Capitulo 3

Rossweisse y los demás seguro que tenían la razón, no deberia tomarse tantas molestias si realmente no quería hacerlo. Razonablemente ese era el motivo por el cual paso virtualmente la mayor parte del tiempo escolar recostado en la enfermería, con una desmesurada falta de deseo que a veces rayaba en lo incongruente. Afuera hacia frió y estaba lloviendo a cantaros. Para Minato no había nada mas acogedor que estar envuelto en una manta cálida y cómoda, mientras los demás estaban congelándose en sus asientos.

No es como si necesitara hacerlo en verdad, ya había acudido a la academia anteriormente, y había aprobado con honores. Por supuesto, que la suya no podía ser comparada con la vida de Hyoudou Issei, que bien podría ser marcado tambien como un sucio delincuente, no obstante el trato que recibió a cambio, era todo lo contrario.

Y zafarse un poco de la rutina habitual era un cambio que vino super bien, porque no siempre iba a soportar las llagas enterradas por la espalda sin decir nada.

Minato lo siguió el día anterior, ese día la lluvia igual estaba golpeando los tejados de las casas como un millón de martillos, quizás tan alto y tan ruidoso que el no se habría podido percatar ni en mil años que estaba siendo vigilado, tanto él como Rias, en funciones de cumplir con su deber.

Cuido desde la calle de la ventana de su habitación, pero Issei nunca miro hacia afuera. No es como si pudiera verlos, pero podía sentirlos, fina y precisamente como un radar de guerra moderno. Por supuesto que ellos estaban ahí, seguramente divirtiéndose... y él, en absoluto.

Issei y Rias estaban juntos en una habitación separada, al igual que Koneko y ese chico de rasgos androginos que suele cubrir su cabeza con una bolsa de papel, percibió tambien a Asia y Xenovia juntas preparando la cena junto a la madre de Issei y Akeno, y presumiblemente Kiba estaba charlando con el padre de Issei en la parte superior.

Sentir aquello le hizo cuestionarse, si esa escena habría sido la misma si hubiese estado retratado en ella, en vez de solo estar a la expectativa de que los acontecimientos se tornaran en un rumbo distinto al habitual...

En vez de eso, Minato estaba reclinado hurañamente en la fuerte lluvia, mientras se decidió entre si ir o no a la puerta de entrada e inventar una excusa para unirseles.

En primer lugar ¿Por que tendría que hacer algo como eso?

No tenia sentido.

Nada por aquí lo tuvo, por lo que saltarse las clases y el deber para estar recostado en la enfermería era lo único que cobro cierto significado.

Minato cerro nuevamente los ojos, tampoco estaba dispuesto a mojarse y pasar frío de nuevo.

La cama se hundió a sus espaldas, y sintió como alguien levanto la manta, se acurruco muy cerca suyo, y finalmente soplo a su oído.

Minato se quedo petrificado, y se volvió hacia la fuente de aquel sutil movimiento. Dedujo en un instante de quien se trataba.

Su nueva pesadilla.

-¡Koneko chan! ¿Que es lo que estas haciendo aquí?- exclamo.

Koneko ladeo la cabeza, tratando de comprender el por que de aquella reacción tan enérgica.

-Eso mismo deberia preguntarte, estabas tan profundamente dormido que ni siquiera escuchaste cuando deslicé la llave por la cerradura y entre a hurtadillas en la cama-

Minato bostezo y se enderezo en un solo movimiento.

-Estoy un poco cansado-

-¿Y eso por que? Es raro ver que tengas lindas ojeras en los ojos ¿Que has estado haciendo últimamente por las noches?-

Por supuesto que Minato supo por la insinuación de su lenguaje corporal a que se estaba refiriendo, pero simplemente no le podía decir que esas ojeras se debían a que diariamente se la paso custodiando los alrededores de la casa de Issei.

-¿Por que lo preguntas?-

-Eres un poco lascivo- ella le dijo y se apretujo nuevamente contra Minato, quien pudo sentir como incluso sus pequeñas piernas se entrelazaron y se aferraron a su cintura. Koneko cerro sus manos detrás de su cuello, el rubio desvió la mirada hacia el plafon del techo -El otro día te vi muy cerca de Rossweisse sensei ¿De que estaban hablando ustedes dos? No sabia que fuesen tan cercanos ¿Desde cuando eres tan comunicativo con la gente?-

El se volteo para mirarla.

El gruñido irrumpió en Minato a través de sus labios antes de que sus pensamientos hubieran sido incluso registrados en su mente, una respuesta automática ante su sonrisa que resulto indescifrable desde esa perspectiva suya.

-Sabia que no era buena idea darte una copia- el rubio se quejo en voz baja, recordando el incidente anterior donde ella le había pillado y le había jurado que no le diría nada a nadie a cambio de que, de vez en cuando le dejara entrar en la cama con el.

El no tuvo mas remedio que resignarse a sentir como sus avances eran cada vez mas temerarios.

Minato se encogió lejos de aquellas fantasías, sabiendo desde un inicio, que no llevarían a nada bueno. Se dio la vuelta entre las sabanas y re-acomodo su cabeza en la almohada. Arrepentirse era un dilema imposible, porque ya estaba demasiado inmiscuido... aunque de la peor forma posible.

...

Afuera, Akeno había seguido a Koneko. Se acerco sigilosamente a la puerta y puso especial cuidado en disminuir su cuota de poder, para que ella no se percatara de su presencia.

Al parecer, había bastante ruido en la habitación. La cama estaba rechinando. Sus ojos se ensancharon entre la duda y la sorpresa.

Ella se alarmo cuando juro haber escuchado un ligero gemido... un poco femenino, en contra de un bramido un poco mas ronco, masculino.

¿Que es lo que estaban haciendo esos dos?

No seria posible...

Era creíble, hasta cierto punto inferir que ella estaba en la edad donde era proclive a entrar en la época de emparejamiento. ¡¿Pero él?! Simplemente tenia que ser una broma de mal gusto. Ella, tan delicada y linda, relacionarse con una persona tan proclive al desastre.

"No toques ahí"

"Tengo que hacerlo, ademas tú te lo has ganado"

Akeno se llevo una mano a la boca, sus ojos se habían ensanchado.

"Se gentil, es mi primera vez"

"Pues no lo parece"

Volvió a pegar oído a la puerta, aun mas alerta que en un principio. Era inevitable no sentir como el flujo sanguíneo escalo hasta sus mejillas. Tenia que hablar de esto seriamente con Rias... pero bien podría esperar un poco, por lo menos hasta el final.

Seguro que ella estaba malentendiendo las cosas.

...

Minato en cambio a lo que pensó Akeno afuera, no podía dormir, esto en parte porque Koneko no lo consintió desde un inicio.

Suspiro enérgicamente, tratando de conservar la calma, pero simplemente era algo imposible al observar nitidamente sus brillantes ojos color miel. Ella jugueteo un poco en la cama, emulando un poco el comportamiento que tienen los felinos cuando se excitan al ver una lata de atún.

¿A caso... ella trataba de seducirlo?

