Querido Diario:

No se que hago escribiendo esto, ya me parezco al primo Eustace cuando llego a Narnia y lo único que hacía para matar el tiempo era escribir en su libro, pero la ama de llaves del castillo me dijo que ésta sería una buena forma de desahogarme, al parecer ella me veía muy triste o estresada, y quizás tenga razón.

A veces me sorprendo a mi misma pensando en como hacer mi vida aquí a partir de ahora, como un segundo plan en caso de no volver, aunque se que en algun momento tendré que volver. Mi vida esta en mi mundo, no aquí.

Tengo que confesar que últimamente mi rutina se ha vuelto mas aburrida y simple, Caspian trabaja en la regencia y yo la verdad no tengo mucho que hacer, no se como volver y ni siquiera se si Aslan sabe que yo estoy aquí. Tampoco es una opción ir por ahí buscando problemas y ver si alguno de ellos es la clave a solucionar, así que simplemente decidí quedarme como invitada de Caspian en el castillo de los Telmarinos.

Volver al castillo que años atrás mis hermanos y Caspian habian atacado se me hizo extraño, se nota que el castillo que los telmarinos hicieron es una verdadera fortaleza, aunque se ve mas bonita ahora, con plantas y enredaderas trepando las paredes, los pasillos y salas mas decorados e iluminados; el castillo antes parecía siniestro pero ahora esta lleno de vida en todos lados.

Caspian me contó que no sera el castillo oficial que usarán, está esperando a que avancen un poco mas en la reconstrucción de Cair Paravel para ir a vivir allí, tiene una mejor ubicación y no le trae malos recuerdos.

Por ahora ésta fortaleza es a lo que llamé hogar este último tiempo. Estoy de a poco adaptandome a la vida medieval otra vez, ahora sólo salgo a trotar cuando anochese pues aunque la ropa de Caspian es cómoda el clima aquí es bastante caluroso y hacer deportes con pantalón y camisa larga durante el dia es sensillamente un suicidio.

Tuve que volver a aprender los modales para la mesa, etiqueta y me hicieron un examen para saber que tanto sabía sobre Narnia actualmente. Obviamente reproble. Caspian intentó convencer a su ama de llaves que no sería necesario que me enselaran eso pero ella utilizó como excusa el que no saben cuando volveré y debo estar preparada para vivir sola aquí si llega a suceder algo. Algunos de los sirvientes más importantes del castillo y varios consejeros saben quien soy y de donde vengo, de todas formas prometieron guardar el secreto para no desatar el caos, cosa en la que yo concuerdo con ellos.

Caspian, fue muy hospitalario y bueno conmigo, aún no se como agradecerle todas las cosas que hace por mi, me dio todo su apoyo en este ultimo mes y nos volvimos amigos bastante cercanos, su papeleo y según llama el "asuntos de rey" lo aburren bastante así que lo acompaño siempre que puedo, solemos hablar mucho, él me contó sobre la historia de su familia en Telmaria y yo le hable sobre la mía en mi mundo, ambos tenemos historias que al otro le parecen interesantes así que nuestras conversaciones son muy largas.

Jamas pensé volverme tan amiga de Caspian ni que pudiéramos congeniar tan bien pero ¡miranos!

Tener conversaciones con él me alegra, automaticamente me levanta el ánimo y siento como cada parte de mi ser se pone feliz.

Diario: Llegue a la conclusión de que Caspian se ha convertido una de las razones por las que me quedaría en Narnia si tuviera la oportunidad.

Lucy.

— ¿Que estas escribiendo? — Preguntó Caspian mientras se acercaba curioso al sillon donde estaba la joven.

— ¡Nada! — Gritó avergonzada y cerró el libro de golpe mientras sonreía.


Capitulo 6

La Gran Gala de Narnia


La joven se encontraba en la oficina de Caspian, el Rey estaba leyendo papeles y firmando documentos, parecía bastante concentrado en sus tareas. Lucy por su parte, estaba sentada en un sillón frente a la chimenea leyendo libros que relataban la historia de Narnia de los últimos quinientos años hasta la actualidad, también contenía la historia de los telmarinos y aunque eso no era parte "del plan de estudios" de Lucy, ella igual quería conocer su historia.

— Así que tuvieron problemas de regencia. — Comentó Lucy con una leve sonrisa y girando su cabeza para ver a Caspian.

El Rey alzo la vista y la observó con tranquilidad.

— Siempre los tuvimos, tanto Narnia como Telmaria son y han sido territorios muy grandes para tener el control y que lo gobierne una sola persona.

— Ya veo, supongo que sera cuestion el que tarde o temprano entren en el feudalismo. — Murmuró la joven pensativa, mas para ella que para Caspian, pero el Rey no pudo evitar escucharla y casi como un automata se intereso en el tema.

— ¿Digiste feudalismo? ¿Que es eso?

— ¿Ah? ¿Que? Nada, nada. — Dijo ella restandole importancia. No quería implantarle ideas a Caspian que pudieran cambiar el rumbo de Narnia de forma tan drastica.

— No, ahora tendras que explicarme. — Comentó el Rey con una sonrisa mientras se sentaba en otro sillón al lado de Lucy. — Soy todo oídos.

— Caspian... — Le advirtió ella.

