Capitulo 9: Campeones

Luego de que neville hubiera probado cada hechizo que conocia habian vuelto al castillo, Neville se dirigió a la lechuceria para escribirle a su abuela.

Harry no dijo nada mientras se dirigían hacia el Gran Comedor junto a Ron.

Ron parecía aburrido mientras observaba a uno y otro alumno de Beauxbaton, Durmstrang y hogwarts mismo pasear por los pasillos era pasado el mediodía y los estudiantes daban vueltas explorando el castillo

Mientras Harry y Ron se encontraron con Hermione en el Gran Comedor.

"¿Ya ha dejado alguien su nombre?" Le preguntó Ron algo nervioso a una de tercero.

"Todos los de Durmstrang" contestó ella "Pero de momento no he visto a ninguno de Hogwarts"

Harry los escucho con leve interés habia vuelto a sacar el libro de su madre.

"Seguro que lo hicieron ayer después de que los demás nos acostamos" dijo Harry "Yo lo habría hecho así si me fuera a presentar: preferiría que no me viera nadie. ¿Y si el cáliz te manda a freír espárragos?"

"Hoy el profesor Slughorn nos presentó varias posibles entre ellas me interesaron el Félix felicis es una pocion de la suerte todo el que la bebe obtiene suerte ilimitada durante un determinado tiempo y también nos enseñó una posion llamada Veritaserum un poderoso suero de la verdad."

Doblo una esquina del libro "Felix felicis" pensó Harry podría ser algo útil, decidió buscarla luego.

Alguien se reía detrás de Harry. Al volverse, vio a Fred, George y Lee Jordan que bajaban corriendo la escalera. Los tres parecían muy nerviosos.

Curioso por lo que estos tres trataban guardo el diario en un bolsillo de su túnica.

"Ya está" les dijo Fred a Harry, Ron y Hermione en tono triunfal. "Acabamos de tomárnosla."

"¿El qué?" preguntó Ron.

"La poción envejecedora, cerebro de mosquito" respondió Fred.

"Una gota cada uno" explicó George, frotándose las manos con júbilo. "Sólo necesitamos ser unos meses más viejos."

"Si uno de nosotros gana, repartiremos el premio entre los tres" añadió Lee, con una amplia sonrisa.

"No estoy muy convencida de que funcione, ¿sabéis? Seguro que Dumbledore ha pensado en eso" les advirtió Hermione.

Fred, George y Lee no le hicieron caso.

"¿Listos?" les dijo Fred a los otros dos, temblando de emoción "Entonces, vamos. Yo voy primero…"

Harry observó, fascinado, cómo Fred se sacaba del bolsillo un pedazo de pergamino con las palabras: «Fred Weasley, Hogwarts.» Fred avanzó hasta el borde de la línea y se quedó allí, balanceándose sobre las puntas de los pies como un saltador de trampolín que se dispusiera a tirarse desde veinte metros de altura. Luego, observado por todos los que estaban en el vestíbulo, tomó aire y dio un paso para cruzar la línea.

Durante una fracción de segundo, Harry creyó que el truco había funcionado. George, desde luego, también lo creyó, porque profirió un grito de triunfo y avanzó tras Fred. Pero al momento siguiente se oyó un chisporroteo, y ambos hermanos se vieron expulsados del círculo dorado como si los hubiera echado un invisible lanzador de peso. Cayeron al suelo de fría piedra a tres metros de distancia, haciéndose bastante daño, y para colmo sonó un «¡plin!» y a los dos les salió de repente la misma barba larga y blanca.

En el vestíbulo, todos prorrumpieron en carcajadas. Incluso Fred y George se rieron al ponerse en pie y verse cada uno la barba del otro.

"Se los advertí" dijo la voz profunda de alguien que parecía estar divirtiéndose, y todo el mundo se volvió para ver salir del Gran Comedor al profesor Dumbledore. Examinó a Fred y George con los ojos brillantes.