Koneko pisoteo las "joyas de la corona" accidentalmente, y Minato claramente furioso y dolorido, se levanto de un golpe. Al verla, y percatarse de aquello supuso que había un pequeño problema significativo: su cola y orejas habían emergido, y muy en el fondo ella ni siquiera lo advirtió.

¿Que era lo que estaba ocurriendo?

Posiblemente se debió a que no estaba moderando su poder como deberia, y Koneko estaba a la expectativa, siendo amordazada por el sabor de su chacra.

Un sin fin de preguntas pasaron por la mente del rubio.

-Koneko chan ¿Me podrías dar la llave de una buena vez?- El forcejeo un poco, tratando siempre de marcar el limite corporal entre ambos, sin embargo era imposible. Ella dio un salto y se alejo de la cama. Minato frunció el ceño.

Ella se pregunto realmente cual era su problema, porque todo lo que oía de sus labios entrecerrados eran insultos al aire.

-No, no hay ninguna razón para dártela-

Minato suspiro.

-Ya sabia que esta no era una buena idea desde el inicio-

-Si pero sabes que vas a meterte en problemas si te descubren y es bueno que yo este aquí para que tengas una buena coartada. No es bueno dormir en la enfermería cuando hay clases, Minato Oniichan- Ella estaba en lo cierto, así que no pudo refutar nada de inmediato.

-Estas haciendo de esto un habito y me molesta-

-¿Molestarte? ¿Como?- Añadió ella, empatizando en el fondo con el agridulce tono de su voz.

-Todavía no me acostumbro a dormir con alguien de nuevo-

Pero eso no estaba nada bien, incluso Naruto lo había dicho en su sueño de hace algunos días atrás, porque no deberia anhelar ser, ni querer obtener lo que ya no puede tener. Debe seguir con su vida para ser libre de tejer nuevamente sus propios sueños, vivencias y alucinaciones que ya no tendrían nada que ver con cierta mujer de cabello rojo que estaba muerta.

-Yo no veo nada de malo en que duerma aquí, ademas hace frío. Yo odio el frío- Ella subió nuevamente a la cama y se acurruco nuevamente al lado suyo.

Minato reprimió la mueca que hubiese echado por la borda aquel pensamiento.

-No puedo dormir cuando hay una chica a mi lado, ademas ¿Que pasaría si alguien nos descubre? ¿Que es lo que voy a decir?- le inquirió, pero ella no dijo nada.

Era todo mas confuso porque Minato nunca se había sentido tan "humano" a diferencia de su pasado distante, la clase de recuerdos turbios que por algún extraño motivo se estaban desvaneciendo con cada día que pasaba en Kuoh; porque cuando había sido un Shinobi, todos sus esfuerzos habían sido encaminados a la gloria de ser un poderoso Hokage para su pueblo. La tercera guerra mundial había allanado con la mayor parte de su vida, motivo por el cual solo había dejado impresiones vagas de aquellos años tan rigurosos.

-Pervertido- Ella golpeo su oreja con el dedo.

-No puedo dormir a gusto cuando siento tu aliento en mi oído- murmuro, deseando que él mismo pudiese creer aquella falsedad.

Ella se apretó mas contra su cuerpo.

-Eso duele ¿sabes? Suena como si me odiaras-

-Eso es porque eres tan terca. Te he dicho una y otra vez que no es buena idea que un hombre y una mujer duerman juntos-

-No soy terca...- Koneko bajo repentinamente el volumen de su voz -Solo tengo un poco de miedo de que alguno de estos días emprendas tu camino a casa y ya no podamos platicar como siempre lo hacemos-

Ella estaba en lo cierto. Esa idea, no había desaparecido. Solo la había postergado, porque lo suyo siempre fue pensar en que las cosas nunca podrían funcionar si no antepones algo de por medio.

Kushina era lo que recordaba mas claramente, y sentía un dolor inmenso cuando pensaba en su rostro. Recordó tenuemente cuando ella le dijo una vez que realmente había aborrecido el futuro hacia el cual Minato tenia que correr, y por el cual se había pasado muchas noches en vela, rezando para que la guerra terminara, y ambos pudieran vivir su vida familiar como deberia ser.

Eso nunca sucedió.

-Ya sabes bien que no tengo tales planes, Koneko chan- aquello era una mentira, y ella lo supo.

-¿Como puedo saber si me estas diciendo la verdad? Tu inteligencia es a veces es tu mejor delator- El admitió con desgana, pero no se sintió con ganas de objetar en su contra. Sintió nuevamente sus pezones rozar contra su espalda.

Se estremeció.

-No crees en lo que te digo, ¡pero confías en mi lo suficiente como para pensar que no voy a hacerte nada mientras duermes!- el se sonrojo prominentemente.

-Eso significa que hay algo en tu mente un poco sucio-

-Un montón de cosas seguramente- divago tratando de empujar esa clase de pensamientos, pero resulto un poco inevitable cuando ella volvió a respirar cerca de su cuello -Especialmente por ese vestido tan corto que utilizan las chicas de por aquí, uno que resulta un poco estimulante a la vista... y al tacto-

El llevo las manos a la altura de la ingle para encubrir un poco la rigidez en sus pantalones.

-Se que tu no lo harías. No eres tan superficial como los demás, ademas casi siempre te la pasas reprochando que no queda en tu cabeza espacio suficiente para pensar en otra cosa mas- Minato sintió la tensión cuando ella incremento la fuerza de su abrazo -Eres un poco raro-

Koneko termino en voz baja.

-Deberías decirte eso a ti misma, Koneko chan-

Ella lo mordió.

-Ya te he dicho que no me gusta que me llames "Koneko chan", solo me gusta Koneko, llámame Koneko- le aclaro.

-Y a mi no me agrada que te metas en la cama cuando estoy dormido-

Realmente al hacer uso de la memoria volátil de su cerebro, nunca había pasado por algo similar. Y fue en parte al argumento anterior de haber pasado la mayor parte de su vida cruzándose entre guerras, por lo que Minato no tenia mas recuerdos que esos. Ningún otro tipo de anhelo que ver cumplir los sueños de paz de Kushina. Aparte del amor que le profeso en vida y el amor que sintió por su hijo Naruto, no había otro cariño u apego terrenal que deseaba cumplir para lograr el reposo eterno.

Así que eso era completamente nuevo para el, porque no había mas anotaciones que relacionar, ni mas comparaciones existencialistas que hacer.

No sabia que hacer.

-¡Ayuda!- Ella grito, y Minato quien le había dado la espalda todo ese tiempo, se volvió a verla bastante desconcertado. -¡Minato senpai me quiere violar! ¡Que alguien me ayude!-

El se levanto de su posición y le tapo la boca rápidamente. Le miro con apremio y de a poco en poco retiro la mano de su boca cuando creyó que el comportamiento de ella ya no rozaría en lo irrazonable.

-¡Cállate! ¡¿Que crees que estas haciendo?! ¡¿A caso quieres que me expulsen?!-

Ella se puso en cuclillas y después se acerco demasiado a su rostro. Ella sonrío y después lamió su mejilla derecha.

El titirito en su lugar.

-¡¿Estas loca?! ¡¿A caso eres un gato?!-

Koneko sonrió socarronamente, mientras Minato pensó que aquella situación no podría seguir como estaba, tenia que llegar al fondo del problema para averiguar que demonios estaba pasando con ella. Seguro que acarrearía problemas con respecto a Rias Gremory.

