Seguros?— Preguntó el rubio amigo de Hikari— Si necesitan transporte, pueden utilizar mi auto.
Takuya sonrió de lado— Gracias, pero no lo necesitamos.— Respondió— Tenemos la camioneta de Ryo para guardar todo.
—¿Seguro?— Cuestionó el rubio.
—Sí, no te preocupes. Tenemos todo controlado.—Declaró— Además, creo que demoraremos aquí, lo mejor será que aprovechen su tiempo en otras cosas.
—Está bien.—Contestó la prima del moreno.
—Nos vemos en casa.—Musitó el moreno.
Hikari asintió y volteo hacia su amigo, rubio, Takeru.
—¿Vamos?
Tk asintió y dirigió su mirada hacia el primo de la castaña.
—Takuya, felicidades, tu banda y tú, tocan increíble.— Extendió su mano.
—Gracias por tus palabras.— Takuya correspondió al gesto— Y gracias por venir.—Declaró— Por favor, deja con bien a mi prima en casa.
—No te preocupes, llegará sana y salva.— Respondió el rubio.
¡Muy bien! Esas eran las palabras que quería oir.
Izumi se sintió nerviosa mientras miraba a Kouji, quien estaba claramente enfadado y se negaba a dirigirle la mirada desde que subieron al auto. A pesar de su preocupación, decidió intentar hablar con él de nuevo.
—Kouji.—lo llamó una vez más, su voz temblorosa reflejando su nerviosismo.
El Minamoto continuó en silencio, sin mostrar señales de respuesta.
Izumi inhaló profundamente, reuniendo valor para abordar la situación.
—Kouji, no te enojes conmigo—dijo, su tono suplicante mientras buscaba desesperadamente algún indicio de respuesta en su novio.
Sin embargo, Kouji seguía sin decir una palabra, manteniendo su mirada fija en el camino con una expresión fría y distante.
La angustia de Izumi creció mientras el silencio se prolongaba, sintiendo cómo el peso de la tensión se apoderaba del interior del automóvil. Sabía que debían resolver el problema entre ellos, pero la indiferencia de Kouji solo aumentaba su ansiedad.
—Kouji, sé que estás enojado, pero no deberías estar enojado.—insistió Izumi, con la esperanza de romper el muro de silencio que se había erigido entre ellos.
—¿No?— Cuestionó el chico— ¿En qué mundo vives, Izumi? Acaso ¿no eres consciente de lo que estabas haciendo?
—No estaba haciendo algo malo.—Respondió la rubia— Simplemente fui a ver el concierto de la banda de Takuya.
—Tu amigo, idiota.
—No te refieres así a él.
—¿Por qué?— Preguntó con ironía— ¿Cada vez te encariñas más con él?
—¿Por qué dices eso?
—¡Porque se nota!— Gritó Kouji.
Izumi hizo una mueca, Kouji no era una persona que gritara porque sí, generalmente era calmado. Mal humorado, pero calmado.
—Siempre te encuentro con él ¿e?
—Es mi amigo, nada más.
—¡Pues no lo parece!— Respondió el oji-azul.
—Kouji, por favor, no te enojes.— Rogó la oji-verde.
Sin embargo, Kouji no respondió.
Izumi hizo una mueca: —Kouji, yo te quiero.— Musitó la rubia, acercándose a él y depositando su mano en brazo.
El Minamoto bruscamente movió su brazo alejándose de la rubia.
Izumi hizo una mueca ante esto, algunas veces se preguntaba ¿por qué Kouji era tan esquivo con ella?
—No necesito tu cariño, necesito tu fidelidad.— Declaró el oji-azul— Algo que evidentemente no estás haciendo.
Esta declaración fue una daga para Izumi que ingresó en su pecho, jamás creería que su novio le iba a hablar así.
Izumi sintió como si hubiera recibido un golpe directo al corazón. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se obligó a contenerlas, no quería mostrar debilidad frente a Kouji.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó con voz entrecortada, luchando por mantener la compostura.
Kouji la miró con frialdad, sin mostrar ni un ápice de remordimiento.
—Significa que tus acciones recientes no han estado a la altura de lo que esperaba de ti. ¿Acaso no comprendes la importancia de nuestra relación, Izumi? No puedo confiar en alguien que actúa de manera impulsiva y descuidada.
Las palabras de Kouji resonaron en la mente de Izumi. ¿Había estado actuando mal? ¿Había fallado de alguna manera en su relación con él? Se sentía confundida y dolida. Durante todo este tiempo, había creído que estaban felices juntos, pero ahora se encontraba cuestionando todo.
—Lo siento... —murmuró, sintiendo un nudo en la garganta— No fue mi intención decepcionarte.
Kouji detuvo su auto— Bájate, llegamos a tu casa.
—Pero...
—No quiero escucharte.— El Minamoto la interrumpió abruptamente.
Izumi cerró sus ojos sintiendo un nudo en su garganta y decidió bajar.
Tomoko se encontraba en la sala principal de la casa, dedicada a ordenar y organizar meticulosamente cada rincón. Con una determinación tranquila, recogía objetos y los colocaba en su lugar designado, asegurándose de que todo estuviera en perfecto orden.
Con manos expertas, ajustaba los cojines en el sofá y enderezaba los marcos de fotos en la mesa de centro. Cada movimiento era preciso y cuidadoso, reflejando su dedicación al mantener la casa impecable.
Mientras pasaba la aspiradora por la alfombra y limpiaba el polvo de los estantes, su mente se sumergía en una calma serena. Ordenar la sala principal era una tarea que disfrutaba, ya que le brindaba una sensación de paz y tranquilidad en medio del bullicio de la vida cotidiana.
Con cada objeto colocado en su lugar y cada superficie reluciente, Tomoko se sentía satisfecha al ver el resultado de su arduo trabajo. La sala principal brillaba con un resplandor acogedor, lista para recibir a quienes la visitaran con su atmósfera cálida y acogedora.
Todo estaba bien, hasta que, sin querer pasó a llevar una carpeta que se encontraba en la mesa de centro. Esta carpeta cayó y se abrió, provocando que muchos papeles cayeran de él.
¡Rayos!
Pensó, esa carpeta era de Ryo. Seguramente tendría algunas cosas de la Universidad.
Tomoko hizo una mueca y se dispuso a recogerla. Tomoko se agachó rápidamente para recoger los papeles dispersos, sintiendo una punzada de frustración por el pequeño contratiempo en su tarea de ordenar la sala principal. Con manos ágiles, comenzó a juntar los documentos y acomodarlos de nuevo en la carpeta, asegurándose de no perder ningún detalle en el proceso.
Sin embargo, mientras recogía los papeles, uno de ellos llamó su atención. Era un artículo con el encabezado "Haruna Anderson" impreso en negrita en la parte superior. Tomoko frunció el ceño, desconcertada por el contenido de los documentos. ¿Por qué Ryo tendría información sobre alguien llamado Haruna Anderson?
Intrigada, comenzó a hojear los papeles con más atención, leyendo los artículos y tomando nota de los detalles que encontraba. Cada vez más perpleja por lo que descubría, Tomoko se preguntaba qué relación podría tener Ryo con esta misteriosa persona.
Su curiosidad aumentó aún más cuando encontró una fotografía entre los documentos. Con manos temblorosas, levantó la imagen y la observó con sorpresa. La fotografía mostraba a una mujer hermosa y elegante, con una sonrisa encantadora que parecía ocultar muchos secretos.
El corazón de Tomoko dio un vuelco al ver a la mujer en la fotografía. La sorpresa la dejó sin aliento, sus ojos se abrieron con asombro mientras contemplaba la imagen una y otra vez, tratando de comprender el significado de este inesperado descubrimiento.
Con la mente llena de preguntas y especulaciones, Tomoko se quedó paralizada por un momento, sin saber qué hacer con la revelación que había encontrado.
Nanami frunció el ceño mientras observaba su teléfono, preocupada por la falta de respuesta de Yamato. Sus llamadas y mensajes habían quedado sin respuesta, lo que aumentaba su inquietud y ansiedad.
Se preguntaba qué podría estar pasando por la mente de Yamato y por qué no respondía. Una sensación de incertidumbre se apoderaba de ella, temiendo lo peor mientras intentaba mantener la calma.
Con un suspiro de frustración, Nanami se levantó de su asiento y comenzó a pasear por la habitación, tratando de contener sus pensamientos turbulentos. Se sentía impotente y vulnerable, sin saber qué hacer ni cómo abordar la situación.
Después de unos momentos de reflexión, decidió darle a Yamato un poco más de tiempo antes de intentar comunicarse nuevamente.
¡Toc, toc!
Un sonido se escuchó en su puerta.
Nanami se levantó con rapidez al escuchar el golpe en la puerta, preguntándose quién podría ser a esta hora de la noche. Con pasos rápidos y una mezcla de curiosidad y sorpresa, se acercó a la puerta y la abrió.
Al otro lado, se encontraba Sora, la esposa de Yamato. Nanami se quedó momentáneamente sin palabras, sorprendida por su presencia inesperada.
—Sora.—Pronunció su nombre.
—Nanami.— Respondió la mujer de cabello rojo.
—¿Qué haces aquí?— Nanami se sorprendió al ver a la mujer de Yamato, la dueña de la compañía de moda, en aquel lugar.
La pelirroja retiró las gafas de sus ojos y le dirigió una mirada cero agradable a la rubia— ¿No tienes idea de que hago aquí?
La rubia se mordió el labio inferior.
—Vine a hablar contigo, acaso ¿no es obvio?— Preguntó Sora.
Nanami hizo una mueca— Si vienes a reclamarme y golpearme nuevamente por lo que ocurrió con Yamato, debo decirte que no quiero...—Intentó cerrar la puerta.
Sora colocó su mano en la puerta e impidió que cerrara— Te guste o no, me tendrás que escuchar.
Nanami frunció el ceño ante la obstinación de Sora, sintiendo una mezcla de irritación y ansiedad por lo que la pelirroja podría querer discutir con ella. Sin embargo, decidió dejar a un lado sus emociones y escuchar lo que Sora tenía que decir, consciente de que evitar la situación solo empeoraría las cosas.
—Verdaderamente no puedo creer lo que hiciste, Nanami.— Comentó la pelirroja— Yo fui muy amable contigo, te traté bien, te di la oportunidad de estudiar y luego de trabajar en mi compañía, te traté mejor de que a mi propia hija y tú, me pagaste de esta forma.
—Lo siento, Sora, pero no pude evitarlo.— Musitó la joven— Yamato es guapísimo y desde que nos conocimos sentimientos química.
—¿Química?— Sora lanzó una carcajada.
Nanami hizo una mueca ante esto.
—Mucha química sentiste y fuiste capaz de traicionarme ¿e?— Comentó— Olvidando todo lo que hice por ti.
—Sora, no es que no apreciara lo que hiciste, pero Yamato me buscó y yo no pude evitarlo.— Habló Nanami— Él se enamoró de mi y...
—¿Enamorarse?— Cuestionó la pelirroja— ¿Enamorarse?— Se rio antes esto—¡Que estúpida eres!— Exclamó—Yamato pudo divertirse contigo Nanami, pero él jamás se enamoraría de alguien como tú.
—¡Claro que sí!
—Claro que no.
Nanami negó— Eso es lo que tú crees, pero deberías abrir los ojos.
—¿Abrir los ojos?
La rubia asintió— Ahora que todo salió a la luz, Yamato no tardará en dejarte y estará conmigo, porque está enamorado.— Comentó.
—¡Que ingenua eres!— Exclamó—¿Cómo no lo ves?— Sora no se amilanó ante su actitud desafiante. —Yamato nunca te tomó en serio. Solo te usó para divertirse, para satisfacer sus deseos momentáneos. Nunca te amó de verdad.
