Esta vez sería algo diferente para Ángel ya que acompañó a sus hijas hacia un funeral.

- Lastimosamente esto no se puede evitar – susurró Ángel mirando a los invitados en el evento el cual era de mucha tristeza.

- ¡Papá! ¡Papito!

- ¡Querido, ¿Por qué te fuiste?!

- No esperé que Anna tuviera que vivir esto a esta edad – susurró Akemi. El funeral era del padre de una amiga, por lo que por respeto a la familia, asistieron.

Ángel veía esto con algo de nostalgia, además de ser alguien que había vivido muchas eras, conocía a la perfección esa sensación de ver partir a alguien querido para uno.

Pasó a ver al difunto quien ya parecía haber partido hacia el más allá, ya viendo su rostro decidió salir un momento.

- Aperi mihi portas et deduc me ad introitum quietis aeternae (Ábranme las puertas y guíenme hacia la entrada del eterno descanso) – al decir esas palabras, una puerta estilo japonesa apareció y sin más, entró ahí.

El portal le guío directo hacia el monte Yomotsu en donde nada más arribar, sacó sus alas para ir a buscar el alma del señor que recién había muerto.

No tardó nada en encontrarlo, caminaban como toda alma hacia el agujero de la montaña en donde nada más verlo unos momentos, notó como este al final acabó cayendo ahí, dando a entender que había descendido al Inframundo.

La reina de los demonios voló rápidamente hacia el agujero de la montaña en donde unos minutos después, llegó al Inframundo.

Todo este sitio había cambiado de enorme manera cuando Hades fue derrotado. Ahora su esposa Perséfone se encargaba de regir sobre el Inframundo, aunque esta vez, todo era diferente.

- Parece que todo marcha mejor desde que el idiota de Hades fue desaparecido de la faz de la existencia – susurró la peli blanca que siguió volando, pero nada más llegar a la entrada del Inframundo, volvió a ver al señor por lo que decidió seguirlo a ver cómo era el rumbo al descanso.

- No puedes entrar aquí sin pagar el tributo a ser pasado – un nuevo Charon de Caronte se encontraba cumpliendo el papel de su antecesor.

- Supongo que hay cosas que no cambian – la demonio sacó una moneda de oro – ahora llévame a dar un paseo.

- Suba – unas almas después y el barco fue navegando por el río Estigia. Ángel solo cerró los ojos un momento sintiendo la suave brisa del Inframundo dándole, además de que era relajante viajar así.

- Vaya, esto me recordó a Eneas cuando vino al Inframundo hace tiempo, que recuerdos – dijo esta sonriendo mientras de nuevo, su mente le hizo recordar ese suceso.

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Flashback

Cuando el poderoso Hércules se puso a realizar sus 12 trabajos que lo harían muy famoso, pero el que nos reunía en esta ocasión era el segundo de sus trabajos.

- Sigo diciendo que ese Euristeo es un idiota, si de por mi fuera, ya lo hubiera borrado de la faz de la Tierra – exclamaba Asóuka quien iba al lado del héroe mitológico, así como el sobrino de este, Yolao.

- Da igual, si hago esto es porque me quiero redimir.

- Me sorprende que hagan ese tipo de cosas, pero bueno, al final cada quien con su vida – llegaron a la zona en donde se realizaría la segunda tarea de Hércules la cual consistía en acabar con el monstruo de la Hidra de Lerna.

La tarea debía ser realizada solo por el hijo de Zeus, aunque esto no impediría que tuviera algo de ayuda por parte de su sobrino y de su amiga demonio.

A pesar de eso, había alguien que no quería que Hércules completara este trabajo.

- Ese cosmos… sé que anda esa perra por acá – susurró la reina de los demonios sintiendo la energía cósmica de nada más que la reina del Olimpo, Hera.

- ¿Ocurre algo?

- Tengan cuidado, sé que algo feo anda por acá – y vaya que la rubia tenía toda la razón ya que de la nada, aparecieron varios cangrejos de gran tamaño los cuales fueron a los pies del héroe, así como los de la demonio.

- ¿Qué son estos animales?

- (Putos cangrejos, lárguense de mi vista) – usando su cola, los crustáceos fueron destruidos de poco en poco, lo mismo hizo Hércules el cual sintió la mordida del más grande de ellos.

- Estorban.

- Ten cuidado, ese es Carcinos – a pesar de eso, Hércules no le prestó atención a eso y aplastó con fuerza al crustáceo, acabando con su vida.