-Esto es lo que pasa cuando no haces lo que te digo, Minato Oniichan- Se excuso frente a su rostro que aun exhibió un sutil tono rosado.

Minato se aparto de su mirada y volvió a envolverse entre las mantas tibias. No dijo nada cuando ella volvió a cubrirse con el y le tomo por la cintura.

-Solo no hagas demasiado ruido- Refunfuño en voz baja, derrotado.

-Pues quédate quieto y no digas nada- era difícil no pensar que Minato se había sobre calentado, por lo que era prudente no decir nada mas que lo volviera a exaltar.

-¿No estas haciendo innecesariamente preocupada a Rias san por esto?- El agrego, y Koneko pensó que era un poco necio para seguir la tonada de aquella conversación hasta su inevitable fin.

-No, en absoluto. Ella no sabe nada, ademas yo confio en ti, porque eres un buen chico-

Ella acaricio sus rubios cabellos, y sintió nuevamente el rigor y el estrés en sus grandes, poderosos e inusuales músculos. Ella se sonrojo ferozmente al pensar en ello.

-No acaricies mi cabeza, no soy un perro-

...

Koneko no estaba por ninguna parte.

Quizás para Rias, ese era el momento del día en el que más deseaba ser capaz de entender un poco la lengua nativa que había imperado en la mente apacible de su pequeña mascota.

Ella salio rápidamente del aula de clases.

Rias se quejo internamente, haciendo caso omiso del ajetreo fuera de la linea delgada de sus pensamientos mas cripticos. Era la habitual hora donde los demás por algún motivo en especial estaban mas ruidosos que nunca. Era el colegio, aunque a veces era mas apropiado usar la palabra "infierno" aunque esta tuviese un significado distinto al habitual de siempre, si es que realmente sirvió para expiarla de sus pecados capitales. Seguro que la dicha de tener un cuerpo hermoso y una voz sedosa que incita a la lujuria y la envidia era uno de ellos. Ella sacudió su largo cabello rojo, y sintió como el animo de los humanos se había disparado a niveles extraordinarios.

Para Rias, el tedio de aquella escena seria a lo que menos se habría conseguido acostumbrar, y aunque a veces le parecía claramente imposible, cada día se había puesto un poco peor que el anterior. Era cierto decir que los hombres estaban un poco a la expectativa... aunque a diferencia de otros días, ahora pudo sobrellevarlo un poco mejor.

Sonrió.

Todo porque él le había enseñado un poco a soportarlo. Porque desde el primer momento en que lo vio, ella ya no era la persona mas popular de la escuela, porque para su propia desgracia, ese honor le pertenecía ahora a Namikaze Minato, un estudiante que recién se había transferido de la capital por motivos que a nadie tuvo porque importarle.

O como el menciono en su primer día, frente a la clase-

Y ella en ese preciso momento, hizo un poco de lo que Minato hacia cuando hubo en los humanos ese nivel tan alto de expectación; se quedo mirando fijamente las lineas de la pared mas cercana, dejando entrever que aquello era simple producto de su imaginación, un fruto de la irrealidad y la incongruencia. Ella aprendió que para Namikaze Minato, aquella era una practica manera de sofocar aquellas voces llenas de palabras desagradables que parloteaban incesantemente a su alrededor.

Rias sonrió a la audiencia, aunque nunca se detuvo en su afán de ignorar el centenar de voces por simple aburrimiento, porque si a veces la mente de las chicas era un poco predecible, la de los chicos era tan clara y tan transparente como el cristal de una ventana. Sobretodo al juzgarla con aquellos ojos humanos tan carnívoros e insaciables.

Todos ellos ya se imaginaban tocándola, solo porque era algo hermoso que mirar, porque realmente Rias no necesitaba ir únicamente en ropa interior para provocar su entusiasmo. Ella volvió a suspirar cuando tuvo enfrente la puerta de la habitación de Sona en el colegio.

Rias toco e inmediatamente alguien abrió la puerta.

-Rias sama, entre por favor- ella saludo cortesmente a Subaki, y después le dedico una larga mirada a Sona, que estaba sentada detrás de su escritorio, hurgando entre la pila de papeles en búsqueda de algo al parecer muy importante.

Ella tomo asiento.

-Aquí tiene- Subaki le ofreció una taza de te caliente. Y ella detuvo la linea de pensamientos respecto a cierta persona de cabello rubio.

-Gracias-

Aunque ciertamente resulto imposible hacerlo, sobretodo porque el día de hoy Minato tampoco había asistido a clases, hoy tampoco le había ayudado a librarse de la excesiva atencion que le brindaban los demás, hoy no tomo de la parte que le perteneció por derecho. El lugar que siempre es ocupado por el, estaba completamente vacío por cuarta vez en la semana, y en el salón de clases había rondado una desagradable sensación de calma y alegría, tanto de alumnos, como profesores.

Incluso Akeno estaba menos tensa que de costumbre. Casi pareció... alegre, de ver que él no había vuelto al día siguiente.

Las cejas de Rias formaron una v cuando Sona le enseño la foto del expediente de Minato que dejó entrever a una persona con el ceño fruncido.

No obstante, quizás estaba recordando el primer momento en el cual lo conoció, y su opinión fundamentada por la inexperiencia no había sido muy distinta a la de los demás. Porque aquella mirada tan seria, el cabello rubio, la cicatriz en el labio inferior y la pequeña argolla que tenia incrustada en la oreja, le vendieron una imagen que fácilmente podría describir a un ser egolatra y agresivo como precisamente lo era Riser Phenex.

Solo que él no estaba regocijándose, porque a diferencia de todos los demás, él estaba siendo demasiado prudente al mantenerse bien alejado de ella, algo que al inicio pensó que fue simple precaución humana al sentir inconscientemente el peligro de sus depredadores naturales.

La primera vez que lo tuvo cerca, fue precisamente en la cafetería, ella estaba en la solitaria fila del buffett, detrás suyo. El estiro su mano para tomar de la ultima bola de arroz, sin embargo al percatarse de su inusual presencia y su cabello rojo, Minato dejo que ella tomara su lugar, y después se marcho a su mesa solitaria y habitual, sin que le diera una sola oportunidad de decir correctamente "gracias" por su gesto de amabilidad.

Por supuesto que en ese instante las personas le habían dedicado una dura mirada, pero el les había silenciado a cambio con una demasiado siniestra, que envió un escalofrío a sus espinas dorsales, de hombres y demonios por igual, por increíble que parezca. Inclusive Kiba e Issei hicieron lo mismo. Minato Namikaze no se había asustado con la repentina cercanía de su mano, él no la idolatraba como todos los demás, y ese era un rasgo insólito que por supuesto no paso desapercibido para ella.

Ni para Sona; y últimamente tambien para Koneko.

Su cabello destellaba como el oro, y aquella mirada tan seria le propicio ligeros e irregulares pinchazos en la boca del estomago, pero estaba decidida a no dejarse dominar por los remilgos habituales de los demás. Pensar en aquello tenía una sensación de tirantez que procuro ignorar.