"Les sugiero que vayáis los dos a ver a la señora Pomfrey. Está atendiendo ya a la señorita Fawcett, de Ravenclaw, y al señor Summers, de Hufflepuff, que también decidieron envejecerse un poquito. Aunque tengo que decir que me gusta más vuestra barba que la que les ha salido a ellos"

Fred y George salieron para la enfermería acompañados por Lee, que se partía de risa, y Harry, Ron y Hermione, que también se reían con ganas, entraron al gran comedor para observar como los alumnos colocaban sus nombres.

Habían cambiado la decoración del Gran Comedor. Como era Halloween, una nube de murciélagos vivos revoloteaba por el techo encantado mientras cientos de calabazas lanzaban macabras sonrisas desde cada rincón. Se encaminaron hacia donde estaban Dean y Seamus, que hablaban sobre los estudiantes de Hogwarts que tenían diecisiete años o más y que podrían intentar participar.

"Corre por ahí el rumor de que Warrington se ha levantado temprano para echar el pergamino con su nombre" le dijo Dean a Harry.

"Sí, hombre, ese tío grande de Slytherin que parece un oso perezoso…"

Harry, que se había enfrentado a Warrington en quidditch, movió la cabeza en señal de disgusto.

"¡Espero que no tengamos de campeón a nadie de Slytherin!"

"Y los de Hufflepuff hablan todos de Diggory" comentó Seamus con desdén "Pero no creo que quiera arriesgarse a perder su belleza"

"¡Escuchad!" dijo Hermione repentinamente.

En el vestíbulo estaban lanzando vítores. Se volvieron todos en sus asientos y vieron entrar en el Gran Comedor, sonriendo con un poco de vergüenza, a Angelina Johnson. Era una chica negra, alta, que jugaba como cazadora en el equipo de quidditch de Gryffindor. Angelina fue hacia ellos, se sentó y dijo:

"¡Bueno, lo he hecho! ¡Acabo de echar mi nombre!"

"¡No puedo creerlo!" exclamó Ron, impresionado.

"Pero ¿tienes diecisiete años?" inquirió Harry.

"Claro que los tiene. Porque si no le habría salido barba, ¿no?" dijo Ron.

"Mi cumpleaños fue la semana pasada" explicó Angelina.

"Bueno, me alegro de que entre alguien de Gryffindor" declaró Hermione "¡Espero que quedes tú, Angelina!"

"Gracias, Hermione" contestó Angelina sonriéndole.

"Sí, mejor tú que Diggory el hermoso" dijo Seamus, lo que arrancó miradas de rencor de unos de Hufflepuff que pasaban al lado.

"¿Qué vamos a hacer hoy?"preguntó Ron a Harry y Hermione "todavía queda mucho tiempo para la cena" dijo mientras salían del Gran Comedor.

"Aún no hemos bajado a visitar a Hagrid" comentó Harry.

"Bien" dijo Ron, "mientras no nos pida que donemos los dedos para que coman los escregutos…"

A Hermione se le iluminó súbitamente la cara.

"¡Acabo de darme cuenta de que todavía no le he pedido a Hagrid que se afilie a la P.E.D.D.O.!" dijo con alegría. "¿Querréis esperarme un momento mientras subo y cojo las insignias?"

"Pero ¿qué pretende?" dijo Ron, exasperado, mientras Hermione subía por la escalinata de mármol.

"Eh, Ron" le advirtió Harry , "por ahí viene tu amiga…"

Los estudiantes de Beauxbatons estaban entrando por la puerta principal, provenientes de los terrenos del colegio, y entre ellos llegaba la chica veela.

Los que estaban alrededor del cáliz de fuego se echaron atrás para dejarlos pasar, y se los comían con los ojos.

Madame Maxime entró en el vestíbulo detrás de sus alumnos y los hizo colocarse en fila. Uno a uno, los alumnos de Beauxbatons fueron cruzando la raya de edad y depositando en las llamas de un blanco azulado sus pedazos de pergamino. Cada vez que caía un nombre al fuego, éste se volvía momentáneamente rojo y arrojaba chispas.

