aviso legal: Los personajes de S.M, la historia es algo que me invente.
~~~~~~~~~~~~
AMOR DESATROSO
~~~~~~~~~~~~
Abro los ojos me doy cuenta que todavía estoy en la habitación de Edward Cullen. ¡Diablos!¡ Mierda! Debí irme hace mucho tiempo atrás.Cierro los ojos con fuerza por un momento y los recuerdos vividos de la noche anterior vienen a mi un segundo después.
¡ otra vez mierda!
He sido estúpida e idiota al dejarme llevar por mis bajos instintos y todo lo que ese idiota provoca en mi cada vez que lo tengo de frente.
¡ Demonios! No puedo arrepentirme de lo sucedido, me ha gustado. Mucho. Y si no fuera porque ahora tengo un poco de sentido común, volvería a repetir.
Llevo una mano a mí cara y la froto para quitarme el sueño.Al mismo tiempo el idiota mueve una pierna, fotandola contra la mía. Me congelo en mi sitió, al mismo tiempo que, por tener los ojos cerrados, nuevos recuerdos invaden de nuevo mi cabeza, lo cual me hace estremecer y sentir un latigazo de deseo en la entrepierna.
Necesito con urgencia salir de aquí lo antes posible.
Sin hacer movimientos muy bruscos, me levanto de la cama y camino lo más silenciosamente posible por toda la habitación para recoger mis pantalones cortos, la camiseta, el sostén y...¿Dónde carajos están mis bragas?
Echó una mirada rápida por la habitación. No las veo por ningún lado.
¡Maldita sea! No voy a perder más el tiempo en buscarlas y voy a irme así.
Me coloco los pantalones cortos, seguido por la demás ropa. Voy hacía el espejo que se encuentra al otro lado de la habitación para tratar que mí cabello no luzca tan despeinado. No lo logro del todo, pero por lo menos logro hacerme una pequeña coleta. Por último voy por mis zapatos y me dirijo a la puerta. Cuando estoy por girar el la cerradura, recuerdo que me estoy olvidando de las llaves de la motocicleta.
De mala gana dejo los zapatos en el suelo y antes de que pueds levantarme veo el maldito cheque. Lo tomo y antes de dejarlo en un lugar visible para que cuando el imbécil despierte pueda verlo, comienzo una nueva búsqueda por toda la habitación en busca de las malditas llaves. Cinco minutos después estoy dándome por vencida las malditas no están por ninguna parte; mágicamente las hijas de puta se han ido.
Cómo última opción me acerco a una de las esquinas para buscarlas mejor. Edward elije ese momento para girarse sobre cama y murmura algo entre sueños que no logro entender.
Me quedo quieta como una estatua y no me muevo hasta que me aseguro que su respiración es lenta y regular.
¿Dónde podrían estar?
Veo las mesitas de noche que se encuentran a los costados de la cama. Deduzco que pude que estén ahí porque es el único lugar donde no he visto. Respiro profundamente y me acerco al lado donde él se encuentra; es probable que las haya tomado para esconderlas y fastidiarme.
Con mucho cuidado de hacer algún ruido que pueda despertarlo voy hacía en el cajón y lo abro de a poco, este hace un ruido como si estuvieran aporreando a un gato. ¡Maldita sea! .
Hago un segundo intento, esta vezlo abro lo más lento posible y solo lo suficiente para poder ver dentro. Cuando por fin he logrado abrirlo un par de centímetros, echo una miradita dentro y... ¡Bingo! Ahí están. Las agarro y hago un brusco movimiento y estás se caen al suelo haciendo demaciado ruido para mi gusto.
— Mierda— susurran a mi costado.
Dirijo la mirada hacia Edward y también maldigo en voz alta por ser tan tonta, pues mis esfuerzos por ser silenciosa se han ido al caño. Tomo las llaves del suelo y me incorporo para irme.
— Mierda— vuelve a repetir , rodando por la cama. La sábana que cubre su cuerpo resbala y me deja ver parte de su buen contorneado trasero.
Apartó la vista y doy media vuelta para no sentirme tentada.
Maldice de nuevo.
Me cruzo de brazos, claramente molesta.
— Ni creas que voy a disculparme por robar tu virtud— me burlo con tono malicioso.
El sonido que hace a continuación parece ser una risa ahogada sobre la almohada.
Se gira para mirarme.