El documento no decía nada acerca de su edad, ni de su procedencia, tampoco dijo mucho acerca de su educación, y mucho menos fue útil como para decir el motivo por el cual abruptamente decidió cambiar su lugar de residencia, a pesar de su clara dificultad para comunicarse apropiadamente con los demás.

Su acento, a veces era demasiado rispido y difícil de entender, por lo cual dio la sensación de que estaba siendo burdo y agresivo. Pero era todo lo contrario.

-Si te detienes un poco a pensar, te darás cuenta que es bastante lindo- Sona le dijo sonriendo entre dientes, tomando nota mental de como ella no había despegado la vista de su foto -Claro, esa solo es mi opinión-

Rias se quedo mirando fijamente haciendo hincapié en aquellas palabras, sin saber claramente porque aquello despertó tanto su curiosidad. Era remotamente posible creer que todo era una simple coincidencia, pero justamente como el retrato, anteponiendo una imagen un tanto vaga y borrosa, es como había descrito hasta ahora su relación casi inexistente con Minato Namikaze.

Nula, y no por capricho suyo al siempre tener la costumbre de evadir al sexo masculino por pura diversión.

El, obviamente la estaba evitando.

-¿Rias?-

Sona sonrío maliciosamente al reparar un poco en la mirada obtusa de la pelirroja.

-Si te quedas mirando tan fijamente te quedaras ciega-

Las mejillas de Rias se ruborizaron un poco.

-!No lo estaba mirando tan fijamente!- se excuso tratando de sonar lo mas casual posible, pero era inútil. Porque era tambien coherente mencionar que ella, al igual que todos, tenia un poco de miedo; Rias increíblemente tambien tuvo miedo de chocar con la penetrante y fría mirada de Namikaze Minato.

Era una hipócrita como la mayoría, y ni siquiera se pudo explicar el motivo.

-Es bastante tranquilo cuando no tenemos mucho que hacer ¿no te parece?- Ella dijo en medio de un suspiro, tratando de cambiar un poco el tema. Los ojos de Sona se ensancharon por una fracción de segundo.

-Si, es demasiado tranquilo cuando todos están tan ocupados... Pero creo que es el momento justo de hablar seriamente de algo Rias- hizo una pausa para que ella pudiera captar la indirecta en su voz, atrás Tsubaki puso seguro a la puerta y cerro las cortinas -Parece que aquello nos va a tomar un poco mas de tiempo del previsto. Seria bueno que Tsubaki prepare un poco mas de te ¿No te parece?-

Rias cerro los ojos y presiono sus labios.

-¿Crees... que sea alguien malo?- dudo por un instante.

Sona pudo sentir la tensión en sus palabras. Ella negó con la cabeza, recordando el incidente anterior en la azotea con Xenovia, y justo después, cuando lo observo "actuar tan diferente" en el parque. Una débil sonrisa se escapo de sus labios.

-No, es todo lo contrario, de hecho me pareció un poco menos retraído de lo que había descrito Tsubaki, pero hay ciertas singularidades en su personalidad que resultan un poco cómicas, ya que sus pasatiempos son bastante poco frecuentes, realmente sabe como divertirse fuera de clases-

Ella ajusto sus gafas y le brindo a Subaki una mirada conminatoria. La mujer de cabello largo se revolvió en su lugar.

-¿A que te refieres?-

-En su momento lo sabrás-

Los ojos de Rias estaban abiertos de nuevo mirándola. Sona escucho su sorpresa interna mientras ella echo a volar un poco su imaginación y sus miedos, eso en retrospectiva a la relación que el y Koneko habían estado llevando a cabo desde hace días atrás.

-Lo que hay en la carpeta es lo único que he podido investigar, no pude recopilar mas información de nuestro pequeño ratoncito, salvo que a las demás personas le intimida un poco el color de su personalidad, aunque es extrañamente rubio por naturaleza difícilmente tenga ascendencia Europea, habla japones con relativa fluidez por lo que es confuso que el tenga todos esos rasgos poco habituales en las personas de por aquí- le explico, pero Rias dejo entrever que eso careció de importancia.

Era creíble para Sona pensar que Rias lo estaba relacionando con aquello de su "nuevo" compromiso, como lo hizo con Issei en el pasado.

-Y si es distinto... ¿crees que podríamos confiar en el en un futuro cercano?-

Sona trato de esconder su incomodidad aclarando su garganta.

-Eso no lo se, pero si Koneko san lo ha hecho es porque no debe ser una mala persona, no creo que en el fondo pueda albergar segundas o terceras intenciones. Lo único que se, es que él no es para nada un sucio delincuente- Sona le dijo con desicion.

Sin olvidar que para ella, un demonio de clase alta, Minato era un poco mas cálido en solitario y bastante aromático, motivo por el cual, una Nekoshu tan pequeña como Koneko estaba volviéndose terriblemente loca.

-Ella no ha venido muy seguido al club, me pregunto si solo se tratara de un simple encaprichamiento. Solo falta ahora verla a ella sentada en las piernas de Minato kun, ¿A caso se tratara de una respuesta fisiológica? ¿Las hormonas? Quizás a Koneko le ha llegado aquella etapa- dijo Rias suavemente, un poco incomoda por mirar sus ojos, del mismo modo en que ella rehuía seguido a los azules ojos de Minato.

En el fondo, estaba estresada.

-No ha sido la primera vez que algo así nos sucede Rias, pero nunca esta de mas tener un poco de cuidado. Minato kun es un hombre después de todo, en el sentido natural de las cosas suena muy lógico que ambos sostengan una relación de ese tipo-

Para Sona, aquello era verdad. Porque de no ser por su carácter ríspido y su historial conflictivo, estaría completamente segura de que las demás chicas en el colegio ya le habrían hincado profundamente el diente desde hace mucho tiempo, y Kiba Yuuto tendría que luchar seriamente por su lugar como príncipe del colegio. Quizás Koneko había descubierto el increíble potencial, y simplemente estaba siendo demasiado testaruda como para dejar ir la ocasión.

-¿Crees que el tenga que ver con aquel incidente de las luces brillantes en el cielo de hace un año?-

Sona se tenso.

-No lo se- Ella hizo énfasis precisamente en la poca información que fue capaz de recavar, y en la negativa que obtuvo de su hermana y el propio Sirzechs Lucifer en mencionar algo respecto al ingreso de Minato al colegio -Pero parece ser que tu hermano nos debe algunas respuestas, ya que es bastante sospechoso que haya podido admitir a un estudiante tan peculiar, seria prudente mencionar a los tuyos que guarden distancia, por lo menos hasta que averigüemos un poco mas acerca de él- Agrego Sona.

Rias hundió la cabeza entre sus hombros.

-No se si pueda hacerlo, realmente no he hablado con él desde ese día. Ni siquiera se si realmente quiera hacerlo, yo le había dicho que no quería tener nada que ver con él y me estaría contradiciendo un poco si ahora le pido su ayuda- se mordió el labio .

Tanto Sona y Subaki intercambiaron una larga mirada. Ellas sentían lastima por Rias.