La expresión de Nanami cambió de sorpresa a ira en un instante—¡Eso es mentira! Yamato me quería, me lo dijo muchas veces.
Sora soltó una risa sarcástica—¿De verdad crees en sus mentiras? ¿Crees que te eligió a ti sobre su propia familia? Eres ingenua, Nanami. Yamato solo te usó para satisfacer sus caprichos, pero nunca te amó de la manera en que te hacía creer.
—¡Mentira!
—Verdad.— Comentó la pelirroja— O, dime, si yo nos los hubiera descubierto ¿Yamato hubiera sido capaz de decirme que estaba contigo?
Nanami apretó los puños, evidentemente molesta por las palabras de Sora. Sin embargo, sabía que no podía negar la verdad que estaba frente a ella. —¿Qué quieres de mí, Sora? ¿Qué esperas lograr con esto?
Sora la miró con determinación. —Solo quiero que sepas la verdad. Yamato te engañó a ti y a mí, y no voy a permitir que te quedes con la ilusión de que lo que tenían era real. Ahora lo sabes, y puedes hacer lo que quieras con esa información.
Con eso, Sora se dio la vuelta y se alejó de la casa de Nanami, sintiendo un peso levantado de sus hombros. Había enfrentado a la mujer que había amenazado su matrimonio, y ahora podía seguir adelante con la verdad a su lado.
—Mantén tus ilusiones si quieres, pero no voy a permitir que sigas fingiendo que eres más importante para él que su propia familia —dijo Sora, su voz llena de desdén— Adiós, Nanami. Que disfrutes de tu falsa felicidad mientras dure.
Con eso, Sora se dio la vuelta y se alejó, dejando a Nanami parada en la puerta, sintiendo el peso de las palabras de Sora golpeándola con fuerza. Por un momento, Nanami se preguntó si había sido realmente usada por Yamato, o si Sora simplemente estaba tratando de desquitarse con ella. Pero en el fondo, sabía que las palabras de Sora habían tocado una fibra sensible, una verdad incómoda que no podía ignorar.
—Y, tranquila, me encargaré de hacer tu vida miserable.
Ryo repasó en su mente la horrible escena que presenció entre su sobrina y Kouji. Verdaderamente odiaba pensar que Izumi estaba cometiendo el mismo error de su madre al relacionarse con el hijo de Kousei, que era una copia de Yamato.
—Chicos, este es el último parlante.— Comentó Junpei desde la camioneta.
Todos los integrantes de la banda se encontraban desmontando las cosas en el garaje de la casa de Ryo, donde guardaba su implementación de sonido.
—¡Es una pena que todo haya terminado!— Musitó Daisuke mientras tomaba el parlante.
Tomoki asintió: —A pesar del final, todo fue excelente.
—Creo que los ensayos hicieron efecto.— Agregó Ken.
—Bastante bien.— Respondió el manager de la banda.
—Chicos, dejen de conversar y por favor, concéntrense en terminar de bajar todo.— Comentó Takuya mientras intentaba con todas sus fuerzas acomodar el parlante en el carrito con ruedas.
—No los regañes, Takuya, estan emocionados.— Declaró Ryo— Y es lógico, el concierto fue increíble, debes estar orgulloso.
—Y lo estoy.— Contestó el Kanbara— Pero no podremos celebrar hasta que terminemos de ordenar.
Fue así como todos ayudaron a descargar el último parlante.
Finalmente, cuando este estuvo en el carrito, Daisuke se dispuso a ingresarlo al garaje.
—¡Muy bien!— Exclamó el vocalista de la banda— Terminamos.
Ryo asintió: —Gracias por ayudarme a bajar las cosas.
—Gracias a ti por ayudarnos en la amplificación del evento.— Respondió Takuya.
Junpei asintió: —¿Cuánto es?
—No hace falta que me paguen chicos.
—¡Claro que sí!— Respondió Ken.
—Somos amigos, esto fue un favor.— Comentó el Akiyama.
—Sí, somos amigos, pero esto es trabajo.— Contestó Tomoki.
—Chicos, de verdad lo digo, no me paguen.— Musitó Ryo— Y, mejor, acuérdense de mi cuando ya sean famosos.
Takuya rio ante esto— Eso es seguro amigo.— Fue así como alzó su puño y Ryo respondió al gesto, chocando su puño con el del Kanbara.
Todo estaba bien, todo era feliz, sin embargo, el sonido de unos pasos llamó la atención de los presentes.
—Ryo.— Una voz femenina se escuchó en el lugar.
Todos al voltear se encontraron con una chica pelirroja de ojos lila. Takuya reconoció al instante a la hermana de Izumi.
—Rika.— Ryo pronunció su nombre— ¿Qué haces aquí?
El rostro de Rika estaba sombrío, su mirada perdida en la distancia como si estuviera luchando contra una tormenta de emociones internas. Sus ojos, normalmente brillantes y llenos de vitalidad, ahora estaban opacos y vidriosos, reflejando una profunda tristeza que no podía ocultar.
Sus cejas, habitualmente arqueadas con determinación, estaban ahora fruncidas en una expresión de pesar y preocupación. Las líneas de tensión marcaban su frente, revelando el peso de las preocupaciones que la agobiaban.
Sus labios estaban firmemente apretados en una línea delgada, como si estuviera luchando por contener las lágrimas y las palabras que amenazaban con escapar.
El brillo en sus ojos había perdido su fulgor, reemplazado por una mirada melancólica y apagada que revelaba la profunda tristeza que la consumía por dentro.
—Y-yo...—La chica intentó hablar pero no fue posible, rápidamente cerró sus ojos e intentó contener las lágrimas que querían brotar, sin embargo, fue imposible y un par de gotas se le escaparon, alarmando a Ryo, quién rápidamente se acercó a ella y tomó su hombro.
—Rika ¿qué te ocurre?— Preguntó.
—Y-yo...—Intentó hablar— No estoy bien, Ryo. —Rika suspiró, tratando de contener la tristeza, el enojo y la decepción en su corazón— He descubierto algo horrible sobre mi familia.
Hubo un breve silencio antes de que Ryo respondiera con preocupación.
Los chicos de la banda intercambiaron miradas, y sin decir palabra, ingresaron al garaje dandoles privacidad.
—¿Qué-qué pasó?—Preguntó el Akiyama.
El rostro de Rika no demostraba buenas emociones, al contrario, estaba muy mal y eso le preocupaba.
—Mi padre... le fue infiel a mi madre. —Rika apenas pudo pronunciar las palabras, y su voz temblaba con dolor.
¿Qué?
Ryo se sorprendió al escuchar esto.
—Mi padre le fue infiel a mi madre.—Repitió nuevamente la pelirroja incrédula de esto.
¿Qué?
Pensó nuevamente el Akiyama.
El oji-azul observó incrédulo a la chica, no obstante, recordó que Yamato era una copia de Hiroaki y que no demoró nada en cambiar a Mimi por su mejor amiga, Sora. Fácilmente podría hacer esto.
Ryo pasó su mirada por Rika, pero era evidente que estaba triste y decepcionada...¡Muy decepcionada!
Fue así como se acercó a ella y, con cierto temor, abrazó a la pelirroja. Rika, como nunca, dejó que esto ocurriera, por lo general, no le gustaban los abrazos, pero el dolor que sentía era demasiado. Sintió que sus ojos comenzaban a arder, por unos segundos creyó que iba a llorar, pero se contuvo, ya que llorar no lo solucionaría este problema.
Nanami estaba sumida en su departamento, aún perturbada por la tensa conversación que había tenido con Sora. Las palabras de su amante resonaban en su mente, llenándola de confusión y frustración. ¿Cómo podía lidiar con la situación complicada en la que se encontraba?
De repente, el sonido de golpes en la puerta rompió el silencio, sacándola bruscamente de sus pensamientos. Con el ceño fruncido por la interrupción, se levantó rápidamente y se dirigió hacia la puerta, preguntándose quién podría estar llamando a esa hora de la noche.
Al abrir la puerta, se encontró cara a cara con Yamato, su amante. La visión de él la dejó sin aliento por un momento, pero luego una mezcla de emociones turbulentas se apoderó de ella.
—Yamato.—Pronunció su nombre.
—Hola, Nanami.— Respondió el oji-azul.
—¡Me alegra verte!— Musitó la chica acercándose a él, sin embargo, el rubio la hizo a un lado e ingresó al lugar— ¡Ey! ¿Por qué me haces a un lado?
—Porque necesito hablar contigo.
—¿Hablar conmigo?— Nanami cerró la puerta— ¿De lo qué ocurrió?
Yamato asintió— Dime ¿tienes algo que ver con los mensajes que le llegaron a Sora?
—¿Yo?
—Sí, tú.
—No.— Respondió la joven— ¿Por qué hubiera hecho eso?
—Tú bien sabes porque.
—Yamato, yo jamás quise que esto fuera así.— Declaró Nanami— Jamás quise que lo nuestro saliera a la luz.
Yamato negó: —Yo te dije Nanami que no quería seguir con esto.
—Eso me dijiste un par de veces, pero cuando estábamos en mi cama te arrepentías.— Respondió la joven.
Sí, lamentablemente eso era verdad, y se arrepentía de eso.
—Lo sé y lo lamento.— Comentó— Ahora que las cosas salieron a la luz, ya no podrán ser como antes, tengo que cambiar.
—Supongo que dejarás a Sora ¿e?
¿Qué?
—¿Dejar a Sora?
Nanami asintió.
—Ahora que todo salió a la luz, puedes dejar a Sora y venirte conmigo.
¿Qué?
Pensó Yamato ante esto.
—¿Irme contigo?
Nanami asintió— Sora está enojada, dudo que te perdone luego de esto.
—No trata solo de Sora, Nanami, no puedo dejar a mis hijas.
—Dudo que tus hijas te perdonen por esto.— Habló— Ellas jamás entenderán porque le fuiste infiel a su madre.
Sí, eso era verdad.
Y eso le dolía más que otra cosa, Nene, Izumi y Rika eran su razón de vivir.
Yamato sintió como si el suelo se le hubiera desmoronado bajo sus pies. Las palabras de Nanami resonaron en su mente, sacudiendo sus cimientos y desencadenando una tormenta de emociones contradictorias dentro de él.
—Sin embargo, yo estoy dispuesta a dejar todo atrás. Y empezar una vida contigo.
—Nanami, no puedo simplemente dejar todo atrás así como así —respondió con voz firme, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho—. Cometí un error, lo sé, y tengo que enfrentar las consecuencias de mis acciones. Mi familia merece una explicación y una oportunidad para sanar.
Nanami lo miró con decepción— Sí, merece una explicación, pero no es tu obligación quedarte con Sora, está claro que no la quieres.—Declaró— No creo que sea justo para ti quedarte con alguien a quien NO amas.
Yamato se mordió el labio inferior ante esto, ya que era efectivo, él no amaba a Sora, aunque intentó durante todos estos años, jamás pudo amarla, lamentablemente la figura de Mimi Tachikawa eclipsaba toda su relación y vida. Sin embargo, si no pudo amar a Sora que fue su amiga y compañera por mucho tiempo, mucho menos iba a poder amar a Nanami.
—Yo soy mucho más joven que Sora, puedo hacerte sentir bien en muchos sentidos.— Nanami depositó sus manos en sus hombros, acercó su rostro a Yamato y rosó sus labios—Puedo darte mejores momentos que Sora, incluso podemos formar una familia más linda.— Declaró— Puedo darte hijos y tener el heredero Ishida que tanto anhela tu fa...