— Estás en Narnia ahora, ¿No? Es decir que estas bajo mi regencia.

— Bueno, sí pero eso no-

— Lucy Peveenci, te ordeno que me cuentes todo sobre el feudalismo. — Le dijo él con una sonrisa.

— ¡Oye eso es trampa! — Habló ella en voz alta con una sonrisa.

— ¿No que querias apoyar mi regencia en Narnia?

— Bueno, si pero-

— Cuéntamelo todo.

Caspian sabía un par de cosas sobre el mundo de Lucy, una de ellas era que el mundo de la joven estaba mas avanzado socialmente y, según palabras de Lucy, tecnológicamente. La segunda era que su mundo y el de ella habían pasado por etapas similares y a Caspian le encantaba saber la historia del mundo de Lucy porque podía escuchar los errores que habían cometido otros reyes y regentes y asegurarse de no cometerlos el. Si lo hacía bien podría guiar a Narnia por un buen camino.

Lucy por su parte había evitado contarle mucho sobre la actualidad de su mundo, no quería complicar a Caspian con un montón de conceptos extraños que aún eran desconocidos tanto para él como para la sociedad actual de Narnia.

— Bueno, la etapa feudal fue un momento en nuestra historia donde el poder absoluto de los reyes se había debilitado, basicamente los reyes les daban grandes cantidades de tierra a los nobles que juraran ser fieles al Rey y a la corona, los nobles se encarban de gobernar y liderar sus tierras y a los ciudadanos que vivían en ellas. Al Rey eso le hacía el trabajo mas fácil, no tenía que encargarse del entero del reino sino que todo pasaba a manos de los nobles.

— Ya veo... — Caspian parecía replantearselo seriamente y Lucy suspiró.

— Se lo que estas pensando y te digo de por sí que no, Caspian.

— Pero podría pensarlo mejor y hacerlo bien.

— Caspian, fueron epocas de muchas guerras. No estaba prohibido invadir los territorios de otros nobles así que se peleaban entre ellos por obtener mas tierras y hubieron grandes matanzas en esa época, no fue hasta que prohibieron que se ataquen los unos a los otros y obligaran a los nobles a discutir sus problemas en una habitación cerrada, que las guerras no cesaron. El poder de la corona era muy poco y Narnia apenas se está uniendo, no vale la pena hacer un cambio tan drastico ahora.

— Lo se, lo se... Pero quizá en un futuro... — Murmuró por último el Rey con una sonrisa y Lucy lo observó enfadada.

— ¡Caspian!

Estuvo a punto de gritarle algo mas pero unos golpes en la puerta la detuvieron, ambos giraron para observar la gran entrada de madera y entonces el Rey grito:

— ¡Pase!

— Majestad. — Habló con voz calmada el hombre, era de estatura mediana y lo que mas sobresalía de él era su cabello pelirrojo. Lucy no recordaba exactamente el nombre del puesto de ese hombre, pero en su mundo sería el equivalente a un secretario. — Las cartas de respuesta del Tisroc de Carlomen y los reyes de Archerland llegaron y han aceptado, según los emisarios deberían estar llegando en al menos cinco días.

— ¿El Tisroc acepto? — Preguntó Caspian confundido. — Creí que no le gustaría venir a una fiesta de los salvajes del norte. — Comentó con sarcasmo.

— ¿Y porque lo invitaste entonces? Yo en particular no tengo buenos recuerdos de la gente de Carlomen— Preguntó Lucy.

— Diplomacia y cortesía, intercambiamos algunos vienes y compartimos el mar oriental, nuestras embarcaciones se cruzan a menudo. Ya sabes, nos conocemos así que no podemos fingir que no existimos.

— Ya veo... — Término Lucy mientras volvía a su libro.

— Las decoraciones para el salon ya han llegado, los hemos guardado en el deposito— Comentó el hombre.

— Bien, gracias, ¿Algo más? — Preguntó Caspian mientras se volvía a sentar en su silla frente al escritorio.

— No por ahora magestad, me retiro. — Finalizó el hombre inclinandose ante Caspian para luego marcharse.

— Así que ¿Narnia y Carlomen ya son amigos de nuevo? — Preguntó de repente Lucy.

— Carlomen fue un buen aliado de los Telmarinos incluso antes de que tomaramos Narnia, de hecho, fue en parte gracias a ellos que pudimos conquistar el reino.

Lucy bufo un poco y concentro su vista en el libro, Carlomen sólo ganaba puntos negativos en su tabla de simpatias.

— No es que nos sentimos orgullosos de lo que le hicimos a Narnia.

— Pues parece que sólo quieren regodearse en eso invitando a los Carlomenos. — Indagó Lucy.

— No es así, sólo intento mantenerlos como aliados, prefiero esto a que sean nuestro enemigos; quiero evitar las guerras, Narnia ya tuvo demaciadas y necesita recuperarse.

— Eso... Realmente no puedo replicar, es algo muy inteligente — Comentó Lucy con voz calmada.

— Gracias, es bueno que aprecien mi trabajo. — Dijo Caspian con una sonrisa. — ¿Iras con alguien al baile?

— Por favor, no conozco a mucha gente e incluso si lo hiciera, se supone que soy una solterona buscando un partido.

— No eres una solterona Lucy, sólo una joven de la nobleza intentado encontrar esposo.