-Haré lo propio con "ella", aun cuando es realmente molesto- Sona reparó en Serafall, y sintió como de inmediato un escalofrío escalo por toda su espalda -Debes estar tranquila Rias, de alguna forma saldrá todo bien, como la primera vez que te zafaste de un embrollo nupcial similar con Riser. Por suerte he conseguido a alguien para que pueda seguirlo mas de cerca, ya que esa no es tarea fácil, Minato kun es bastante escurridizo- le conmino con afecto.

Rias alzo la mirada, bastante confusa.

-¿Quien?-

-Ya lo sabrás en su momento- Ella termino con un tono que decía: "no cuestiones mis palabras"

Ella ladeo la cabeza.

...

Rias simplemente no podía evitar sentir incomodidad al hablar tan abiertamente de su nuevo compromiso, porque el día que lo supo, monto una gran escena frente a muchos comensales importantes. Ese día salio de la ciudad, huyendo quizás de la realidad. Su madre le tomo del brazo pero ella siguió de largo, sin tratar de reconocer su gesto de preocupacion.

Y era verdaderamente una sofisma creer que ella estaba de acuerdo, porque nunca podría estarlo. Seria ir en contra de todos sus principios éticos, seria fallar estrepitosamente a su promesa de volverse mas fuerte y demostrar a Issei que su brazo izquierdo no fue un sacrificio en vano. Solo que lo estaba siendo. Y no tenia la cara para decirle que posiblemente su futuro no seria al lado suyo como lo habían planificado desde un inicio.

Era incómodo, el dolor que esa imagen le causó. No lo podía entender, aunque supo deducir que ese fue el motivo por el cual no podía ver a su hermano frente a frente ¿Acaso estaba celosa, porque él tenía un futuro al lado de Grayfia y Millicas que ella nunca podría tener al lado de Issei? Eso tenia mucho sentido, porque inclusive la servidumbre a su alrededor tenía esa libertad de elegir una vida, y ella, simplemente no tuvo ese derecho.

Ella reposo la cabeza sobre sus manos, tratando de no recordar la ultima conversación que ellos dos habían tenido. Pero era inevitable cuando todo lo pensó en conjunto, y había apretado fuertemente la mandíbula para evitar que una lagrima se derramara por sus mejillas.

...

"Oniisama! Alto! Exijo hablar contigo! " Ella exigió, sin importar siquiera que la servidumbre la haya visto correr con tan pocos modales.

Sirzechs se detuvo y considero por un instante no haberlo hecho. El rostro femenino de Rias, siempre tan delicado, esbozo descontento, ira... el pudo palpar aquellos sentimientos sin siquiera esforzarse un poco.

"¡¿Por que tengo que hacer esto Oniisama?! ¡¿Por que me tengo que casar con él?! ¿Por que están tan obstinados en que yo contraiga matrimonio con alguien que no amo y no podre amar jamas? ¿Qué a caso no entienden que yo amo a Issei?"

El trato de calmarla, pero era claramente imposible.

"Vamos, no te preocupes, solo es una boda política, nada que implique un significado mayor. Bien lo ha dicho nuestro padre Rias"- Sirzechs supuso que el haber moderado el tono de sus palabras fue lo que propicio que el ceño de Rias de arrugara aun mas que un principio.

Ella apretó los dientes

"Yo entiendo que tenemos que mantener las apariencias con aquello de conservar nuestro linaje, pero no comprendo por que tengo que renunciar de mala gana a mi futuro solo para obedecer una lógica tan estúpida como esa"

El estaba totalmente de acuerdo con aquello.

"No tienes por que preocuparte por esas cosas si no quieres, pero sabes que todo implica un esfuerzo. Millicas podría tomar tu lugar cuando crezca. Ademas es una formalidad que tenemos que llevar a cabo, porque nuestro padre ya lo ha prometido"

Le dijo con honestidad, intuyendo perfectamente que hacerlo solo profundizaría sus gestos faciales.

"Oniisama!"

"Toma"

Ella abrió los ojos cuando su hermano sujeto sus manos y puso en ellas una extraña y pequeña arma de tres puntas que en su mango tenia escritas palabras en lo que supuso fué japones antiguo.

"¿Que es esto?"

Sirzechs sonrió.

"Un regalo de un buen amigo, el me dijo que se lo entregara a alguien que yo creyera lo necesitaría. Es muy valioso para mí si me permites agregar. Piensa como si fuera un regalo de bodas, como si fuera un gracias por estar de acuerdo con todo esta asunto"

"¡Yo no necesito esto!"

Ella bufo y arrojo el arma al suelo.

Sirzechs frunció prominentemente el ceño cuando vio el Kunai de Minato en el piso de mármol.

"No harás que lo haga Rias... Y confio en que sabrás hacer lo correcto en el momento indicado"

El volvió a reanudar su paso por una de las alas del castillo Gremory, ella aun seguía firme e impasible. Su tono serio de voz no logro amedrentarla.

"¡Esa no es una buena respuesta, ustedes no están tomando en cuenta mi opinión!"

Eso tampoco pudo negarlo, porque debió admitir para si mismo que el nuevo novio no le agrado en lo mas mínimo.

-Pues entonces sugiéreme a un mejor candidato que él Rias, ten en cuenta que aquel estilo de vida tan tranquilo que llevas no durará por siempre, algún día tendrás que esforzarte para lograr lo que quieres"

...

Ella se quedo jugueteando con aquel Kunai especial que su hermano le había entregado ese día, pensando seriamente en aquellas palabras...

-¡Rias!-

Akeno grito al entrar frenética a la sala, casi derrumbo las enormes puertas de madera.

La pelirroja salto en su asiento, sacándola de sus ensoñaciones.

-¡Akeno! - Rias llevo una mano a su pecho, sintiendo como su corazón latía desenfrenadamente -Me sorprendiste-

Ella sonrío, pero tuvo que cambiar la mueca de su rostro al percatarse como Akeno estaba inusualmente alterada. Ella frunció el ceño. Por algún motivo la imagen de Koneko le vino a la mente.

-Rias...- ella hizo una pausa tratando de jalar un poco de aire a sus pulmones -Tengo que hablar seriamente contigo-

...

Minato estaba sumamente enfadado con Sirzechs.

El periódico local había dado la historia primero. Y Minato se alegraba en serio de que dieran la noticia antes de poder salir rumbo al colegio, ya que por algún motivo estaba sumamente ansioso por escuchar la forma en que la gente de por aquí narraban los acontecimientos, y qué cantidad de atencion podría obtener por parte del club de Rias y Sona a cambio de su desacierto en el campo de batalla.

Y todo porque había cometido el error de dejar en el camino de su deber, testigos oculares y evidencias culposas. Por culpa de la aparición inoportuna de un desprevenido e inexperto miembro de la nobleza de Sirzechs, no pudo ser capaz de borrar la memoria de aquella chica.

Afortunadamente para Minato, se trataba de un habitual y aburrido día de noticias en un mundo tan violento como ese. Hubo un terremoto en Hokkaido, una fuga de material radiactivo en un reactor nuclear en la India y el asesinato a sangre fría de un Yakuza con mucho poder en Kyoto, así que la primicia que pudiera haberlo incriminado terminó ganando sólo unos segundos al aire y unas líneas poco claras en el periódico.

