Aviso legal : Los personajes son de Meyer y la historia es un cliché que me inventé.

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Amor Desastroso

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Bella.

¡Mierda!

Tengo tanto sueño que no quiero ni abrir los ojos; anoche estuve despierta hasta muy tarde en casa de Ben con Angela y los chicos jugando a las cartas, bebiendo cerveza y chismeando— Porque si, señoras y señores, a ellos les gusta el chisme.

— ¿Bella? — Jake habla desde el otro lado de la puerta.

— ¿Qué quieres? — pregunto mientras me doy otra vuelta sobre la cama y coloco una mano sobre mi cara.

— Mamá quiere que bajes a desayunar antes de que vayas al trabajo. Y por cierto, te toca lavar los trastos del desayuno. Oh, y antes de que se me olvide, papá me dijo que te dejará las llaves de la Nissan en la mesa para que puedas ir a cargar gasolina.

¡Mierda! ¡No!

Me levanto y quedó sentada en la cama.

— ¡Eso no es mi trabajo, sino de Seth !— protesto.

— Seth no puede ir, tiene trabajos que hacer en la escuela. Si hubieras bajado temprano, quizá te hubieras librado— dice esto último y huye antes de que pueda protestar o sobornarlo con algo para sea él quien vaya en mi lugar.

Paso una mano por mi cara para quitarme los restos de sueño, después me levanto y comienzo a vestirme.

Veinte minutos después bajo y encuentro a mamá levantando los trastos de la mesa y llevándolos al fregadero.

—Yo lo hago— Me acerco, tomo algunos platos de la mesa y los paso al fregadero. Mamá hace un sonido de molestía.

—Deja eso ahora mismo y siéntate a desayunar, que tienes cosas que hacer antes de ir al taller.

Paso un par de platos más antes de sentarme en una de las sillas vacías. Bostezo.

—¿Qué sucede? — cuestiona.

—Tengo tanto sueño que hace cinco minutos estaba tentada a no ir al trabajo— me quejo.

Ella deja varios trastos más en el fregadero.

—¿Y qué te hizo cambiar de parecer?— cuestiona con una sonrisita en la cara. Ella sabe que puedo ser quejumbrosa , pero soy incapaz de faltar un día al trabajo.

—Qué no quiero que el trabajo se atrase más de lo que se va atrasar con mis salidas en los próximos dos días.

Mamá alza una ceja y entrecierra los ojos.

—¿Puedo saber que cosas te mantendrán ocupada estos dos días, hija? — pregunta, curiosa.

Tomo el tenedor y apuñaló los panqueques que tengo por delante de mí .

—Mañana saldré de taller durante dos horas para tener una cita con la inmobiliaria y hacer el trato de la cabaña. Y el viernes me tomaré la mañana libre para ver a Rosalie Hale.

Mamá abre los ojos con sorpresa ante la mención de Rosalie.

—¿Accediste a verla? — cuestiona sorprendida.

Llevo el trozo de panqueque a mi boca y mastico.

—Es complicado—digo una vez que tragó el bocado. Después le cuento una versión corta de lo que ha sucedido, omitiendo partes donde tuve algunos pensamientos lujuriosos acerca del primo de Rosalie. Cuando termino la historia, mi madre tiene una cara asombro.

—¿Me estás diciendo que solo accediste a ver a Rosalie por llevarle la contraria a su grosero primo ?

—Más o menos— hago una pausa — .Si hubieras estado en mi lugar, te aseguro que hubieras hecho lo mismo. Él tipo era tan mandón que tuve la impresión de que quería que Rosalie obedeciera como si fuera un cachorro.

Mi madre me mira con una ceja levantada.

— ¿ Y aquel joven es guapo?— cuestiona.

Hago un sonido de molestía.

— No empiecea con esas cosa má. Acabo de contarte que él tipo es grosero y lo único que te interesa es saber si el tipo era guapo o no.

—Lo siento, cariño, solo era curiosidad.— se ríe.

Tomo aire y lo suelto de golpe.

—Lo es — admito—. Aunque ese atractivo lo resta con su arrogancia.

—¿ Y ese chico te gustó?