Al final, Hércules junto con sus dos amigos, lograron vencer sin problemas a la Hidra de Lerna, pero no lo que no sabían es que Hera, tomaría al cangrejo y lo elevaría al cielo volviéndolo una constelación.

La constelación de Cáncer.

Pero este no sería el fin del dichoso signo.

Un hombre apareció y no solo eso, sino que era alguien muy fuerte, este respondía al nombre de Eneas.

Era alguien que luchó en la famosa guerra de Troya, defendiendo a los troyanos en contra de los pueblos griegos que iban hacia ellos.

A pesar de que era poderoso, así como alguien que gozaba de la simpatía de los dioses, más al ser hijo de Afrodita, tenía algunas ventajas, pero esto no fue suficiente.

Troya cayó y esto obligó al famoso héroe a huir de esas tierras junto con su familia, siendo que su anciano padre iba en su espalda.

A pesar de la derrota de Troya y de la huida de Eneas, los dioses le prometieron que tendría un gran destino a pesar de todo.

La demonio Asóuka miraba todo esto ya que le llamó la atención todo el rollo de la Guerra de Troya, además de que notaba como Hera iba a hacerle muchas cosas al sujeto.

La esposa de Eneas murió en el camino, por lo que llegando a su destino, su padre poco a poco se iba apagando debido a su edad.

El padre de Eneas, Anquises, fue alguien muy afortunado ya que este hombre, que era un príncipe cuando conoció al amor de su vida, Afrodita, quien, bajo forma humana, se le unió en el monte Ida mientras apacentaba unos rebaños, unión de la que nació Eneas. Al despertarse después de haber dormido con Afrodita, osó mirarla, y fue tal su admiración ante la diosa que desde entonces su virilidad quedó anulada, completamente destruida, pues tras haber visto a la diosa en su plena desnudez, no sería ya capaz de fijarse ni de amar a ninguna mortal.

A pesar de eso, el hombre ya en sus muchos años, no pudo llegar a la ciudad siciliana de Drépano y al final, terminó siendo enterrado ahí.

La reina de los demonios bajó para ver como Eneas, quien se había establecido en un pueblo italiano. Este se notaba decaído a pesar de su gran historial como guerrero indomable.

- Vaya, parece que alguien no está de humor – la peli blanca decía.

- Tu eres Asóuka ¿no es así? He escuchado de ti.

- Pues qué bueno que sepas de mí, soy famosa – río la chica – pero dime, ¿Por qué te encuentras así?

- La verdad… es que deseo ver a mi padre una vez más.

- ¿Tu padre? Oh, era Anquises ¿no? – Eneas asintió – escuché que se acostó con Afrodita, pero bueno, eres su hijo al final.

- Quiero ir a verlo una vez más, despedirme de él de forma adecuada.

- Si sabes que entrar al Inframundo es jodido, no cualquiera puede hacerlo y acabarías atrapado en vida en los territorios de Hades.

- No me importa… ¡quiero ir al Inframundo a ver a mi padre! – la decisión de Eneas fue inamovible y Asóuka lo podía notar.

Al final, el guerrero buscó una entrada al Inframundo y ahí fue donde la demonio recordó una forma de ir y fue el hogar del fallecido monstruo Carcinos.

Resultaba que Carcinos vivía sobre una entrada al reino de Hades, en donde pocos seres vivos podían estar por las condiciones, ahora, tenían esa opción.

Junto con la demonio peli blanca, llegaron al Yomotsu en donde Eneas pudo encontrar la gran fila de fallecidos que iban hacia su descanso o lo que se decía.

Sin perder tiempo, los dos llegaron al enorme agujero en donde las almas se lanzaban, pero Eneas no iba a bacilar y saltó para ir hacia el Inframundo, a pesar de que eso lo fuera a matar.

- Padre… no dejaré que la muerte me haga evitar que te encuentre… ¡no me importa eso! – para sorpresa de este, Eneas despertó sin darse cuenta un sentido el cual pocos podían experimentar.

El Arayashiki u Octavo Sentido.

El guerrero apareció en el mundo de los muertos, se sorprendió incluso que no le hubiera pasado nada.

- Has despertado el sentido el cual te hace ir hacia el mundo de los muertos sin ningún problema – Asóuka decía llegando a su lado – felicidades, son poquísimas las personas que hacen eso.

- ¿Un sentido del mundo de los muertos?

- No te preocupes, lo sabrás con el tiempo, pero por el momento, tenemos que pasar por el río Estigia.

Llegando con el barquero, este como siempre hizo exigencia del pago para pasar por su barco, cosa que al final hicieron gracias a la demonio quien sacó dos monedas de oro dándoselas a Charon.

