Aviso legal: Los personajes son de la Señora S. M , yo solo soy dueña de la historia.
Amor Desastroso
~~~~~~~~~~~~~
Bella.
Dejo la moto aparcada donde estacionan los empleados. Él dueño del hotel es el padre de Ángela y me deja estacionar ahí cuando vengo a ayudar de vez en cuando a mi amiga a cubrir algunos turnos por la noche.
Después de estacionar, me dirijo a la entrada principal del edificio de cinco plantas.
— ¿Bella? — pregunta Angela en cuanto me ve.
—Hola, Angy— saludo, colocando una mano sobre el mostrador.
Mi amiga me mira extrañada.
—¡Oh, Dios! — Abre los ojos, sorprendida— Dime qué no quedamos en vernos hoy. ¡Lo he olvidado!
Podría bromear un poco con ella y decirle que seguramente lo olvido, pero me limito solo a negar con la cabeza. Justo ahora me urge antender el problema con el imbécil de Edward Cullen.
—No olvidaste nada para hoy, sin embargo espero que no se te olvide que mañana nos veremos en La Push para tomar unas cervezas.
— Claro que estaré ahí. Ben incluso lo tiene marcado en el calendario.
Sonrió a mi amiga.
— Bien. Oye, cambiando de tema... he venido aquí porque necesito que me hagas un favor. Necesito que me digas el número de habitación en la cual de aloja un huésped.
Angela entrecierra los ojos en mi dirección.
— ¿Que huésped? — cuestiona con curiosidad.
Coloco ambos brazos en el mostrador y me inclinó hacía ella.
— Edward Cullen— suelto.
En cuanto digo su nombre Angela cambia su actitud de relajada a cautelosa.
—No puedo. Sabes que no puedo darte los datos personales de los clientes que se alojan aquí — dice ella.
Hago una mueca y doy un golpe sobre en el mostrador.
—Vamos, Angela, no te estoy pidiendo que hagas cargos a su tarjeta, solo que me digas en qué habitación se encuentra.
Angela niega una vez más con la cabeza.
—No me lo pongas difícil. Sabes las políticas de este pequeño hotel. Además puedes dejarle un recado y yo misma me encargaré de dárselo cuando baje.
Ruedo los ojos con fastidió.
— Vamos, soy tu maldita mejor amiga, ayudante y confidente.
—Lo eres. Pero las reglas son reglas y no puedo darte acceso a esa información. Mi padre dice que es un huésped muy importante y que debemos tratarlo lo mejor posible otra dar una buena impresión.
Arrugo el entrecejo.
¿Quién demonios era para que le dieran trato especial?
— ¿Qué tan importante puede ser ?
Angela se encoge de hombros.
— En realidad no lo sé, papá solo me ha dicho que debe de tratarsele lo mejor que se pueda para que el tipo se lleve una gran impresión de el lugar.
Hago un ruido de molestía, luego doblo una mano y apoyo mi cara sobre ella.
— Vamos Angy, necesito que me ayudes. Sabes que no molestaría a nadie si no fuera importante— vuelvo a insistir.
Angela me mira apenada.
—No puedo hacer más nada que llamar a su habitación y anunciarte— agrega ella como una alternativa.
— ¡No lo hagas!— exclamo apoyando ambas manos sobre el mostrador. Mientras tanto pongo a mi cerebro a trabajar en una buena respuesta para darle — . Bien. Voy a decirlo— confieso después de algunos segudos— . Ese tal Edward olvidó algo importante en el taller y quiero devolvérselo personalmente.
Llevo la mano a uno de los bolsillos de mis pantalones cortos y tomo el sobre que Seth me dio hace rato. Angela mira el sobre por unos segundos para después mirarme.
—Podrías dejarlo aquí y cuando baje...
Niego con la cabeza.
—Es importante que se lo de personalmente, ¿ entiendes? El otro día el fue al taller para arreglar su coche alquilado, pero desafortunadamente no pudimos hacerlo porque eran de los Black. Cuando se fue, olvidó llevarse esto. Ahora papá quiere que se lo entregue personalmente, dice que es un documento importante—.Hago una pausa para tomar airé y para seguir pensando en las mentiras encajen unas con otras y me crea; juro que la quiero, pero a veces es un poco terca y testaruda —. Mira, anunciarme no serviría de nada porque no conoce mi nombre y no creo que recuerde el nombre del taller. Pero si aún esto no sirve de nada para converserte, tendré que llamar a Charlie y le pediré que llame a tú padre para que le expliqué las cosas mejor.