— Repito: Solterona.

La mentira que Caspian y su consejo habían decidido mantener era que Lucy sería una joven de alta cuna de los Telmarinos, que se volvió amiga de Caspian en una de sus muchas cruzadas y a la cual el Rey le permitía vivir en el castillo para buscar un esposo. Simple y eficaz, las personas no harían preguntas raras y nadie se extrañaría que una joven entrara y saliera por el castillo.

La reputación de Caspian y de ella salía intacta.

— ¿Tu iras con alguien? — Le preguntó Lucy a Caspian, el Rey la observó de reojo y luego devolvió su mirada a sus papeles.

— Le envíe una carta a Liliandi. — Respondió avergonzado.

— Liliandi... Me suena. — Lucy miró uno de los cuadros de la pared, pensativa.

— La hija de Ramandu.

— ¡¿Que?! ¿Sigues en contacto con ella? — Preguntó sorprendida.

— No tanto como nos gustaría, pero sí. — Le sonrió el Rey.

— Vaya... No me esperaba eso, realmente te gusta ¿Verdad?

— No es que nos gustemos, quiero decir, es una joven atractiva e inteligente, algo seria pero respetuosa. — Caspian notó que quiza estaba diciendo de más al ver la sonrisa de Lucy — No tenemos nada más que una amistad algo vaga por cartas pero... Planeo hacerla mi esposa.

Lucy abrió sus ojos sorprendida.

— Caspian eso... Bueno, realmente no puedo darte mi opinión, no la conozco del todo y mucho menos tanto como tú — Soltó Lucy en una carcajada, Caspian se sonrojó. — ¿Cuantas veces se han visto en persona?

— Dos veces. — Respondió el azabache.

— ¡¿Solo dos?! — Lucy se mostró sorprendida. — ¡Caspian debes conocerla mejor, no sabes realmente como es convivir con ella!

— Para eso sirve el tiempo de cortejo Lucy. — La pequeña sonrisa de Caspian se hizo notar. — Es cuando...

— Se lo que es el tiempo de cortejo, pero... Es una decisión muy dificil, ¿Estas seguro de que es la indicada?

— Aún si no lo fuera, no tengo mucho tiempo Lucy, soy un Rey, debo darle herederos a la corona. Si yo no escojo a mi esposa el consejo lo hará y que Aslan se apiade de mí si esa tarea pasa a ellos. — Explicó el mayor estresado.

Lucy lo observó con tristeza, a veces olvidaba lo duro que era tener un reino sobre tus hombros.

— Lo siento, tienes razón, ya tienes a media corte encima tuyo para que yo venga y te de mis opiniones que sólo te estresaran mas. — Se disculpo Pevencie, no vivian en las mismas décadas, las prioridades eran otras.

Caspian levanto la cabeza y observó a Lucy con tranquilidad para luego hablar.

— No dejes de hacerlo.

— ¿Que cosa? — Preguntó ella confundida.

— Darme tus opiniones: Me gusta oírlas, suelen ser distintas a las mias y me ayudan a entender mejor las situaciones, asi que por favor; nunca pienses que me molestan.

Caspian le regalo una sonrisa y volvió a su trabajo, Lucy se mantuvo unos segundos observandolo, casi atonita y luego sonrió sonrojada devolviendo su mirada a su libro.

Aún si no estaban hablando, la presencia del otro bastaba para hacerlos sertirse comodos.


— Buenos días Lady Lucy.

La voz de Catherin resonó en sus oidos, de repente el sonido de las cortinas abriendose y la luz del sol entrando por las grandes ventanas la obligó a abrir los ojos.

— Buenos días. — Murmuró Lucy bastante adormilada.

— Tiene que bañarse y arreglarse, luego del desayuno la llevaremos a la mejor modista que hay en el pueblo. — Le dijo Miriam.

— ¿Al pueblo? ¿Que? — Lucy aun estaba dormida y sus neuronas aun estaban concetando.

— Para su vestido milaidy, ¿Recuerda? La gran gala es dentro de tres dias. — Le explicó con paciencia Abigail.

Las tres doncellas habían viajado desde Cair Paravel hasta el castillo de los Telmarinos para ayudar a Lucy en sus estudios y vida en general hacía mas o menos dos semanas atrás y la joven inglesa no podia estar mas agradecida, el trío de chicas le caía muy bien y solian pasar largas horas caminando y charlando. Según le contaron ellas, había sido idea de Caspian el traerlas luego de que Lucy le comentara una noche que se sentía algo sola sin tener mucha gente de confianza mas que él, Aaron y Henry, al comandante y al medico los veía muy cada tanto y aunque con Caspian charlaba seguido, no siempre podía estar con ella.

— La gran gala... — Murmuró ella adormilada y se levantó de a poco. — ¿Saben quienes irán?

— Bueno, vendran reyes y nobles, tanto de Narnia como de otros reinos, también narnianos importantes, invitados de la corte, realmente mucha gente. — Explicó Abigail.

— Estos enormes eventos no suelen hacerse — Le dijo Miriam — Éste es especial porque celebra el fin de la guerra y la unión entre Telmaria y Narnia.

— ¿Cuanto dura la celebración?