— No es mi virtud la que me preocupa— declara, conteniendo una sonrisa en sus labios.
Levanto una ceja en su dirección.
— ¿ Ah, no? —cuestiono.
Niega con la cabeza. —Se sienta sobre la cama.
— No. Sin embargo me preocuparía si en algún futuro un novio tuyo va detrás de mí. ¿ Debo preocuparme por eso Isabella?—dice, pasando una mano por su alborotado cabello.
¿Qué mierdas le importaba si tenía un novio o no?
arrugó la frente.
—Y que me dice de ti. ¿Tienes novia? — suelto sin siquiera procesar correctamente las palabras en mi cerebro antes de abrir la boca.
Su sonrisa se hace grande.
— Creo que sería justo que respondieras primero a mi pregunta.
Me encojo de hombros para luego mirarlo con diversión.
— ¿Qué harías si te dijera que sí?
Lo observo atentamente mientras espero su respuesta.
—Cuidaría mis espaldas mientras esté en este pueblo.
Aunque parece ser imposible, mi sonrisa se hace más grande. Luego finjo estar sorprendida.
—¡Oh, carajo! Espera. ¿ Es que acaso me estás preguntando si tengo novio o no, para que en dado caso que te diga que no puedas declararte o alguna mierda parecida? — vuelvo a decir con tono burlón.
Sonríe de medio lado.
—En absoluto. Solo quiero asegurarme de que no habrá problemas con alguien más en un futuro por lo que pasó anoche. ¿Debo estar alerta, Isabella? — vuelve a preguntar.
Quizá fuera verdad que le preocupaba que un novio enfadado lo persiguiera para holpearlo. O... quizá insinuaba que era una promiscua. ¡Diablos! Eso me encabrona, pero decido ignorar su posible insultos, me encojo de hombros y me pongo sería. Es momento de dejar las cosas claras y marcharme de aquí
—No voy a responder a eso . Pero quiero que tengas en claro, que sí sigues con esa nefasta actitud de egocentrismo, habrá consecuencias, niño bonito. Alguien podría buscarte y darte una buena paliza en mi nombre. Quizá hasta yo podría dartela.
El gesto de su cara no cambia, sigue con aquella sonrisa marca registrada.
— ¿Es una amenaza? — pregunta con una ceja arqueada.
Me encojo de hombros.
— Puedes tomarlo como quieras. Y para que te quede bien claro... Te pido. No. Te exijo que dejes de querer sobornarme. No quiero un centavo que venga de ti — suelto. Después pongo el cheque que encontré cerca a la puerta y estampó contra la mesita de noche para después irme y no mirar atrás.
Me apoyo en una de las esquinas del elevador para colocarme los zapatos. Cuando las puertas se abren para avisarme que estoy en la planta baja, asomo la cabeza y miro a ambos lados para asegurarme de que nadie me vea. Me acerco a la salida y en la esquina, me asomo una vez más, está vez para asegurarme que no hay nadie en la recepción. La suerte parece estar de mi lado porque no veo a nadie cerca.
Estoy lista para tomar carrera cuando alguien toca mi hombro desde atrás.
—Me imaginaba que aún estabas aquí— La voz de Ángela se escucha detrás de mí.
Brinco sobre mi lugar.
¡Mierda! No la he escuchado acercarse. Me giro hacia ella.
—Casi haces que me cague encima.
Angela Sonríe.
—Esa era la intención. Maldita sea, Bella ! ¡Me mentiste! Fui una tonta al creer que lo que dijiste era verdad.
—Lo siento, Angy. Las cosas se complicaron.
—Ya lo veo — suelta, echándome una miradita de arriba abajo a mi desaliñada ropa— .¿Qué fue lo que hice para merecer tu desconfianza? — cuestiona ella
Niego con la cabeza.
—No desconfío de ti. Si no te conté nada cuando llegue, fue porque contarte lo que pasaba iba a quitarme tiempo para lo que quería hacer.
Angela pasa por mi lado y la sigo para llegar al mostrador de la recepción.
—¿Y lo lograste? — cuestiona.
Niego de nuevo.
—No. Las cosas se complicaron más de lo que debería.
—¿Qué pasó?— pregunta antes de dejar algunas cosas de higiene personal en un carrito. que está del otro lado del mostrador.
—Si te lo cuento no vas a creerlo.
Ella sonríe.