—Nanami no.— Yamato la interrumpió y se alejó de ella— Yo no quiero más hijos, ni mucho menos tener una nueva familia.
Él era feliz con Nene e Izumi, porque eran las hijas que tuvo con Mimi, jamás podría dejarlas atrás, porque eran el único recuerdo que tenía de su amada. Y, Rika, a pesar de no ser su sangre, era parte de él, la amaba como si lo fuera, ya que su llegada significó un renacimiento en su vida, que estaba muerta al perder al amor de su vida y su hija.
Nanami miró a Yamato con incredulidad y desesperación. Sus palabras resonaron en su mente como un golpe duro y repentino. No podía creer que él rechazara su oferta de esa manera, que se negara a formar una nueva vida juntos.
—Pero, Yamato, yo te amo. Podemos hacerlo funcionar, podemos ser felices juntos.—rogó, con los ojos llenos de lágrimas— Por favor, dame una oportunidad. Te prometo que puedo hacer que olvides a Sora, que te haga feliz como nunca antes.
Yamato sintió un dolor en el pecho al ver el sufrimiento en el rostro de Nanami. Sabía que sus palabras le estaban rompiendo el corazón, pero también sabía que no podía mentirle a ella ni a sí mismo. Para él, ella siempre fue un juego, nada más.
—Lo siento, Nanami. No puedo hacer eso. No puedo estar contigo sabiendo que mi corazón no está completamente libre. Mi familia es mi prioridad, y no puedo abandonarlas —declaró con determinación, aunque le costara—. Lo siento mucho, pero nuestra relación ha llegado a su fin.
Nanami soltó un sollozo ahogado, incapaz de contener su dolor y su decepción. Se apartó de Yamato, sintiendo como si su mundo se desmoronara a su alrededor.
—Te arrepentirás de esto, Yamato Ishida. Te arrepentirás de haberme dejado ir —murmuró con voz temblorosa, antes de darse la vuelta y alejarse, dejando a Yamato solo con sus pensamientos y su pesar. Aunque doliera, sabía que había tomado la decisión correcta, priorizando el amor y el compromiso hacia su familia sobre cualquier otra cosa.
Kiriha estaba sentado en su departamento, la luz tenue del atardecer se filtraba por la ventana, creando un ambiente acogedor. Con su laptop frente a él, se sumergió en su trabajo. Revisaba informes, respondía correos electrónicos y realizaba algunas tareas pendientes que había dejado para después. El silencio reinaba en su pequeño espacio, solo interrumpido ocasionalmente por el sonido de las teclas mientras escribía o por el zumbido de su teléfono notificándole algún mensaje que no quería ver, ya que temía que fuera de Nene.
Sí, temía que fuera de Nene.
Luego de lo ocurrido el día anterior no quería verla, tanto así que faltó ese día al trabajo, porque no quería verla. Tendría problemas si Yamato se enteraba, le quitaría su sueldo y lo echaría a la calle, algo que ¡no podía permitir!
A medida que avanzaba la tarde, Kiriha se sentía satisfecho con su progreso. Había logrado completar varias tareas importantes y ponerse al día con algunos proyectos que requerían su atención. Aunque trabajar desde casa tenía sus distracciones, como el tentador llamado de su cama o la nevera que siempre estaba a solo unos pasos de distancia, Kiriha se mantenía enfocado en su trabajo.
¡Ding, dong!
El timbre de su departamento sonó.
Alzó una ceja sorprendido.
¿Quién sería?
Fue así como se levantó de su asiento y caminó hacia la puerta.
Kiriha abrió la puerta con curiosidad, preguntándose quién podría estar allí. Pero antes de que pudiera siquiera asomarse, fue sorprendido por una acción inesperada.
Nene, con una expresión determinada en su rostro, se abalanzó hacia adelante y lo besó de manera repentina y apasionada. El gesto lo dejó sin aliento, sus ojos se abrieron con sorpresa mientras su mente trataba de procesar lo que estaba sucediendo.
El contacto suave de los labios de Nene contra los suyos lo dejó momentáneamente aturdido, sus sentidos se inundaron con la dulzura del gesto inesperado. Por un momento, todo lo demás pareció desvanecerse mientras se dejaba llevar por la intensidad del beso, sin poder evitar corresponder al afecto de Nene con una mezcla de sorpresa y emoción.
Cuando finalmente se separaron, Kiriha se quedó mirando a Nene con los ojos entrecerrados, tratando de comprender la razón detrás de su acción impulsiva.
—Nene.—Pronunció su nombre— ¿Qué rayos hiciste?
—Saludar.— Contestó la castaña— Y, continuar con lo de ayer, Kiriha.
¡Oh no!
El rubio retorció ante esto.
—Nene, esto no está bien.
—¿Por qué?
—Porque tengo novio.— Respondió Kiriha.
Nene rodó los ojos— Ayer me quedó bien claro que no te gusta él.
—¡Claro que sí! Es mi pareja.— Contestó el oji-azul.
—Sí ¿cómo no?— Cuestionó la castaña— Ayer me quedó más que claro que no te gustan los hombres.
Kiriha se sintió atrapado en un dilema incómodo, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras intentaba mantener su farsa. La mirada inquisitiva de Nene lo hacía sentir cada vez más nervioso, pero sabía que debía mantener su actuación si quería mantener su secreto a salvo.
Tragando saliva con dificultad, Kiriha adoptó una expresión de confianza que esperaba que ocultara sus verdaderos sentimientos.
—Nene, no entiendo por qué estás haciendo esto. Mi relación con mi novio es mi asunto, y no deberías interferir —dijo, tratando de sonar firme a pesar de los nervios que lo invadían.
Nene lo miró fijamente, como si estuviera evaluando cada palabra que salía de su boca. Sus ojos brillaban con una chispa de desafío, y Kiriha sabía que no iba a ser fácil convencerla de que lo dejara en paz.
—Lo siento, Kiriha, pero no puedo ignorar lo que siento por ti.—respondió Nene con sinceridad, su tono de voz revelando una determinación inquebrantable— Y no puedo quedarme de brazos cruzados mientras sigues fingiendo ser algo que no eres.
Kiriha se mordió el labio inferior, luchando por mantener su fachada mientras sentía que su mundo se tambaleaba a su alrededor. Sabía que no podía permitirse revelar su verdadera orientación sexual, pero también temía las consecuencias de seguir mintiéndole a Nene.
Con un suspiro pesado, se preparó para continuar su actuación, sabiendo que no tenía otra opción si quería proteger su secreto y mantener la farsa por el bien de todos los involucrados.
—Nene, deja de insistir ¿sí?—Respondió Kiriha antes de caminar hacia la puerta— Por favor, regresa a tu casa y déjame en paz.
—¿Me estás echando?
El rubio asintió con seriedad, verdaderamente no quería hacer esto, pero no tenía opción.
La castaña apretó su puño completamente furiosa.
Fue así como caminó hacia la puerta y se dispuso a salir, sin embargo, antes de salir tomó a Kiriha por la camisa y lo acercó hacia ella.
—Okey, Kiriha Aonuma, hazme esto difícil.— Comentó Nene— Pero, créeme, eso hace que con menos razón quiera rendirme.— Advirtió— Pronto estaré entre tus brazos.
Y, sin dudarlo, depositó un beso en sus labios.
—¿Te sientes mejor?— Ryo le preguntó a Rika.
La pelirroja asintió y le dio un sorbo al café que el oji-azul le entregó.
—Disculpa por traerte problemas.— Comentó— De seguro debes estar molesto, por haberte arruinado este momento junto a tus amigos.
—No te preocupes.— Respondió el Akiyama— La verdad es que, la celebración ya se estaba acabando.
Por culpa de Kouji
Pensó para sí mismo.
En otro momento, posiblemente, le hubiera informado a Rika del papelón de su "cuñado", sin embargo, no estaba de ánimo.
—Hubiese preferido no venir a darte problemas, pero no sabía dónde más ir.— Declaró la pelirroja— No quería regresar a mi casa, porque ahí se encuentra mi madre triste, mi tío Takeru salió y...—Suspiró— Creí que lo mejor era venir donde ti.
—Fue lo correcto, soy tu amigo y antes que cualquier cosa.—Habló Ryo— Estoy para apoyarte.
Sí, sorprendentemente para ella, Ryo era un lugar de "refugio" para ella, aunque no quisiera admitirlo. Aunque, al principal cuando se conocieron ambos no se agradaron, el chico demostró ser agradable y luego de varias ocasiones donde intercambiaron palabras, lograron ser amigos.
—No puedo creer que esto haya ocurrido.—Musitó la pelirroja— Jamás pensé que mi padre fuera capaz de hacer esto.
Ryo se mordió el labio inferior. Él siempre consideró a Yamato como el sujeto más despreciable que conocía, siempre lo odio por lo que le hizo a Mimi. Pero, era diferente su situación con él a la relación padre-hija que Rika tenía con Yamato.
Quizás, la pelirroja era rebelde, pero ella siempre le dijo que su padre era la persona que más admiraba en su vida y en el que más confiaba.
Esto seguramente fue un golpe para ella.
—No sé qué hacer, Ryo. Sé que mi familia nunca ha sido perfecta, al contrario, como toda familia tenemos problemas, pe-pero...—Tragó saliva— Ja-jamás hubiera esperado esto de mi padre.
Rika respiró hondo, intentando encontrar las palabras adecuadas para expresar la tormenta de emociones que la invadían.
—Ryo, es difícil de explicar lo que estoy sintiendo en este momento —comenzó, su voz temblorosa revelando su angustia interna—. Me siento... traicionada, confundida, devastada. Es como si el suelo se hubiera desvanecido bajo mis pies y me encontrara cayendo en un abismo sin fin.
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras luchaba por contener el dolor que la consumía.
—Siempre creí que mi padre era un hombre honorable, alguien en quien podía confiar ciegamente. Pero ahora... ahora me doy cuenta de que todo lo que pensaba que sabía sobre él era una mentira —continuó, su voz quebrándose en un sollozo—. Me siento perdida, Ryo. No sé cómo seguir adelante después de esto.
Ryo la rodeó con un brazo, ofreciéndole su apoyo silencioso mientras dejaba que sus lágrimas fluyeran.
—Está bien sentirse así, Rika. Es comprensible que te sientas herida y confundida por lo que ha pasado —dijo Ryo con suavidad, transmitiendo su empatía sincera.
—No me gusta sentirme así.
—Lo sé, a nadie le gusta sentirse triste.— Respondió el oji-azul— Sobre todo en este caso, yo sé todo el cariño que le tienes a tu padre.
Rika asintió.
—Pero debes estar tranquila.— Ryo depositó una mano en su hombro— Yo estoy aquí contigo ¿sí? No estás sola.
La pelirroja tuvo intención de responder, sin embargo, un sonido en la puerta llamó su atención.
¡Toc, toc!
Ryo se sorprendió ante esto.
¿Quién sería?
—Ve a abrir.— Comentó Rika— Tal vez, sea uno de tus amigos de la banda.
Ryo asintió, se colocó en pie, caminó hacia la puerta y la abrió. Sin embargo, su expresión fue de desagrado total al encontrarse frente a frente con el hijo de Tomoko, Kouji.
—¿Qué estás haciendo aquí?— Preguntó.
—Ryo.— Kouji pronunció su nombre sin interés.
El Akiyama al ver al sujeto, rápidamente salió del lugar y cerró la puerta tras él.
—¡Ey! ¿Qué te ocurre?— Cuestionó el Minamoto molesto ante esta acción.
Necesitaba hablar con él, sin que Rika los escuchase.
—No puedo creer que estes aquí.—Comentó Ryo.
—Vine a ver a mi madre.— Respondió Kouji.