— En enorme, la Gran Gala sólo es una noche, pero la fiesta en el reino suele durar tres días enteros, el primer día se celebran las costumbres de los narnianos, el segundo las de Telmaria y el tercero se celebra la fusión de ambas.— Dijo Miriam mientras colocaba el agua caliente en la tina.

Lucy se paro de la cama y se estiró para quitarse el camisón y caminar hacia la bañera.

— Ya le he dicho a Caspian que no necesito un vestido nuevo, tengo muchos en el armario. — Comentó la inglesa mientras se metía en la bañera.

— Sin ofender su alteza. — Habló Catherin diciendo la últimas palabras en un susurro, como si fuera un secreto y realmente lo era. — Pero esos vestidos son como de hace quiñentos años.

— Lo clásico siempre vuelve damas.

— Sí, pero esto fue una orden directa de su majestad. — Le sonrió Miriam mientras tomaba un poco de agua caliente de la bañera en una cubeta y la vertia sobre la cabeza de Lucy, la joven cerró los ojos.

— ¿Osea que no me puedo negar? — Suspiró.

— Me temo que no. — Rió levemente Abigail mientras ponía un vestido sobre la cama


Caspian se encontraba elegantemente vestido mientras esperaba en la entrada del castillo a que una carreta se detuviera frente a ellos, de ella bajó Ramandu y su hija Liliandi, ella jamas había visto el castillo así observaba todo con fascinación, varios guardias detras de Caspian la miraban embobados.

— Majestad, es un honor que nos invitara al baile. — Habló Ramandu mientras se inclinaba en forma de saludo, Caspian hizo lo mismo.

— Al contrario, para mi es un honor que asistieran, gracias por venir. — Le respondió Capian con una sonrisa.

— Jamas nos perderiamos una invitación de su alteza. — Comentó el hombre.

— Majestad, es un honor saludarlo de nuevo. — Se inclinó Liliandi de forma muy elegante, característico de ella.

— El honor es mío. — Caspian tomó la mano de ella y la beso en el dorso mientras se inclinaba un poco.

El sonido de otro carruaje aparcando detrás del que ya estaba cortó un poco la conversacion de los invitados con el Rey. Caspian sabía que no estaba esperando a nadie más ese día, así que asumía que sería para alguien del castillo.

En ese momento, cuatro damas elegantemente vestidas salieron del castillo, atrayendo las miradas de todos en el exterior. Las jovenes hablaban animadamente mientras bajaban por las escaleras, caspian notó al instante que se trataba de Lucy y las tres jovenes que le hacían compañia.

La antigua regente de Narnia llevaba un vestido amarillo con toques naranjas y una tunica blanca con bordes dorados, levantaba su falda con suma delicadeza para bajar segura hasta llegar al carruaje. Cuando ella se topó con los ojos de Caspian no pudo notar a las otras dos personas acompañándolo.

— Buenos días su Alteza. — Saludó Lucy inclinandose un poco, solía guardar ese tipo de respeto por Caspian cuando estaban a la vista de la gente.

— Buenos días, ¿Se van? — Preguntó el Rey observandolas.

— Así es, vamos al pueblo a buscar un vestido para Lady Lucy, Alteza. — Contestó Miriam inclinándose un poco.

— ¿Lady Lucy? — Preguntó Liliandi.

— Así es. — Con una sola mirada le basto a Ramandu y a su hija para reconocer a la reina de Narnia.

— ¡Vaya! Has crecido mucho, ¿Papa la recuerdas? — El hombre observó a su hija y luego asintió con una sonrisa. — ¡Que sorpresa verla en Narnia Majes-

La frase de la joven se cortó cuando notó a Caspian, Lucy y las doncellas negar disimuladamente con la cabeza.

— Oh, lo siento, ¿Es un secreto? — Preguntó la joven rubia entonces.

— Por ahora sí. — Respondió Caspian con una sonrisa.

— En cualquier caso, se convirtió en una joven hermosa Lady Lucy — Dijo Ramandu con una sonrisa. — Es un gusto verla de nuevo.

— También es un placer Ramandu. — Dijo ella con una sonrisa mientras se inclinaba un poco en forma de saludo.

— Y de muy buen gusto además — Alagó Liliandi.

— Gracias, usted no se queda atrás.

— Nosotras la arreglamos hoy. — Sonrió Abigail sonriendo. — ¿No cree que se ve muy bonita alteza? — Lucy la miró avergonzada.

— ¡Abigail! — Le llamó la inglesa en un murmuro para que no dijera esas cosas.

— Lady Lucy se ve hermosa todos los días. — Le sonrió el rey a la castaña, Lucy se sonrojó y río levemente.

— Usted también luces atractivo siempre alteza. — Le devolvió el alago Pevencie. — Bueno, no les quitamos mas tiempo, nos marchamos ya. Espero verlos en la cena Ramandu y Liliandi.

— Tenga lo por seguro Lady Lucy. — Asintió Ramandu.

— Suerte en sus compras — Les deseó Liliandi.

Las jovenes asintieron y subieron al carruaje para marcharse del castillo.

— Creo que debemos hablar en privado sobre esto majestad. — Le comentó Ramandu a Caspian, el Rey asintió.

— Por supuesto, vamos a mi oficina.