- No me gusta venir a este reino si te soy sincera.

- ¿Por qué?

- Es una larga historia – la rubia decía en un susurro recordando que el dios que gobernaba el Inframundo hizo algo muy malo con ella en un pasado.

El largo trayecto del río los llevó finalmente hacia el otro lado en donde desembarcaron para seguir su camino. Ni que decir que fue todo un escándalo ver a dos seres vivos en el mundo de los muertos.

- Así que este es el perro del dios Hades – susurró Eneas mirando como el famoso Cerbero iba hacia ellos con toda la intención de destruirlos.

- Vaya, que lindo perrito – Asóuka decía mientras solo usaba las alas de su espalda para volar lejos de la criatura, Eneas corrió tras la demonio huyendo también del animal.

Cabe decir que el Inframundo estaba creando de muchas prisiones en donde se castigaban a los humanos, no era como lo pintaban en donde iban a descansar, sino a sufrir todavía más por toda la eternidad.

Evitando a muchos tipos de espectros iban llegando casi a la zona en donde estaba el trono de Hades en donde serían atacados. Para la demonio no fue problema, para Eneas le tocó lo más difícil ya que fue atacado por un gran ejército de espectros, pero como el combatiente nato que era, logró acabarlos.

Y al final, llegaron al límite del Inframundo en donde había un gran muro delante de ellos el cual no los dejaba pasar.

- ¿Qué demonios es esto?

- Es el Muro de los Lamentos, lastimosamente creo que hasta llegas Eneas – Asóuka decía – al otro lado están los Campos Elíseos en donde puedes encontrar a tu padre.

- ¡Joder, todo este viaje para acá para nada! – gritó el guerrero, aunque sus palabras parecían ser respondidas cuando un objeto de color dorado voló hasta donde estaban ellos.

Tomó unos momentos hasta que el brillo bajó dando a ver que era. Era una armadura de color dorado la cual poseía forma de cangrejo y sin más, fue hacia el cuerpo de Eneas envolviéndolo.

- ¿Y esto?

- Esa Athena… a veces no la entiendo – Asóuka decía, pero al final solo dejó a un lado – has sido elegido como un Caballero Dorado y esa armadura por lo que vi tenía la forma de un cangrejo.

- ¿Un Caballero Dorado? – Eneas no entendía del todo eso, pero sentía un cosmos extraño y así fue como el deseo de ver a su padre de nuevo, hizo que este lograra hacer algo fuera de lo común.

De sus manos salieron unas ondas las cuales trajeron de detrás del Muro de los Lamentos el alma de su padre, Anquises.

- Hijo… ¿Qué haces aquí?

- Padre – Asóuka decidió darles espacio para que tuvieran su charla.

Y esto duró un buen momento hasta que vio a Eneas salir con una sonrisa, se notaba que se puso despedir de forma adecuada, además de saber que descansaría muy bien en los Elíseos y que a lo mejor, un día se reunirían.

- ¿Y cómo saldremos de aquí? – preguntó la demonio, aunque ella si sabía cómo irse, estaba poniendo a prueba al guerrero.

- Creo que con esta armadura podré hacerlo – el cosmos de Eneas se elevó y de sus dedos salieron ondas las cuales envolvieron los dos cuerpos y al final, terminaron volando de ahí hasta que regresaron al mundo terrenal.

- Lo logramos.

- Supongo que no me equivoqué en mandar esa armadura – la diosa Athena se presentó frente a Asóuka y Eneas.

- Vaya, no pensé que ayudarías a un troyano en esta travesía, eres interesante Athena – la demonio decía, aunque notó el sonrojo en la diosa de la guerra.

- C-Como sea… Eneas, necesito de un guerrero como tú que sea capaz de ir al Inframundo, así como ser el que tenga los poderes de la muerte – Athena señaló su armadura – a partir de ahora, serás Eneas de Cáncer, el Caballero que convive con la muerte.

- Me honra que me haya elegido para este papel.

- Sí, Athena es medio tonta, primero ayuda a que los troyanos caigan, ahora necesita uno – Asóuka solo rodó los ojos por todo eso.

Fin Flashback

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El viaje de Ángel finalizó y volvió a la Tierra en donde ya sus hijas estaban listas para ir al entierro del padre de su amiga.

- Su alma ya fue al Inframundo, pero bueno, solo Eneas sabría cómo regresar – pensaba la demonio mientras veían el entierro, así como saber que su alma iría hacia el cumulo de estrellas de la constelación de Cáncer.

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Continuará…