Angela mira de nuevo el sobre y me mira con angustia. No tengo ni la menor idea si me cree o no. Sin embargo, sé que no quiere problemas con su padre y el supuesto nuevo "huésped importante "
La veo acercarse a la computadora que de encuentra en la esquina del mostrador, teclea algunas cosas antes de levantar la mirada en mi dirección.
—Bien. Cullen se encuentra en la habitación treinta y seis del tercer piso.
Le doy una de mis sonrisas más grandes.
—Claro. Bien, iré a dejar esto y bajaré enseguida— le sacudo el sobre de papel por delante. Después doy media vuelta y me dirijo al elevador.
Mientras el elevador sube los tres pisos, me imagino escenarios rápidos de las cosas que voy a decirle a ese engreído cuando lo tenga frente a frente. Un minuto después las puertas se abren, y no tardo en dirigirme a la habitación número treinta y seis mientras aprieto con fuerza el sobre que tengo en la mano.
Una vez frente a la puerta, toco con mis nudillos dos veces y espero. No hay respuesta. Golpeó un par de veces más fuerte hasta que del otro lado de la puerta se escucha a alguien de mal humor.
—¿Sí? — cuestiona al abrir la puerta.
Lo que sucede a continuación no tiene precio, pues él tipo solo está vestido con una toalla blanca alrededor de la cintura, dejándome ver su bien marcado abdomen como la vez anterior.
¡Mierda! Creo que he mojado mis bragas; él tipo está buenísimo. Me Obligó a apartar la mirada de su cuerpo bien tonificado y me concentro a lo que he venido hacer.
— Tú...— comienzo a decir con titubeos. Mi cabeza aún está un poco en blanco.
Él idiota me mira de mal humor.
—¿Qué es lo que quieres? — pregunta con tono hosco.
Aquello me hace reaccionar y recuperar el hilo de las cosas. Dirijo la mirada a sus ojos. Doy un paso en su dirección.
—No quiero esto — suelto, tendiendole el sobre.
Me observa de pies a cabeza, deteniendo su mirada por un momento en mis piernas y en mis pechos antes de mirarme de nuevo a la cara.
— Es el dinero suficiente para que te alejes de Rosalie ¿O es qué acaso quieres más?
La furia que hay dentro de mi se expande por todo mi cuerpo. ¡Dios! Quiero golpearlo, quiero empujarlo y tirarlo al piso, ponerme a horcajadas de él y... Detengo mis pensamientos cuando me imagino encima de él idiota teniendo sexo. ¡Mierda! ¿Qué estoy pensando?
Sacudo la cabeza para pensar mejor. No lo hago. Doy un paso delante y estampo con fuerza el trozo de papel sobre su bien definido pectoral.
—Creí haberte dejado bien claro que ese dinero podías meterlo por el culo.
Él coloca su mano sobre la mía y la aprieta un poco. Aquello hace que el calor de mi cuerpo aumente.
— Y yo creí haberte dejado bien claro que te alejaras de ella— gruñe.
Me rió sin gracia. Trato de quitar mi mano de su pectoral, pero se niega a soltarme. Me levanto un poco sobre mis puntas de los pies para estar un poco a su altura, demostrándole que no le tengo miedo, pero la coronilla de mi cabeza solo alcanza su nariz.
—Sueltame—gruño, molesta.
—¿O sino qué? — replica, bajando un poco su cabeza para quedar más o menos a mi altura. Su boca se alinea contra la mía. Siento su aliento rozar mis labios.
Una parte racional me dice que me aparte de él y me vaya, pero la otra quiere seguir con esto y averiguar hasta donde termina. Bajo la mirada deteniéndose por unos segundos en su boca, para luego seguir bajando hasta que estoy observando su mano sobre la mía.
Lo escucho respirar fuerte y pesado.
¡Mierda!¿ Es qué acaso esto era tensión sexual? Sí, definitivamente se sentía así. El me desea al igual que lo hago yo. ¿ Esta bien? No lo sé, sin embargo de alguna manera tengo que terminar con esto y alejarme de aquí.
— No quiero tu asqueroso dinero. T tómalo y lárgate de aquí. Ahora, déjame en paz — gruñó. haciendo presión sobre su pectoral con mi dedo. Al parecer creo que estoy haciéndole un poco de daño con la uña, porque él cierra los ojos con fuerza y hace una mueca.