Cuando llegaron a la modista comenzaron a tomarle las medidas a Lucy, la mujer dueña del lugar se llamaba Elvira, tenía un tono de piel mas moreno que la mayoria de los telmarinos y unos hermosos ojos azules, sin duda era una mujer muy atractiva.

— Bien Lady Lucy, diga me ¿Que clase de vestido busca? — Le preguntó Elvira con una sonrisa.

— La verdad no estoy muy segura, pero entre nosotras, estoy algo cansada de llevar el corsé, me gustaría un tipo de vestido en el que no tuviera que usarlo.

— ¿Un vestido sin corsé? Es raro de ver en estos dias pero sin dudas puedo hacer eso, quizá acentuando la zona por debajo de los pechos un elástico, luego lo puedo decorar...

— Eso estaria muy bien gracias. — Le sonrió la inglesa.

— Y diga me Lady Lucy — Le preguntó la morena mientras le tomaba las medidas — ¿De dónde es?

Las cuatro clientas se vieron algo nerviosas entre ellas.

— Del norte. — Aclaró Miriam. — Se encuentra en el palacio para encontrar esposo.

— ¡Oh ya veo! Le deseo suerte Lady Lucy, encontrar un buen hombre en estos tiempos es una tarea difícil.

— Gracias. — Le dijo Lucy mientras sonreía algo nerviosa.

— En ese caso debemos hacer que este vestido sea esplendido. Diga me, ¿tiene una tela en especifico pensada?

Lucy observó su reflejo y repasó las telas de la tienda a travez del espejo.


— Entonces Aslan aun no se ha presentado. — Murmuró Ramandu pensativo.

— Así es, parece que los piratas no eran la causa por la que Lucy llego aquí, la verdad no me imagino porque será. — Le dijo Caspian.

El rey y sus invitados estaban sentados en los sillones del salón de su oficina.

— ¿Cuanto tiempo lleva aquí? — Preguntó el hombre ya mayor.

— Un mes, quizá un poco más.

— Eso es mucho tiempo. — Habló Liliandi.

— Sí, así es. Lucy empieza a estresarse y para ser honesto yo también, se siente como si algo estuviera pasando justo debajo de nuestras narizes y no pudieramos verlo. Me hace sentir impotencia.

— Lo comprendo alteza, por ahora les recomiendo no comerse la cabeza por esto, Narnia es un reino muy grande y hasta que el problema no se presente no pueden hacer mucho y buscar solucionar cada problema de Narnia rincón por rincón hasta dar con la clave no es rentable.

— Lo se. — Habló Caspian con tono cansado mientras se acomodaba en el sillón.

— ¿Por que no descansa y se prepara para lo que sea que venga? Es mejor que este tranquilo y preparado que preocupado y paranoico. — Le dijo el Ramandu con una sonrisa.

Caspian le sonrió agradecido por la comprensión.


Estade mas decir que la noche antes del baile todo era una locura, los sirvientes iban y venían de un lado otro preparndo cosas y que ni se te ocurriera cruzarte en sus caminos porque eran capases de pasarte por encima si con eso llegaban al gran salón. Por esa razon Lucy se había mantenido en su cuarto ese día.

La joven inglesa observó los jardines desde su balcón y a lo lejos vio a Caspian hablando con Liliandi y dos guardias acopañandolos por detrás, Lucy no sabía si Caspian le había pedido ya el cortejo a la rubia, desde que Ramandu y Liliandi habían llegado ella casi no había hablado con Caspian y no había tenido oportudidad de preguntarle nada, las pocas veces que lo veía era en las comidas y le daba verguenza preguntarle eso al Rey con la joven y su padre cenando junto a ellos.

Lucy se levantó de su asiento y se estiró, arregló la falda de su vestido y dejó el libro en el asiento, el sol ya se había puesto y la luna se veía resplandeciente en el cielo, en ese momento golpearon la puerta de su cuarto para avisar que la cena estaba lista.

La castaña caminó tranquilamente hasta el comedor y observo que Ramandu ya estaba allí; la joven lo saludo educadamente y se sento frente al hombre con una sonrisa, ambos esperaron unos minutos pero ni Caspian ni Liliandi aparecieron.

— Me pregunto que estarán haciendo esos dos — Curioseo Ramandu.

— Pretenden matarnos de hambre, eso hacen. — Bromeó Lucy y Ramandu rió con ella, entonces Lucy comentó — Los vi pasear por los jardines, no deben tardar mucho.

— Eso espero, muero de hambre.

Sin embargo los minutos se transformaron en media hora y ninguno de los dos aparecía.

— ¿El Rey aun no aviso nada? — Preguntó Lucy extrañana.

— Aún no milady. — Respondió uno de los sirvientes.

— ¿Y no podemos comer un tentempié mientras tanto? — Miró con ojos de perrito peridido al sirviente

— Lo lamento Lady Lucy, hasta que el rey no se presente no pueden cenar.

— Por favor — Dijo con un puchero alargando la o — ¿No ven lo delgados que estamos el señor Ramandu y yo? ¿No les damos pena para al menos un poco de pan?

— Lo siento lady Lucy, reglas son reglas. — Le sonrio con algo de pena el sirviente — Pero si le sirve de consuelo, nosotros tampoco hemos cenado aún.

Lucy solo volvió a acomodarse en su silla y resoplo, esto no estaba yendo a ningun lado. Con decisión se paró de su silla y caminó hacia la puerta del comedor.