Ryo rodó los ojos.
—Dejame entrar.
—No.— Respondió el Akiyama— Primero, tenemos que hablar.
—¿Hablar?— Kouji preguntó— ¿De qué?
—De lo que ocurrió en el centro comercial.
El Minamoto rodó los ojos: —¿Por qué tendría que hablar contigo acerca de eso?
—¡Tú bien sabes por qué!— Exclamó Ryo.
Su sobrina, Izumi, y su actitud tan horrible.
—No tengo porqué hablar contigo de eso.— Comentó el Minamoto—Aunque, ahora que lo mencionas, te felicito Akiyama...—Musitó con ironía— Al final lograste lo que tanto querías. Acercarte a tu sobrina ¿e?
Ryo apretó su puño.
—Sí, lo logré ¿y?
El Minamoto movió su cabeza: —Dudo que a Yamato le guste saber eso.
—No creo que serás tan miserable como para decirle.— Declaró el Akiyama.
—Más miserable que tú, lo dudo.— Habló el hijo de Tomoko con cierta burla en su voz.
Ryo apretó su puño— Si en verdad quieres tener una relación con Izumi, no deberías actuar así.
—¿Quién eres tú, para darme consejos?
—No sé porque pierdo el tiempo contigo.— Musitó el hermano de Mimi— Sí está claro que no quieres tener una relación con mi sobrina, lo único que quieres es tener una relación con su dinero.
—¡Cállate!— Gritó Kouji.
No estaba dispuesto a tener esa conversación con Ryo, ya que hiciera lo que hiciera no le incumbia. Izumi no era su sobrina, podían tener la misma sangre, pero nada más.
—Lo que suceda o deje de pasar en mi relación con Izumi, no es asunto tuyo.
—¡Soy su tío!
Kouji lanzó una carcajada con ironía— No, no lo eres. Izumi hasta hace poco ni siquiera sabía de tu existencia.
Ryo apretó los puños con furia, su rostro enrojecido por la ira contenida. No podía soportar la actitud desafiante de Kouji, especialmente cuando se trataba de proteger a su familia, o lo que él consideraba su familia.
—¡No permitiré que te aproveches de ella! —exclamó Ryo, con voz temblorosa.
Kouji lo miró con desdén, como si estuviera contemplando a una criatura insignificante.
—Este asunto es solo mío.
Ryo frunció el ceño, escéptico ante las palabras de Kouji. Sin embargo, sabía que no podía juzgarlo sin pruebas concretas.
—Claro que no, tengo el derecho de preocupar por el bienestar de Izumi. Y si crees que voy a permitir que alguien como tú le haga daño, te equivocas.
Kouji soltó una risa burlona.
—¡Ya cállate!— Exclamó— Voy a entrar.— Caminó hacia la casa pasando por el lado de Ryo.
—No eres ni un décimo de lo que fue tu hermano Kouichi.— Declaró Ryo.
Y, esto, fue una gota que derramó el vaso, ya que la furia de Kouji incrementó al mil por ciento.
Rápidamente volteo y lo tomó por la camisa.
—No menciones su nombre.—Respondió Kouji, aumentando el volumen de su voz.
Ryo no sabía nada de su vida, no tenía idea de todas las cosas por las cuales debió pasar para ser quien era ahora, para poder salir adelante. Sí, tenía dinero, pero no fue un dinero que ganó con facilidad, tuvo que sacrificar muchas cosas para estar en el lugar donde estaba.
—¿Por qué?— Preguntó en un grito— Acaso ¿te avergüenza recordar que tu hermano, al igual que tu madre, vivía con bajos recursos?
¡Eso no era asunto suyo!
—Él no está aquí, no merece ser nombrado por alguien como tú.
—¿Por qué? Simplemente digo la verdad.— Respondió Ryo— Estoy seguro de que si él estuviera aquí estaría decepcionado de ti.
—¡Pero no está!— Gritó el Minamoto— Así que, no lo nombres.
—Es imposible nombrarlo, teniendo a un personaje igual físicamente a él, pero que dentro suyo solo tiene escoria.
—Puedo tener escoria, pero al menos yo tengo familia.— Declaró Kouji—No como tú, huérfano.
Este comentario enfureció más a Ryo, quién rápidamente estrelló su puño contra el rostro del Minamoto. Kouji no dudó en contestar y le devolvió el golpe.
En medio del tenso enfrentamiento entre Ryo y Kouji, la puerta de la casa se abrió, y Rika, quien escuchó los últimos gritos de ambos, decidió salir, con expresión de sorpresa y preocupación al presenciar la violenta escena frente a ella.
—¡Deténganse! —exclamó Rika, alzando la voz con autoridad mientras se interponía entre los dos hombres.
Ryo y Kouji se detuvieron abruptamente, mirando a Rika con expresiones de sorpresa por su intervención. La presencia de Rika calmó momentáneamente la tensión en la habitación, pero el resentimiento aún ardía en los ojos de ambos.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Rika, con tono firme pero compasivo.
—Rika ¿qué haces aquí?— Kouji le preguntó— No me digas que viniste a ver a este idiota.
La pelirroja se mordió el labio inferior.
—Eso no es tema tuyo.
—No lo puedo creer.— Musitó el Minamoto— Debes estar muy ciega y loca como para continuar juntándote con este idiota.
Rika apretó los puños, sintiendo una oleada de indignación ante las palabras de Kouji. Su rostro reflejaba una mezcla de enojo y determinación mientras lo miraba directamente a los ojos.
—No tienes derecho a hablar así de él —dijo ella, su voz firme y decidida a pesar de la ira que sentía—. Tú no conoces la situación, Kouji, así que no te permitiré que lo insultes de esa manera.
Kouji la miró con incredulidad, sus labios apretados en una línea dura mientras la confrontaba.
—¿Y tú crees que sabes algo sobre él? —preguntó él, su tono sarcástico—. ¿Crees que es alguien en quien puedas confiar? Te estás engañando a ti misma, Rika.
La pelirroja apretó los dientes, sintiendo la rabia burbujeando dentro de ella mientras luchaba por mantener la compostura frente a Kouji.
—Tal vez no lo conozca completamente, pero eso no significa que no merezca mi confianza —respondió ella, su voz temblorosa con emoción—. Y si eso significa estar "ciega y loca", entonces así será.
Kouji la miró en silencio por un momento, sus ojos oscuros brillando con una intensidad que Rika encontraba perturbadora. Finalmente, suspiró y apartó la mirada, como si estuviera resignado a la obstinación de Rika.
—Haz lo que quieras, Rika —dijo él, su tono lleno de resignación—. Pero no digas que no te advertí sobre él.
Kouji sacó de su chaqueta una bolsa blanca y la lanzó contra Ryo— Toma, idiota.— Habló— Aquí tienes los medicamentos de mi madre.
Y, sin decir más, volteo para luego irse del lugar.
Venía a visitar a su madre, pero Ryo logró arruinar la visita, así que lo mejor era irse.
Hikari y Takeru se encontraban en lo alto de la azotea de un edificio alto, observando las luces de la ciudad que se extendían hasta el horizonte. El cielo estaba adornado con estrellas brillantes, creando un escenario mágico para su encuentro.
El viento suave jugueteaba con sus cabellos mientras permanecían allí, cerca el uno del otro pero sumidos en sus propios pensamientos. La tensión emocional entre ellos era palpable, cargada de una mezcla de nerviosismo y anticipación.
—¡Wow! Esta vista es maravillosa.— Musitó la castaña.
—¿Te gusta?
Hikari asintió.
—Sí, es increíblemente hermosa —respondió Hikari, su voz suave resonando en la tranquilidad de la noche.
Takeru sonrió, sus ojos brillando con admiración mientras observaba a Hikari disfrutar del paisaje.
—Me alegra que te guste. Quería que luego de aquel desagradable momento, pudieramos terminar bien este día.—dijo Takeru, su tono lleno de ternura.
Hikari se volvió hacia él, encontrando su mirada cálida y reconfortante. Una sensación de calma y felicidad la envolvía mientras contemplaba la presencia reconfortante de Takeru a su lado.
—También pensaba en llevarte a un restaurante, pero creí que esta vista era mejor.
Hikari asintió— Lo es.
—Para otra ocasión podríamos dejar lo del restaurante ¿no?
—Sí, pero la verdad es que me gustaría cocinar yo para ti.— Comentó la Kanbara— Siempre salimos, pagas todo, creo que es mi turno de darte algo a cambio.
—No es necesario.— Respondió Takeru.
—Yo creo que sí.— Contestó Hikari.
—De verdad lo digo, no es necesario.— Comentó el rubio.
—Acaso ¿no quieres probar mi mano en la cocina?
—N-no, no es eso.— Se apresuró a responder— Al contrario, me encantaría, pero generalmente a mí me gusta dar regalos.
Cuando trataba de una chica, claro
—Ojalá fuera bueno en la cocina.— Musitó el rubio— De serlo, te prepararía yo mismo algún plato, pero la verdad es que es mi punto débil.
—¿Enserio?
Takeru asintió— Sí, jamás he sido bueno la cocina, y por lo general, no me gusta mucho, se me quema hasta el agua.
—¿Sabes? Yo tampoco era buena en la cocina, pero tuve que aprender.— Respondió Hikari— Después de todo, mi madre enfermó y alguien debía cocinar en casa.—Comentó— Y, lamentablemente, Takuya no lo hace muy bien, así que, me tocó a mi aprender.
—Takuya...—Musitó Takeru— Siempre que hablamos, lo mencionas, eso habla bien de ustedes dos.— Comentó— Significa que tienen buena relación.
Hikari asintió— Excelente relación.—Declaró—Takuya es mi primo, pero es como si fuera mi hermano.—Musitó—Está conmigo, me acompaña, me hace sonreír.
La sonrisa en el rostro de Hikari demostraba la sinceridad de sus palabras.
—Estar con él, hace que todo sea menos triste de lo que ya es.
—Me alegra escuchar eso.— Comentó Takeru— Veo que, a pesar de no tener a tus padres, eres feliz con él.
—Muy feliz, sé que jamás compararé el amor de padres con el suyo, pero me hace muy feliz contar con su apoyo.— Respondió la castaña.
—Que bien.—Murmuró el rubio.
Un silencio, no incomodo, al contrario, agradable, se hizo presente y una suave brisa los golpeo.
—¿Y, tú?— Hikari irrumpió el silencio.
—¿Yo?— Pregunto el oji-azul.
—¿Cómo es para ti tu vida?— Cuestionó Hikari— Me comentaste que tu madre murió, pero tienes a tu hermano y a tu padre ¿no?
Takeru asintió.
—¿Cómo es su relación?
El rubio hizo una mueca— Bueno, la verdad con mi padre tengo una relación difícil.
—¿Difícil?
—Muy difícil.
Hikari observó sorprendida al rubio.
—¿Puedo saber la razón?
Takeru asintió: —Verás, él es un hombre cerrado en su mundo y en lo que él quiere u opina. Cuando yo era pequeño, intentaba ser atento. Sin embargo, con el paso de los años esto cambio, ahora solo me exige.
Hikari asintió, mostrando comprensión en su rostro mientras escuchaba atentamente a Takeru.
—Debe ser difícil sentir esa falta de conexión con tu padre —comentó con empatía—. ¿Han intentado hablar sobre cómo te sientes al respecto?
Takeru suspiró, llevando una mano a su cabello rubio, desordenándolo ligeramente por el gesto.
—Lo hemos intentado, pero siempre terminamos chocando. Él tiene una idea muy arraigada de lo que debería ser su hijo, y siento que nunca puedo cumplir con sus expectativas. A veces me siento como si estuviera viviendo en la sombra de mi hermano mayor, ya sabes, tratando de alcanzar lo que él ha logrado. Incluso, por lo general, quiere que yo sea mejor que él.