— Estoy tratando de solucionar esto, pero tu no estas siendo muy cooperativa— susurra por lo bajo para luego abrir los ojos y mirarme. Con la palma de su mano sobre la mía, la aprieta un poco y después la jala hacia abajo y me acerca a su cuerpo, así que mi cuerpo se estrella contra él y puedo sentir su erección sobre mi abdomen.
Carajos! ¿Esto era real? ¿De verdad estaba pasando?
Mis ojos van a los suyos, buscando algún tipo de explicación, pero lo único que veo es como se han oscurecido a causa del deseo. Me estremezco.
Trago saliva con dificultad. ¿Qué hago? ¿Qué tan malo sería un acostón con Edward Cullen? Solo seria una tarde de fantasía. Nada podría complicarse: pasar una tarde de sexo con él para quitarme las ganas. ¿O si? Mi cabeza se bloquea. Debo decir algo, pero estoy teniendo un ataque de algo porque no puedo pensar con claridad.
— ¿Qué es lo que quieres...
— Por el momento esto— suelta antes de que
pueda acabar la pregunta.
Su rostro baja unos pocos centímetros más y estrella sus labios contra los míos. Con su lengua me obliga a abrir la boca . No tardo en darle acceso a ella y subir los brazos a su cuello. Me arrastra dentro de la habitación para después cerrarla de una patada y empujar mi cuerpo contra la puerta.
— Te deseo— suelta, dejando besos húmedos sobre mi cuello.
También lo hago. En lugar de decirlo llevo mis manos a la nuca, tomo su pelo y doy un pequeño tirón hacia atrás. Por un segundo nuestras miradas se encuentran y después lo beso fuertemente, deslizando mi boca por su barbilla y dejo que mis dientes raspen su mandíbula.
Gruñe .
— Otra vez— ordena.
Lo hago nuevo.
Rodeo las piernas alrededor de su cintura y el nos lleva a la cama. Al llegar a ella me baja al suelo. No pierdo un momento y tanto el como yo llevamos las manos a mis pantalones cortos. Los bajo por mis puernasby de una patada los arrojo al suelo. Me tumbo sobre la cama y lo espero. El por el contrario, se ha desecho de la toalla, así que me da una vista de lo bien dotado que es.
Me muerdo el labio con impaciencia. Él sube a la cama hasta llegar a mi y me besa. Después lleva las manos al dobladillo de mi blusa y la saca.
— No la vamos a necesitar— dice, inclinando su cuerpo hacia el mío para besarme de nuevo. Coloco las manos sobre su pecho y lo aparto un poco.
¡Mierda! No hay preservativos y la cosa estaba poniéndose buena.
— ¿Vas a cambiar de opinión ? — cuestiona.
— No traje condones.
El ríe un poco con una voz sexy que es más gruesa que la que normalmente tiene. Me agrada y me exita. Edward estira la mano a la mesita de noche, lo abre y saca un par de ellos.
— Estos pueden servir.
Asiento. Ahora si que las cosas se ven mejor. Así que paso mi legua delineando sus labios.
— Bien. Porque voy a follarte— suelto más atrevida.
Paso las manos por encima de sus hombros y lo atraigo a mi en un apasionado beso y cambio de posición para que sea yo la que quede arriba de él. Edward aprovecha el cambio de posición para tomar el elástico de mis bragas y bajarlo. Lleva una mano a mi centro.
—Estás húmeda y depilada— suelta con tono ronco mientras uno de sus largos dedos va directo a mi clítoris para frotarlo un poco —. Me gusta esto —dice para luego meter uno de sus largos dedos en mi ya empapado centro.
Gimo sobre su boca para luego comenzar a mover las caderas contra su mano. ¡Dios! se siente muy bien. Él no tarda en encontrar un ritmo. Luego introduce un segundo dedo y los curva un poco. Me estremezco cuando lo hace, pues ha encontrado un punto perfecto. Cierro los ojos con fuerza mientras disfruto y me olvido de todo lo demás . Por ahora no me importa nada, lo único que quiero es conseguir un buen orgasmo.Llevo una mano a mi clítoris y lo froto en círculos para el placer.
— ¡Mierda! — mascullo por lo bajo. No creo aguntar mucho más.
— Damelo— susurra contra mi boca.
Co su mano libre baja las copas del sosten para liberar mis pecho. Se inclina y toma uno de mis pecho en su boca y comienza a succionar.