— ¿A donde va lady Lucy? — Preguntó Ramandu.

— A buscar a su majestad, si no llegamos en unos minutos puede ir a pedir comida en la cocina y comerla allí directamente. — Dijo Lucy inclinándose — Disculpe las molestias señor Ramandu.

— No se preocupe. — Le sonrió el hombre de forma amable y observó como la joven se marchaba del comedor.

Lucy caminaba lo mas rápido que podía hasta la oficina de Caspian, no estaba segura de que estuviera allí pero no moría por intentarlo.

Cuando llego a las grandes puertas de madera estuvo a punto de tocar pero los guardias la detuvieron.

— Lo siento milaidy pero su majestad esta atendiendo un asunto importante.

— Oh, ya veo, ¿Puedo saber con quién esta? — Preguntó Lucy curiosa.

— Con la señorita Liliandi.

La mujer inglesa suspiró y se sentó en el sillón frente a las grandes puertas.

— ¿Necesita algo de su majestad? — Pregunto uno de los guardias al ver la decisión de esperar de la joven.

— Sí, que se presente en el comedor, yo y el señor Ramandu necesitamos comer y asumo que ellos también. — Habló Lucy con un suspiro y apoyó sus codos sobre sus piernas y su cabeza sobre sus manos esperando a que al menos asomaran la cabeza.

Diez minutos después notó como el secretario de Caspian tambien llegaba al pasillo.

— ¿Aun siguen ahí? — Preguntó — le dije hace al menos cuarenta minutos que estaba la comida

— Lo se, me canse de esperarlos voy a comer a la cocina, ¿Sabe si el señor Ramandu fue a comer allí?

— No estoy seguro Lady Lucy.

— Bien, gracias de todas formas. — Le sonrió la inglesa y se marchó de vuelta hacia el comedor.

En medio del trayecto se encontró con Ramandu, ambos se entregaron una sonrisa.

— ¿No tuvo éxito? — Le preguntó el hombre.

Lucy río — No, y por lo que veo usted tampoco esperándolos en el comedor.

— Así es. — Rió un poco el hombre.

— ¿Me acompañaria a una humilde cena en la cocina? — Preguntó Lucy extendidendo su mano con una sonrisa.

— Será un placer Lady Lucy. En el trayecto puede contarme sobre lo que ha estado haciendo en Narnia últimamente — Le sonrió el hombre entregandole su brazo, Lucy lo rodeó con los suyos y ambos se fueron hablando animadamente hacia la cocina.


Las puertas del comedor se abrieron estrepitosamente sorprendiendo a los sirvientes quienes ya estaban levantando todo.

— ¡Lo sentimos! Nos perdimos hablando y... — Comenzó Caspian, pero su sorpresa fue grande al notar que ni Lucy ni Ramandu estaban allí.

— ¿Y mi padre y lady Lucy? — Preguntó Liliandi.

— Tengo entendido que se fueron a cenar a la cocina señortia. — Habló una sirvienta.

— Les calentaremos la cena y se las traeremos.

— No, esta bien. — Concluyo Caspian — Iremos a la cocina también, lamento haberlos hecho esperar.

— No se preocupe alteza.

Cuando Caspian y Liliandi llegaron a la cocina se encontraron con Ramandu terminado de beber su vino.

— ¿Papa? — Preguntó Liliandi.

— ¡Al fin aparecen! Tuve una larga y elocuente charta con lady Lucy. — Sonrió el hombre. — Que joven tan simpática.

— ¿Sabe donde esta? — Le pregunto Caspian.

— Se marcho a su cuarto hace unos minutos luego de terminar la cena.

— Gracias, lamento haberlo hecho esperar.

— No se preocupe su majestad.

— Iré a disculparme con Lucy, empieza sin mi si quieres. — Le dijo Caspian a Liliandi y se marcho de la cocina hacia el cuarto de la castaña.


Cuando le sacaron el corsé al fin Lucy suspiró aliviada, Abigail rió un poco.

— ¿Noche dura su majestad? — Le preguntó la joven.

— Definitivamente. Lamento haberte despertado, no me di cuenta de la hora en la que acabe cenando.

— No se preocupe, aun no me había acostado del todo, además es parte de mi trabajo. — La intentó tranquilizar Abigail.

— Tu trabajo no estipula que te despierte a cualquier hora para que me ayudes con el estupido corsé, realmente lo siento. — Lucy estaba muy apenada.

— Ya no se preocupe lady Lucy.

Cuando al fin lograron quitarle el corsé sintieron que golpeaban la puerta, tanto Lucy como Abigail se sorprendieron.

— ¿Sí? — Preguntó Abigail en voz alta sin moverse de su sitio.

— Soy el Rey Caspian, ¿Esta Lady Lucy ahí? Necesito hablar con ella.

— Demonios. — Murmuraron ambas jóvenes.

— ¡Espere un minuto! — Gritó Lucy y luego dejó el corse y el resto se prendas en el suelo. — Trae el biombo de la bañera. — Le murmuró a Abigail.

Ella asintió y corrió el biombo para dejarlo frente a Lucy.

— ¿Puedes ir a abrirle? Yo continuare desde aquí. — Le dijo Lucy sonriente.

