RinMakoto. El campamento fue algo que sirvió, aunque para Riko y Yato fue para liberar esa tensión que se tenían entre ambos.
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Sin más, comencemos…
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El campamento seguía su orden normal, aunque se notaba la tensión que había entre los miembros que integraban el grupito de acampada.
- Ya casi estará, no se preocupen – Riko decía mientras frotaba un poco algunas ramitas hasta que una llamita surgió.
- Guau, quedó genial.
- Es Rikorin de quien hablamos – Naomi decía a lo que rubia solo sonrió orgullosa de lo que hizo.
- Muy bien, entonces es hora de cocinar los malvaviscos – exclamó Yato el cual sacó los dulces y se pusieron a asarlos.
Todo estuvo en silencio un momento, aun así, se mantenía un buen ambiente entre ambas parejas ya que no se despegaban de sus lados. Riko y Yato asaban los suyos felices, por su lado, Ayato y Naomi seguían con lo suyo, pero se notaba que la cercanía era más evidente con Riko y Yato.
- Realmente este es un buen lugar para acampar.
- Lo es, mi padre y yo lo hemos hecho varias veces acá, de suerte no hay animales salvajes.
- ¿Segura?
- Sí, no hay animales salvajes… bueno, al menos no desde que hemos venido con mi padre – la confesión de Riko dejaron en silencio a los demás.
- Rikorin… tuviste que haber dicho esto antes.
- Es que como no ha pasado nada, entonces no lo vi necesario.
Los demás decidieron dejar eso de lado mientras se dedicaban a seguir esperando a que los malvaviscos estuvieran listas, esto acabó segundos después.
Ya con eso, se dedicaron a dormir en sus tiendas de acampar, y como era de esperar, chicos y chicas se fueron a las tiendas que les correspondían.
La noche sería calmada para los 4.
O al menos eso parecía.
Yato se despertó pasadas unas horas desde que se habían acostado, revisó su celular notando que era la 1 de la mañana, por lo que salió de la tienda.
Al ver al cielo, notó la gran Luna en estado de Luna Creciente adornando el firmamento, así como muchas de las estrellas que formaban la Vía Láctea.
- Supongo que por la luz de la ciudad, no se puede ver una vista así de bella.
- Pues créelo – justo Riko apareció detrás de él, aunque lo asustó por ser tan repentino – ups, lo siento, no fue mi intención asustarte.
- Es que apareciste de la nada y me hablas así, cualquiera se asustaría – luego de un momento, las cosas se calmaron para que lo hablaran de forma relajada.
- ¿Por qué te despertaste?
- No lo sé, me desperté así como así.
- Bueno, ahora que estás despierto, ¿Qué tal si vamos a dar una vuelta? Solos tú y yo – el chico asintió y se fueron ambos solos al bosque.
Para ser precavidos, llevaron linterna para no tener que perderse en algo que no veían. Mientras los hacían, se aseguraban de que nada viniera a ellos.
Ambos siguieron caminando hasta que se toparon en el mismo sitio en donde horas antes habían tenido su momento amoroso, todo esto les hizo sonrojarse un poco.
- ¿Qué buscamos Riko-chan?
- Nada importante, solo quiero ver si encontramos algo interesante, nunca salí con mi padre a estas horas porque era peligroso.
- Pero ¿segura que no hallaremos algún animal salvaje?
- No te preocupes, como dije, no he encontrado algún animal – los dos siguieron en lo suyo, aunque en un momento, dejaron la linterna a un lado para poder besarse.
El deseo que tenían ambos fue consumado cuando buscaron ramas y eso es algo que disfrutaron, pero ahora que era de noche, sin nadie que los interrumpiera, aprovecharían para hacerlo.
La ropa había volado y lo único que se escuchaba eran gemidos de parte de la rubia, así como el sonido de sus cuerpos frotándose entre sí. Todo parecía ir en calma para el momento amoroso de Yato y Riko, no obstante, esos mismos sonidos parece que atrajeron la atención de alguien.
- Rrrrrr.
- ¿Dijiste algo Riko-chan? – Yato susurró deteniéndose un momento.
- N-No… no dije nada ¿Por qué?
- Escuché algo como un rugido, pero suave.
- No creo que haya sido nada, adelante, sígueme…
- Rrrrrrrr – de nuevo se escuchó ese gruñido, pero con algo más de fuerza.
- ¿Qué fue eso? – ahora Riko parecía haberse dado cuenta, se separaron y subieron sus ropas interiores y buscaron la linterna hasta que el chico la encontró.