"Kunieda Kaien , presunto violador y asesino en serie, buscado en las prefecturas de Chiba y Kanagawa , fue asesinado ayer por la noche a las afueras de Tokio, gracias en parte a un héroe anónimo que dejo una nota póstuma, y a la victima que atestiguo los sucesos de anoche . El cuerpo de Kaien fue hallado en un callejón esta mañana, a sólo unos metros de la estación de policía del barrio corporativo de Minato, Tokio. Los oficiales de distintas prefecturas aun no han informado a los medios si su cuerpo sera llevado a Chiba, a la prefectura de Kanagawa, o si sera dejado en la capital para para ser sometido a una autopsia"

La imagen de su nueva Tv proporcionada por Sirzechs no era clara y había tenido una gruesa cortada en el rostro que había sido censurada en el momento de la fotografía a los medios. Incluso si algún integrante el club de ocultismo lo vio, probablemente no le reconocerían como un demonio que había rondado por las afueras de Kuoh, y que Minato había seguido el rastro a las afueras de la capital de la nación. Minato esperaba que no; por que eso lo hubiera puesto en problemas con Sirzechs innecesariamente y su cuota de píldoras se vería reducida sustancialmente.

La cobertura en una ciudad tan insignificante como Kuoh seria muy poca. Estaba demasiado lejos como para ser considerado de interés local, en el país y en el mundo ocurrían a diario demasiados asesinatos como ese, y mucho menos para que alguien lo relacionara como principal sospechoso del acto.

Ademas, después de todo ni Rias ni aquella chica Sitri veían mucha television, y jamas había visto que algún miembro de sus respectivas noblezas viesen algo que no tuviese que ver con temas sobrenaturales. Ademas, él simplemente hacia lo que podía con lo que tenia a la mano. Ese canalla ya no volvería a violar a indefensas chicas, y Minato ni siquiera tuvo que recurrir a sus valiosas y preciosas píldoras para derramar un poco de sangre.

Ahora podría dormir en paz, sabiendo que no corría peligro. Quizás, hoy podría hacer acto de presencia en el comedor de la escuela para despejar ciertas dudas.

Minato bostezo, mientras se imaginaba su cama en la solitaria y poco ruidosa enfermería del viejo edificio.

Sin embargo nunca se imagino ver a cierta mujer de cabello oscuro y prominentes pechos esperar en la puerta. Cuando ella percibió su presencia, se envaro hacia el.

Minato se quedo fijo en su lugar, debatiéndose entre si acercarse o no a Himejima Akeno era una buena idea.

-Es completamente raro verte por aquí a estas horas Minato kun, ¿Que estas haciendo exactamente?-

-Nada en particular, solo he apetecido dormir un rato. El día es demasiado largo como para que lo pase sentado en un pupitre- Minato la miro fijamente a los ojos y le mintió con una perfecta confianza -Por cierto, te ves preciosa el día de hoy-

Sonrió picaramente.

Minato sintió como su corazón de ángel caído, humano y demonio dio un vuelco al lado negativo, y casi como por arte de magia, ella le brindo una dura mirada con una múltiple cantidad de significados diferentes.

-¡Nadie te pidió que lo dijeras!- Ella escupió.

-Si, así es últimamente contigo, pero eso es bueno. Había sido un poco aburrido ver como le sonries a la gente sin que mostraras esa faceta tuya que es tan linda- dijo, tratando de mantener el tono divertido de su voz.

Sin embargo ella estaba claramente enfadada, como siempre. Ella se cruzo de brazos y entrecerró los ojos.

-Y bien ¿vas a decirme el motivo por el cual has estado durmiendo en la enfermería?- Minato trato de esconder su risa, tosiendo. Cuando adoraba verla enfadada. Quizás ella ya se dio cuenta de como Koneko y el compartían la habitación, y sintió que era su deber demostrarle que ella mereció algo mucho mejor que estar al lado de una persona con cierta tendencia al desastre. Y Minato no podía estar en contra de ese fundamento, aquella afirmación era rotundamente cierta.

Pero Koneko era demasiado obstinada para entrar en razón.

-Pero si ya lo sabes y no has dicho nada. Logras resistirlo todo, excepto la tentación Himejima san. ¿Que a caso no hay mujeres normales en esta escuela?-

-Nadie por aquí es precisamente normal, y eso te incluye a ti... y lo sabes- Minato salto de inmediato a la peor conclusión posible. Permaneció impávido en su sitio, pensando que quizás ella hubiera podido relacionarlo con la descripción que la testigo de la escena del crimen le dio a los medios nacionales. Aunque después se relajo un poco.

No había posibilidad alguna de que ella supiera de su "secreto".

Decidió cambiar el rumbo de la conversación.

-¿Todavía sigues enojada conmigo? Ya te he dicho miles de veces que fue un accidente. Nunca diría absolutamente nada- Minato controlo su expresión muy cuidadosamente. No ayudaría para nada hacer una mueca, ni siquiera una diminuta y milimétrica desviación hacia sus senos que hicieran alusión en su mente a su cuerpo desnudo en un momento tan critico como ese.

Nunca diría a nadie que él ya la había visto en su máxima expresión de belleza. No era tan tonto como para hacerlo, probablemente lo odiarían mas.

Ella le gruño de vuelta, furiosa.

-Exactamente, nunca lo harás ¿entendiste?- le advirtió

-Ni una sola palabra, soy una tumba- Minato se burlo cerrando su boca con un zipper imaginario -Yo no menciono nada de ti, y tu no mencionas nada de mi, aunque yo no estoy siendo obligado, eso te lo aseguro, Himejima san- El se recompuso al final y le brindo la mas seria mirada que pudo esbozar.

-Lo prometo con mi vida-

Ella suspiró muy fuerte y su labio inferior sobresalió. Ella le miro con una expresión de disgusto. Minato se paro al lado de ella y la miro de reojo.

-Te seguiré observando- Ella dio la vuelta y se marcho por donde había venido. Minato hizo lo mismo y se introdujo en la habitación.

Sonrió.

-Si, y yo tambien a ti, Himejima san, aunque no lo sepas-

...

-!Hey! ¿Estas disfrutando de tu vida estudiantil?- Por la clase de expresión en la cara de Minato, supuso que no se pudo deshacer fácilmente de la imagen de Akeno alejándose por la puerta.

Y por supuesto que los suyos, eran simples gestos de prevención contra los desastres inminentes, porque Minato coloco su palma en la pared de madera y cerro los ojos, tratando con ello de diluir cualquier rastro de su inmenso poder demoníaco, y a su vez determinar si había cambios significativos con respecto a la ubicación actual de las noblezas de Rias y Sona.

Al percatarse de como todas sus lineas faciales se habían relajado, supuso que todo andaba perfectamente bien.

O eso había intuido.

Nunca dejaba de sorprenderlo todo aquello, porque Minato lo hacia ver siempre tan sencillo. Era todo un profesional.

-Mas o menos, ¿A que has venido?- inquirió Minato, aparentemente de mal humor. Pero eso no era para sorprenderse, porque tan rápido como había llegado, el tono divertido de su voz se diluyo como nubes en el aire. Otra vez estaba de vuelta en su roll protagonista donde casi siempre tenia delineado en el rostro un semblante bastante serio, al menos el típico acorde a un Jounnin Élite de su categoría.