— Claro. — Asintió abigail, Lucy le agradeció y ella abrió la puerta. — Buenas noches su majestad, Lady Lucy se esta preparando para dormir pero puede pasar.

— Si están ocupadas...

— ¡No se preocupe! hay un biombo cubriéndola, no verá nada, por favor pase.

Caspian asintió y entró al cuarto de Lucy

— ¿Necesita algo mas lady Lucy? — Preguntó Abigail.

— No, puedes volver a descansar, lo lamento de nuevo. — Le dijo la castaña por detrás del biombo.

— No se preocupe, descansen bien lady Lucy, majestad. — Se inclinó la joven y luego se marcho de la habitacion cerrando la puerta.

— ¿Que necesitas Caspian? — Preguntó al joven mientras se sacaba las medias.

— Yo venía a disculparme — Le respondió el azabache.

La luz de la luna que entraba por el balcón reflejaba la sombra de Lucy por el biombo.

— ¿Por qué?

— Por faltar a la cena, había olvidado la regla y — Lucy lo cortó.

— No te preocupes, fuimos a comer a la cocina y asunto solucionado. — Se quitó el pantalon de tela y la camisa para luego colocarse el camisón.

Caspian sentía que la sombra que se movia en el biombo se volvía cada vez mas sujerente, se sonrojó y volteó a otro lado intentando aclarar las ideas.

— Aun así, lo lamento mucho.

Lucy salió de detrás del biombo ya con el camisón puesto y le sonrió cansada.

— No estoy enfadada Caspian, bueno, si lo estuve un poco antes porque estaba hambrienta pero te juro que no te guardo resentimiento por faltar a una cena. — Le contestó la joven riendo. — No te sientas mal.

El Rey la miró a los ojos y le devolvió la sonrisa.

— ¿Estamos bien entonces?

— Claro que lo estamos Caspian, ahora vete, quiero dormir un poco. — Le dijo Lucy entre risas mientras tomaba a Caspian del brazo y lo empujaba hacia afuera.

— ¿Bebiste? — Le preguntó el Rey a Lucy.

— Sólo un poquitito, nada de lo que debas preocuparte, desde la noche del barco no volvere a beber tanto jamas. — Le comentó al inglesa decidida.

— Descansa Lucy. — Murmuró Caspian sin dejar de verla a los ojos.

— Usted también descanse majestad, buenas noches. — Le dijo Lucy sonriendo y cerró la puerta.

Caspian estuvo unos segundos frente a la puerta y luego se fue con una sonrisa en el rostro.


El día del baile llegó y si los anteriores días habían sido atareados, éste era un día particularmente terrible, Caspian lo había notado desde que despertó.

— Alteza tiene varias cosas que hacer hoy, una ceremonia en el pueblo para comenzar las celebraciones, la presentación con los invitados, recibir a los reyes...

El hombre iba comentando punto por punto sus actividades del día mientras el pobre Rey apenas estaba vistiéndose. Luego de colocarse la camisa prosigio con el saco azul mientras otro hombre le traía los zapatos.

— Y tiene que hablar con el consejo respecto al tema del matrimonio. —Concluyó el hombre.

Caspian abrió los ojos ya más despierto, diablos había olvidado eso, iba a ser de todo menos un día tranquilo.


Las puertas de la habitación de Lucy se abrieron repentinamente y por ella entraron Miriam, Catherin y Abigail, las ultimas dos cargaban un baúl de madera.

— ¡Buenos días Lady Lucy! — La saludó con alegría Abigail.

Las jóvenes dejaron el baúl en el suelo para cerrar la puerta y Miriam abrió las cortinas, Lucy suspiró, otro día en Narnia. Se preguntó cuántos días llevaba despertando de esa forma.

— Adivine que llegó hoy. — Le dijo Catherin emocionada.

— ¿La colección de verano? — Preguntó Lucy medio dormida.

Las tres jovenes se miraron algo confundidas y luego alzaron los hombros.

— No lady, llego su vestido. — Explicó Miriam con una sonrisa.

Lucy se sentó de la cama y se obligó a despertarse observando el paisaje a través del balcón abierto. La colección de verano era lo que se supone debería modelar en su mundo, ¿Realmente llegaría a modelarlo? Porque para esta altura parecía que Narnia era una opción mas palpable que su propio mundo.

— ¿No está ansiosa por el baile? — Le preguntó Abigail confundida.

— No es eso. — Le respondió Lucy con una sonrisa. — No se preocupen. Ahora veamos ese vestido y luego me vestiré para desayunar.

Las tres jovenes asintieron y abrieron en baul.


Caspian salió de la reunión del consejo casi enfadado consigo mismo ¿Que demonios le había pasado? ¿Porque no les había podido decir que quería pedirle matrimonio a Liliandi? Todo lo había tenido tan claro hace meses, llevaba una gran preparación desde hacía días y ahora sólo evitaba el tema y no lo comentaba.

El consejo le había dado un ultimátum, con algo de suerte y saldría a la luz el verdadero problema en Narnia o la razón por la que Lucy estaba allí y el consejo se olvidaría del tema un tiempo más.

Caspian llegó al comedor y se sentó en la mesa dispuesto a desayunar, había dado la orden de que desayunaran sin él asi que estaba sólo en el gran salón.