"¿Qué crees que harán los que no sean elegidos?" le susurró Ron a Harry mientras la chica veela dejaba caer al fuego su trozo de pergamino "¿Crees que volverán a su colegio, o se quedarán para presenciar el Torneo?"

"No lo sé" dijo Harry. "Supongo que se quedarán, porque Madame Maxime tiene que estar en el tribunal, ¿no?"

Cuando todos los estudiantes de Beauxbatons hubieron presentado sus nombres, Madame Maxime los hizo volver a salir del castillo.

"¿Dónde dormirán?" preguntó Ron, acercándose a la puerta y observándolos.

"Supongo que tanto el carruaje de Beauxbatons y el barco Durmstrang deben estar ampliados mágicamente como la tienda se acampar" Harry le dijo cuando.

Un sonoro traqueteo anunció tras ellos la reaparición de Hermione, que llevaba consigo las insignias de la P.E.D.D.O.

"¡Démonos prisa!" dijo Ron, y bajó de un salto la escalinata de piedra, sin apartar los ojos de la chica veela, que iba con Madame Maxime por la mitad de la explanada.

Al acercarse a la cabaña de Hagrid, al borde del bosque prohibido, la teoría de Harry de los dormitorios de los de Beauxbatons quedó confirmado. El gigantesco carruaje de color azul claro en el que habían llegado estaba aparcado a unos doscientos metros de la cabaña de Hagrid, y los de Beauxbatons entraron en él de nuevo. Al lado, en un improvisado potrero, pacían los caballos de tamaño de elefantes que habían tirado del carruaje.

Harry llamó a la puerta de Hagrid, y los estruendosos ladridos de Fang respondieron al instante.

"¡Ya era hora!" exclamó Hagrid, después de abrir la puerta de golpe y verlos "¡Creía que no os acordabais de dónde vivo!"

"Hemos estado muy ocupados, Hag…" empezó a decir Hermione, pero se detuvo de pronto, estupefacta, al ver a Hagrid.

Hagrid llevaba su mejor traje peludo de color marrón (francamente horrible), con una corbata a cuadros amarillos y naranja. Y eso no era lo peor: era evidente que había tratado de peinarse usando grandes cantidades de lo

que parecía aceite lubricante hasta alisar el pelo formando dos coletas. Puede que hubiera querido hacerse una coleta como la de Bill y se hubiera dado cuenta de que tenía demasiado pelo. A Hagrid aquel tocado le sentaba como a un santo dos pistolas. Durante un instante Hermione lo miró con ojos desorbitados, y luego, obviamente decidiendo no hacer ningún comentario, dijo:

"Eh… ¿dónde están los escregutos?"

"Andan entre las calabazas" repuso Hagrid contento "Se están poniendo grandes: ya deben de tener cerca de un metro. El único problema es que han empezado a matarse unos a otros"

"¡No!, ¿de verdad?" dijo Hermione, echándole a Ron una dura mirada para que se callara, porque éste, viendo el peinado de Hagrid, acababa de abrir la boca para comentar algo.

"Sí" contestó Hagrid con tristeza. P"ero están bien. Los he separado en cajas, y aún quedan unos veinte."

"Bueno, eso es una suerte" comentó Ron. Hagrid no percibió el sarcasmo de la frase.

La cabaña de Hagrid constaba de una sola habitación, uno de cuyos rincones se hallaba ocupado por una cama gigante cubierta con un edredón de retazos multicolores. Delante de la chimenea había una mesa de madera, también de enorme tamaño, y unas sillas, sobre las que colgaban unos cuantos jamones curados y aves muertas. Se sentaron a la mesa mientras Hagrid comenzaba a preparar el té, y no tardaron en hablar sobre el Torneo de los tres magos. Hagrid parecía tan nervioso como ellos a causa del Torneo.