Casi me atraganto con un pedazo de panque.

— ¡Por Dios! No quiero hablar más de esto.

Hago un intento por pararme de la mesa , pero mamá me toma de la mano y me obliga a que no me levante. Luego ella se ríe un poco y sacude la cabeza un par de veces .

— Lo siento mucho, Bella. Pero tal y cómo me has contado que sucedieron las cosas, me hizo recordar cuando tenías diez años y te gustaba ese niño, ese tal Mattew Stewar. ¿Recuerdas las maldades qué le hacías para llamar su atención?

— ¿Y eso qué tiene que ver con lo qué te he contado?

— Qué quizá el chico te gusta y es por eso qué se lo pusiste difícil desde el principio— dice a tono de broma.

Sacudo la cabeza de un lado a otro y hago una cara de desagrado.

— No puedo creer que todavía recuerdes aquello, má. Y para tú información, el desagrado es mutuo. Así que no hagas una telenovela romántica donde no la hay.

Ambas nos reímos y recordamos un poco de los viejos tiempos. Yo era una niña cuando descubrí que los chicos cómo Mattew Stewart comenzaban a gustarme. Entonces decidí que para llamar su atención debía hacerlo enojar porque mis intentos de ser una niña buena no habían funcionado. Solo diré que no fui muy agradable, y que él chico me repudio hasta que terminamos el instituto y se mudó a California para la universidad. Pero aquello no se comparaba con el lo que sucedió ayer con aquel tipo que tenía el poder de sacarme fácilmente de mis casillas en un par de segundo. Si, el tipo era guapo y todo lo que quisiera, pero gustarme, gustarme... Nha.

Me levanto de mi lugar y llevo el plato del desayuno al fregadero para comenzar con la tarea de lavar los trastos. Mientras tanto mi madre se pone a acabar de limpiar la mesa y el tiradero que mis hermanos hicieron al preparar el desayuno. Estoy por terminar cuando mi madre pregunta:

—¿Cómo te sientes al respecto de haber accedido a conocer a Rosalie?

Eso sí que es una pregunta difícil. Después de irme de la cafetería comencé a pensar en formas de deshacer lo que había hecho. Pero luego me dije a mi misma que debía afrontar las cosas y cumplir con mi palabra. Así que anoche mientras estaba en la casa de Ben, le mande mensajes a Rosalie para acordar que nos veríamos el día viernes por la mañana para un almuerzo en Port Ángeles, ya que para el jueves no podría.

Me quitó los guantes con lo que he estado fregando y los guardo en su lugar.

— Voy a tomar el consejo que me diste el otro día, ese donde me dijiste que podía conocerla y dejar que las cosas fluyeran a su ritmo.

Mamá sonríe y me toma del hombro para darme un apretón.

—Me alegro, Bella.Sé que hiciste una buena elección.

Después de eso la conversación con mí madre cambia a la cita de la inmobiliaria y a la próxima mudanza que se viene en camino.

Media hora después, estoy saliendo rumbo a la gasolinería para hacer la tarea que me fue asignada gracias a mi hermano pequeño. Llenar el tanque no es una cosa difícil, pero prefiero ir directo al taller que pasearme por medio pueblo para solo cargar gasolina. Me aferró al volante y piso un poco más el acelerador para poder llegar pronto y hacerlo lo más rápido posible.

Cuando estoy lo suficientemente cerca me coloco detrás de un pequeño Chevy del 2016 color rojo y espero a que avance para tomar lugar. Diez minutos después estoy frente al dispensador. Coloco el la máquina los litros de gasolina que quiero y después coloco la manguera en el tanque y espero a que se llene.

¡Dios! hace frío. Estamos aproximadamente a unos buenos diez grados y yo solo estoy llevando pantalones cortos; amo los pantalones cortos son útiles y cómodos cuando llevas el mono del trabajo por encima. Pero ahora estando aquí afuera con este frío, solo quiero algo que pueda calentar mí cuerpo. Levanto la mirada hacia la tienda de conveniencia. No lo pienso por mucho tiempo y corro en esa dirección a comprar un café; no están bueno como el de la cafetería de Sue, pero me ayudara a quitarme el frío. Es eso, o tener que fumarme un cigarrillo, el cual estoy tratando de dejar.