Suspiró y comió su desayunó mientras un pensamiento egoísta cruzo por su mente, no quería que hubiera ningun problema, al menos nada tan grave, porque cuando se presentara y lo solucionaran Lucy se iría, cualquier pequeña tontería en Narnia a Caspian le erizaba la piel, porque alguna de ellas podría ser la responsable de que la reina de Narnia hubiera vuelto.

Hablando de la reina, la joven apareció en el salón con un vestido color crema y saludo a Caspian.

— Vaya, ¿Llegue muy temprano o muy tarde? — Preguntó la joven sentandose en la mesa.

— Creo que muy tarde, igual que yo. Liliandi y Ramandu ya debieron haber desayunado. — Le comentó Caspian con una sonrisa.

Lucy se sirvió unos huevos revueltos y un vaso de leche.

— ¿Que te retuvo a ti? — Preguntó la inglesa.

— Hable con el consejo sobre el tema del matrimonio.

— Ya veo. — Murmuró Lucy — ¿Que tal con eso? ¿Ya le preguntaste a Liliandi?

— Aún no. — Respondió Caspian.

— Oh. — Exclamo la castaña, internamente suspiró aliviada y luego se enfado con ella misma por tener un sentimiento tan egoísta, ella no pertenecia a Narnia, Liliandi sí, la rubia no se vería obligada a dejar el reino y a Caspian, ella por el contrario... — Los habia visto caminando por los jardines estos últimos días y creí que...

— No, no encontrado el coraje o las ganas de pedírselo. — Suspiró el Rey.

— ¿Ya no estas seguro de tomar a Liliandi como esposa?

— Supongo que es eso, pero no lo entiendo, hace semanas estaba decidido y ahora ni siquiera me gusta pensar en eso.

— Quizá llevas tanto tiempo pensando en el tema que debes estar agotado. — Le respondió Lucy con una sonrisa.

— Sí, debe ser eso. — Caspian le devolvió la sonrisa y la observó desayunar, por alguna razón el cuadro de Lucy desayunando con el se había vuelto algo cotidiano y extrañamente le gustaba. — ¿Que te retuvo a ti?

— Hoy llego el vestido y Catherin, Miriam y Abigail estuvieron haciendo pruebas, por suerte aun me entra. — La inglesa carcajeo y Caspian rió con ella. — ¿Ya le pediste a Liliandi que vaya al baile contigo?

— No, aún no.

— ¿Que? Caspian el baile es ésta noche, ¿En que estas pensando? Alguien podría preguntarle antes que tu si no te apresuras.

— Quizá ya no quiera ir con ella al baile — Murmuró el Rey observando su plato.

— ¿Discutieron ella y tu o algo así?

— ¡No! no, es solo que... quizá haya pasado demasiado tiempo con ella ultimamente y estoy algo saturado. — Intentó explicar Caspian.

— Vaya, pues conmigo llevas semanas y ¿Aun no te has cansado? Creó que mereces un premio. — Le comentó Lucy en broma y terminó su vaso de leche.

Caspian la miró a los ojos como si le hubieran abierto la puerta a un nuevo pensamiento. Lucy tenía razón, el normalmente se cansaba con realtiva facilidad de las personas, había sido hijo unico, criado por su profesor, apenas por su padre, con un tio que no le prestaba mucha atención y para obviar mas todo no solía salir del castillo ni jugar con los hijos de los criados asi que siempre había sido una persona solitaria y estaba bien con eso. Pero con Lucy, llevaban semanas juntos hablando y haciendose compañía el uno al otro y siempre parecía querer estar mas con ella que con cualquier otro.

La última caminata que tuvo por los jardines con Liliandi fue algo aburrida, la joven no hablaba mucho si no le sacaban un tema de conversación y como era tan seria a veces Caspian se abstenía de hacer bromas, entonces recordó que en esa caminata habia pensado como sería pasear con Lucy, sólo los dos hablando y riendo como las tardes en su oficina antes de que llegaran Ramandu y Liliandi. Caspian sabía que Lucy le había dado espacio para que Liliandi no pensara cosas raras y él pudiera preguntarse sobre el cortejo sin temor a que se malinterpretara nada, sin embargo había extrañado mucho a la castaña y tener conversaciones con ella, sólo charlar y reírse.

Una puerta dentro del corazón y la cabeza de Caspian comenzó a abrirse y lo atemorizaba e ilusionaba en partes iguales.

— ¿Por que no vienes tú conmigo al baile? — Preguntó Caspian, la pregunta le salió tan espontanea que se sorprendió, había recordado que llevaba días buscando la manera de preguntarle a Liliandi.

Lucy casi se atraganto con los huevos revueltos y observó a Caspian sorprendida.

— ¿Que...? — Estaba atónita.

— ¿Te gustaría ir conmigo al baile?

El corazón de Lucy había dado un vuelco ¿Realmente Caspian le había preguntado lo que ella creía?.

Mientras tanto el de Caspian estaba palpitando de una forma que jamas había hecho antes y mira que él tenia un estilo de vida lo bastante arriesgado como para producirle minimo un paro cardiaco a alguien. Demonios, ni con Liliandi su corazon latía así de fuerte y no podía parar de preguntarse ¿Por qué con Lucy sí?


C o n t i n u a r a . . .