-Tan frío como siempre... Solo vine para saludar y ver si estabas manejando bien aquello de ser una persona normal en un mundo tan normal como este-

-¿Eh?- Minato abrió los ojos como platos. Seguro que se estaba empezando a exaltar por su acostumbrada imprudencia.

-No te hagas el tonto, anda dime lo que te ha pasado últimamente con ella, cuéntamelo todo- Escucho la queja de Minato, porque siempre se frustraba cuando a veces, el tenia esa clase de momentos tan inoportunos.

Y Namikaze Minato era un amante de los planes y la estrategia, por supuesto. No era un aficionado de las sorpresas.

-¿Como que no me haga el tonto?- Minato hizo una pausa -Si sigues interfiriendo vas a hacer que me descubran-

El de cabello rojo vio a lo que se refería, aunque tambien creyó que estaba exagerando un poco al subestimarse a si mismo. Akeno ya se había alejado demasiado del edificio, y con Minato suprimiendo cualquier indicio de su poder no había nada de que preocuparse. Sonrió tratando de aminorar los pliegues de su frente.

-Vamos, relájate un poco. Ella ya se ha ido lejos, y te consta ¿No?-

-Sinceramente a veces no se que es lo que tratas de hacer o a dónde piensas llegar, pero no lo hagas mas ¿Entiendes? Solo ocasionas problemas-

Sirzechs movió su cabeza de arriba a abajo. Seguro que el haber interferido (ayudarlo) en la ultima misión lo tenia tan de malas. Casi parecía una vieja gruñona cuando le dijo al teléfono mágico que si volvía uno de los miembros de su nobleza a interferir en una de sus misiones, él se encargaría personalmente de asesinarlos.

Y pensándolo bien, Minato era capaz de hacerlo. Con suma facilidad. Grayfia y él acordaron al unísono no volver a hacerlo. No molestar a Minato en esa clase de circunstancias.

-Y bien ¿has tenido problemas?-

-No, no ha habido problemas- Minato hizo una ligera pausa - Si hubiera un problema seguramente seria que tu vengas a verme de esa manera-

-No hay nada de que temer, ya que te he fabricado un excelente pasado, un gran pasado justo a tu medida- dijo, con sus ojos, otra vez, llenos de confianza. La confianza que a Minato de vez en cuando le disgustaba.

-No me gustaría al final decir tantas mentiras-

-Cálmate un poco... porque cuando dicen: "el diablo esta en los detalles" es cosa cierta. Y yo tengo todo bajo control, porque soy un gran diablo, un excelente demonio. Bien sabes que lo soy-

Minato gruño.

-Ahora cuéntame de nuevo- sin embargo, molestar a Minato con respecto a Akeno no estaba en la lista de cosas que acordó con Grayfia. Observo como Minato se encogió de hombros y evito que su mirada chocara con la suya -¿Como ha llegado hasta este punto tan rispido, la relación entre ella y tu?-

Seguro que Minato ya se estaba imaginando cosas.

Porque cuando la vio por vez primera, su mente sufrió un terrible accidente cerebro vascular. Al menos eso era lo que le había dicho Minato, cuando él, accidentalmente había visto a Himejima Akeno totalmente desnuda. Lo que nunca supo Minato, es que Sirzechs los había estado observando todo el tiempo a escondidas.

Sirzechs recordó que aquello fue en su primera semana en el colegio.

Minato se había pasado toda la tarde y parte de la noche inspeccionando todos los rincones del colegio, tratando en su búsqueda de encontrar puntos ciegos por donde el enemigo pudiese infiltrarse.

Todo paso sin contratiempos, hasta que Minato siendo el fino y preciso sensor que es, detecto otra presencia justamente en la piscina. En un simple parpadeo, el había desaparecido de su vista, sin que le diera la posibilidad de explicarle lo que pasaba regularmente por las noches en el colegio.

Para cuando llego Sirzechs, todo había sido tan fácil de entender, sobretodo al juzgar a Minato desde lejos y ver como se quedo petrificado en su lugar, observando de cerca la escena que se desarrollaba frente a sus ojos. Posiblemente aquello le quito el aliento.

En la superficie de la piscina, surgió una figura femenina, y para su fortuna, el agua todavía estaba cubriendo sus pechos. El exceso de agua bajo en cascada bajo de su piel de porcelana como ella salio de la piscina y sacudió su cabello negro, como la medianoche. Tenia los ojos cerrados, con la cabeza ligeramente inclinada hacia la izquierda, dejando que el agua se escurriera por su cuerpo, sin moverse de su posición. Era coherente decir que para Minato, ella junto con la puesta de la luna roja de fondo, parecía como una pintura perfectamente creada por la misma diosa de la belleza.

Como se alisó el pelo negro, sus ojos se abrieron y ella lo miró.

Akeno se quedo sin aliento, al observar como los ojos azul océano de Minato estaban totalmente abiertos mirando detenidamente dentro de sus ojos color violeta.

El primer instinto de Akeno al observar a Minato fue el deseo de sumergirse nuevamente en el agua. Sirzechs supuso que la expresión de asombro absoluto que adornaba su rostro la hizo cambiar de decisión. En general, a ella solo le complació jugar con el mas joven Issei, pero se encontró con esta oportunidad demasiado buena para dejarla pasar.

El de cabello rojo sabia bien que tanto Rias y Akeno era conscientes de si mismas en referencia a la clase de sensaciones que producían en los hombres, era un hecho bastante cotidiano, ambas eran bastante buenas en la lectura y el reconocimiento de las emociones ocultas, y como tal, emplearon ese conocimiento a la perfección.

Ella al igual que Rias era igualmente adorada por todos, y le encantaba esa impresión de sí misma, la de poder estrujar las esperanzas de cualquier hombre que se había iluminado con su fulgor, porque a su parecer, el único hombre que había ostentado ese derecho, era Hyoudou Issei. Y en esta ocasión, a pesar de la evidente diferencia, observo como Namikaze Minato por momentos no era la total expresión a la regla.

Seguro que el ritmo cardíaco de Minato se había detenido súbitamente. Y a Sirzechs le pareció gracioso como el poderoso y veloz Yondaime, estaba completamente de pie, observando frente a sus ojos al ser más hermoso que jamás haya podido existir, con la mirada completamente estupefacta.

En cuanto a Sirzechs, por supuesto que al verla su opinión tenia bastantes fundamentos. Nunca debía admitir aquello frente a Grayfia, o ella estrellaría su cabeza en un grueso muro.

En simples palabras, Minato se quedó atónito. El tipo indomable, el que había sellado a la bestia, una persona que era capaz de ponerlo a él y a su nobleza entera en total Jaque mate, ahora estaba de pie, mirando a la criatura más hermosa que había visto, con los ojos aturdidos y la boca abierta.

Cuando fue capaz de recomponerse a si mismo, Akeno lentamente se dirigió hacia la orilla, donde estaba toda su ropa.

"Namikaze Minato san" la voz de seda de Akeno estaba flotando en los oídos de Minato "¿Puedes por favor, dejar de mirarme?"