Hikari asintió comprensivamente, dejando que las palabras de Takeru fluyeran mientras procesaba la situación.
—Parece una situación complicada —respondió.
—Lo es.—Respondió Takeru— Pero, con el paso del tiempo he intentado aprender a sobrellevar a mi padre, sé que él dice y hace las cosas por mi bien.
Aunque, había veces que en verdad no lograba entender su actitud.
—¿Y, con tu hermano?— Preguntó Hikari— ¿Cómo te llevas con él?
—Con él tengo buena relación, sin embargo, la diferencia de edad hace nuestras interacciones un tanto...—Buscó la palabra adecuada—...diferente a una relación de hermanos común, ya que estamos en etapas diferentes y vivimos separados.— Declaró— Pero, en general nos llevamos bien. Yamato es serio, pero siempre que trata conmigo lo hace con respeto de hermanos, aunque, como dije antes, estar en etapas diferentes provoca que no sea mucha, ya que él tiene su propia familia, otras preocupaciones, y yo no.
Hikari analizó esto. Y sí, tenía sentido, Yamato ya era un hombre con su vida resuelta, prácticamente podría ser el padre de Takeru.
—Sin embargo, no me quejo.— Declaró— Puede ser que no tengamos mucha relación de hermanos, pero tengo a sus hijas, mis sobrinas, Izumi, Nene y Rika, quienes siempre me han hecho compañía. Como nos llevamos por poca edad es como si fueran mis hermanas.
Hikari se sintió conmovida al ver la sinceridad de las palabras del rubio reflejadas en su sonrisa.
—Debe ser, interesante, que tus sobrinas sean de tu misma edad.
—Imposible de creer a veces.—Musitó Takeru—Nadie me cree cuando digo eso, hubo un tiempo donde, yo decía que eran mis hermanas. Y, todo el mundo me creía, aunque, Izumi es la única que se parece a mí.
Hikari asintió—Izumi es bastante parecida a ti.— Comentó— Es una joven bastante linda ¿sabes? Es una pena como la trató su novio hoy.
El rubio hizo una mueca y bajó la mirada: —Lamentablemente Kouji tiene un carácter difícil.
—Puede tener un carácter difícil, pero eso no justifica como la trato, y como nos trató a nosotros por ser "pobres"— Comentó la Kanbara.
Takeru se mordió el labio inferior.
—Sí, no lo justifica.— Contestó— Y en verdad, lo lamento, por ustedes y por mi sobrina. Pero no te preocupes hablará con él sobre esto.
—No es necesario.—Musitó la castaña.
—¡Claro que sí!—Exclamó Takeru— No es adecuada la forma en que se refirió a ustedes, sobre todo a ti.—Comentó— Aun sabiendo que tú y yo somos...—Se detuvo ante esto.
Hikari lo observó ante esto.
El rubio se mordió el labio inferior.
—¿Tú y yo somos?— Preguntó la castaña— Amigos.— Completó— Somos amigos.
Takeru se sintió un tanto nervioso ante aquella declaración, la verdad es que sí, eran amigos, pero él quería ser algo más.
—Bu-bueno, Hikari yo...—El rubio bajó su mirada hacia la mano de la castaña.
Takeru se sentía nervioso, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras extendía la mano hacia la de Hikari. Sus dedos temblaban ligeramente por la anticipación mientras buscaban el contacto con los suyos. Y, con cierto temor posó su mano sobre la de ella.
La castaña alzó la mirada sorprendida ante esto.
—Yo quiero que sepas que mientras yo esté a tu lado, no permitiré que alguien te haga daño, ni mucho menos que te hable mal.— Comentó el rubio.
Hikari quedó momentáneamente sin palabras, sorprendida por la declaración de Takeru. Sus ojos se encontraron con los suyos, y en ese momento, pudo ver la sinceridad y la determinación reflejadas en ellos. Una sensación de calidez y gratitud llenó su corazón al escuchar las palabras.
Fue así como, tímidamente, se acercó a él y en señal de agradecimiento, depositó un suave beso en la mejilla de Takeru.
—Gracias.
El rubio se sonrojó al máximo ante esto. Y, literalmente quedó sin palabras, no obstante, no era necesario hablar. Ambos continuaron observando aquel paisaje.
¡Ding, dong!
El timbre en el apartamento, o, mejor dicho, lujoso penthouse de Hiroaki y Takeru Ishida sonó.
Hiroaki, quien se encontraba leyendo su tablet, no se movió, simplemente esperó a que la ama de llaves fuera a abrir.
¡Ding, dong!
El timbre nuevamente sonó.
¡Ding, dong!
Otra vez.
—Pero ¡Quién rayos toca así!— Exclamó Hiroaki molesto.
La ama de llaves, una mujer de aproximadamente cuarenta años de cabello castaño y ojos cafés, abrió la puerta.
—Señora Takenouchi, bienvenida a...
—¡Déjame pasar!— La madre de Sora pasó de aquella mujer y caminó en dirección hacia la sala principal—¡Hiroaki!
El padre de Yamato alzó la mirada sorprendido— Toshiko ¿Qué haces aquí?— Se levantó— ¿Por qué entras de ese modo?
Toshiko estaba evidentemente furiosa. Era como si quisiera golpear a alguien.
—¡Necesitamos hablar! —exclamó.
Hiroaki se sorprendió al ver la furia evidente en el rostro de Toshiko. —¿Qué sucede? ¿Por qué estás tan alterada?
Toshiko no perdió el tiempo y fue directo al grano—¡Tu hijo le fue infiel a mi hija!
¿Qué?
Hiroaki se sorprendió al escuchar eso.
—¿Qué dijiste?
—¡Lo que escuchaste!— Respondió Toshiko—¡Yamato traicionó a Sora!
Hiroaki se demoró unos segundos en procesar esto.
—No es posible, Yamato no sería capaz de hacer eso.— Era muy tonto y torpe como para ser infiel, además de enamoradizo, jamás juraría a coquetear y luego, dejar a una mujer ilusionada.
—¡Te estoy diciendo la verdad!— Contestó la castaña—Sora me lo dijo ¡Yamato le fue infiel! ¡Lo vio ocn su amante!
Hiroaki alzó las cejas sorprendido ante esto, no esperaba aquello.
—¿Y por qué vienes a decirme esto?
—¡Porque necesito que hagas algo al respecto!
—¿Yo?
—Sí, tú.—Contestó— ¡No puedes dejar que esto quede así! Yamato no puede serle infiel a mi hija como si nada.
Hiroaki vaciló por un momento, sorprendido por la revelación, pero luego trató de calmar los ánimos—Toshiko, entiendo que estés molesta, pero debes comprender que los hombres a veces cometen errores. Yamato es joven y necesita divertirse, experimentar.
La respuesta de Hiroaki solo aumentó la furia de Toshiko. —¡No puedo creer lo que estoy escuchando! ¿Estás justificando la infidelidad de tu hijo?
—No, pero entiendo porque lo hizo.
Sora era buena mujer, pero con el paso de los años la edad le estaba jugando en contra, no era tan atractiva como otras mujeres.
—¡Esto es inaceptable!
Hiroaki suspiró, tratando de mantener la calma—Toshiko, no estoy justificando nada, solo digo que Yamato es un hombre y es común que quiera algo de diversión, después de todo, él jamás quiso el matrimonio con tu hija.
—¡Esto es una traición a nuestro contrato!
—No lo es.— Respondió el Ishida— El trato era que, ambos se casaran y fueran una familia feliz frente a todos, sin embargo, no puedo controlar a Yamato en todos los sentidos. Sí él quiere divertirse puede hacerlo, así como Sora.
—Sora jamás engañaría a Yamato.
—Porque es sentimental.— Comentó Hiroaki— Lamentablemente no heredó esa astucia y cero sentimentalismos de ti.
Las palabras de Hiroaki solo avivaron aún más el fuego dentro de Toshiko.
—Por eso la comprometí con tu hijo, porque le sería leal, y respetaría nuestro acuerdo.
—Bueno, yo nunca juré que Yamato seria fiel, solo dije que le daría un buen pasar económico a su familia.
—¡No puedo creer que estés defendiendo a tu hijo en lugar de apoyar a mi hija! Esto es una vergüenza, Hiroaki. No esperaba esto de ti.
—Por favor, entiende.
—Entiendo, Hiroaki, comprendo que Yamato pudo haberse aburrido, pero Sora lo descubrió.—Habló la mujer— Y ahora se quiere separar de él. Lo que significa que arruinaría todo lo que hemos construido.
Hiroaki rio— ¿Separarse?— Era divertido—Dudo que lo haga.
—Créeme, yo no creo que de su brazo a torcer.—Habló Toshiko— Ella es muy cabeza dura, y está decidida.
—Muy cabeza dura puede ser.—Comentó Hiroaki— Pero no es tan tonta como perder todo lo que ha construido. Ya que, en un divorcio, ella es la que saldría perdiendo.
—¿Cómo dices?
—Tan solo piénsalo.— Musitó el Ishida—Sí se separa de Yamato, no podrá estar cerca de Izumi y Nene, porque ellas son hijas de Yamato. Y, luego de todos estos años, dudo que Sora quiera deshacer su familia, después de todo, no tiene más.
Toshiko analizó estas palabras, era un buen punto, Sora no tenía familia, si se separaba de Yamato se quedaría sola. Y, ella era testigo que, Sora jamás soportaría algo así. No otra vez luego de perder a su hijo y esposo.
—Sora no tiene hijos propios, tampoco creo que luego de tener tantas traiciones en su vida, quiera formalizar una nueva relación.— Habló Hiroaki— A diferencia de Yamato, quien podría irse a vivir con su amante, y tiene a sus hijas, biológicas.
Las palabras de la mujer hicieron eco en la mente de Toshiko mientras reflexionaba sobre la difícil situación de su hija. A pesar de su ira hacia Yamato por su infidelidad, entendía la complicada realidad que enfrentaba Sora. Separarse de Yamato significaría alejarse también de las hijas que amaba y cuidaba como si fueran propias.
—Entiendo tu punto.—respondió Toshiko finalmente, su tono más calmado ahora— Sora ha pasado por mucho dolor y dificultades en su vida. No creo que sea lo suficientemente valiente para volver a estar sola.
La mujer asintió, reconociendo la comprensión de Toshiko. —Exactamente. Sora no querrá repetir la historia de pérdida y soledad. Es cosa de tiempo que analice y prefiera luchar por mantener su familia unida, incluso si eso significa perdonar a Yamato.
Toshiko suspiró, sintiendo una mezcla de resignación y compasión por su hija. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba determinada a apoyar a Sora en cualquier decisión que tomara.
Luego del pequeño momento con Takeru, Hikari regresó a su departamento, encontrándose con su primo Takuya, quien tenía la cena servida (Gracias al cielo, compró la cena)
Ahora ambos se encontraban sentado alrededor de la mesa comiendo.
—El concierto estuvo increíble primo.
Takuya sonrió— ¿Tú crees?
Hikari asintió— Los chicos tocaron increíbles, tú también, cantaron en suma armonía, y la muestra de esto fue todos los aplausos que se llevaron.
Takuya asintió con una sonrisa de satisfacción mientras continuaban disfrutando de la cena juntos.
—Gracias, Hikari. Significa mucho para mí escuchar eso —respondió con gratitud—. Fue un concierto especial para nosotros, y me alegra que hayas disfrutado de la música tanto como nosotros.