Después de ser despachada con rapidez por una mujer bajita y regordeta , me dirijo a la salida. Al abrir la puerta noto que un carro de un año reciente color rojo brillante se detiene el siguiente carril para abastecerse. Por un momento imagino que puede ser Rosalie porque es su coche, pero descarto la idea cuando veo al cobrizo salir. El tipo va vestido con unos jeans ajustados, zapatos cómodos, una polera gris oscuro y lentes oscuros. Inmediatamente se da cuenta de mi presencia y me observa. Por mi parte desvío la mirada a otro lugar y finjo que no me he dado cuenta que el está ahí, pero debo decir que es casi imposible fingir cuando sabes que su mirada te ha recorrido todo el cuerpo.

Doy un sorbo a mi café y camino en dirección a la camioneta. Abro la puerta y dejo mi café dentro para después encargarme de quitar la manguera del surtidor de gasolina y marcharme.

—¿Podemos hablar , Isabella? — pregunta, colocando una mano sobre la puerta para impedir que suba. Yo casi salto por la sorpresa.

Levanto la cabeza para mirar en su dirección. Enseguida me arrepiento, porque la comparación que haré a continuación parecerá un maldito cliché barato, pero él luce cómo si acabará de grabar un comercial de lentes.

Niego con la cabeza.

—No tenemos nada de que hablar— digo. No sé con certeza de dónde me ha salido eso porque mi boca está seca. Él cobrizo se quita los lentes con una mano al estilo anuncio de televisión y me mira.

— Es acerca de Rosalie.

Tragó saliva y desvío la mirada hacía otra dirección que no sea él.

— No tenemos nada que hablar de ella, ¿ entiendes? Esto no es asunto tuyo. Ahora te pediré amablemente que te quítates de mi camino.

No lo hace.

—Lo que tenga que ver con Rosalie es asunto mío. Quiero llevarmela de aquí lo antes posible— dice, dando un paso más en mi dirección.

Le doy una mirada de pocos amigos y retrocedo, su cercanía está comenzando a ponerme nerviosa.

—Lo que sea que planeas o tengas que decirme, no me interesa— respondo tangente.

— Solo quiero llevarla a casa— vuelve a decirme.

Sacudo un par de veces la cabeza con clara confusión.

—Entonces dicelo , y si ella quiere aceptara. No veo que tengo que ver yo en esto.

Edward ladea la cabeza.

— Creas o no, tienes mucho que ver. Anoche converse con Rosalié, ella me dijo lo que pasó entre ustedes dos en estos días, me contó que tú no querías saber nada de ellas hasta lo que pasó el otro día en la cafetería. Eso me hace pensar que solo te aprovechaste de ella y la utilizaste para hacerme enfadar.

— Yo no ...

— Es eso, o la estás utilizando para hacer daño a Lilian— hace una pausa— .Mira, lo que hizo Lilian hace mucho tiempo debió ser duro para ti. Pero eso no te da el derecho de querer usar a Rosalie para ponerla encontra de su madre.

Abro los ojos con sorpresa. ¡Santo cielo! De la manera que acaba de decirlo suena terrible. ¿ Es acaso qué Rosalie piensa qué eso es lo estoy haciendo? ¡ Mierda! Debo clarar las cosas con ella lo antes posible.

Parpadeo varias veces para concentrarme en lo que voy a decir a continuación.

—Es claro que hay un mal entendido en todo esto. Me aseguraré de que esto quede aclarado lo antes posible, con Rosalie, obviamente.

Él tipo gruñe algo en voz tan baja que no alcanzo a escuchar del todo bien. Por mi parte trato de quitarme de su lado para subir a la camioneta, pero él vuelve me lo impide de nuevo.

¡¿Qué carajos le pasa?!

—No voy a permitir que le hagas daño— suena molesto.

—No tienes que preocuparte por eso, por qué no lo haré— respondo.

Vuelve a gruñir. Esta vez coloca una mano encima de la que estoy sosteniendo la puerta. Y de nuevo está ahí esa chispa: una especie de electricidad que siento recorrer por todo mi cuerpo cuando él está tocandome.