- Solo espero que no sea… – cuando la luz del aparato se encendió, lo primero que alumbró fue algo peludo casi delante de Yato, solo para ir subiendo lentamente ante la mirada del chico la cual se iba tornando cada vez más con terror, ni que decir de Riko quien iba sintiendo lo mismo cada vez más.
- Oh mierda.
- ¡ROAAAAAAAAAAAAAR! – el fuerte rugido los alertó.
- ¡Un oso! – ya sin más que perder y olvidando su ropa, estos decidieron correr a todo lo que sus piernas daban.
Ambos hacían trabajar mucho a sus piernas, todo mientras el animal iba tras ellos, cada vez más cerca, pero Yato deslumbró un árbol el cual estaba lo suficientemente bajo como para poder subirlo con su novia.
- ¡Riko-chan, subiremos a ese árbol!
- ¿Qué?
- ¡Mira esa rama! – señaló con la luz de la linterna – cuando estés cerca, salta todo lo que puedas y la agarras, luego nos impulsaremos para arriba para estar a salvo.
- ¡De acuerdo, lo que sea para huir de este animal!
Justo cuando estuvieron cerca de la rama y con el oso pisándoles los talones, ambos chicos saltaron con fuerza sin importar que la linterna cayera en el proceso. Para suerte de los dos, la alcanzaron, justo cuando el animal pasó por debajo de ellos siguiendo su camino.
Yato se subió primero a la rama ayudando luego a Riko a subir, los dos se quedaron en silencio esperando que el oso se fuera y estar seguros de poder bajar.
- Pues animales salvajes si hay – susurró el chico teniendo abrazada a Riko demasiado cerca de él, pero a la rubia no le importaba eso.
- Es la primera vez que veo un oso así de cerca.
- Esperemos un momento más, no sé en sí que dirección tomó el oso, la linterna cayó en el salto – el silencio reinó un rato hasta que a la rubia se le vino algo importante a la mente.
- El oso puede ir hacia donde están Nao y Ayato-san – la rubia sintió el cuerpo de su chica tensarse sabiendo que esto era verdad.
- Tenemos que ir a avisarles de alguna manera.
Por el lado de los otros dos, estos se despertaron cuando escucharon los gritos de Riko y Yato, dándose cuenta de que no encontraban con ellos.
- ¿Yato? ¿Qué te hiciste Yato? – Ayato se despertó buscando a su hermano, aunque no se esperó que Naomi apareciera del mismo modo.
- Ayato-san, ¿has visto a Rikorin?
- No, estoy buscando a Yayo también – el chico suspiró un poco – justo escuché unos gritos y me desperté notando que él ya no estaba.
- Yo también – la peli negra se quedó en silencio un momento – solo espero que no les haya pasado nada.
- No entiendo que fueron esos gritos, de haber sido algo nos hubiéramos dado cuenta – Ayato decía – ¿vamos a buscarlos Takagi-san?
- De acuerdo – fueron por la otra linterna que tenían y con eso, partieron en busca de Riko y Yato.
El oscuro bosque parecía un sitio aterrador a esas horas, pero lo que fuera necesario para encontrarlos a los dos, además de que Ayato ayudó a Naomi a entrar por el miedo que tenía.
Fueron con cuidado apuntando todo el camino para no encontrarse con algo que los pudiera hacer caer y lastimarlos.
Pero lo que los dos no sabían es que algo se les iba aproximando a paso lento y los observaba desde la oscuridad.
- No los encuentro, solo espero que no les haya pasado algo – susurró el chico que seguía junto con la peli negra.
- Espero que Rikorin y Yato-san estén bien.
- Yo igual lo espero, al menos sé que él no permitirá que algo le pase a Saginuma-san, se nota que los dos se quieren.
- Lo sé, Rikorin no es muy buena ocultando eso – ambos rieron un poco, aunque por un momento, escucharon algo como si se estuviera acercando.
- ¿Oíste eso?
- Sí, ¿serán ellos? – Yato alumbró con la linterna tratando de ver que era lo que venía, pero se arrepentiría de lo que miró.
Dos puntos rojos en la oscuridad los veían desde no muy lejos, rojos por el brillo de la linterna, pero que a la vez se podría decir que era como la sangre misma.
Y el gruñido que soltó fue lo que los hizo saber que estaban en peligro.
- E-Eso es un…
- Sí… es un oso – se escuchó el tragar saliva de Ayato – cometí el error de alertarlo de donde estábamos.
- ¿Y ahora qué hacemos?
- Por el momento no te muevas, puede que no nos haya visto y tal vez se vaya – el animal se quedó quieto por un momento, pero de repente comenzó a ir hacia donde estaban ambos.