Hikari asintió con entusiasmo, saboreando cada bocado de la deliciosa comida mientras reflexionaba sobre la experiencia del concierto. La música había sido una fuente de alegría y consuelo en medio de los desafíos que enfrentaba en su vida, y el concierto había sido una oportunidad para sumergirse completamente en ese mundo de melodías y emociones.
—Definitivamente necesitábamos una tarde de música y diversión —comentó Hikari con una sonrisa.
Takuya asintió— Sí, todo salió increíble, y todos estaban felices.— Comentó— Es una pena que todo se arruinara al final por el novio de Izumi.
Hikari hizo una mueca— Sí, la verdad es que Takeru quedó muy desilusionado cuando le conté de lo que hizo su amigo, así que hablará con él.
—Estaría bien que hablase con ese sujeto, sin embargo, creo que también debería hablar con su sobrina, no puedo creer que Izumi permita que su novio le hable así.
—Yo menos.— Respondió la castaña— Se supone que es su novio, no su padre, le habló muy mal.
Takuya asintió— Lo peor es que no es el primer comportamiento insoportable que tiene ese sujeto.— Recordó lo del día anterior.
Primero, la deja sola en el desfile, luego esto, además Izumi siempre estaba angustiada por él, al parecer discutían bastante.
—Me pregunto ¿por qué estará con un sujeto así?— Cuestionó el moreno.
Hikari hizo una mueca: —Bueno, llevan tiempo, debe haber alguna razón. Takeru me comentó que Izumi está enamorada de Kouji hace tiempo, y luego de mucho insistir, él aceptó ser su novio, pero no sé exactamente en que se basará su relación.
—Tal vez, en el dinero que tienen...—Comentó Takuya.
—No, creo, incluso las personas con dinero tienen sentimientos y está claro que Izumi es una chica de buenos sentimientos, centrada en ellos, antes de su dinero.— Habló la castaña— O, al menos eso me dijo su tío, y es lo que tú me has comentado ¿no?
El moreno asintió— Sí, tienes razón.— Contestó— Pero a esta altura ya no sé qué pensar de la relación de ella y su novio.
—Bueno, tal vez, solo fue un mal día en la vida de su novio.—Habló Hikari— Tal vez, solo fue hoy.
¡Ojalá!
Pensó Takuya, aunque por comportamientos previos sabía que no.
¡Bip, bip!
Un sonido llamó la atención del moreno.
Takuya sacó su móvil de su chaqueta y revisó, era un mensaje de su padre.
—Hikari...—Llamó a su prima.
—¿Sí?— Preguntó la chica.
—Mi padre te envía saludos.— Comentó Takuya.
Hikari sonrió ante esto: —Gracias.— Musitó— Saludos para él también.
El moreno asintió y le envió un mensaje, sin embargo, el sonido de otra notificación llamó su atención:
—Hikari, al parecer, mi padre necesita unos documentos de tu madre.
La chica alzó una ceja— ¿A sí? ¿por qué?
—Es por la deuda de las terapias.— Respondió el moreno— Quiere finalizar la documentación, para pagar la deuda de la clínica.
—¿Qué?— La joven se sorprendió— Pe-pero, Takuya, yo dije que iba a pagar por ella.
—¡Sorpresa!— Exclamó su primo— Mi padre se dispuso a pagarla.
—No puedo aceptar, es mucho.
Takuya negó: —Para la familia, nunca es mucho. Al contrario, es lo mínimo que podemos hacer.
Hikari se quedó en shock por un momento, procesando la noticia mientras su corazón latía con fuerza en su pecho. La idea de que el padre de Takuya estuviera dispuesto a asumir la deuda de las terapias de su madre era abrumadora y conmovedora al mismo tiempo.
—No puedo creerlo —murmuró Hikari, con la voz temblorosa por la emoción— Es demasiado generoso de su parte. ¿Estás seguro de que quiere hacer esto?
Takuya asintió con una sonrisa, compartiendo la incredulidad y la gratitud de Hikari. —Sí, lo está. Es lo menos que podemos hacer por ustedes.
Las lágrimas comenzaron a emerger en los ojos de Hikari, abrumada por la bondad y la generosidad que estaban recibiendo de la familia de Takuya en un momento tan difícil. Se sintió enormemente agradecida y humilde por el apoyo inesperado que estaban recibiendo.
—Gracias, Takuya. Y por favor, dile a tu padre que estoy profundamente agradecida por su ayuda. Esto significa mucho para mí.—dijo Hikari con voz emocionada, luchando por contener las lágrimas de felicidad.
—¡Ey! Somos familia, estamos para eso.— Respondió Takuya— Ahora, solo necesitamos las boletas y los detalles del dinero a pagar de las terapias ¿Sabes dónde están?
Hikari llevó una mano a su mentón—Mmm...Sí, están en...—Pensó—Está en su habitación.
¿Qué?
¿En su habitación?
—Tendré que ir a buscarlos.— Comentó Takuya.
Hikari asintió, sin embargo, no fue consciente de lo duro que sería este simple hecho hasta que, Takuya y ella, estuvieron frente a frente a la puerta de la habitación de su madre, Yuuko Kanbara.
Ambos se miraron un tanto nerviosos.
Yuuko Kanbara hace poco había muerto, y la verdad era que ninguno de los dos se atrevió a entrar a su habitación luego de esto. Sí, sonaba absurdo, pero a ambos les daba mucha nostalgia y tristeza ingresar a aquel lugar sabiendo que ella no iba a estar.
Hikari suspiró— ¿Sabes? Es difícil para mí hacer esto.— Comentó— Pero no podemos seguir así toda la vida.
Takuya asintió y en señal de apoyo depositó su mano en su hombro.
Era momento de romper aquel luto, que por más de tres meses los estaba atormentando.
Fue así como la castaña giró la manilla.
Hikari y Takuya intercambiaron una mirada cargada de emotividad antes de que Hikari finalmente girara la manilla de la puerta de la habitación de Yuuko. El crujido familiar del metal resonó en la habitación, y un aire denso de recuerdos y nostalgia pareció envolverlos al entrar.
La habitación estaba prácticamente intacta desde la última vez que Yuuko la había ocupado. Todo estaba en su lugar, como si ella pudiera regresar en cualquier momento. Las fotografías en las paredes capturaban momentos felices y recuerdos compartidos, y el aroma familiar de su perfume aún flotaba en el aire.
Hikari y Takuya avanzaron lentamente, con cada paso pesado con el peso de la pérdida. Se detuvieron frente a la cama, donde Yuuko solía sentarse a leer o a charlar con ellos. Las sábanas estaban lisas, sin arrugas, sin embargo, una capa de polvo se posaba sobre ellas.
—Todo sigue igual.
Takuya se acercó a la cómoda, también tenía polvo.
—Salvo, por el polvo.
Hikari y él intercambiaron una mirada silenciosa, compartiendo el peso de la ausencia de su amiga.
La castaña sintió nostalgia, una sensación de querer llorar a mares se apoderó de ella, Takuya al ver esto se acercó a ella y la abrazó.
Hikari se dejó envolver por el abrazo reconfortante de Takuya, buscando consuelo en su cálido gesto de apoyo. Sus lágrimas comenzaron a fluir libremente, un torrente de emociones abrumadoras que habían estado contenidas durante demasiado tiempo.
—La extraño tanto —murmuró Hikari, su voz temblorosa por la tristeza—. Todo parece tan vacío sin ella aquí.
Takuya la sostuvo con ternura, compartiendo su dolor mientras luchaba por contener sus propias emociones. La pérdida de Yuuko había dejado un vacío profundo en sus vidas, y estar en su habitación vacía solo servía para recordarles lo mucho que la extrañaban.
—Lo sé, Hikari. Yo también la extraño mucho.—respondió Takuya con voz suave, sintiendo un nudo en la garganta al recordar los momentos compartidos con su amiga— Pero siempre estará en nuestros corazones, y los recuerdos que compartimos con ella nunca desaparecerán.
Hikari asintió con la cabeza, agradecida por las palabras reconfortantes de Takuya. Aunque el dolor de la pérdida nunca desaparecería por completo, encontrar consuelo en la presencia y el apoyo mutuo los ayudaba a sobrellevar la carga emocional juntos.
Con un suspiro profundo, Hikari se apartó del abrazo de Takuya y se secó las lágrimas con determinación. Aunque el dolor de la pérdida seguía presente, sabía que tenía que encontrar la fuerza para seguir adelante.
—Creo que lo mejor será ordenar esta habitación, no creo que sea muy higiénico que se llene de polvo y demás cosas.—Comentó Hikari.
Takuya asintió— Nos tomará tiempo.— A pesar de que, la habitación no era muy grande, su tía, Yuuko, tenía muebles gigantes con años de antigüedad, que jamás dejó atrás, aun con la mudanza.
La chica hizo una mueca— Bueno, ahora solo necesitamos los detalles de la clínica.—Fue así como abrió un cajón y sacó una carpeta— Ya tendremos tiempo para ordenar todo lo demás.
Mientras tanto en la masión Ishida, mejor dicho, en la habitación de la hija rubia de Yamato.
Izumi se encontraba sentada en el borde de su cama, con lágrimas rodando por sus mejillas mientras miraba fijamente hacia el vacío. La habitación está iluminada débilmente por la luz de la luna que se filtra por la ventana entreabierta.
El sonido de un suspiro entrecortado escapó de los labios de Izumi mientras se abrazaba a sí misma, tratando de encontrar consuelo en medio de su angustia. Sus ojos estaban enrojecidos y húmedos por el llanto, y su respiración era irregular debido a la intensidad de sus emociones.
La discusión con su novio, Kouji, todavía estaba fresca en su mente. Las palabras hirientes intercambiadas durante la pelea resoban en su cabeza, llenándola de dolor y confusión. Se pregunta si podría superar este obstáculo en su relación o si verdaderamente ella arruinó todo.
Entre sollozos, Izumi agarra una almohada y la aprieta con fuerza contra su pecho, buscando alguna forma de calmar su corazón roto. Se siente perdida y vulnerable, incapaz de sacudirse la sensación de desesperación que la consume.
¿Por qué Kouji era así? ¿Por qué era tan hiriente? ¿Por qué trataba a las personas de esa manera? No lo entendía, sus actitudes le hacían daño, mucho daño.
¡Bip, bip!
El sonido de su smartphone llamó su atención.
Con esperanza de que, fuera un mensaje de él observó la pantalla.
Sin embargo, no lo era. Era un mensaje de Takuya.
(De: Takuya)
Lamento mucho lo que ocurrió, no quería que tuvieras problemas con tu novio, solo quería que te divirtieras y pasaras un buen momento. Espero que todo se solucione, si necesitas ayuda, ya sea un abrazo, unas palabras, un hombro para llorar, o, incluso un saco de boxeo para golpear, aquí estoy.
No quiero que te sientas mal, nuevamente me disculpo, y espero que todo se mejore.
Izumi sonrió de lado ante esto, Takuya no tenía la culpa de lo que sucedió, no debía disculparse. Sin embargo, era tierno que se preocupara por ella y le enviara esas palabras.
(De: Izumi)
No te disculpes, no fue tu culpa. Tranquilo, no te usaré como saco de boxeo.
A los segundos recibió una respuesta.
(De: Takuya)
Me alivia escuchar eso, rubia insoportable, ahora rubia agradable.
Inevitablemente, rio al leer "rubia insoportable, ahora rubia agradable"
(De: Izumi)
Al parecer subí de nivel. Eso es bueno ;)
(De: Takuya)
¿Por lo de agradable? jajaja creo que había que cambiar de fase, ahora somos amigos ¿no?
(De: Izumi)
¡Pues claro! Siempre y cuando me permitas continuar yendo a los conciertos de tu banda.