¡Mierda!
Todo mi cuerpo comienza a temblar y exploto como una palomita de maiz. No se donde comienza y termina mi cuerpo. Las olas de placer son tan intensas que entro a un tipo de trance. No sé si estoy yendo o viniendo. No sé estoy siquiera respirando o no, solo sé que esto es muy bueno.
Cuando el alma ha regresado a mi cuerpo, soy consciente de que el esta aquí. Abro los ojos y sonrió como una tonta.
— Pensé que te habías desmayado— dice, mientras lleva uno de sus dedos a la boca y lo chapa con fuerza— .Delicioso. Sabes bien.
Casi me sonrojo. Nadie habia hecho eso antes. Me recupero rápido y llevo la mirada a su polla que aún esta firme como el asta de una bandera.
Abro el cajón de la mesita de noche , tomo uno de los condones.
— ¿Estas listo?
Me da una sonrisa engreída.
— ¿Tu que crees?
Ruedo los ojos con fastidio y me acerco a él. Tomo su polla en mi mano, acaricio un poco.
— ¡Mierda! — gruñe.
Abro el condon y lo coloco sobre él.
— Tumbate — ordenó. El alza una ceja , pero hace lo que le digo. Suposiciona en el centro de la cama y me observa mientas me subo arriba de él. Lo tomo y lo posiciono en mi mi entrada para luego bajar lentamente sobre su falo. Ambos soltamos un gemido. Se siente demasiado bien.
Lo miroba los ojosby comienzo a subir y bajar sobre su polla tratando de encontrar un buen ritmo para ambos. Él comienza a moverse, interrumpiendo lo que estoy haciendo.
—Ey. No te atrevas a moverte— digo en tono de advertencia. Edward me mira expectante, pero es obediente. Luego lo obligo a recostarse y apoyo las manos sobre su pecho y comienzo a subir y bajar de nuevo: Una, dos, tres veces. Por su parte comienza a subir y baja sus manos desde las piernas a mis nalgas y me ayuda a cabalgarlo mejor.
—Eres increible— suelta.
Bajo la mirada hacia él y me doy cuenta que me está mirando fijamente.
—¿Sí ? — cuestiono.
—Claro. Tienes el poder de exitarme al mismo tiempo que me haces encabronar.
Paro por un momento y lo miro fijamente.
—Sabes, me provocas lo mismo Cullen. Eres irritante e insoportable, pero me agrada esto que estamos asiendo —digo rodando un poco las caderas— .No lo arruines y quédate callado por algunos minutos , por lo menos hasta que termine de cabalgarte.
Suelta una carcajada. Luego se levanta un poco hasta que su rostro queda a escasos centímetros del mío.
—Termina tu paseo, vaquera— dice para luego volverse a recostar. esta vez colicando sus brazos por encima de la cabeza.
Comienzo a moverme de nuevo. Arriba, abajo. Una, dos, tres veces hasta encontrar el ritmo perfecto para ambos.
Al pasar los minutos estoy volviéndome loca. Estoy cerca. Así que aceleró el ritmo de las estocada. Edward se endereza y coloca las manos en mis cadera para ayudarme a subir , bajar y crear mas fricción. Encoge las piernas y me sostengo de ellas. Ahora comienzo a a follarlo frenéticamente. Mientras rebotó sobre el, aprovecha para inclinarse y tomar uno de mis pechos.
Mierda!
Ya no puedo aguantar más y exploto como una granada por segunda vez. Me dejó ir mientras aplastó mi cara está sobre su cuello. Gimo fuerte mientras las olas de placer invaden mi cuerpo. Él da dos estocadas más y el también está es ese punto porque gruñe mientras su cuerpo tiembla debajo de mi.
¡Dios! No recordaba que el sexo fuera así de bueno.
Cuando las cosas se calman un poco, me hago a un lado y él sale de mi interior. Se levanta de la cama para ir a baño.
Por mi parte me obligo a rodar sobre la cama "Solo cinco minutos y me iré", me digo mentalmente. Cierro los ojos para poder calmar mí respiración. No me doy cuenta cuando fue que me he quedado completamente dormida.
~~~~~~~~~~~~~~~
Amor desastrozo
~~~~~~~~~~~~~~~
Esta historia será semanal ya que estoy explotando la única media neurona que me queda * guiño* saben de mis horrores allá arriba.
Nos vemos en una semana