- ¡ROAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAR!
- Olvida lo que dije Takagi-san, ¡huyamos! – sin importarle nada más, Ayato tomó a Naomi en brazos y corrió a lo más que le daban las piernas.
- ¡Ayudaaaaaaaaaaaaaaaa!
El grito de Naomi llegó a los oídos de Yato y Riko quienes habían bajado del árbol e iban con camino hacia el campamento, justo cuando la voz de la jugadora peli negra los alertó.
- ¡Nao!
- Creo que se encontraron con el oso. Debieron ver que no estábamos en las tiendas y fueron por nosotros.
- ¡Tenemos que ir a evitar que ese oso les haga daño! – el chico asintió por lo que sin más, corrieron hacia donde se podrían encontrar sus amigos.
De vuelta con Naomi y Ayato, estos seguían huyendo del cuadrúpedo animal que les pisaba los talones, los rugidos se iban haciendo cada vez más fuertes.
- Tengo una idea… Takagi-san… por favor confía en mí.
- ¡Confío en ti! – con eso, el mayor de los gemelos siguió su paso, había divisado el lago por lo que sin pensarlo dos veces, este saltó junto con Naomi hacia el agua.
Se fueron hundiendo poco a poco, pero el joven fue nadando hasta que llegaron algo lejos de la orilla, ahí fue cuando salieron por la falta de oxígeno en sus pulmones.
- Eso fue… peligroso.
- Lo sé, pero era el único método que se me ocurría para poder salvarnos – ambos vieron hacia la orilla en donde el oso se había detenido al ver que sus dos presas se habían ido. Segundos después, abandonó el sitio.
- Estuvo cerca.
- Por el momento deberíamos ir nadando hasta que sea seguro salir, además, lamento si el agua está fría, es que estamos de madrugada.
- Creo que… me dará gripe después – sin más, la pareja estuvo así un momento así hasta que se sintió que era seguro para salir de ahí.
Anduvieron así unos minutos hasta que de casualidad, justo se encontraron con Riko y Yato quienes fueron a su encuentro, luego de calmarse unos momentos más, hablaron de mejor forma.
- Al final el mismo oso nos hizo cagarnos del miedo.
- Menos mal que todo salió bien, pero habría que estar atentos a que no vuelva – Ayato exclamó.
- Buena idea, no podemos tomar el tren a estas horas, pero igual siento que esto fue más emocionante.
- Y que lo digas, dio hasta miedo.
- Como sea, tengo que decir que este campamento dejó experiencias muy buenas – sonrió Yato el cual abrazó a Riko quien solo sonrió un poco por eso, algo que Naomi y Ayato los sorprendió.
- Rikorin, ¿acaso tu…?
- ¿En serio Yato? ¿Tú y Sagimuna-san están…?
- Sí, tengo que decir que nos dimos cuenta de nuestros sentimientos por el otro, pues resumiría que ahora somos pareja.
- Bueno, supongo que no se puede hacer nada, además de que me alegro que sea – Ayato se dirigió hacia la rubia – Saginuma-san, por favor, cuida de mi hermano, no dejes que haga estupideces.
- Ni que fuera un niño chiquito.
- No te preocupes, lo cuidaré de que no haga nada tonto.
- Riko-chan, no es chistoso – las risas sonaron entre los otros 3 por la broma, ni que decir de Yato que solo rodó los ojos por eso.
- Pero hay una cosa más – Naomi dijo – ¿Qué habrá pasado con ese oso?
- Ni idea Nao.
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En otro lado, el mismo oso fue corriendo hasta que encontró otro grupo de campistas, no obstante, esta vez no fue lo mismo.
- ¡Aoba Kick! – un chico de cabello naranja exclamó mientras le daba una patada al cuadrúpedo el cual se quedó atontado.
- ¡Aoba-kun!
- No te preocupes Aoi-san, sé cómo domar a estos animales, ya lo hice una vez, lo haré de nuevo – el joven peli naranja se puso firme frente al oso el cual acabó huyendo por el aura que poseía el chico.
- No hagas eso de nuevo, puede ser peligroso – decía una chica de cabello morado.
- Si estoy para protegerte, entonces lo haré, Aoi-san.
- ¿Pasó algo chicos? – dos personas más hablaron.
- Yoshimi-Senpai, Tenma, no se preocupen, estamos bien.
- Que bueno, ya estarán listas las salchichas – sin más, los 4 se reunieron a la parrillada que estaban organizando, siendo que de suerte, ese oso no los molestaría por un buen tiempo.
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Continuará…