"Esperad y veréis" dijo, entusiasmado. "No tenéis más que esperar. Vais a ver lo que no habéis visto nunca. La primera prueba… Ah, pero se supone que no debo decir nada"

"¡Vamos, Hagrid!" lo animaron Harry, Ron y Hermione.

Pero él negó con la cabeza, sonriendo al mismo tiempo.

"No, no, no quiero estropearlo por vosotros. Pero os aseguro que será muy espectacular. Los campeones van a tener en qué demostrar su valía. ¡Nunca creí que viviría lo bastante para ver una nueva edición del Torneo de los tres magos!"

Terminaron comiendo con Hagrid, aunque no comieron mucho: Hagrid había preparado lo que decía que era un estofado de buey, pero, cuando Hermione sacó una garra de su plato, los tres amigos perdieron gran parte del apetito. Sin embargo, lo pasaron bastante bien intentando sonsacar a Hagrid cuáles iban a ser las pruebas del Torneo, especulando qué candidatos elegiría el cáliz de fuego y preguntándose si Fred y George habrían vuelto a ser barbilampiños.

A media tarde empezó a caer una lluvia suave. Resultaba muy agradable estar sentados junto al fuego, escuchando el suave golpeteo de las gotas de lluvia contra los cristales de la ventana, viendo a Hagrid zurcir calcetines y discutir con Hermione sobre los elfos domésticos, porque él se negó tajantemente a afiliarse a la P.E.D.D.O. cuando ella le mostró las insignias.

"Eso sería jugarles una mala pasada, Hermione" dijo Hagrid gravemente, enhebrando un grueso hilo amarillo en una enorme aguja de hueso. "Lo de cuidar a los humanos forma parte de su naturaleza. Es lo que les gusta, ¿te das cuenta? Los harías muy desgraciados si los apartaras de su trabajo, y si intentaras pagarles se lo tomarían como un insulto"

"Pero Harry liberó a Dobby, ¡y él se puso loco de contento!" objetó Hermione. "¡Y nos han dicho que ahora quiere que le paguen!"

"Sí, bien, en todas partes hay quien se desmadra. No niego que haya elfos raros a los que les gustaría ser libres, pero nunca conseguirías convencer a la mayoría. No, nada de eso, Hermione."

A Hermione no le hizo ni pizca de gracia su negativa y volvió a guardarse la caja de las insignias en el bolsillo de la capa.

Hacia las cinco y media se hacía de noche, y Ron, Harry y Hermione decidieron que era el momento de volver al castillo para el banquete de Halloween. Y, lo más importante de todo, para el anuncio de los campeones de los colegios.

"Voy con vosotros" dijo Hagrid, dejando la labor. "Esperad un segundo"

Hagrid se levantó, fue hasta la cómoda que había junto a la cama y empezó a buscar algo dentro de ella. No pusieron mucha atención hasta que un olor horrendo les llegó a las narices. Entre toses, Ron preguntó:

"¿Qué es eso, Hagrid?"

"¿Qué, no os gusta?" dijo Hagrid, volviéndose con una botella grande en la mano.

"¿Es una loción para después del afeitado?" preguntó Hermione con un hilo de voz.

"Eh… es agua de colonia" murmuró Hagrid. Se había ruborizado. "Tal vez me he puesto demasiada. Voy a quitarme un poco, esperad…"

Salió de la cabaña ruidosamente, y lo vieron lavarse con vigor en el barril con agua que había al otro lado de la ventana.

"¿Agua de colonia?" se preguntó Hermione sorprendida "¿Hagrid?"

"¿Y qué me decís del traje y del peinado?" preguntó a su vez Harry en voz baja.

"¡Mirad!" dijo de pronto Ron, señalando algo fuera de la ventana.

Hagrid acababa de enderezarse y de volverse. Si antes se había ruborizado, aquello no había sido nada comparado con lo de aquel momento. Levantándose muy despacio para que Hagrid no se diera cuenta, Harry, Ron y Hermione echaron un vistazo por la ventana y vieron que Madame Maxime y los alumnos de Beauxbatons acababan de salir del carruaje, evidentemente para acudir, como ellos, al banquete. No oían nada de lo que decía Hagrid, pero se dirigía a Madame Maxime con una expresión embelesada que Harry sólo le había visto una vez: cuando contemplaba a Norberto, el cachorro de dragón.