—Inténtalo.
Tomo una respiración larga y profunda y le cuento absolutamente todo con lujo de detalle; somos mejores amigas desde el instituto y hemos contado la una con la otra en las buenas y en las malas. Así que ella tiene mi entera confianza.
Cuando mi relato acaba, la veo abrir y cerrar la boca.
—¿Cómo te sientes con eso? — cuestiona de repente.
Ruedo los ojos para luego reírme.
—No eres mi maldita psicóloga— le suelto. Ambas reímos por esa broma.
—Es en serio, Bella.¿ Cómo te sientes al respecto?— pregunta cuando las risas se han acabado.
Paso una mano por mi cara con frustración antes de responder.
—Fatal. Me siento como una gran tonta por lo que hice. Y hasta cierto punto creo que fue un maldito error.
Levanto la cara y le doy una miradita, Angela arruga la frente
—¿Porque hasta cierto punto? — pregunta.
Dejo caer la cara al mostrador a forma de rendición, dando un ligero golpe sobre mi frente.
—Porque me ha gustado — suelto. Levanto la cara y la miro.
— Que nos guste el sexo es normal, ¿no crees?
— Sí. Pero no es normal que te guste el sexo con la persona que te cae mal.
Angela me da unas palmaditas en la espalda.
— ¿Que piensas hacer después?
— Nada. Solo fue sexo bueno y ya . Espero que pronto se vaya del pueblo.
— Pero no crees que eso complique las cosas con esa tal hermana tuya, Rosalie?
Levanto la cara y vuelvo a mirar a mi amiga.
— No es como si vaya a ir contándolo por ahí a todas las personas que vea.
— En eso tienes tienes razón. Solo no dejes que tu media hermana no se entere que follaste con su primo.
Asiento con la cabeza. Luego me alejo un poco del mostrador y me preparo para irme.
—Necesito ir a casa.
Angela asiente.
— Bien. Nos veremos por la noche, ¿ cierto?
— Claro— digo , luego me marcho.
Al llegar a casa tomo un baño largo . Cuando salgo me pongo ropa cómoda . Faltan cuatro horas para ir al trabajo, así que pongo la alarma y trato trato de dormir un poco. No funciona. Entonces me levanto y voy al garaje por un par de cajas para comenzar las cosas que quiero llevar a mi nueva casa.
A las siente treinta, mi madre toca en la puerta de la habitación un par de veces antes de asomar la cabeza.
— ¿Qué estás haciendo, Bells? — pregunta mamá.
Me giro hacia ella.
— Estoy comenzando a guardar algunas cosas para comenzar con la mudanza.
Ella se acerca y se sienta sobre mi cama.
—Oh, cariño. ¿De verdad vas a dejarnos? — dice, haciendo una cara triste.
Doy un ligero golpecito sobre su hombro.
— No te pongas así, má. Bastante me he tardado en volar del nido ¿no crees? — bromeó.
— A tu padre y a mí nos gusta tenerlos en casa.— Suelta un pesado suspiro, como si estuviera resignada a algo — . Bueno, quizás es un buen momento para dejarlos ir para que pronto me traigan nietos.
Arrugó la cara con desagrado ante sus palabras. ¡ Dios, no!
Algún día pensaba ser madre? Quizá, pero no en este momento de la vida. Quizá en unos diez años. Si llegaba hacerlo, claramente sería una madre soltera, porque no me apetecía o imaginaba estar con alguien para compartir eso.
Parpadeo varias veces para volver a la realidad.
— Conmigo no cuentes almenos durante los próximos diez o quince años. Pero si quieres nietos pronto puedes decirle a Emmett y Jake... Incluso Seth — Bromeó. Me río fuerte al decir lo último.
Mamá hace una mueca de desagrado cuando menciono al más pequeño de la casa.
— Seth es muy pequeño para eso, cariño.
— Yo también— me defiendo.
Ambas reímos por un rato y hacemos algunos chistes relacionados en el tema. Luego de eso mamá se ofrece a ayudar antes de bajar a desayunar, pero le digo que todo está bien, que he terminado por el momento.
~~~~~~~~~~~~~~~~~
AMOR DESASTROSO
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Si llegaron hasta aquí gracias.
Me pondré al corriente con los capítulos para traerles los nuevos.
.Gracias por sus comentarios a: mr puff, jane,nifiac10