Fue así como ambos continuaron hablando, e Izumi de a poco fue recuperando su ánimo, aunque, la tristeza por la discusión con Kouji continuaba resonando en su cabeza, sin embargo, la alegría de Takuya lograba eclipsar aquel momento.
Mimi se recostó sobre el sofá de la sala principal, su corazón latía a mil, si, a mil.
Por el momento que vivió con Yamato
Muchos recuerdos vinieron a ella cuando vivieron esa situación, porque le recordó a su primer encuentro.
~Recuerdo~
—Ups, disculpa.— Musitó Mimi preocupada, luego de haber tropezado sin querer con aquel sujeto rubio de ojos azules, desconocido para ella.
—Ten más cuidado por donde caminas.— Reclamó Yamato.
—Ey, no quería molestarte.
Observó molesta al rubio, era guapo, sin duda, pero en vez de hechizarla por su belleza física, esa forma grosera de actuar la desencantó al instante.
—Fue un accidente, no debes tratarme así ¿e? — Reclamó con firmeza.
—¿E? — Balbuceo el rubio sin razón alguna— Lo siento.
La castaña rodó los ojos y sin decir más, volteo hacia los botones del ascensor para tocar el piso al cual quería llegar. Fue así como las puertas se cerraron y ascensor descendió, sin embargo, en un minuto este se tambaleo, mejor dicho, todo el edificio se comenzó a mover. Las luces comenzaron a parpadear.
—¡Oh no!— Exclamó la chica— ¡Qué rayos ocurre!
—No lo sé.— Respondió el rubio.
Las luces continuaban parpadeando y el ascensor se detuvo.
—¡Oh no! ¿Es mi idea o el ascensor no baja?— Preguntó la castaña.
Yamato hizo una mueca— Se detuvo.
—¡Rayos!— Exclamó la chica y apretó unos botones— ¡Rayos! Los botones no funcionan.
—Tal vez, ocurrió un corto circuito.
—¿Corto circuito? — Preguntó la castaña y observó la pantalla que decía "error"— ¡Ay no!
La castaña comenzó a teclear los botones, sin embargo, nada sucedió. Nuevamente los tocó y la respuesta fue la misma. Finalmente, la chica terminó presionando todos una y otra vez, sin detenerse.
—Socorro, auxilio ¡Alguien que nos abra, por favor! — Gritó la castaña— ¡Auxilio!
¡Lo que faltaba!
Yamato hizo una mueca— Tranquila.
—¡Socorro! ¡Socorro! — La cantante literalmente ignoró al Ishida— Ayuda.
—Oye, no…
—¡Vamos a morir! — Gritó la oji-miel.
¿Qué? ¿A morir? ¿Por simplemente estar encerrados? ¿Era una broma verdad?
—Vamos a morir. — Reiteró la chica.
Al parecer no era una broma, pensó el rubio.
—Hey, niña. — La llamó, sin embargo, continuó con su escándalo— Niña.
—¡Socorro!
Yamato rodó los ojos, se acercó a la chica y tomó su brazo derecho llamando su atención— ¡Niña! ¡Tranquilizate!
¿Niña? Pensó la castaña sorprendida.
—No soy una niña. — Recriminó la castaña—Y tengo nombre, me llamo Mimi. — Comentó ofendida.
—Como sea. — Pensó el rubio— Deja de golpear tan desesperadamente eso.— Habló— Entrar en pánico no te ayudará a salir de aquí.
—¿Cómo puedes pedir que me calme?— Preguntó Mimi furiosa— Si no hacemos ruido jamás nos encontrarán y jamás saldremos de aquí.
—Tranquilízate.
—¡No!— Respondió la castaña— Si saben que estamos vivos agilizaran el rescate ¡Hacer ruido es nuestra única oportunidad!
—Ya, tranquila.— Yamato subió sus manos a sus hombros, pero la chica cayó a llorar desconsoladamente— Hey, cálmate.
—¡No! ¡Vamos a morir! — Gritó la castaña y llevó sus manos a su rostro— Y no puedo dejar que eso ocurra. Tengo todavía que cuidar de mi hermanito, apenas tiene cuatro años, si yo muero él se quedará sin familia, no tienes más personas y yo…— Volteo hacia la puerta y comenzó a golpear como loca— ¡Auxilio!
Okey, pensó Yamato, esta chica evidentemente estaba sufriendo un cuadro de crisis y estrés extremo.
—Hey, tranquila. —El rubio le habló— Pronto saldremos de aquí.
—¿Así? — Preguntó la castaña y lo tomó de la camisa de una manera amenazante— ¿Cómo?
Lindos ojos, sin embargo, esta forma tan amenazante en que lo sostenía a tan corta distancia provocaba que se sintiera extraño. Nunca nadie le habló así, jamás dejó que alguien invadiera de esa manera su espacio personal.
Rápidamente se alejó de la chica y alzó la mirada hacia el techo.
—Tendremos que abrir el techo.
—¿El techo? — Preguntó Mimi— ¿Estás loco? ¿Qué sacas con abrir el techo?
—No estoy loco. — Comentó el oji-azul— Al contrario, la que está sufriendo un cuadro de locura es otra persona.
—¿Disculpa? — Exclamó la chica— ¿Te refieres a mí?
Pues sí.
—No estoy entrando en la locura. — Respondió la Tachikawa— Es simplemente que no quiero morir en este lugar.
Y eso confirmaba su teoría, después de todo era imposible que muriesen por estar encerrados. En cualquier minuto alguien necesitaría ese ascensor y los encontrarían.
Suspiró.
—Digo el techo porque siempre hay una salida de seguridad ahí. — Comentó Yamato— Si uno de nosotros la abriera tendríamos una opción para salir. — Fue así como alzó sus brazos y tocó el techo.
¡Bingo! Había una puerta, la cual el rubio removió levemente y salió.
—Bien, hay que subir. — Comentó la chica dispuesta a subir, sin embargo, su altura no jugó a su favor, ya que, a pesar de alzar sus brazos, no alcanzó ni siquiera a tocar un borde la salida.
Yamato observó detenidamente a la chica y recién se percató que no era muy alta.
—Ven, yo te ayudo. — Comentó antes de unir los dedos de sus manos— Coloca tu pie aquí y álzate.
Mimi observó al chico e hizo una mueca—No necesito que me ayudes, puedo hacer esto sola.
—¿Con esa estatura? —Comentó Yamato— Dudo que llegues hasta ahí.
—¿Perdón? — Preguntó la castaña— ¿Me estás discriminando por ser de baja estatura?
—¿Discriminando? — Cuestionó el rubio— Claro que no.
—Claro que sí. — Exclamó Mimi— ¡Vaya forma de tratar a las personas! ¿e? Primero me ofendes llamándome loca y ahora me insultas por mi altura. — Se cruzó de brazos— ¿Sabes? Pareces un príncipe encantador, sexy salido de un cuento de hadas, pero en realidad eres un demonio.
Este comentario que el rubio se ruborizara a más no poder. Ese fue el piropo/insulto más extraño que recibió en toda su vida.
—No te estoy ofendiendo, niña, extraña con cara de…—Intentó buscar un insulto similar al que ella le dio. Sin embargo, se detuvo al percatarse de lo absurda que estaba siendo esa conversación.
Movió levemente la cabeza alejando esos pensamientos— No quise ofenderte ¿sí? Simplemente quiero ayudarte.
—No necesito tu ayuda. — Contestó la castaña.
—¿Quieres salir de aquí sí o no? — Preguntó el rubio molesto.
Mimi dudó por unos momentos bastante molesta por la situación. Finalmente rodó los ojos resignada al ver que no tenía más opción— Está bien, ayúdame.
Fue así como el rubio unió los dedos de sus manos para que la chica posara su pie derecho y se alzara levemente sujetándose de la pared, sin embargo, antes que pudiera llegar hasta el techo.
La electricidad volvió al ascensor, este se movió levemente y para mala suerte de ambos comenzó a bajar a toda prisa de manera sorpresiva provocando que tanto Mimi como Yamato cayeran al suelo, uno encima del otro quedando sus ojos frente a frente y a escasos milímetros.
El cuerpo de la chica rápidamente se tensó y sus manos comenzaron a temblar. No era para menos que la castaña se sientiera débil ante aquella situación, apenas había comido, su noche estuvo pésima, en cualquier minuto se iba a desmayar, pero sabía que esta reacción no era por no comer, si no, por la mirada de aquel rubio.
Yamato literalmente se perdió en esos ojos color miel de la castaña, eran tan claros y brillosos, emanaban una inocencia en la mirada de aquella chica, no recordaba cuando había sido la última vez que se encontró con una mirada tan dulce e inocente como la de aquella chica, era tan brillante como el sol y esa cercanía la hacía cálida.
~Fin del recuerdo~
¿Cómo, rayos, era posible que se repitiera la misma escena aquel día? ¡Ni idea! Lo único que pensaba en esos minutos era que ¡maldecía aquella vez en que se conocieron!
Quizás, Yamato ahora parecía estar "arrepentido" por lo que hizo, sin embargo, eso nunca justificaría todo el dolor que le causo al separarla de sus hijas, al enviarla a prisión, sin importar que estuviera embarazada, prácticamente se deshizo de ella.
Ahora, que regresó, se encargaría de hacerlo pagar. A él y a su familia.
Dirigió su mirada a su laptop, rápidamente la abrió, cuando la pantalla se prendió, ingresó a la aplicación donde Koushiro le comentó que podrían escuchar todo lo que se dijese en los micrófonos, necesitaba saber de él.
Al instante, escuchó la voz de Yamato.
—Rika, por favor, contestame.— Musitó la voz del rubio—No quería decepcionarte de este modo hija, por favor, contestame.
Mimi hizo una mueca, al parecer, Yamato estaba hablando por celular, y le rogaba a su hija por su perdón.
Era una sensación extraña, siempre deseo ver a Yamato triste, pero por alguna razón recordar como vio a Rika salir de la oficina, con la cara llena de furia y dolor, le causaba cierta sensación extraña dentro suyo.
Acaso ¿era remordimiento?
¡No! No podía ser remordimiento, esa niña fue el reemplazo de su hija, Yamato y Sora tuvieron a esa hija para "olvidar" su pasado, lo cual la englobaba a ella, Taichi y el pequeño, Isamu.
—Esto es el inicio de mi venganza, Yamato Ishida.—Murmuró para sí misma— Te haré sufrir, y no lo verás venir.
Justo en ese momento a la sala principal entró Akari junto a Koushiro.
—Sí, papá, entendí todo lo que me dijiste.— Habló la adolescente.
—¿Estás segura?
Akari asintió— ¡Si! No tienes que repetirmelo.
—¡Ey!— Exclamó Mimi— ¿Qué ocurre?
Le sorprendió ver el rostro enojado de su ahijada.
—Es mi padre.— Respondió Akari— ¡Como siempre!
Mimi alzó una ceja y dirigó su mirada hacia Koushiro: —¿Qué ocurrió, Izzy?
—Nada.— Contestó el hombre— Simplemente le estaba recordando a mi hija la importancia de sus clases.
Akari rodó los ojos: —¡No es necesario que me des ese recordatorio!
—Al parecer sí, ya que siempre que te veo estás centrada en tus dibujos.— Respondió el mayor.
Mimi suspiró.
¿Cómo era posible que Koushiro no viera lo exigente que era con su hija?
Akari era joven, talentosa, no merecía estar todo el tiempo pegado en un computador mientras recibía clases de ciencias, matemáticas, física y esas cosas.
—Simplemente me estaba desestresando.— Respondió la pelirroja— Acabé mis tareas, necesitaba un descanso.
—Siempre que te veo estás descansando al parecer.