Su cabeza se inclina hasta que su aliento toca mi mejilla derecha.

¿Qué está haciendo? Trago con fuerza y trato de empujarlo.

— Aléjate — digo casi sin voz.

Su respiración vuelve a tocar mi mejilla.

— Te lo advierto, Isabella Swan. Es mejor que te mangas alejado de ella— susurra.

Me estremezco. Cierro los ojos por un momento y me obligó a respirar profundo, de lo contrario me dará un ataque respiratorio. Tomo aire una, dos veces. Luego los abro y me sorprendo cuando su mirada oscura, casi peligrosa,esta sobre la mía.

—¿Es una amenaza? — cuestiono a forma de replica. Noto que también su respiración ha cambiado, está agitada al igual que la mía— al menos no soy la única.

—Me da igual como lo tomes, solo déjala en paz— dice, sus ojos bajan con lentitud hacía mis labios y comienza acercarse peligrosamente.

¡oh, no! ¡Mierda! Él...¿ va a besarme?

—¡Desvergonzados! — dice alguien desde lejos. Edward retrocede y levanta la mirada en busca de dónde proviene la voz.Yo hago lo mismo y me encuentro con Maggie, una viejecita de aproximadamente noventa años, parada muy cerca a la camioneta—. Hay niños presentes en el lugar. Estos jóvenes ya no respetan la vía pública.

—No es lo que usted piensa señora— Edward se defiende. Ahora tu tono tiene un toque de suavidad.

¿Qué carajos le pasa?

—¡¿Qué no es lo que yo pienso?!—exclama escandalizada —. Cariño, estaban por fornicar— explica la mujer a Edward.

El nerviosismo que hay en mi sistema se esfuma para dar paso a una buena risa ante las palabras de la señora Maggie. Era absurdo que ella pudiera escandalizarse con lo que acababa de ver cuando ella había dado a luz a diez hijos en su época— Además, no ha pasado nada.

Edward me mira sorprendido, luego le da una mirada a la señora Maggie sin entender nada.

—¡Mamá! ¿Qué estás haciendo aquí ? — Rachel, una de las hijas de Maggie viene a toda prisa y toma a su madre del brazo —, no debiste salir del auto.

Maggie hace un sonido de molestía y agita su bastón en el aire.

— Espera Rachel, estos jovencitos desvergonzados tienen que saber que lo que están haciendo es inmoral y mal visto— .La mujer nos da una mirada severa—. ¿ Acaso no les da vergüenza dar semejante espectáculo a plena hora del día? — Nos pregunta, y sin esperae respuesta alguna vuelve a decir— Cuando yo era una jovencita, hacer eso en vía pública y sin estar casados era pecado ante los ojos de la ley y de Dios. ¡Cielos santo! —Mira en mí dirección, — Pero si eres la hija de Charlie Swan. Llamaré a tu padre, jovencita, y le contaré los desfiguros que estas haciendo en la vía pública.

¿Qué?! ¡no!

Rachel me mira, niega con la cabeza y dice entre labios" no te preocupes, no lo hará"

Asiento en respuesta.

—Vamos, mamá, Andrew está esperando en el coche— dice Rachel, tomando a su madre del brazo para ayudarla a dar media vuelta y regresar al coche. La anciana comienza a caminar en dirección a la cual su hija le dice, no sin antes seguir con su diatriba.

Miro a Edward por un instante.

—Hablaremos, pero no será aquí. Supongo que saber que camino tomar para llegar donde te encontré el otro día.

—Me acuerdo perfectamente. Te veré allá en cuanto acabe con eso.

—Bien— digo. Subo a la camioneta me pongo en marcha.

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Amor Desastroso

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¿Me cuentan que les pareció?

Lamento el retraso, quería hacer un capítulo más largo para ustedes y me retrasé un par de días.

Nos vemos ya sea el miércoles o jueves para un nuevo capítulo.

Gracias por leerme.

Gracias por sus comentarios a : Caribel Cabrera, Jupy, franciscab25, tocayaloquis, Saraipineda, Maribel 1925, Mapi13.