"¡Se va al castillo con ella!" exclamó Hermione, indignada "¡Creía que iba a ir con nosotros!"

Sin siquiera volver la vista hacia la cabaña, Hagrid caminaba pesadamente a través de los terrenos de Hogwarts al lado de Madame Maxime. Detrás de ellos iban los alumnos de Beauxbatons, casi corriendo para poder seguir las enormes zancadas de los dos gigantes.

"¡Le gusta!" dijo Ron, incrédulo "Bueno, si terminan teniendo niños, batirán un récord mundial. Seguro que pesarán alrededor de una tonelada"

Salieron de la cabaña y cerraron la puerta. Fuera estaba ya sorprendentemente oscuro. Se arrebujaron bien en la capa y empezaron a subir la cuesta.

"¡Mirad, son ellos!" susurró Hermione.

El grupo de Durmstrang subía desde el lago hacia el castillo. Viktor Krum caminaba junto a Karkarov, y los otros alumnos de Durmstrang los seguían un poco rezagados. Ron observó a Krum emocionado, pero éste no miró a ningún lado al entrar por la puerta principal, un poco por delante de Hermione, Ron y Harry.

Una vez dentro vieron que el Gran Comedor, iluminado por velas, estaba casi abarrotado. Habían quitado del vestíbulo el cáliz de fuego y lo habían puesto delante de la silla vacía de Dumbledore, sobre la mesa de los profesores. Fred y George, nuevamente lampiños, parecían haber encajado bastante bien la decepción.

"Espero que salga Angelina" dijo Fred mientras Harry, Ron y Hermione se sentaban.

"Seria fantástico que alguien de Gryffindor sea seleccionado y seria mejor si fuera del equipo quidditch" Harry dijo emocionado.

"¡Yo también!" exclamó Hermione "¡Bueno, pronto lo sabremos!"

El banquete de Halloween les pareció mucho más largo de lo habitual. Quizá porque era su segundo banquete en dos días, Harry no disfrutó la insólita comida tanto como la habría disfrutado cualquier otro día. Como todos cuantos se encontraban en el Gran Comedor a juzgar por los cuellos que se giraban continuamente, las expresiones de impaciencia, las piernas

que se movían nerviosas y la gente que se levantaba para ver si Dumbledore ya había terminado de comer, Harry sólo deseaba que la cena terminara y anunciaran quiénes habían quedado seleccionados como campeones.

impaciente como estaba decidió distraerse continuando con donde se había quedado en la tarde con el diario de su madre pues no tenía mucho apetito.

Tomo el diario desde los pliegues de su túnica y abriendo el mismo noto la página con una de las esquinas dobladas y retomo su lectura.

Sev sigue intentando hablarme y sinceramente no estoy segura de querer hablar con él luego del incidente James potter parece más tranquilo luego de que lo puse en su lugar por ese incidente.

No a menos de que deje de ser amigo de Mulciber o Avery quienes estoy segura de que son mortífagos y quiero que se disculpe sinceramente.

Mamá y papa siguen sugiriendo en sus cartas que debería abandonar el mundo mágico, aunque son muggles se enteraron sobre el Voldemort, me he enterado de que corre el rumor de que el nombre sea convertido en tabú no estoy segura.

Levantó la vista debido a los susurró que habían surgido aquí y allá en todo el salón.

Por fin, los platos de oro volvieron a su original estado inmaculado. Se produjo cierto alboroto en el salón, que se cortó casi instantáneamente cuando Dumbledore se puso en pie. Junto a él, el profesor Karkarov y Madame Maxime parecían tan tensos y expectantes como los demás. Ludo Bagman sonreía y guiñaba el ojo a varios estudiantes. El señor Crouch, en cambio, no parecía nada interesado, sino más bien aburrido.

"Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión" anunció Dumbledore. "Según me parece, falta tan sólo un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un campeón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la sala de al lado" indicó la puerta que había detrás de su mesa, "donde recibirá las primeras instrucciones"

Sacó la varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se apagaron todas las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con forma de cara, y la estancia quedó casi a oscuras. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego, y el fulgor de las chispas y la blancura azulada de las llamas casi hacía daño a los ojos. Todo el mundo miraba, expectante. Algunos consultaban los relojes.

"De un instante a otro" susurró Lee Jordan, dos asientos más allá de Harry.

De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y empezaron a salir chispas. A continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de pergamino. La sala entera ahogó un grito.

Dumbledore cogió el trozo de pergamino y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder leerlo a la luz de las llamas, que habían vuelto a adquirir un color blanco azulado.

"El campeón de Durmstrang" leyó con voz alta y clara "será Viktor Krum"

"¡Era de imaginar!" gritó Ron, al tiempo que una tormenta de aplausos y vítores inundaba el Gran Comedor. Harry vio a Krum levantarse de la mesa de Slytherin y caminar hacia Dumbledore. Se volvió a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala contigua.

"¡Bravo, Viktor!" bramó Karkarov, tan fuerte que todo el mundo lo oyó incluso por encima de los aplausos. "¡Sabía que serías tú!"

Se apagaron los aplausos y los comentarios. La atención de todo el mundo volvía a recaer sobre el cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos en volverse nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.

"La campeona de Beauxbatons" dijo Dumbledore "es ¡Fleur Delacour!

"¡Es ella, Ron!" gritó Harry, cuando la chica que parecía una veela se puso en pie elegantemente, sacudió la cabeza para retirarse hacia atrás la amplia cortina de pelo plateado, y caminó por entre las mesas de Hufflepuff y Ravenclaw.

"¡Mirad qué decepcionados están todos!" dijo Hermione elevando la voz por encima del alboroto, y señalando con la cabeza al resto de los alumnos de Beauxbatons.

«Decepcionados» era decir muy poco, pensó Harry. Dos de las chicas que no habían resultado elegidas habían roto a llorar, y sollozaban con la cabeza escondida entre los brazos.

Cuando Fleur Delacour hubo desaparecido también por la puerta, volvió a hacerse el silencio, pero esta vez era un silencio tan tenso y lleno de emoción, que casi se palpaba. El siguiente sería el campeón de Hogwarts…

Y el cáliz de fuego volvió a tornarse rojo; saltaron chispas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo pedazo de pergamino.

"El campeón de Hogwarts" anunció "es ¡Cedric Diggory!"

"¡No!" dijo Ron en voz alta, pero sólo lo oyó Harry: el jaleo proveniente de la mesa de al lado era demasiado estruendoso. Todos y cada uno de los alumnos de Hufflepuff se habían puesto de repente de pie, gritando y pataleando, mientras Cedric se abría camino entre ellos, con una amplia sonrisa, y marchaba hacia la sala que había tras la mesa de los profesores.

Naturalmente, los aplausos dedicados a Cedric se prolongaron tanto que Dumbledore tuvo que esperar un buen rato para poder volver a dirigirse a la concurrencia.

"¡Estupendo!" dijo Dumbledore en voz alta y muy contento cuando se apagaron los últimos aaplausos "Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que todos vosotros, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, daréis a vuestros respectivos campeones todo el apoyo que podáis. Al animarlos, todos vosotros contribuiréis de forma muy significativa a…"

Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido.

El fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas. Una larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino.

Dumbledore alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él. Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de pergamino que tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se aclaró la garganta y leyó en voz alta:

"Harry Potter"

Nota del autor:

Este capítulo es claramente más corto que todos los anteriores y es por una buena razón perdí mi pc por culpa de un rayo y tuve que comenzar todo de cero.

Ahora la historia de naruto está pausada temporalmente.