—¡Mentira!— Exclamó Akari.
—¡Ya, no discutan!— Mimi alzó la voz— Por favor.
—Lo siento, Mimi, pero mi hija debe saber equilibrar sus responsabilidades.— Habló Koushiro.
—Lo hago padre, pero no puedo siempre estar estudiando.
Mimi asintió— Akari tiene razón, Koushiro, ella en general logra equilibrar todo, no puedes ser tan exigente, debes valorar su esfuerzo y los logros que ha tenido.
—No puedo dejar que se relaje tan fácilmente, le di un año para que estudiase lo que quisiera, ahora necesito respuestas.
—Está bien, pero, por favor, valora lo que ha hecho hasta ahora, no puedes simplemente ignorar todo lo que ha hecho porque quieres más.—Habló la castaña.
Akari asintió, agradecida por el apoyo de su madrina. Sabía que su padre solo quería lo mejor para ella, pero a veces se sentía abrumada por las expectativas.
—Papá, entiendo tu preocupación, pero necesito tiempo para descansar y explorar mis pasiones. Prometo que seguiré estudiando y esforzándome, pero también necesito tiempo para mí misma —explicó Akari, con sinceridad.
Koushiro la miró durante un momento, reflexionando sobre sus palabras. Finalmente, asintió con una expresión más comprensiva.
—Hija entiendo que necesitas tiempo para ti misma. Pero yo quiero darte lo mejor.—dijo Koushiro, con firmeza pero también con un tono más suave.
—Lo sé padre, pero, por favor, entiende, para mí tener que ser tu "hija perfecta" es difícil.— Declaró la pelirroja.
—No busco que lo seas, simplemente quiero asegurarme que no tengas una vida como nosotros.— Habló el pelirrojo recordando todo lo que había ocurrido.
—Tu padre en eso tiene razón, Akari.— Comentó Mimi— Si él hace todo esto es porque no quiere que tengas que vivir situaciones difícil como nos ocurrió a nosotros.
Era una situación difícil, sin duda, porque Koushiro quería evitarle a su hija todos los malos ratos que él pasó, sin embargo, Akari también necesitaba vivir su vida.
—Lo sé, y valoro eso, pero también necesito mi tiempo.—Musitó Akari antes de caminar en dirección hacia la escalera— Permiso, necesito dormir.
Fue así como la pelirroja salió dejando a Koushiro con Mimi.
—Izzy, no quiero ser molesta, creo que eres un buen padre, pero, como siempre te digo, necesitas no ser tan opresivo con Akari, aunque nosotros hayamos tomado malas decisiones en nuestras vidas, no significa que ella también las tomará.— Comentó la castaña.
Koushiro analizó estas palabras: —Sí, lo sé, pero me es inevitable, no quiero que ella cometa un error, solo quiero que esté bien.
—Y, lo entiendo, pero piensa un poco mis palabras.
El pelirrojo suspiró y tomó asiento en el sofá junto a Mimi.
El silencio se hizo presente por unos segundos.
—Y bien...—Koushiro decidió cambiar el tema— ¿Cómo te fue con la misión que te encargué?
—Bien.— Respondió Mimi.
—¿Colocaste los micrófonos?
La castaña asintió.
—Ahora podremos escuchar todo.
—Que bien.— Comentó Koushiro.
—¿Sabes? He estado pensado el tema de las modelos.— Musitó la castaña—¿Cómo es posible que no haya salido ninguna noticia del secuestro de las modelos?
Koushiro hizo una mueca: —Hiroaki y Toshiko saben bien como hacer las cosas, no me sorprende que aun nada salga.
Mimi frunció el ceño, preocupada por la falta de noticias sobre el secuestro de las modelos.
—¿Crees que estén ocultando información? —preguntó, mirando a Koushiro con inquietud.
Koushiro asintió con seriedad. —Es posible. Hiroaki y Toshiko son expertos en manipular la información a su favor. No me sorprendería que estén restringiendo la divulgación de detalles sobre el caso.
Mimi suspiró, sintiendo frustración por la falta de avances en la investigación. —Necesitamos hacer algo al respecto. No podemos permitir que este crimen quede impune.
~Recuerdo~
Taichi y Mimi caminaban por el lugar, explorando los alrededores mientras esperaban a Yamato. El ambiente estaba tenso, con la preocupación por las modelos desaparecidas pesando en sus mentes.
—Este es uno de los barcos del padre de Yamato —comentó Mimi, señalando hacia la embarcación atracada cerca de ellos.
Taichi asintió, observando la nave con atención mientras pensaba en cómo podrían obtener información útil para la investigación.
—¿Por qué nos citó aquí?— Preguntó la oji-miel.
—Es una sorpresa.
Mimi observó curiosa al castaño— ¡Dime! ¿Qué es?
—No puedo decirte.
—¡Por favor!—Rogó la castaña jalando su brazo.
Taichi río suavemente ante la insistencia juguetona de Mimi, disfrutando de su energía contagiosa mientras continuaban caminando por el lugar.
—¡Eres tan ansiosa, Mimi! —bromeó Taichi, tratando de evadir la pregunta con una sonrisa pícara—. Pero no puedo decirte. Es una sorpresa, ¿recuerdas?
Mimi hizo un puchero juguetón, mostrando su expresión de decepción fingida.
—¡Oh, vamos, Taichi! —exclamó, fingiendo estar ofendida— Tú sabes que soy buena actriz, solo dime y cuando llegue Yamato, actuaré como si no lo hubiese sabido.
Taichi se detuvo y miró a Mimi, su expresión suavizándose mientras la observaba, sabía que por más que se negara la chica continuaría insistiendo.
—¡Está bien! Te diré.— Contestó el Yagami— Él preparó una cena a la orilla del mar.
—¿Qué?
—En su velero privado, ambos tendrán una cena.— Respondió Taichi—Sin embargo, me pidió que te distrajera mientras el velero llega a puerto.
¡Wow!
Pensó emocionada.
Sin embargo, antes de que pudieran continuar su conversación, un ruido repentino llamó su atención. Ambos se detuvieron y se miraron el uno al otro, alertas ante la posibilidad de que fuera un indicio de algo sospechoso.
—¿Escuchaste eso? —preguntó Taichi en voz baja, con el ceño fruncido.
Mimi asintió, con los sentidos en alerta máxima. Juntos, comenzaron a buscar el origen del sonido, moviéndose cautelosamente por el área.
Finalmente, sus ojos se posaron en una puerta entreabierta que parecía haber sido dejada accidentalmente abierta. Intercambiaron miradas significativas antes de acercarse sigilosamente a la puerta y empujarla un poco más para abrirla por completo.
Lo que encontraron al otro lado los dejó boquiabiertos y horrorizados. La habitación estaba llena de mujeres, todas ellas parecían estar cautivas, algunas atadas y otras visiblemente asustadas.
Taichi y Mimi se quedaron sin aliento ante la escena, con el corazón latiendo con fuerza en sus pechos. Sabían que habían tropezado con algo mucho más grande de lo que habían anticipado, y que debían actuar rápidamente para ayudar a esas mujeres y poner fin a la atrocidad que estaban presenciando.
—Pe-pero...—Intentó hablar Mimi— ¿Qué es esto?
Taichi y Mimi intercambiaron miradas completamente aterrorizados ante esta escena.
Un golpe en el lugar llamó la atención de ambos, rápidamente cerraron aquella puerta y quisieron esconderse, sin embargo, una voz los alarmó.
—¿Qué rayos están haciendo aquí?
Ambos alzaron la mirada, y al hacer esto se encontraron con, nadie y nadie menos que:
Toshiko Takenouchi
~Fin del recuerdo~
Sí, ahí cuando Taichi y ella encontraron el negocio ilegal de Toshiko, comenzaron los problemas.
Esa mujer traficaba ilegalmente a otras mujeres
Y por intentar evitar todo aquello, Taichi fue asesinado, Koushiro perdió todo y ella fue tachada de "loca"
Esa historia no debía repetirse.
—Debemos hacer algo, pero necesitamos ser cautelosos. No podemos arriesgarnos a ser descubiertos.
—Tal vez tengamos una oportunidad de ayudar si buscamos desde otro ángulo —propuso Koushiro— Tengo una idea para hacer ruido con esta noticia y poner en aprietos a Hiroaki con Toshiko.
Mimi alzó una ceja: —¿Qué idea tienes?
+Atención con la habitación de Yuuko, madre de Hikari, en esos documentos antiguos que tiene guardado en uno de sus muebles se pueden encontrar diversas cosas.
+Intentaré dejar estipulado los días Lunes de cada semana para actualizar.
Respuesta comentarios:
BethANDCourt: Holii ¡Me encantan tus reviews largos! Así puedo saber con más detalles que debo mejorar o que opinan los lectores. Estoy feliz de que disfrutaras del drama en el último capítulo, ¡porque también me encanta el drama! Con respecto a la escena de Sora y Nanami, sí, fue corta, debo admitir que estaba un poco "corta de vuelo" en esa parte, sin muchas ideas, no sabía cómo hacerlo. Por eso les dire un segundo round en este capítulo. Sí, finalmente, Kiriha explotó, por unos segundos olvidó su carrera en la empresa y el dinero, aunque será difícil ahora para él, porque Yamato fue muy tajante (Sin embargo, se vienen escenas más divertidas jajaja con Ryouma incluido) Sí, es ¡horrible! la situación con el padre de Yamato y la madre de Sora, después de todo, solo hacen daño con eso. Con respecto a, Taichi, te diré que vas por el camino correcto. Ahora, sobre Sora y Takuya, solo diré...mmmmm...podría ser jajajaja Rika será lamentablemente la víctima de Mimi, en muchos sentidos, así que esto es poco a lo que se le viene a futuro. Bueno, a mi no me gusta el Kouzumi jejeje pero en esta historia me basé mucho en el carácter principal de los chicos de Frontier, yo siento que sin Koichi en la ecuación Kouji sería este tipo de chico. Ya veremos que sucede, solo diré que Izumi aprenderá a quererse a sí misma y amarse a sí misma, con ayuda de Takuya, pero debe pasar procesos para llegar a eso. Lamento cortar la escena del ascensor en lo mejor, pero debía dejar la insertidumbre jaja de a poco Yamato y Haruna se van acercando, ya veremos qué ocurre. Gracias por tus palabras y por seguir leyendo. ¡Seguiré trabajando para que los capítulos sean largos y emocionantes! ¡Sigue al pendiente para más actualizaciones, espero que sigas comentando! ¡Nos leemos en la próxima!
TheBigParadox: ¡Hola! Qué bueno que estés al pendiente. Sí, Izumi está en una situación difícil, ella está cegada en su relación con Kouji, en unos capítulos posteriores van a conocer un poco porqué Izumi está cerrada en su relación (Adelanto: Los comentarios de los demás) Pero, tranqui, Takuya si le ayudará a ver esto y muchas cosas más. Sí, el Sorato no era romántico, pero si duele ver como se destruye, después de todo, ella confiaba en él. Con respecto a Mimi, ella está feliz por la situación, cree que se destruirá su mentira, ya veremos si funciona ¡Gracias por seguir leyendo y por tu apoyo continuo! Estoy emocionada de compartir más de esta historia contigo y también de continuar con la trama de la Sultana. ¡Sigue al pendiente para más actualizaciones! Espero que sigas comentando ¡Nos leemos en la próxima!
+También debo mencionar que me di un tiempo para escribir este capítulo porque actualicé muy pronto el anterior, entonces, con este quedé un poco atrás. Esta historia es muy particular para mí, ya que siempre intento tener material adelantado, entonces me di tiempo para avanzar con los otros capítulos.