Sirzechs vio como Minato asintió con la cabeza en comprensión, lo que lo sorprendió un poco, pues para ser un hombre tan terrenal y lleno de imperfecciones, tenía una cantidad sorprendente de auto-control. Observándola mas de cerca, supuso que ella tambien pensó lo mismo al ver como dirigió sus ojos hacia el suelo con un ligero sonrojo.

Después de un tiempo, y aun cuando ya se había terminado de vestir, Minato aun no mostraba señales de vida. Akeno dejo escapar un suspiro y una sonrisa adorno su dulce rostro.

Ella salio de la escena caminando tranquilamente, dejando a Minato petrificado en su sitio. En ese momento Sirzechs, ya se estaba doblando de la risa.

Y habiendo culminado todo aquello, tambien pensó que no tenia mucho sentido.

¿Pues como todo ha llegado hasta este punto tan rispido, donde ella no lo puede ver sin dedicarle una dura mirada? ¿Habra dejado pasar por alto algo muy importante que sucedió después de eso entre ellos dos?

Sirzechs sonrío picaramente.

No le podía decir a Minato, que él había sido quien difundió todos esos rumores que lo relacionaban con ella en la piscina de la escuela, eso acrecentó su rumor como sucio y vil delincuente.

Probablemente lo mataría si se llegase a enterar.

Sirzechs se carcajeo, al recordar aquello.

-Es curioso ver como siempre la pasas tan mal con ella, Minato...- el de cabello carmesí se burlo, mejorando el efecto de las mejillas enrojecidas del rubio. No era posible observar con detalle sus ojos, porque los mantuvo completamente cerrados.

Tenía un buen aspecto apenado, eso lo hizo pensar que no había ninguna razón para desechar ciertas posibilidades con ella, aunque supiera de antemano que un antipático como Minato se negaría a cualquier clase de avance.

-No me importa demasiado que ella aun siga molesta, pero tampoco es algo placentero asentir su debate interno- dijo, esforzándose en omitir el hecho de que hace unos instantes Sirzechs se estuviese doblando de la risa.

-Eso es porque siempre te acercas muy rápido a ella ¿A caso no eres capaz sentir la barrera a su alrededor?-

-No la he sentido... y tampoco intente acercarme tan rápido, simplemente fue un accidente-

Sirzechs suspiro.

-Esa cabeza dura tuya sera tu muerte algún día-

-Los sentidos de un Shinobi se agudizan cuando su vida corre peligro, y aunque aquello no fuera cierto, ella no representa una amenaza-

-Si siguen así las cosas, no duraras mucho tiempo Minato... ¿Me pregunto si seras capaz de tener un romance normal con esa actitud?- Pregunto entre dientes, esperando saber cual seria su respuesta en base a sus expresiones corporales mas obvias.

Minato permaneció estoico.

-No es como si deseara estar implicado en ese tipo de situación, pero te gustara escuchar que curiosamente hace mucho tiempo mi sensei me señalo eso tambien. Aunque es coherente agregar que tambien era un pervertido de primera- Dijo y masticó otro poco la comida que Sirzechs le había traído, completamente despreocupado -¿A caso no vas a leer el informe?-

Lucifer no podía creerlo, pues ¿Ni siquiera Himejima Akeno era capaz de hacer despertar algo en él?

Posiblemente solo se estaba haciendo el tonto.

-¡Ahh! Si- sus manos se revolvieron, y trato de disfrazar el hecho que el informe no le importo en lo mas mínimo, porque cualquier historia que enuncie a Akeno y él, es bastante curiosa para dejarla pasar -Es un informe bastante... interesante. Sinceramente esperaba que tuvieras mala caligrafía pero...-

Minato le propino una mirada dubitativa.

-¿Pues que esperabas? Realmente no hay mucho que escribir si todos los días ella hace prácticamente lo mismo- estaba tan tenso que casi gruño las palabras.

-Tienes mucha razón, cada pagina es como si fuese una copia de la anterior-

-Que bueno que lo hayas constatado-

Sirzechs arqueo las cejas.

-Pero he notado al leerlo que has omitido algunos detalles importantes -¿puedo preguntar por que lo hiciste?-le incito con inquietud

-No, no puedes preguntar- Minato le respondió, con la mandíbula cerrada.

-¿A caso estas escondiendo algo importante?- inquirió y no obtuvo respuesta visual por parte suya -¿Nada? Un extraño pasatiempo, una mirada fuera de lo ordinario ¡¿Rias tiene un nuevo novio?!- exclamo.

Negó con la cabeza.

Seguro que le había parecido bastante extraño su comportamiento, pero simplemente no podía quedarse de brazos cruzados cuando de su hermana era de quien se estaba hablando, y por supuesto que no le agrado en lo mas mínimo la franqueza de las palabras escritas de Minato al referirse a Rias.

Noto como la boca de Minato se curvo en una sonrisa de manera imperceptible.

Sirzechs frunció el ceño.

-Nada fuera de lo "ordinario"- Para Minato era demasiado fácil saber cuando Sirzechs perdió los estribos, y no le daba información. Siempre era mejor decidir dejarle en suspenso. Casi siempre se frustraba por su negativa.

-No me gusta cuando lo dices en ese tono, casi haces verlo como si fuera algo malo-

-¿Tan malo como espiar a tu linda hermanita?-

-¡No la estoy espiando!- le rectifico -La estoy protegiendo y eso es diferente. No puedes juzgarme, harías lo mismo si estuvieras en mi lugar-

Minato asintió.

-En eso estoy de acuerdo, pero tambien creo que te estas propasando un poco, casi estoy seguro que tu esposa, tu madre y los demás piensan lo mismo-

Sirzechs aparto la mirada, hacia a su alimento. Despacio, para pensar seriamente, tomó un poco de arroz y masticó deliberadamente. Lo acompañó con más té verde, y finalmente alzó la vista hacia Minato. Sus ojos eran estrechos por la sospecha.

¿Acaso Minato intentaba actuar lindo con Rias? Eso no era posible.

-¿Y ha habido algo fuera de lo común?- Su tono de voz se volvió más denso.

Minato sonrió.

-Todo normal, claro que en el sentido natural de las cosas al considerar su posición como tu hermana- Minato amplio el arco de su sonrisa, solo para hacerlo enfadar -Siempre tan misteriosa que hasta da un poco de miedo, una persona de la cual no cualquiera puede encontrar información clara, no puede ser una persona normal-

El rubio vacilo un poco, tratando de demostrar que el hablar de Rias ponía a Sirzechs de mal humor. Pero ese solo fue un juego de ida y vuelta

-Justamente como tu, aunque afortunadamente se trata de un objetivo justo a tu medida- Minato observo como Sirzechs esbozo una mueca desagradable cuando observo una fotografía de Rias -Mi linda hermana menor...- mas que desagradable, su cara era repulsiva. Dio una risotada un tanto perversa -¿Verdad que es realmente hermosa?-

Sirzechs inquirió, pero el matiz de su pregunta dejo entrever que no deseaba que esta fuese respondida.

-Si, creo que en eso tu y yo si podemos estar de acuerdo Sirzechs, es sencillamente bella-

Sirzechs le brindo una funesta mirada.

-No me agrada mucho que me lo digas-

-Deberías hacer algo con ese complejo tuyo ¿sabes? Es un poco desagradable-